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14.Lazos imposibles de romper

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En uno de esos días a principios de octubre, el celular de Kihyun sonó insistentemente durante una reunión de la empresa. Tuvo que salir de la sala porque se trataba de una llamada urgente de su padre avisándole el estado en el que se encontraba su abuelo. Se llevó consigo a Minhyuk y los dos llegaron a la mansión con el alma en vilo. Los recibieron los padres de Minhyuk.

—Estaba un poco alterado y no supimos qué hacer. Bohyung le inyectó un tranquilizante, pero en una dosis mínima por su estado delicado. Desde la mañana anda repitiendo que desea ver a "Hyungwon" y se enoja cuando le decimos que no conoce a ninguna persona con ese nombre, que debe estar equivocado —dijo la Sra. Hyomin sobre su suegro.

Ellos sí sabían quién era Hyungwon y era mejor que hablaran con su abuelo a solas.

—Vamos a tratar de hablar con él.

Entraron en la habitación principal y encontraron al abuelo sentado en una silla de ruedas frente al enorme ventanal, con una manta blanca cubriendo sus piernas, las manos sobre su regazo y la mirada enfocada en el exterior. Desde su posición se podía ver el gran manzano que había mandado a sembrar muchos años atrás en medio del jardín.

Se acercaron a él y éste volteó al sentir su presencia.

—Hola, abuelo, ¿sabes quiénes somos? —le preguntó Minhyuk con cautela, sin dejar la mirada clavada en él.

El abuelo Hoseok se les quedó viendo con duda, frunciendo ligeramente su ceño, sin reconocerlos del todo.

—¿Dónde está Hyungwon? —soltó de repente entre balbuceos errantes—. ¿Pueden hacer que venga? Quiero ver a mi Wonnie —expresó con un tinte desesperado en su voz, como un niño que se ha perdido y desea volver a casa.

—Necesitamos que nos escuche atentamente, abuelo Hoho —arrastraron dos butacas para sentarse a su lado y poder mirarlo mientras le contaban poco a poco sobre sus identidades.

—Somos tus nietos. Él es Minhyuk y yo soy Kihyun —el hombre volvió a fruncir el ceño, tratando de concentrarse y buscar sus imágenes en la maraña de fragmentos de recuerdos que inundaban su mente.

—Son ustedes los hijos de Hyukie y Hyunie —exclamó por fin, relajando su semblante, y Kihyun se emocionó al ver que su abuelo los reconocía después de esos meses sin haber obtenido avances.

—Sí, sí, somos los hijos mayores de Hanhyuk y Jihyun.

—Recuerdo sus rostros —siguió diciendo más calmado—. ¿Qué es lo que quieren contarme?

El abuelo prestó entera atención a sus nietos mientras estos se volteaban a ver para darse una mirada de reconocimiento. Creyeron que era la hora de la verdad ahora que su abuelo estaba más consciente de lo que pasaba a su alrededor. No podían retrasar decirle lo que sabían.

Estuvieron allí toda la tarde contándole sobre la existencia de la carta que escribió poco antes de que se desmayara (Minhyuk se la mostró), sobre su decisión de viajar a Hannamri y buscar a su primer amor, las visitas que realizaron a las mujeres mayores del pueblo, su encuentro con la Sra. Dodo, la revelación acerca del paradero de Hyungwon...

A medida que Kihyun iba narrando, el rostro del abuelo iba deformándose en una mueca de tristeza infinita, soltando gruesos lagrimones que se deslizaban por sus mejillas, sin parar.

—Mi Wonnie, cuánto debió haber sufrido en esa horrible guerra —dijo cuando Kihyun terminó de narrar—. No es justo, no es justo la forma en que su vida terminó. Yo debí buscarlo, por qué esperar tanto tiempo, yo debí... —su boca tembló y su voz se fue apagando en balbuceos ininteligibles.

Kihyun se acercó a abrazarlo. Se agachó para envolverlo delicadamente con sus delgados brazos y consolarlo acariciando su cabeza.

—Usted no tuvo la culpa, no se atormente con esa idea —le empezó a decir con suave voz—. Estoy seguro de que él no querría que se lo tomara de ese modo.

Paulatinamente había dejado de llorar y se limpió el rostro con un pañuelo.

—Fue mi primer amor, el más puro y bello que pude haber conocido —continuó luego de suspirar varias veces—. Estuvimos juntos por un corto tiempo, pero nunca volví a conocer a una persona como él. Nadie se podría comparar a Hyungwon.

Minhyuk, aún conmocionado por ver a su abuelo llorar, sacó una pequeña caja de su bolso y se la extendió para que la tomara.

