Capítulo 5
La jornada laboral de Harry ha terminado y con ellos sus nervios se incrementan a cada segundo que pasa recogiendo las cosas en su oficina para poder marcharse a su departamento y empezar a vestirse para su cita, una cita con Louis. No sabe cómo es que ha acabado en esto, cómo es que no ha podido decirle la verdad y tiene mucho que ver que el ojiazul lo haya tomado entre sus brazos, contra su pecho, y lo haya besado de la manera en que sus sentidos fallan y su cuerpo se incendia disfrutando de los besos que Louis le otorga al momento. No ha pensado de forma correcta mientras el ojiazul lo tenía a su merced, y tal vez no hubiese tenido la valentía para serle sincero. Lo único que le queda hacer, es atenerse a las consecuencias de sus decisiones e ir a esa cita con un plan en mente, o eso espera hacer antes de que Louis vaya por él.
Empuja la puerta caminando hasta el ascensor y cuando sale de la empresa, la tarde ha caído. Solo tiene un par de horas para vestirse y eso lo pone nervioso y no entiende como es que puede tener la misma reacción incluso después de años. Ha salido con Louis por años, lo conoce a la perfección, sigue amándolo, lamentablemente, y todavía lo pone nervioso pensar en salir con él. Ahora más, al saber cómo sucedieron las cosas en realidad y al no querer acabar con un corazón roto como la última vez.
No ha visto a Louis en todo el día, para su suerte, pero eso sólo lo hace moverse en la habitación sacando ropa hasta encontrar la indicada. Irán a ese restaurante al que solían ir cuando estaban juntos, cuando no querían cocinar o querían disfrutar lo que la noche les podía proporcionar. Cuando está secando sus rizos la puerta es tocada. Sale con rapidez de sus pensamientos y abre la puerta esperando que sea Louis, sin embargo, se encuentra con sus amigos. Habría pensado que el ojiazul había venido antes de tiempo, cómo solía hacerlo. Le gustaba acostarse en la cama mientras lo veía peinar sus rizos y terminar de arreglarse para sus citas.
Camina de regreso a la habitación con sus amigos detrás de ellos y se coloca perfume antes de morder sus labios y pensar.
—¿Estás nervioso?
—Es claro que lo estoy, Flo—suelta caminando por la habitación sin un objetivo en concreto, sólo es para calmar sus nervios—. Debería haberle dicho sobre el pequeño momento de impulso que tuve en el bar.
—Sí, deberías haberlo hecho.
—¿Y cómo es que acabaste aceptándole una cita? —Niall alza una ceja divertido.
—Entre en pánico, no sabía cómo decirle y estaba-
—¿Y estaba qué? —Florence alza una ceja mirando a Niall de reojo. Debería aprender a callarse la boca porque ahora se encuentra rojo de la vergüenza.
—Nada. No me pongan más nervioso de lo que estoy.
Louis debe estar a punto de pasar por él. Van a ir a ese restaurante que le da tantos recuerdos, es una cita y va a estar a solas con Louis y está asustado. Asustado de que cualquier cosa que suceda le nuble la cabeza, pero se siente como si fuese su primera cita. Tiene que pensar en un plan antes de que venga por él. Quieren cosas distintas, aunque Louis no lo haya dicho, siempre buscaba cambiar el tema cuando hablaba de matrimonio, aunque quisiera intentarlo, siempre va a estar esa astilla. Él quiere casarse, ha sido parte de sus sueños y aunque no necesitan un papel, siente que es un paso significativo para su relación y que Louis no lo quisiera lo hizo sentir que no estaba comprometido con la relación tanto cómo él.
Sus pensamientos se ven interrumpidos cuando su teléfono suena y sus nervios vuelven a incrementarse cuando Louis le avisa que está abajo esperando por él. Toma sus cosas y mira a sus amigos.
—Cierren bien cuando se vayan.
—Oh no, estaremos aquí para ver cómo te fue en tu cita—Niall avisa. Parpadea lentamente, debió de suponer que iban a invitarse a sí mismos.
—Probablemente pediremos la cena por delivery y veremos una película. Estaremos pendientes por si quieres que te salvemos.
—Estaré bien—dice negando de manera divertida.
—Suerte en tu cita.
—Y dile—Florence lo señala acusatoriamente—, antes de que sea tarde y te arrepientas.
Asiente saliendo de la habitación para caminar y entrar al ascensor. Sus manos juegan con sus anillos y la electricidad recorrer su cuerpo. Está a punto de ver a Louis e ir a una cita. Meses antes no hubiese pensado que se encontraría en esta posición, a punto de ir a una cita con el ojiazul y probablemente esté espere un beso al final de la noche. Pensarlo hace que su corazón empiece a empujar contra su pecho.
