Epílogo
POV Seokjin
La luz que se colaba entre las cortinas de aquella ventana, chocó sin ninguna discreción sobre mis parpados, sintiéndose cómo una bofetada en lugar de una caricia. Abrí de golpe los ojos, cubriendo con mi mano los molestos rayos del sol.
Entre gruñidos, levanté mis pies, pateando sin delicadeza las sabanas blancas que cubrían mis piernas. Restregué sin ningún cuidado mis dedos sobre mis ojos. Quitando las lagañas del sueño.
Soltando un suspiro, levanté mi espalda de aquellos molestos resortes que sobresalían de la cama, clavándose en mi cuerpo, haciendo que lograra descansar por completo. Maldiciendo el nuevo día, baje mis piernas tocando el frío piso con mis pies descalzos, fruncí mi ceño viendo confundido el piso.
La puerta de la habitación se abrió de repente dejando a la vista una chica delgada, de cabello corto atado en una pequeña coleta.
—Buenos días Seokjin ¿Dormiste bien?
Me atreví a verla de pies a cabeza, examinando su vestimenta blanca, a excepción del suéter de lana amarilla, que cubría sus brazos, entre sus manos sujetaba una charola con lo que parecía ser el desayuno.
—¿Seokjin? —Ella preguntó con un tono suave.
—¿Quién eres? —No parecía confundida, al contrario. Camino hacía mi dejando la charola encima de la mesa de noche.
—Soy Jeongyeon, ahora, come tu desayuno. —Palmeo suavemente mi hombro, invitándome a tomar la comida. —Te haré compañía... Pero, si tu quieres podemos ir al jardín, eso te anima.
¿Animarme?
—¿Cómo? —Parpadeé confundido, estaba seguro que nunca en mi vida la había visto. —¿Jardín?
—Si, pero... Oh. —Sacó un móvil del bolsillo de su suéter, deslizando su dedo sobre la pantalla. —No se podrá el día de hoy, te dejare comer solo, debo ir a ver a otro paciente ahora.
—¿Otro paciente? —Asintió.
Guardó el móvil de vuelta en su suéter, caminando de regreso a la puerta y girar la perilla de la puerta blanca.
—Nos vemos Seokjin, recuerda que hoy vendrá el doctor In Yeon. —Y salió, despidiéndose con un leve movimiento de dedos.
Llevé la mirada a la charola, encontrando un plato con un emparedado cortado a la mitad, un vaso con jugo de naranja y cómo postre, un flan. Por otro lado, había un papel doblado por la mitad, lo tomé entre dos dedos, desdoblando la hoja.
«Hoy hace un buen clima, las margaritas amanecieron más bonitas que ayer. »
Devolví ala nota a la charola, tomando esta vez una mitad del emparedado, mi estomago gruñía por el hambre. Masticando el bocado, llevé la mirada a mi alrededor, observando las paredes blancas. Dentro de la habitación no había nada más que una silla en una esquina, la cama y la pequeña mesa de noche en el lado izquierdo de la cama.
Todo tan simple, justó cómo la habitación de aquel chico...
Tal cómo aquella chica había dicho, hacía un buen clima. El aire chiflaba cómodamente, haciendo que la luz del sol no fuera tan molesta. En aquel jardín habían más personas, no tan diferentes con mi vestimenta.
Aunque algunas parecían estar en su mundo, algunos estaban dando vueltas en su mismo eje, otros parecían hablar con alguien imaginario o en su peor caso, con las flores, cómo si estas pudieran responder en cualquier momento.
Sin embargo, entre aquellas personas quién llamo mi atención fue un chico rubio, que en apariencia parecía no ser mayor de los 20 años o quizás menos. Estaba sentando cerca de un árbol, apoyando su espalda contra el tronco, mientras en sus manos acariciaba una bola de pelos.
Una chica se acercó a él, tirando de su cabello, él no parecía hacer tan siquiera el intento por defenderse o detener los ataques de aquella chica, lo único que hacía era proteger a lo que tenia entre sus brazos, lentamente fui caminando hacía ellos, escuchando las quejas de la chica.
—Vamos, dámelo. —Dio un nuevo tirón del cabello.
—¡No! ¡Es mio!
—Niño tonto.
