Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

El problema con Harry, es que cuando se propone algo tiende a cumplirlo, quizás es por eso que está frente al edificio en el que solía vivir con Louis, y el solo recuerdo le quema el cuerpo, sin embargo, son aproximadamente las siete de la mañana de un domingo. Usualmente estaría en la cama, debajo de las sábanas buscando encontrar la calidez y el sueño, y luego, estaría tomando una taza de té mientras lee un capítulo de su libro antes de irse a desayunar con su madre o con sus amigos. Está mañana no fue así. Abrió los ojos muy temprano en la mañana y sus pensamientos le estaban carcomiendo la cabeza que creyó que necesitaba aire fresco y salió a correr, de un momento a otro, su cuerpo lo atrajo a este sitio, en el que ha estado tantas veces como para poder señalar cada cosa nueva que ha cambiado, pero ha llegado con un plan, estaba decidido anoche a llevar al límite a Louis y eso es lo que hará.

Está seguro que el ojiazul debe estar durmiendo, que odia despertar temprano los domingos o los días que tiene libre, con la oportunidad de recuperar la energía perdida a medida que pasaban los días. También sabe que Louis odia correr, que odia el ejercicio y Harry no logra comprender cómo es que conserva los músculos de los brazos, que tiene ligeramente marcado el abdomen, que es capaz de cargarlo con un sólo brazo para estamparlo contra la pared. No logra comprenderlo.

Es por eso que empuja la puerta y entra al edificio. En el recorrido al ascensor y al piso de Louis, obtiene saludos llenos de sorpresa, después de todo, Harry se llevaba muy bien con todos y era normal que se dieran cuenta de que algo había pasado cuando sacó todas sus cosas del departamento y se fue, es válido que estén sorprendidos por su regreso. Debe de admitir que extraña este lugar, extraña hablar con la anciana al final del pasillo, quien en diversas ocasiones lo invitaba a tomar el té, o el amigo que hizo en el piso de arriba y del que ligeramente Louis se ponía celoso ante su aproximación, cómo si pudiese poner los ojos en otro hombre que no sea Louis.

Deja caer el puño sobre la puerta un par de veces siendo paciente, Louis debe estar despertado de un sueño y eso lo hace sonreír, sabe que odia que lo despierten temprano y si aún estuviera en el departamento, si aún estuvieran juntos, sus extremidades estarían enredadas juntas en la cama y despertarían hasta las diez de la mañana, o eso es lo que haría Harry para poder ir a preparar el desayuno. O simplemente, obtendría caricias suaves y besos torpes antes de tener la oportunidad de levantarse de la cama, pero ese no es el objetivo.

Pega un brinquito cuando la puerta se abre y revela a Louis sin camisa y llevando solamente los pantalones de pijama.

—¿Harry?

—Louis—es lo único que suelta. Se le ha olvidado de porque está en primer lugar aquí.

—Amor, ¿qué haces aquí?

—Venía a buscarte para que vayamos a correr. —Se encoge de hombros y le lanza una sonrisa inocente cuando éste lo mira confundido y adormilado aún.

—¿Correr? ¿A esta hora, bebé? Sabes que no me gusta hacerlo.

—Pero-

Su discurso queda en el olvido justo al momento en que Louis lo toma del brazo y lo empuja a su pecho para luego tomarlo de la cintura y guiarlo dentro del departamento. Todo se reduce a nada al sentir los besos del ojiazul en su hombro y el calor de su piel debajo de sus dedos. Siempre creyó que Louis tiene piel dorada, que la extensión de su espalda era como el horizonte en un hermoso atardecer, que sus besos eran la cereza del pastel de un día agitado. Harry tendía a comparar a Louis y a su amor con cosas simples, pero bellas de la vida, ahora está cayendo de nuevo mientras sus dedos lo traicionan y van deslizándose por el pecho del ojiazul y delinean el tatuaje que descansa en su clavícula.

Alza la mirada, Louis tiene los ojos cerrados aún con el sueño persistiendo en su cuerpo. También, tiene el cabello hecho un caos, los rastros de la almohada contra su mejilla izquierda y la calidez en todo su cuerpo.

—Olvídate de eso, vuelve a la cama y duerme.

—Es que-

—Ven aquí, mi amor—Louis pide guiándolo a la habitación, la que muchas veces compartieron—. Me encanta tenerte en mi cama otra vez, pero olvídate de correr los domingos, eso no va a suceder.

