Capítulo 8
Harry no había dormido así de bien desde que dejó el departamento de Louis hace unos meses atrás, no cuando ya no dormía entre los brazos del castaño, pero despertar y sentir cómo los rayos del sol impactan contra su rostro y este cuerpo pegado al suyo está siendo su radiador personal mientras le acaricia el vientre, justo donde descansa su tatuaje de mariposa, es que se da cuenta de lo mal que ha estado durmiendo este tiempo, ya lo sabía antes de hoy, tenía una ligera sospecha de que no tenía tanta energía como antes, pero despertar en los brazos de Louis le hace darse cuenta de esto. Con ese pensamiento en la mente, se toma el tiempo de parpadear lentamente hasta que sus ojos se adecuan a la luz que se filtra a los lados de las persianas, en aquellos sitios donde no llega a tapar en su totalidad. Cierra los ojos y se da la vuelta para pegarse al costado de Louis buscando hundir su nariz en sus clavículas y tocar su pecho con suavidad, justo como lo hacía todas las mañanas al despertar.
Le había tomado cierto cariño a las mañanas, incluso si eso daba pauta de que tenía que levantarse para ir a trabajar, pues podía tomarse el tiempo de disfrutar las mañanas con Louis. A veces recibía besos pausados, caricias y roces, otras veces eran mañanas agitadas y respiraciones entrecortadas por parte de ambos. Empezó a odiar las mañanas desde que su cama era demasiado grande para él solo, desde que se despertaba frío, solo y cansado y no tenía un peso extra detrás de él.
Ahora que su nariz está presionada contra la piel caliente de Louis y sus brazos están a su alrededor y la habitación está llena de silencio convirtiéndolo en una mañana perezosa, se da cuenta de cuanto ha necesitado esto, eran de sus momentos favoritos y en dónde disfrutaba de los momentos tranquilos de Louis. No sabe cómo es que terminó en este sitio; presionado contra el ojiazul buscando encontrar el sueño nuevamente, lo último que recuerda es que estaba tratando de no quedarse dormido a la mitad de la película mientras Louis lo tenía abrazado y murmuraba palabras en su oído como si alguien pudiese escucharlos. Tiene la ligera sospecha de que el castaño lo ha hecho al propósito para mantenerlo en su casa.
Su lucha por no quedarse dormido era por miedo a volver a sentir que Louis era su hogar, de que le agradara estar andando por aquí otra vez y míralo; presionado al costado de Louis con los ojos cerrados y no queriendo levantarse y enfrentar la realidad. Poco a poco él está cayendo en un juego contrario a lo que está intentando.
Se le acelera el corazón al sentir cómo Louis empieza a despertar poco a poco. No deben ser más de las diez de la mañana, pues los rayos del sol son ligeros y un baño agradable a la piel. Alza la cabeza un poco sólo para encontrarse con los iris azul eléctrico y el cabello hecho un lío. En este ángulo, puede ver perfectamente como se inclina y deja un beso en la punta de su nariz.
—Buenos días, amor.
—Lo hiciste a propósito—lo acusa alejándose para estirarse. Louis de inmediato lo toma de la cadera y lo empuja de regreso a la misma posición de hace unos segundos.
—¿Ah sí? ¿Qué es lo que supuestamente hice a propósito? Ilumíname.
—Que me quedara dormido para no irme de aquí—dice juguetonamente empujando un dedo en el pecho de Louis—. Yo debería estar en mi departamento en estos momentos, no aquí.
—¿Tienes que hacer algo importante?
—No, pero-
—Entonces yo no veo el problema. —Se encoge de hombros.
De pronto, todo gira y queda debajo de Louis. Se le sube la temperatura al rostro y todos los recuerdos son un remolino ahora mismo, la manera en que Louis sonríe suavemente inclinándose para besarlo con profundidad sólo le hace recordar ciertas mañanas. Enreda sus dedos en sus mechones jalándolos por ratos al mismo tiempo en que sus labios se mueven lentamente sintiendo el calor arremolinarse en el fondo de su estómago y siente las cosquillas en la punta de sus dedos.
Podría permanecer más tiempo en la cama, llevar esos besos húmedos a algo más que unos simples roces y toques, pero recordar la razón por la que está aquí en primer lugar, lo hace empujar a Louis del pecho y levantarse. El ojiazul cae del otro lado, boca arriba y pasándose las manos por el cabello. Sus ojos están brillosos mostrando el deseo contenido en su ser y sus labios están hinchados y rojos por los besos posteriores. Lo que más quiere ahora es entrar a la cama otra vez y besarlo hasta que ese lapso de tiempo en dónde sintió que su corazón estaba vacío se borre. Hasta que vuelva a escuchar a Louis decir que lo ama con locura, hasta que sienta que ya no importa nada más que solo el momento.
Se excusa con que tiene que ir al baño y se encierra ahí por lo que parecen horas. Se apresura al lavamanos abriendo el grifo para humedecerse las manos y pasarlo por su rostro para quitarse el sueño que se aferra a sus huesos, aunque a este punto está más despierto que nada.
—Bebé. —Louis toca la puerta con suavidad—. Haré el desayuno, ¿te quedas a comer?
—Eh, sí, sí. En un momento salgo.
—Iré por unas cosas, no tardo, puedes prepararte algo mientras llego—avisa. Puede sentir por medio de sus palabras como una sonrisa cariñosa tira de sus labios. ¿En qué se ha metido? ¿Por qué se puso algo ebrio aquella noche?
—De acuerdo.
—¿Quieres algo en particular? —pregunta antes de irse.
—No, todo bien.
—Si quieres cambiarte, ya sabes que puedes tomar de mi ropa, estarás más cómodo—es lo último que dice antes de escuchar cómo sale de la habitación, toma las llaves de su auto y la puerta principal emite un sonido cuando sale.
Abre la puerta para caminar hasta el closet y empezar a buscar algo cómodo para ponerse, porque Louis tiene razón, ha estado en estos jeans ajustados toda la tarde y noche del día anterior y lo único que quiere es sentir sus piernas libres. Opta por unos joggers del ojiazul y encuentra una de las sudaderas que solía usar con demasiada frecuencia cuando tomaba ropa prestada de su novio. Una vez que está vestido sale de la habitación para entrar a la cocina mientras revisa la alacena, casi no hay nada cómo supuso, quizás no le ha dado tiempo de hacer las compras y abastecerse de alimentos.
Camina por todo el departamento con los pies descalzos, los rizos revoltosos y tomando algunas cosas a medida que recorre cada sitio. No quiere verlo cómo que está haciendo la limpieza porque eso solo haría que muchas alarmas en su cabeza se activen y no tiene ganas de atormentarse con cada cosa que cruza por su cabecita, así que decide estar relajado y ayudar a levantar un poco el lugar para distraerse mientras el ojiazul regresa de las compras. Muere de hambre, es demasiado tarde ahora que se han puesto de pie.
En medio de su trabajo de recolectar las prendas que el ojiazul deja en cada rincón de la casa para meterlo al cesto de ropa sucia, la puerta se abre sin que se dé cuenta, demasiado inmerso en lo que está haciendo para ver la sonrisa cariñosa que tiene Louis en su rostro mientras se encuentra cruzados de brazos mirando cómo el rizado está recogiendo sus prendas. Sólo es hasta que camina detrás de él y lo abraza por la espalda. Sus ojitos se cierran de manera inconsciente y deja que los labios de Louis toquen la piel de su cuello.
—Me encanta verte de nuevo en el departamento.
—¿Sí? —suelta en medio de un suspiro. No está pensando con claridad.
—Demasiado. Todo este tiempo ha estado silencioso y vacío. Cada vez que vuelvo del trabajo se siente pesado, ya no es lo mismo si no estás aquí.
—¿Incluso cuándo éramos tan opuestos?
—Lo opuesto me gusta, eso nos hizo enamorarnos y complementarnos en varios sentidos. —Se le eriza la piel al sentir el aliento de Louis contra su piel.
Están en una montaña rusa con tantos sentimientos empujándolo contra su pecho, bailando sin sentido. Ninguno de los dos es valiente para tener esa conversación que pondrá todo sobre la mesa. Quizás tienen miedo de que al hacerlo los haga alejarse, aunque deseen con todas sus fuerzas estar juntos. Tal vez siente miedo de destrozar su corazón en el acto. Hay tantas cosas que decir, tantas cosas ocultas debajo de su piel, guardadas en su alma. Harry le gustaría ser lo suficientemente valiente para atreverse a preguntar, hacer esa pregunta que marcaría el resto de su relación. Y aunque la relación sea bonita, si sus planes de vida no concuerdan, o si quieren cosas distintas, no van a poder sobrellevar la relación a la larga.
Es consciente de los vacíos dentro de su relación, sin embargo, su cabeza elige bloquearse y dejarse llevar por el momento, por lo que Louis le está haciendo sentir y quizás eso solo haga que su corazón se rompa con más fuerza.
Este día elige sentir los latidos de su corazón y los besos suaves que el ojiazul le proporciona juntos los susurros contra su piel.
♡
Regresar al trabajo después de un fin de semana lleno de tantos sentimientos, todos ellos siendo agradables, debería ser ilegal y una falta de respeto, porque mientras está sentado en esta silla que se mueve a la misma dirección que lo hace sus caderas y está con la vista fija en los documentos que tiene en la pantalla, es en lo último que piensa, demasiado ocupado con sus pensamientos prendidos llevándolo a una sola dirección: Louis. Han pasado nueve días, mañana se cumple el día diez y no ha conseguido que el ojiazul termine con su relación, lo único que ha podido conseguir es bajar la guardia y ceder. No ha podido llegar al objetivo inicial, sólo se ha desviado y ha dejado que su corazón vuelva a llenarse de esperanza.
Suelta un suspiro de alivio al ver que su hora de salida ha llegado. Empuja su cuerpo hacia atrás para poder levantarse y buscar las llaves de su coche, toma las cosas importantes que quiere llevar a casa para poder terminar. Planea una tarde relajante, sentado en el balcón de su casa mientras termina el trabajo para adelantar y no tener que permanecer mucho tiempo mañana. Quiere dormir temprano y disfrutar de un día calmado. Sus planes de llegar al elevador antes de que las puertas se cerraran se ven interrumpidos cuando Eliot intercepta su camino.
Resopla dando un paso hacia atrás y le sonríe a Eliot. A pesar de lo sucedido hace un tiempo atrás, y del fracaso de su cita, parece que el hombre ha dejado todo atrás y Harry se alegra por eso, no quería perder su amistad.
—Eliot, hola.
—Lo siento, ¿tienes prisa? —Eliot pregunta mirando como el ascensor cierra sus puertas antes de que tuviera la oportunidad de entrar.
—No, sólo quería llegar ya a mi departamento.
—¿Algún plan importante? —pregunta con curiosidad. Harry niega—. ¿No? Estaba pensando en si te gustaría salir a tomar un trago.
—Eliot-
—No tienes que recordármelo, lo decía en plan de amigos. Siempre me has agradado y hay un bar a unas cuadras que tiene buenas recomendaciones, me la pasé bien contigo. Sólo me gustaría que fuéramos amigos simplemente—el hombre le aclara al momento.
Se lo piensa, porque en verdad tiene ganas de hacer algo a pesar de que sus planes eran sencillos y tranquilos y Eliot lo está invitando en plan de amigos sin segundas intenciones. No tiene nada que hacer y tiene la vida por delante, sin embargo, no termina de decidirse cuando siente unas manos sujetarlo y pegarlo contra su pecho. Alza la mirada para encontrarse con Louis y sus imponentes ojos azul eléctrico. Son demandantes, oscuros y su mandíbula está tensa. Harry conoce tan bien sus reacciones cómo la palma de su mano. Sabe cuando Louis está celoso.
—No puede.
—¿Ah si? —Se gira hacia Louis cruzando los brazos y una sonrisa divertida tirando de sus labios.
—Sí, te tengo una sorpresa.
—¿Ustedes dos regresaron? —Eliot pregunta confundido mirándolo cómo están demasiado cerca y cómo sus cuerpos se tocan.
—Sí. Lo íbamos hacer en algún momento.
—¿Lo dejamos para otro día, Eliot? —Harry ignora la mirada de incredulidad y de molestia que Louis tiene en estos momentos.
—De acuerdo.
Eliot asiente suavemente. Se da la vuelta y entra al ascensor cuando las puertas se abren, en ese momento, Louis se cruza de brazos y tensa la mandíbula más de lo que ya lo hace. La manera en que Louis se ve estando celoso lo hace apretar los labios y sonreír. No es bueno ocultando sus celos, nunca lo ha hecho, y han pasado por situaciones parecidas cada vez que alguien se acercaba a Harry en un bar y le pedían su número o su Instagram, por supuesto que de su parte también ha habido celos, cómo la vez en la que se encontraron al ex novio de Louis y éste parecía coquetear tan abiertamente con el ojiazul. En todo momento, aprovechó cada oportunidad para recalcar que Louis ya no está disponible y estaba con él.
Entre los celos hubo ligeras discusiones y sobre todo descargas de energía en los cuerpos del otro. Esto es parecido, Louis mantiene la frente arrugada, la tensión es visible en su rostro y sus ojos oscuros llenan sus iris.
