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Cap 10: Yo te apoyo.

— Para la próxima clase no se olviden traer sus maquetas ya listas, valdrá el cuarenta por ciento de su calificación final, jóvenes. Que tengan un buen fin de semana — el docente guardó sus cosas y despidiéndose de sus alumnos abandonó el aula.

Haerin imitó sus acciones y salió del aula, su mente nublada por todo lo que había estado sucediendo.

Al doblar el pasillo ya lista para abandonar el edificio fue que lo vio. Jungwon estaba allí, de pie esperándola, con una expresión de cansancio y frustración en su rostro. Antes de que Haerin pudiera girar sobre sus talones y desaparecer entre la multitud, él la vio.

— Haerin — la voz de Jungwon fue baja pero cargada de peso, obligándola a detenerse.

Haerin no había respondido a las llamadas ni a los mensajes de Jungwon en días, evitándolo a toda costa. A pesar de todo, ella sabía que eventualmente tendría que enfrentarlo, pero no estaba lista para ese momento.

Ella no lo miró a los ojos, su corazón acelerado le gritaba que saliera corriendo, pero se obligó a mantenerse en su lugar.

— Por favor, necesitamos hablar — dijo Jungwon, acercándose lentamente, su mirada suplicante —. No podemos terminar así. Al menos déjame disculparme, podemos superarlo.

Haerin apretó los labios, no tenía fuerzas para una confrontación, y mucho menos para explicar todo lo que estaba ocurriendo en su corazón. Trató de ignorar sus palabras, mirando a los estudiantes pasar a su alrededor como si él no estuviera allí.

— Haerin, por favor — insistió Jungwon, alzando la mano como si fuera a tomarla.

Antes de que pudiera reaccionar, una voz conocida intervino.

— ¡Hey, Haerin! — Hanni apareció de la nada, lanzándole una mirada significativa, acercándose rápidamente y situándose entre ambos —. Vamos, te he estado buscando, debemos irnos. Adiós, Jungwon.

Haerin suspiro de alivio internamente, agradeciendo la intervención de Hanni. Se giró hacia Jungwon con una expresión apática, intentando ocultar cualquier emoción en sus ojos.

— Tengo que irme —dijo simplemente, y sin esperar una respuesta, siguió a Hanni lejos de allí —. Ah y Jungwon, no vuelvas a buscarme por favor.

Jungwon, desorientado y frustrado, no tuvo más remedio que verla irse, sabiendo que no podría detenerla.

Una vez que estuvieron fuera de la vista, Haerin se dejó caer sobre el césped en un espacio abierto cerca de la facultad, donde sabía que estaba Danielle. Hanni se sentó a su lado, estirando los brazos hacia atrás con un suspiro relajado.

— Gracias por sacarme de ahí —dijo Haerin, su voz más baja de lo normal.

— No hay problema, sé que no querías hablar con él — respondió Hanni con una sonrisa tranquila. —. Y no te culpo, Haerini.

Haerin asintió soltando una pequeña risa, apoyándose contra su mochila y recostándose en el césped. El suspiro que soltó era profundo, cargado de una fatiga que parecía haberla estado consumiendo desde hacía semanas.

— Te noto apagada — comentó Hanni, lanzando una mirada de preocupación —. ¿Quieres hablar de ello?

— Es solo... todo. Me siento tan frustrada, Hanni. No puedo dejar de pensar en Danielle — admitió, su voz apenas un susurro. Hanni frunció un poco el ceño, intrigada —. Sé que está con Minji, y que está feliz y vive su relación perfecta, pero yo... yo sigo sintiendo algo por ella, y eso me hace sentir como la peor persona del mundo.

Hanni la observó en silencio, dándole espacio para seguir.

— Es que... no debería ser así, ¿sabes? —continuó Haerin, frunciendo el ceño —. Ella tiene una relación estable, alguien que la ama y que probablemente le da todo lo que yo no pude. Y aun así, estoy aquí, deseando... no sé, deseando estar con ella como antes. Es egoísta. Me siento como una terrible persona por no poder dejarla ir por completo.

Hanni hizo una mueca comprensiva y se giró hacia Haerin, apoyándose en su codo para mirarla directamente.

— Haerin, no eres una mala persona por tener sentimientos. No puedes controlar lo que sientes, y mucho menos de quién te enamoras — le dijo con suavidad, dándole una palmadita en el brazo—. Sé que es complicado, pero eso no te hace egoísta. Solo demuestra que lo que sentiste por ella fue real, y eso nunca es fácil de superar.

Haerin cerró los ojos, tratando de procesar las palabras de Hanni. Había algo de alivio en escuchar que no era tan horrible como se sentía, pero al mismo tiempo, la culpa seguía latente.

— Es que parece que ella ha seguido adelante, y yo... no puedo. Como diría Taylor Swift, yo sigo en el restaurante — Haerin volvió a suspirar, abriendo los ojos para mirar el cielo despejado.

— Buena referencia — Hanni soltó una pequeña risita y Haerin hizo lo mismo antes de suspirar.

— Cada vez que la veo con Minji, no puedo evitar sentir celos. Es ridículo, debería estar feliz por ella. Sé cuánto anhelaba esta tranquilidad, ese amor y estabilidad.

— No es ridículo, Haerin —replicó Hanni con un tono comprensivo—. Has pasado por muchas cosas. El corazón no siempre sigue la lógica, y el hecho de que Danielle tenga a alguien más no significa que lo que tú sientes no sea válido.

Haerin miró a Hanni, agradecida por sus palabras, aunque una pequeña parte de ella seguía luchando con esa culpa persistente.

— Gracias — murmuró.

— No es nada, por algo soy tu mejor amiga —, Hanni le dio un pequeño empujón amistoso y, como un intento de cambiar de tema para aliviar el ambiente, agregó —, Por cierto, cambiando de tema, tengo algo que confesarte.

Haerin alzó una ceja, intrigada.

— Suéltalo, Pham.

— Estoy... conociendo a una chica y te juro Haerin que ella es perfecta para mi — la menor soltó una risita

— ¿En serio? — preguntó, dejando de lado momentáneamente sus pensamientos sobre Danielle.

— Sí, es alguien muy divertida y linda. Aún no es nada serio, pero creo que hay cierto potencial. Quizá te la presente pronto.

Haerin sonrió, genuinamente feliz por su amiga.

— Me alegra mucho por ti, Hanni. Te lo mereces — le dijo sinceramente.

Hanni se encogió de hombros con una sonrisa tímida antes de bromear:

— Solo espero que no me la asustes con tus preguntas incómodas cuando la conozcas.

Ambas rieron, y por un momento, todo parecía más ligero. Sin embargo, la risa de Haerin se desvaneció cuando, al mirar hacia el edificio frente a ella, vio una figura familiar salir por las puertas. Era Danielle, y aunque la distancia era considerable, Haerin pudo notar que su rostro reflejaba cansancio y frustración.

— Oh, ahí va... — murmuró Haerin, frunciendo el ceño al ver cómo Danielle gesticulaba, claramente atrapada en una discusión con quien parecía ser su novia.

Aunque no podía escuchar lo que decían, estaba claro que no era una conversación tranquila. Minji parecía molesta, mientras que Danielle lucía agotada.

Haerin sintió una punzada en el pecho, una mezcla de intriga y tristeza que no pudo evitar. Era doloroso verla así, sabiendo que no podía hacer nada, sabiendo que cualquier intervención de su parte solo complicaría las cosas.

— Hanni... —empezó a decir, su voz llena de incertidumbre.

— Deberías ir — interrumpió Hanni, dándole otro pequeño empujón—. No puedes dejarla así, ve.

Haerin dudó, pero las palabras de Hanni fueron la chispa que necesitaba. Se levantó lentamente, su corazón latiendo con fuerza mientras observaba cómo Minji se alejaba aún molesta, dejando a Danielle sola en el campus.

Haerin se quedó de pie por un momento, mirando a Danielle a lo lejos. El corazón le latía con fuerza mientras la duda la consumía, pero Hanni, quien la había estado observando, habló de nuevo, esta vez con más suavidad.

— Anda, Haerin. No pierdes nada con hablarle. Sabes que lo necesita.

La mirada de Hanni era sincera, y eso fue suficiente para que Haerin tomara una decisión. Asintió lentamente, dio un paso hacia adelante y comenzó a caminar en dirección a Danielle. Cada paso que daba la llenaba de nerviosismo, pero no podía ignorar la necesidad de estar cerca de ella, de consolarla, así como ella lo había hecho semanas antes.

Cuando llegó lo suficientemente cerca, Danielle aún no la había visto. Estaba de espaldas, aparentemente perdida en sus pensamientos, con los hombros ligeramente caídos.

— Danielle... — llamó Haerin en voz baja.

Danielle se giró rápidamente, sorprendida de ver a Haerin ahí. Sus ojos mostraban un destello de tristeza y confusión, pero al verla, algo en su expresión se suavizó, aunque fuese por un breve momento.

— H-Haerin... ¿qué haces aquí? — preguntó, su voz temblorosa y ligeramente áspera por

Haerin dudó por un segundo, sintiendo el impulso de retroceder. Pero en lugar de huir, dio un paso más cerca.

— Vi que... lucías mal, y pensé que tal vez necesitarías hablar o... no sé, un poco de compañía — dijo, intentando sonar casual aunque por dentro su corazón palpitaba con mucha fuerza.

Danielle esbozó una sonrisa cansada. Se pasó una mano por el cabello, claramente abrumada por lo que había pasado con Minji.

— Siento que todo con Minji es complicado últimamente — confesó Danielle, su mirada cayendo al suelo.

Haerin observó el lugar y luego decidió entrar al aula de Danielle y sentarse junto a ella, dándole privacidad para que pueda ser sincera. Sentía que lo mejor en ese momento era estar cerca, sin presionar.

Durante unos minutos ambas se quedaron en silencio, observando el césped, el campus, las luces del atardecer que comenzaban a pintar el cielo. Era un silencio incómodo pero necesario, una pausa en la tormenta emocional que ambas vivían.

Finalmente, Danielle habló de nuevo, esta vez con más vulnerabilidad.

— No sé si estoy haciendo lo correcto con ella. A veces siento que simplemente estamos estancadas. Que por más que intentemos, no nos estamos entendiendo. Y hoy, otra vez, hemos terminado discutiendo por cosas que no deberían ser tan importantes. No entre dos personas que se quieren.

Haerin la escuchaba en silencio, sintiendo cómo las palabras de Danielle la atravesaban. La imagen de Minji, molesta y distante, aún rondaba en su mente.

— Lo siento, esto debe ser un poco incómodo —murmuró Danielle, mirándola de reojo —. No deberíamos hablar de esto — Haerin negó suavemente con la cabeza.

— No, está bien. Si necesitas desahogarte, sabes que estoy aquí para ti — dijo con sinceridad.

Danielle suspiró profundamente, agradecida por esas palabras. Pero a la vez, sabía que Haerin también cargaba con su propio peso, con su propia confusión. Ambas estaban atrapadas en un ciclo complicado, donde sus corazones parecían siempre estar alineados, pero las circunstancias las empujaban en direcciones opuestas.

— A veces me pregunto qué pasaría si las cosas hubieran sido diferentes... — dijo Danielle, casi en un susurro.

Haerin la miró, su corazón dando un vuelco al escuchar esas palabras. Quiso preguntar a qué se refería, pero algo en su interior le dijo que no era el momento. Simplemente se quedó en silencio, acompañándola en sus pensamientos.

Al cabo de un rato, Hanni, quien había estado observando desde lejos, les hizo un gesto desde donde estaba sentada en el césped. Haerin lo notó y se levantó lentamente.

— Lo siento, tengo que irme, ya quedé en almorzar con Hanni y su familia pero, si necesitas algo... puedes llamarme o escribirme — dijo Haerin, dándole una pequeña sonrisa

— Lo haré, gracias Haerin.

Danielle la miró mientras se alejaba, su expresión aun reflejando esa mezcla de cansancio y emoción contenida. Y aunque no dijo nada, sabía que las palabras de Haerin e incluso su sola presencia, habían sido exactamente lo que necesitaba en ese momento.

Al llegar junto a Hanni, Haerin soltó un suspiro, sintiendo una mezcla de alivio y confusión. Hanni, que había observado la escena desde lejos, simplemente sonrió y le dio una palmadita en el hombro.

— Lo hiciste bien — dijo Hanni con una sonrisa tranquila, y aunque Haerin no respondió, una parte de ella también lo sentía así.

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