—Louis, yo debería-

Se calla cuando Louis lo atrae y les tapa el cuerpo con las sábanas. Harry no debería acurrucarse en sus brazos ni cerrar los ojos ante las caricias en su cintura ni por los besos en su cuello. No debería estar otra vez en la cama de Louis, pero de algún modo extraño, casi místico, está entre los brazos de su exnovio. Nunca sabe cómo es que queda en situaciones no previstas.

—Sólo duerme.

Lo haría, si tan solo su vista no estuviera recorriendo cada sitio de la habitación buscando algo nuevo. En teoría, todo está como antes. Las paredes tienen el mismo tono, las cortinas son las mismas, la cama está en el mismo sitio, pegado a la esquina cerca de la ventana. Lo único que ha cambiado, es que sus cosas desaparecieron y que hay un montón de ropa en una esquina, pero todo luce exactamente igual que antes. Incluso, las sábanas son las mismas. Es cómo si nada hubiese cambiado, sólo desaparecido.

Mira a Louis, escuchando los ligeros sonidos que escapan de sus labios y los lunares que crean una pequeña constelación en una de sus mejillas. Son esas cosas que no lo dejan conciliar el sueño una vez más.

Cuando se mudó con Louis, no estaba planeado ni tampoco se dieron cuenta de cuando lo hizo. Sus cosas empezaron a aparecer en el lugar. Su ropa de pronto ocupaba más espacio que Louis decidió contratar a alguien para que lo agrandará y así pudieran caber mejor sus prendas. Su cepillo y cremas estaban en el departamento del ojiazul que tenía que regresar por algunas cosas cuando no las encontraba en el suyo. Sus compras para la casa las basaba pensando en dónde quedaría bien el departamento de Louis y cuando su novio hacía las compras, las hacía pensando en lo que les gustaría a los dos. Harry empezó a pasar toda su tarde y noche ahí, la mañana la pasaba en la universidad y siempre se referían al departamento como su casa.

Se dio cuenta al ir a su propio departamento y ver qué sus pertenencias poco a poco habían desaparecido, que no le era funcional llegar al lugar cuando todo estaba en el de Louis.

—¿En qué estás pensando?

—¿Qué? —Harry se asusta cuando escucha a Louis. Parece que ha pasado horas estando ensimismado en sus pensamientos.

—Lucías concentrado y tenías una pequeña sonrisa.

—En nada—miente alejándose de Louis.

—Bien, no me digas, pero no te alejes—pide Louis subiéndose sobre él para mantenerlo encerrado. Harry traga saliva y sus mejillas se incendian—. Gracias por venir, aunque me hayas querido llevar a correr. Extraña abrazarte para dormir. Tenerte en el departamento, besarte.

—Eso no lo-

Los labios demandantes de Louis cortan cualquier cosa que estaba a punto de escapar de los suyos. Harry suspira luchando contra las sensaciones para alejarse y así no seguir llenando su corazón de más amor por el hombre que lo tiene a su merced. Es claro que ha fallado. Sostiene el rostro de Louis con fuerza a la vez que sus labios se deslizan contra los del contrario con pasión, amor y determinación. Con los dedos de sus piernas buscando el calor de los de Louis y los rayos de sol bañando su cuerpo.

Desliza sus dedos hasta el cabello de Louis y lo jala un poco disfrutando del jadeo que brota del ojiazul. No va a mentir, ha extrañado con todo su ser besar a Louis, besarse sobre la cama y tener las manos sobre el otro. Y debería recordar su plan, debería recordar que tiene planes de vida diferentes a los de Louis, pero está demasiado ocupado apretando los cabellos castaños contra sus dedos y amando la suavidad de las sábanas y la calidez que les proporciona los rayos del sol que inundan cada espacio en dónde están acostados.

Puede arrepentirse y recordar su plan más tarde.








La siguiente vez que trata de sacar a Louis de su límite, sólo es el día siguiente cuando la tarde ha caído y el sol está bajando por su horizonte. Eso siempre le señala a Harry que su hora de salida ha llegado después de un largo día de trabajo, es por eso por lo que guarda sus cosas y sale de su oficina deteniéndose cuando entra al ascensor y piensa en Louis. Piensa que está mañana no se vieron, ni se encontraron en el elevador como ya era costumbre, sólo fue cuando salió por una taza de té; es que se encontró con el ojiazul caminando con Liam. Harry hizo caso omiso, dispuesto a caminar a la cocina y pretender que no le interesa que su "novio" estaba cerca. Como era de esperarse, su plan fracasó justo en el momento en que una mano alrededor de su muñeca lo jaló y terminó chocando contra el pecho de Louis. No tuvo tiempo para las palabras cuando ya estaba siendo besado por él castaño.

