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Capítulo 4

Harry gime con suavidad dándose la vuelta entre las sábanas. El calor y la suavidad abrazan su cuerpo y los rayos que se filtran para arruinar la mañana del rizado impactan su rostro obligándolo a moverse y encontrar una posición que lo permita volver a encontrar el sueño y dormir un poco más antes de que sus amigos lo obliguen a levantarse, sin embargo, ya es demasiado tarde, ya no puede volver a conciliar el sueño, es por eso que se gira de nuevo y se dedica a mirar el techo mientras estira sus extremidades y el ligero dolor de cabeza se hace presente, no es lo suficientemente fuerte cómo para ponerlo de mal humor, pero sí cómo para hacerlo suspirar y sentarse en la cama tratando de buscar la fuerza para levantarse.

Se gira buscando su teléfono donde lo deja siempre en la mesita de noche, pero al ver que no está se levanta y camina hasta el baño. Está seguro que lo habrá dejado en el living o espera que alguno de sus amigos lo tenga, y tiene un vago recuerdo de Florence arrebatándole su teléfono de entre sus manos en algún punto de la noche. Ese recuerdo le da una calma, por lo que no va en busca de el tan rápido. Se toma su tiempo para tomar una ducha calientita antes de poder bajar y buscar que desayunar.

Seca sus rizos colocándose otra vez la pijama, no saldrá está noche y quiere seguir permaneciendo todo el día en ella. Está lo suficientemente cansado con el ligero dolor de cabeza que no tiene mucha energía cómo para ir a un restaurante, visitar a su familia o salir de nuevo a divertirse. Anoche lo disfrutó bastante, incluso cuando tiene algunas lagunas de ciertas partes de la noche, pero disfrutó cada momento incluso cuando tiene dolor de cabeza en este momento. Es sábado, no tiene trabajo y anoche ha salido de fiesta, se merece permanecer todo el tiempo que quiera en la cama. Ese será su plan el día de hoy.

Abre la puerta despacio, tratando de no despertar a sus amigos que están durmiendo pacíficamente sobre la cama. Sólo necesita encontrar su teléfono para verificar que hora es y ver si no tiene mensajes importantes que requiera contestar con rapidez. Se abre paso entre la habitación buscando el bolso de Florence entre el desastre que han dejado en ciertos lugares. Termina encontrando el bolso de su amiga en el sillón que está ahí. Suspira pasándose los dedos por los rizos mientras lo prende.

Lo primero que ve es la hora, no es tan tarde ni tan temprano como para quejarse de que podría haber seguido en la cama ni tan tarde como para quejarse de que sus amigos lo están. Pero el aliento se le atora en la garganta y las manos de un momento a otro están fuera de su control por lo que tiemblan y lo amenazan con dejar ir el teléfono de sus manos, pero lo está sosteniendo con tanta fuerza que está seguro que podría romperlo de ser así.

—No, no, no.

—¿Harry? —Florence pregunta sentándose en la cama.

—No puede ser, no.

—¿Estás bien? ¿Qué sucedió? —ella pregunta pasándose el puño por los ojos tratando de encontrar algo de razonamiento—. Harry.

—¿Qué hice anoche? Florence, ¿qué hice?

—¿Me puedes explicar? porqué no entiendo qué está sucediendo —dice mirando a su costado para ver qué Niall sigue durmiendo cómo si Harry no estuviera en medio de una crisis y vaya a lanzarse a reír de incredulidad en cualquier momento.

—Creo que accidentalmente... Volví con Louis.

—¿¡Qué!? ¿De qué hablas? —ella se exalta que despiertan a Niall, pero lo pasan por alto y Harry se acerca a su amiga y le estira el teléfono para que ella misma compruebe.

Y es que ha sido un tonto impulsado por el alcohol y sus deseos más grandes. No entiende en qué momento de la noche se le ocurrió confesarle a Louis que lo extrañaba, que quería regresar con él y parece que accedió. Porque sus mensajes fueron claros y sus intenciones también y ahora no sabe dónde meterse, cómo decirle que fue inducido por el alcohol y la melancolía que proporciona la noche. ¿Cómo le explica a Louis y a su propio corazón qué no es real?

Esto no puede ocurrirle tan temprano en la mañana, no es justo que la paz que estaba sintiendo se rompa en segundos. Algo le decía que ir al bar anoche era una terrible idea, que nada bueno podía venir de mezclar alcohol con sentimientos de anhelo podría acabar bien, pero tal como sucedió cuando accedió a salir con Eliot, pasó por alto su presentimiento y aquí las consecuencias de hacerlo.

—Ay mierda.

—¿Qué hago? —chilla caminando de un lado a otro.

—¿Qué es lo que sucede, y por qué Harry está apunto de lanzarse del balcón?

