Capítulo 7
Harry no entiende cómo es que se mete en estas situaciones y porque se encuentra entre los brazos de Louis mientras esté lo besa profundamente y le roba toda clase de sonidos y suspiritos que escapan de sus labios de manera inconsciente. No comprende cómo es que sus planes de alejar a Louis no han funcionado, dos de ellos para ser exactos, porque ayer el ojiazul se quedó en su departamento y vago por el lugar cómo si también fuese suyo, cómo si viviera ahí y estuviera tan familiarizado con el piso, pues fue por comida italiana, de su lugar favorito, consiguió ese vino rosa que a Harry le encanta sólo por el color y cómo hace que su estómago burbujee. Le compró flores y arregló la mesita del living para que pudiesen cenar a gusto y fue una velada y noche espectacular, su pecho se sintió cálido. Y pasaron toda la noche besándose hasta cansarse, hasta que era lo suficiente tarde cómo para obtener más de Louis.
Y aunque anoche prometió no ceder, ahora mismo se encuentra siendo besado por Louis antes de que ambos tomen direcciones opuestas y centren toda su atención en el trabajo. Harry había querido escapar, ese era su plan inicial, pero las cosas dieron un giro diferente, encontrándose en otra circunstancia a la pensada.
Se aleja cuando siente cómo sus pulmones se contraen y necesita malditamente respirar. Jadea con fuerza mientras Louis besa sus manos sin esfuerzo alguno. ¿Fue el único qué se ha quedado sin aliento? Porque el ojiazul se ha recuperado rápido y sigue generándole reacciones cuando lo único que necesita ahora es mantener una distancia prudente para no alimentar sus deseos y sentimientos. ¿Es qué Louis no puede ser ese ex imbécil? ¿Por qué tiene que ser atento y romántico? Ugh, Harry lo odia, tanto que lo ama con locura, de la misma forma en que el ojiazul lo hace.
Empuja sus manos lejos tomando con fuerza su café y la bolsa de papel la cual contiene un bagels.
—Tengo que ir a mi oficina.
—De acuerdo, sí. ¿Quieres salir en la noche? —pregunta Louis pasándose las manos por la ropa para estilizarla debido a que la acción arrugó lo que lleva puesto.
—En realidad-
—Elige el lugar que desees, sólo me gusta pasar tiempo contigo, y ya sabes, recuperar el tiempo perdido. —Louis le guiña un ojo.
—Está bien. Déjame pensar dónde ir.
—Nos vemos hasta la tarde—el ojiazul dice inclinándose para besarlo.
Harry asiente esperando que se aleje para caminar a su oficina y desplomarse en la silla mientras mira el techo y se repite cómo es que terminó en esto, porque simplemente no fue demasiado fuerte para decirle a sus amigos que aquella noche quería quedarse en casa o porque tomó bastante cómo para tener el atrevimiento de mandarle aquel mensaje a Louis que desencadenó todo. Sin embargo, tiene un plan en mente y está tratando de encontrar algo que Louis deteste para que se aleje por su cuenta sin sentir que él lo está hiriendo. Es egoísta querer dejarle la responsabilidad, pero simplemente no quiere romperle el corazón si él lo hace.
Entre tantos recuerdos encuentra el indicado. Louis odia bailar, casi nunca lo hace, lo pasa por completo. En cambio, Harry ama bailar y cada vez que le preguntaba tenía que hacerlo con Niall porque claramente se negaba en todo momento, no importaba la ocasión o si era una boda, la cocina de su casa, el cumpleaños de un amigo. Nunca baila y está seguro que si lo presiona lo pondrá de malhumor y arruinará la noche.
Tiene el sitio indicado. Una cena debajo de la luz de la luna bañando sus pieles y a unos metros, una pista de baile con toda clase de música. Algunas parejas están bailando música clásica. Louis odia bailar y más la música clásica. Sonríe antes de tomar el menú mirando los ingredientes de uno de los platillos. El ojiazul odia el ajo y el olor a cebolla, quizás eso lo mantenga alejado de sus labios.