Harry lo odia un poquito más por hacer flaquear su convicción.

Sólo fue ese breve momento que compartieron el resto del día. Debería agradecerlo, eso era lo que había querido; compartir y ver menos tiempo a Louis para olvidarlo por facilidad, sin embargo, las cosas dieron un giró diferente y acabó recordando el beso y el resto de su turno. Sabe que hay ciertos días en los que el ojiazul permanece más horas en la empresa, esa fue una razón por la que terminó con él. Las horas de más que empezó a pasar en su oficina y por las que llegaba cansado y dejaba al lado sus citas.

Una idea cruza por su cabeza. Aprieta el número del piso de Louis y toca la puerta cuando está ahí. No tarda en escuchar su voz y abrir la puerta para cerrarla en el momento que está dentro. El ojiazul le sonríe parpadeando, luce un poco harto de todo el trabajo que tiene, y Harry no llega a comprender porque decidió dejar de lado sus citas o sus momentos en el sillón para sumergirse en una oficina silenciosa y permanecer mirando una pantalla más horas de lo usual.

Empuja su cuerpo hacia Louis dejándose caer en su regazo cuando está ahí. Sus manos ocupan su sitio en sus hombros mientras mira en lo que está trabajando antes de mirarlo con una sonrisa suave al sentir como lo sujeta de la cintura y va besando su hombro con dedicación.

—¿Por qué sigues en el trabajo?

—Salgo más tarde—responde Louis. Sabe que eso no es lo que preguntó, pero Harry no insiste, si no quiere contarle la razón por la que decidió trabajar más, no va a insistir, pero la molestia de hace meses vuelve a asentarse en su estómago—. ¿Tú qué haces aquí, amor?

—Quiero hacerte la cena.

—Aún me faltan unas dos horas—señala Louis.

Harry gira los ojos y se inclina para besar su mandíbula y empezar con su berrinche—. No ahora, quiero que nos vayamos juntos a mi departamento y hacerte la cena mientras me miras cocinar y que vayamos por una botella de vino.

—Amor.

—De verdad, Louis. Quiero la cena y que vayas conmigo. Deja el trabajo, por favor—pide haciendo un berrinche de niño pequeño que no sabe escuchar un no por respuesta. Su berrinche , incluye besos por toda la mandíbula del castaño, amando sentir su barba picar sus labios suaves.

—Vas acabar conmigo.

Se le forma una sonrisa imperceptible cuando lo escucha, pero no pausa sus besos en la mandíbula de Louis, en cambio, sigue con su trabajo y al mismo tiempo le acaricia el pecho. Esto es una de las cosas que más disfrutaba. Sentarse en el regazo de su novio y besarlo como si no tuvieran responsabilidades que cumplir. Lo único que quiere es que deje las horas extras que hace en la oficina y vayan a cenar. Va a hacer esto cada que pueda, Louis al final elegirá el trabajo y le molestará que interrumpa en su oficina cada vez que se le de la gana.

Lo mira de reojo, alzando ligeramente la cabeza sólo para encontrarse con los ojos cerrados de Louis. Su mandíbula marcada y la presión de sus dedos sobre su cintura. Debería apartarse, debería poner en marcha su plan, pero lo único que hace es besarlo en el cuello y tocar cada sitio que puede.

Se está volviendo loco. Debe alejarse una vez que pueda.

—De acuerdo, bebé, tú mandas.

—Entonces, ¿vamos a mi departamento? —pregunta victorioso.

—Sí. Además, es la primera vez que conoceré tu departamento después de ya sabes.

Terminar.

Lo sé—suelta bajando la mirada. Aún le duele, y no duele menos estando en el regazo de Louis porque bien sabe cómo ocurrieron las cosas—. ¿Nos podemos ir ya?

Louis asiente derrotado que debe apretar los labios para no reír, por lo que se levanta y espera pacientemente al castaño que termine de apagar las cosas y deje su oficina ordenada antes de que puedan marcharse. Aunque esto es parte de su plan, siente que está yéndose de sus carriles cuando la emoción flota encima de él y luego su corazón empieza a empujar contra su pecho de anticipación. Ni siquiera tiene nada planeado, ni ha hecho las compras. Buscará la forma de deshacerse de Louis.

