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Capítulo 6.

Después de cenar la glamurosa cena -nada glamurosa en realidad- de Niall, Harry vuelve a su habitación, esta vez con una sonrisa enorme ya que sus amigos se encargaron de levantar su ánimo, y por esa razón los ama tanto.

Sin pensarlo dos veces, saca el papel arrugado del bolsillo de su vaquero ajustado, y ve el número de Michael por un segundo antes de tomar su teléfono y marcar los números. Después del tercer timbrazo, la voz ronca de Michael atraviesa el auricular.

—¿Hola? —Harry toma una larga respiración antes de responder.

—Michael, hola, soy Harry. —Dice sintiéndose tonto por no elegir otras palabras, no es como si pudiera haber elegido unas mejores, es lo único que podría decir.

—Oh sí, eres ese adorable chico de rulos que conocí en el restaurant. —Sonríe tímidamente ante el lindo apodo que le puso.

—Sí, soy yo, a menos que hayas conocido a más chicos durante el día de hoy. —Se muerde las uñas esperando una respuesta negativa.

—Claro que no, en realidad no me gusta salir mucho, por lo que no tengo el lujo de conocer chicos diariamente. Hoy sólo tuve suerte de conocerte. —Su sonrisa se amplía, con el corazón golpeando fuerte en su pecho. Nadie le había hablado tan bonito desde hace mucho tiempo—. ¿Harry, sigues allí?

—Sí, lo siento, siento mucho haber llamado tan tarde, tal vez ya estabas dormido, lo lamento mucho. —De verdad siente culpa, no le gusta molestar, y él siempre piensa que es una molestia para todo el mundo que lo rodea.

—No, no estaba dormido, no te preocupes. En realidad pensé que no me llamarías, lo cual era una pena porque en verdad me gustaría salir contigo otra vez. —Harry quiere gritar, tal vez debe dejar de ilusionarse con palabras bonitas.

—Mañana. Podemos vernos mañana. —Sugiere—. Voy a la academia de danza, y después tengo dos horas libres antes de entrar al trabajo.

—Me parece perfecto, quisiera verte bailar. —Harry se sonroja, pero no deja de sonreír.

—Puedes entrar a verme bailar, la instructora de baile permite visitas, le diré que vienes conmigo. —Responde con entusiasmo. Escucha una risita del otro lado de la línea antes de que Michael vuelva a decir algo.

—Estaré allí, no me lo perdería por nada del mundo, lindo Harry.

                             ×××

Al día siguiente Harry sale del apartamento, no sin antes bañarse y rociarse perfume. El perfume de Louis.

Se encuentra con Michael en la entrada de la academia, este tiene un hermoso oso de peluche en sus manos y se lo ofrece a Harry cuando está parado frente a él.

—Es hermoso, gracias. —Dice risueño sin apartar los ojos del peluche.

—Tú eres hermoso. —Levanta la mirada hacia Michael.

—Entremos. —Toma su mano y lo arrastra hasta el interior del salón.

Mientras Harry se prepara en el vestidor, deja el peluche sobre la banqueta, y le sonríe como si se tratara de una persona. Se coloca sus medias, su lycra, y sus zapatillas de ballet. Está muy feliz, hasta que Brianna y sus amigas odiosas entran al vestidor. Harry toma su peluche con fuerza y las mira frunciendo el ceño.

—Pero si es el consentido de la instructora. —Se burla Brianna—. Ugh, ¿qué asqueroso perfume estás usando? —Harry baja la mirada.

—No es un asqueroso perfume, es Chanel, y huele mucho mejor que el tuyo. —Y lo dice en serio, Harry odia el perfume de Brianna, tiene olor a zorra. No va a permitir que nadie critique su nuevo perfume, porque Louis se lo obsequió, y no necesita la opinión de Brianna, es perfecto para él. Ella siempre está celosa de Harry por ser el favorito de la instructora y bailar mejor.

—Sí, seguro, tú no puedes pagar un perfume Chanel, está fuera de tu... Presupuesto. Igual que está fuera de tu presupuesto comprar unas nuevas zapatillas, porque esas que tienes ya están muy usadas. —Sus amigas comienzan a reír escandalosamente, mientras Brianna sonríe triunfante.

—Puedes decir lo que quieras, no me importa. Sólo estás envidiosa porque no serás la figura principal en el baile, y yo sí. —Harry se levanta y sale de los vestidores moviéndose con estilo.

Michael está embobado mirando como Harry hace giros, saltos, volteretas, y toda clase de pasos bien estructurados. Brianna no deja de mirarlo con envidia, no puede negar que el chico baila hermoso y ni siquiera tiene que esforzarse, todo le sale natural, y sus expresiones son perfectas con la coreografía. Harry es feliz bailando, es su pasión, quisiera que el baile fuera una profesión y pudiera dedicar toda su vida a ello, pero sabe que no todo puede girar alrededor del baile, no cuando estás en banca rota.

Michael lo invita a comer helado luego de terminar la clase, y Harry acepta encantado. Todavía no tiene quejas de Michael, es un chico atento, lindo, inteligente, y romántico. Todo lo que Harry busca en un chico.

Cuando Harry llega a la mansión Tomlinson, Jimena lo recibe en la puerta.

—Hola Harry, lindo peluche. —Comenta mirando el peluche en los brazos del rizado.

—Buenas tardes, Jimena, gracias. —Responde sonriente mientras se adentra en la mansión.

No ve a Louis, y tampoco escucha su voz por las siguientes cuatro horas, lo cual le facilita el trabajo ya que prometió evitarlo por completo.

Entra en la habitación de Ross para recoger su excremento, lavar el piso y cambiar su comida, y no pasa ni un minuto cuando su alergia comienza a molestarlo.

Louis ha llegado de su práctica de fútbol como todos los jueves, está sudado, encima su novia había estado abrazándolo, y ahora tiene el olor de su perfume impregnado en su ropa. Se siente asqueado y sucio. Tiene picazón, y sólo quiere deshacerse de su ropa y meterse en la ducha.

Cuando se acerca a su habitación escucha una serie de estornudos del otro lado del pasillo, justo en la habitación de su mascota. Los estornudos no se detienen, y Louis sabe que se trata de Harry. Rápidamente cambia de dirección y se dirige al baño principal, abre uno de los gabinetes donde guarda sus medicamentos y toma una pastilla.

Atraviesa el pasillo nuevamente y abre la puerta de la habitación de Ross. Ve a Harry arrodillado frente a la comida del cachorro, demasiado débil y con la nariz roja, y se acerca corriendo hasta él.

—Hey, ven aquí. Ven, no puedes seguir haciéndote daño de ésta manera. —Harry levanta la mirada hacia Louis, y Louis lo toma con cuidado para ponerlo de pie—. Ten, esto te servirá. Es un anti-alérgico. —Le ofrece la pastilla y Harry la toma con su mano temblorosa.

—G-gracias —Otro estornudo. Louis no puede ignorar el dulce aroma que desprende su cuerpo. Harry está usando el perfume, y están muy cerca el uno al otro como para que Louis no pueda notarlo. En lugar de retroceder se acerca mucho más para respirar el olor del chico.

Harry traga la pastilla con saliva ya que Louis no le ofreció nada para beber, y no era su obligación de todos modos, así que no lo culpa.

—Si ya terminaste aquí puedes salir. —Dice Louis. Harry niega con la cabeza.

—Tengo que llenar su plato de comida. —Señala el plato vacío de Ross.

—No te preocupes, yo lo hago. ¿Vas a la cocina? —Harry asiente con la cabeza.

Louis no lo piensa, él simplemente se deshace de su uniforme deportivo, se quita la camisa y el short con rapidez, y hace una bola con ellos antes de entregársela a Harry.

—¿Puedes meter la ropa en la lavadora cuando bajes?

Harry no puede respirar. El aire ha abandonado la habitación. Su nariz congestionada ahora está mucho más congestionada lo cual le hace imposible poder respirar. Louis se ha quitado la ropa frente a él, y se ha quedado en bóxer blancos y sus tenis deportivos. Harry está atónito. Cómo se atreve.

—¿Te sientes bien? ¿Necesitas otra pastilla? ¿Puedes respirar?

Su cuerpo está tonificado y bronceado, sus muslos son extremadamente voluptuosos, sus músculos son, oh Dios...

—¡Harry, despierta! Creo que necesitas un inhalador, iré por uno. —Louis está a punto de salir de la habitación cuando Harry lo detiene.

—¡NO! Estoy bien, lo siento, es mi alergia, pero creo que la pastilla ya hizo efecto. Muchas gracias. Meteré tu uniforme en la lavadora. —Louis frunce el ceño, confundido.

—¿Seguro que te sientes bien, Harry? Estás pálido, y hace segundos no podías respirar. —Harry le arranca la ropa de los brazos, en un impulso por tocar su ropa impregnada a sudor, y a fragancia de Louis.

—Estoy bien, la pastilla hizo efecto rápido. Gracias.

Sale de la habitación tan rápido como una bala. Oh por Dios, ¿cómo puede evitar a Louis cuando él se quita la ropa frente a él sin previo aviso? Harry no puede soportar esto. Es un castigo. El simple hecho de que Louis sea heterosexual ya es un castigo bastante grande, pero esto ha llegado muy lejos. Harry tiene que decirle que es gay, antes de que Louis sienta demasiada confianza como para quitarse los bóxer, eso si sería el fin de Harry. No puede torturarse de esta manera, acabará con su cordura.

Michael. Piensa en Michael. Todo va a salir bien. Louis no existe, Louis no existe...

Al llegar a la cocina nota que no hay nadie, y no puede resistir el impulso de oler la ropa de Louis y aspirar el aroma hasta drogarse con su olor, aunque un olor peculiar lo decepciona. Perfume de mujer. Louis estuvo con una mujer. Ese olor... Seguro estuvo con una zorra, pero Harry no es nadie para reclamarle. Sólo tiene que hacer su trabajo, que es meter la ropa en la lavadora, pero seguro se va a encargar de aplicarle una gran cantidad de suavizante para deshacerse del asqueroso olor a perra que está impregnado en el uniforme del castaño. Harry siente muchos celos, demonios, tantos que quisiera quemar la ropa.

Después de sacarla de la lavadora, la huele, y puede sonar muy descabellado, pero Harry puede oler ese asqueroso perfume todavía. No es posible.

Coloca la ropa en el fregadero y comienza a refregar con un cepillo y jabón, con mucha fuerza.

—¿Harry, qué estás haciendo? No tienes que lavar la ropa a mano, hay una lavadora. —Harry levanta la mirada hacia Jimena, sin dejar de refregar.

—Sí, pero la lavadora no funcionó, este uniforme tiene muchas manchas. —Miente, las manchas ya se quitaron a la primera lavada.

—Eso no va a servir de mucho, a Louis le encanta revolcarse en el lodo siempre que juega fútbol, literalmente. La próxima semana tendrás que volver a quitar las manchas.

Prefiero que se revuelque en el lodo, a que se revuelque con una zorra, piensa.

—No me molesta volver a lavarla, es mi trabajo.

Harry se asegura de que el olor se haya ido, y entonces mete el uniforme en la secadora mientras se distrae fregando las vajillas de la cocina y los trastes sucios. Cuando la secadora se detiene, Harry saca el uniforme, lo dobla y sale de la cocina. No debe llevársela él mismo, pero quiere una excusa para volver a ver a Louis, así que decide llevársela a su habitación.

—Hey, ¿ya está listo? —Pregunta Louis, sorprendido cuando abre la puerta, por suerte ya está vestido. Harry asiente con la cabeza tendiéndole el uniforme—. Eres genial, en serio eres muy rápido. —Dice tomando la ropa doblada de las manos de Harry—. Muchas gracias, Harry. —Sonríe arrugando los ojos. Harry nunca había visto a un chico tan encantador.

—No es nada. —Responde con simpleza. Está a punto de irse cuando la voz de Louis lo detiene.

—Harry, lamento mucho haberme comportado como un idiota cuando recién llegaste aquí. —Harry gira sobre sus pies para quedar frente a él—. Si te gusta limpiar está bien, no debí juzgarte, mi madre siempre me habla sobre la igualdad de géneros, y a veces se me hace muy difícil recordarlo. —El menor sonríe sintiendo una alegría desbordante en el pecho—. Tú apenas llevas tres días aquí, y puedo asegurar que has sido más eficiente que cualquier mucama que hayamos tenido en esta casa. Eres increíblemente rápido, no te molesta tener que limpiar muchas veces el mismo lugar, haces la limpieza con una sonrisa plasmada en tu cara, y ni siquiera tu alergia puede detenerte de seguir trabajando. Mi madre hizo un buen trabajo contratándote. Eres grandioso. Nunca te vayas. —Dice con sinceridad.

Harry está gritando en su interior, todo lo que quiere es gritar a los cuatro vientos. Su felicidad es tanta que no cabe en su cuerpo y quiere dejarla salir.

—No me iré. Gracias Louis. —Dice mostrando sus hoyuelos, Louis también sonríe.

—Lamento hacerte sentir mal el primer día, no soy alérgico a ti, tacha eso de la lista. —Harry está tan feliz que no puede detenerse cuando abraza a Louis, lo abraza con fuerza, y el mayor sólo le devuelve el abrazo pensando que ha sido tierno.

—Sabía que no eras tan malo. —Se le escapan las palabras y ahora se siente avergonzado. Louis frunce el ceño cuando Harry se aleja—. Lo siento.

—Está bien, cualquiera hubiera pensado eso si lo hubiese tratado como yo te traté. No me ofendes, no te preocupes. Ahora no te quitaré más tiempo, sigue trabajando. —Dice sonriendo de lado.

—Sí, gracias.

Louis no puede guardarse sus palabras cuando dice—: Y Harry, realmente no sabes cuánto me gusta tu perfume. —Y el menor se sonroja, pero inmediatamente le da la espalda y camina en dirección a las escaleras para que Louis no pueda ver sus vergonzosas mejillas débiles.

Eso fue muy lindo por parte de Louis, era todo lo que necesitaba Harry; una disculpa.

No puede borrar la sonrisa de su rostro hasta que vuelve al apartamento donde vive y ve a Michael charlando con Jenn. Demonios, había olvidado a Michael, había olvidado que lo invitó a cenar. Había olvidado todo, menos a Louis. Nunca olvida a Louis, está en su mente día y noche. El problema es sacarlo de su mente.


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Holis guap@s ❤

¿Desde cuándo shippean Larry?

Espero que les haya gustado el capítulo de hoy. Besos xx

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