Quiere dejar de pensar en esa posibilidad, sin embargo, cuando baja, Louis ya se encuentra ahí; apoyado contra su auto, con una de sus manos sosteniendo un cigarrillo y la otra dentro de su bolsillo. Su mirada está fija en el cielo, lo que le da la vista perfecta de su mandíbula fuerte y cincelada, una barba salpicada de algunos días y sus pómulos altos notables gracias a la luz de la luna. Lo siguiente que observa es el cabello cayendo en su frente y la ropa cómoda que lleva encima.
Un escalofrío recorre su cuerpo al sentir la mirada de Louis caer sobre él. Sus ojos lo escanean de pies a cabeza antes de extender su mano. Dios mío, Harry olvidaba porque está absolutamente enamorado de Louis. No sólo era atractivo, sino la manera en que de cierta manera lo hacía sentir especial.
—Luces precioso, no podré apartar la mirada de ti en toda la noche.
—No tienes porque hacerlo—suelta sin pensar.
—No lo haré entonces. —Louis le guiña el ojo. Si aún estuvieran juntos, ya lo habría sostenido y besado, ahora debe enterrar esas ganas en el fondo de su ser—. ¿Estás listo para irnos? ¿Me dejas terminar este cigarro, cariño?
—Sí, adelante.
—Déjame tenerte cerca—pide Louis sosteniéndolo de la espalda para empujarlo a su lado.
Harry queda pegado al costado del ojiazul, mientras esté gira su rostro del otro lado para dejar escapar el humo sabiendo que el rizado siempre ha odiado el olor. Eso es lo que piensa Harry mientras hunde su nariz en el cuello de Louis con la excusa de no querer oler. Y sus pensamientos empiezan a girar en torno a una cosa. Si Louis termina con él, no tendría la culpa y no le rompería el corazón, porque él tendría la decisión. Si hiciera las cosas que no le gustan a Louis, si lo harta de alguna forma, terminaría con él y ninguno saldría con el corazón roto.
Sonríe sobre el cuello de Louis, teniendo una gran idea. Suspira. Los dedos del ojiazul le aprietan la cintura. Alza la cabeza admirando su perfil.
—Lou.
—¿Si, amor? —pregunta mirándolo antes de desviar la mirada y dejar escapar el humo. Harry podría odiar el olor, pero no la forma caliente en que Louis se ve.
—¿Puedes dejar el cigarro? Quiero irme y no me gusta que fumes.
—Está bien—acepta fácilmente—, vamos a nuestra cita. ¿Estás listo, amor?
—Sí.
Louis le abre la puerta del copiloto, dejándolo entrar y acomodarse mientras él se encarga de darle una calada más a su cigarro y apagarlo contra el suelo para luego rodear el auto y entrar del otro lado. Se pone en marcha. Harry se dedica a mirar por la ventana todo el camino, no va a sacar un tema de conversación, su objetivo es hacer que Louis termine con él, pero sus planes de ignorar al castaño se ven interrumpidos cuando siente los dedos del ojiazul entrelazarse con los suyos con delicadeza y su mirada encima de él unos cuantos segundos.
Traga saliva mirando como sus dedos parecen piezas de un rompecabezas. Como el toque se siente tan familiar y como su cuerpo reacciona ante un simple toque, pero no puede mentir, ha extrañado tanto esto, estar cerca de Louis, salir a citas y tomarse de las manos.
Desvía su mirada, pero el toque está muy presente. Louis le suelta su mano al llegar al lugar solo para abrirle la puerta y tomar de regreso su mano. ¿Por qué le está haciendo las cosas difíciles? ¿por qué no puede ser ese Louis de hace unos meses atrás?
—¿La terraza?
—Siempre ha sido nuestro lugar cuando veníamos—dice encogiéndose de hombros.
—Es cierto, pero ¿tienes frío, amor? No trajiste nada encima.
—No, yo lo olvidé—se da cuenta de que lo ha hecho.
—Espera, creo que tengo mi chaqueta en la parte trasera del auto. —Louis suelta su mano y caminan al auto para abrir la puerta y buscarlo. Lo obtiene y se acerca a él y se lo pasa por los hombros y lo atrae contra su pecho—. ¿Mucho mejor?
—Sí.
—Andando entonces—Louis sugiere.
Suben las escaleras que dan a la terraza con música en vivo, una barra de tragos y una bonita vista de la ciudad. A ellos les gustaba este sitio, porque sentían que la noche los arrullaba y los hacía sentir sueltos y jóvenes, y no es que no lo fueran, pero los hacían sentir como unos adolescentes enamorados. No está seguro si seguirá sintiéndose de la misma manera, si acaso no va a volverse incómodo y tenso, o si la garganta de Harry va a cerrarse en algún punto de la cena. Aun así, Louis le jala la silla y el rizado se sienta viendo cómo el ojiazul inmediatamente se sienta a su lado y toma el menú, y de repente todo se siente como antes. Las malditas mariposas revolotean en su estómago, la sonrojes en sus mejillas y las ganas de besar a Louis todo el tiempo están presentes.
Estar cerca es tener ciego el razonamiento, es dejarse guiar por el corazón y los deseos de su alma.
Desvía la mirada, más sonrojado que el propio sol al ser descubierto mirando al ojiazul. Louis suelta una risa baja, arrogante y coqueta. Harry lo odia un tantito más que muerde sus labios con fuerza, solo hasta que Louis le sostiene la barbilla y le acerca el rostro.
—Deja de hacer eso que me dan ganas de besarte.
—No—jadea.
—Lo sé, al final de la cita, lo tengo claro. —Louis le guiña el ojo deslizando su mano entre sus rizos—. No sabes las ganas que tengo de besarte. He extrañado tus besos como no tienes una idea.
—La cena.
—Sí. ¿Ya decidiste qué vas a ordenar? ¿O quieres lo mismo que siempre? —pregunta Louis y Harry lo odia otro poquito más al saber que sigue acordándose de su pedido.
—Lo mismo.
—De acuerdo, amor—y Harry lo odia otro tantito más.
Alrededor de la noche, Harry mantiene las palabras cortas, la distancia, sólo como parte de su plan, porque en realidad se está muriendo por dentro de amor, tiene fiebre y le está ardiendo el cuerpo. Louis mantiene sus manos juntas mientras la noche pasa con lentitud, la comida sabe deliciosa y las bebidas también. La atención que recibe del ojiazul es tan maravillosa como mala para su corazón, pero así como pasa con lentitud, después de comer pasa en un parpadeo. Con ello, los nervios van en incremento.
Sus manos empiezan a sudar cuando Louis paga la cuenta y le pone una mano en su espalda y lo guía a la salida. ¿Podría inventar una excusa antes de llegar a su departamento? ¿Podría enfermarse del estómago y vomitar y así no besar a Louis? Y aunque mil excusas pasan por su cabeza, no puede evitar sentirse deseoso por el momento, incluso cuando se le va a salir el corazón y las manos no dejan de temblarle en todo el camino a su casa.
Y la hora de su muerte llega cuando el ojiazul detiene el auto frente a su edificio. Le abre la puerta y lo guía cerca de la entrada, lo suficientemente apartado para besarlo sin que nadie los interrumpa por bloquear la entrada.
—¿Disfrutaste la cita, cariño?
—Demasiado—confiesa incluso cuando miles de advertencias cruzan su cabeza.
Quizás está demasiado ocupado respirando al tener cerca a Louis. Tal vez sólo está más centrado en apoyar sus manos contra su pecho cuando siente que invade su espacio y pueda robarle el beso sin previo aviso y sin tener tiempo de prepararse. Quizás sólo está demasiado ocupado cerrando los ojos ante las palabras y el toque de Louis. Tal vez solo está sintiendo y no pensando.
Sí, quizás es eso.
—Me alegro. Lo único que quiero ahora es tenerte cerca todo el tiempo necesario, lo suficiente para recuperar el tiempo perdido.
—¿Si? —ni siquiera sabe lo que dice.
—Sí, y ahora voy a besarte tanto, demasiado.
No pone objeción, se deja guiar por lo que está sintiendo y deja que el toque suceda. Louis empuja sus labios cerca y le roba todos los suspiros que estaban destinados a escapársele de los labios. Pero ahora sólo puede sujetar la camisa del ojiazul y seguir el beso cómo si el mundo fuese acabarse mañana, cómo si el momento se le pudiese ir de las manos, quizás es por eso que lo besa con total desesperación y amor esperando recuperar todo el tiempo que deseó ser besado por Louis una vez más, todo el tiempo que se la paso lamentándose.
No es un momento de debilidad, claro que no, sólo es para tomar valentía y hacer que lo termine. ¿Cómo puede perder a un hombre en diez días? Harry no lo tiene claro, pero va a lograrlo.