El camino a su departamento es calmado, decidió dejar su auto y dejar que Louis lo lleve a su departamento. Tomará un taxi en la mañana para ir a la empresa.

Al llegar, Louis le abre la puerta y le extiende la mano. La acepta en el momento mordiéndose los labios y soltando un bostezo falso antes de alejar a Louis y pensar. Va a odiarlo por sacarlo de la oficina por nada, y está vez cree que va a resultar ganador.

—Ya no tengo ganas.

—¿Qué? —Louis parpadea confundido y desconcertado.

—Ya tengo ganas de hacer la cena, sólo quiero dormir la siesta. Siento haberte sacado de la oficina. Puedes ir de nuevo.

—¿Hablas en serio, amor? —Louis pregunta abrazándolo contra su cuerpo y pasando sus dedos por sus rizos suaves.

—Sí.

—¿Qué te hizo cambiar de opinión? Eh—se burla Louis. No hay rastro de molestia y de frustración, no hay nada y Harry arruga la frente confundido ante la calma con la que el ojiazul se está tomando las cosas.

—Quiero dormir un poco y luego pedir algo. Lo siento.

—No te disculpes, amor. —Louis niega besando sus labios rápido y sencillo. Harry enrojece y aparta la mirada—. Subamos a tu departamento y durmamos la siesta. Más tarde salgo a comprar comida italiana, de ese restaurante que te encanta y paso a comprar tu vino favorito, un par de flores porque las que te di ya deben haberse marchitado.

Louis no lo deja negarse cuando lo guía al departamento y Harry no tiene la fuerza para negarse que sólo se deja arrastrar a su departamento dándole las instrucciones al ojiazul de dónde ir. Al entrar, Louis se dedica a mirar cada espacio antes caminar a la habitación y deshacerse de su traje. Harry busca dos pijamas, una para él y otra para Louis para luego dejarse caer en la comodidad de su cama mientras se gira y mira como el castaño se deshace de su ropa para colocarse la que Harry le ha dado. Pasa saliva al encontrarse con su pecho desnudo y llevando un par de bóxer.

Hunde su rostro en las sábanas sintiendo el calor en sus mejillas y en la punta de sus dedos. Segundos después, siente cómo la cama se hunde un poco y recibe caricias en su espalda. Debe lloriquear en voz baja al ver que sus dos intentos puede que no hayan resultado en el momento, pero no pierde esperanza de que funcione a medida que el tiempo pase.

Se gira al tener a Louis ya a su lado. Éste lo atrae y va dejando besos en sus labios de manera suave y pausada. Eso adormece a Harry que causa que al poco rato se quede dormido sobre el pecho del ojiazul y reciba caricias en sus rizos y espalda. No tenía la idea de acabar así, pero no puede quejarse mucho, menos cuando despierta y nota que Louis no está. La decepción y molestia ocupan su pecho.

—Lo supuse.

Se levanta saliendo de la habitación, deteniéndose en el momento en que ve a Louis acomodando las cosas en el living. En la mesita pequeña que está frente al televisor, hay dos platos llenos de comida italiana. También puede ver que hay un jarrón con flores, su vino favorito está ahí y hay un par de velas encendidas. Todo le pega tan fuerte que su corazón empieza a descontrolarse y no sabe cómo reaccionar. Hace tiempo no tenía estos momentos con Louis que lo ha tomado de sorpresa y más cuando pensó que se había marchado, pero se ha equivocado.

—Despertaste, cariño.

—¿Qué es todo esto, Louis? —suelta con el aire estancado en su garganta que casi no puede hablar.

—La cena. Ven aquí.

Harry se acerca, deteniéndose frente a Louis y mirando lo que ha hecho para ellos, para él—. No tenías porque.

—Quería hacerlo. Te prometo que está vez haremos las cosas mejor, que daré todo de mí para hacer que nuestra relación funcione. ¿Quiere cenar ya, cariño?

Asiente porque no tiene la fuerza para hacerlo. Mantiene un nudo en la garganta al principio de la cena que se va perdiendo a medida que toma del vino y el cuerpo de Louis está pegado al suyo. Cuando el ojiazul lo hace reír y lo besa un rato al notar que ya es lo suficientemente tarde cómo para seguir permaneciendo en el departamento de Harry.

Esa noche no piensa, sólo siente y duerme bien por primera vez en mucho tiempo. Todo eso sin darse cuenta de que ha bajado la guardia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro