Cap 6 : Él o yo.
La vida de Haerin se había convertido en un completo desastre. Cada mañana, al lado de Jungwon, intentaba convencerse de que su relación todavía tenía sentido, pero cada vez era más evidente que sus pensamientos estaban en otro lugar, en otra persona, en los momentos que compartía en secreto con Danielle.
Durante el día, las tareas cotidianas se volvían automáticas, pero cuando llegaba la tarde y se encontraba a solas con ella, la ansiedad y la culpa comenzaban a devorarla. Sabía que no podía seguir manteniendo esta doble vida indefinidamente, pero tomar una decisión parecía imposible.
El apartamento de Danielle se había convertido en su único refugio, un escape momentáneo donde podían ser ellas mismas, sin las barreras ni las mentiras que acechaban a Haerin en el resto de su vida.
En esos momentos, todo parecía perfecto.
Pero, incluso en la intimidad de esos momentos, la sombra de las mentiras de Haerin siempre estaba presente, acechando en el fondo de su mente.
Una noche, después de una pelea insignificante con Jungwon, Haerin llegó al apartamento de Danielle con los ojos enrojecidos y el maquillaje deshecho por las lágrimas. Danielle, quien antes había estaba sentada en el sofá con una taza de té en las manos, la recibió con una mezcla de preocupación y resignación.
— Otra pelea, ¿no es así? — preguntó con voz calmada, sin dejar de mirarla.
Haerin asintió sin decir nada, dejando que Danielle abriera la puerta por completo antes de desplomarse en el sofá junto a ella. El calor y la familiaridad del cuerpo de Danielle aliviaron momentáneamente su tormento interno, pero no pudieron borrar el nudo en su pecho.
Danielle dejó la taza de té en la mesa y suspiró profundamente. Sabía que era el momento de decir lo que había estado callando.
— Haerin, no puedes seguir haciendo esto... No puedes hacérmelo a mí. No puedo ser tu refugio solo cuando las cosas con él van mal. Me duele verte así, pero más me duele ser la que siempre espera por ti.
Haerin levantó la cabeza, sorprendida por la dureza en las palabras de Danielle, aunque sabía que eran justas. Había estado usando a Danielle como un escape, refugiándose en ella cuando su mundo se desmoronaba. Pero ahora, se daba cuenta de que también la estaba lastimando.
— Lo siento, no es mi intención — dijo Haerin con la voz levemente quebrada—. Yo... enserio te amo, más de lo que puedo expresar con palabras.
Danielle esbozó una sonrisa triste, una que parecía contener meses de dolor acumulado.
— Me amas... — repitió, con la voz baja pero cargada de una tristeza profunda —. Pero si eso es verdad, ¿por qué siempre vuelves con él?
Haerin intentó hablar, abrir la boca y decir algo, pero nada salía. No había excusa que pudiera aliviar el peso de esas palabras.
Danielle dio un paso más hacia atrás, su rostro endurecido, pero sus ojos aún brillaban con el dolor de quien ha sido lastimada muchas veces.
— Siempre estoy en segundo lugar, Haerin — continuó Danielle, su voz temblando ligeramente, aunque trataba de mantenerse firme —. Cuando estás conmigo, parece real, parece que esto... — hizo un gesto entre ambas, casi sin fuerzas —... es lo que quieres. Pero entonces vuelves con él y me haces sentir que soy solo una distracción, algo temporal, una especie de respiro.
Haerin sintió cómo el nudo en su garganta se hacía más fuerte, y las lágrimas comenzaron a arderle en los ojos.
— Dani, no digas eso — murmuró, con la voz rota —. No eres solo un escape, no para mí.
— ¿Entonces qué soy? — Danielle la interrumpió, esta vez con un tono más alto, frustrado —. ¿Qué soy, Haerin? Porque te juro que no lo sé. Me dices que me amas, pero no haces nada para que lo crea. ¡Sigo aquí!, esperando, mientras tú... mientras tú sigues con él. ¿Qué clase de amor es ese?
