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✾•Personalidad [04]•


POV Seokjin

«clic, clic, clic»

—Doctor Kim, se le solicita en la oficina del director.

«clic, clic, clic»

—Doctor Kim, se le solicita en la oficina del director.

Aquel parlante me estaba llenando el hígado de piedritas, esa voz tan chillona era tan desesperante. El lapicero ni siquiera había funcionado a quitar mi terrible dolor de cabeza y eso me estaba llevando a una locura.

«Clic, clic»

Doctor Kim...

—¡YA CÁLLATE LA PUTA BOCA! —Tire el archivo que tenía en aquel escritorio dentro de la oficina.

Observando cómo las hojas y fotografías estaban ahora dispersas en todo el piso. Golpeé mis manos contra el escritorio tirando aire por la nariz cómo un toro, el lapicero se había partido por la mitad en algún momento.

Basura, es pura basura.

Tomé la mitad con punta, clavandolo en medio del espacio de mis dedos meñique y anular.

Mis ojos comenzaron a picar, y pronto la vista se me nubló. Dando fuertes caladas de aire comencé a respirar con más intensidad, un método para calmar mi frustración.

No pierdas el control Seokjin, no lo pierdas.
—Doctor Kim. —Sin girar a ver de quién se trataba, sabía perfectamente quién era.

¿Qué quieres?

—No quiero molestarlo, pero... El director lo llama.

—¿Ah sí? Pues dile que no quiero ver su estúpida cara ahora.

—¿Se encuentra bien? —Gire mi rostro, viendo por encima de mi hombro.

Su rostro palideció un poco, retrocediendo un paso a la vez. Ese chico, era un hostigador, pero debía admitir qué era el único compañero de trabajo, que soportaba mi humor de perros, y aunque lo tratase tan mal, él continuaba hablándome cómo si no pasará nada.

¿No escuchaste?

—Claro que escuche, pero no pienso decirle esa grosería al Mr. Peggy. —Cruzo sus brazos a la altura de su pecho, cubriendo el paso de la puerta.

Largate y déjame solo.

Me moví de mi lugar, para agacharme y comenzar a recoger las hojas esparcidas en el suelo.

Le ayudó ¿El viento le bolo todo? —No respondí. —Quizas el aire acondicionado estaba muy fuerte.

—... —Silencio por mi parte.

¿7 caras? ¡Oh, es Taehyung! —Frunci mi ceño, para levantar la mirada.

Cómo un impulso, arrebate la fotografía de sus manos, empujando su pecho y así provocando que cayera sentado al piso. Su mirada era de completa sorpresa, guarde rápidamente los archivos y las fotografías, aperchandolas de mal forma en la carpeta.

Olvidate que viste algo.

—Pero... Creí qué... Ese chico, no se sacaba fotografías.

—¡Dije que lo olvides! —Tomando con ambas manos aquella carpeta, me levanté para guardarla en el cajón del escritorio.

Echando llave y guardar está en el bolsillo de mi bata, Hoseok se levantó, sacudiendo su ropa y manos.

Puedo ser amable, y fingir estar de al pedo, pero usted. —Camino hasta golpear con su dedo mi pecho. —No me va a decir que deba o no ver.

—¿Y quién te crees tú? Mocoso entrometido, no sabes nada, y más te vale no meterte conmigo, ni mucho menos en mis asuntos.

—Me meto si yo quiero ¿Me escucho? Adolfo Hitler.

Giró sobre sus pies, caminando con firmeza hacia la puerta y desaparecer al doblar hacia la izquierda.

Doctor Kim, se le solicita en la oficina del director.

—Ya cállate de una puta vez. —Soltando un bufido, salí de la pequeña oficina y asquerosa que me habían dado, cerrando la puerta de un sopetón.

Estaba harto, harto de todo, de los doctores imbéciles que eran unos completos idiotas aquí, de las enfermeras que con sus sonrisas coquetas creían que me seducirian, del incompetente barrigón del director, de este estúpido hospital, harto de todo.

Apoye mi cuerpo dentro del ascensor, respirando un momento con tranquilidad. Mis manos buscaron, cómo acción automática, en los bolsillos de mi ropa, tratando de hallar aquel utensilio para escribir.

Maldita sea. —Nada, no tenía nada.

Golpeé mis dedos contra mi brazo, seguido de pie contra el piso. La desesperación, junto al estrés, llegó a mi cuerpo. Provocando un calor sofocante, picor en mi garganta, y un terrible hormigueo en mis dedos.

El cabello no es alimento, el cabello no es alimento, el cabello no es alimento.

Repetía una y otra vez, sintiendo cómo ese hormigueo en mis dedos, se convertía en una gran necesidad por tocar mi cabello y tirar de mechones de ahí.

—El cabello no es alimento, el cabello no es alimento.

Mordí mi lengua con fuerza, sacando un poco de sangre, provocándome un leve dolor para olvidarme de aquellos pensamientos.

El líquido rojo, con sabor metálico me dio asco, mi estómago se revolvió por aquella horrible sensación y sabor. Qué tuve que abrir las puertas en el nivel 9, saliendo de prisa de aquel lugar y buscar un baño con urgencia.

Saqué el pañuelo del bolsillo trasero de mi pantalón, llevándolo a mi boca para evitar escupir la sangre en el piso y ser culpable de un asqueroso accidente a mitad de aquel pasillo.

¿Se encuentra bien?

Y ahí estaba él, frente a mí. Viéndome de una manera tan curiosa y preocupada a la vez. Su cabello había crecido un poco, haciendo que el flequillo rozará sus ojos, formando pequeños rulos, su mullet había crecido en volúmen, dejando ver unos cabellos rebeldes.

Ladeó su cabeza hacia la izquierda, buscando mi mirada.

Esta muy pálido ¿Es un vampiro?

Simplemente pude negar, porque si abría la boca, seguramente tiraría la sangre combinada con vómito.

¿Es mudo? —Volvi a negar. —¿Por qué no me responde?

Cerré mis ojos, lamentando mucho tener que ignorarlo, aparte la mirada, continuando con mi camino y pasar a un lado de su cuerpo.

Me reproche así mismo por tener que hacer aquello, mis pasos se volvieron en trotes, hasta crear una carrera en dirección hacia los baños, empuje la puerta con mi hombro, entrando al primer retrete que vi.

Asqueroso, era demasiado asqueroso vomitar. Sentí una nueva arcada, acompañada de un ardor en el estómago, sentía cómo si mi intestino se pegará entre sus paredes, haciendo que cayera de rodillas al suelo, sujetandome del sucio retrete.

Solamente para no caer por completo en el lugar.

¿Está bien? —Lo ignoré.

Dio unos suaves golpecitos en la puerta, guardando silencio. Eche la última guacalada al retrete, tirando de la palanca y limpiar mis labios con el pañuelo.

Me dejé caer en el piso, apoyando mi espalda contra la madera de una de las paredes del cubículo.

Por curiosidad, llevé mi mirada entre el espacio de la puerta y el piso, sintiendo un tirón en mi pecho por el susto.

¿Me dirá que tiene?

Me pregunto con sus brazos cruzados y su mentón apoyado en ellos. El chico se había recostado de panza al suelo, asomando sus narices por aquel espacio.

¿Qué haces ahí? ¿No te enseñaron a respetar la privacidad?

—Bien, pero lamentablemente nunca respetaron la mía.

—¿Ah sí? Y por ello decides invadir la de otros. —Él asintió mientras cerraba sus ojos y arrugaba su nariz. —Voy a salir.

—Claro. —Un chirrido dio en el piso, me levanté un poco mareado, empujando la puerta hacia afuera con cuidado.

Lo vi apoyado en los lavamanos, jugando a subir y bajar del pedazo de mármol.