Louis lo empuja contra su pecho no teniendo suficiente de él, a Harry se le escapa un jadeo que termina en los labios del ojiazul. Está dejando que lo tome a su gusto, apretando los dedos en todas partes y volviendo el beso desesperado y descuidado en cuestión de segundos. Cuando tiene suficiente lo aparta, sin embargo, Louis apoya su frente contra la de él.
—Había extrañado esto.
—Te-tengo que entrar—es lo único que suelta con la poca convicción que tiene.
Louis le sostiene la mano y la besa—. Descansa, amor.
Aparta la mano y camina hasta la entrada. Tiene que ser fuerte para no darse la vuelta y besar a Louis una vez más o pedirle que suba a su departamento, eso sólo complicaría las cosas, se estaría dejando llevar por su corazón.
Apoya su espalda contra la puerta con la respiración entrecortada y el corazón como un loco. Tiene que presionar su mano justo en ese sitio para darse cuenta de que sigue amando con toda su alma a Louis, es algo que él ya sabía, pero confirmarlo sólo lo hace sentirse patético, patético por seguir teniendo sentimientos por él y a raíz de eso, haya cometido el error de volver con él en un momento de ebriedad.
El beso lo ha dejado en un estado de embriaguez que tuvo miedo de volver a cometer otro error, pero quizás lo ha hecho cuando se lleva los dedos a los labios aún sintiendo el toque fantasma de lo que alguna vez fueron los labios de Louis sobre los suyos ansiándolo a cada segundo que pasaba. Mientras se besaban, Harry había cruzado los deditos pidiéndole al universo que el tiempo le tuviera consideración, que se detuviera e hiciera del momento algo permanente. Le estaba pidiendo a sus pulmones resistir más tiempo sólo para no apartarse y caer en cuenta. Sólo estaba pidiendo más tiempo.
Toma impulso y camina hasta su cama y se deja caer en ella, quedándose dormido en el segundo, simplemente no se da cuenta de que sus amigos se han marchado, que pasó más tiempo con Louis de lo pensado.
Despierta ante el constante ruido de la puerta siendo tocada. Parpadea dándose cuenta de que se ha quedado dormido. Tiene la misma ropa que anoche, sus rizos son un caos y la sensación de cosquillas en sus labios lo hacen recordar todos los sucesos de anoche. No tiene el tiempo para rememorarlos, se levanta para salir de la habitación caminando al living para abrir la puerta y encontrarse con sus dos amigos, con el desayuno en sus manos.
—¿Qué haces vestido con lo de anoche?
—Me quedé dormido apenas llegué—explica pasándose el puño por los ojos tratando de alejar el sueño persistente —. ¿Qué hacen aquí?
—Venimos para ver cómo te fue en tu cita con Louis. ¿Le dijiste?
—Es muy temprano para este tema—se queja con un puchero. Cierra la puerta siguiendo a sus amigos—. Iré a cambiarme y lavarme el rostro. Ya saben dónde están las cosas, enseguida regreso.
—¿No le dijiste, verdad?
—¡Iré a cambiarme! —suelta cerrando la puerta detrás de él.
Se deshace de la ropa de anoche mientras se pasa las manos por el cabello tratando de que los nudos que se han hecho alrededor de la noche se quiten. Para cuando el agua está caliente, entra cerrando los ojos en el momento, disfrutando de como lo hace sentir despierto y vivo, de alguna forma, son una de sus partes favoritas del día, sólo cuando no está corriendo para algún lado.. Ahora es cuando más lo necesita al recordar el beso de anoche. Tiene que evitar recordarlo a cada minuto y recordar su plan.
Al salir de la habitación, ve a sus amigos sentados en el sillón riendo por lo bajo y compartiendo café caliente y panecillos suaves de arándanos, los favoritos de Harry.
—¿Y bien?
Pregunta Florence después de un rato. Harry abraza sus piernas contra su pecho—. Nos besamos.
—¿Qué? —suelta Niall.
—Nos besamos, y dios, sigo enamorado de él. Tanto. Demasiado.
—¿Y no le dijiste verdad? —Niall pregunta con los ojos entrecerrados. Harry niega—. ¿Por qué no? Era el momento adecuado.
—No lo era. —Se pasa las manos, levantándose para caminar por el living—. Lo hubieran visto, estaba contento, no quería romperle el corazón. Haré que él termine conmigo.
—¿Cómo se supone que harás eso?
No tiene claro cómo es que lo hará, o si acaso funcionará, pero conoce tan bien a Louis como para saber las cosas que odia, las cosas que le desagradan, cómo llevarlo al límite. Usará cada una de esas cosas a su favor para que Louis terminé con él, si eso es lo que hará.
Y funcionará, eso es lo que quiere creer.
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