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Se suponía que Rafa era el mayor, pero ¿dónde estaba el protector ahora?

Claro que el único que lo culpaba de lo que pasó con Donnie era él mismo, no fué más que un accidente, pero eso no evitaba que se sintiera como un hermano horrible, todo su orgullo, su confianza, se ahogaban entre esos pensamientos negativos. Le temblaban las manos de solo pensar estar en la misma habitación que Donnie y le avergonzaba levantar la vista cuando todo esto había sido por su culpa para empezar.

Donnie debía descansar para recuperarse, así que su padre les pidió que no lo visitaran hasta el día siguiente, les habló de lo que le había pasado y sobre su caparazón, haciendo especial énfasis en que no debían jugar de esa forma con su hermano y que a partir de ahora debían, entre todos, cuidar que no se hiciera daño. Pero no le dijo nada al rojo, no le dijo que no era su culpa, ni que estaba enojado con él, simplemente lo miró con una mueca indescifrable y se fué.

Ahora Rafa se encontraba afuera del cuarto donde Donnie dormía, sentía el sudor en sus palmas y un extraño temblor en las piernas. Ya habían pasado tres días y tanto Leo cómo Mikey habían ido a ver cómo estaba, pero él tenía miedo de ir, tenía miedo de que no lo perdonara, o tal vez, tenía miedo de ver lo que había provocado. Sin querer se le escaparon un par de lágrimas, apoyó su caparazón contra la pared y se dejó caer hasta suelo cubriéndose el rostro con las manos.

-¿Raphie?- Rafa levantó la cabeza de golpe, casi golpeándose contra la pared detrás de él -Rafa puedo olerte desde aquí- escuchó, Donnie le hablaba desde detrás de las cortinas, tal vez incluso lo oyó llorar- ven por favor- agregó después de que su hermano se quedara congelado en silencio con la esperanza de que creyera que se había ido.

Rafa se limpió las lágrimas y se sorbió los mocos tratando de lucir un poco más decente, aún no estaba seguro de querer entrar, pero Donnie esperó pacientemente hasta que se animó y asomó la cabeza.

-¿Donnie?

-Acércate, no te veo- mientras se acercaba a la cama notó que su hermano no tenía sus lentes puestos, seguramente Splinter se los quitó para asegurarse de que no se levantara, Donnie se encontraba boca abajo, con la cabeza sobre una almohada y esos ojos nublados mirando en algún lugar en su dirección. Se quedaron un rato en silencio, Rafa haciendo todo lo posible para no verlo directamente mientras que su hermano se esforzaba en enfocar su rostro y tener una impresión más clara de las emociones del rojo- Mira Raphie- dijo dándose por vencido, tomó la sábana que lo cubría desde un lado y la quitó de su espalda con algo de dificultad, los vendajes no alcanzaban a cubrir todo su caparazón por lo que el mayor tenía un claro ejemplo de lo que esos trozos de gasa resguardaban, quiso vomitar, quiso salir corriendo, pero no lo hizo- ¿vez estas manchas algo marrones? yyyy ¿estas verdes de aquí?- Rapha asintió a punto de romper a llorar nuevamente-Significa que me estoy curando, y más rápido de lo normal, seguramente por la mutación, aún tengo que hacer varias pruebas de eso- Rafa quitó su vista del caparazón de Don confundido- Pronto voy a poder levantarme sin problemas y las manchas se desvanecerán.

-...

-...¿Qué tienes? Sabes que no veo muy bien sin mis lentes, pero distingo colo- Rapha estampó su nariz contra el colchón chirriando y apretando los ojos, apoyó sus manos empuñadas a los lados de su cabeza, muy cerca de Donnie, pero sin tocarlo en lo más mínimo.

-¡Lo siento!- gritó ahogando su llanto en la cama- ¡Perdóname, no quería, lo siento mucho!- Donnie tomó una de sus manos con gentileza y dejó que su hermano llorara un tiempo antes de hablar.

-No fue tu culpa, fue un accidente- Rafa negó y siguió llorando, Donnie no sabia que decir, las emociones no son lo suyo, eso es cosa de Mikey, pero está consciente de que él mismo debía solucionar esta situación, solo tenía que hacerle saber a su hermano mayor que no fue su culpa que- tu jamás me harías daño- Rafa negó otra vez.

-Pero te hice daño Donnie, Rapha te hizo daño, estás herido- su voz sonaba muy fuerte para sus oídos, pero quejarse no era lo más importante en este momento.

-¿Tu querías hacerme daño?

-NO!!- se apresuró a contestar.

-¿Y eso cómo se llama?- trató de apelar al lado lógico de su hermano mayor- se llaaama?- le dio un segundo más a ver si lo decía él mismo- Accidente- Donnie tomó la cabeza de su hermano mayor con ambas manos sintiendo la humedad de sus lágrimas, trató de no hacer ninguna mueca por ello y le sonrió, una sonrisa muy tenue, apenas si se notaba, pero estaba ahí.

Rafa dejó de llorar y se inclinó hacia el más pequeño un poco más tranquilo.

-Lo lamento.

-Te perdono, ya no hay nada más que hablar al respecto- Donnie siempre había hablado tan extraño, Rafa rio espantando la culpa que tenía en el pecho- ¿cómo te sientes hermano mayor?

-jeje, no sé si merezco ese nombre.

-A mi me parece que es más un título que un nombre- dijo Donnie- uno del que no te puedes librar fácilmente.

-Tendré más cuidado a partir de ahora, jamás les voy a hacer daño.

-Se que no lo harás- bostezó- eres demasiado bueno.

Rafa se quedó en la habitación, con medio cuerpo apoyado en la cama, hasta que Donnie se quedó profundamente dormido, solo entonces se levantó y se ofreció personalmente para llevarle la cena esa tarde.

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Tenían diez años y la guarida era cada vez más grande y parecida a un hogar, Donnie instaló su propio laboratorio en uno de los tubos del drenaje con el permiso accidental de su padre y comenzó a trabajar más a fondo en sus propias habilidades, sí, ya no podía hacer lo mismo que sus hermanos, no podía jugar con ellos cómo antes, lo tenía prohibido y tuvo que acostumbrarse a ello, pero él también tenía sus formas de entretenerse.

Aprendió todo lo que pudo; desmontando los electrodomésticos y volviéndolos a armar, leyendo los pocos libros que su padre le conseguía o experimentando con las herramientas que Splints guardaba en el closet de su habitación, destornilladores, alicates, soldador, cualquier cosa que encontrase. Claro que lo descubrieron cuando apareció con una quemadura en la mano y una trizadura en sus lentes, pero cometer errores es parte del proceso y Splinter le permitió continuar, después de todo el roedor sabía que no podía enjaular el ingenio de Morado, era más inteligente que él, encontraría una forma de seguir trabajando en sus cachivaches.

Ahora, teniendo eso en cuenta se instauraron una serie de reglas:

1.- Siempre trabajar con protecciones, ya sea guantes, gafas o lo que fuese necesario.

2.- En caso de cualquier incidente, sea rasguño, quemadura, corte o cualquier otra cosa DEBÍA decirle a Splinter o a sus hermanos mayores.

3.- No está permitido trabajar de noche.

4.- No utilizar partes de los electrodomésticos del hogar para sus proyectos (sobre todo el tostador y el microondas).

5.- La puerta siempre debe estar abierta.

Donnie no tuvo más remedio que aceptar estas reglas si no quería tener problemas y continuó con sus juguetes, pero los materiales son escasos aquí abajo, ha leído los mismos libros una y otra vez, recogido cada pieza de metal que arrastra el desagüe y simplemente no es suficiente. Quiere ir arriba, seguro encontrará lo que necesita ahí.

Por suerte el no era el único que quería ir arriba, una tarde mientras Leon lo acompañaba en su laboratorio el azul le comentó que de seguro habían muchas cosas geniales allá en la superficie, cosa que Donnie tomo como una oportunidad para deslizar ideas traviesas en el cerebro de su querido gemelo.

-Seguro que sí, me encantaría ver las luces de Nueva York en persona- no era precisamente la cosa que más le emocionaba, pero seguro que Leon querría ver algo así, lo supo por la forma en que sus ojos brillaron en la oscuridad- los humanos tienen de todo, más de lo que necesitan- añadió- ojalá pudiésemos hacer una... "expedición a la superficie" y explorar.

Explorar, expedición, SUPERFICIE, woooohoho, Leo quiere, no pudo dejar de pensar en ello en todo el día, hizo menciones de la idea repetidas veces, sobre todo a su hermanito menor, si lo convencía, entre los tres podrían poner a Rafa de su lado.

No fue tan difícil cómo creyeron y, sin muchas más preparaciones, salieron esa noche, Donnie se puso una chaqueta, Leo una bufanda, Rapha le puso un abrigo a Mikey y esperaron a que Splinter se quedara dormido para escabullirse por la alcantarilla y hacia arriba. Tras levantar la cubierta de metal observaron las preciosas luces nocturnas que se colaban en el callejón.

-WOOOW

-¡Qué brillante es!

-¡Es mejor de lo que esperaba!- los cuatro estaban fascinados con la vista y los sonidos, la música, las luces, todo les llamaba la atención.

-Recuerden chicos, manténganse juntos y que nadie los vea, los humanos son peligrosos- advirtió Rafa tomando la mano del más pequeño- sobre todo tú Mikey.

-Yo puedo ir solo Rafa- se quejó.

-Tal vez la próxima vez, pero hoy no.