—Estúpida, vete. —Acurrucó mas sus brazos, apretujando ahora el gato reconocido entre sus brazos.
—Quiero al perro.
—¡Es un gato! ¡Ni siquiera sabes que animal es!
—¡Me importa un rábano, ahora dámelo!
La chica tiro de la cola del gato, haciendo que este saltará y diera un arañaso en el rostro del chico. El animal sin importarle el daño que había hecho, se fue corriendo del lugar cómo si nada.
—¡Mira lo que hiciste! —El chico se levantó furioso, lanzándose sobre ella, dando golpes a diestra y siniestra contra su rostro, mientras lloraba cómo un niño berrinchudo. —Maldita ¡Te odio, te odio, te odio!
Yo no sabía sabía que debía hacer, me había quedado congelado en mi lugar, siendo espectador de aquella pelea. Sujete mi cabeza al sentir un repentino mareo.
—«... Se volvía loco cuándo le quitaban el gato... »
Cómo si el reloj estuviera girando en retroceso, el sonido de las agujas golpeaba con fuerza dentro de mi cabeza, abría y cerraba mis ojos, tratando de enfocar la imagen frente a mi.
Alguien ajeno había logrado separarlos, pero aún así, el chico lanzaba manadas al aire, hasta que un hombre más corpulento que él, clavo una jeringa en su hombro.
—Hani, te hemos dicho que dejes de molestar a Jimin, ahora tendrás que pasar el resto del día en tu habitación hasta mañana.
—¡No, por favor no!
Otros dos hombres la arrastraron con rudeza por los brazos, la chica al pasar a mi lado, estiro una mano logrando jalar de mi brazo, pidiendo ayuda entre lagrimas.
—¡No dejes que me lleven! ¡Haz algo! —¿Pero qué se suponía que debía hacer?
—Déjalo Hani, date prisa y camina también.
—¡No!
Sus gritos se fueron alejando hasta desaparecer por completo del lugar, caí de rodillas sobre el césped cubriendo mi nariz.
—Lleven a Jimin a su habitación, llamaremos al doctor Lee.
Alguien se acercó a mi, posando una mano en mi espalda.
—¿Estás bien? —Asentí un poco mareado. —Estás sangrando, ven.
Me ayudó a levantarme, caminando a mi lado hasta entrar de nuevo aquel edificio helado, entramos a una habitación lo que parecía ser una enfermería, sin ningún indicio de abuso, tomó mis manos para pasar un cincho de cuero sobre mis muñecas, enganchando una cadena de que sobresalía de los barrotes de metal de la camilla, empujo mi cuerpo por mis hombros, dejando mi cuerpo sentando en una silla.
—¿Te lastimaron? —Negué.
El chico colocó una toalla mojada en mi nariz, limpiando la sangre que seguía escurriendo de esta, ni siquiera me había dado cuenta que en aquel momento, mi nariz sangraba.
—Parece que la pelea de Hani y Jimin te impresiono ¿No es así? —Asentí débilmente. —Siempre pasa, parece que no toleras las peleas.
—¿Siempre? —Él asintió, limpiando ahora con un hisopo alrededor de mis fosas nasales. —No entiendo.
—Tranquilo, ya vendrá el doctor In Yeon pronto, él siempre sabe cómo explicarte Seokjin.
—Pero... —¿Doctor? Había un error, porque yo no conocía a tal sujeto, y lo ultimo que recordaba era haber estado en una oficina.
Siendo yo el doctor, estaba seguro ¿Esto era una clase de broma? No lo sabía, todo parecía normal pero a la vez se sentía que estaba en el lugar equivocado, lo peor era que no podía recordar nada más ¡Estaba en blanco!
—Listo, la sangre se detuvo. Ahora, vamos a la sala de descanso, ahí estará el doctor.
Aún sin entender asentí, dejando que aquel chico liberará mis manos y con cuidado sujeto mi brazo, llevándome con él.
—¿Y bien? —Un sujeto mayor, con el pelo completamente blanco, su rostro tenía claras arrugas marcando que la edad ya había pasado sobre él, con las manos cruzadas sobre la mesa, estaba sentado frente a mi.
Parecía ser que él era el doctor In Yeon, lamentablemente no recordaba su rostro en lo más mínimo.
—¿Volviste a borrar tus recuerdos?