¿Tienes permiso de estar fuera de tu habitación? —Verti jabón en mis manos para comenzar a lavar entre mis dedos.

No, pero mi médico aún no llega y me aburrí de esperar.

—¿Ah sí? ¿Y quién es tú médico? —La espuma cayó de mis manos, quedando únicamente el líquido transparente mezclándose con el color de mi piel.

No lo conozco.

—¿No? —Nego girándose para quedar frente al espejo, se apoyó del lavamanos subiéndose un poco y pegar su nariz contra su reflejo.

No, sólo he escuchado de él, pero no sé quién es.

Tomé una toalla de papel para secar mis manos, abría y cerraba su boca, torcía sus ojos hacia el medio mientras su reflejo hacia lo mismo.

¿Y quién eres? Quizás conozca a tu doctor. —Giro su rostro a mi dirección, con una expresión divertida.

Soy Thiago.

—¿Thiago? ¿Te llamas Santiago? —Arrugo su nariz, apresurandose a negar.

No, sólo Thiago.

—Bien Thiago, tengo entendido que tú verdadero nombre es Kim Taehyung ¿Me equivoco? —Arrugue el papel, tirándolo al bote de basura.

Sus ojos estaban abiertos cómo dos platos, abría y cerraba su boca tratando de buscar las palabras correctas. Pero así cómo su asombro llegó, el enojo llegó a la misma velocidad.

Frunciendo su ceño camino hasta mí, cruzando un brazo sobre mi garganta mientras hacía presión, del bolsillo de su pantalón saco un lápiz, dejando la punta a una distancia demasiado corta de mi ojo.

Vuelva a decir aquello, y éste lápiz va a ir directo a su ojo.

¿Por qué? ¿Te molesta?

—Si, porque ese no es mi nombre. —Me atreví a sujetar su temblorosa mano.

Mi expediente dice otra cosa, Taehyung. —Su mirada estudio mi rostro, castañeando sus dientes a la vez que sus ojos se cristalizaban. —¿No vas a clavar el lápiz en mi ojo? Taehyung.

—Lo quiero hacer... —Mordio su labio con tanta fuerza, que el líquido sangre comenzó a brotar lentamente. —Pero no puedo, no puedo hacerlo.

Alejo su brazo de mi cuello, a la vez que se soltaba de mi agarre y soltaba el lápiz, dejándolo caer en el piso.

¿Te acobardaste?

—Callese, es sólo porque... —Cerro sus ojos, girando su rostro y soltando el aire de sus pulmones con gran frustración. —V no quiere que le haga nada.

—¿V? —Por inercia tomé sus hombros, sacudiendo su cuerpo. Aquello me había tomado por sorpresa, haciendo que mi mente se inundará por la única vez que lo había conocido. —Quiero hablar con él, dile que quiero hablar con él una vez más.

Mi corazón se aceleraba con cada segundo que el silencio crecía, la desesperación del querer una respuesta por su parte, la necesidad que sentía de hablar con él, de volver a ver aquel rostro que expresaba completa tranquilidad pero a la vez tanta tristeza.

No se de que habla, suelteme. Me lástima.

—¡Quiero hablar con V! —Mi voz salió tan desesperada, asustando al chico frente a mis ojos.

Sus ojos dejaron salir aquellas lágrimas que habían llenado sus ojos anteriormente, su labio tembló un poco y entonces caí en cuentas que mi agarre lo estaba lastimando, y más que un dolor físico, lo estaba lastimando sentimentalmente.

Sólo estoy yo, Thiago...

—Lo siento... Yo... —¿Qué se supone qué debía de decir? La atmósfera estaba tan incómoda. —Empecemos de nuevo ¿Está bien?

Asintió restregando sus ojos con los puños de aquel suéter blanco, tomé el lápiz del piso para guardarlo y estirar mi mano a dirección a la puerta.

—Vamos a tu habitación primero, y comencemos de cero ¿Te parece?

—¿Usted es mi doctor? —Pregunto un poco tímido. Arrugó la orilla de la prenda y comenzó a caminar despacio fuera del baño.

Si, por eso, vamos a tu habitación para poder conversar de mejor manera.

—No me hará nada ¿Verdad?

—No haré nada que tú no quieras Thiago.

Al escuchar mis palabras, su cuerpo se relajo un poco más, bajando sus hombros y caminar con más seguridad, sin apretar más los puños de sus manos.

Gracias Jin...

Fruncí mi ceño confundido al escuchar aquel susurro salir de sus labios ¿Había sido V? O quizás los recuerdos de las otras sesiones con sus personalidades se habían mezclado, haciendo que sin querer, supiera mi nombre y lo recordara vagamente.

Quizás era aquello.

—Ahora que estamos aquí, dime, Hoy ¿Quién eres?

—Thiago, ya lo había dicho. —Bufo molesto mientras viajaba de un lado a otro en la habitación, en algún momento creí que tal vez podría abrir un agujero en el piso.

Pero es requisito, no te molestes. —Escribi el nombre en la hoja, anotando a la vez las características que había optado. —Soy el doctor Kim Seokjin, el médico asignado a tu caso.

¿Cuál caso? —Detuve mi mano, para levantar la mirada y golpear el lapicero contra el tablero.

Porque que el estúpido lapicero era de tapón y eso no me servía en absoluto para controlar mi desesperación.

—A ver ¿Sabes por qué estás aquí en primer lugar? —Nego con su cabeza tomando asiento encima del colchón. —Estas aquí porque según tú informe y porque lo he comprobado, tienes trastorno de identidad disociativo, en resumen «Multiples personalidades.»

—¿Personalidades? Así cómo ¿Amigos imaginarios?

—Si lo entiendes de esa manera, digamos eso, pero en este caso, tú tienes 7 personalidades, contando a tu persona original, que es Taehyung.

—¡No!

—Aunque no te guste, es la verdad. Cada personalidad es una persona, actitud, carácter diferente, amigo, cómo quieras llamarlo, que sale sin que seas consciente de ello, pero en algunos casos, cómo el tuyo, si eres consciente de la existencia de Tae, Vante, V, Taehyung, contigo serían 5, dime ¿Conoces a los otros dos?

Apoye el tablero en mis piernas, inclinandome un poco hacia adelante, logrando conectar miradas.

¿Qué pasa Thiago? ¿El gato te comió la lengua?

—N-no sé que habla. —Bajo un pie de la cama, desviando la mirada con claro nerviosismo.

Ahora finjes demencia, bien, entonces sigue pudriendote en éste lugar hasta que mueras.

Tomé el lapicero de vuelta firmando el formulario para después levantarme de la silla y guardar el tablero bajo mi brazo.

Nos vemos Thiago. —Gire la perilla de la puerta, colocando el primer pie fuera de la habitación.

—¡Espere!

—¿Algo qué decirme? —Mordio su labio asintiendo, volviendo acomodar su cuerpo encima de la cama. —Bien, soy todo oídos.

Regresé a la silla, apoyando una vez más mi espalda en el respaldo de está.

Sus nombres son Teo y Karl. —Di la vuelta a la hoja, buscando aquellos nombres, pero en ninguno de los registros y anotaciones tanto por mi parte cómo las del anterior doctor había algo sobre aquellos nombres, ni siquiera de Thiago.

¿Es tu primera vez en el exterior?

—No, bueno si, dentro de éste hospital si... La última vez que salí, estaba en una comisaría.

—¿Tú sabes lo qué pasó para qué estés aquí?

—No, y no me gusta estar aquí, quiero irme a casa, estar con mis amigos, en mi habitación, usar mi ropa, comer golosinas y hamburguesas.

Encogió sus piernas a la altura de su pecho, abrazando a la vez que escondía su rostro en ellas. Los sollozos llenaron el silencio de la habitación.

