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Capítulo 1

Harry odia a Louis por completo.

De verdad odia que cada vez que entra a la empresa y tiene que usar el ascensor Louis este ahí con los brazos cruzados y viéndose tan atractivo como siempre. Teniendo la mirada fría y seria, Harry bien sabe que detrás de eso está otra persona totalmente distinta. Sigue teniendo la misma barba salpicada en las mejillas en dónde a Harry le gustaba tocar cada vez que podía, extraña sentir el picor de eso cada vez que se besaban con tanta pasión entre las sábanas y podía sentir el ardor en sus muslos cada vez que Louis lo tenía a su merced. Extraña ser alzado por su brazos fuertes. Aún sigue teniendo los pómulos altos y afiliados. La misma pose. Todas esas cosas reunidas son las cosas que hacen a Harry odiarlo por completo porque se da cuenta de que sigue amándolo como el primer día que descubrió que lo hacía. Porque no es justo que su relación haya terminado hace cinco meses y lo siga amando con tanta intensidad, porque el mundo sigue y él está estancado en un recuerdo.

Porque no es justo que las cosas no hayan terminado bien y que eso le haya roto el corazón en más de mil formas. Porque odia cómo Louis quiere intentarlo de nuevo como si las cosas fuesen tan fáciles, cada vez que le pide eso quiere ceder, pero su razonamiento es un poco más fuerte que su propio corazón.

No está siendo fácil para él avanzar y olvidar la cosa más bonita que alguna vez tuvo en su vida. Debe recordar las razones por las cuales su relación se terminó y quizás si lo vuelven a intentar las cosas no resulten y Harry vuelva a pasar por días en la cama y pañuelos regados por el suelo de su habitación, justo como sucedió hace meses atrás. Está bastante bien pretendiendo que odia a Louis con todas sus fuerzas, cuando esto es distinto a la realidad. Está perfecto con pretender cómo si no lo amara con tanta fuerza y que no tuvieron un historial.

Recuerda como se conocieron en el último año de universidad, y aunque sus carreras se entrelazaban nunca entablaron una conversación más que simples miradas entre extremos opuestos. Harry no era un tonto como para no notar a Louis, era enigmático y atractivo cada vez que lo veía caminar con tranquilidad por el campus y cuando lo veía fumar apoyado en una pared. Era inteligente y divertido. Sólo bastó un empuje del propio Louis de acercarse y pedirle una cita para que todo se alineara. Aquel día se sonrojo con bastante fuerza y aceptó. Tuvieron una cita increíble que se repitió bastantes veces las semanas siguientes. No pasó mucho tiempo para que estuvieran juntos hasta acabar la universidad y calificar para la misma empresa en diferentes áreas. Luego de cuatro años, su relación terminó.

Suspira entrando al ascensor. Louis aprieta el número de piso de Harry, el ojiazul está por encima de él así que es justo.

—Harry…

—Ni lo intentes. —Lo señala apretando los labios—. No estoy de humor para esta conversación, así que ahórratela.

—¿Estás seguro qué no quieres tener esta conversación?

—Sí, Louis, terminar fue lo mejor—confiesa. Ni siquiera sabe si es así, porque por un lado las razones están ahí de porque las cosas ya no funcionaban, pero por el otro, el amor sigue siendo fuerte y siempre fue fiel a la creencia de cuando el amor es fuerte aún había esperanza, ahora no está tan seguro.

—¿Para quién? ¿Para ti o para mí?

—Para los dos—afirma cruzándose de brazos—. ¿En serio quieres qué te recuerde por qué terminamos? Eso pensé.

—Bien, cómo quieras.

Esperando que la conversación concluya ahí y el ascensor se llene solo de silencio; no lo hace, en cambio Harry retiene la respiración y se obliga a ser fuerte cuando Louis toma de su mentón y lo obliga acercar sus rostros. Cómo reacción natural, alcanza a cerrar los ojos. Le sigue siendo natural esperar un beso de Louis, pero debe recordar que ya no son novios. Siempre creyó que terminarían casados, que el ojiazul le pediría matrimonio en un par de años, que tonto ha sido.

El perfume de Louis entra por sus fosas nasales y el calor invade sus sentidos. Desea con todas sus fuerzas ser besado por él, quiere fusionar sus cuerpo juntos como lo hacían casi todos los días. Quiere ser amado sólo por Louis. Quiere tanto que le asusta caer en lo mismo sabiendo que no estaría bien, que probablemente volverían a pelear por las mismas diferencias.

—Te amo tanto, me sigues volviendo loco como cuando estábamos en la universidad, ¿recuerdas?

—Sí. —Suspira con ligereza. Está perdiendo la cabeza.

—Verte todos los días es un maldito sueño. No puedes verte así y no creer que voy a detenerme a decir que luces precioso con lo que traes puesto cada mañana.

—Louis.

La boca de Louis se desliza por su cuello y sus manos sujetan con fuerza su cintura—. Te extraño, amor, extraño verte deambular por el departamento y extraño hacerte el amor, llevarte a citas.

—Yo-

Cómo si el destino lo salvase de algún modo, las puertas del ascensor se abren de repente y cae en la realidad. Con las mejillas encendidas, el corazón retumbando contra su pecho y miles de pensamientos en su cabeza. Logra encontrar la fuerza incluso cuando su corazón dicta lo contrario y empuja a Louis del pecho para salir de entre sus brazos y mirarlo antes de negar y salir del ascensor y apurar su paso hacia su pequeña oficina en aquella empresa donde ha trabajado por varios años. Cuando está ahí; cierra la puerta detrás de él y apoya su espalda contra la puerta.

Le es sorprendente como la sola presencia de Louis le enloquece el corazón, cómo le es fácil dejarse llevar por el momento sin tener en cuenta lo que sucede a su alrededor. Estuvo apunto de dejarse envolver, quizás ser besado, y eso le asusta porque lo habría dejado. Tal vez le habría seguido el beso con todo ese anhelo que ha sentido todos estos meses y a lo pocos segundos habría envuelto sus brazos en el sitio correcto entre su cuello y hombros. Estuvo apunto de suceder, pero la realidad golpeó su cabeza y se siente tonto.

No ha pasado más que sólo cinco meses, sabe que puede llevar mucho  tiempo superar un amor como el suyo, que no podrá olvidarlo de la noche a la mañana, incluso si le pide al cielo que sea de esa manera, pero trabajar en el mismo lugar y avivar  su amor hacia Louis cada vez que tienen estos momentos, es una cosa que está destinada al fracaso.

Brinca del susto cuando tocan su puerta. Suspira caminando hacia su escritorio para dejar sus cosas y calmar los latidos erráticos de su pobre corazón. Al sentir como bajan y vuelven a la normalidad, camina hacia la puerta abriéndola para encontrarse con Florence. Mantiene dos cafés en sus manos.

—¿Por qué esa cara?

—Buenos días, Florence—responde en cambio tomando entre sus manos su café—. Gracias por el café, lo necesitaba.

—¿Me vas a decir qué pasó?

—Louis.

—Oh.

Sí, oh. Siempre es Louis. Al principio mantuvo la distancia, incluso parecían no querer estar cerca del otro, o que se odiaban, porque intentaban evitarse a toda costa, debido a que trabajan en el mismo lugar, sólo que Louis un piso arriba de él, pero se encontraban en el ascensor,  cuando había juntas y requerían compartir el mismo espacio o cuando algunos compañeros planeaban un almuerzo y tenía que estar cerca. Lograban mantener su espacio o ser maduros como los adultos que son, pero a medida que los meses pasaban y había momentos en los que se encontraban solos, Louis le confesó querer recuperar su relación, que aún había mucho por lo que luchar.

Harry simplemente estaba cansado de ver cómo su relación poco a poco se deterioraba. Louis parecía estar más al tanto del trabajo, de sus amigos que de su relación. Ver cómo la familia del ojiazul se metía en su relación, cómo Louis evitaba hablar de matrimonio cada vez que salía a relucir el tema. Sentía que daba tanto, pero no recibía lo mismo.

—¿Ahora qué?

—Lo de siempre. —Se le escapa un suspiro bajo—. Me está siendo difícil olvidarlo.

—Lo entiendo.

—¿De verdad?—pregunta porque se siente patético por seguir amándolo.

—Sí, estuvieron cuatro años juntos, vi como se amaban. No es fácil olvidar todos aquellos momentos de la nada y más cuando Louis intenta recuperarlo y no te da tu espacio para olvidarlo.

—¿Crees qué fue lo mejor terminar?—Mira su café esperando una respuesta—. Es sólo que, últimamente estábamos teniendo muchos desacuerdos, muchas diferencias y todas las noches nos peleábamos por algún tema.

Tal vez lo que necesitaban era hablar y tomarse un tiempo lejos del otro y tener cada quien su espacio, pero Harry tenía tanto miedo, miedo a caer en lo mismo y no resolver nada, o que Louis busque alguna cita por ahí, porque no era tonto como para no darse cuenta como algunas mujeres coqueteaban descaradamente con él, nunca les dio pase libre, Louis no es así, pero estando soltero podría volver a salir con alguien y quizás con el tiempo el ojiazul se diera cuenta cuanto extrañaba estar soltero, salir a citas sin nada concreto o polvos de una sola noche y no algo tan formal cómo casarse, quizás es por eso que siempre evitaba el tema. Tenía miedo de darse un tiempo y Louis se diera cuenta de esto y quedará con el corazón roto por ilusionarse.

Tantos miedos rondaron por su cabeza, no lo dejaron pensar con claridad que lo único que logró fue terminar su relación. Fue una decisión de ambos en un momento caliente por la frustración y las peleas.

—Está bien, necesitas este tiempo para pensar.

—No sé si regresar con él sea lo adecuado—murmura. Se le hace el corazón chiquito darse cuenta de que todas las ilusiones que tenía con Louis sólo fueron un sueño.

—Y también está bien.

—Pero aún lo amo demasiado, Flo—lloriquea dejando el café en el escritorio para caminar por su oficina—. Le tenía tanta fe a esto. Estaba tan ilusionado con casarme con él algún día, y no sé… Adoptar en algún momento. Sentí que Louis no quería eso.

—¿Y nunca preguntaste?

—No pude. Cada vez que hablaba de matrimonio, cambiaba de tema—murmura encogiéndose de hombros—. Sólo necesito olvidarlo.

Florence se acerca a él para abrazarlo con fuerza, él sólo puede dejar que su cabeza descanse en su hombro mientras cierra los ojos y escucha los latidos de su corazón. Pensó que luego de la ruptura con Louis ya no seguiría latiendo, pero aquí esta, de pie sintiendo que el mundo pasa por sus ojos, pero él no se mueve. Dejó de sentirse así cuando se marchó del departamento que compartía con Louis, ahora tiene su propio espacio que se siente completamente raro. Es demasiado silencioso, hay pocos muebles porque poco a poco ha estado amueblando su nuevo hogar y ya no hay ropa en varios sitios del lugar, ni puede detenerse a saludar a sus vecinos cada mañana. Se siente como un extraño en ese lugar, siente que no pertenece ahí.

Se sienta en la silla al ver a su amiga marchar. Sus rizos caen por su frente y se pasa los dedos por ahí para alejarlos de su vista. El solo toque le genera tantos recuerdos. Cada mañana despertaba enredado entre los brazos de su novio, el calor inundaba las cuatro paredes y los dedos de Louis pasaban por su frente para tocar sus rizos era lo primero que sentía cada mañana.

Niega alejando los recuerdos de su mente. Es demasiado temprano como para sentirse tan miserable y extrañar su relación. Así que se dedica a trabajar para pensar y cuando sus dedos se han dormido y su espalda duele y su café se ha terminado, se levanta para preparar un té en la cocina del piso. Lo primero que ve es a Liam, otros dos compañeros y a Louis sentados frente a la barra. Se le seca la boca.

—Harry.

Intenta darle una sonrisa a Liam, solo porque siempre ha sido amable y un gran amigo—. Buenos días, Li.

—Únete a nosotros, Styles.

—Solo vengo por una taza de té, tengo trabajo que hacer—niega. Le da una sonrisa de disculpas a ¿Jack? Harry no se acuerda muy bien.

—Bueno, será en otro momento.

—Claro.

Sólo dice para no ser grosero, pero siente el ambiente pesado al tener los ojos de Louis sobre él y no poder acercarse a él y besarlo con profundidad o sentarse en su regazo para ser abrazado por este cómo usualmente lo haría. Siempre han sido de esas parejas que demuestran su amor en más de mil formas, que todavía amarse con intensidad y no poder acercarse le está costando bastante.

Es por eso que sus dedos se mueven con rapidez y no alza la mirada hasta que su taza de té está lista y puede salirse de ahí. Tan solo suelta una despedida que está destinada a todos y camina con rapidez hasta su oficina para volver a encerrarse en ese pequeño lugar que le da un poco de tranquilidad y paz. Trabajar en el mismo lugar,  está siendo más difícil de lo que pensó, pero alguna vez creyó que era lo mejor. No podría juzgarse, no cuando cada tarde al finalizar su turno, Louis lo tomaba de la cintura y besaba su cuello mientras le murmuraba tantas cosas.

