𓏲 Cap 10: Yo te apoyo
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— Para la próxima clase no se olviden traer sus maquetas ya listas, valdrá el cuarenta por ciento de su calificación final, jóvenes. Que tengan un buen fin de semana — el docente guardó sus cosas y despidiéndose de sus alumnos abandonó el aula.
Mina imitó sus acciones y salió del aula, su mente nublada por todo lo que había estado sucediendo.
Al doblar el pasillo ya lista para abandonar el edificio fue que lo vio. Jaehyun estaba allí, de pie esperándola, con una expresión de cansancio y frustración en su rostro. Antes de que Mina pudiera girar sobre sus talones y desaparecer entre la multitud, él la vio.
— Mina — la voz de Jaehyun fue baja pero cargada de peso, obligándola a detenerse.
Mina no había respondido a las llamadas ni a los mensajes de Jaehyun en días, evitándolo a toda costa. A pesar de todo, ella sabía que eventualmente tendría que enfrentarlo, pero no estaba lista para ese momento.
Ella no lo miró a los ojos, su corazón acelerado le gritaba que saliera corriendo, pero se obligó a mantenerse en su lugar.
— Por favor, necesitamos hablar — dijo Jaehyun, acercándose lentamente, su mirada suplicante —. No podemos terminar así. Al menos déjame disculparme, podemos superarlo.
Mina apretó los labios, no tenía fuerzas para una confrontación, y mucho menos para explicar todo lo que estaba ocurriendo en su corazón. Trató de ignorar sus palabras, mirando a los estudiantes pasar a su alrededor como si él no estuviera allí.
— Mina, por favor — insistió Jaehyun, alzando la mano como si fuera a tomarla.
Antes de que pudiera reaccionar, una voz conocida intervino.
— ¡Hey, Mina! — Momo apareció de la nada, lanzándole una mirada significativa, acercándose rápidamente y situándose entre ambos —. Vamos, te he estado buscando, debemos irnos. Adiós, Jaehyun.
Mina suspiró de alivio internamente, agradeciendo la intervención de Momo. Se giró hacia Jaehyun con una expresión apática, intentando ocultar cualquier emoción en sus ojos.
— Tengo que irme —dijo simplemente, y sin esperar una respuesta, siguió a Momo lejos de allí —. Ah y Jaehyun, no vuelvas a buscarme por favor.
Jaehyun, desorientado y frustrado, no tuvo más remedio que verla irse, sabiendo que no podría detenerla.
Una vez que estuvieron fuera de la vista, Mina se dejó caer sobre el césped en un espacio abierto cerca de la facultad, donde sabía que estaba Nayeon. Momo se sentó a su lado, estirando los brazos hacia atrás con un suspiro relajado.
— Gracias por sacarme de ahí —dijo Mina, su voz más baja de lo normal.
— No hay problema, sé que no querías hablar con él — respondió Momo con una sonrisa tranquila. —. Y no te culpo, Minari.
Mina asintió soltando una pequeña risa, apoyándose contra su mochila y recostándose en el césped. El suspiro que soltó era profundo, cargado de una fatiga que parecía haberla estado consumiendo desde hacía semanas.
— Te noto apagada — comentó Momo, lanzando una mirada de preocupación —. ¿Quieres hablar de ello?
— Es solo... todo. Me siento tan frustrada, Momo. No puedo dejar de pensar en Nayeon — admitió, su voz apenas un susurro. Momo frunció un poco el ceño, intrigada —. Sé que está con Jeongyeon, y que está feliz y vive su relación perfecta pero yo... yo sigo sintiendo algo por ella, y eso me hace sentir como la peor persona del mundo.
Momo la observó en silencio, dándole espacio para seguir.
— Es que... no debería ser así, ¿sabes? —continuó Mina, frunciendo el ceño —. Ella tiene una relación estable, alguien que la ama y que probablemente le da todo lo que yo no pude. Y aun así, estoy aquí, deseando... no sé, deseando estar con ella como antes. Es egoísta. Me siento como una terrible persona por no poder dejarla ir por completo.
Momo hizo una mueca comprensiva y se giró hacia Mina, apoyándose en su codo para mirarla directamente.
