Cap 1 : Biblioteca.
Danielle Marsh, una estudiante conocida por su alegría contagiosa, revisaba el estante de libros de la biblioteca con una frustración notable en su rostro.
Había pasado más de media hora buscando un libro específico en coreano para su clase de literatura, ya que la información que necesitaba solo se encontraba disponible en ese idioma, pero no había logrado encontrarlo. Su dedo índice se deslizaba rápidamente por los lomos de los libros, leyendo los títulos en voz baja, pero sin mucho éxito.
— ¿Dónde demonios está? — murmuró para sí misma.
Justo cuando estaba a punto de rendirse y buscar ayuda, una voz suave y calmada interrumpió sus pensamientos.
— ¿Estás buscando algo en particular?
Danielle levantó la vista y se encontró con una chica de aspecto tranquilo y sereno, con una ligera sonrisa en el rostro, sus cabellos pelinegros caían en leves ondas por sus hombros. La chica llevaba unos audífonos colgados alrededor de su cuello y sostenía un libro de poesía japonesa en la mano.
— Ah, sí... Estoy buscando un libro en coreano, es de literatura en realidad, pero no lo encuentro — admitió Danielle, sintiendo una leve vergüenza al reconocer su frustración.
La chica inclinó la cabeza ligeramente y miró el estante frente a ellas. Sin decir una palabra, se acercó y comenzó a revisar los libros con una seguridad que sorprendió a Danielle. Después de unos segundos, la chica deslizó un volumen del estante y se lo tendió a Danielle.
— ¿Este es el que estás buscando? — preguntó.
Danielle parpadeó, sorprendida, mientras tomaba el libro. Al leer el título, una sonrisa de alivio se dibujó en su rostro.
— Creo que podría abrazarte ahora mismo. Muchas gracias. ¿Cómo lo encontraste tan rápido? — preguntó, intrigada, dándole una ojeada rápida al contenido del libro.
— He pasado bastante tiempo en esta sección —respondió la chica con una sonrisa suave —. Además, soy coreana así que suelo leer este tipo de libros. Me llamo Haerin, por cierto.
— Danielle — respondió automáticamente, estrechando la mano que Haerin le ofrecía —. Gracias de nuevo, de verdad. Estaba a punto de volverme loca buscando este libro.
Haerin se rió ligeramente y asintió.
— A veces, solo necesitas un poco de paciencia... o a alguien que ya conozca el lugar.
— Tienes razón — ambas rieron
— Bueno Danielle, te dejo disfrutar el libro — Haerin le sonrió y giró su cuerpo en dirección opuesta a la australiana.
La interacción fue breve, pero mientras la pelinegra se alejaba hacia otra sección de la biblioteca, Danielle se quedó mirando el libro en sus manos, sintiéndose emocionada por algo más que solo haber encontrado lo que buscaba. Había algo en la tranquilidad de Haerin, en su manera de ayudarla sin esperar nada a cambio, que dejó una impresión duradera en ella.
Deseaba volver a verla, no podía negar lo linda que le había parecido la chica, tanto en lo físico como en su carisma.
Quizá podía comenzar a venir más seguido.
⊹ ࣪ ˖ ♡ ˖ ࣪ ⊹
En las semanas siguientes, Danielle y Haerin comenzaron a verse más seguido en la biblioteca. Al principio, solo intercambiaban saludos rápidos y sonrisas, pequeños encuentros que tenían en el lugar donde se conocieron, pero eventualmente, esas interacciones se convirtieron en conversaciones más largas.
Descubrieron que compartían más de un interés en común: ambas amaban la literatura, aunque en diferentes idiomas, y ambas disfrutaban de la tranquilidad de la biblioteca como un refugio del caos de la vida universitaria. Resulta que también ambas amaban los videojuegos, aunque Danielle era sorprendentemente mejor en estos que Haerin, pero no importaba porque la coreana haría de todo por vencerla.
Poco a poco su relación se fue transformando en una amistad silenciosa, nacida de encuentros casuales entre libros y mesas de estudio. A veces, simplemente se sentaban una al lado de la otra, leyendo en silencio, cómodas con la presencia mutua. Otras veces, hablaban sobre cualquier cosa que les viniera a la mente, desde las clases hasta sus sueños para el futuro.
Un día, mientras salían juntas de la biblioteca, Danielle miró a Haerin y, antes de poder pensarlo demasiado, lanzó una invitación.
— ¿Te gustaría ir a la cafetería que está cerca del campus? Podríamos tomar un café o algo
Haerin la miró sorprendida por un segundo, pero luego su rostro se iluminó con una sonrisa suave.
— Me encantaría, Danielle — respondió.
Y así, con esa simple invitación, fue que comenzaría todo.
Ambas caminaron hacia la cafetería que mencionó Danielle, una pequeña pero acogedora esquina frecuentada por estudiantes. El ambiente era cálido, con el suave murmullo de conversaciones mezclándose con el aroma a café recién hecho.
Haerin y Danielle encontraron una mesa junto a la ventana, donde la luz del atardecer teñía el lugar de tonos dorados. Se sentaron frente a frente, intercambiando sonrisas tímidas, aún acostumbrándose a la idea de estar juntas fuera del entorno familiar de la biblioteca. Soltando una que otra risita nerviosa.
— Entonces, ¿qué te apetece? — preguntó Danielle, mientras hojeaba el menú. — El café aquí es increíble, todos sus tipos, pero también tienen unas tartas que son muy buenas.
Haerin levantó la vista del menú y la observó, indecisa.
— Hmm, tal vez pediré un iced latte y... ¿por qué no una tarta de chocolate? — sugirió, con una pequeña risa nerviosa.
— Buena elección — exclamó Danielle, animada. — Creo que haré lo mismo.
Hicieron su pedido y, mientras esperaban, la conversación fluyó naturalmente. Hablaron sobre los últimos libros que leyeron, anécdotas graciosas de sus respectivas clases y, por supuesto, videojuegos. A pesar de la aparente tranquilidad de Haerin, la competitividad surgió en sus palabras cuando mencionaron sus juegos favoritos.
— No pienses que te dejaré ganar solo porque me invitaste un café — bromeó Haerin, con una sonrisa juguetona.
Danielle se rió y negó con la cabeza. — Veremos si puedes mantener esa promesa cuando te derrote una y otra vez. Te haré llorar, Kang.
Cuando sus pedidos llegaron, ambas disfrutaron del sabor dulce del chocolate y el café, acompañados de risas y miradas nerviosas. Había algo encantadoramente torpe en la cita, ambas sintiendo que estaban sobre un terreno desconocido.
Cuando terminaron de comer, decidieron dar por terminada la pequeña y espontánea cita, caminando juntas hacia la salida.
El aire fresco de la noche las envolvió, y se despidieron con una pequeña promesa de volver a verse pronto.
— Ha sido un día genial — dijo Haerin, acomodándose el abrigo — Gracias por la invitación, Danielle, siempre es agradable pasar el día contigo.
— Realmente no fue nada, espero que esta sea la primera de muchas salidas espontáneas.
Haerin asintió con una sonrisa tímida antes de despedirse con un suave gesto de la mano y caminar en dirección opuesta.
⊹ ࣪ ˖ ♡ ˖ ࣪ ⊹
Esa noche, ya en casa, Danielle no pudo evitar sonreír mientras revisaba su teléfono. Decidió enviarle un mensaje a Haerin:
"¿Lista para jugar un poco? Seguro que esta vez no te será tan fácil ganarme."
Haerin, desde su habitación, leyó el mensaje y soltó una risita. Descargó el juego favorito de Danielle, el cual nunca había jugado antes, se llamaba Starbattle, y se conectó rápidamente a su computadora, aceptando la invitación de la coreana a una partida en línea. Encendieron sus micrófonos y, aunque al principio la conversación se centraba en el juego, con algunos pequeños tips de Danielle, poco a poco Haerin entendió el ritmo del juego y pudieron tener algunas victorias en equipo.
— Vamos Haerin, tienes que apuntar mejor si quieres que ganemos — bromeó Danielle, divertida por los intentos fallidos de Haerin de vencerla en el juego.
— Estoy intentándolo, Marsh. — protestó Haerin, mordiendo su labio en concentración. — No todos somos tan buenos como tú, ¿sabes? Pero que no se te suba a la cabeza.
— Creí que nunca lo aceptarías — Haerin bufó.
— Sí, como sea, tienes más muertes que yo y así no es divertido — Danielle soltó una risita
— Eres una llorona, solo sigue mis instrucciones y... ¡cuidado, te están atacando desde la derecha!
A pesar de sus intentos por seguir las instrucciones de Danielle, el instinto competitivo de Haerin siempre la llevaba a tomar decisiones impulsivas, lo que a menudo la ponía en situaciones complicadas dentro del juego. Pero en lugar de frustrarse, Danielle encontraba esa torpeza adorable.
— No sé si soy mala en esto o si simplemente tú eres demasiado buena — dijo Haerin, después de un fracaso particularmente gracioso.
Danielle se rió suavemente. — Eres perfecta así como eres, Haerin. Y eso es lo que importa.
Aunque Haerin no podía verla, sintió el calor de esas palabras a través de la pantalla.
Digamos que Kang Haerin se consideraba a sí misma como una persona muy introvertida, alguien tranquila y un poco vergonzosa para recibir halagos o lanzar comentarios coquetos. Algo que muy por el contrario ocurría con Danielle Marsh ya que era alguien extrovertida, sin miedo a decir lo que pensaba o sentía, lanzando comentarios coquetos disfrutando así del rubor que siempre aparecía en las mejillas de Haerin y la torpeza inocente que venía después. Se había convertido en su reacción favorita.
Pasaron las horas entre risas, juegos y conversaciones triviales. La noche no se detuvo y ambas permanecieron conectadas disfrutando de la compañía del otro lado de la línea, esperando que ese fuera el comienzo de una amistad lo suficientemente duradera como para conocer mejor a la chica que reía detrás de aquella pantalla.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro