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Capítulo 10 [Final]

Los días posteriores caen en picada y Harry lo entiende en absoluto, fue demasiado egoísta en hacer un plan para no convertirse en esa persona que rompiera el corazón de Louis. Fue egoísta dejar que se ilusionara y al final arrebatarle cada una de esas ilusiones y romper su corazón en más de mil pedazos y en el proceso, romper su corazón también, porque han pasado exactamente cuatro días en dónde Louis no responde a sus llamadas ni mensajes ni mucho menos intenta encontrarse con él en los pasillos y en el ascensor, es como si de repente todos esos momentos de Louis estando cerca cada vez que levanta la mirada se esfumarán. Alguna vez quiso que eso sucediera, que no tuviera a Louis en todo, ahora que lo ha perdido lo quiere de regreso. Quiere todos esos momentos tensos en el ascensor, los toques ligeros y desapercibidos, quiere su cercanía y sus besos.

Quiere todo de regreso y no merece tenerlo. Entiende porque está enfadado Louis. De verdad que lo entiende, pero no quiere darse por vencido, porque todo este tiempo tratando de odiar a Louis solo lo ha llevado a darse cuenta de cuánto lo ama, que no importa que haga Louis o cuánto él intente odiarlo, no puede, porque lo ama más, porque hay más cosas buenas que malas. Que a pesar de esos pequeños detalles, Louis es romántico, respetuoso y dedicado cuando se trata de ellos. Quizás no habrá otra persona que lo haga sentirse como Louis.

Perderlo todo fue el detonante para darse cuenta de que quiere pasar toda la vida al lado de Louis, no importa si no tienen un papel que compruebe que se pertenecen en alma y corazón o unos anillos que le muestren a todos que se aman, solo necesitan saber ellos dos que se quieren para toda la vida y ya no importa lo demás. Solo quiere esos momentos en el sillón, los momentos con las piernas entrelazadas o en su defecto, las manos. Quiere los besos suaves y pausados antes de tomar cada quien su camino o los besos desenfrenados que terminan debajo de la sábanas con las respiraciones entrecortadas y los toques ansiosos.

Ahora está sentado en el sillón de Niall con las piernas abrazadas mientras lamenta toda clase de decisiones que tomó en el pasado. Mantiene las manos en el teléfono con la esperanza de que Louis conteste aquellos mensajes que dejaron de ser enviados apenas anoche. Quiere darle su espacio y no presionarlo, pero le está doliendo el pecho recordando la última vez que fue amado por Louis.

—Te dije que era mala idea, cariño.

—Lo sé, Florence. —Suelta un puchero, lloriqueando—. No me lo recuerdes. Me siento tan mal.

—Fue cruel lo que hiciste, pero dale su tiempo.

Mira hacia Niall, sintiéndose pésimo por sus actos—. Lo sé, no quiero presionarlo y entiendo que me esté odiando ahora mismo. Simplemente no quería callármelo. Aún tenemos muchas cosas que aclarar, pero no quiero que las cosas terminen de esta manera entre nosotros.

—Louis te ama, no te odiaría, solo necesita pensar.

—Eso espero.

Deja el tema atrás y se inclina para tomar de su taza y beber un poco de su café. Los días después del quiebre, son aburridos, tensos, y el tiempo parece no tenerle compasión porque pasan más lento de lo normal y ya no es lo mismo ir a la oficina cuando no ve a Louis en ningún lado ni baja hasta su piso, pero puede ver a Liam subir en sus descansos que rápidamente conecta que el ojiazul está haciendo de todo para no encontrarse con él.

Suspira mirando hacia el ventanal que tiene Niall. Da paso hacia el balcón con una vista increíble, eso solo le recuerda al balcón de Louis y como estuvieron apunto de mudarse juntos, que iba regresar al departamento que alguna vez compartió con Louis y que tiene miles de recuerdos grabados en cada pequeño sitio del departamento. Es sorprendente como en segundos todo puede caer en picada, ahora regresa a ese departamento que nunca lo hizo sentir en casa y que lo arrulla de manera en que ejerce una presión en su pecho con el silencio y lo vacío que se encuentra.

Quizás es por esa razón que se hunde en el sillón de Niall esa noche mientras hacen un maratón de capítulos de una serie que ven en conjunto y tal vez es esa excusa por la que vuelve a casa de su amigo cada tarde al terminar el trabajo. No quiere enfrentar su realidad.

