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Cap 7 : No puedo más.

Haerin había evitado a Danielle durante toda la semana. Los mensajes que podían tener eran más cortos, las citas se esfumaron y el peso de la culpa se había vuelto insoportable.

Decidió que había llegado el momento de hablar cara a cara, aunque lo temiera. No podía seguir ignorando lo que estaba ocurriendo. Danielle no se lo merecía, y Jungwon tampoco.

Se encontraron en la cafetería habitual. El ambiente que solía ser cómodo ahora se sentía cargado, había una tensión para ambas abrumadora. Haerin llegó primero, moviendo nerviosamente la taza entre sus manos mientras esperaba. Cuando Danielle entró, su expresión no mostraba sorpresa, pero había algo en sus ojos que le rompía el corazón a Haerin.

Danielle se sentó en silencio, esperando que Haerin hablara primero. Pasaron algunos segundos hasta que Haerin, sin poder soportarlo más, dejó salir todo de golpe.

— Yo... — comenzó Haerin, soltando un suspiro —. No voy a dar más rodeos. Sé que debo ser directa porque me he dado cuenta de lo egoísta que estoy siendo contigo y con él. Lo siento, Danielle, en serio. — Hizo una pausa, apretando los labios. La australiana un poco confundida por sus palabras —. Ya no puedo seguir con esto. Con lo que sea que tengamos, ya no puedo más. Necesito alejarme, necesito un tiempo para mí. Y... si me quieres, por favor, déjame ir. Lo necesito.

Danielle no dijo nada, pero la mirada que le lanzó fue suficiente para que Haerin sintiera un nudo en la garganta. Se estaba desmoronando.

— Te lo estoy rogando, no me siento bien. Él es mi novio, y lo elegí a él. Lo quiero muchísimo, y últimamente está siendo tan bueno conmigo que no se merece esto. Nunca lo mereció. — Haerin desvió la mirada —. Lo mínimo que puedo hacer por él es respetarlo. Sé que dijimos que seguiríamos siendo amigas, pero ahora necesito tener el menor contacto posible contigo. Tal vez con el tiempo las cosas cambien, pero por ahora necesito enfocarme en él... por favor, créeme, quiero creer que esto me va a hacer bien, y de alguna forma, espero que a ti también.

— Lo haré — dijo despacio Danielle, apenas Haerin terminó de hablar —. Me alejaré, pero quiero que sepas que si necesitas algo, estaré aquí. Puedes volver cuando quieras, me conoces, sabes que estaría ahí para ti — hizo una pausa, ordenando sus pensamientos — Sé que esto no está bien, claro que lo sé, pero también sé que si quieres acabar con todo, tener tu nuevo comienzo, tu conciencia tranquila, primero debes ser honesta con él, tal como lo estás siendo conmigo. Dile lo que me dijiste a mí. Dile lo mucho que te gusto, dile que me amas, que te entregaste a mí, que me besaste y amaste cada segundo que estuvimos juntos porque si no... solo me lo estás diciendo a mí, y a él le estás mintiendo — La voz de Danielle tembló ligeramente —. Me duele, Haerin, claro que me duele. Pero estoy segura de que alejarte de mí no cambiará lo que sientes. Y si no lo sabes, entonces te lo digo yo, esto no cambiará nada.

Haerin sintió un golpe en el pecho al oír aquello. Cada palabra de Danielle la hacía más consciente de lo mucho que la había lastimado, sin quererlo.

— Sé que debo ser sincera, y lo seré — respondió Haerin, mirando sus manos entrelazadas sobre su propio regazo, ansiosa —. Sé que me va a costar decírselo, no debería ser honesta contigo y mentirle a él — Levantó la vista, encontrando los ojos de Danielle—. A mí también me duele esto Dani, porque me haces bien, porque me siento estupenda a tu lado, porque me gustas y eso me da tanto coraje.... — hizo una pausa, suspiró y luego continuó —. Puedo hacerme creer que funcionará, pero en el fondo sé que no va a cambiar lo que siento. Pero es lo que considero correcto, porque ya tomé una decisión, y tengo que respetarla. Lo elijo a él.

Danielle respiró profundamente, intentando mantener la calma, aunque su voz temblaba apenas al hablar.

— Está bien... de corazón espero que te des cuenta de las cosas. Sé que eres una buena persona y que mereces cosas buenas, puede que no lo crea de él, pero si tú lo dices, lo intentaré. También le deseo que abra los ojos y se dé cuenta de las cosas, igual que tú. De que lo que tienen no es sano y no pueden forzarlo — Haerin miraba al suelo, su corazón latiendo fuerte en el pecho. Las palabras de Danielle resonaban con fuerza, haciéndola dudar, sacudiendo todo lo que había estado intentando mantener en orden. Sabía que tenía razón, pero algo en su interior seguía negando aceptar la verdad completa.

— ¿En serio crees que esto es lo correcto, Haerin? — Danielle finalmente dejó en evidencia la frustración en su voz —. Porque no lo entiendo. Dices que es lo mejor, pero entonces, ¿por qué estoy aquí llorando? ¿Por qué nos estamos despidiendo así, después de lo que pasó entre nosotras? Pasamos noches juntas, y ahora parece que solo quieres fingir que no significó nada

Haerin frunció el ceño, tragando con dificultad.

— No quiero fingir que no fue importante para mí, Danielle. Sabes que esa noche fue importante, fue la mejor noche que he podido tener, pero no puedo simplemente dejar a Jungwon. No es mala persona, él es un gran chico, no es tan fácil como piensas...

— Es que esto no es sobre él — Danielle alzó la voz, las lágrimas comenzando a acumularse en sus ojos —. Esto es sobre nosotras. Sobre lo que sientes por mí. Te veo luchando contigo misma, pero al final siempre eliges quedarte en esa relación que está rota ¿Por qué? ¿Por qué siempre te aferras a algo que claramente te está haciendo daño?

Haerin sintió la punzada de esas palabras, y aunque quería refutar, sabía que Danielle tenía razón.

— No es tan simple... no puedo simplemente dejarlo. He intentado distanciarme, he intentado... pero no sé cómo salir de esto sin sentir que me estoy perdiendo en el proceso. Él me conoce mejor que nadie y-...

— ¿Y yo, Haerin? ¿Qué pasa conmigo? — Danielle la interrumpió, sus ojos llenos de dolor — Me siento tan frustrada porque te quiero, y porque sé que en el fondo tú también me quieres. Pero no sé si eso es suficiente para ti. Dormimos juntas y fue increíble, pero ahora me siento como si solo fuera un error para ti. ¿Eso es lo que soy, un error más en tu vida?

— No eres un error —, dijo Haerin, con la voz rota, pero no podía evitar sentirse atrapada —. No lo eres, Danielle, pero no sé qué hacer. No sé cómo salir de esto... No sé cómo dejarlo sin destruir todo a mi alrededor

Danielle negó con la cabeza, las lágrimas comenzaban a rodar por su rostro.

— Lo que más duele es que nunca fuiste completamente sincera conmigo. Siempre estuviste a medio camino, siempre te guardaste algo. Y ahora, estamos aquí... en esta última especie de cita, y ni siquiera sé si esto es real para ti o solo una despedida que no quieres aceptar

Haerin sintió que se le desgarraba el alma. Sabía que Danielle merecía algo mejor, algo más claro, pero no sabía cómo dárselo.

— Danielle no quiero perderte. No quiero perder lo que tuvimos. No quiero que esta sea la última vez que estemos así...

Danielle soltó una risa amarga, secándose las lágrimas con el dorso de la mano.

— Pero ya me estás perdiendo, Haerin. Tú misma lo estás decidiendo. Esta última cita... ya lo dijiste, es una despedida, aunque ni siquiera lo quieras admitir.

El silencio entre ambas era denso, insoportable, lleno de todas las palabras que nunca se habían dicho. La noche que compartieron, las caricias, los susurros y las promesas no pronunciadas, todo estaba presente entre ellas, pero al mismo tiempo, tan lejano.

Finalmente, Haerin levantó la vista, sus ojos llenos de lágrimas.

— No quiero que te vayas... pero tampoco sé cómo hacer que te quedes

Danielle suspiró, acercándose un poco más. Ya no había rastro de reproche en su rostro, solo cansancio, solo resignación.

— Ya es tarde, Haerin. Me estoy yendo porque tú decidiste quedarte.

Ambas se quedaron en silencio, mirándose por última vez. La frustración, el dolor, todo lo que había pasado entre ellas estaba ahí, pero ya no podían hacer nada para detener el inevitable final.

Esta última cita, esta última despedida, era el cierre de lo que pudo ser, pero nunca fue.

Sin decir nada más, Danielle salió del lugar y Haerin se quedó sentada, viendo cómo el amor que alguna vez podría haber sido suyo desaparecía lentamente en la distancia.

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