Capítulo 4.
Harry estira su pierna lo más alto que puede, esforzándose por no pensar en Louis. No debería pensar en su jefe cuando está en clases de ballet, y lo sabe, pero simplemente no puede evitarlo. Hace un relevé frente al espejo cuando la instructora se lo pide, y está seguro que jamás había hecho un relevé tan malo en su vida.
—Harry, estira bien esa rodilla, ese relevé está muy flojo, ¿qué pasa contigo? Eres mi mejor bailarín y ya he tenido que corregirte tres veces el día de hoy. —Harry suspira profundo mientras la instructora le llama la atención.
—Lo sé, lo siento mucho señorita Collin, estoy distraído. —Responde sintiéndose apenado mientras las chicas a su alrededor siguen estirándose y haciendo calentamiento antes de empezar la clase del día. Harry no es el único chico en el salón, hay otros dos, pero ninguno tiene tanta experiencia como él.
—Pues concentrate, vamos a crear una nueva rutina de baile, tendremos una competencia en tres semanas. Te necesito enfocado, serás la figura principal. —Harry asiente con la cabeza antes de hacer otro relevé frente al espejo, y otro, hasta quedar satisfecho con el resultado.
Harry siempre ha trabajado para pagar sus clases de ballet en una de las mejores academias de la ciudad, tiene dos años desde que estudia allí. Su madre siempre estuvo en desacuerdo con su decisión de ser bailarín, dice que el ballet no es para chicos y que su hijo debería ser deportista en lugar de usar lycras y danzar en un escenario igual que una chica. Una de las muchas razones por la cual Harry no vive con su madre, ella no acepta su manera de ser, y él odia ocultar las cosas que le gustan. Nunca salió del closet, porque nunca estuvo dentro del closet, siempre fue natural -naturalmente gay- y nunca intentó ocultárselo a nadie, nunca se sintió avergonzado por ser así. Antes de que su madre sufriera un infarto por su culpa decidió mudarse a los dieciséis años, así no tendría que discutir con ella diariamente por ser diferente.
—¿Harry, quisieras venir con nosotras a tomar unos tragos? Habrá chicos lindos que Olga invitó. —Velerie habla con calma, pero Harry apenas puede concentrarse en lo que dice.
—Uhmm sí, pero no puedo ir, tengo que trabajar. —Logra encontrar una excusa para no ir con ellas. No es que no quiera ir, es que no tiene ánimos para divertirse.
—Sólo serán pocos tragos. —Insiste ella, jugueteando con un mechón de cabello y mascando chicle.
—Debo entrar a la 1:00 pm. —Observa su reloj, son exactamente las 11:00 am. Se maldice mentalmente.
—Aún tienes mucho tiempo, estarás libre a esa hora. Vamos, necesitas un novio, has estado desmotivado últimamente. —Lo toma del brazo para arrastrarlo con todas las chicas a la salida.
Harry trata de convencerse a sí mismo que necesita un tiempo de diversión. Necesita olvidar a Louis, sólo es otro chico heterosexual del montón, no va a cambiar su manera de ser. Es mejor no hacerse falsas esperanzas. Tal vez sea buena idea conocer chicos nuevos. Chicos nuevos gays.
Al entrar en el restaurant se encuentra con el otro grupo de chicas de la academia reunidas, también hay tres chicos que no ha visto nunca, son realmente hermosos, no puede negarlo. Mientras camina en dirección a la mesa que comparten, nota la mirada de uno de los chicos sobre él. Lo mira con una sonrisa lasciva y Harry no puede evitar que sus mejillas se enciendan al instante. Así es Harry siempre que entra a un lugar, atrae todas las miradas con su presencia, y es que él es un encanto, no puede pasar desapercibido.
—Chicos, éste es mi amigo Harry. —Lo presenta Valerie. El chico que no ha despegado los ojos de Harry se pone de pie y extiende su mano hacia él.
—Soy Michael. —Dice sonriendo, y todo el cuerpo de Harry se estremece al escuchar su voz grave. Tiene unos hermosos ojos grises, su cabello es negro con algunos reflejos rojos, y tiene un atractivo piercing en su labio inferior. Es muy hermoso, sin duda.
NO VUELVAS A CAER. Dijiste que no volverías a enamorarte a primera vista. Reacciona Harry. Grita su subconsciente.
—Hola. —Responde estrechando la mano cálida del chico. Él no afloja su mano rápidamente y Harry se siente débil con cada apretón que le da, hasta que finalmente lo deja ir.
—¿Harry, quieres pedir una bebida? —Pregunta Olga. Harry está a punto de responder cuando el chico de antes lo interrumpe.
—Yo pagaré sus bebidas. —Todas las chicas observan a Harry con una sonrisa pícara, y él sólo quiere matarlas por avergonzarlo de esta manera.
—Sólo tomaré agua, gracias. No puedo llegar ebrio a mi nuevo trabajo. —Se encoge de hombros.
—Pide lo que quieras, no sientas pena de pedir algo más. —Ofrece Michael. Harry vuelve a sonrojarse.
No habla durante todo el tiempo que permanece en la mesa escuchando las conversaciones de las chicas, tomando jugo de manzana. Se siente incómodo con ese chico Michael mirándolo todo el tiempo. ¿Qué le pasa? Parece que no conoce el concepto de espacio vital porque cada vez roza la mano de Harry por encima de la mesa cuando va a tomar su bebida.
—Debo irme, ya casi es hora de entrar a mi trabajo. —Se excusa, poniéndose de pie. Se despide de las chicas con un beso en la mejilla, y con un saludo de manos a los chicos nuevos. Por supuesto Michael se pone de pie para acompañarlo a la salida del restaurant.
—¿Llevas mucho tiempo soltero? —La pregunta lo toma desprevenido. Él se detiene para mirarlo.
—Algo así, en realidad no he contado los días. No me preocupa estar soltero a decir verdad. —Michael sonríe.
—Pienso igual... ¿Quisieras intercambiar números?
Harry lo piensa por un buen tiempo. No va a liarse con el primer chico que trate de coquetear con él, no, el chico deberá esforzarse para conquistarlo de la manera antigua. Además no puede confiar en un extraño, ya tuvo una mala experiencia con su novio anterior, Jacob, Harry lo llegó a amar demasiado, pero lo descubrió con una chica en su habitación, haciendo eso. Resultó ser heterosexual, sólo fingió todo para estar con Harry y satisfacer sus necesidades sexuales con él, nunca le presentó a su familia o amigos, lo mantuvo escondido todo el tiempo, literalmente lo usó como una muñeca inflable, sólo cuando necesitaba. Nunca podrá olvidar eso. Harry no busca una aventura con cualquier chico, él busca amor verdadero, alguien que valore sus sentimientos y lo trate con amor, que le compre flores y lo lleve a citas. No quiere sentirse nunca más como una muñeca inflable reemplazable.
—Dime cuál es tu número, te llamaré. —Dice al final. Michael parece decepcionado.
—¿Seguro me llamarás? Conozco ese truco. —Harry se muerde el labio.
—Seguro lo haré. —Miente.
Michael escribe su número en un papel y se lo entrega, no sin antes rozar su mano con delicadeza.
—Esperaré tu llamada, lindo Harry. —Susurra en su oído, llevándole escalofríos por la espina dorsal. Harry retrocede rápidamente.
—Adiós Michael. Gracias por las bebidas. —Dice antes de marcharse.
Camina con rapidez viendo la hora en su reloj cada vez acercándose a la hora de entrada. No quiere llegar tarde, necesita el trabajo más que nada, quiere conservarlo, y no tiene nada que ver con Louis, está encantado con la casa, eso es todo.
Observa el papel en su mano y se debate entre tirarlo a la basura o conservarlo. Tal vez ese chico Michael no tiene malas intenciones con él después de todo. No todos los chicos son como Jacob. ¿Debe darle una oportunidad?
Guarda el papel en su bolsillo y toca el timbre cuando está frente a la puerta de la mansión.
—Llegas cinco minutos tarde. Es tu primera falta. —Louis lo recibe, mirando su reloj, evidentemente enojado por su retraso de cinco minutos. Harry siente sus rodillas temblar, no sabe si es por la caminata, o por Louis. Trata de convencerse de que es la primera.
—Hola William. —Saluda fríamente. Louis frunce el ceño.
—¡Hey! Mi nombre es Louis. —Corrige, porque realmente odia ser llamado por su segundo nombre.
—Pensé que tu segundo nombre era William. —Dice Harry, complacido por lograr molestar a Louis. En verdad parece molesto.
—Sí, lo es. Pero mi madre sólo me llama así cuando está enojada conmigo... —Observa a Harry con los ojos muy abiertos—. Espera. ¿Estás enojado conmigo, Hernyl? —Harry suelta un bufido. Ni siquiera sabe su nombre, no se tomó el tiempo de recordarlo, ¿cómo pudo enamorarse de él? Qué completo idiota. Michael había recordado su nombre y sólo había sido mencionado una vez en la mesa. Eso le demuestra lo interesado que Louis no está.
—Mi nombre es Harry, no sé de dónde sacaste Hernyl. Eso ni siquiera es un nombre. —Responde irritado.
—Lo siento, no presté mucha atención cuando mi madre dijo tu nombre, estaba muy ocupado discutiendo con ella... Harry, ¿estás enojado? —Repite la pregunta.
—Sí. —Responde sin dudarlo. Louis tiene que saber que se ha comportado como un grosero, y Harry no está dispuesto a soportar su actitud engreída.
—Mierda. No me preparé para eso, pensé que dirías que no... —Lo interrumpe cuando lo ve muy preocupado.
—No tienes que hacer nada, sólo déjame. —Pone los ojos en blanco.
—¿Que te deje? Pero si no te estoy haciendo nada. —Harry lo mira indignado.
—Me estás hablando, dijiste que no querías que te hablara a menos de que fuera algo importante. Yo cumplo órdenes, déjame hacer mi trabajo. —Trata de entrar por la puerta, pero Louis no le permite la entrada, está atravesado en la puerta sin intenciones de moverse.
—Está bien, pero esto es importante. Debo mostrarte. —Harry entrecierra los ojos.
—¿Me lo muestras y después me dejas trabajar? —Louis asiente con la cabeza, aliviado.
Lo sigue por las escaleras hasta su habitación. Louis camina hacia su peinadora y toma una caja en sus manos. Harry entiende de qué se trata al instante que ve la caja. Es un perfume.
—Esta mañana compré el perfume para mi novia. Quiero que me des tu opinión. —Harry suspira profundo. ¿Cómo se le ocurrió la idea de ayudar a Louis con su noviazgo?
Extiende la caja hacia Harry y él la toma con cuidado, sacando el pequeño frasco de vidrio y llevándolo a su nariz para olfatearlo.
—Chanel con aroma a frutas tropicales. Me encantó. ¿Qué opinas tú? ¿Crees que pueda gustarle a ella? —Harry levanta la mirada para verlo.
—A mí me encanta el olor a frutas. —Dice simplemente.
—Yo no sé mucho de chicas, tal vez tú sepas más que yo. ¿Qué crees? —Ignora el hecho de que está insinuando que Harry piensa como una chica. Por supuesto que sabe mucho sobre chicas, todas sus amigas son chicas y siempre se rodea de ellas.
—Creo que le va a encantar. —Responde inspirando el olor del perfume por segunda vez—. Es exquisito. Por supuesto que le va a gustar. —Louis suspira profundo.
—Eso espero, no sabes todo lo que tuve que gastar. Fue muy costoso.
Decir que Harry siente celos es poco. Louis parece emocionado por el regalo para su novia, y gastó mucho dinero por un perfume que por cierto Harry le aconsejó comprar. ¿Cómo se le ocurre actuar de cupido en la relación de Louis? Doblemente idiota.
—Si eso es todo, ya debo irme. —Guarda el frasco de nuevo en la caja y se lo entrega a Louis.
—Está bien, gracias Harry. Te aumentaré el sueldo si funciona lo del perfume. —Promete. Harry alza la mirada, con sus ojos brillantes de la emoción, interesado en la oferta.
—Muchas gracias. —Louis sonríe ampliamente y Harry sale por la puerta.
Entra en su habitación y consigue una ropa doblada sobre la cama. Toma la ropa entre sus manos y suspira. Debe ser el uniforme, al menos no es un vestido y se siente aliviado por eso. Se libera de su ropa para usar la otra, el pantalón es bastante cómodo, le cuelga de la cintura con soltura, y la camisa es igual de cómoda. Se mira en el espejo y sonríe ansioso antes de salir de la habitación.
Se encarga de limpiar el espacio de Ross, cubriendo su nariz mientras limpia y la pequeña mascota salta alrededor de sus pies, jugueteando con él. Es muy tierno, lástima que Harry no puede acercarse tanto por su alergia. La habitación de Ross es igual de grande que la suya, y también hay un balcón donde puede tomar aire, cuenta con un closet y Harry no puede evitar asomar la cabeza para ver todos los trajes diminutos de distintos colores que guarda en él. Definitivamente es un cachorro con suerte, tiene más ropa que Harry, sin duda.
Al salir de la habitación de Ross, Harry se dirige a la habitación de Louis para limpiar allí, pero antes de tocar la puerta escucha unos gritos muy escandalosos provenientes de ahí. Su corazón se detiene al instante en que capta la voz de una chica. Al entender lo que sucede se aleja de la puerta rápidamente y baja las escaleras corriendo hasta llegar a la cocina. Jimena está cocinando algo cuando ve llegar a Harry, exhausto y algo pálido.
—¿C-cuándo se va? —Pregunta sin poder evitarlo. Jimena frunce el ceño.
—¿Quién, la novia de Louis? —Harry asiente con la cabeza tímidamente—. ¿Vas a limpiar su habitación?
—Sí.
—Pero ya lo hiciste ayer. Sólo debes limpiarla una vez a la semana, no necesitas limpiar las habitaciones diariamente, cariño. —Harry lo sabe, pero aún así quería una excusa para limpiar allí.
—Oh. Entonces voy a limpiar los pasillos. —Jimena asiente lentamente, sospechando de él.
—Claro.... —Él vuelve a tomar la escoba y se da la vuelta para salir—. ¿Harry?
—¿Sí? —Se gira para poder mirarla.
—Ella se va pronto. —Harry traga saliva.
—Está bien. Gracias.
De vuelta en el pasillo, vuelve a escuchar los gritos que salen de la habitación de Louis. No puede soportarlo, por esa razón vuelve a su habitación y busca en su bolso hasta conseguir sus audífonos. Los conecta a su teléfono y enciende la música para ocultar el sonido de afuera. Se siente mucho mejor.
Se distrae tanto limpiando el largo pasillo mientras escucha la música a todo volumen, que no se da cuenta cuando la chica sale de la habitación de Louis. Está de espalda cuando Louis toca su hombro. Rápidamente se quita los audífonos y los guarda en el bolsillo de su pantalón holgado. Louis está solo parado frente a él, con el ceño fruncido.
—¿Harry, por qué estás usando audífonos? Debes respetar tu horario de trabajo. —Harry baja la mirada.
—Perdón. Sólo no quería seguir escuchando los gritos de tu novia. —Louis se sonroja visiblemente ante el recuerdo de lo que hizo en su habitación con Brianna. Se siente avergonzado.
—Oh. En ese caso puedes usar tus audífonos el tiempo que quieras, lamento incomodarte con los gritos de mi novia. Olvida que esto pasó. —Habla con calma, Harry se siente agradecido.
—Sí. Gracias por dejarme usar mis audífonos. —Louis no responde nada y vuelve a su habitación.
Dos horas después Harry se encuentra limpiando el piso de abajo, ha trapeado por veinte minutos y aún no logra limpiar todo el piso. No se da cuenta cuando suena el timbre de la puerta y Jimena abre. Liam y Zayn entran a la casa y lo primero que ven es a Harry limpiando el piso con los audífonos puestos, ambos fruncen el ceño confundidos, están acostumbrados a ver chicas limpiando en la casa de Louis, pero ver a un chico es totalmente extraño. Jimena no dice nada al respecto dejándolos con la duda, pero ellos no pueden quedarse con la duda, así que suben las escaleras con rapidez para interrogar a su amigo.
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