—Deberías marcharte a casa.

—¿Me estás echando, Ni?—Abre la boca con sorpresa. Se lleva una mano al pecho.

—No, me gusta tenerte, pero no puedes permanecer todo el tiempo aquí.

—Lo sé.

—¿No ha respondido tus mensajes?—Los dedos de Niall se enredan en sus rizos. Harry inmediatamente cierra los ojos y niega.

—¿Sirve que los haya abierto?

—Un poco, sí—Niall dice divertido, tratando de aligerar el dolor del corazón de Harry—. Eso quiere decir que hay una posibilidad de que haya leído todo lo que tenías que decir, ¿no crees?

—¿Y por qué no ha llamado?

—No es fácil—responde.

No le sirve esa respuesta, sin embargo, debe conformarse con ella y aprender a vivir con ser paciente y darle su tiempo. Es por eso que deja de mandar mensajes y esperar por Louis cuando esté listo para una explicación, realmente espera que quiera una. Tiene tanto de que disculparse y tantas cosas que deben decirse, muchas preguntas que Harry tiene y necesita.

Aunque eventualmente tiene que ver a Louis. Es el día siete en dónde no se han visto y hablado, pero aquel día tienen una junta importante y no pueden actuar como adolescentes y evitarse. Actúan como adultos y entran a esa reunión. A Harry le sudan las manos mientras camina al lado de Florence, verá a Louis después de lo sucedido y no sabe cómo va a reaccionar, o si tendrá por fin la oportunidad de acercarse y hablar con el ojiazul, lo pone nervioso. Es claro que cuando abre la puerta todos están ahí esperando que la junta empiece. Para su ¿buena suerte? Los únicos asientos disponibles son los que están frente a Louis.

Mantiene la mirada baja o centrada en un punto durante la mayor parte de la junta. No tiene la valentía para mirar hacia Louis o quizás simplemente no quiere ver otra vez el odio y la decepción bañando sus ojos. No es capaz de vivir sabiendo que Louis lo odia, que arruinó la oportunidad que les dio el universo para hacer las cosas mejor y no está seguro si merece una tercera oportunidad, pero su corazón solo quiere hacer el intento, no quiere darse por vencido como cuando tuvo una segunda oportunidad y solo lo uso para lo contrario.

—Deberías aprovechar está oportunidad e ir a hablar con él.

—¿Crees que quieras hablar conmigo? ¿o Incluso estar cerca de mí?—dice por lo bajo.

—Solo digo que, deberías hacer el intento, no pierdes nada.

—Tienes razón—acepta. Buscará cada oportunidad para soltar todo lo que tiene en el pecho—. Tan pronto como termine la junta lo haré.

—Eso es.

Su mirada esta vez cae en Louis, mantiene la vista en unos documentos mientras apunta ciertas cosas. Harry debería hacer lo mismo, pero está demasiado concentrado en pensar en cómo acercarse al ojiazul sin ser rechazado, hacer que lo escuche por lo menos cinco minutos, no pide más. Si Louis ya no quiere nada después de sus palabras no volverá a intentar recuperar lo suyo.

Desde ahí, pasa lento el tiempo, que en varias ocasiones se pasa a quedar dormido y se siente mal por sentirse ansioso por acercarse a Louis que de prestar atención a la junta importante, pero a este punto, le importa más su relación con Louis que un trabajo. Él es así; primero lo que lo llena de felicidad y después las cosas profesionales.

Sin darse cuenta, la junta ha terminado. Solo vuelve a la realidad cuando Florence le toca la mejilla con un bolígrafo y le señala a Louis, quien está parado en una esquina cruzado de brazos mientras escucha hablar a Liam. La sala de junta se ha quedado casi sola, excepto por unas cuantas personas que rondan por ahí hablando con otros compañeros sin prestar atención a lo que ocurre con los demás. Se levanta de la silla recogiendo sus cosas para caminar lentamente hasta que ve que salen del lugar. Se apresura a salir y tomar el brazo de Louis.

Decir que le ha agradado verlo sería un eufemismo, porque sus ojos son oscuros y su boca es una línea que no muestra alegría. Debajo de sus ojos hay ojeras visibles. Parece que ninguno de los dos ha dormido bien desde aquel día.

—¿Qué es lo que quieres?

Se le encoge el corazón cuando lo escucha. Nunca le había hablado así—. ¿Podemos hablar? Solo serán unos segundos.

—Yo... Te veré en la oficina, Louis.

Ambos miran a Liam sin decir ni una sola palabra y éste se da cuenta de que quieren estar solos, aunque parece que Louis no quiere escuchar ninguna de sus palabras, pero quiere hacer el intento de ser sincero por primera vez después de los últimos meses de su relación en las dos oportunidades que tuvo. En ninguna de ellas lo fue y aquí están las consecuencias de guardarse cada una de sus incertidumbres.

—Creo que tus intenciones fueron muy claras.

—Es que tienes que dejar que te explique—súplica.

—No quiero ninguna, para mí fue claro. ¿Qué conseguías con todo eso? ¿Humillarme? ¿Lastimarme? Porque déjame decirte una cosa; lo has conseguido.

—No... Por supuesto que no, sino todo-

—Ni siquiera te esfuerces. No veo porqué venir cuando en primer lugar no querías que funcionara. ¿Tú cabeza no te deja dormir por el remordimiento y necesitas escuchar que te perdono? Porque lo hago, te perdono, si eso es lo que quieres, pero deja de intentar e ilusionarme más—Louis es duro con sus palabras. El dolor habla por sí mismo.

—Yo no intento-

—En serio, Harry. Ahórrate todas tus palabras. Ya te he perdonado, no necesitas excusarte más.

—Pero-

Ni siquiera puede completar la frase cuando Louis lo mira con los ojos tristes y dolidos. Es como si viese a otro Louis, uno que no conoce. El dolor lo ha consumido y la culpa de ser así es suya.

Desearía poder retroceder el tiempo justo en el momento en que vio a Louis después de las flores y decirle la verdad o quizás... En el momento en que se dio cuenta de que su relación estaba quebrándose en pedazos o quizás en el momento de la discusión y poder calmarse y pedirle a Louis que no se den por vencidos en su relación, que hagan cambios, que arreglen las cosas en vez de haber peleado hasta quedarse sin voz y sin aliento y sin ganas de luchar por algo.

Tal vez así las cosas hubiesen sido totalmente diferentes.









Hunde más su rostro entre las sábanas lloriqueando cuando los rayos del sol le pegan en el rostro. Está siendo patético y lamentándose por cosas que pudiese haber cambiado si hubiera tomado una decisión diferente, pero aquí está; con una mala decisión, siendo un domingo por la mañana, deben ser aproximadamente las once de la mañana y no tiene planes que solo estar en su cama lo que resta de su vida si es necesario, ¿pero que puede hacer para qué la vida vuelva a sonreírle? Louis no quiere escuchar sus palabras y no sabe cómo acercarse sin que le duela el corazón por ver cuánto lo está odiando el ojiazul en este momento. No sabe cómo reparar algo que él rompió en este momento, no sabe cómo hacerlo ya que lo único que quiere es quedarse todo el día en la cama. Podría hacerlo, es domingo y no tiene absolutamente ningún lugar al cual ir.

Ahora el silencio y la soledad se sienten más pesados cada vez llega al departamento.

Lo único que hace es dejarse caer en la cama cada que llega y obligarse a levantarse minutos después para ducharse y prepararse la cena. Está volviendo a adaptarse a tener motivación después de turnar sus departamentos con Louis para cenar y ponerse a ver los siguientes capítulos de una serie que ven juntos. A no ser guiado por el ojiazul hacia su departamento con una tonta excusa que Harry acepte solo porque ama que Louis lo lleve a su cama para dormir la siesta y le prepare la cena. A no ser besado en el ascensor cuando cada uno toma su propia dirección.

Alza su cabeza cuando la puerta se abre. Florence lo mira negando con la cabeza.

—¿Te has parado de ahí por lo menos?

—Ni una sola vez—confiesa.

Niall entra por la puerta y se acerca a él—. Harry, ¿por qué sigues ahí? Andando, vamos a desayunar y no acepto un no por respuesta, así que levántate. Iremos a uno de tus restaurantes favoritos.

—¿Es necesario?

—Necesitas salir—Florence señala. Se sienta a su lado quitándole el cabello de la frente.

—De acuerdo.

—Así se habla—ella dice levantándose para aplaudir—. Te esperamos abajo y no tardes.

Harry asiente sin ganas de hacer nada más que dormir otras dos eternidades, pero empuja su cuerpo hacia el baño mientras se mira al espejo. Sus rizos son un caos y tiene los ojos hinchados, no está seguro si es porque ha dormido poco o por el llanto hasta quedarse dormido en la noche o quizás sea la combinación de ambos. Sus ojos no tienen ese brillo característico y se siente extraño mirándose frente al espejo.

Salir requiere un esfuerzo, pero la compañía de sus amigos hace que todo sea mejor. Por unos momentos se siente feliz y suelta un par de risas, pero todo eso se reduce cuando llega la tarde y tiene que marcharse a su propio departamento. Podría simplemente desviarse y tocar suerte y llamar a la puerta de Louis, pero no lo hace, elige ser cobarde y adentrarse debajo de las sábanas una vez más en el día y dormir hasta que llega la noche y su estómago no lo deja en paz hasta que tiene que comer algo. Arrastra las piernas y se deja caer en el sillón con un plato en la mano y una serie reproduciéndose en su televisión. No tiene la intención de seguir avanzando en la serie que veía con Louis porque solo hay dos opciones: o la termina de ver con Louis o de plano no la termina.

La noche pasa con rapidez y la mañana llega en un parpadeo. Se levanta para empezar a vestirse para otra semana larga, y ver si tiene la suerte de encontrarse con Louis y por fin poder hablar. Tiene tanto que decir, cosas de las cuales disculparse, pero también quiere respuestas. Si las cosas van a terminar entre ellos quiere que todo esté resuelto.

No lo ve ese día ni los días siguientes, solo es hasta que se encuentra con Liam el viernes por la tarde en el mismo ascensor.

—Harry.

—Li—saluda mordiéndose los labios—. ¿Puedo preguntarte algo?

—Sí, claro.

—¿Has visto a Louis? Es solo que no lo veo mucho por aquí—dice con una mueca. Es sorprendente cómo las cosas cambian en una noche—. He querido hablar con él.

—No creo que lo veas más por aquí. Harry, le ofrecieron ese puesto que siempre ha querido. El que estuvo intentando en cada convocatoria. Está vez si le dieron el puesto.

—Oh.

En ese instante, está en un inmenso mar de emociones, no sabe cómo sentirse al respecto. Si sentirse dolido y triste de saber que ya no tendrá una excusa para ver a Louis o que éste haya obtenido aquel puesto que siempre ha querido y no está con él para compartirlo, ver lo orgulloso y emocionado que Louis debe estar por esta gran oportunidad. Tal vez es una combinación de ambas cosas, pero solo siente miedo. Teniendo a Louis lejos ya no hay nada que pueda hacer para recuperar su relación o por lo menos pedir disculpas.

Se le hace pequeño el corazón e intenta sonreír cuando baja el ascensor.

—¿Ya ha recogido sus cosas?—Tiene un poco de esperanza.

—Sí.

Y toda ella se va cuando lo escucha.

—¿Le puedes decir que estoy orgulloso de él?—pide, casi suplica. Quiere que sepa que está orgulloso de él independiente de que todo esté mal entre ellos.

—Deberías decírselo tú mismo.

Sugiere Liam y sale del ascensor cuando las puertas se abren. Harry se mantiene estático hasta que ve que las puertas del ascensor están apunto de cerrarse. Sale de ahí con rapidez y camina hasta el estacionamiento y entra a su auto dejando caer la cabeza contra el volante y cierra los ojos con fuerza, esperando que sea una pesadilla y despertar en los brazos de Louis. Cuánto desearía que suceda, que las cosas sucedan con solo cruzar los dedos con fuerza y desearlo con todo su corazón, pero las cosas no son fáciles.

Se aleja las pocas lágrimas que caen y no puede evitar sentir orgullo por Louis. Ha intentado varias veces entrar a esa empresa en todas las convocatorias que salen todos los años y nunca lo logró ni se dio por vencido y ha dado frutos. Cómo le habría gustado estar ahí para sostenerlo con fuerza y decirle que siempre ha creído en él, que está feliz por esta nueva página para él y celebrarlo de alguna manera. Harry podría haberle hecho una cena, lo habría llevado a la cama o simplemente hubiesen salido a celebrarlo, no sabe cómo debe estar sintiéndose Louis.

Desearía poder volar hacia él y arreglar las cosas con un beso.

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