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Jisung gruñó suavecito nuevamente, celoso de que Soonie, Doongie y Dori obtuvieran más atención que él en ese momento.
¿Porqué Minho no reía o sonreía de esa manera cuando estaba con él? Oh, eso le hacía sentirse tan triste, mientras Minho estaba sentado en la alfombra mimando a los tres felinos, Jisung se encontraba sentando en el sillón, acariciando su colita con tristeza.
La madre de Minho había venido de visita ese mismo día, por lo que había llevado a los tres gatos de su adorado hijo pero que grandísima sorpresa se llevó cuando Minho abrió la puerta con un chico montado sobre su espalda de linda sonrisa, muy lindo. Sin embargo no le preguntó a su hijo nada, ni siquiera cuando notó la cola y orejas del chico, sonriendo cuando tuvo una idea de lo que estaba pasando.
Ella yacía en la cocina, cuando visitaba a su hijo, aparte de traerle a sus adorables gatos también solía cocinarle algo especial, pero cuando en una rápida mirada que dirige hacia la sala cae en cuenta de que el rubio chico de baja estatura acariciaba su colita entre sus manos, ¿estaba triste? Ella hizo una pequeña mueca, no le gustaba lo que estaba viendo, por esa razón ella llama al chico, Jisung alzaba sus orejitas y miró hacia ella, levantándose cuando supo que sí lo llamaba a él.
—Vamos pequeño, siéntate.—menciona dulcemente, indicándole que podía tomar asiento en una de las sillas de la barra, el cuál tímidamente en tomó.—¿Cuál es tu nombre? Minho no me contó sobre ti.—dijo, mientras ágilmente picaba las zanahorias, con los ojitos curiosos del menor en lo que hacía con la verdura y el cuchillo.
—S-Soy Jisung...—murmuró suavemente jugando con sus manos, la señora le sonrió y él lo hizo también.
—Bonito nombre, como tú.—menciona, intentando animarlo por haberlo visto antes con el estado de ánimo bajo, Jisung bajó su cabecita con sus mejillas algo enrojecidas.
—Gracias.—mantuvo su sonrisa, estaba actuando tímido y eso le parecía adorable a la madre de Minho.—¿Cómo puede hacer eso? Yo jamás lo he hecho.—apunta hacia la tabla de picar en donde habían tiras de zanahorias picadas perfectamente.
—Oh, puedes aprenderlo si lo intentas, ¿te gustaría intentarlo?.—pregunta, ofreciéndole el cuchillo y una parte de la zanahoria, el chico rubio sonrió ampliamente al oír eso.
—¡De acuerdo! Primero, hágalo una ves más antes de intentarlo.—asiente con su cabeza sonriéndole, la señora le muestra los movimientos exactos y cómo debe hacerlo, volviendo a ofrecerle la zanahoria y el cuchillo al menor quien agarró con cada mano una cosa, preparándose para hacerlo, alza el cuchillo y casi lo logra pero el cuchillo había sido arrebatado de su mano por Minho.—¡Yaah! ¡Hyung!~
—Nada de hyung, ¡podrías haberte cortado un dedo! O quien sabe, ¡la mano entera!.—Minho había aparecido en la cocina en el momento justo para quitar ese utensilio peligroso de la mano de Jisung, oye la risa de su madre e incrédulo la observa.—Mamá, ¿cómo puedes darle un cuchillo a Jisung?.—estaba indignado y mucho, dejó el cuchillo en manos de su madre y se acercó al enojado Jisung quien lo ignoró y desvió su mirada.—¿Y porqué me haces malas caras?.—preguntó al felino sin saber realmente el porqué.
Jisung recordó que había estado siendo ignorado por el mayor gracias a la mayor atención que le daba a los otros tres gatos, por eso saltó del alto banco y corrió hacia la habitación de Minho para encerrarse sin poner el pestillo.
Minho miró a su madre confundido después de unos segundos.
—¿Qué le dijiste a Jisung?.—acusó a su madre, quien ríe y niega con su cabeza picando el resto de las verduras.
—¿Yo? Tú fuiste el que le quitó la oportunidad de aprender algo nuevo.—se encogió de hombros, para Minho, su madre era como una hermana mayor o una amiga por la actitud que tomaba aveces, cómo ahora.—Yo sólo quería subir el ánimo de ese lindo muchacho porque creí que iba a hasta llorar.
—¿Uh? ¿Llorar?.—el chico ladeó su cabeza un poco mirándola, la mujer afirma y con todas las verduras picadas las echa en la olla con la carne.
—Cariño, deberías de darle más atención al pequeño chico.—dice, revolviendo ahora todo en la olla con la cuchara de madera, Minho oye perfectamente y entiende a lo que su madre se quería referir.
Y no estaba equivocada, apenas le dirigía la palabra al menor durante estos cinco días juntos, cuando Jisung animadamente se le acercaba con uno de sus juguetes y le pedía jugar con él se negaba diciéndole que tenía otra cosa más por hacer, se quejaba de su muestras de afecto y no hacía nada cuando el pequeño rubio hacía berrinches, lo ignoraba hasta que Jisung se dormía o entretenía con algo más.
Oh por Dios, ¡que cruel estaba siendo! Ay madre tenía razón, pero ¿estaba realmente enojado con él por eso?.
—Minho, deja de estar hablando con tu subconsciencia y ve a disculparte con el pequeño.—su madre lo sorprendió pegándole con la cuchara de manera en la nuca, empujándolo también para que se fuera de inmediato.
Minho pasó su mano por su nuca para sobarse mientras camina hacia su habitación, cuando escucha un maullido lo cuál hace que baje su mirada y encontrara a Dori observándolo atentamente.
—Iré con Jisung, espera en el sillón.—como si supiera lo que una de sus mascotas le estaba diciendo le respondió, terminando de caminar hacia el fondo del pasillo para girar la manilla de la puerta y asomar su cabeza.
Se enterneció al instante, Jisung estaba abrazando el peluche favorito de Minho mientras apoyaba su mentón en la cabeza del peluche, con sus mejillas infladas de manera infantil y sus cejas unidas demostrando que estaba "enojado" pero simplemente se veía tan tierno que logró que de los labios del mayor escapara una risita a la par que entraba a la habitación captando la atención del felino, con sus orejitas alzándose.
Minho caminó hasta la cama, mostrando su linda y honesta sonrisa al menor que lo miraba con sus ojitos casi brillantes, con esa linda mirada encima Minho se sentó en la orilla de la cama.
Dio un respingo para poder hablar.
—Jisung, lo siento much-
—¡Soonie, Doongie y Dori me dan celos! ¡Muchos!.
Minho abrió sus ojos en par cuando exclamaba, y cuando terminó, observó cómo Jisung parecía decepcionarse y avergonzarse de lo que había dicho, el mayor simplemente sonríe, y ríe ligeramente mientras abre sus brazos.
—Ven aquí.—dijo, algo que había impresionado al pequeño rubio, pero reaccionó rápidamente y se lanzó encima del mayor chillando como un niño feliz abrazándolo.
No entendía que estaba pasando, no sabía porque Minho le estaba sonriendo tanto, le pedía disculpas o porque lo había llamado pero lo adoraba, todo lo que quería era su cariño y atención, ahora que la estaba obteniendo no desaprovecharía la oportunidad.
Mientras esconde su rostro en el pecho ajeno, sus ronroneos se hacen presentes cuando las grandes manos de su dueño brindan caricias en su cabello y cerca de sus orejitas, causándole gracia por ternura al mayor.
Ahora que lo pensaba, Jisung era muy suavecito y apapachable.
—Lindo.
Murmuró cuando su mirada bajó y encontró que Jisung aplastaba una de sus mejillas contra su pecho, mantenía sus ojos cerraditos y disfrutaba los mimos del chico.
Y oh, por su puesto que la madre de Minho estaba asomada por la puerta evitando a toda costa soltar un grito por estar presenciando tal escena.
No supo cómo pero, desde que entró y escuchó la anécdota de su hijo sobre su mejor amigo y el evento de adopciones de híbridos, al ver también actuar al pequeño rubio, sus instintos maternales le indicaron que estaba por conocer, tal vez, a la pareja de su hijo.
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