—No sé de que esta hablando, no recuerdo nada. —El doctor In Yeon asintió sacando de su maletín, lo que parecía ser un cuaderno lo suficiente gastado y unas cuantas carpetas. —¿Eso qué es?
—Tus recuerdos, no es la primera vez que esto pasa.
Fruncí mi ceño ¿No era la primera vez? El doctor abrió el cuaderno buscando alguna parte en especifico.
—«... Está situación me parece absurda, tener que viajar de Corea a Inglaterra sólo para cuidar de un niño que tiene problemas de amigos imaginarios ¿A caso no podían manejarlo?... » ¿Te suena?
Desvié la mirada hacía el cuaderno siendo curioso de que era lo que exactamente decía ahí, sus manos arrugadas sujetaban aquel objeto.
—Puede... ¿Seguir leyendo? —Asintió, pasando a otra parte del cuaderno.
—«... Cualquier persona que volviera loca estando encerrado en este lugar, pero Taehyung no lo es taba, él sólo necesitaba alguien que le devolviera sus alas... »
Taehyung... Taehyung... El doctor IN Yeon me vio de forma tranquila, sin tener alguna respuesta, continuó leyendo otra parte.
—«... Entonces Taehyung solía esperarme en su habitación, esperando mi llegada con una sonrisa...»
—Taehyung... —Volví a sujetar mi cabeza, pegando mi frente en la mesa, aquel nombre retumbaba en mi cabeza.
—«... No me iba de éste lugar, por Tae, Vante, V, Thiago y principalmente por Taehyung, no podía dejarlo en éste lugar...»
—Taehyung... Lo creían loco. —Levanté la cabeza, tratando de enfocar mi atención en el rostro cansado del doctor.
—«... La pequeña remolacha podía ser molesta en ocasiones, pero era el único que podría ayudarme, por eso, si era necesario rogarle...»
Lo recordaba.
—¡Hoseok, Jung Hoseok!
El doctor In Yeon detuvo su lectura, acomodando sus anteojos, agite mi cabeza tratando de que aquella ola de imagines cómo pieza de Tetris.
—¿Lo recuerdas? —Asentí aún con mi cabeza entre mis manos.
Podía recordar un rostro, con un cabello teñido de un llamativo rojo, su sonrisa tenía una peculiar forma de corazón adornando sus mejillas con pequeños hoyuelos.
—¿Dónde está? —Golpeé la mesa con una mano, levantando de golpe mi cuerpo de aquella silla plástica. —¡Dónde está Hoseok! Y, y, y ¡Namjoon! Él era mi amigo, mi compañero de trabajo también.
—Hoseok y Namjoon están bien, Hoseok es maestro y Namjoon es un ingeniero.
—No, ellos, ellos trabajaban en el hospital. —¿Cómo podían estar en diferentes lugares?
—Seokjin. —El doctor hablo serenamente, reflejando en su rostro completa seriedad.
—Y Taehyung... ¿Qué pasó con él? —Al cerrar mis ojos, podía visualizar su rostro demacrado, manchado por sangre, mientras mis brazos sujetaban su cuerpo ya frío. —Murió... ¡Lo mataron! ¡Ese bastardo lo mato!
El doctor In Yeon negó suavemente, tomando esta vez una de las carpetas, abrió una celeste, deslizando está en mi dirección.
—Taehyung está vivo.
¿Vivo? Eso no podía ser posible, él, él había muerto en mis brazos gracias a una bala que había dado en su espalda y posiblemente perforó un pulmón.
—Seokjin, escucha ¿Ves ésto? —Me acerque a la mesa, volviendo a tomar asiento y tocar con mis dedos aquella hoja.
Ésto debía ser una broma o un sueño, aquella hoja describía información, información que no estaba en su expediente, todo parecía diferente, estaba diferente. La fotografía que estaba adjuntada con un clip en una esquina, mostraba una cabellera rubia platinada, mientras su rostro era adornado por una sonrisa deslumbrante.
—Pero...
—Taehyung, él ha vivido una vida normal y tranquila, no ha sufrido ningún abuso cómo tú has jurado todo esté tiempo. Él vive ha vivido al lado de sus padres, quiénes lo han apoyado en su carrera artística.
—¿Cómo?
