#4) Aprender otro idioma.

Puse la lista de deseos en espera después de recibir el tatuaje. Mi padre miró mi muñeca durante el desayuno una mañana, pero no dijo nada al respecto. Por las miradas severas que mamá le disparó durante la comida, supongo que ya le contó lo que he estado haciendo durante los últimos días. Estaba obligado a saber de todos modos. No es que suela teñirme el cabello cada dos días o algo así.

La escuela se estaba volviendo un poco agitada con tareas y proyectos lanzados en mi camino. La mayoría de los profesores me miraban con tristes sonrisas. Todos sabían que Sana era mi compañera en todo. Ella era una estudiante tan brillante. Es cierto que no era la mejor en todas las clases ni sacaba buenas notas en cada examen que hacía, pero era una estudiante brillante debido a su personalidad y atención. Todos la amaban por eso.

La mañana después de que le conté a mi madre sobre la lista, llamó a su amiga y le hizo las preguntas habituales que hacía un padre cuando quería enviar a su hijo a un tutor. Ella me preguntó si quería comenzar en ese día exacto, pero rechacé recordar que tenía que hacer todo en orden.

Al ver que todos los deseos antes del cuarto estaban listos, le dije a mi madre que informara a la maestra acerca de cómo comenzar. Un descanso de un par de semanas fue suficiente. No puedo poner a Sana en espera. Mi conciencia no me deja y yo tampoco.

Hoy era mi primer día en las clases de español. Mi madre no me dio los detalles porque entré pensando que sería la única estudiante. Obviamente me equivoqué cuando la maestra, Karla, me dijo que la siguiera al comedor de su casa y me presentó a otros cinco estudiantes. Me sentí aliviada cuando ella me los presentó sola porque era naturalmente desastrosa en las primeras impresiones.

Cada uno de ellos me saludó con sonrisas y saludos amistosos y los devolví. "¡Hola! ¡Me llamo Jihyo!" Una chica exclamó con entusiasmo mientras me ofrecía una mano.

"Mina," dije mientras extendía mi mano y estrechaba la de ella.

Jihyo tenía cálidos ojos marrones. Algunas cicatrices de granos estaban presentes en su frente, pero eso no le impedía verse hermosa. Las dos conversamos en voz baja y pronto nos quedamos calladas cuando Karla escribió varias palabras en la pizarra.

"Interesante elección de color de cabello, debo decir. ¿Naciste así o ...?" Me giré a mi derecha para analizar a la dueña de la voz.

Lo primero que noté sobre ella fue la sonrisa siempre presente jugando en sus pálidos labios rosados. Lo siguiente fue que tenía unos dientes que me recordaban a un conejo. Sus ojos eran cafés.

"¿Veo que nos estamos analizando?" Su voz arrogante me trajo de vuelta a mis sentidos y puse los ojos en blanco.

"Solo ha pasado un minuto y ya me has hecho dos preguntas. Dime, ¿Naciste sin saber nada o ...?"

"Ac-ti-tud", reflexionó mientras sacudía la cabeza.

"Definitivamente nos hemos equivocado de pie por aquí. Supongo que mi intento de broma no funcionó tan bien". Dije

"Asumes correctamente", sonrió infantilmente y copió las acciones anteriores de Jihyo, "Nayeon, Im Nayeon. Agente 007 a su servicio". Cuando no intenté estrecharle la mano, levantó la otra mano y la sacudió ella misma.

"Oh, basta, ¿quieres? Eres tan necia, está empezando a doler físicamente", gruñó Jihyo.

"Presten atención", anunció Karla en voz alta, cortando a Nayeon en el proceso. "Hoy aprenderemos a construir oraciones. Aquí", dijo señalando el pizarrón, "Hay algunas palabras y sus significados. Quiero que todos escriban una oración en español. Si tienen alguna duda pueden decirme".

La clase no era aburrida en absoluto. Nayeon y Jihyo me incluyeron en sus conversaciones. Algunos de los otros intercambiaron algunas palabras y sus respuestas conmigo. Copié algunas de las notas importantes y me aferré a cada palabra que salió de la boca de Karla. Tengo que aprender esto lo antes posible. Por Sana.

Obviamente no podría dominar esto en un día, pero para Sana intentaría hacerlo lo más rápido posible.

Cuando terminamos, no me sorprendió mucho ver a mi madre esperándome afuera de su auto. "Entonces, ¿Conociste a gente agradable?" Preguntó mientras doblaba una esquina y tomaba el camino familiar de regreso a casa.

"Sí", sonreí y ella devolvió el gesto, "Tal vez lo hice".