—Esto es de usted. Aquí están las cartas que le escribió Hyungwon durante la guerra y que la Sra. Dohee guardó para usted, para que las conserve. También está una foto en la que aparecen los dos.

—Dodo —volvió a recordar a la hermana de Hyungwon—. Mi querida Dodo las guardó —agarró los objetos entre sus manos y observó la foto, aunque sin lentes le era difícil hacerlo a detalle—. Debo agradecerle infinitamente por ello... ¿Podrían ayudarme a leerlas? No estoy en condiciones de hacerlo.

—¿Está seguro de que lo hagamos? Podríamos hacerlo más tarde cuando esté más tranquilo, o usted puede leerlas a solas con sus lentes puestos.

—No quiero esperar más. A mi edad aplazar las cosas no sirve de nada —terminó de explicar rotundamente.

Kihyun tomó los papeles y se fue turnando con Minhyuk para leer. Se pasaron la siguiente hora leyéndole una parte de la cantidad total de las cartas.

Era una escritura bella, repleta de sinceridad y amor por la vida, pero también llena de desesperación y desamparo, de una angustia total ante la guerra y la inminente muerte en esos campos de batalla.

Hyungwon le hablaba sobre sus recuerdos de infancia y adolescencia, sus sueños, sus miedos, su amor por él, todo aquello que no logró decirle y que ahora estaba plasmado en tinta.

✉ 

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Estoy envuelto en un mar de pólvora, muerte y destrucción, y el único barco que me mantiene a flote es tu imagen.

Tu sonrisa bajo los rayos de julio, tu piel nívea cobijándome bajo el árbol de manzanas, nuestras largas conversaciones, y tus labios cubriendo mi boca.

A los recuerdos me aferro porque la esperanza es una vela cuya mecha va apagándose poco a poco en mi interior.

¿Por qué el ser humano tuvo que crear las guerras? ¿Por qué el odio supera al amor y hace al ser humano irracional y mezquino?

Ojalá en nuestra próxima vida podamos renacer como aves para surcar juntos el cielo azul, como seres que tengan la libertad de amarse sin ser juzgados como criminales. ¿Acaso soy culpable por amarte tanto?

En medio de todo este caos, ¿serás tú mi agua redentora, mi bálsamo de luz?

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✉ 

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No te mentiré. Cada día lloro más en silencio y echo en falta tus abrazos. Tomo mi arma y no me reconozco a mí mismo en medio de tanta desolación.

Pienso en que tú estás a kilómetros de distancia también librando una batalla en común, pero tan alejada a nuestra naturaleza pacifista. Eres fuerte y sé que saldrás de ésta.

Si un día decides visitar Hannamri, mi pueblo natal, ¿andarías por las calles en las que pasé mi infancia y adolescencia? Quiero que recorras los espacios en donde fui feliz.

Me emociona pensar en que verás los campos de trigo, los árboles de naranjas rebosantes de ese fruto y el río en cuyo caudal muchas veces me bañé junto a mis hermanos. Podrás presenciar la puesta del sol desde el mirador que está cerca de mi casa y conocerás la belleza de mi pueblo, sabrás lo libre que puedes sentirte allí.

Ojalá pueda volver a encontrarte en mis sueños. Ojalá pueda amarte en otro tiempo, en otro espacio, en otra vida.

No me arrepiento de haberte conocido.

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✉ 

A Kihyun se le estrujó el corazón por todo lo leído y Minhyuk terminó llorando quedamente, tratando de parar, sin éxito, y limpiándose las lágrimas con la manga de su camisa.

No terminaron de leerlas en su totalidad, pero decidieron ir al siguiente día para hacerlo.

—Gracias por haber hecho esto por mí, muchachos. Se los agradezco —y, a pesar de su pesadumbre por la reciente noticia, una sonrisa luminosa surcó su cara, rejuveneciéndolo por breves segundos.

—No tiene que agradecernos, abuelo.

—Ahora podré honrar su memoria sabiendo que pronto estaremos juntos, aunque no sea de forma física —terminó de decir con un dejo de nostalgia en su mirada, haciendo que sus dos nietos se sintieran tristes por esas palabras.

Al final lo dejaron solo para que descansara, no sin antes abrazarlo, decirle cuánto lo querían y prometer visitarlo más seguido.

Kihyun regresó a su departamento y estuvo varios minutos acostado boca arriba sobre su cama, mirando al techo sin querer moverse de ese lugar, recordando fragmentos de las cartas. Sabía que debía tomar un baño y cambiarse de ropa para dormir, pero sentía su cuerpo pesado.