Ordenaron sin problema alguno y Harry mira la vista a la ciudad hasta que Louis toma su mano para depositar un suave beso ahí. Aquel simple movimiento hace que sus mejillas se incendien.
—¿Qué tal tu día?
—Ya sabes, Lou—dice—, cómo siempre. Aburrido. Niall pasó a mi oficina y se quedó una hora hablando sin parar.
—Lo sé.
—¿Y el tuyo? —pregunta, mirando cómo Louis sigue sosteniendo sus dedos contra su pecho. ¿Es que este hombre no podía ser esos ex imbéciles y sin corazón? ¿Por qué tenía que ser tan romántico y ganar su corazón un poquito más?
—Mucho trabajo y al contrario de ti, no tuve a nadie rondando en mi oficina, pero he de admitir que extraño tu presencia. ¿Recuerdas cuando salías por más té y tomabas este desvió dónde caminabas hasta mi oficina sin preocupación? Extraño eso. Deberías pasar otra vez.
No puede decir nada, porque sus pedidos llegan. Harry suelta su mano y procede a disfrutar de su platillo. El sabor a ajo y la cebolla están presentes y puede ver cómo el castaño arruga la nariz, sin embargo, no dice nada y mantiene el silencio hasta que Louis se aclara la garganta y empieza a soltar temas aleatorios. Se le hace difícil mantener su plan en marcha cuando se siente tan cómodo hablando con el castaño y se siente escuchado. Posiblemente no estén en la misma página respecto a atar su vida a una persona, pero Louis tiene el paquete completo del novio y esposo perfecto.
Al pasar de los minutos, Harry mira hacia la pista y se gira hacia Louis y con ojos de cachorro dice—: ¿Podemos bailar?
—Amor, sabes que lo odio.
—Sólo será poquito—súplica deslizando su mano alrededor del cuello de Louis—. Por favor, Lou.
—No sé hacerlo y-
—No quiero tener otra pelea, pero quiero bailar contigo ahora. Solo contigo—intenta convencerlo.
—De acuerdo.
—¿En serio? —pregunta sorprendido y confundido al mismo tiempo. Pensó que le llevaría más intentos para hacer que baile con él o que simplemente se negaría por completo, pero no ha sido así y quién es él para desaprovechar la oportunidad.
Toma a Louis de la mano y lo guía a la pista. Puede ver cómo hace un esfuerzo, pues detesta bailar y más está clase de música. Debe apretar los labios para no lanzar una carcajada cuando llega al sitio y coloca sus brazos alrededor del cuello de Louis balanceándose un poco, éste inmediatamente lo toma de la cintura y lo pega contra su torso. Se sonroja y el corazón le bombea con fuerza mientras intenta por todos los medios que su aquel sonido errático no lo delate.
Poco a poco, puede sentir cómo Louis se relaja y se suelta un poco más a medida que pasa el tiempo. Puede sentir cómo se aleja y toma su mano para hacerlo girar y luego lo empuja de nuevo contra su pecho acercando sus rostros.
Debería no ceder ante sus deseos, se supone que está aquí con un objetivo y está desviando de este, aún así, cierra los ojos esperando el ansiado toque que Louis no demora en darle. Lo besa con suma lentitud mientras se mueven con suavidad debajo de una noche estrellada sintiendo el corazón latirle de la misma forma en que supo que estaba enamorado de Louis. Eso debería asustarle, pues está buscando que el ojiazul rompa con él no enamorarse mucho más de lo que ya está de Louis, pero no lo hace en absoluto.
—Podría acostumbrarme a esto.
—No es tan malo, ¿verdad? —pregunta abriendo los ojos.
—No, no cuando te tengo tan cerca que puedo escuchar los latidos locos de tu corazón.
—No es así—se defiende. Sabe que será sin éxito, pues siente cada parte de su cuerpo reaccionar ante el toque de Louis—. Bésame ya.
—Cómo tu órdenes, amor.
Sólo alcanza a sonreír cuando Louis se inclina y toma sus labios contra los suyos y lo besa con profundidad hasta que la música cambia y sus mejillas se sienten calientes.
—Creo que deberías llevarme a mi departamento, es demasiado tarde—avisa alejando el deseo que se acumula en su estómago.
—De acuerdo, amor.
Terminan saliendo con las manos unidas y risas secretas, sintiéndose satisfechos por la noche. Se apresuran a entrar al auto, con Louis abriéndole la puerta del copiloto y besando su mano con suavidad para que una vez que vuelvan a estar en esos asientos cómodos y en la privacidad, le tomé la mano nuevamente para dejarlo en su regazo el resto del viaje, que resulta ser encantador, silencioso y lleno de calidez. Una vez que llegan al departamento del rizado, no tienen ganas de despedirse, quizás es por eso que Louis lo acompaña hasta la entrada manteniéndolo cerca para besarlo cómo despedida.
Harry le sostiene el cuello con una mano y la otra la mantiene en su pecho sintiendo cómo su corazón late con fuerza. Por error, muerde el labio de Louis escuchando su jadeo ronco y sus manos lo sujetan con muchísima más fuerza haciendo que cada parte del cuerpo del rizado se encienda y el deseo febril recorre sus venas y desee más de lo que puede permitirse obtener, pero ese deseo lo hace sonreír y pensar en algo.
Abraza su cuello deslizando sus manos y sus manos van cambiando de lugar mientras se aprieta más cerca hasta que ya no existe el espacio entre los dos. Louis suspira bajando los besos hasta su cuello, lo que ocasiona que a Harry se le cierren los ojos y se le nublan los pensamientos y se deje llevar por unos largos minutos en dónde gira un poco la cabeza para darle más acceso y suelta suspiros al paso.
—S-subamos a tu departamento, bebé.
—Espera un poco más—pide Harry alejándose para sonreírle antes de bostezar—. Mejor no.
—Harry-
—Estoy muy cansado y mañana tengo que ir temprano a la empresa. Quizás otro día—se burla Harry entredientes y sólo para él mismo. Da varios pasos atrás—. Descansa, Lou.
—Descansa, amor.
Puede escuchar a sus espaldas, mientras se está escabullendo de su maldad, el resoplido frustrante del ojiazul. Está seguro que ahora debe tener un problema en sus pantalones que debe resolver por su misma cuenta, y sabe lo mucho que se enciende con unos simples besos húmedos, roces de sus caderas, dedos vacilantes y suspiros que lo envuelven y dado a que no han tenido sexo desde que terminaron, debe estar frustrado cómo para tener un grave y doloroso problema en sus pantalones.
Él mismo se encuentra con el calor revolviendo su estómago, si no fuera por los conflictos en su cabeza, no lo hubiera pensado mucho y hubiese empujado a Louis hacia adentro y lo habría guiado hasta el ascensor para besarse y buscar las llaves entre sus pantalones para abrir la puerta lo antes posible y tener a Louis en su cama.
Cierra la puerta detrás de él, apoyado su espalda ahí mismo mientras cierra los ojos y suelta una risa baja. El día ha sido una locura entera, no puede creer que todos sus planes de que Louis lo odie no han funcionado, incluso lo hizo bailar hoy y pareció agradarle incluso cuando todo este tiempo conociéndose ha jurado que lo odia, más, sin embargo, parecía relajado mientras balanceaban sus cuerpos juntos al ritmo de la melodía que sonaba en el fondo. El beso que compartieron en medio del lugar lo hizo aún más romántico y especial.
Ver a Louis frustrado y siendo un romántico al final de la cita es la cosa que lo tiene con ganas de vomitar. No quiere ilusionarse sabiendo que está buscando la forma de acabar con la relación, que todo volvió a empezar como un error y que aún quieren cosas distintas.
Ha cometido un perfecto error.
