🚜Extras Showki (1)
Hola. Escribí estos extras en un arrebato en la madrugada xd. Son pequeñas anécdotas de la cotidianidad de la pareja.
No hay una línea temporal definida y no sea si todas sean congruentes, pero bueeeno, quizás luego las edite. Cada una no rebasa las 500 palabras, así que las junté aquí. Espero que las disfruten.
1. ☔ Lluvia
Kihyun amaba ver la lluvia caer sobre el patio de su casa. Recordaba las veces en que, de niño, se escapaba de la vigilancia de su madre para irse a empapar y jugar bajo la lluvia, y ella lo regañaba porque "no te vayas a resfriar, Kiki". Era lo mismo cuando más tarde lo reprendía por andar saltando sobre los charcos que dejaba a su paso los chaparrones.
Recordaba tener una sombrilla en forma de oso que amaba llevar a la escuela, y unas botas rojas de plástico que le cubrían sus piernitas.
Era esa sensación de libertad que lo embargaba cada vez que eso pasaba lo que más extrañaba.
Siendo ya adulto, esa fascinación no había aminorado, aunque ahora prefería estar dentro de casa y contemplar desde allí el fenómeno natural, con una taza caliente en mano y una cobija humana abrazándolo por detrás, entre un silencio sosegado y besos sabor a chocolate.
La lluvia de temporal también significaba fertilidad. La vegetación reverdece y los campos fructifican. Los campesinos se ponían contentos por ello y Hyunwoo sabía que, si llegaba a tiempo, habría buena cosecha.
Cuando era muy fuerte la lluvia, por lo regular Kihyun no iba a trabajar y se quedaba a avanzar con sus proyectos en su despacho.
Y era mucho mejor cuando Hyunwoo no iba al campo y se quedaba los dos en la cama, entre sábanas calentitas, y su esposo le prodigaba cariño a su fervoroso cuerpo mientras sus gemidos se entremezclaban con el repiqueteo constante de las gotas sobre el tejado.
Sí. Era definitivamente lo mejor de esos momentos. Un esposo amoroso en esa instantánea cotidiana con la lluvia como música de fondo.
2. 🎃 Calabaza
Cuando Yoo Kihyun vio cómo su esposo Son Hyunwoo le ponía una manta encima a su calabaza gigante, supo que su pareja había sobrepasado ciertos límites de la cordura.
Allí en su huerto la gran calabaza ocupaba un espacio grande, rodeando de los rábanos y los chiles. Hyunwoo se cercioraba cada día del tamaño y la salud de su protegida y le ponía agua religiosamente.
Definitivamente estaba obsesionado con ganar esa competencia de calabazas gigantes. Era ya el tercer año que participaba y desde que el año pasado el Sr. Do le había "robado" el primer lugar, había jurado la revancha.
Eso no se iba a quedar así. Este año, le aseguró a su esposo, el primer lugar sería para él. Kihyun sólo ponía los ojos en blanco y bufaba.
El día de la competencia llegó y fue bastante reñida. Se exhibieron calabazas de varios agricultores del pueblo, pero al final ni Do ni Son ganaron. Fue el Sr. Park, quien estuvo acompañado de su pareja, y se llevó el trofeo a su rancho.
Hyunwoo regresó a casa con su calabaza en brazos. Estuvo varias horas cabizbajo, suspirando por su desgracia y Kihyun no podía verlo así.
"Vamos, cariño. El próximo año será mejor", le dijo dándole un abrazo.
Con esas palabras, Hyunwoo se animó un poco más y planeó qué podría mejorar para la siguiente competencia.
La calabaza terminó en la cocina, siendo utilizada para postres y para un dulce que los dos disfrutaron.
3. 🐶 Hyunki
Hyunki odiaba los días de lluvia y mucho más cuando estaban cargados de rayos y centellas. Cuando eso pasaba, iba corriendo a esconderse debajo de la mesa de la cocina de sus dueños y no salía de allí hasta que amainara.
Lo que sí le encantaba era salir al patio y llenarse de lodo el cuerpo, revolcándose en los charcos dejados por la lluvia.
Regresaba a la casa todo sucio y Kihyun debía estar alerta cuando intentaba entrar así porque luego quedaban marcadas sus huellas en el suelo de madera.