Las horas pasan con lentitud hasta que la tarde cae y los tonos anaranjados bañan el cielo. Estos momentos le recuerdan cuando salían de trabajar y Louis lo guiaba hasta un lugar para apreciar bien el atardecer, no importaba que estuvieran cansados de un largo día, sin embargo, cuando las cosas empezaron a decaer, Louis simplemente lo guiaba al departamento y se quedaba dormido o ya no tenía muchas ganas de hacer algo. A veces invitaba a sus amigos al departamento para ver el partido de fútbol y él lo único que quería era recuperar esos momentos.

Camina hasta el ascensor con Florence a su lado para entrar. Antes de que las puertas se cerraran, otras personas entran, Louis y Liam están incluidos y otros dos compañeros. Odia que Liam esté en su mismo piso y eso le de la excusa al ojiazul de vagar por aquí y verle el rostro en varias ocasiones justo como en este momento.

—¿Día cansado?

Florence alza una ceja ante la pregunta de Liam para aligerar la tensión—. Siempre.

—¿Cómo está Niall?

—Emocionado, le dieron un ascenso—Harry responde está vez. Después de todo, antes de la ruptura eran amigos, no separaron a sus amistades, eso habría sido egoísta, pero Liam siempre había sido más amigo de Louis y de Zayn y Harry de Florence y Niall, pero había muchos momentos en que intercambiaban mensajes y salían.

—¿Ese ascenso que siempre había querido?

Harry baja la mirada cuando Louis pregunta directamente—. El mismo.

—Envíale mis felicitaciones, estoy feliz por él.

—Yo se lo haré llegar—se obliga a responder.

Y de nuevo; la tensión llena el lugar que Harry mueve la pierna queriendo llegar al primer piso y salir del lugar. Odia tantas cosas, odia seguir amando a Louis, odia verlo después de un día largo y ver que sus ojos están cansados, sus músculos tensos y el cabello despeinado, desea tanto pasar sus dedos por ahí para tratar de arreglarlo de alguna forma. Y odia que le hable como si nada.

Lo odia tanto, que lo ama demasiado por eso.

—Nos vemos mañana.

—Descansen chicos—esta vez, Florence responde y toma del brazo de Harry. No se había dado cuenta de que habían llegado y las puertas se abrieron—. Vamos, Hazz.

Asiente de manera distraída desviando su mirada de Louis. Lo último que ve es como sus ojos son de un azul eléctrico, eso es una de las cosas que siempre amó del castaño, le encantaba ver cómo se encendían cuando estaba con él, justo ahora cuando lo mira que se pregunta si acaso también lo sigue amando con tanta intensidad, pero recordar los últimos momentos de su relación le hace creer que quizás ya no tanto como cuando se conocieron en la universidad.

Ya no son los mismos jóvenes de la universidad que hacían cosas locas por amor, posiblemente ya no sería capaz de gritar que lo ama delante de tantas personas como lo hizo en las últimas semanas de la universidad, ni se atrevería a hacerle el amor en los asientos trasero de su coche después de una cita. Hay tantas cosas que cambiaron con los años que no está seguro si intentarlo sea lo más adecuado cuando no sería lo mismo. Es mejor dejar ir que aferrarse, o eso cree Harry.

Aleja la mirada y asiente. Sigue a Florence hasta el estacionamiento para poder marcharse a su departamento. Ahora la idea le genera tantas cosas, ya no es lo mismo llegar y darse cuenta de que no hay nada. Aún así, se obliga a pensar en otra cosa.

—¿Quieres cenar juntos?

—Incluso podemos llamar a Niall, ya debe haber salido del trabajo y podemos tener una noche como cuando estábamos en la universidad, ¿recuerdas?

Harry sonríe abiertamente. Su humor sube al escuchar el plan. Extraña esos momentos en los que solo eran ellos y nadie más—. Eso es un plan encantador.

—Entonces no esperemos más.

—Está bien. —Sujeta el brazo de Florence y la guía.

La noche resulta ser agradable, intensa y divertida, no había tenido noches así desde hace meses. Había estado tan deprimido y enfrascado en sí mismo y en su ruptura que nunca se detuvo a pensar y dejar salir sus sentimientos de una manera distinta, porque ahora que sus amigos le han sacado risas y palabras tontas es que se siente un poquito mejor. Se siente un poco más flexible por el vino ingerido y por mirar las estrellas en aquel balcón de su departamento.

Mirando las estrellas fijamente, entra y duerme pacíficamente sin darse cuenta de lo que le espera.

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