Salió de su aletargamiento cuando escuchó su celular sonar dentro del bolsillo de su pantalón. Lo sacó de allí y vio en la pantalla la notificación de un mensaje proveniente de un número no registrado.

+2819921806
Hola Kihyun
...
¿Cómo has estado?

(Kihyun)
¿Quién eres?

+2819921806
...
El agricultor de Hannamri

Kihyun estuvo a punto de soltar el aparato sobre su cara por la impresión tan grande que le produjo esas últimas palabras. Se incorporó de la cama para sentarse sobre la orilla y seguir escribiendo con las manos temblorosas y el corazón bombeando a gran velocidad.

(Kihyun)
¿Hyunwoo? 
¿Cómo supiste mi número?

+2819921806
Minhyuk 

Él me lo dio
..
¿Te molesta?

¿Su primo se mantuvo en contacto con Hyunwoo y no lo supo hasta ahora? Tendría que hablar con él.

(Kihyun)
No
Sólo me sorprendiste

+2819921806
Changkyun me ayudó a comprar
... 
este celular
... 
Me estoy acostumbrado
... 
a usarlo
...
Hace mucho que no utilizaba uno
...
Es difícil
...
La pantalla táctil

Esa era la razón por la cual se tardaba en recibir los mensajes y que el "está escribiendo" se mantuviera por varios minutos.

+2819921806
...
¿Te podría seguir
mandando mensajes?
Para saber cómo estás

Kihyun se mordisqueó el labio inferior y, sin tener tiempo de racionalizar su decisión, sus manos teclearon un monosílabo, claro y preciso.

(Kihyun)
...

+2819921806
Bien
...
...
Que tengas buenas noches
...

Kihyun

(Kihyun)
Que descanses, Hyunwoo

Estuvo varios minutos viendo una y otra vez el chat con una tenue sonrisa sobre sus labios, sin poder creer lo que había pasado, pero no podía ser mentira: allí estaba la prueba irrefutable de las palabras de Hyunwoo.

¿Acaso había conseguido el celular sólo para poder escribirle? No, no tendría por qué, ¿o sí?
¿A dónde los llevaría el volver a ponerse en contacto? 

Creyendo que era muy pronto para estarse atormentando con ese tipo de cuestiones, optó por dejar a un lado su celular, no sin antes guardar el número, y por fin se decidió a tomar un baño antes de descansar.

Si bien siguió pensando sobre el chat a altas horas de la noche, pudo dormir un poco mejor que en noches anteriores.

Mientras tanto, sentado afuera de su casa, todavía con el celular en mano, estaba Hyunwoo con las manos sudorosas y las aceleradas palpitaciones de su corazón.

Luego de obtener el número de Kihyun, estuvo días dándole vueltas al asunto hasta que finalmente decidió contactarlo, haciendo caso omiso a las recientes advertencias de Changkyun de no hacerse más ilusiones. 

En eso escuchó el tono de llamada de su celular. Casi lo deja caer de la sorpresa que se llevó. Resultó ser su primo menor.

C: ¿Qué pasó? ¿Lo pudiste contactar? (su voz sonaba ansiosa)

H: Le mandé mensajes. No tuve el valor de llamar.

C. ¿Estás seguro de querer seguir haciendo esto? A largo plazo no será bueno...

H: Sólo... sólo quiero intentarlo, Kyun. Me contestó y... desde hace dos meses que no había estado tan contento como en esos minutos de recibir sus mensajes. Me contestó, Kyun, y...

C: No pierdes las esperanzas...
(se escuchó un gran suspiro al otro lado de la línea)
Lo sé, entiendo, nada más... sé cuidadoso. Al principio pensé que te haría bien y te animé. No quiero verte como en esos primeros días en que se fue...

H: No será igual. Nos vemos mañana. Gracias por ayudarme.

C: Hasta mañana, hyung.

Terminando de colgar, alzó la cara hacia el cielo y soltó un suspiro prolongado manteniendo los ojos cerrados. Al abrirlos, notó qué intenso era el resplandor de la luna llena, iluminando el amplio patio, su terreno, su hogar, su pueblo.

A pesar de que allí se manifestaba todo lo que amaba, su familia incluida, una persona importante hacía falta, una parte de su vida estaba a kilómetros de distancia y quería recuperarla, quería saber si el lazo que los unía no se había roto...

Este tipo de pensamientos poblaban su mente mientras sintió en su cara una ráfaga de viento repentino. En esa época del año la temperatura empezaba a bajar mucho por las noches, se sentía el frío en el ambiente. Incluso con ese adverso clima, él sintió la calidez de una buena noche al volver a ponerse en comunicación con Kihyun.

¦B&N*13/09/20¦

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