—Tiene una carrera cómo solista. —Abrí mi boca, boqueando cómo un pez al buscar las palabras correctas. —Puedes ver las demás fotografías, su carrera comenzó en el 2016 cuándo un cazatalentos lo descubrió por casualidad en la boda del hijo del jefe de su padre.
Todo ésto parecía tan irreal, sacado de algún libro de fantasía ¿Cómo era posible qué Taehyung fuera un solista? Si él... Cada fotografía parecía haber sido tomada en diferentes lugares.
—Dijo que vivía con sus padres ¿No?
—Si, aún vive con ellos a pesar de ser famoso. —Las fotografías estaban ahora esparcidas por la mesa. —Su padre... El nombre de su padre ¿Cuál es?
—Min Yoongi. Lo conoces Seokjin. —¿Conocerlo? ¿En qué momento lo había conocido? Fruncí mi ceño al pasar la hoja de Taehyung, dejando las fotografías por un lado.
—¿Conozco a Min Yoongi? —Él asintió. —¿Cómo?
—Puedes preguntarle tú mismo.
—¿Cómo? —El doctor saco su teléfono de la bata, llamando a lo que parecía ser aquel sujeto recién nombrado.
No dijo nada más, tan sólo esperamos en silencio en aquella mesa esperando que aquel hombre llegará.
Después de lo que parecía haber sido una eternidad esperando, una tos falsa sonó tras mi espalda, dando pasos seguros un tipo de tez blanca y cabello negro peinado dejando su frente descubierta, tomó asiento en la otra silla que estaba en aquella mesa.
Lo seguía estudiando con la mirada, viendo su postura sería pero segura de si mismo, aquel traje negro se ajustaba a su cuerpo, haciendo que la camisa celeste sobresaltara con aquella corbata gris.
—¿Y usted quién es?
—Obviamente Min Yoongi.
—Entonces... ¿Nos conocemos desde antes?
Aquel hombre llamado Min Yoongi asintió sin apartar la mirada de mi. Tomó una de las fotografías elevando el papel a la altura de su rostro.
—También conoces a mi hijo, Taehyung.
—Claro que lo conozco, él era mi paciente, tenía el transtorno de identidad disociativo, me, me habían trasladado a Inglaterra para ayudarlo. —Aquel hombre negó de la manera más tranquila. —¿No?
Acomodó su cuerpo en la silla, ajustando el saco a la vez que carraspeaba.
—No Seokjin, para serte sincero, no es la primera vez que tenemos esta charla.
—¿Qué dice?
—Los doctores dicen que tu mente parece confundir la realidad con la fantasía.
—No, eso no es así ¡Yo sé que pasó eso! Taehyung, Taehyung él, él dijo que necesitaba ser libre, que alguien le había arrebatado sus alas a los, a los 12 años... ¡Por qué me dice que no es verdad!
—Seokjin, escucha. —Tiré de mi cabello sintiendo la frustración en mi sistema.
—No entiendo, yo era el doctor ¡Yo lo era!
—Nunca fue así Seokjin. —Él parecía tan seguro al decir aquello, comencé a ver a mi al rededor, estábamos solos a excepción de un guardia de seguridad en el marco de la puerta.
—No es verdad ¡Usted estaba muerto, Taehyung lo mato!
—El que esté vivo nuestra que te estoy diciendo la verdad, Seokjin, te estás equivocando.
—No.
—Si.
—No. —Volví a negar tirando de mi cabello, sintiendo mis ojos picar por las lágrimas reprimidas.
—Seokjin, escucha, antes que fueras encerrado en éste lugar, tú vivías en el centro de Seúl, nosotros éramos vecinos.
—¿Vecino? ¡Yo nunca lo he visto en mi vida! —Grité golpeando mis manos contra la mesa.
¿Es que a caso no lo entendía? Yo no sabía de él, y se supone que él debía estar muerto no sentado frente a mí o ¿Era un impostor?
—Taehyung siempre te vio, através de nuestra ventana.
—¿Taehyung? —Aparte mis manos de mi cabello, lanzando mi cuerpo hacia adelante y sujetar las manos de aquel hombre. —¿Él, usted lo salvó verdad? Por eso Taehyung está vivo...
—Yo no he salvado a nadie, aunque me hubiera gustado haberte podido ayudar, Taehyung muchas veces me dijo que algo te sucedía.