Florence se gira hacia Niall y le extiende el teléfono para que él mismo compruebe—. Aparentemente un Harry borracho regresó con Louis anoche.

—Harry-

—Dejen de mirarme de esa manera—lloriquea deteniéndose frente a sus amigos. ¿Es qué el universo lo odia? De todo lo que podía hacer una noche de ebriedad, ¿volver con su ex era lo mejor? —¿Qué hago?

—Decirle la verdad. Explícale que no estabas en tu mejor momento.

Absolutamente no puede hacerlo, no puede decirle que fue gracias a los efectos del alcohol y no porque en verdad quisiera volver a intentarlo, no podría. Louis ha estado girando a su alrededor tratando de conseguir una segunda oportunidad, no puede llegar y decirle que no es lo que quiere, que fue un impulso de una noche de ebriedad y no porque en verdad se tomó el tiempo para pensar si era lo mejor, eso le rompería el corazón, y aunque prácticamente se rompieron el corazón mutuamente de algún modo, no quiere ver cómo la ilusión en los ojos de Louis decae cuando sea sincero.

Aunque quiera, aunque su corazón esté dispuesto a ceder, aunque su alma esté ligada a la de Louis, no puede volver de esa manera con él, no es algo que puede decidir con el alcohol en su sistema, pero, ¿cómo puede decir todo eso sin romperle el corazón a Louis? La única pequeña suerte que ha tenido Harry, es que el ojiazul no esté en la ciudad y no pueda llegar hasta él. Tiene un par de días para encontrar una solución que no rompa el corazón de Louis.

Sí, está en problemas.

—No puedo.

—¿Por qué no? —Florence alza una ceja hacia él.

—Le rompería el corazón. Saben que ha estado queriendo que le dé una oportunidad, ya está ilusionado y decirle que ha sido culpa del alcohol me hará sentir pésimo.

—Quizás pueda entenderlo—Niall lo calma.

—Creo que necesito pensar en que haré antes de verlo el lunes.

Niall se levanta asintiendo. Sus manos se aferran a sus hombros—. Buscarás una solución. Iré por café, creo que lo necesitamos, también traeré de desayunar. No sobrepienses nada y no te estreses.

Su amigo lo conoce tan bien, y sabe que lo hará, aún así, va con Florence a la cocina para preparar un poco de té antes de que Niall vuelva con su desayuno. Ayuda mucho a no pensar que Florence le esté contando cosas y que esté preparando el té, en otro momento estaría mordiéndose las uñas pensando en una solución y regañándose a sí mismo. Esto nunca le había ocurrido antes, tal vez no hubiese pasado si tan solo sus sentimientos se hubieran esfumado con el tiempo, pero no ha sido así y el mundo está en su contra.

Sus decisiones gracias al alcohol las termina tratando de tomar en calma. Cuando obtiene su té, se sienta en la barra de la cocina moviendo las piernas mientras Florence le cuenta algo a lo cual pone de sus fuerzas para prestar atención, necesita centrar sus pensamientos en otra cosa. Y es que ha sido un tonto, uno completo. Solo bastó un par de tragos para huir hacia Louis de alguna manera.

Alza la mirada cuando escuchan la puerta abriéndose. Harry ya estaba muriéndose de hambre y necesitaba algo caliente para tomar y bajarse el dolor de cabeza.

—Harry, creo que tienes que ver esto—dice Niall.

—¿Qué cosa? —salta de la barra acercándose.

—Aquí.

—Oh—suelta mirando la puerta. Debe parpadear y maldecir por dentro. Oh por dios. Muy tarde. Demasiado.

—¿De quién es?

Harry se sonroja con suavidad, hay un par de flores colgadas en su puerta, no flores cualquiera, sus flores favoritas. Ni siquiera tiene que tomar la tarjeta para comprobar quién las ha mandado, porque sabe que lo ha hecho Louis. Lo sabe por el simple hecho de que ahí están todas sus flores favoritas y es el único que tendría ese detalle de ponerlas todas juntas. Incluso sabiendo que son de él, toma la tarjeta en sus manos.

"Tengo tantas ganas de verte, he extrañado tu toque"

Siempre tuyo, Louis.

El calor sube por sus mejillas descansando ahí y las ligeras cosquillas en su estómago sólo es una señal clara de que se está metiendo en terreno peligroso, nada bueno puede venir de ello. No necesita esto ahora. ¿Por qué Louis no podía hacerle las cosas fáciles y tratarlo de la misma manera que cuando estaban terminando? ¿Por qué viene y lo trata de conquistar otra vez y ocasiona todo esto en él?

—Louis.

—Oh mierda—Niall dice.

—Necesito pensar en que voy a decirle—dice mordiéndose los labios. Se acerca para sostener las flores contra su pecho.

Florence asiente estando de acuerdo. Harry suspira sosteniendo las flores con fuerza mientras camina de regreso a la cocina para buscar donde colocar las flores, no quiere que se mueran y se verán bien en su habitación, ya que ahí la luz del sol entra perfectamente y baña todo el lugar en las tardes. Y aunque prácticamente maldijo al sol por arruinar su sueño y darle más dolor de cabeza, ama que el sol entre en las tardes.

Mira las flores cuando están sobre el escritorio en su dormitorio y no puede pensar en lo mucho que amaba que Louis le enviará flores. No sólo era en su aniversario, cumpleaños o momentos importantes, también era cuando llegaba de comprar la cena y se detenía unos momentos para comprarle sus flores favoritas. Algunos días llegaban a la puerta de su oficina o cuando abría los ojos en la mañana estaban en su mesita de noche. Harry sostenía su rostro con fuerza y lo besaba hasta que ya no sentía sus labios y lo guiaba a la cama y acababan debajo de las sabanas, algunas veces sospechaba que Louis le compraba flores para acabar de esta manera y Harry no se quejaba en absoluto.

Toda la tarde y el resto de la noche ignora su teléfono. No necesita otra cosa que tenga que ver con Louis ahora y aunque debería agradecer las flores debe pensar en lo que hará antes de dar un paso en falso y arruinar todo. Es por eso que se la pasa con sus amigos echados en el sillón comiendo sushi y mirando alguna película. En la noche se reúnen en casa de Niall para la cena, y sólo es al volver a casa que piensa, pero no llega a una decisión. Lo dejará para mañana, ha sido mucho por hoy.

Tampoco lo hace al siguiente día, va a visitar a su madre y se queda todo el día en su casa así que no tiene tiempo para pensar en su error y cómo solucionarlo. Para cuando se da cuenta es domingo en la noche y mañana tendrá que ver a Louis. El único plan que contempla antes de que sus ojos se cierren y caiga dormido, es que tiene que evitarlo hasta que encuentre como decirle sin lastimar su corazón.

Sí, eso es lo que hará.

Se queja cuando su alarma suena un par de veces en la mañana siguiente, y aunque desee quedarse y permanecer en cama debe ir a trabajar, así que arrastra su cuerpo fuera de la cama y entra al baño para una ducha. Sin darse cuenta, está llegando tarde a la oficina por lo que agarra con fuerza sus cosas y entra al ascensor. Se toma esos momentos para relajarse y tomar tragos de su café, y cuando las puertas se abren camina hacia su oficina olvidando un pequeñísimo detalle.

Florence abre la puerta y lo saluda. Empuja su cuerpo hasta el sillón—. ¿Y bien?

—¿Y bien qué?

—¿Ya sabes qué le dirás a Louis cuando lo veas? Lo vi merodear cerca, debió de estar hablando con Liam.

—Ay dios, lo olvide por completo—dice, todo ha caído de repente.

—¿Cómo qué lo olvidaste?

—No he pensando en nada. Estuve ocupado con ustedes el sábado y llegué cansado. Ayer fui a casa de mi madre y estuve todo el día con ella. No pude pensar en nada—confiesa con vergüenza. Puede que no haya pensando en que decirle, pero sí que ha pensado en él—. Creo que sólo lo evitaré.

—Sabes que no será posible. No puedes escapar para siempre.

—Lo sé.

Harry quiere creer que es capaz de escapar del ojiazul este día, mañana y el resto de la semana, o hasta que tenga la valentía de decirle la verdad o hasta que encuentre la solución perfecta para no romperle el corazón. Por eso se queda el resto de la mañana en su oficina e incluso a la hora del almuerzo. Obliga a Niall a ser ese increíble amigo y traerle de comer y acompañarlo hasta que tenga que volver a centrarse en el trabajo, y agradece que Louis no toque a su puerta, porque podría hacerlo, pero no sucede en algún punto. Solo es hasta que cae la tarde y ve que su taza está vacía y quiere más té, es que se obliga a levantarse e ir a la cocina. Con suerte, Louis estará en su piso y dentro de su oficina como para tener la mala suerte de encontrarlo en la cocina.

Mira a su alrededor viendo que todos están en sus puestos y no hay rastro de Louis en ningún lado. Entra a la cocina y con movimientos rápidos, se prepara el té como le gusta y entra a la oficina otra vez.

La tarde-noche cae y con eso el turno de Harry ha terminado. Debe agradecer no haberse encontrado con Louis hasta ahora, sólo le falta entrar a su auto y llegar a casa. Tiene planes de entrar a la cama, terminar unos cuantos pendientes y cenar pasta con té helado. Es un hombre doméstico, no le gustan las cosas extravagantes ni las noches largas y descontrolables, puede que eso haya sido una de las razones por las cuales las cosas con Louis no prosperaron.

Cierra la puerta de su oficina girándose para ver que quedan pocas personas en el piso. Se acerca al elevador tocando el botón y espera con paciencia que se abran las puertas.

—¿Creíste qué ibas a escapar más tiempo de mí?

—Louis—suelta un jadeo con tanto aire contenido.

—Extrañaba mi nombre venir de tus labios de esa manera—el ojiazul suelta mientras lo abraza desde atrás y va dejando besos en su hombro derecho y caricias en su cintura por debajo de su camisa.

—Louis, yo-

—¿Ibas a irte? —siente su respiración impactar contra su cuello y eso hace que sus rodillas quieran fallar.

¿Por qué simplemente el tiempo no deteriora sus sentimientos? Cómo sucede en otras relaciones que ha visto. No es justo que siga provocándole esas reacciones cuando han pasado años desde que han estado juntos y otro par de meses desde que terminaron. ¿Por qué no podía odiarlo y dejar de sentir tanto por él? ¿Por qué le es fácil cerrar sus ojos y ceder cuando lo toma de esta manera?

—Yo, sí, digo sí.

Louis suelta una risa baja besando su cuello y deslizando sus manos por sus caderas—. ¿Recibiste las flores? Me habría gustado dártelas, pero estaba con mi familia.

—Lo hice, son preciosas, y mis favoritas.

—Lo sé—suelta y está seguro que tiene una sonrisa arrogante en su rostro—, sé que son tus favoritas, amor. No podría olvidar nada de ti.

Él tampoco olvidaría nada relacionado a Louis. Sigue sabiendo como toma su té, que duerme del lado derecho, que es la cuchara grande y siempre lo ha sido, que adora a su familia y que ama la lectura nocturna y los paseos a la luz de la luna. Es un ser nocturno y eso implica que le gusta amarlo cuando la noche ha caído y lo único que baña la habitación es la luz de la luna. Sabe que su lenguaje del amor es el toque y los regalos y que quiere a sus amigos, sin darse cuenta de que no todos le hacen bien, eso lo ha notado a la mala.

Sabe que le gusta las citas sencillas, pero también inusuales, odia despertar temprano y no es fanático de bailar, que es celoso y que odia las cenas formales o las cenas de trabajo, se las salta todas desde que tiene memoria.

Sabe tanto que desearía no hacerlo, porque lo odia, odia que parezca que tiene miedo al compromiso, uno más allá de ser novios; el matrimonio, porque él quiere casarse y esa es una de las razones por las que terminaron, pero Louis insiste en volver que no entiende porque no cree en el matrimonio, o eso es lo que quiere creer porque evita cada insinuación al respecto.

—Tengo que irme.

—¿Por qué? —Louis le da la vuelta mirándolo a los ojos. Harry traga saliva, es peor ahora que ve sus preciosos ojos azul eléctrico.

—Es que, quedé con Florence y Niall para cenar juntos.

—Entiendo, cariño—Louis dice con un asentimiento y lo atrae hacia él, hasta que sus pechos se tocan y Harry tiene miedo—. Es sólo que te he extrañado con locura. Quería que fuéramos a cenar, ya sabes, cómo una cita. Quizás, ¿mañana? Paso por ti en la noche y vamos a ese restaurante al que solíamos recurrir.

—Sí, seguro.

—Es una cita. —El sólo término hace que las cosquillas recorran su cuerpo y más cuando Louis sostiene su mano y deja un beso ahí mismo—. Gracias, gracias, amor.

—¿Por qué?

—Por darnos una oportunidad, por darme una oportunidad para reconquistarte una vez más. Está vez te prometo que haré las cosas bien—Louis promete, sin saber que la razón por la que Harry quiso terminar las cosas era porque quería casarse—. Te lo prometo, cariño.

Su cuerpo y corazón siempre son los que toman las decisiones, a este punto debería saberlo, porque no se aleja, porque Louis besa sus nudillos con tanta dedicación y amor que Harry se siente terriblemente mal, no puede soltar todo lo que tenía planeado en su cabeza y lastimar a Louis, no puede terminar las cosas él mismo. Se le escapa un suspiro en todos esos actos de cariño. Su corazón late con prisa y sus ojos se cierran esperando algo que sabe que no debe ocurrir.

Está enamorado, su alma y corazón tienen dueño y tener cerca a Louis sólo sigue alimentando ese deseo de dejarse llevar y dejar que su corazón se vuelva a romper. Entre todo eso y la cercanía de los labios de Louis en los suyos, toma el valor para poner sus manos en el pecho del ojiazul y poner distancia entre sus cuerpos, sólo eso le da un poco de claridad.

—No, mañana, mañana en la cita.

Louis le sonríe y asiente, pero no se aleja, lo sigue manteniendo cerca, tan cerca que siente como sus ritmos cardíacos concuerdan y cómo el calor los abrasa.

Puede arrepentirse de esto más tarde.

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