9.Dejándose llevar por los impulsos
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Hyunwoo nunca se había sentido tan inseguro de sus acciones, por muy sencillas que parecieran de ser ejecutadas. Sin embargo, sentía que no podría haber leído mal las señales en ese lapso de tiempo juntos, esas miradas intensas que Kihyun le echaba cuando creía que él no lo estaba viendo.
Lo sorprendía y fingía estar haciendo otra cosa, esos silencios sosegados estando uno al lado del otro, esa atracción que fungía como imán atrayéndolos irremediablemente, haciendo querer acercarse más.
Hyunwoo deslizó lentamente, aún vacilante, su mano por sobre la superficie rugosa de madera hasta dar con la suave mano de Kihyun que mantenía apoyada en el borde de la tarima.
Ese gesto sencillo, ese leve roce de piel, ese contacto inesperado, hizo que Kihyun en cuestión de segundos se estremeciera de pies a cabeza, y un cosquilleo agradable recorriera su anatomía.
Sintió la mano más grande sobre la suya, la textura áspera por el trabajo rudo hecho por Hyunwoo, pero increíblemente cálida al tacto. Hacía mucho que no tenía ese tipo de contacto, aunque fuera mínimo, con una persona que fuera de su interés, que le atrajera de forma magnética, irreversible.
Al notar que no había sido rechazado, Hyunwoo empezó a acariciar con suavidad, y cierta torpeza, el dorso, las falanges delgadas y los nudillos, trazando figuras imaginarias, sin prisa, hasta que Kihyun, sin pensárselo dos veces, por un impulso, entrelazó su mano con la de aquél, aferrándose a su tacto, viendo cómo sus dedos morenos se mezclaban con sus dedos más pálidos.
Así se mantuvieron un buen rato mientras seguían hablando sobre sus vidas, con sus corazones palpitantes, con la emoción reflejada en sus miradas por saberse atraídos mutuamente, sin ser rechazados como habían temido.
Cuando el sol se ocultó y todo a su alrededor empezó a oscurecerse, el ruido de los animales nocturnos no se hizo esperar, llenándose el ambiente del sonido intenso de los grillos. Kihyun rogaba que sus manos no sudaran tanto y los mosquitos no empezaran a picarles la piel.
Se recostaron de espaldas sobre la tarima, sin que la mano de Kihyun dejara la de Hyunwoo, y miraron el cielo mientras seguían platicando. Fue una larga conversación con pausas en las que se quedaban callados y veían el cielo tachonado de estrellas. Era una amena e íntima conexión que experimentaban por primera vez estando solos.
—Me debo ir —tuvo que obligarse a decir porque sentía que iba a combustionar con toda la maraña de sensaciones que estaba experimentando—. No le avisé a Minhyuk que me quedaría más tiempo contigo y debemos descansar.
Era cierto. Cuando vieron la hora, era ya entrada la noche. Se tuvieron que soltar de las manos sin mencionar lo que había pasado. No era necesario ponerlo en palabras cuando en sus miradas y gestos se podía notar la dicha de compartir ese momento íntimo que habían anhelado en secreto, pero no se habían atrevido a hacer realidad.
—¿Te gustaría conocer mañana el pueblo? —Hyunwoo se atrevió a preguntar después de haberlo cavilado con anticipación—. Sé que no parecerá la gran cosa, pero te aseguro que podremos entretenernos.
—Pero debo ayudarte para que tu tía nos permita seguir en la casa de huéspedes...
—Ella no se enterará de que iremos a pasear. Le diré que estuviste trabajando arduamente conmigo en el campo. Mi tío Hyunjoo y Changkyun se encargará de las labores por ese día —le sonrió y Kihyun sintió esa felicidad reverberar en su conversación.
—Está bien. Vayamos —y también sonrió contagiado por la magia del momento.
Lo estaba haciendo muy seguido en esos días allí y se sentía muy bien, sin preocuparse de que lo molestaran porque había apagado su celular y era Minhyuk quien se comunicaba con la familia, incluidos sus padres, con quienes, de todos modos, mantenía una relación distante desde que supieron que le atraían los hombres y aunque trataron de "persuadirlo" de su "error", al final lo dejaron en paz porque ya era mayor de edad y se había hecho independiente, ganaba su propio dinero y vivía aparte. Muy pocas veces los veía o los visitaba.
Hyunwoo lo llevó de regreso en la bicicleta y se despidieron a la entrada de la casa de huéspedes.
Flotó en el ambiente un denso halo de incertidumbre que se disolvió cuando Hyunwoo sonrió ampliamente sin poder creer todavía todas las cosas buenas que le estaban pasando al conocer a Kihyun, y éste lo miraba encandilado.
Pareciera que al ver sonreír a Hyunwoo todos sus males e inseguridades desaparecían de su caótica mente y sólo quedaba ese cálido sentimiento que se alojaba en su pecho como llamarada.
—Paso por ti mañana, ¿te parece a las nueve? Podemos ir a desayunar y andar en bicicleta un poco por los senderos del pueblo, para que lo conozcas más porque no has tenido la oportunidad.
El aludido asintió con la cabeza sintiendo su cara arder.
—Sí, te estaré esperando a esa hora. Que descanses, Hyunwoo.
—Buenas noches, Kihyun.
Hyunwoo esperó a que entrara al edificio y luego se retiró por la calle pataleando su bicicleta con ahínco, muy eufórico y feliz porque se había atrevido a invitarlo a salir. Incluso se soltó del manubrio y dejó que el viento tocara su cara y calara su ropa mientras seguía pedaleando mirando el camino.
Hoy más que ayer la vida le sonreía y era la sonrisa de un bello chico citadino que había llegado a cambiar su existencia.
Días atrás, la señora Hyunja había decidido que los primos durmieran en un mismo cuarto para "economizar", así que no tuvieron más remedio que aceptar esa condición si querían tener un lugar dónde dormir.
—¿Alguna novedad con el abuelo? —le preguntó Minhyuk estando los dos ya a oscuras, acostados en la cama matrimonial.
—No. Bohyung dice que todavía no despierta y que sigamos al pendiente.
Kihyun se removió entre la sábana y dio un largo suspiro.
—Kihyun —dijo después de una pausa—, estuve analizando...
—¿De verdad? Me sorprende... —dijo con socarronería, sólo por fastidiar.
—Sí, también lo hago, muchas más veces de las que piensas —se defendió con un puchero en los labios—. Estuve pensando... ¿Y si el primer amor del abuelo fue un hombre? Por eso ninguna de las mujeres que hemos visitado lo conoce. No puedes descartar esa posibilidad.
—No es posible, sabes que el abuelo se casó con la abuela...
—No nos hagamos tontos, Kiki —le dijo por su mote de cariño—, por más que quisiéramos a nuestros abuelos y hayan aparentando ser felices, sabemos que fue un matrimonio arreglado por sus padres, que terminó en divorcio, y si en pleno siglo XXI la homosexualidad es todavía mal vista en algunos sectores de nuestra sociedad, imagínate los prejuicios en su época.
Kihyun lo pensó con detenimiento y tuvo que aceptar que podía ser posible.
—Tienes razón —pero aceptarlo significaba que su búsqueda había sido en balde y tendrían que empezar de cero, y eso era algo difícil de asimilar tomando en cuenta el poco tiempo que les quedaba.
—Hablando de otra cosa... —titubeó por un instante—, ¿te gusta Hyunwoo? —lo dijo en tono serio y Kihyun supo que lo preguntaba genuinamente.
—¿Por qué lo preguntas?
—No te pongas a la defensiva, por favor —le dijo con un dejo de reproche—. Es que a veces me preocupa que te hayas convertido en un robot sin sentimientos —cambió el tono a uno más bromista—. Necesito saber que eres humano.
—Idiota —tanteó en la oscuridad para darle un manotazo en el hombro—. Cómo puedes decirme eso. Tengo mi corazoncito.
—Lo sé. Además, eres muy obvio cuando están juntos, como ese día en la boda.
—¿Qué? Allí no pasó nada.
—No lo puedes negar. Se sintió la tensión flotando en esa mesa, estoy seguro que hasta Changkyun se dio cuenta. Desde hace mucho que no veía esa mirada enamorada en ti, pero de una forma más... radiante. Y esa sonrisa en tu rostro cada vez que lo ves...
Kihyun suspiró y miró a la oscuridad por largo rato tratando de ser sincero con sus sentimientos. La luz de luna se colaba tenuemente a través de la ventana y las sombras que proyectaba en el cuarto le daban un aire tétrico.
Para Kihyun era difícil poner en claro, en palabras, esa sensación agradable que lo invadía al platicar con Hyunwoo, ese cosquilleo que recorría su ser cuando lo miraba a hurtadillas a su lado trabajando en la siembra, esa seguridad en sus acciones, esa confianza que le inspiraba cuando platicaban, esas ganas de acercarse más a él y no soltarlo. Recordó esa tarde en que entrelazaron sus manos y allí ya no le cupo duda.
—Me gusta, sí. Mucho —confesó finalmente—. Es... algo que no creí que me pasaría, menos aquí y de forma tan... imprevista, tan... arrebatadora.
No era un crío, ya era un adulto con algunas experiencias previas, así que le pareció increíble que una acción tan sencilla como era tomarse de las manos podía haber sido el detonante para aceptarlo. Quizás no era sólo atracción física, era... creyó haberse enamorado en el pasado, pero esto que le estaba pasando le estaba demostrando que de amor poco sabía y no pensó que podía ser tan difícil de expresar en palabras.
—Puedes encontrar el amor donde menos te lo imaginas y puede ser de una forma en la que te quita el aliento —susurró Minhyuk conociendo muy bien ese sentimiento.
Se acercó para abrazarlo como solían hacer siendo pequeños y se contaban sus secretos.
—Pero tengo temor —dijo con pesar.
—¿De qué? —lo alentó a que siguiera hablando.
—De que me decepcione como ha pasado otras veces, o peor, de que yo lo decepcione porque no soy lo que él se merece —se le quebró la voz al recordar sus anteriores relaciones—. No quiero ilusionarme. Sólo me mentalizo que es una atracción que probablemente se esfume cuando volvamos a la ciudad —era eso, una atracción momentánea, se trataba de autoconvencer como si eso fuera a reducir esa pulsación en su pecho cada que veía o pensaba en Hyunwoo.
—Pero ésta no es cualquier atracción. Estamos hablando de Hyunwoo, por lo que sé ese hombre es muy querido en el pueblo, tiene muy buena reputación. Es algo así como el soltero de oro del lugar. Y tú eres una increíble persona, Kiki, bella por dentro y por fuera —terminó diciendo con cariño.
—Debo ser realista. No puedo evitar pensar en las consecuencias de mis actos. ¿De qué serviría liarme con él si sé que acabará pronto, que nos iremos de aquí y no lo volveré a ver?
—Te conozco y sé que puedes encontrar la manera. Sé que creerás que soy un soñador, pero este tipo de conexión no sucede todo el tiempo. Sólo déjate llevar, ¿sí?, y verás que a él también le gustas de igual forma. Además, las relaciones a distancia son muy comunes hoy en día y se las apañan para mantenerse a flote.
—Hyunwoo no es de los que le guste usar la tecnología. ¡Ni siquiera tiene celular!, sólo un teléfono de casa y no lo utiliza frecuentemente. No es su estilo.
—¿En serio? Parece un viejito —soltó una risita—, y hasta eso, el abuelo Hoseok tiene su celular y sabe muy bien cómo manejarlo... —y el recuerdo de su abuelo acostado en la camilla del hospital hizo que guardara silencio.
—Me invitó a recorrer el pueblo —le confesó entre murmullos después de un rato sin hablar.
—¿Ya ves? Es tan obvio con su intención de acercarte a ti. Me alegra saberlo —le contestó Minhyuk ya somnoliento, con los párpados cerrados y el cuerpo pesado—. Ahora a dormir. Mañana tienes tu cita y no querrás amanecer con ojeras.
—No es una cita —dijo inmediatamente tratando de negar lo obvio.
—Aquí y en México eso es una cita. No lo puedes negar —Kihyun sintió sus mejillas arder y agradeció que su primo no pudiera verlo bien en esa oscuridad—. Que descanses, Kiki.
—Hasta mañana, Minnie —le contestó en un suave murmullo antes de que el sueño lo venciera.
¦B&N*08/09/20¦
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