19.Una nueva etapa junto a ti
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Las noches de sueño de Kihyun dejaron de estar rodeadas de los ruidos nocturnos de una inmensa ciudad, motores de autos circulando a altas horas de la noche, sirenas de policía o ambulancia resonando en las calles, y sus oídos se empezaron a acostumbrar a la apacibilidad de la medianoche en los campos de Hannamri, interrumpida en ocasiones por el sonido de los grillos a lo lejos, el ulular de los búhos o el croar de las ranas.
Nada más llegar el carro de la mudanza, Kihyun se encargó esa primera semana de acomodar sus objetos personales en el cuarto que compartiría con Hyunwoo. Los muebles de su anterior departamento no eran suyos, por lo que no era mucho lo que le habían llevado si se descontaba las bolsas de ropa nueva que había comprado para vivir en ese clima intenso, unos cuantos abrigos para las mañanas y noches frías de invierno, y sus preciados accesorios de fotografía, los cuales fueron puestos en uno de los desocupados cuartos que fungiría como su estudio personal.
Además de estos cambios, había un asunto pendiente que debían afrontar cuanto antes: visitar a la madre de Hyunwoo para hablarle sobre su relación formal.
—¿Estás preparado? Hoy iremos a visitarla —le comentó Hyunwoo a los pocos días de que Kihyun se estableciera en la casa.
Éste no pudo evitar sentir un estremecimiento de nerviosismo que se evidencio al rascarse el cuello continuamente.
—¿Estás seguro de que es una buena idea? Podemos esperar un poco más...
—A estas alturas ya debe saber por Jooheon, Changkyun o Wheein que estás aquí conmigo, así que es mejor verla de una vez —explicó antes de entrar al baño.
Después de decidir vestirse un poco más formales, con camisas blancas manga corta, pantalones corte casimir color marrón, zapatos náuticos, y Kihyun sin olvidarse de ponerse su sombrero por el sol, desayunaron algo ligero, y partieron hacia la casa de la Sra. Hyunhwa.
Para llegar hasta allí tenían que caminar por una vereda que no tardaron en recorrer. Pronto estuvieron frente a la fachada de la enorme casa tradicional de la matriarca de la familia.
Madre e hija estaban afuera, sentadas en una tarima de madera bajo la sombra de un espino, quitándole las hojas verdes a un montón de rábanos blancos puestos en una enorme bandeja de plástico.
—Buenos días, madre —saludó Hyunwoo con calma, preparado para lo que pudiera suceder.
Kihyun pudo notar el parecido físico entre madre e hijo y el aura de poder y firmeza que la señora transmitía.
—Hasta ahora que se dignan en aparecer por aquí —expresó ella, recriminándolos sin tapujos.
—He venido a presentarte a mi novio. ¿Podemos hablar?
Ella chasqueó la lengua y miró a Kihyun de arriba abajo con curiosidad.
—Vamos a sentarnos allá adentro. Síganme —se quitó los guantes rosas que traía puestos, agarró su bastón y Hyunwoo la ayudó a llegar hasta una estancia amplia que Kihyun supuso sería el recibidor para invitados.
Se sentaron sobre unos suaves tapetes en el suelo de madera maciza, frente a frente a corta distancia uno de otro. La señora Son puso su bastón a un lado y Kihyun sintió su mirada escrutiñadora sobre él y no evitó sentirse nervioso, por lo que empezó a tamborilear sus dedos sobre uno de sus muslos. Hyunwoo lo tomó de la mano y eso aminoró su tensión, gesto íntimo que no pasó desapercibido por los ojos agudos de la señora.
—Buenas días, Sra. Hyunhwa, soy Yoo Kihyun —se presentó formalmente—, y es para mí un gusto conocerla. Vine a mostrarle mi respeto como el novio de su hijo...
—¿De verdad eres tú de quien se la pasó hablando Hyunwoo? —enarcó una ceja con escepticismo y Kihyun sintió de repente su garganta reseca y las manos sudorosas.
—Es él, mamá. El que se fue y dejó a mi hermano en la calle de la amargura —intervino Wheein, sentada a un lado de la señora y sin dejar de ver a Kihyun con el ceño fruncido.
—Sssh, Wheein, yo soy aquí quien va a hablar, así que silencio —acomodó sus manos sobre su regazo y continuó con su discurso—. Esta plática será entre él y yo y nada de intervenir —hubo un momento de gran expectación—. ¿Eres mayor de edad?
—Sí. Tengo veintiséis años.
—¿A qué te dedicas?
—Soy fotógrafo.
—Eres el que tomó las bonitas fotos de la boda de Jun y Kim.
—Sí, ése fui yo —se sintió orgulloso de ser reconocido por ello.
—¿Qué piensas hacer estando aquí? Ayudaste a Hyunwoo por algunos días en la siembra y cosecha, pero no creo que ése sea tu trabajo a largo plazo, ¿o me equivoco?
—Lo ayudaré cuando pueda, de eso no hay duda, pero mi objetivo es abrir junto a mi primo Minhyuk un estudio fotográfico en el centro del pueblo. Él será mi socio y ya en estos días iniciaremos con la ejecución de nuestros planes.
—Eres emprendedor —le agradó que no se fuera a quedar de brazos cruzados—. Por lo menos buscaste un negocio que va acorde a lo que te gusta. Será difícil, pero no imposible, conseguir clientes.
—Lo haremos. Promocionaremos el negocio con mucho esmero.
—Pudiste haber convencido a Hyunwoo de seguirte hasta la capital y quedarse allí. Nunca lo había visto en este estado de embeleso por alguien. Aunque no sea muy expresivo, sé que está loco por ti. ¿Por qué decidiste regresar a este pueblo?
—Porque amo a su hijo —confesó con brevedad, sin dudar, con una convicción tan abrumadora que incluso Wheein se quedó sorprendida—. Él me ha enseñado a disfrutar de mi vida y no tener miedo a intentar cosas nuevas. En Hannamri he sabido ser feliz y estar en paz conmigo mismo.
La señora lo miró fijamente por unos segundos y repentinamente le pidió ayuda a Wheein para levantarse de su lugar. Cuando Kihyun vio que ella se paró y con su bastón empezó a caminar, dándoles la espalda, sintió una ola de tristeza y desesperanza recorrer su pecho. Su silueta se perdió más allá del pasillo y todavía escuchó el repiqueteo del bastón contra el suelo.
Nunca le importó la percepción que tenía otra gente sobre él, ni siquiera la de sus padres, su propia sangre, pero, por algún motivo personal, deseaba forjar un lazo profundo con la familia de Hyunwoo.
Tenía la intención de vivir permanentemente en el pueblo y no deseaba ser el motivo de que repudiaran a su pareja. Quería ser aceptado por su suegra y su rechazo le causó una nueva sensación de desamparo.
—No te preocupes, Ki —afianzó el agarre de su mano para infundirle ánimos—, vamos a tratar de convencerla poco a poco.
—Será mejor que se retiren —les dijo Wheein como si hubiera esperado de antemano ese resultado—, esto no funcionó...
No bien terminó de pronunciar esas palabras cuando vio a su madre regresar a donde estaban ellos, pero esta vez llevaba cargando en una mano un pequeño azadón de hierro, de mango corto hecho de madera, algo roído por el paso del tiempo, pero todavía funcional.
—Madre, no es necesario usar la violencia... —Hyunwoo se puso en alerta y se levantó rápidamente de su lugar para ponerse adelante de Kihyun, quien también se había levantado, y protegerlo con su corpachón.
—¿Qué insensatez estás diciendo? Sé que puedo ser aguerrida, pero no exageres —frunció el ceño y Hyunwoo se relajó al ver que su mamá no tenía malas intenciones. Se acercó a él y le extendió ese instrumento de labranza—. Toma. Es el azadón de tu abuelo Taec.
—¿Le vas a dar el azadón? —intervino Wheein, muy indignada porque sabía qué significaba ese regalo—. ¿Nuestra reliquia familiar?
—Mi padre me encomendó dártelo cuando te juntaras seriamente con alguien importante para ti, tu "media naranja" como a él le gustaba decir —Hyunwoo lo tomó entre sus manos y le sonrió a su madre—. Es un símbolo de prosperidad y fertilidad en nuestra familia.
—Gracias, lo cuidaré bien —declaró solemnemente, sabiendo que recibir algo así era muy apreciado entre los Son.
—Ahora hazte a un lado que no me dejas ver a mi yerno —exclamó moviendo su bastón. Kihyun se puso rojo al escucharla decir eso y se emocionó mucho más cuando la Sra. Hyunhwa tomó delicadamente sus manos entre las suyas—. Si te miran mal en el pueblo o alguien te dice algo ofensivo —frunció el ceño, con una mirada seria—, nada más me avisas y yo veo qué hago para que dejen de joder, ¿entendido? —relajó el semblante y le palmeó una mejilla con inusitado cariño—. Nadie se mete con mi familia y me encargo de protegerla a capa y espada. Considérate ahora un Son.
"Familia". Nada más escuchar esa palabra hizo que un nudo se formara en su garganta, impidiéndole emitir sonido alguno y sólo atinó a asentir con la cabeza con ahínco, sonriendo muy feliz por cómo se estaba tornando la situación.
—Debemos regresar a casa —anunció Hyunwoo tomando a Kihyun de la mano—. Hoy debo mandar a la ciudad un camión con las coles recolectadas esta semana.
—Entonces no los entretengo más. Vayan a trabajar.
Los cuatro se dirigieron a la salida, pero Kihyun sintió cómo lo jalaban del brazo. Había sido Wheein que se había quedado hasta atrás para hablar con él.
—Te estaré vigilando —le advirtió en voz baja para que sólo él la escuchara—. No confío todavía en ti.
—Me encargaré de que nos llevemos bien, Wheein. No me daré por vencido tan fácilmente —le guiñó un ojo con confianza y Wheein resopló con desánimo, aunque a Kihyun no se le escapó la pequeña sonrisa que la chica esbozó, haciendo aparecer dos hoyuelos en sus mejillas.
—Como digas... —se encogió de hombros desdeñosamente y se adelantó para colgarse del brazo de su hermano mayor y molestarlo con sus apodos usuales.
—Sabes que con esta artritis se me hace difícil ir a visitarlos, así que vengan a verme más seguido, hijos míos —les dijo la venerable señora en el pasillo exterior de la casa, ya con los dos a punto de irse.
—Lo haremos, Sra. Hyunhwa. Si nos lo permite, podemos venir a comer mañana con ustedes. Le ayudaré a cocinar.
—Me parece muy bien —apoyó la idea con entusiasmo—. Mañana va a venir mi hijo mayor y será un buen momento para presentarlos. Vayan con cuidado. No olviden abrigarse por la noche porque ha estado bajando mucho la temperatura.
La pareja se despidió con una breve reverencia y salió del patio a pasos lentos.
—Kihyun... —dijo tímidamente Hyunwoo cuando los dos ya iban a medio camino de su casa.
—Umm... dime...
—¿Podrías repetir lo que le dijiste a mi madre sobre mí?
—¿Qué cosa dije? —se hizo el desentendido.
—Ya sabes... esa frase...
—Oh, esa frase... Si me alcanzas, te la diré —sin esperar su respuesta, salió corriendo por el camino de terracería, agarrando su sombrero con una mano para que no saliera volando.
Hyunwoo, aún aturdido por su inesperada actitud, tuvo la intención de salir detrás de él, pero cuando menos lo esperó, Kihyun ya venía de regreso con una mueca de miedo, asustado porque una manada de vacas se iba acercando por la vereda, invadiendo el estrecho espacio, haciendo mucho ruido con sus mugidos y levantando polvo a su paso.
Kihyun se apresuró a llegar a donde estaba Hyunwoo. Todavía no se acostumbraba a ver a tantas vacas juntas y tenía un temor visceral a que lo aplastaran. Esto bien lo sabía Hyunwoo, por lo que le dijo que se subiera a su espalda para cargarlo, teniendo cuidado de no lastimarlo con el azadón que cargaba en una mano. Kihyun aprovechó para acomodar sus brazos alrededor de su cuello y esconder el rostro detrás de su nuca.
Hyunwoo se puso a orilla de camino, casi apoyándose contra un muro de una casa vecina y esperaron pacientemente a que los animales pasaran delante de ellos, guiados por su cuidador, quien alzó la mano para saludarlo al haberlo reconocido desde lejos.
Mientras esperaban, Kihyun aprovechó para inclinar la cabeza hacia su oído izquierdo y susurrarle ((TE AMO SON HYUNWOO)), además de estamparle un suave beso en su mejilla, sorprendiéndolo y haciendo que una gran sonrisa se reflejara en su rostro.
—Yo también te amo, Kihyun —le dijo con ímpetu, alargando su cuello hacia un lado para corresponderle con un beso corto en su boca—. Te llevaré así a caballito lo que resta del camino —le comentó cuando las vacas ya se habían alejado y él empezó a andar de nuevo.
—¿Estás seguro? —masculló—. Sé que no soy muy ligero. No quiero que te canses.
—¿Qué dices? Si pareces una pluma —lo sacudió un poco de arriba para abajo haciendo que Kihyun riera por las cosquillas que sintió en su abdomen—. Tienes un novio muy fuerte y falta poco para llegar —pronto vieron el techo de tejas verdes de su casa corroborando lo que había dicho.
Fue así como los dos siguieron el camino hacia su hogar por esa vereda del pueblo de Hannamri, en donde hoy como ayer, y como en un futuro, los dos continuarían dejando las huellas indelebles de su vida juntos.
¦B&N*19/09/20¦
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=Si los personajes tuvieran una red social=
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