—¿A qué se refiere?
—Al principio cuándo te conocí, eras un chico bastante animado, solías corretear en el jardín, pero de un día a otro tú actitud había cambiado, dejaste de jugar en el jardín, las cosas en tu casa no parecían ir del todo bien, tu padre solía estar demasiado ocupado en su trabajo y tu madre decía que quizás él tenía otra familia.
—No recuerdo... Eso...
Min Yoongi se soltó de mi agarré, abriendo otra carpeta, deslizando está en mi dirección.
—Nadie se había dado cuenta, pero en tu escuela había un profesor extranjero, Ruso para ser exactos.
—Dylan... En realidad era de Suiza.
—Si, así se hacía llamar pero su nombre real era....
—Mike Evan Eliot Brown. —Terminé aquella oración. Abriendo mis ojos en sorpresa.
Porque aquel nombre, tenía un rostro, un rostro que quería olvidar y ahora sabía porque.
—Él... Él abuso... —Cubrí mi rostro entre mis manos, restregando con frustración. —Abuso de mi.
—Si. —Su voz sonó con tristeza, cómo si aquello hubiera sido su culpa.
Todo ésto era una pesadilla.
Tenía la mirada clavada en el techo, la sangre se había detenido hace 10 minutos, quite el papel de mi nariz observando cómo este se había dejado de manchar.
—¿Estás bien?
—Eso creo. —Dejé el papel sobre la mesa, viendo a cualquier punto que no fuera el rostro de aquel hombre.
—Esto pasa si mucho una vez al mes.
—¿Y viene cada mes?
—Si, el doctor In Yeon me contactó desde la primera vez que paso, él dice que tus recuerdos seguirán deteriorándose conforme el tiempo, hasta que llegue un momento en dónde olvidarás todo, aún si te contamos los sucesos.
—Claro que quisiera borrar recuerdos al tener semejantes pesadillas.
—Realmente fue lamentable lo que te paso Jin, tú mamá pareció ignorar aquello, tú padre se mantenía todo el tiempo ocupado en su trabajo que apenas y tenía tiempo para ti.
—Taehyung tenía la familia que yo deseaba.
Solté una sonrisa que me supo amargura al confesar aquellas palabras, me atreví a tomar el cuaderno que el doctor In Yeon estaba leyendo, pasando a las primeras hojas.
—Creí que está pesadilla era propiedad de alguien más.
—Especificamente de Taehyung. —Asentí.
Taehyung, lo recordaba ahora, recordaba un niño tímido, callado, en presencia de extraños, pero frente a sus padres era una chico bastante risueño y alegre.
Siempre observé cómo su casa tenía un ambiente hogareño, cálido, sus padres se preocupaban por él, el amor nunca le falto, era un buen niño, y excelente hijo, era lo contrario a mi vida, mi madre no se preocupaba lo suficiente por mí y papá, se mantenía ocupado gracias a su trabajo.
Por eso cuándo aquel sujeto fingió preocupación por mi, baje mi guardia hasta que se volvió añicos. Cuán equivocado estaba, aquella persona tan sólo era un monstruo disfrazado, quién se aprovechaba y reía de mi desgracia, quién se burlaba de mis gritos de auxilio, él sabía a la perfección que nadie llegaría ayudarme.
—Taehyung... ¿Él está bien?
—Lo está, está feliz, muy feliz.
—Eso es más que suficiente. —Esta vez, sonreí con sinceridad.
Por una gran parte, escuchar que él no había sufrido de ningún abuso y que había vivido una vida normal, me llenaba de bastante tranquilidad. Agradecía que aquellos «falsos» recuerdos tan sólo fueran momentos distorsionados por mi mente.
Debía admitir que aquella historia debí haberla inventado debido a que yo en algún momento rogué por ayuda y quería ser escuchado, quería que alguien me ayudará, si hubiese tenido un padre cómo el señor Min, estaba seguro que hubiera estado bien.
Aunque los recuerdos golpearan cómo olas salvajes contra mi mente, recordándome mis pesadillas, mis miedos, me alegraba de haber sido yo, me alegraba que el sufrimiento de Taehyung tan sólo fuera idea de mi imaginación, que aquellas miradas llenas de tristeza fueran mentira, podía sentirme feliz por saber que aquella imagen de su cuerpo inmóvil nunca existió, y que aquellos ojos nunca se cerraron para siempre.