— Mina, no eres una mala persona por tener sentimientos. No puedes controlar lo que sientes, y mucho menos de quién te enamoras — le dijo con suavidad, dándole una palmadita en el brazo—. Sé que es complicado, pero eso no te hace egoísta. Solo demuestra que lo que sentiste por ella fue real, y eso nunca es fácil de superar.
Mina cerró los ojos, tratando de procesar las palabras de Momo. Había algo de alivio en escuchar que no era tan horrible como se sentía, pero al mismo tiempo, la culpa seguía latente.
— Es que parece que ella ha seguido adelante, y yo... no puedo. Como diría Taylor Swift, yo sigo en el restaurante — Mina volvió a suspirar, abriendo los ojos para mirar el cielo despejado
— Buena referencia — Momo soltó una pequeña risita y Mina hizo lo mismo antes de suspirar
— Cada vez que la veo con Jeongyeon, no puedo evitar sentir celos. Es ridículo, debería estar feliz por ella. Sé cuánto anhelaba esta tranquilidad, ese amor y estabilidad.
— No es ridículo, Mina —replicó Momo con un tono comprensivo—. Has pasado por muchas cosas. El corazón no siempre sigue la lógica, y el hecho de que Nayeon tenga a alguien más no significa que lo que tú sientes no sea válido.
Mina miró a Momo, agradecida por sus palabras, aunque una pequeña parte de ella seguía luchando con esa culpa persistente.
— Gracias — murmuró.
— No es nada, por algo soy tu mejor amiga — , Momo le dio un pequeño empujón amistoso y, como un intento de cambiar de tema para aliviar el ambiente, agregó —, Por cierto, cambiando de tema, tengo algo que confesarte
Mina alzó una ceja, intrigada
— Suéltalo, Hirai
— Estoy... conociendo a una chica y te juro Mina que ella es perfecta para mi — la menor soltó una risita
— ¿En serio? — preguntó, dejando de lado momentáneamente sus pensamientos sobre Nayeon.
— Sí, es alguien muy divertida y linda. Aún no es nada serio, pero creo que hay cierto potencial. Quizá te la presente pronto.
Mina sonrió, genuinamente feliz por su amiga.
— Me alegra mucho por ti, Momoring. Te lo mereces — le dijo sinceramente.
Momo se encogió de hombros con una sonrisa tímida antes de bromear:
— Solo espero que no me la asustes con tus preguntas incómodas cuando la conozcas.
Ambas rieron, y por un momento, todo parecía más ligero. Sin embargo, la risa de Mina se desvaneció cuando, al mirar hacia el edificio frente a ella , vio una figura familiar salir por las puertas. Era Nayeon, y aunque la distancia era considerable, Mina pudo notar que su rostro reflejaba cansancio y frustración.
— Oh, ahí va... — murmuró Mina, frunciendo el ceño al ver cómo Nayeon gesticulaba, claramente atrapada en una discusión con quien parecía ser su novia.
Aunque no podía escuchar lo que decían, estaba claro que no era una conversación tranquila. Jeongyeon parecía molesta, mientras que Nayeon lucía agotada.
Mina sintió una punzada en el pecho, una mezcla de intriga y tristeza que no pudo evitar. Era doloroso verla así, sabiendo que no podía hacer nada, sabiendo que cualquier intervención de su parte solo complicaría las cosas.
— Momo... —empezó a decir, su voz llena de incertidumbre.
— Deberías ir — interrumpió Momo, dándole otro pequeño empujón—. No puedes dejarla así, ve.
Mina dudó, pero las palabras de Momo fueron la chispa que necesitaba. Se levantó lentamente, su corazón latiendo con fuerza mientras observaba cómo Jeongyeon se alejaba aún molesta, dejando a Nayeon sola en el campus.
Mina se quedó de pie por un momento, mirando a Nayeon a lo lejos. El corazón le latía con fuerza mientras la duda la consumía, pero Momo, quien la había estado observando, habló de nuevo, esta vez con más suavidad.
— Anda, Mina. No pierdes nada con hablarle. Sabes que lo necesita.
La mirada de Momo era sincera, y eso fue suficiente para que Mina tomara una decisión. Asintió lentamente, dio un paso hacia adelante y comenzó a caminar en dirección a Nayeon. Cada paso que daba la llenaba de nerviosismo, pero no podía ignorar la necesidad de estar cerca de ella, de consolarla así como ella lo había hecho semanas antes.
