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How to be brave


Los días pasaban con gran velocidad al igual que el tiempo y en cierta parte el castaño observaba el horizonte, aquellos recuerdos pasaban por su mente una y otra vez.

Desde que conoció a la que sería su primer y gran amor hasta la chica que perdió en aquella ocasión, a pesar de que el tiempo pasaban con lentitud fueron 3 años los que transcurrieron desde aquella vez que suplico por su perdón.

Decidido y sin perder la costumbre tomo algunas hojas, pues era una rutina para el escribir los sucesos desde que perdió a la joven rubia. Ya con un pequeño trozo de carbón y suspirar un poco, escribió lo que serían sus últimas palabras.

Querida Astrid:

Sabes... han pasado tantas cosas desde aquella ocasión, he vivido gran parte de mi vida atormentándome y culpándome por tu muerte. No logre cumplir la promesa que te hice en aquel entonces, tu perdida me afecto más de lo que muchos pudieron creer.

Fui un completo estúpido que solo buscaba protegerse del mundo, he aleje de todos aquellos que alguna vez tuvieron aprecio por mí. A pesar de mi comportamiento infantil la vida me sonrió de nuevo, en mis anteriores cartas te conté sobre una chica.

Terca igual que una mula, fuerte como las tormentas pero libre como un águila.

Me negué a creer en el amor, pues no me sentía listo para dar ese gran paso una vez más... no quería perder a otra persona que fuera importante para mí; es algo que ya no soportaría. Mi madre siempre me decía que debía seguir adelante con mi vida, que si alguien no quisiera verme en el estado tan deplorable en el que me encontraba eras tú.

Aquella ocasión que hable contigo me dijiste que lo que deseabas más que nada era mi felicidad, que los recuerdos son simplemente eso recuerdos y uno no puede pasar su vida dependiendo de ellos.

Los recuerdos siempre pasan a ser una parte esencial de nosotros, ya que en ellos podemos encontrarnos cuando nos perdemos en nuestro interior. Todos los momentos que vivimos juntos jamás los olvidare, quizás estaba en nuestro destino ser una historia más de aquellas que se cruzan pero no están destinadas a terminar bien.

Cometí un error muy grande al alejarme de la mujer que me amaba, mi interior me gritaba que los sentimientos que tenía eran correspondidos por ella pero... también me gritaba que me alejara; tenía miedo de volverlo a intentar y saber que tarde o temprano la perdería. El solo hecho de no ser capaz de protegerla... era algo que no quería volver a vivir.

¿Cómo puedo seguir adelante con este temor?

¿Cómo puedo abrir mi corazón otra vez?

¿Me puedo permitir amar después de defraudarte?

¿Cómo ser valiente?

Fue mucho el tiempo que me tomo encontrar las respuestas, pero lo hice y la respuesta era tan simple y siempre estuvo enfrente de mí.

Enfrentándolo y volviendo a intentar Son la respuesta, si nunca lo intentas jamás podrás descubrir si puedes encontrar lo que tanto has buscado o simplemente fue un error.

Yo me negué a ello y pague las consecuencias, lastime a una gran mujer al momento de aferrarme a algo. Por no querer ser lastimado termine haciendo lo que no deseaba, y eso fue lastimarla y de paso a mí. Por mi egoísmo casi la pierdo como te perdí a ti, el dolor gran parte nos ciega y terminamos haciendo o diciendo cosas que lastiman a todos los que nos aprecian y aman.

Yo me di cuenta de ello, al descubrir que realmente no quería perderla a manos de ese psicópata de Mano Dura me prometí protegerla en todo momento.

Cuando ella regreso a su reino cuide de ella en todo momento, siempre estaba en las sombras procurando que estuviera a salvo. La vida a mi lado solo ha traído desgracias a los que amo, lo que menos quería es que Merida sufriera.

Lo único que deseaba era que su sonrisa iluminara el camino de otros como lo hizo conmigo, aunque en mi corazón me dolía saber que no debía amarla.

Se que te prometí darme una nueva oportunidad y que posiblemente cuando llegue a la otra vida quieras patear mi trasero, no te culpo yo mismo lo haría si pudiera.

-Hiccup-la voz de una mujer interrumpió al castaño.

-Lo siento-contesto el castaño-Estaba...-

-Se lo que hacías-suspiro con tranquilidad-Solo quiero decirte que te esperan afuera-

Con una sonrisa Hiccup le sonrió a Heather, la azabache llevaba una flor de lado izquierdo como adorno y prendas elegantes.

