Capítulo 9
Volver al departamento que alguna vez compartió con Louis y que de inmediato se convirtió en un hogar y su lugar, siempre es difícil desde que las cosas terminaron y aunque básicamente estén juntos de nuevo no se siente tan real como quisiera, porque aún hay cosas que decir y una cosa que Harry debería confesar antes de que se aferre a sus huesos y le sea tarde y difícil decirlo. Aún es difícil entrar al departamento, porque hay recuerdos que llegan a él con calidez. Desde las veces que pasaban acurrucados en el sillón, con los pies entrelazados y una ligera discusión de que mirar en la televisión después de un largo día, hasta las charlas en la barra de la cocina en la madrugada con una taza de té en las manos o chocolate caliente. Incluso esas tontas peleas en medio del living que hacía que sus rostros estén rojos y calientes de la frustración. Los momentos en dónde Louis lo perseguía y lo tomaba de la cintura para llevarlo a la habitación mientras Harry tenía una sonrisa tonta en el rostro o desde las peleas que se convertían en ley de hielo y esas ocasionaban que Louis eligiera dormir en la habitación de invitados, pero no pasaba diez minutos cuando Louis se deslizaba a su lado y lo abrazaba contra su pecho sellando la paz.
La mano de Louis en la suya lo saca de sus pensamientos y lo guía hasta el balcón. Se le inunda el pecho de amor como si antes no lo hubiese estado, sin embargo, ahora mismo le está costando respirar al ver la noche estrellada dándole la bienvenida, como el balcón luce cómodo. Es pequeño, pero es perfecto para ellos dos. Louis ha puesto una manta sobre el suelo frío y un par de almohadas para sentirse más cómodo alrededor de la noche. También hay flores en una cesta al final del barandal y otras en una jarra azul. Quiere soltarse a reír por esto, Louis no tiene un florero apropiado que ha buscado algo que sirva como tal.
Siempre ha sido amante del romanticismo, de los actos románticos en toda la expresión de la palabra, que tener este momento lo hace sentir que no lo merece, no cuando no está siendo honesto con Louis, no cuando no regresó con Louis en sus cinco sentidos, simplemente fue en medio de un momento de debilidad dónde se sentía valiente y capaz.
No tiene tiempo para confesarlo, Louis lo jala hasta el suelo y se ríen cuando sus rodillas chocan y duelen al mismo tiempo. De algún modo, entre el acto queda sobre el regazo de Louis. Sus dedos toman vida propia y acaban en su cabello mientras lo mira fijamente. ¿Podrá Louis perdonarlo? Quiere creer que sí, que lo comprenderá, pero si fuese al revés está seguro que le tomaría tiempo pensarlo, se enojaría. Entendería si el ojiazul lo termina odiando.
Louis se inclina capturando sus labios y le sujeta la espalda para no terminar cayendo al suelo. Por eso sostiene los mechones castaños con fuerza siguiendo el beso. No es como los otros, siempre hay algo diferente en cada beso que lo hace único y especial. Este en cambio, sabe a esperanza. En algún lado del sabor amargo de los labios de Louis, el sabor a café, o a cigarrillo, hay sabor a esperanza. Suspira ahuecando las mejillas de Louis para besarlo con determinación y buscar esa esperanza en ellos. Se terminan alejando por falta de aire y el calor se enfrascan en sus mejillas pálidas.
—Te amo.
—Louis—las palabras le brotan con sorpresa. No esperaba escuchar esas palabras tan pronto.
—Te amo, Harry, y no sabes lo agradecido porque me hayas dado una oportunidad.
—Escucha, Louis, tengo que decirte algo importante—pide alejándose del regazo del castaño para hablar con seriedad.
—Te escucho.
—No sé cómo probablemente te tomes esto, pero-
Sus palabras se ven interrumpidas cuando suena el temporizador del horno. Louis abre los ojos y se levanta de repente—. ¿Me esperas?. He horneado pizza casera. No quiero que comamos pizza quemada.
—Sí, de acuerdo, está bien.