Haerin tragó saliva, sintiendo que las palabras de Danielle se clavaban en su pecho como dagas.
— Estoy intentando... — empezó a decir, pero Danielle la cortó de nuevo, incapaz de contenerse.
— ¿Intentando qué? — repitió, dando un paso hacia ella, sus ojos ahora llenos de lágrimas —. ¿Intentando dejarlo? ¿Intentando ser honesta conmigo? Porque lo único que veo es que estás intentando mantener todo a flote, como si pudieras tenernos a los dos y eso no es justo para nadie.
Haerin bajó la cabeza, incapaz de enfrentar la realidad que Danielle le estaba tirando en la cara. Lo sabía, todo lo que Danielle decía era verdad, pero estaba tan atrapada en sus propias inseguridades que no sabía cómo salir de ese espiral.
— No es tan fácil — susurró, apenas audible.
Danielle soltó una risa amarga, secándose una lágrima con la mano.
— ¿Fácil? No, claro que no es fácil. Pero ¿sabes qué? No se supone que el amor sea fácil, pero tampoco se supone que sea así... — Danielle hizo una pausa, respirando profundamente —. No se supone que te haga sentir que siempre estás peleando por un pedazo de alguien.
Haerin finalmente levantó la mirada, su visión nublada por las lágrimas.
— Te amo, Danielle — dijo, casi suplicando —. Te juro que te amo y-...— Danielle la miró, su corazón rompiéndose en mil pedazos.
— Amarme no es suficiente, Haerin. — la interrumpió — Si realmente me amaras, habrías tomado una decisión. — Dio un paso más hacia atrás, como si ya hubiera decidido marcharse —. Pero siempre vuelves a él... y cada vez me pierdes un poco más, solo no eres consciente de eso.
Haerin sintió una oleada de culpa que le revolvía el estómago. Amaba a Danielle, la deseaba con todas sus fuerzas, pero se sentía atrapada en una relación con Jungwon que no sabía cómo terminar. A pesar de que lo suyo con él se desmoronaba, no podía imaginarse dejando atrás esa vida que había construido.
— Voy a dejarlo — prometió Haerin, aunque incluso para ella su voz sonaba vacía —. Solo necesito un poco más de tiempo.
Danielle apartó la mirada, mordiéndose el labio, luchando por no romperse en ese momento.
Sabía que había escuchado esa promesa demasiadas veces.
— Has estado pidiendo tiempo durante semanas — murmuró con la voz quebrada —. Y mientras tú pides tiempo, siento que yo estoy perdiendo el mío. No sé cuánto más puedo aguantar así — hizo una pausa, armándose valor para finalmente decir — Tienes que elegir. O él, o yo.
Haerin sintió cómo el peso del mundo caía sobre sus hombros. Sabía que Danielle tenía razón, que había llegado el momento de decidir. Pero el miedo de perderlo todo, de dejar atrás una parte importante de su vida, la había paralizado por tanto tiempo.
La coreana se quedó en silencio, su mente estaba hecha un caos; una parte de ella quería gritar que lo dejaría todo por ella, que no había nada más importante que su amor, pero otra parte, más oscura y aterradora, le recordaba el vacío que dejaría Jungwon si lo dejaba.
Danielle observó cómo Haerin luchaba internamente, y aunque esperaba una respuesta, sabía que no llegaría fácilmente. Se levantó del sofá, su rostro endurecido por la decisión que había tomado, y caminó hasta la ventana. La noche era fría y el viento agitaba las ramas de los árboles fuera del apartamento. La distancia entre ellas era palpable, mucho más que los pocos pasos que las separaban.
— Haerin, necesito saber qué somos realmente para ti — dijo Danielle, aún de espaldas —. Porque yo sé lo que siento, sé lo que quiero, pero no sé si estoy sola en esto. Estoy cansada de ser tu refugio temporal, de vivir a la sombra de una relación que ya está rota, pero que no puedes dejar atrás.
Haerin se levantó, sintiendo que el aire en el apartamento se volvía más pesado con cada segundo. La realidad de sus palabras golpeaba con fuerza. ¿Qué eran realmente? ¿Qué representaba Danielle en su vida?
Danielle se giró lentamente, y la mirada en sus ojos reflejaba una mezcla de tristeza y determinación. Se acercó a Haerin, su rostro a solo unos centímetros del de ella. Acarició su mejilla con ternura, intentando memorizar cada detalle, y luego dejó caer su mano con resignación.
— Si de verdad me amas... actúa como si lo hicieras. No quiero más promesas vacías — susurró
Haerin tragó saliva, sintiendo la presión en su pecho aumentar. Estaba en el borde de un abismo, uno que sabía que debía cruzar si quería algo real con Danielle. No podía continuar con su vida dividida entre dos mundos; su indecisión no solo la estaba destruyendo a ella, sino también a la persona que amaba.
Pero la verdad seguía siendo aterradora.
Terminar con Jungwon significaba más que romper con un novio; significaba renunciar a la estabilidad, a la seguridad de lo conocido, y arriesgarse por algo de lo que aún no estaba completamente segura. Miró a Danielle, viendo la desesperación mezclada con el amor en sus ojos, y supo que no podía seguir dejándola en segundo lugar.
— Danielle, por favor... — comenzó a decir, pero su voz se quebró antes de poder continuar.
Danielle negó con la cabeza, su expresión endureciéndose una vez más. Había escuchado suficientes "por favor" y "dame tiempo".
— No me pidas tiempo. No me pidas esperar más. Porque no sé cuánto más puedo seguir esperando — susurró.
Haerin sintió las lágrimas acumularse en sus ojos, pero las contuvo. No podía llorar, no ahora, no cuando sabía que todo estaba en juego.
— Voy a terminar con él — dijo finalmente, su voz apenas un murmullo.
— Haerin ya me escuchaste. Si de verdad vas a dejarlo, entonces hazlo. No mañana, no la próxima semana. No puedes seguir jugando con las vidas de los dos — respondió Danielle.
Haerin asintió, aunque no estaba segura de si estaba asintiendo por convicción o porque era lo que Danielle necesitaba escuchar. Pero en el fondo sabía que no había vuelta atrás. Si de verdad quería estar con ella, tenía que liberarse de las cadenas de su relación con Jungwon.
El silencio se instaló entre ambas una vez más, esta vez menos incómodo, pero igual de cargado. Danielle, sintiendo que había dicho todo lo que podía, retrocedió un paso y se dirigió hacia la puerta del dormitorio.
— Puedes quedarte esta noche, si quieres, sé que no quieres volver a tu departamento porque él podría ir a buscarte — dijo, suavemente —. Con eso ya puedes darte cuenta de la mentira que estás viviendo, Haerin.
Sin decir más, Danielle desapareció tras la puerta, dejándola sola en la sala, con el peso de sus propias decisiones. Haerin se dejó caer de nuevo en el sofá, sintiendo el vacío apoderarse de ella. Sabía que tenía que actuar, que el tiempo había llegado, pero el miedo aún la consumía. No quería perder a Danielle, pero la realidad de lo que tendría que hacer la aterraba.
Se quedó así, durante lo que parecieron horas, repasando una y otra vez lo que debía hacer, hasta que finalmente, agotada por el conflicto interno, sacó su teléfono. Jungwon le había dejado varios mensajes preocupados, preguntando dónde estaba, si estaba bien. Haerin los ignoró por un momento, su mano temblando mientras se preparaba para lo que venía.
Tomó una profunda respiración y, con el corazón latiendo con fuerza, marcó su número. Cuando Jungwon contestó al otro lado de la línea, su voz sonaba tranquila, incluso aliviada.
— Haerin, ¿dónde estás? Estaba preocupado...
Ella cerró los ojos, dejando que las lágrimas que había contenido finalmente cayeran.
— Tenemos que hablar, Jungwon.
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