Cuando llegó lo suficientemente cerca, Nayeon aún no la había visto. Estaba de espaldas, aparentemente perdida en sus pensamientos, con los hombros ligeramente caídos.
— Nayeon... — llamó Mina en voz baja.
Nayeon se giró rápidamente, sorprendida de ver a Mina ahí. Sus ojos mostraban un destello de tristeza y confusión, pero al verla, algo en su expresión se suavizó, aunque fuese por un breve momento.
— M-Mina... ¿qué haces aquí? — preguntó, su voz temblorosa y ligeramente áspera por
Mina dudó por un segundo, sintiendo el impulso de retroceder. Pero en lugar de huir, dio un paso más cerca.
— Vi que... lucías mal, y pensé que tal vez necesitarías hablar o... no sé, un poco de compañía — dijo, intentando sonar casual aunque por dentro su corazón palpitaba con mucha fuerza.
Nayeon esbozó una sonrisa cansada. Se pasó una mano por el cabello, claramente abrumada por lo que había pasado con Jeongyeon.
— Siento que todo con Jeongyeon es complicado últimamente — confesó Nayeon, su mirada cayendo al suelo.
Mina observó el lugar y luego decidió entrar al aula de Nayeon y sentarse junto a ella, dándole privacidad para que pueda ser sincera. Sentía que lo mejor en ese momento era estar cerca, sin presionar.
Durante unos minutos ambas se quedaron en silencio, observando el césped, el campus, las luces del atardecer que comenzaban a pintar el cielo. Era un silencio incómodo pero necesario, una pausa en la tormenta emocional que ambas vivían.
Finalmente, Nayeon habló de nuevo, esta vez con más vulnerabilidad.
— No sé si estoy haciendo lo correcto con ella. A veces siento que simplemente estamos estancadas. Que por más que intentemos, no nos estamos entendiendo. Y hoy, otra vez, hemos terminado discutiendo por cosas que no deberían ser tan importantes. No entre dos personas que se quieren.
Mina la escuchaba en silencio, sintiendo cómo las palabras de Nayeon la atravesaban. La imagen de Jeongyeon, molesta y distante, aún rondaba en su mente.
— Lo siento, esto debe ser un poco incómodo —murmuró Nayeon, mirándola de reojo —. No deberíamos hablar de esto — Mina negó suavemente con la cabeza.
— No, está bien. Si necesitas desahogarte, sabes que estoy aquí para ti — dijo con sinceridad
Nayeon suspiró profundamente, agradecida por esas palabras. Pero a la vez, sabía que Mina también cargaba con su propio peso, con su propia confusión. Ambas estaban atrapadas en un ciclo complicado, donde sus corazones parecían siempre estar alineados, pero las circunstancias las empujaban en direcciones opuestas.
— A veces me pregunto qué pasaría si las cosas hubieran sido diferentes... — dijo Nayeon, casi en un susurro.
Mina la miró, su corazón dando un vuelco al escuchar esas palabras. Quiso preguntar a qué se refería, pero algo en su interior le dijo que no era el momento. Simplemente se quedó en silencio, acompañándola en sus pensamientos.
Al cabo de un rato, Momo, quien había estado observando desde lejos, les hizo un gesto desde donde estaba sentada en el césped. Mina lo notó y se levantó lentamente.
— Lo siento, tengo que irme, ya quedé en almorzar con Momo y su familia pero, si necesitas algo... puedes llamarme o escribirme — dijo Mina, dándole una pequeña sonrisa
— Lo haré, gracias Mina
Nayeon la miró mientras se alejaba, su expresión aún reflejando esa mezcla de cansancio y emoción contenida. Y aunque no dijo nada, sabía que las palabras de Mina e incluso su sola presencia, habían sido exactamente lo que necesitaba en ese momento.
Al llegar junto a Momo, Mina soltó un suspiro, sintiendo una mezcla de alivio y confusión. Momo, que había observado la escena desde lejos, simplemente sonrió y le dio una palmadita en el hombro.
— Lo hiciste bien — dijo Momo con una sonrisa tranquila, y aunque Mina no respondió, una parte de ella también lo sentía así.
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