Aunque debieran llevarlo al veterinario cada vez que comía algo extraño, y dañino para su salud, como esa vez que se comió el pedazo de pastel con fresas, o lo regañaban por escaparse a ver a sus "novias", era un perro muy querido.
El perro ya llevaba sus buenos años y ya no era tan enérgico como antaño, pero siempre sería el preferido, el predilecto de los Son.
4. 🥀 Plagas
Hubo una vez en que una plaga echó a perder la cosecha de naranjas de toda una temporada.
Hyunwoo estaba devastado y, por consiguiente, Kihyun también.
Fue un período difícil, que llenó de incertidumbre a la pequeña familia.
Esa cosecha era muy importante porque Hyunwoo ya la había asegurado para venderla a algunos socios con quienes tenía buenos tratos de compra-venta.
A pesar de que ellos entendieron el problema, eso no quitaba el hecho de que no hubo ninguna ganancia y se echara a perder el esfuerzo de meses.
Así como en esa ocasión, hubo otros momentos de miseria e incertidumbre, pero también hubo muchos de abundancia y fertilidad.
La clave, según Kihyun, era comprender cómo afrontar las dificultades y no quebrarse.
5. 🛏 El santuario sagrado
"Eso tenía que pasar tarde o temprano, capullito. Somos… enérgicos, y esta base ya lleva años aquí", le aseguró Hyunwoo a un atónito Kihyun al notar cómo éste se agachaba para ver la base de madera doblada a la mitad.
Estaban en pleno desenfreno amoroso, tan enfrascados en eso que no se percataron del ruido de madera al resquebrajarse y de un segundo a otro el colchón ya estaba en el suelo.
La base de madera de su cama se rompió, venciéndose después de ser partícipe de todos esos años de pasión, de rechinar bajo el peso de dos cuerpos en constante movimiento. Lo raro era que haya durado tanto.
Entre los dos sacaron la base al patio y decidieron dormir sobre el colchón hasta que compraran una base nueva.
—Serviste bien estos años, base de cama mía —expresó solemnemente Hyunwoo antes de afianzar el hacha en sus manos y, con golpes cerezos, reducir la estructura de madera en pedazos de leña que apilaría para más tarde.
Kihyun soltó un suspiro mientras veía cómo cacho a cacho se veía cercenada la que fuera la base de su santuario sagrado, la cama.
—Debemos ver la posibilidad de volver a utilizar los futones. O dormir sobre el colchón.
—O mejor comprar una base de hierro, más resistente, y de paso otro colchón. Creo que aguantarían mejor nuestro… entusiasmo cuando no estamos dormidos.
Kihyun sonrió con diversión. Estuvo de acuerdo con Hyunwoo. Tendrían que buscar un espacio para ir a comprarla a la ciudad.
A la semana siguiente, la base de madera ya había sido reducida a cenizas, y una base más resistente la había reemplazado.
Rechinaba de lo lindo.
Por muchos años más.
6. ⛲ Parque
Decidieron ir a comprar un helado en esa tarde de calor. Ya de regreso, caminando, pasaron por el parque de la ciudad y se detuvieron un rato
Kihyun se quedó viendo fijamente a los niños en el columpio.
Hyunwoo se preocupó.
¿Acaso ver a los niños le había generado cierta nostalgia o deseos de tener uno? Ese tema ya lo habían hablado anteriormente y habían decidido por mutuo acuerdo abstenerse de tener hijos que no fueran sus dos perros en casa, pero pudiera ser que…
Viéndole el semblante no podría determinar qué estaba pensando Kihyun. Su rostro mantenía un gesto neutral.
—Quiero subirme al columpio y quiero que me empujes como lo está haciendo esa señora con su hijo —expresó con ímpetu, volteando a verlo con un puchero.
Hyunwoo sonrió. Con que era eso. Sólo deseaba ser columpiado. Su esposo tenía alma de niño.
Estuvieron varios minutos allí, Kihyun balanceándose en el sillín y Hyunwoo empujándolo por detrás.
Luego de varios minutos, decidieron retomar su camino de regreso.
—Me encantan ese tipo de juegos. De niño mis padres no me sacaban mucho al parque. Se la pasaban ocupados trabajando.
—Podemos venir más seguido.
—Sí, eso me encantaría.
7. 🐝 Panal de abejas
Ninguno de los dos se había dado cuenta de que había un panal colgando de una rama del naranjo.