A este punto ya no está haciendo nada para enfadar a Louis y hacer que éste lo termine, ya ha bajado los muros y está disfrutando de verlo celoso una vez más. Pensó que no podría darse una oportunidad con Louis otra vez, pero aquí está; considerándolo, tal vez no es mala idea, quizás está vez funcione. De los errores aprenden y está seguro que lo arreglarán.
—¿No se supone qué está interesado en ti?
—Me invitó como amigos, ya le he dejado en claro que no quiero una relación ahora—balbucea sin pensar.
Louis gruñe entredientes extendiendo su brazo para tomarlo de la cintura y empujarlo cerca—. ¿No quieres una relación ahora? Bebé, perdón por decirlo, pero, estás en una, conmigo. No me agrada Eliot.
—Pues a mí sí.
—Ya no hablemos de él—propone Louis llevando una de sus manos a los rizos que caen por su frente. Enreda uno de sus dedos en un rizo—. Tengo planeada una sorpresa, paso por ti en la noche, aún debo terminarlo.
—Está bien. ¿Confidencial?
—Y no tendrás ninguna pista.
Rueda los ojos suspirando. Se centra en la cercanía de Louis y menos en las alarmas en su cabeza, ya ha aprendido a pasarlas por alto para dejarse guiar por lo que siente y quiere su corazón. Quizás es por esa razón que toma al ojiazul del cuello y estampa sus labios llevándolos a un vaivén lento. Sus dedos tocan su barba de algunos días y su nariz pica al sentir el aroma al humo del cigarrillo que seguro fumó antes de entrar y de su perfume. Louis es esta combinación que le resulta embriagante y encantadora, alguna vez se vio odiándolo, pero ahora podría ahogarse con ella.
No deberían estar besándose en medio del pasillo, pero se ve demasiado ocupado deslizando sus dedos por los mechones castaños mientras gira un poco el rostro para encontrar el ángulo perfecto para besar a Louis. Sus labios empiezan a sentirse húmedos y adoloridos. Al separarse sus bocas emiten un sonido que les saca risas bajas.
—Debería irme para terminar lo de la cita.
—Y yo debería irme para poder arreglarme. ¿Algún código de vestimenta? —Alza una ceja.
—Con lo que te sientas cómodo, no importa si es sencillo o extravagante. De cualquier manera, te ves precioso con lo que te pongas, no importa lo que sea.
—Tonto.
Debe morderse los labios para no dejar escapar esa gran sonrisa que amenaza con poner en evidencia que le gustó. Simplemente niega y camina hasta el ascensor para esperar a que las puertas se abran para poder ir a su departamento y avanzar un poco de su trabajo para luego poder empezar a arreglarse para su cita con Louis. Está emocionado, no sabe que ha planeado, pero se ha esforzado por hacer algo.
Como si el tiempo supiera de su desesperación, pasa con un parpadeo y Harry se encuentra moviéndose por el living pensando seriamente en ser honesto con Louis y confesarle la verdad. En cada momento que pasa con el ojiazul, el remordimiento se aferra a sus entrañas y hace que su estómago se revuelva. Si quiere intentar estar de nuevo con el ojiazul, debe empezar siendo honesto. No quiere volver a pasar la mala comunicación de un principio, ni tener secretos. Quiere hacer las cosas bien.
Brinca cuando el timbre suena. Se pasa las manos ligeramente sudadas por los jeans y camina hasta la puerta para abrirlo.
—Amor.
—Louis—suelta sonrojado. El ojiazul luce guapo con lo que lleva puesto y parece que ha elegido bien.
—Hola, bebé. ¿Estás listo?
—Sí, ¿qué plan tienes? —pregunta tomando sus llaves para poder cerrar la puerta.
—Vas a descubrirlo en algún momento así que te lo digo. Planee una cena en mi balcón, el que siempre te ha gustado. Compré vino, te compré flores y estaba esperando hablar, mirar las estrellas y quizás puedas quedarte a dormir.
—Ayer me quedé a dormir.
—Quiero que está vez sea tu decisión—explica Louis tomando su mano—. ¿Qué dices?
Asiente varias veces. Estar ahí sin preocuparse por el tiempo, le hará más fácil buscar el momento perfecto para decirle la verdad. No sabe cómo se lo tomará y entenderá si lo odia, pero de verdad espera que no lo haga.
Simplemente no quiere que lo odie, incluso si este fue su objetivo inicial.
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