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𓏲 Cap 4 : Casi prohibido

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Las cosas entre Mina y Nayeon habían cambiado desde aquella confesión. Aunque Nayeon trataba de mantener su distancia, el vínculo que compartían seguía siendo innegable. A medida que pasaban los días, Mina se encontraba cada vez más atrapada entre su relación con Jaehyun y los sentimientos que no podía ignorar por Nayeon. La tensión entre ellas se sentía en cada interacción, como un hilo invisible que las unía y, a la vez, las alejaba.

Cada mensaje sin respuesta, cada mirada evitada, cada encuentro fugaz en el que las palabras parecían no ser suficientes... todo pesaba sobre Mina.

La frialdad de Nayeon comenzaba a afectarle más y más. Jaehyun seguía siendo su novio, sí, pero, ¿cómo podría concentrarse en él cuando su corazón latía cada vez más rápido al pensar en otra persona?

Mina estaba en su habitación, mirando el techo mientras el teléfono vibraba en su mano. Era Jaehyun, llamando de nuevo. Últimamente, hablar con él se sentía como una obligación, como si estuviera haciendo algo mecánico, casi distante. Se tomó unos segundos antes de contestar, sabiendo que la conversación sería igual que las últimas semanas.

— Hola — dijo Mina, intentando sonar casual, aunque su mente estaba en otro lugar.

— Hola Mina, ¿qué estás haciendo? — preguntó Jaehyun con su tono habitual. Pero Mina notó algo diferente, una pizca de impaciencia.

— Nada, solo estoy en casa... descansando —respondió, frotándose los ojos sin muchos ánimos.

Hubo un silencio incómodo del otro lado antes de que Jaehyun hablara otra vez.

— ¿Descansando? — Mina frunció el ceño, no le había gustado el tono que escuchó — Mina te he estado buscando toda la semana y siempre parece que estás ocupada o distraída. ¿Me estás escuchando ahora mismo? Porque siento que últimamente no lo haces.

Mina se mordió el labio, sintiendo cómo el nerviosismo se apoderaba de ella. Él tenía razón. Durante las últimas semanas, cada vez que hablaban, su mente estaba en otra parte... en otra persona.

— Te escucho, Jaehyun — dijo con un suspiro —. Solo... he estado cansada. La universidad y todo lo demás...

— Siempre es la universidad, ¿verdad? — Jaehyun soltó una risa sarcástica que hizo que Mina se tensara —. Sé que no es solo eso, Mina. Incluso cuando estamos juntos te noto distante.

— No es así — replicó Mina, su voz más alta de lo que había esperado—. Estoy aquí, Jaehyun. Solo estoy cansada, eso es todo

— Cansada, claro — repitió él, su tono subiendo también —. Mina, apenas hemos pasado tiempo juntos, y cuando lo hacemos, ni siquiera pareces estar presente. ¿Por qué no puedes ser honesta conmigo? Algo está pasando, lo sé.

Mina sintió cómo su frustración crecía. Sabía que él no tenía la culpa, pero no podía evitar sentirse acorralada. La verdad era demasiado complicada para explicarla. No quería hablar de Nayeon, de los sentimientos que no podía controlar, de lo incorrecto que todo se sentía siempre.

— No sé qué más decirte, Jaehyun. Estoy haciendo lo mejor que puedo. ¿Qué esperas que haga? — respondió, intentando controlar el temblor en su voz.

— Espero que me hables, que me digas lo que realmente está pasando. Siento que siempre estás escondiendo algo. — Jaehyun parecía agotado, y eso hizo que el nudo en el estómago de Mina se apretara más.

— No estoy escondiendo nada. Solo... me tomo mi tiempo para aclarar algunas cosas — dijo Mina, tratando de calmarse.

— ¿Aclarar qué, Mina? No entiendo. No quiero pelear, pero parece que todo lo que hago te molesta últimamente.

— No estamos peleando — respondió ella con un suspiro, ya cansada de la conversación.

— Sí, estamos peleando. Siempre estamos peleando — Jaehyun soltó una risa amarga —. No sé qué pasa contigo, pero ya ni siquiera estoy seguro si quieres seguir conmigo.

Esa última frase la golpeó como un balde de agua fría. Mina quería negarlo, pero las palabras no salían. La verdad era que no sabía lo que quería, o mejor dicho, sabía exactamente lo que quería, pero no podía admitirlo.

— Mira, Jaehyun, lo siento. Solo... no quiero hablar de esto ahora, ¿sí? — dijo, sintiendo cómo el cansancio emocional comenzaba a superarla.

— Claro, como siempre. Lo dejamos para después. Buenas noches, Myoui.

Antes de que ella pudiera responder, Jaehyun colgó. Mina dejó caer el teléfono en la cama y se cubrió la cara con las manos, tratando de calmarse.

Tan solo unos minutos después, Myoui Kazuha, la hermana menor de Mina, entró en la habitación con una sonrisa despreocupada, sosteniendo una bandeja de postres caseros.

— ¡Minari! Mira lo que hice — dijo Kazuha alegremente, dejando los postres en la mesita de noche —. Sabes, recordé así de pronto el otro día que mencionaste a Nayeon, y pensé que sería buena idea invitarla a comer ya que ella ama los postres. ¿Qué te parece?

Mina, todavía recuperándose de la discusión con Jaehyun, la miró sorprendida. La idea de ver a Nayeon, especialmente después de cómo habían estado las cosas entre ellas, la puso nerviosa, pero también emocionada.

— ¿Invitarla? — repitió, tratando de sonar neutral.

— Sí, de hecho recordé que tenía su número así que la llamé y dijo que vendría. — Kazuha sonrió de oreja a oreja, ajena a la tensión interna de su hermana.

Mina sintió una oleada de preocupación tras oír aquellas palabras. Sabía que las cosas entre ella y Nayeon no podían seguir así para siempre, pero era muy pronto.

Sin más tiempo para procesarlo, cuando Nayeon llegó a su casa más tarde, Mina la recibió con una tímida sonrisa. Kazuha le invitó de sus postres y Nayeon la felicitó por su excelente trabajo, pero luego, la menor tuvo que irse junto con sus padres ya que debía comprar unos materiales para su escuela.

Nayeon no sabía si ya debía irse o no, pero no tuvo mucho para pensarlo. Mina la invitó a su habitación para ver una película mientras terminaban los postres de Kazuha. Nayeon aceptó de inmediato, bastante débil a la petición de la nipona.

El ambiente estaba cargado, como siempre que estaban juntas últimamente.

Se sentaron en la cama, viendo una comedia romántica en la televisión, pero ninguna de las dos prestando atención a la película. Las miradas y el roce de sus hombros hablaban más que las palabras que no se atrevían a decir.

— ¿Qué tal has estado? — preguntó Mina, rompiendo el silencio.

Su voz sonaba tranquila, pero por dentro luchaba por mantener la compostura. Quería actuar como si todo estuviera bien, como si su corazón no estuviera acelerado solo por tener a Nayeon tan cerca.

Nayeon giró levemente la vista, mordiéndose ligeramente el labio inferior antes de responder.

— Bien... — murmuró, aunque el tono de su voz no era convincente. — Ocupada, ya sabes... con mis estudios.

Mina asintió, intentando no mostrar la decepción que sentía por la distancia que Nayeon seguía manteniendo. En algún momento, su cercanía había sido fácil, natural. Pero ahora, sentarse una al lado de la otra sin decir lo que realmente pensaban era como estar en una sala llena de bombas a punto de estallar.

— Me alegra que hayas venido hoy — añadió Mina, jugando nerviosamente con los bordes de una almohada. — Extrañaba pasar tiempo contigo.

Nayeon tragó saliva, evitando el contacto visual por unos segundos. ¿Es ahora cuando debería disculparme por alejarme?, pensó, pero en lugar de eso, solo asintió lentamente.

— Yo también te extrañé — confesó al fin, su voz apenas audible, como si admitirlo le costara más de lo que quería.

Las dos cayeron en un nuevo silencio, esta vez más incómodo. Sentadas lado a lado, sus hombros se rozaban levemente. Mina podía sentir el calor del cuerpo de Nayeon junto al suyo, y ese pequeño contacto despertaba en ella sensaciones que hacía mucho trataba de ignorar.

En un momento inesperado, ambas giraron sus cabezas al mismo tiempo para hablar. Se rieron de la sincronía, un eco de la antigua comodidad que compartían. Pero, cuando la risa se desvaneció, quedó un silencio que no era como los anteriores. Este silencio decía algo más. Un deseo, una conexión que ninguna de las dos se atrevía a poner en palabras.

Mina fue la primera en moverse, su mano temblando ligeramente mientras la acercaba al rostro de Nayeon. La yema de sus dedos apenas tocó la mejilla de la otra chica, pero el gesto fue suficiente para que Nayeon cerrara los ojos por un segundo, atrapada entre la dulzura del momento y el miedo de lo que estaba por suceder.

— Mina... — comenzó Nayeon, abriendo los ojos de golpe, pero las palabras quedaron atrapadas en su garganta cuando vio la intensidad en los ojos de Mina.

"No puedo hacer esto, no debería...", pero el resto de su pensamiento se disipó cuando sintió los labios de Mina acercarse.

El roce de sus labios pronto se convirtió en un beso tímido, un toque apenas perceptible, pero lleno de un sentimiento tan profundo que las dejó sin aliento.

— Nayeon... — respondió instintivamente, olvidando todo lo que le decía que se detuviera. Todo en ese beso era nuevo y, al mismo tiempo, algo que ambas habían anhelado en secreto.

Cuando finalmente se separaron, ambas se miraron en silencio, intentando procesar lo que acababa de pasar. El corazón de Mina latía tan fuerte que pensaba que Nayeon podría escucharlo.

— Lo siento — susurró Mina, apartando la vista con rapidez, la culpa comenzando a invadirla. — Yo... no debería haber...

— No — la interrumpió Nayeon, tomando la mano de Mina entre las suyas. — No lo sientas. Por favor no lo sientas.

Hubo un momento de pausa, en el que sus miradas volvieron a cruzarse. Nayeon tragó saliva, sabiendo que, con ese beso, habían cruzado un límite del que no había vuelta atrás.

— Sabes que estás complicándolo... ¿verdad? — preguntó Nayeon, su voz llena de dudas.

Mina asintió, con un nudo formándose en su garganta.

— Lo sé... pero no puedo evitarlo. — Sus palabras salieron más rápido de lo que había esperado, demostrando lo reprimida que había estado durante demasiado tiempo.

Nayeon suspiró, apartando la vista por un momento.

— Mina, no quiero ser la persona que te aleje de tu vida, de Jaehyun... — comenzó a decir, pero su tono era inseguro.

Mina, sin embargo, no la dejó terminar.

— Mi vida no es lo que quiero que sea, Nayeon. — La mirada de Mina se endureció por un segundo, revelando una determinación que Nayeon no había visto antes en ella. — Jaehyun no es lo que quiero.

Las palabras colgaron en el aire, pesadas y definitivas. Nayeon no dijo nada, pero algo dentro de ella comenzó a romperse. Había intentado alejarse, darle espacio a Mina para que decidiera, pero ahora se daba cuenta de que las cosas habían cambiado. Lo que compartían ya no era solo una amistad, ni siquiera algo pasajero.

Era más profundo.

Y también más peligroso.

Esa noche fue el comienzo de algo casi prohibido entre ellas.

A partir de entonces, empezaron a verse en secreto. Sus encuentros eran breves pero siempre lo suficientemente llenos de pasión. Cada beso, cada caricia les recordaba lo que tenían que perder, pero también lo que no podían resistir.

Se besaban a escondidas, tenían citas en lugares donde nadie las conocía, y se escapaban juntas siempre que podían.

Se presentaban como amigas, pero el lazo que compartían era mucho más fuerte que eso.

Jaehyun, por su parte, seguía sin sospechar nada. La relación entre él y Mina comenzó a decaer, aunque ella intentara mantener las apariencias "por el bien de ambos", cada vez que estaban juntos, su mente no podía evitar regresar a Nayeon, a sus labios, sus sonrisas, sus palabras, a esos momentos robados que compartían las dos a solas.

La incertidumbre de lo que estaban haciendo y el miedo a ser descubiertas las envolvía en silencio. Lo que antes era emocionante pronto comenzaría a sentirse como una carga; no porque sus sentimientos hubieran disminuido, sino porque el peso de lo no dicho se volvía cada vez más difícil de ignorar.

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