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Coronación


3 años después...

No muy lejos de aquel majestuoso castillo hecho de piedra, una joven observaba el paisaje. El día que todo su pueblo había esperado había llegado, los niños corrían por todas partes mientras que todos los sirvientes se encontraban corriendo de un lado a otro.

Todos parecían felices excepto una persona, con un suspiro continuo observando a las lejanías del pueblo. Su mirada se enfocaba en el horizonte e incluso mas allá de lo que su vista contemplaba, con dolor desdoblo aquella hoja que encontró cuando despertó.

Querida Merida:

Para cuando leas esto yo me abre ido muy lejos, se lo que estás pensando y la respuesta es no. Si tu idea era ir a Berk a buscarme temo que no me encontraras, pues ahora no se en que parte me encuentro o tan siquiera a donde iré; pero quiero decirte que si lo hago es porque quiero que estés a salvo.

Comprendí algo ese día, el solo hecho de verte inconciente mientras tu sangre teñía la nieve... es algo que me mato. Fue como si me apuñalaran mil veces, pero eso no se compara en nada al dolor que sentí cuando creí que te perdería para siempre; no deseo ver a otra mujer morir... no podría resistirlo.

Se que lo que estoy haciendo en este momento es de cobardes, pues tu mereces que te diga esto en persona y no por medio de un tonto papel. Pero no soy tan fuerte Merida, me derrumbaría en solo un momento o con alguna palabra tuya.

Eres terca y obstinada igual o peor que yo, por eso se que si lo hago me pedirás que me quede o trataras de seguirme. Más no puedo arriesgarte... no otra vez, mi vida nunca será fácil y no soy lo que tú crees ver en mí.

En aquel entonces me dijiste que esperabas ver tu valor en un espejo, más nunca viste ese valor porque la luz que emitía te cegó tanto que no lo veías más yo sí, incluso la calidez que transmitía. Sin embargo no puedo decir lo mismo de mí, porque yo soy un cobarde al hacer esto más mi corazón me indica que es lo correcto. Tal vez ahora no lo entiendas o incluso puede que llegues a odiarme pero al menos tendré la certeza de que no correrás ningún peligro y estarás a salvo, espero que algún día puedas encontrar la felicidad.

Mis mejores deseos.

Hiccup Horrendous Haddock lll

Al sentir la punzada en su corazón la joven arrugo aquel pedazo de papel y lo acerco a su pecho, de su mejilla comenzaban a descender lágrimas de pena.

Habían pasado 3 años sin saber nada del vikingo que ella amaba, 2 años de incontables búsquedas sin resultado y un año tratando de asimilar lo peor. Desde aquel día que despertó lo primero que hizo pedir ver al castaño más nadie respondió, lo único que encontró de él fue aquella carta que rompió su corazón. Una vez que su herida sano, se aventuró a ir en su búsqueda para demostrarle que él estaba equivocado más nadie sabía dónde se encontraba aquel chico.

-¿Merida?-toco su madre a la puerta-¿Puedo pasar cariño?-

-Pasa-con la manga de su vestido seco sus lágrimas.

La mujer castaña al entrar encontró a su hija con una gran sonrisa más sus ojos la delataban, nuevamente estaba llorando por aquel joven que cautivo su corazón. Aun cuando intentaba animar a su hija ella solo respondía con un ¨Estoy bien, solo me siento algo cansada¨ toda insistencia paro al momento que la joven así lo pidió.

-Hoy es el gran día-busco sonreírle de una manera cariñosa-Aun no lo creo-

-Ni yo-levanto sus hombros-Jamás pensé que este día llegaría-

-Me pareciera que tan solo fue ayer-con algunos pasos se acercó a la joven-Cuando solo eras una pequeña que le gustaba esconderse entre mis brazos-

-¿Es norma sentir temor?-pregunto la joven.

-Cariño-sonrío maternalmente-Cuando fue mi coronación y la de tu padre ambos nos moríamos de nervios, solo relájate y todo terminara pronto-con cariño la abrazo-Temía que no llegaría a verte en este día, mi pequeña finalmente es toda una mujer adulta-

Merida iba a comentar algo pero los sonidos de las gaitas se hicieron presentes, aquello tendría que esperar a después.

-No temas mi pequeña-acaricio su rizada cabellera-Estaré contigo hasta el final, no te dejare caer. Y si me los preguntas puedes estar segura que tu padre está orgulloso donde quiera que este-

Con una gran sonrisa Merida abrazo a Elinor pues su compañía en estos momentos era lo que más necesitaba, anhelaba que su padre estuviera con ella pero era consciente de que aunque no lo viera ella estaba con él.

-¿Lista?-pregunto su madre a lo que ella asintió-Recuerda cariño, sea cual sea el camino que te destine la vida yo te apoyare-

Ambas mujeres salieron de la habitación, cuando llegaron al salón del trono las gaitas hicieron anuncio de que madre e hija entraban.

Con una mirada rápida observo que sus nuevos amigos como los viejos estaban presentes, pero solo había una persona que no lo estaba y era la que más deseaba ver.

Al igual que en el pasado Merida se quedó de pie, los tres jóvenes y Estoico hicieron una reverencia ante ella. La sonrisa del joven Macintosh no pasó desapercibida por la pelirroja y ella se la correspondió, al colocar una rodilla en el suelo dejo delante de ella una almohadilla de terciopelo rojo que contenía una corona parecida a la de su madre.

-En nombre de los clanes Macintosh, MacGuffin, Dingwall y Haddock-bajo su mirada-Ofrecemos esta corona como símbolo de nuestra alianza y amistad-

Elinor con mucha tranquilidad tomo la corona de la joven y la coloco en su cabeza, uno de los sirvientes le entrego la espada de su padre. El tenerla una vez más en sus manos le traía recuerdo, al empuñarla la porto al igual que él lo hacía antes de ella.

-Es un gran honor presentarles a su reina-sonrío Elinor con orgullo a su hija-La reina Merida de Dunbroch-la pelirroja levanto su frente en alto mientras recargaba sus manos en el mango de su ahora espada-Líder de los clanes hermanos, protectora del valle, primera en su nombre y mi hija-

Todos se postraron ante Merida, aquel sentimiento era nuevo pero sabía que debía seguir adelante como su madre lo había indicado.

-Yo Merida de Dunbroch juro ante todos ustedes, que gobernare con la misma sabiduría que lo hizo mi padre-hablo sin titubear-Peleare y daré mi vida por ustedes, cualquiera que se atreva a perturbar la paz que mi padre lucho por conseguir tendrá que enfrentarme. Al aceptar esta corona no les ordenare que vengan conmigo, yo iré con ustedes desde este día hasta el día de mi muerte-


-¡Larga vida a la reina Merida!-exclamo el joven Macintosh.

-¡Larga vida a la reina Merida!-todos estallaron en ovaciones y aplausos.

Desde su lugar observaba como todos sus amigos e incluso los padres de ellos aplaudían por su coronación.

Estoico, Valka y algunos de los amigos de Hiccup asistieron a la ceremonia, la joven de cabellera negra se había vuelto una gran amiga para ella. Pues desde la desaparición de Hiccup ella junto con sus amigos dieron todo su apoyo a la pelirroja; no había día que no recibiera noticias por su parte.

-Merida, querida ¡Muchas felicidades!-con gran cariño Valka se acercó y abrazo a la joven-Serás una estupenda reina-

-Su majestad-Estoico con un poco de torpeza hizo una reverencia-Es un gran placer conocer a la nueva señora de Dunbroch, esperamos que sea muy largo su reinado-

-Les agradezco sus buenos deseos-sonrío la pelirroja-¿Alguna noticia?-los padres simplemente negaron-Entiendo-suspiro la pelirroja-Me alegra que estén aquí, por favor disfruten de la fiesta. Apuesto a que Lord MacGuffin estaría encantado por vencerlo en las vencidas-

Con una cara y suplicas parecidas a las de un niño el hombre pelirrojo miraba a su esposa, ella simplemente asintió mientras buscaba a los otros señores pero no sin antes despedirse de la nueva reina.

-Yo también lo extraño-comento Valka al ver la mirada perdida de la joven en la puerta-Quizás algún día lo volvamos a ver-

Finiendo una sonrisa ella asintió, la mujer castaña se despidió de ella para reunirse con su esposo que bromeaba con los otros señores.

La paz en Dunbroch al fin se había logrado, en su mente nunca se cruzó que los líderes de los clanes terminarían siendo amigos del vikingo. Pero eso en parte la alegraba, esa amistad solo demostraba el sueño que tenía su padre y también otra persona.

-Majestad-hizo una reverencia.

-Lord Macintosh-sonrío al ver a su viejo amigo-Es extraño decirte de esa manera-

-Supongo que se acostumbrara-levanto sus hombros con tranquilidad-Aunque a mi aun me cuesta asumir mi cargo y eso que llevo un años-

Merida simplemente río por el comentario, pues en parte para ella era extraño verlo de esa manera y no como el chico de cabello sedoso que alguna vez pensó que era.

-¿Me haría el honor de acompañarme al jardín?-pregunto bromista.

-Encantada-con sus ojos señalo a su madre que conversaba animadamente con la madre de Hiccup.

Cuando ambos fueron perdidos de vista salieron del castillo, al igual que hace unos años ambos caminaron por los jardines del castillo.

-Es raro verte usar una corona-comento el joven animado-Por lo general eres de usar arco y flechas-

-Tendré que acostumbrarme a pelear con ella-bromeo con tranquilidad-Después de todo, ese era el sueño de mi padre. Nunca te agradecí por haberte quedado a mi lado en ese entonces-con una mirada llena de tranquilidad lo observo-Gracias-

-Solo cumplí una promesa-comento tranquilo-¿Lo extrañas?-

La mirada de Merida se perdía en el cielo rojizo, pues cada vez que ella levantaba su mirada esperaba que apareciera aquel joven alocado que gano su corazón.

-No puedes olvidar a una persona de la noche a la mañana-comento sin observarlo-Simplemente se fue y ni siquiera fue capaz de decirme adiós- las palabras no salían de su boca-Tu compañía me hizo mucho bien en estos 3 años, nunca podre agradecerte por intentar buscarlo-

-Haría lo que fuera por ti-sonrío para tratar de animar a la pelirroja.

En silencio ambos caminaron hasta llegar al acantilado de la parte trasera del castillo, la joven simplemente observaba el atardecer con melancolía.

-¿Podrías esperarme aquí?-pregunto el chico de cabello oscuro-Tengo que ir por algo que olvide-

-Ve tranquilo, no me iré a ninguna parte-sonrío con diversión la pelirroja.

Macintosh simplemente se fue corriendo del lugar mientras Merida observaba detenidamente el atardecer, cada recuerdo venía a su memoria pero no tan frecuente como antes. En ocasiones le era difícil recordar o visualizar la cara de Hiccup, lo único que sabía es que al verlo o escucharlo su corazón era apuñalado.

-Es un hermoso atardecer-hablo una voz que la dejo helada-¿No lo crees?-

Temerosa por lo que escuchaba giro para ver de quien se trataba, cuando sus ojos vieron aquella figura que le parecía conocida todo el mundo se detuvo.

-Ha pasado mucho tiempo mi amada Merida-sonrío mientras dejaba a un lado su casco-Y antes de que lo digas es no, no soy un fantasma ni mucho menos un producto de tu imaginación-

La boca de Merida estaba abierta pero simplemente las palabras no salía de su boca, aquel gesto hizo sonreír aún más al castaño. Con mucho cuidado Merida camino hasta la figura para tocarla, Hiccup simplemente esperaba a que su linda pelirroja lo abrazara pero en vez de eso recibió otra cosa. La marca roja y el dolor de un golpe era lo que su mejilla sentía, al observar noto que los ojos de Merida trataban de contener lagrimas mientras fruncía su ceño.

-Merida yo....trato de hablar pero no lo logro.

-¡¿Por qué no me escribiste?!-grito la pelirroja-¿Por qué?-sin embargo Hiccup no respondió-¡Para mí no se había terminado! Te espere por mucho tiempo y ahora...-las palabras de Merida se entrecortaron-bienes como si nada a decirme que me amas ¿Qué es lo que quieres que piense?-

-Te escribí muchas veces, cada día que pasaba no dejaba de pensar o escribir sobre ti-finalmente respondió Hiccup.

-¿Me escribiste?-pregunto con ironía-Pfff... si claro, entonces solo respóndeme algo ¿Por qué nunca recibí las dichosas cartas?-frunció el ceño.

El castaño solamente abrió la boca pero velozmente la cerro, pues no quería responder ante aquella pregunta.

-Eso creí-suspiro con desilusión-¿No lo entiendes?-sus facciones se relajaron-Ya es demasiado tarde para nosotros-

-Te equivocas-respondió velozmente-Esto no ha terminado....nunca termino-

La mirada del castaño bajo mostrando angustia y sobre todo tristeza, pues era verdad que perdió 3 años sin estar con la pelirroja pero todo era por ella. Armado de valor enfrentándose a la posible ira de la joven tomo su cara para acercar los labios de ambos y fundirlos en un beso.

Merida estaba atónita, en su interior parecía revivir aquella adolescente que alguna vez deseo que llegara ese momento. Sin embargo la tristeza también aparecía junto con las emociones que había guardado, sus ojos comenzaron a cristalizarse mientras ella correspondía a su beso.

Temerosa porque fuera solo una ilusión más de aquella adolecente, se dejó envolver por los brazos del vikingo. Una vez que el beso termino ambos se separaron un poco.

-Merida se que tienes muchos motivos para odiarme-hablo Hiccup-Estas en todo tu derecho de no querer volverme a ver, pero quiero que sepas que nunca deje de amarte ya que...-

-Para-suplico la joven-No sigas por favor-

Las lágrimas una vez más aparecieron en sus mejillas, cristalinas al igual que el agua de un río descendían con mucha velocidad mientras su nariz y mejillas se coloreaban de un color rosa.

-Merida yo...-más la pelirroja levanto su mano para callarlo.

-El día que desperté tu madre me lo conto todo-desvió su mirada-Incluso cuando te marchaste escucho como jurabas amarme siempre.... Pero tú solo te fuiste-la voz se empezaba a entrecortar-Año tras años pedí ayuda de todos los que concia para encontrarte pero nadie supo nada de ti, llegue a pensar lo peor...Pero ahora estas aquí diciéndome que me amas ¿Qué hay de mis sentimientos?-con dolor golpeo su pecho-¿Qué hay sobre lo que sentí al saber que simplemente te habías ido? ¿No pensaste en el daño que me harías?-

Hiccup simplemente se mantuvo en silencio, sabía perfectamente que la joven tenía razón.

-Realmente lo lamento-susurro el chico-Quería mandarte aquellas cartas o siquiera visitarte pero tenía miedo-tenso por la situación cerro sus manos en dos puños-Miedo de verte otra vez, de saber que con una sola mirada o palabra tuyas puedes derrumbarme por dentro... miedo que con un solo ¨ quédate a mi lado¨ no podría rechazarlo. Estaría encantado de quedarme y no querer salir de ahí-las lágrimas de Hiccup se hacían presentes-Miedo a querer otra persona y perderla en solo un parpadear-

Merida estaba estática en su lugar, dentro de ella su corazón le dolía pues el chico parecía arrepentido. Sin embargo eso no quitaba el hecho de que se fue sin ninguna razón, ya que ella en todo ese tiempo pensaba que simplemente la había olvidado o que hubiera muerto; la última idea era algo que la destrozo el año que se dio por vencida.

-Hiccup...-con delicadeza se acercó a él-¿Aun no lo comprendes verdad?-los roces de los dedos de Merida hicieron que levantara la mirada-Me estás buscando porque buscas algo que quite tu soledad, no se realmente si llegaste a amarme alguna vez. Pero no puedes amar a alguien hasta que hayas curado tus heridas o simplemente dejar que empiecen a sanar, se que muy dentro de ti aun amas a Astrid-con dolor Merida era ahora quien bajaba su mirada-Y lo entiendo, pero no puedo corresponderte... no quiero ser alguien que ocupe el lugar vacío que alguien más ocupo-

Las palabras por muy dolorosas que era tenían una gran verdad en ella, muchas veces el castaño pensaba en regresas con la joven simplemente para evitar que la soledad lo consumirá. Perdió mucho tiempo en buscar alejarse de ella en vez de estar a su lado, dejar que ella curar poco a poco el corazón roto que estaba en su interior.

-Sin embargo...-su mirada se enfocó en los ojos verdes.

Los movimientos y susurros de la joven fueron suficientes para que Hiccup comprendiera el mensaje, era dolorosa la respuesta pero tenía que respetarla. Había perdido su oportunidad, era tiempo de aceptar su respuesta.

Con una sonrisa por parte de la joven reina abrazo al castaño, al sentirla nuevamente en sus brazos la sujeto con fuerza. Pues sabía que desde ese momento le esperaba un largo camino por delante.

-Nunca lo olvides-dijo la joven separándose de él-Siempre contaras conmigo-

-Y tú conmigo-sonrío con ternura.

-Te deseo la mejor de las suertes y que los dioses te ayuden en el camino-fueron las palabras de Merida.

Con una mirada ambos se dieron un último beso, para después abrazarse con fuerza el uno al otro. Con aquel abrazo el sol dejaba ver sus últimos rayos de luz del día mientras que las olas simplemente chocaban con el acantilado donde estaban, era el momento de terminar con aquel capitulo e iniciar uno nuevo.

Con ese acto ambos se despidieron, pero no sin antes Hiccup ver una vez más la silueta de la joven hasta que desapareció de su vista; solo mostro una gran sonrisa para después marcharse del lugar.

Nota importante:

Como saben el siguiente es el capitulo final, dios creanme que sigo llorando por haber llegando tan rapido a esto, les tengo una sorpresa que espero les guste. Por favor cuando terminen el siguiente capitulo vayan a los agradecimientos y ahi la encontraran.

Gracias por todo.


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