Quizás las cosas podía sentirlas fuera de lugar o creer que está era alguna clase de realidad diferente, no lo sabía.
Pero si ese era el caso, lo aceptaba. Después de todo, según ellos, mi mente borraría mis recuerdos siendo incapaz de recuperarlos en algún momento.
Entonces cuándo ese día llegará, ese día sería dada mi libertad.
—Puedo pedirle un favor, señor Min.
Con una mirada curiosa asintió, arrastre mis ojos a la hoja del cuaderno, había llegado a la última página, leyendo aquellas palabras que había escrito.
Dónde deseaba que las cosas fueran de forma diferente, y lo eran despues de todo.
—¿Qué favor?
—Ya no venga. Nunca más.
El silencio se extendió por unos minutos, en dónde su mirada parecía confundida, pero después de todo él aceptó, poniéndose de pie y abrochar el botón de su saco.
—Adiós Seokjin.
Sin mirar atrás, desapareció después de cruzar las puertas del ascensor. Regresé la mirada al cuaderno, rozando mis dedos en aquellas letras plasmadas en sus hojas.
«...Mientras mecía su cuerpo ya frío entre mis brazos, lo único que mi corazón anhelaba y deseaba era que Taehyung pudiera encontrar su felicidad sea dónde ahora se encontrará.»
Tomé el cuaderno entre mis brazos, abrazándolo contra mi pecho.
—Vamos Seokjin, es hora que descanses.
Jeongyong se acercó a mí, enredando sus brazos en mi brazo, formando un pequeño candado. No dije nada y sólo me dejé llevar por ella de vuelta a mi habitación.
Cómo un pequeño niño, ella me recostó con cuidado en la cama, arropandome con la sábana de la cama hasta cubrir bajo mis brazos.
—Debes estar cansado, fue un largo día ¿No? —Asentí tras recibir su sonrisa dulce.
—Un poco.
—¿Quieres que te cuente una historia? —Sin saber porque, aquello no me pareció una idea tan mala. —Bien, cierra tus ojos e imagina cada palabra.
Sin protestar hice lo que ella me dijo, su voz sonaba tranquila, podía sentir cómo sus palabras parecían acariciar mis oídos.
Aprete más contra mi pecho aquel cuaderno, tratando de acompasar mi respiración al ritmo de la tranquilidad con la que el aire entraba en la habitación.
En algún momento había dejado de ponerle atención a sus palabras y lo único que rondaba mi cabeza era aquel pensamiento.
¿Y si el resultado de la felicidad de Taehyung era a costo de mi propia felicidad? Si así fuera el caso, entonces lo aceptaba.
Después de todo, estaba seguro que de alguna forma aquellos recuerdos fueron reales en algún lugar, pero no en éste.
Ahora estaba bien, después de todo mi mente quedaría completamente en blanco en algún momento, pero no importaba, no cuándo Taehyung ahora era feliz.
...
Puedo decir qué está historia queda concluida. Agradezco infinitamente todo aquel apoyo que me dieron desde un principio, por haber votado, comentado y darle la oportunidad de conocerla.
A pesar que está historia tenía el JinTae cómo pareja principal, no era precisamente una historia en dónde el final sería de color de rosa.
El spoiler que había dado era sobre que Seokjin iba a estar encerrado en un psiquiátrico, tal cómo lo había dicho, así está. También ésto va para quienes les haya parecido muy enredado el capítulo, Seokjin al desear que Taehyung logrará encontrar su felicidad ésto lo llevó a cambiar de lugares, he aquí el sacrificio de él. Pero la forma en que lo vean, es de cada uno, pueden verlo cómo cambio de vidas alternas, cómo una realidad falsa que la mente de Seokjin creó.
Sin más que decir, les doy nuevamente las GRACIAS por haber apoyado está historia desde principio hasta el final, debo decir que quede satisfecha con está historia, porque pude seguir el rumbo que quise desde un inicio.
Nos estaremos viendo pronto en los demás proyectos que tengo, hay varias historias en borradores que espero sacar por lo menos esté año, les agradece:
—Karen
Jefe Min ✌♥
Publicado:
05/07/2020
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