-Te daré 5 o diez minutos-sonrió la azabache-Ni un minuto más o vendré por ti, no todos los días hay ceremonias y lo sabes-

-Estaré listo en 5 minutos-levanto sus hombros sonriente-Ya casi termino-

Tras darle un golpe en su hombro la chica dejo la habitación de Hiccup, nuevamente enfoco toda su atención al documento.

Como te lo dije desde un principio las cosas cambiaron, Mano Dura desapareció tiempo después de que lo perseguí. El tiempo que me aleje de aquella pelirroja me sirvió no solamente para protegerla, si no para ponerle un fin a todos aquellos que alguna vez nos dieron problemas. Sigo siendo un chico que no es de peleas, pero de todas las bajas la de Drago es la única que me obligo a usar mi lado vikingo.

La paz se ha establecido y tanto Escoses y Vikingos ya no pelean, ahora incluso algunos se han casado entre ellos. Les deseo suertes a todos los que tengan que lidiar con nuestro carácter y de paso que nos den a nosotros suertes si su carácter es parecido al de cierta princesa que conozco.

Hoy se ha vuelto un día especial en todo Berk, pues como lo prometí me daré otra oportunidad. Realmente lo siento por la chica que tendrá que soportarme por el resto de mi vida y la suya, aunque le llegue a tener un gran cariño.

Algo me dice que se llevarían bien, si te soy honesto estoy realmente nervioso por este gran paso. Pero llego el momento de seguir con mi camino, por fin me siento listo para enfrentarme a nuevas aventuras con aquella joven. Es tierna y dulce, espero que no te pongas celosa por lo que diré pero también es muy hermosa.

Aunque desde donde quiera que estés algo me dice que estarás feliz por verme seguir adelante, nunca olvidare la historia que vivimos. Siempre será mi primer amor Astrid Hofferson, la vida tal vez no tenía en sus planes entrelazar nuestros caminos hasta el fin de nuestros días, pero si agradezco porque te cruzaras en mi camino.

Si en algún futuro u en la otra vida estamos destinados a estar juntos ten por seguro que te amare, si no es el caso créeme que estaré ahí para apoyarte y desearte la mayor felicidad con la afortunada persona que tenga el placer de amarte. No vas a deshacerte de mí, ya que pase lo que pase siempre seré tu amigo.

Te deseo lo mejor mi querida Astrid.

Atte: Hiccup Horrendous Haddock lll

Con un fuerte suspiro el castaño doblo aquellos pedazos de papel, antes de salir se aseguró de juntarlos todos y guardarlos en una bolsa de tela. Lleno de nervios salió de su hogar encontrándose a una Heather bastante preocupada.

-Oye se supone que el de la boda soy-bromeo con división al ver como su amiga reaccionaba-Déjame a mis los nervios y tu simplemente dedicate a lucir hermosa-

-No puedo estarlo si todo el mundo me va a estar mirando-replico la azabache-Puedo enfrentarme a bandidos y dragones pero no a una boda-

-¿Primera boda?-levanto su ceja divertido-Esto me va a entretener bastante-

-Solo porque es un día especial no golpeare tu carita de niño lindo-le brindo unas palmaditas en su cabeza-Vamos, todos nos esperan adentro-

Con varios pasos todos se encontraban reunidos en el gran salón, al abrirse las puertas todos observaron como la azabache y el castaño entraban al lugar. Una gran sonrisa se coloco en su cara al ver a la joven de cabello rizado entre la multitud, tras pedirle a Heather que le diera unos minutos ella asintió.

-No pensé verte por aquí-comento con ironía-Aunque me complace su compañía majestad-

-Una reina puede darse algunos lujos-levanto sus hombros con tranquilidad-No me perdería tu boda por nada del mundo, eso y que tengo invitación para el evento-

-Yo mismo me encargue de que te llegara-sonrió lleno de tranquilidad-No habría boda sin tu compañía-los dos reían mientras los presentes murmuraban-Mi lady-ofreció su brazo el vikingo.

Merida divertida por el acto acepto su brazo para sujetarlo, ambos caminaron rumbo al centro donde se encontraba Bocón.

-¿Qué?-pregunto el castaño a todos los presentes que los observaban-¿Acaso no les dije que me casaba con la reina de Dunbroch?-

-La sola idea de que no colocaste ni mucho menos mencionaste el nombre de la novia obviamente los confundió-tras ello le dio un zape-Aunque admito que fue una buena jugada-

-No quería que iniciáramos nuestro camino como un par de amargados-sonrió mientras levantaba sus hombros-Un matrimonio divertido es mejor que uno aburrido-

-Bueno si, los dos son muy bonitos ¿y qué?-se quejó Bocón-Por si no lo han notado aún tengo trabajo y no me pagan lo suficiente para casarlo. Menos plática y más votos-

Ambos jóvenes estaban divertidos por la actitud de Bocón, tras dirigir su mirada a la azabache le regalo un pequeño guiño mientras se encontraba abrazada de su pareja Patapez.

La ceremonia comenzó, pero ninguno de los dos escuchaba las palabras del vikingo rubio. Solamente se dedicaban a regalarse pequeña miradas y perderse en la mirada del uno al otro, cuando llego el momento de aceptar ambos no dudaron en gritarlo.

Los aplausos se hicieron presente al momento que la pareja formalizo todo con un beso, uno del cual Hiccup no perdió oportunidad. Pues tras sujetar la cintura de la princesa la inclino para besarla, su madre estaba un poco sorprendida por la acción de su hijo pero feliz de que su vida comenzara a caminar una vez más.

Todos los invitados bailaban y cantaban en aquella gran celebración de su líder, la madre de la pelirroja no tardo en ofrecer sus felicitaciones y buenos deseos a la feliz pareja.

-Ven conmigo-tomo su mano-Hay un lugar que quisiera mostrarte-

-No iras a hacer una locura-cuestiono Merida-¿O sí?-

-Depende, usted me conoce mejor que nadie señora Haddock-le guiño un ojo-Descuida regresaremos antes de que se den cuenta de que no estamos-

Negando con su cabeza pero divertida Merida acepto ir con el castaño, ambos caminaron por el sendero un rato hasta encontrarse con aquel lugar, era pequeño pero confortable.

-¿Dónde estamos?-pregunto Merida.

-Quiero presentarte a alguien-suspiro un poco.

Temeroso por lo que estaba a punto de hacer bajaron hasta aquel lugar, tras dar unos paso se detuvieron en aquella lapida.

-Merida... ella es Astrid-las presento con nervios-Creí que... olvídalo creo que fue una mala idea-

La pelirroja observaba como su esposo tenía una pelea interna, no era la primera vez que lo hacía por lo que suspiro y se armó de valor para hacer algo que debió hacer en aquel día.

-Hola Astrid es un placer conocerte-hablo con tranquilidad la joven-Hiccup me ha contado mucho sobre ti, créeme que esperaba que llegara el día en que pudiera conocerte al fin-

-Merida...¿Qué haces?-pregunto el castaño dejando sus nervios a un lado.

-Presentándome-levanto sus hombros con tranquilidad-Podre ser muy ruda pero no mal educada-aquel acto dejo mudo al castaño y a su vez provocándole un shock-Sabes Hiccup te aprecia mucho y estoy segura que yo llegare a hacerlo también, después de todo lo que me ha dicho posiblemente hubiéramos sido buenas amigas-

El simple acto de Merida tomando con tranquilidad la situación lo había dejado perplejo, más en su interior entendió algo.

-Se que siempre te amara-hablo Merida-Estoy muy consciente de ello ya que fuiste una gran chica, nunca podre ser como tú. Pero prometo amarlo y cuidarlo hasta que llegue el fin de mis días-

Sin embargo las palabras de su esposa no las paso por alto, algo en el estrujaba su corazón.

-Meri...-con mucho cuidado se acercó a la joven.

-Tranquilo-sonrió con ternura-Estoy consciente de muchas cosas, pero no por eso voy a dejar de amarte y sentir todo el amor que tengo hacia ti-

Sin pensarlo más tomo la bolsa que tenía a un costado, tras reunir varias ramas coloco los diversos papeles cerca de la leña. Al tomar su espada incendio uno de los papeles y este se extendió hacia el resto.

-Hiccup ¿Qué crees que haces?-pregunto Merida intrigada.

-Algo que debí hacer hace mucho tiempo-suspiro cansado-Nunca ha sido fácil decir adiós... mucho menos dejar ir a los que fueron importantes en nuestra vida, pero creo que ha llegado el momento de que la deje ir para que pueda descansar-

Merida comprendía a lo que se refería, pues al igual que él hubo un tiempo en que se negaba a dejar ir a su padre. Pero solo el tiempo y las circunstancias le indicaron que ese momento había llegado, pensaba que su padre deseaba que continuara con su vida. No quería que él se preocupara por ella, quería cumplir su deseo y seguir con su camino.

-Nunca es fácil decir adiós-se acercó para abrazarlo de espalda-Pero mientras ellos vivan dentro de nuestros corazones jamás nos dejaran ¿Por qué decidiste quemar las cartas?-pregunto con curiosidad.

-Si la dejo ir es mejor que también parte los recuerdos vayan con ella-levanto la mirada al cielo-Eso y que tal vez quiera ponerse al corriente con todo lo que ha pasado, quemarlo me parece un medio de comunicación factible-

-Supongo que tienes razón-con mucha tranquilidad oculto su cara en el hueco de su hombro-Estoy segura que donde quiera que este tendrá material para entretenerse, eso y que pasara un largo tiempo leyendo cada una de tus cartas-

-Si... pero ahora-se soltó de su abrazo-Tengo que llevar a la señora Haddock a la fiesta o su madre me matara, no quiero que crean que los quiero hacerla abuela tan pronto-

El comentario hizo reír a la princesa, ambos jóvenes caminaron rumbo a la fiesta. Pero antes de ser vistos por los presentes Hiccup detuvo a Merida, aquello extraño a la chica.

-¿Qué sucede?-pregunto un poco preocupada.

-Quiero hacer algo primero-hablo Hiccup mientras se colocaba de rodillas-Yo Hiccup Horrendous Haddock lll...-

-¿Estas recitando nuestros votos de matrimonio?-el tono de preocupación había sido transformado en uno de diversión.

-No me interrumpas-la acompaño en su chiste-Si hablas se me olvidara y debo informarte que estoy inspirado princesa mimada-

La joven solo negó con su cabeza, por lo cual Hiccup retomo su palabra.

-Yo Hiccup Horrendous Haddock lll te tomo a ti Merida Dunbroch como mi esposa para cuidarte y amarte hasta mi último aliento, prometo honrarte y respetarte cada día hasta que llegue el día que la muerte nos separe-tras decir aquello soltó un gran suspiro-Se que no soy un hombre perfecto, aún tengo heridas que apenas están cicatrizando... soy alguien roto que jamás volverá a tomar su forma original. Pero quiero jurarte que te amare hasta que tú dejes de amarme, luchare cada día por verte sonreír-

Los ojos de ambos se cruzaron, las miradas verde y azul provocaban que cada uno se perdiera en sí mismo. Si algo había aprendido Merida en todo el tiempo que paso con Hiccup es a saber cuando metía y cuando no; pero en aquella mirada no había rastro alguno de una posible mentira.

-Sabes... podría estar con otra persona en este momento-se animó a hablar Merida-Pero estoy contigo por una sola razón y es por la belleza que hay en tu interior, quizás tú digas que eres alguien roto pero para mí eres como un vitral. Se compone de diversas piezas para formar algo hermoso-tras tomar un poco de aire continuo- Es por eso que yo, Merida Dunbroch te tomo a ti Hiccup Horrendous Haddock lll como mi esposo para cuidarte y amarte hasta que mi corazón deje de latir. Luchare cada día por hacerte sonreír... estaré apoyándote en los momentos de gloria y de dolor, aun cuando mi corazón deje de latir estaré a tú lado para cuidar de ti-

El joven castaño no se contuvo más, tomo la cara de la joven para besarla con ternura mientras algunas lágrimas se le escapaban.

Finalmente el viaje de dos extraños había llegado a su fin, su destino siempre fue unirse y ayudarse a sanar las heridas del pasado. Con mucha alegría una joven rubia observaba la conmovedora escena, llena de orgullo y felicidad desapareció dejando al que alguna vez fue el amor de su vida con la mujer que estaba destinada a estar con él y hacerlo feliz.Después de todo no era un perfecto final, si no el perfecto inicio de un nuevo viaje, uno en el cual se acompañarían por el resto de su vida. 

Cuando el beso termino ambos se separaron un poco pero Hiccup solamente pego su frente con la de Merida.

-Quédate  a mi lado-suplico el castaño con una sonrisa.

-Siempre-respondió la joven regalándole una pequeña sonrisa.

Fin

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