Tengo miedo, yo nunca hice nada, todo ha sido culpa de Karl, Teo sólo se deja manejar por él, porque es el más débil de todos, ni siquiera Tae que es el más noble, Karl pudo controlarlo.

—¿Qué tratas de decir?

—Que Karl es el culpable de todo, todo fue idea de él ¡Taehyung no quería ésto, él sólo quería que todo terminará para él, pero no terminar en este lugar!

—Thiago, necesito que seas más claro, necesito saber qué pasó la última vez que estuviste fuera de este lugar.

Jale la silla más cerca de la cama, llevando mi mano a su cabello, para dejar suaves caricias y tratar que el llanto disminuyera, el hipido constante interrumpía su voz.

¿Quieres agua? ¿Quieres salir de aquí? A V pude sacarlo, puedo hacer lo mismo contigo ¿Quieres?

—Quiero ir a casa.

Levantó la mirada con los ojos rojizos por el llanto, los rizos de su cabello se habían pegado entre sus párpados, con mi dedo, aparte los cabellos para poder limpiar las lágrimas.

Te prometo que te llevaré a casa, pero necesito que me ayudes a sacarte de aquí.

—¿Cómo?

—Necesito toda la verdad, y si demuestro que el tratamiento al que te someta, te ayuda, entonces te dejarán libre.

—¿Libre?

Sus ojitos brillaron al escuchar aquellas palabras, paso con rudeza el brazo entre sus ojos para secar sus lágrimas.

—¿Qué dices? ¿Me ayudarás? —Con una pequeña sonrisa en sus labios, y su nariz colorada asintió de acuerdo conmigo.

Estaba entrando a un lugar sin salida, lo sabía, el ayudarlo, significaba el perderme a mi mismo, pero, lo peor fue perdernos a ambos, y aquellas luchas por ayudarlo.

Tan sólo fueron en vano...

Entre una vez más al hospital, saludando al policía de guardia de ese turno. Su expresión fue de completa sorpresa, subí las escaleras, llevando en mi mano aquella bolsa de cartón, la cuál con cada paso que daba, soltaba el aroma a pan caliente, con carne y queso.

Doctor Kim.

Giré sobre mis pies, encontrándome con la persona más grotesca del mundo, el director venía caminando a paso lento, aunque sus piernas se movían de manera graciosa al tener que aguantar aquel peso y aún así, eran obligadas a moverse a un ritmo, más apresurado del que podrían soportar.

Parece que sufre de sordera ¿No? —Soltó una risa, según él su chiste había sido graciosoLo llame varias veces para que fuera a mi oficina.

No tengo tiempo para perderlo con sus estupideces. —Continuando con mi camino, di tres pasos que para él, claramente eran como diez. 

Por favor espere doctor Kim. —Rodee mis ojos con fastidio, comenzando a molestarme por su constante insistencia y hacerme perder el tiempo.

¿Qué quiere? —Tiró de mi brazo, haciendo que la vena en mi frente se exaltara, apreté el papel de la bolsa, arrugando esta. —Llevo prisa ¿Podría dejarme ir?

Necesito su reporte

¿Ahora si lo quiere? Pues lea mis labios "No", ahora si me disculpa, tengo asuntos más importantes que atender.

Mordí mi lengua a la vez que me alejaba de aquel lugar, quería irme de aquí, aunque si quisiera podría pero no lo dejaría aquí, si era necesario sacarlo a escondidas lo haría.

«Bingo», la caminata la volví una carrera entre los pasillos hasta llegar a las escaleras y comenzar a subir de dos o tres escalones a la vez ¿Por qué no se me había ocurrido eso? Taehyung estaba bien, él lo estaba, pero éste lugar era el que lo volvía loco.

¿Quién no se volvería loco cuándo le quitan su libertad?

V, cumpliré tu sueño, si te libero ¿Volveremos a vernos?

Con el pecho agitado y la bolsa más arrugada en mi mano, llegue al último escalón. El pasillo estaba en total silencio, algunos pacientes estaban afuera paseando pero cada uno se encontraba en su mundo.

¿Doctor Kim?

Quitando el sudor de mi frente con mi brazo, busque con la mirada al pequeño Thiago, se levantó del piso un poco torpe hasta lograrlo, camino a mi dirección, resonando sus pies descalzos en el pasillo.

¿Está bien?

—¿Tú lo estás? —Ladeo su cabeza confundido, levanté la bolsa de cartón frente a su rostro, agitandola suavemente hacia los lados. —¿Hace cuánto comiste McDonald's?

—Doctor... —Sus ojos se llenaron de agua salada, haciendo que sus ojos se vieran acuosos.

Nos iremos de aquí.

—¿Cómo? —Con timidez tomó la bolsa, abriendo un poco y echando una ojeada dentro.

Te sacaré de aquí en tres días, serás libre Thiago ¿Quieres?

—¿Habla en serio? —La bolsa con comida paso a ser segundo plan cuándo levantó su mirada, buscando mis ojos. —¿Lo hará?

—Por cada uno.

—Doctor Kim. —Aquellas lágrimas salieron dando un recorrido por sus mejillas, hasta quedarse unos segundos aferradas en su mentón.

Dejando caer la bolsa de comida en el piso, dio un paso hacía mi, levantando sus brazos temblorosos hasta llevarlos al rededor de mi torso y abrazar mi espalda, sus cabellos hacían cosquillas en mi nariz y su aliento caricias en mi cuello.

Gracias, en verdad muchas gracias doctor Kim.

Asentí en silenció, tragando aquel nudo que me molestaba en mi garganta, haría lo correcto, lo sabía, estaba haciendo lo correcto. Rodeé su espalda y sujetando su cabeza, hundí mis dedos en los rizos de su cabello, increíblemente tenían una suavidad agradable para mi, su cuerpo temblaba por el sollozo y quizás por el huracán de emociones que su corazón estaba sintiendo.

O quizás, el huracán lo estaba sufriendo yo, al sentir un cosquilleo en mi pecho y el ardor a la vez.

Siempre fui fiel a mis ideales, a mi propio criterio, y ni el director, ni nadie, me diría que ésto era incorrecto. Porque vamos

¿Cuándo hice lo correcto según ellos? Nunca, porque siempre hice lo correcto para mí.

El aire que entraba por la ventana de aquella habitación, jugaba con los mechones de su flequillo, provocando cosquillas en sus ojos cerrados.

Pino y limón era el aroma que el piso desprendía, adormeciendo sus sentidos y relajando por completo su cuerpo. Aquel aroma había sustituido su viejo hábito, sin lugar a dudas esté método era mejor para él.

—¿Qué pasó después?

—Mi total fracaso... Sin abrir sus ojos, podía saber que aquellos ojos avellanados estaban puestos en él.

—¿Te perdiste a ti mismo?

—Y lo perdí a él...

«Las personas necesitan un poco de locura, de otro modo, nunca se atreven a cortar la soga y liberarse.»

—Nikos Kazantzakis.

Capítulo dedicado a:
santiago2003z
La espera termino para ti, la historia a partir de hoy será actualizada. ✌️

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A partir de éste capítulo, el orden de las personalidades restantes va a cambiar, el orden fue debido con forme cada personalidad salía.

Pero, a partir del siguiente capítulo será diferente el orden, y ya sabrán el porque. Me disculpó con todos los lectores de la historia, por haberla abandonado casi 5 meses, pero ahora me enfocaré en actualizarla y concluirla. ♥

Cuídense mucho por favor, laven sus manos en cada momento, si en tu país, el presidente u hospitales, recomienda que no salgas de casa, haz caso, no te expongas al coronavirus, toma tus precauciones y lo más importante, guardar la calma.


Publicado:
16/03/2020

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