Se deja caer sintiendo como las almohadas amortiguan la caída contra el suelo y mira como las estrellas bailan sobre él, casi burlándose. Estaba apunto confesarle la verdad a Louis, ahora toda la valentía que acumuló en el cuerpo en este lapso de tiempo se ha esfumado de repente. No está seguro si es buena idea hacerlo ahora, no cuando el ojiazul le ha preparado la cena, ha decorado el balcón solo para ellos dos y ha planeado una grandiosa cita. Confesarlo ahora solo sería doloroso y arruinaría el resto de la noche.
Huele increíble cuando Louis regresa con una pizza en sus manos. Lleva unos guantes de flores. Se le escapan las risas sentándose. El ojiazul solo alza una ceja y deja la pizza a un lado. También hay una botella de vino y dos copas y todo luce cómodo, sencillo, pero es lo mejor que ha tenido en un tiempo. Le cuesta creer que alguna vez tuvieron desacuerdos, que estuvieron separados. Que Louis no piense en el matrimonio porque sería un gran esposo, el mejor de todos. Siempre se preocupa por él, lo cuida cuando tiene resfriado y cuando le duele el estómago, y viceversa. Cocina, incluso cuando no le gusta y dice que no es bueno.
Louis regresa a su lado y le acaricia los rizos con suavidad. Se le cierran los ojos y decide que va a luchar por su relación, incluso si acaba con el corazón desgarrado y el alma hecha pedazos. Quiere estos instantes de felicidad. Quiere seguir sintiendo el calor de los brazos de Louis y no sentirse solo en un departamento casi vacío y silencioso. Extraña los momentos al final de la hora del trabajo para reencontrarse con Louis.
—¿Qué querías decirme?
—¿Eh? —Abre los ojos un poco.
—Dijiste que querías decirme algo importante, ¿qué es? ¿sucede algo? —Louis pregunta. Su preocupación es palpable.
—No, no es algo importante.
—¿Estás seguro? Parecía que era serio.
Se obliga a sonreír para calmarlo, y parece ayudar, porque Louis deja el tema al aire y empieza a descorchar el vino mientras Harry se encarga de colocar un poco de música, lo suficientemente bajo para no molestar a los vecinos ni tampoco para tapar el sonido de sus voces. Una vez que encuentra la canción perfecta, se acerca a Louis dejando caer una mano en su muslo mientras ve cómo sirve el vino en las copas.
La noche está siendo considerada con ellos. Hace fresco, pero no lo suficiente para obligarlos a permanecer adentro, ni tampoco para hacerlos tiritar. Es agradable y una caricia a la piel. Las estrellas danzando en el cielo hacen más romántico el momento y el silencio que se extiende, a pesar de la música, hace que quiera permanecer más tiempo aquí, que el momento se quede encapsulado en un momento del tiempo para dejarlo fluir y no sentir que la noche se les escapa de las manos. Quisiera poder contenerlo en la palma de su mano y repetirlo todas las veces que desee.
Louis le extiende la copa y empuja la suya. Entiende lo que quiere hacer el ojiazul y copia el acto escuchando el sonido de las copas chocando entre ellas.
—Brindemos.
—¿Por qué quieres brindar? —Harry sonríe llevándose la copa cerca de la boca para oler el vino y llenarse los pulmones del agradable aroma que desprende.
—Por nuestro amor. Por las segundas oportunidades.
—Por nuestro amor y las segundas oportunidades—repite en voz alta y sus copas chocan entre sí al momento. Beben unos sorbos y sus cuerpos se atraen al momento. Sus muslos se tocan y la sonrojes abarca sus mejillas.
—Deberías volver.
—¿A dónde? —pregunta sin saber de qué habla ahora.
—Aquí. Apresurarnos a terminar nuestra relación fue un error. Extraño tenerte aquí en todo momento, saber que estarás cerca cuando abra y cierre los ojos.
—¿Hablas en serio?
—Solo si quieres. —Le quita la copa de las manos y los deja a un lado para acercarse.
—Sí... Sí quiero, Louis. Me gustaría mudarme contigo otra vez.
Va a mudarse otra vez, lo haría mañana mismo si pudiera, si Louis se lo pidiera.
Sujeta el rostro de Louis y lo atrae a un beso que termina siendo un desastre, pues las sonrisas en sus rostros no los dejan besarse con profundidad. Pero a medida que sus latidos van calmándose y la euforia va bajando, sus labios se encuentran otra vez en esos pocos segundos. Louis lo empuja hacia abajo hasta que su espalda toca el suelo que es cubierto por una manta. Se aferra a su cuello mientras desliza sus labios y las manos de Louis buscan el camino por su cuerpo. Desde su cintura hasta sus piernas.
Jadea cerrando con fuerza los ojos sintiendo los besos en su cuello y el calor extenderse por todo su cuerpo al instante.
Deberían parar, están en el balcón y posiblemente haya vecinos frente a ellos, pero eso es lo único que no quiere hacer; dejar de besar a Louis mientras sus piernas se enredan a su alrededor y se olvidan de la cena y del vino, sobre todo de los vecinos. Ni siquiera tiene tiempo de pensar cuando Louis lo empuja más abajo y besa su cuello haciendo que sus ojos se cierren y sus dedos busquen sujetarse de la espalda de su novio.
—Mierda.
—Louis, amor—no sabe porque súplica, pero lo hace—. Va-vamos a la habitación ahora.
—No, voy a hacerte el amor aquí.
—Pero—se calla cuando Louis coloca un beso sobre sus labios.
—Traeré una manta y los condones. Nadie va a vernos. Ni siquiera están los vecinos, todo está apagado—Louis señala divertido y caliente.
—Apúrate entonces.
No puede creer que estén a punto de follar en el balcón, al aire libre y propensos a qué los vean. Louis podría recibir quejas mañana y a éste no parece importarle mucho. Vuelve en cuestión de segundos empujando sus pantalones afuera para dejarse caer y taparlos con la sábana que ha traído, también lleva un par de condones y lubricante. Ambos están desesperados que parecen inexpertos, pues Harry no sabe cómo acomodarse o poner sus manos, pero lo resuelve en el momento en que Louis lo abraza y lo besa. Desde ahí, todo fluye mientras sus dedos descubren sus cuerpos y sus bocas el sabor del otro.
Entre besos húmedos, sus dedos vagan por su propio pantalón para poder deshacerse de ellos. Maldice el momento en que decidió ponérselo, ahora le está costando trabajo bajarlo sin despegar sus labios de Louis. El ojiazul al ver su lucha, se burla, sin embargo, lo ayuda a bajar sus pantalones y su ropa interior empujándolo hacia un sitio donde no estorbe sus movimientos. Se siente expuesto, pero debe de admitir que es algo romántico y loco.
Desde esta posición puede ver las estrellas y la luna resplandecer en el cielo, aunque eso no es la cosa más maravillosa que tiene frente a él.
Jadea al sentir las uñas de su novio empujar hacia la piel de sus caderas mientras empuja sus erecciones juntas. Louis todavía lleva su ropa interior que la fricción es dolorosa que podría rascar la ropa del ojiazul y pedirle que lo folle ya. Está demasiado ansioso, ha pasado un tiempo desde que no ha tenido sexo que está frustrado y podría terminar con solo unos cuantos movimientos o toques. No se siente avergonzado por ello, parece que Louis piensa lo mismo, pues detiene sus movimientos y lleva sus labios a su cuello y sus manos se deslizan debajo de su camisa apretando sus pezones endurecidos.
—Oh, mierda, Lou.
—Tienes que ser silencioso si quieres que te folle fuerte en el balcón—le recuerda—. ¿Quieres que nos saquen mañana cuando apenas vas a mudarte de nuevo? Dime, bebé, ¿eso quieres?
—No, solo-solo follame ya. Te necesito tanto.
—Tengo que prepararte. Seguro estás tan jodidamente apretado—Louis susurra contra la piel de su cuello y sus dedos se aprietan en sus caderas que sabe que dejarán marcas. Mañana serán visible las marcas de sus dedos—. Seguro que estos meses tus dedos no te han funcionado.
—No, no lo han hecho. Te necesitaba a ti.
—Y vas a tenerlo, amor, solo sé paciente y déjame prepararte. —El problema con eso es que Harry no es paciente y menos cuando está caliente y sexualmente frustrado.
Gime sobre el hombro de Louis sintiendo los dedos del ojiazul alrededor de su pene. Su mano se desliza de arriba abajo con movimientos lentos, que llegan a ser tortuosos a este punto porque necesita más de Louis, nada le es suficiente. Quiere pertenecerle en todos los sentidos.
De su boca se escapan jadeos, suspiros y gemidos que intenta que sean lo más bajos posibles, solo para Louis. Pero ha pasado tiempo en dónde el ojiazul no lo tocaba que tiene que ser ruidoso y se siente desesperado. Sus dedos se enredan en el cabello de Louis jalando de ellos cuando acelera sus movimientos y se le inundan los ojos de lágrimas y sus dientes atrapan sus labios. La otra mano de Louis que está desocupada vaga por sus pezones jugando con ellos que Harry se encuentra en una neblina sexual en dónde las sensaciones son demasiadas que se siente perdido en algún punto en el espacio.
Louis desliza entre sus dedos el presemen y los guía hasta su entrada. Jadea abriendo la boca sintiendo cómo poco a poco los adentra hasta que se pierden dentro de su entrada. Suspira sintiendo las cosquillas en su vientre y sus manos se deslizan por su cuerpo sintiendo el calor filtrarse por su piel. Había olvidado lo bien que se siente tener los dedos de Louis follando lentamente su entrada, cómo no parece ser suficiente porque siempre quiere más.
—Se siente tan bien.
—Lo sé, me gusta la manera en que te ves tomando mis dedos. Todo flexible y tan bueno para mí—Louis dice por lo bajo acercando sus labios—. Ahora imagina como vas a sentirte cuando tomes mi polla.
—Dios, te necesito tanto, no solo en esto, Louis.
—Lo sé, lo sé, también yo, no sabes lo irritante que estuve con Liam y Zayn. No iba a aguantar más tiempo—confiesa.
—Créeme, Niall estaba peor.
—Es una suerte para ellos que estemos juntos otra vez—no tiene tiempo para sentirse mal cuando Louis se aleja para colocarse el preservativo correctamente y les coloca las sábanas bien.
Su pene se presiona en su entrada jugando un juego sucio en dónde Louis disfruta y Harry se vuelve un caos. Jadea cuando el ojiazul empuja su polla y se hunde en él lentamente, deteniéndose para dejarlo acostumbrarse de nuevo al tamaño. Siente un poco de dolor, pero la sensación es demasiado buena y Louis es grueso que necesita tiempo para adecuarse. Una vez que siente el cuerpo relajado y flexible, voluble al antojo de Louis, éste empieza a mover las caderas y sus manos vuelan a los hombros de su novio.
El aire fresco les acaricia el cuerpo y las estrellas son las únicas testigos de lo que sucede bajo las sábanas.
Sus bocas se encuentran en un beso desordenado. Jadeando por momentos ante las sensaciones que los abrazan. Louis se mueve duro y profundo ocasionando que poco a poco las sábanas vayan bajando, no lo suficiente para mostrar que están haciendo, pero sí para mostrar un poco de piel de más. Harry podría colocarlo de nuevo, pero está más ocupado tratando de callar el coro de gemidos que amenaza con escapar de sus labios que en preocuparse que alguien los vea.
—Te sientes tan bien. Extrañaba tenerte de esta manera, debajo de mí, jadeando, pidiendo por más. Viéndote tan destrozado.
—También te extrañe de tantas maneras, incluso las discusiones—confiesa.
—No, no quiero discutir más.
—No, no lo haremos más—promete soltando un gemido en medio de la oración.
—No lo retengas, quiero escucharte.
Y lo hace; deja escapar los gemidos sin importarle las consecuencias mañana. Tan solo se relaja y se vuelve flexible mientras Louis lo folla sin parar y el calor y las cosquillas se arremolinan en su vientre. De inmediato, todo gira y queda encima de Louis. Las sábanas aún cubren a duras penas sus cuerpos y eso lo obliga a moverse más rápido y no levantar sospechas.
Sostiene la base del pene de Louis y lo guía hasta su entrada presionando ahí para bajar lentamente, ayuda mucho que ya esté lo suficientemente abierto para que ya no duela. Sus manos se empujan en el pecho de Louis y sus ojos están fijos en el castaño, tiene el cabello revuelto, las mejillas rojas y los ojos cristalizados. Sus hombros tienen rasguños y su cuello algunas mordidas. Se le sube la temperatura al ver su cometido, pero debe de admitir que le gusta ver las marcas que le ha dejado en el cuerpo. Siendo visibles para que otras personas vean que tiene alguien en casa.
Con ayuda de los hombros del ojiazul, se impulsa y empieza a mover las caderas en un vaivén lento y enloquecedor para Louis. Mantiene los ojos cerrados y sus manos sobre sus muslos acariciándolos con suavidad. Disfruta de moverse a su antojo y a su ritmo, le encanta tener el control y ver a Louis debajo de él a su merced. En pocos segundos, empieza a brincar con fuerza sobre el regazo de su novio mientras éste lleva una mano a su boca y calla toda clase de maldiciones y sonidos que quieren escapar de sus labios.
—Me tienes en tus manos.
—Y debajo de mí—se burla deslizando sus manos por todo su pecho y abdomen. Mueve las caderas hacia adelante y atrás con lentitud. Cada vez siente tocar su punto y sus ojos se le cierran de puro instinto.
—No me molesta estar debajo de ti si te tendré así.
—¿Moviéndome para ti?
—Sí, solo para mí—recalca Louis cerrando los ojos. Su pecho baja y sube y sus dedos se afianzan en su piel mostrando que está a punto de terminar.
A Harry solo le toma un par de movimientos para correrse sobre el pecho de Louis mientras intenta seguir con sus movimientos para hacer llegar al ojiazul. No le toma mucho tiempo para hacerlo, pero si le toma minutos recuperar el aliento y envolverlo con las sábanas para guiarlo dentro de la casa. Lo guía al baño mientras busca ropa nueva para cambiarse. Se encarga de lavarle el cabello con shampoo de fresas y de cepillarle los rizos una vez que están fuera de la ducha mientras se viste a pasos torpes.
La cita termina siendo en el sillón mientras comen pizzas y miran una serie en la televisión del living. Con Harry entre los brazos de su novio como un cachorro feliz y con el estómago lleno.
Está feliz de haber mandado ese mensaje cuando estaba ebrio.
♡
Camina por la cocina demasiado temprano en la mañana abrazando su cuerpo porque hace fresco y agradece haberle robado anoche las pantuflas a Louis porque ahora tendría los pies helados, pero eso no es lo que lo mantiene despierto o atormenta, sino es que se siente culpable por sentir que su corazón está a punto de explotar por tanto amor. Se siente culpable porque siente que ama demasiado a Louis, más de lo que ya lo hacía y más de lo que lo hizo ayer, se siente tan culpable por sentirse así cuando no ha sido honesto y le ha ocultado cosas. El ojiazul no merece empezar una relación con mentiras y no quiere seguir ocultándolo, porque lo que sucedió ayer solo fue una bomba para que ocurra esto, para que se decidiera que va a decirle sin importar que suceda, si lo odia o no quiera verlo ahora. Entenderá su decisión, pero va a dolerle.
Es quizás por eso que camina por la cocina preparándose un café tan temprano en la mañana. Deben ser las siete de la mañana, pero cuando despertó entre los brazos de Louis y vio que dormía pacíficamente y mantenía una sonrisa suave en sus labios ya no pudo conciliar el sueño más.
Siente que en cualquier momento podría ir y despertar a Louis y soltarlo. La sensación de presión en su pecho y el nudo en su garganta no se van de ahí y él sabe muy bien que tiene que hacer para sentirse mejor, pero Louis sigue durmiendo y él no será el causante de perturbar sus sueños, así que ocupa su tiempo para prepararse unas tostadas francesas con miel y fresas con su café. Se sienta en la barra de la cocina mientras come y repasa en su cabeza las cosas importantes que quiere decirle a Louis, no quiere que ningún detalle se le vaya, necesita ser honesto y decirle todo.
Más tarde, Louis entra por la cocina con una sonrisa perezosa y el cabello desordenado. Se acerca a él para dejar un beso en su frente y lo mira confundido.
—¿Estás bien, amor? Pareces desesperado.
—No, tengo que decirte algo antes de que me siga quemando por dentro—confiesa.
—¿Qué sucede?
Harry brinca de la barra. Los platos están limpios y la cocina también. —Yo, ¿recuerdas la noche que te envié aquel mensaje?
—Como olvidarlo. ¿Qué pasa con eso?
—Tengo que ser honesto contigo, no quiero lastimarte, eso es lo que menos quiero hacer, pero —Cierra los ojos con fuerza—. Estaba ebrio, Louis, no estaba pensando bien cuando te mandé esos mensajes. Sé que debí de habértelo dicho antes, pero no quería hacerte daño, pero ahora que me doy cuenta, lo he hecho porque-
—¿Por qué, qué? —Louis aprieta la mandíbula. Luce enfadado, ahora no hay rastro de amor en sus ojos, solo dolor y decepción.
—Hice cosas que odias para que tú terminaras conmigo y no me sintiera mal por yo terminarte. Dios fue tan egoísta y no merezco que me perdones tan fácilmente, pero hace días me arrepentí. Quiero esta segunda oportunidad, luchar por nuestro amor.
—Entonces, hiciste todo eso porque-
Louis se detiene cuando cae en cuenta pasándose las manos por el rostro. Harry tiene tantas ganas de acercarse y decirle que lo siente tantísimo, que daría lo que fuese para que lo perdone, para que les dé una segunda oportunidad, pero no se siente merecedor de una nueva oportunidad, no cuando está lastimando a Louis ahora. No cuando sus ojos se ven rotos, tristes y decepcionados. ¿En qué estaba pensando?
Se mantiene el silencio en el lugar, la tensión es palpable y todo rastro de amor que había anoche se ha esfumado, como si nunca hubiese estado ahí antes. Se lo merece, ha sido egoísta, solo ha pensado en él. Se siente mal.
—Creo que es demasiado tarde que pidas algo así.
—Louis, de verdad lo siento, no sabe-
—¡Por supuesto que no lo sientes! Dime, Harry, ¿te entretuvo hacer todas esas cosas para que yo te terminara? Dime—Louis se acerca con ojos oscuros y la mandíbula marcada—. Puedes hacer de todo para que te odie, pero nunca lo vas a conseguir, ¿sabes por qué? porque yo si te amo y haría cambios por nosotros.
—Louis, yo-
—No necesitabas hacer todo eso, tan solo decirme esto… lo has logrado—dice mirando otros puntos solo para no mirarlo a él—. Vete, ya he terminado contigo. Ya no tienes que hacer todo para no permanecer a mi lado, si eso era lo que querías ahora lo tienes. Vete, no quiero verte, Harry. Y no te preocupes, ya no voy a insistir más, puedes estar tranquilo.
—Me lo merezco, pero te amo, Louis, más que nada en este mundo y no importa cuánto intenté quitar estos sentimientos, siempre están ahí incluso si lucho contra ellos. Te amo, Louis, lo haré siempre.
—Vete ya.
Louis no lo mira cuando pasa por su lado y recoge sus cosas, tampoco lo hace cuando sale por la puerta ni a lo largo de la semana. Lo evita cada vez que puede, intenta no tomar el ascensor con él y tampoco responde sus mensajes.
Se lo merece, pero tiene esperanza para luchar por su amor, pero quiere darle su espacio. Duele tenerlo alejado y sentir el corazón vacío y las esperanzas por el suelo.
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