♡
Haber escuchado la conversación de Louis con Zayn sólo fue el detonante para que toda la noche anterior pensará en un plan. Es sábado, no tiene mucho que hacer y es el momento perfecto para tener una reunión con amigos, o esas fueron las palabras de Louis y Harry sólo está pensando en grande mientras mira de reojo la hora viendo que está a punto de caer la tarde. Está arreglando sus rizos y colocándose perfume, sus bonitos labios brillan por el bálsamo que puso en ellos y sus rizos están sujetados por una bandana azul que combina perfecto con los ojos de Louis. Para cuando está listo, toma sus cosas y se dirige al departamento de su novio. Si el ojiazul no termina enfadado y odiándolo un poco, no sabe que más necesitará para lograr que termine con él antes de que él tenga oportunidad de romperle el corazón. La sola idea hacer que su estómago se revuelva.
El camino es calmado y agradable. El sol se mantiene bajando con lentitud por el horizonte haciendo que el día no sea tan caluroso como ciertos días de la semana. Es domingo, no tiene que ir a la empresa ni tampoco administrar su tiempo para todo lo que tiene que hacer en el día, por lo que su plan de ir al departamento de Louis es la mejor cosa que tiene que hacer. Ni siquiera tiene planes con sus amigos o ir a visitar a su familia o algo que lo haga prescindir de su plan.
Está a punto de darse la vuelta e irse a casa una vez que está frente a la puerta de Louis, pero está termina abriéndose y ya es demasiado tarde cómo para escapar sin ser visto, pues el ojiazul ya ha puesto sus orbes azulados en él. Cómo si fuese la primera vez que sus ojos se encuentran con Louis, se le sube la temperatura a las mejillas y sus dedos se mueven por sí solos enganchando sus dedos entre ellos mientras busca una excusa para su repentina visita. No encuentra ninguna, ni las fuerzas para soltar algo.
Lo único que puede hacer es fijarse en Louis, la manera en que sus ojos lucen cansados, parece que apenas ha despertado de un gran sueño, uno cálido y arrullador de una siesta calmada. Su cabello desprolijo siendo un caos es otra señal de su suposición y la manera en que le toma segundos darse cuenta de que está frente a él y no es parte de sus sueños.
—Harry, amor.
—¿Estabas tomando una siesta? —aun sabiendo que ha sido de esa manera, todavía pregunta.
—Sí, ya sabes, recuperar el tiempo perdido.
—¿Puedo pasar?
—No tienes que preguntar, siempre serás recibido cuando quieras—Louis dice tomando de su mano para empujarlo contra su pecho.
El ojiazul ha hecho eso tantas veces que conoce dónde detenerse, dónde poner sus manos y cómo acomodarse para que su nariz se empuje en sus clavículas desnudas y para que Louis lo tome de la cintura para deslizar una de sus manos en su espalda y acariciar esa zona que vuelve a Harry un cachorro feliz en sus brazos. Se conocen tan bien, sus cuerpos se complementan en todos los sentidos y en todo momento, desde un abrazo inocente lleno de cariño, hasta estar jadeando debajo de Louis mientras sus dedos se hunden en su piel.
Suelta una risa cuando se da cuenta de que Louis lo está guiando al sillón. De repente, caen ahí y se queda sobre el regazo del ojiazul.
—Louis—lo regaña.
—Me gusta cuando dices mi nombre, ¿lo sabías? —pregunta deslizando sus manos en sus caderas para mantenerlo firme.
—Eres raro.
—¿Le estás diciendo raro a tu novio? —Louis alza una ceja con un tono divertido. Está a punto de decir algo cuando el timbre suena—. Son mis amigos. ¿No te importa?
—No, yo, ¿debería irme?
—No, amor, quédate—pide Louis levantándose—. He pedido comida y jugaremos juegos de mesa y tomaremos cerveza. ¿Quieres unirte a nosotros?
—Creo que estaré en tu habitación mientras se van.
Louis no luce convencido, sin embargo, el constante sonido del timbre hace que asienta y no demore en abrir la puerta. Desde la distancia, Harry se cruza de brazos y se obliga a sonreírle a los amigos de su novio. Sólo son cinco, incluido Liam, quien es él único que le agrada en su totalidad.
Siente el toque del ojiazul cuando pasa por su lado y guía a sus amigos a la mesa cerca de la cocina. Harry los sigue sin saber que hacer, sólo ve el intercambio de saludos que hay por unos cuantos segundos antes de sentarse y acomodarse. Louis les reparte cerveza a cada uno y lo mira a él indeciso de que hacer, suspira hondo y asiente con la cabeza mientras se adentra a la cocina y suelta un suspiro largo pasándose los dedos por los rizos mientras da vueltas por la cocina. Le toma minutos tomar la fuerza para salir sólo para ver cómo el humo del cigarrillo inunda esa parte.
Se pasea alrededor viendo cómo juegan al póker y escucha sus risas llenar el lugar. Se acerca a Louis y se deja caer en su regazo sosteniéndole el rostro para besarlo con profundidad mientras sus dedos tocan la barba de algunos días.
—Bebé.
—¿Si? —Se ríe internamente viendo cómo lucha por centrar su atención en el juego y no en sus labios.
—Es mi turno.
—Oh, sí, suerte—balbucea dándole si espacio para mirar sus cartas, pero sus labios se pegan a su cuello mientras sus dedos tocan su camisa—. Louis.
—Dame un momento.
A simple vista puede ver cómo asienta las cartas sin analizar la jugada sólo para volver a centrar su vista y alejando el cigarrillo para no molestarlo con el humo que va dejando a su paso. Harry sonríe, inclinándose para besarlo una vez más y cuando está demasiado centrado en su beso, toma el cigarrillo y se levanta de su regazo. Se acerca al cenicero y lo apaga, para luego centrar su vista en Max, quien está relajado fumando, cuando sus miradas se encuentran, Harry alza las cejas y extiende la mano.
Max suelta un suspiro molesto y se lo da. Empuja la punta en el cenicero y entra a la cocina con una sonrisa divertida y analiza su siguiente movimiento. Esto ya le está siendo aburrido, habría deseado pasar del plan hoy y mirar una película con Louis, cómo solían hacerlo en sus tiempos libres.
El resto de la tarde se basa en Harry buscando pequeñas cosas para arruinar la reunión, para molestar a los amigos de Louis y para estar en su regazo mientras bosteza aburrido. Puede notar como algunos tienen miradas hartas y cansadas, además de que la noche ha caído y ha dado la bienvenida a las estrellas. Harry también puede sentirlo. Está aburrido, tiene hambre y lo único que quiere es estar bajo las sábanas con una película reproduciéndose frente a él y algo de cenar.
Su trabajo está hecho, podría simplemente irse a casa y hacer lo que desea, pero también está cómodo en el regazo de su novio mientras juega con sus dedos y escucha la plática aburrida que se ha extendido alrededor de estos cinco minutos. Brinca del susto cuando Louis pega su boca detrás de su oreja y le acaricia los muslos.
—Estás quedándote dormido en mi regazo, amor.
—Tu reunión es aburrida—suelta, lo único que obtiene de Louis es una risa. ¿En qué momento le reclama y se enfada con él?
—Buscaré cómo echarlos.
—¿Y haremos lo que yo quiera luego? —suelta en un tono seductor moviendo las caderas suave y tortuosamente.
—Lo que tú quieras, bebé.
—De acuerdo. Quiero que pidamos de cenar y entremos a la cama para ver una película, ¿si? —pide con ojos brillantes.
—Lo que tú desees.
Con esa promesa, empuja un beso en los labios de Louis y camina a la habitación de éste, viendo que nada ha cambiado, lo único que ha cambiado son que sus cosas se han ido. Su lugar en el closet sigue vacío, su lugar donde van los zapatos también sigue igual. El color es el mismo y su sitio en la cama sigue sin usarse, el ojiazul siempre ha sido el de la derecha. Harry podría traer sus cosas y colocarlas en el mismo lugar de siempre y podría parecer que nunca se hubiese ido en primer lugar.
Los brazos que lo toman en la noche le hacen cerrar sus ojos y confundirse más de lo que ya está. No sabe si ha cometido un error o es la oportunidad perfecta de volver a intentarlo.
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