Fue Hyunki quien los alertó de su presencia cuando empezó a ladrar sin descanso cerca del árbol.
Kihyun fue el primero en asomarse qué es lo que lo había puesto tan frenético.
Detrás de él, Hyunwoo se quedó paralizado.
—Hyunwoo, ¿estás bien, cariño? —le preguntó al voltear a verlo.
—No me agradan las abejas —logró articular en un hilo de voz.
Kihyun supo entonces que su esposo le tenía pavor a esos insectos.
—Volvamos a la casa. Solucionaremos esto. Tendremos que hablarle a los Chae.
Los Chae era la familia de apicultores del pueblo, y solían encargarse de casos de ese tipo.
Hizo la llamada y a la media hora se presentó Chae Hyungwon, un joven alto y desgarbado que había llegado en bicicleta.
—Hola, Sr. Yoo.
—Hola, Hyungwon. ¿Y tu papá?
—Vine yo solo porque él tenía otro compromiso. No se preocupe, me podré hacer cargo de la situación. ¿Dónde está el panal?
Kihyun lo guió hasta el árbol y el muchacho le pidió una escalera para poder alcanzar la rama. Le dijo que se retirara mientras hacía la extracción del panal, el cual, por fortuna, no era tan grande.
Se puso su equipo de protección y a los pocos minutos había hecho su trabajo.
Se quitó el traje y metió cuidadosamente el panal en una caja especial de contención que traía detrás de su bicicleta.
—Ya está. Me llevaré el panal a mi casa y mi papá se hará cargo de él.
—No le harán daño a las abejas, ¿verdad? —preguntó Hyunwoo con preocupación.
Aún cuando les tenía pavor, sabía qué tan importantes eran las abejas para el campo.
—No, Sr. Son. Nos encargaremos de que estén bien. De eso no se preocupe.
—Gracias, Hyungwon. Te vamos a pagar por lo que hiciste.
—No. No es necesario, Sr. Yoo —negó con las manos enérgicamente.
—Pero te queremos recompensar de alguna forma…
—Bueno… si lo dice… hay algo que podrían hacer... ¿podrían llevarme con ustedes en su próximo viaje a Seúl?
—¿Quieres ir a Seúl con nosotros? No creo que te diviertas, sólo vamos a comprar nuestra despensa…
—Es que… —se había puesto sonrojado— Wonho me dijo que irán la semana siguiente y me gustaría visitarlo… y mi papá sólo me dará permiso si le digo que iré con ustedes.
—Entiendo —sonrió con diversión—. Claro. Te llevaremos con nosotros.
—¿Sí? ¡Gracias! Le pediré a mi padre que hable con usted. Me tengo que ir. ¡Que tengan un buen día!
—¿Ahora fungimos como chaperones? —exclamó Hyunwoo con sorna, viendo cómo el muchacho cruzaba el portón y se alejaba tendido en su bicicleta.
—No seas así, Hyunwoo. Esos chicos se lo merecen.
—Lo sé, pero eso no quita lo arriesgado de la situación. Si su papá se entera…
Kihyun se limitó a sonreírle y ponerse de puntillas para besarlo.
—Todo a su tiempo. Por ahora dejemos que lo disfruten. Vamos, ya me dio hambre.
Volvieron a su casa tomados de la mano, con Hyunki y Oi detrás de ellos.
8. 👣 Huellas
A la pareja le gustaba ir mucho al mar. Cada vez que podían, se escapaban a la costa y pasaban algunos días en las playas de la isla.
En esa ocasión, volvieron a ir a Iho Taewoo, la primera playa que visitaron juntos, en uno de sus primeros viajes como pareja.
Caminaron en la arena con los pies descalzos, dejándose mojar por la olas que en vaivén perpetuo llegaban a la orilla para volver segundos después a lo profundo de su hogar.
Fueron dejando sus pisadas, creando un camino uno al lado del otro. Los recuerdos de esa tarde serían como las huellas en la arena cuyo mar, al igual que el tiempo, desvanecen su trazo, pero que, a pesar de todo, permanecen indelebles en la memoria de quienes las crearon.
Hyunwoo y Kihyun recordarían por siempre sus huellas en la arena, sus recuerdos en el tiempo, su amor intacto.
B&N
18/08/21
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