-Mmmmmm, bueeeeno- Dieron varias vueltas por los callejones, no podían ir a la calle por nada del mundo, pero no les importaba, todo era una novedad en ese momento- Mira Rafa, un gatito- chilló Mikey soltándose de la mano de su hermano y brincando sobre el contenedor de basura para atraparlo.

-¡Mikey! ¡¿qué te dije?!- la tortuguita de caja atrapó al gato, pero cayó dentro del contenedor- ¡AH! MIKEY

-Estoy bien- dijo desde el interior del basurero- aquí huele muy feo :•

-Tranquilo hermanito, te vamos a sacar de ahí! Leo déjame subirme a tus hombros.

-¿Qué? ¿Por qué tienes que ir arriba?

-Porque soy el mayor, porque soy el líder y porque yo puedo levantar más fácil a Mikey.

-Pero...bua, cómo sea- Leo apoyó las manos en el contenedor y Rafa se le subió encima.

-No te muevas Leo.

-Pues disculpa- escupió- no estoy acostumbrado al peso de tu grandeza hermano.

-Solo quédate quieto, ven Mikey, dame la mano- viendo que sus hermanos estaban ocupados Donnie aprovechó de buscar algo que le sirviera, encontró algunos trozos de metal tirados cerca de unas bolsas de basura, los recogió y fue juntando todas las piezas interesantes que veía en el bolsillo de su chaqueta, o bueno, casi todas, algunas estaban demasiado cerca de la basura y les daba asco levantarlas. Siguió caminando con la vista en el suelo y la esperanza de encontrar algo útil- Vamos Mikey, deja el gato!

-Noo- negó haciendo un puchero, eso definitivamente le daba más tiempo para buscar, Donnie siguió caminando, recogiendo cables y tuerquitas, incluso encontró un celular entre la mugre (era uno de teclado, no es sorpresa que estuviese ahí). Se preguntó si habría una librería cerca, tal vez habrían libros en su basura, seguro que sí, Oh, le encantaría tener algunos libros nuevos.

Vio lo que parecía ser una calculadora vieja y corrió a buscarla, se agachó y la tomó con una sonrisa, pero esa sonrisita se esfumó al oír un ruido metálico y el sonido de una puerta abrirse a sus espaldas, se quedó completamente quieto, asustado de quien pudiese estar ahí, incluso por un instante creyó que no lo habían visto, lastima que no fue así.

-¿Eso es un maldito niño? Rory! Oye, ven, fíjate.

-¿Qué quieres?

-Hay un niñito aquí afuera- Donnie guardó la calculadora en su bolsillo, bajó la cabeza y trató de irse sin voltear, pero algo lo tomó de la chaqueta y lo detuvo- heeeeeey, ¿A dónde vas amiguito? ¿Dónde están tus papás?

-Suélteme- murmuró aún sin ver, no quería problemas, y sobre todo, no debían ver que era un mutante.

-Son las tres de la mañana- dijo la otra voz- no deberías andar por aquí solo- apestaba a humo de cigarro, seguramente el primer tipo había salido a fumar cuando lo vio.
Donnie tiró con fuerza, más de la que el tipo esperaba, y se soltó, pero tan solo avanzó un paso cuando lo tiraron hacia atrás, haciendo que callera de espaldas y algunos trozos que había recolectado con él- te estamos hablando tú QUÉ ASCO, ¿QUÉ ES ESA COSA?- okay, ya lo descubrieron.

Donnie levantó la vista para ver los rostros asqueados de sus atacantes, muerto de miedo- ¿Qué clase de duende es este?- se burló uno de ellos tomándolo de la mandíbula, Don siseó y le mostró los dientes tratando de espantarlo de alguna forma- parece una rana- Donnie actuó por instinto y le dio un zarpazo, marcando dos líneas rojas y profundas en el ojo de su agresor, quien tras soltarlo no perdió el tiempo y le devolvió un puñetazo-Agh! SUCIA PESTE- gruñó dándole una patada en el estómago, clavándole parte de lo que había recolectado en el abdomen.

-¿Estás bien?- le preguntó su compañero con una carcajada en el fondo de la garganta.

-¡Cállate!

-Si solo es una lagartija gigante- ahora era el otro tipo quien lo levantaba, le dolía el estómago y la mitad de la cara, sus lentes estaban en el suelo y un zumbido le impedía pensar con claridad- ¿Crees que valga algo?

-Más vale que sí- golpeó a Donnie una vez más haciendo que chirriara de dolor.

-Hey, no dañes la mercancía!

-Vale lo mismo muerto, mira lo que me hizo!- Donnie trató de patalear y golpear, pero quien lo tenía estaba preparado para los zarpazos y los sostenía a una distancia prudente. A esta altura no podía hacer más que chillar con la esperanza de que su hermano mayor lo escuchase- Haz que se calle o te juro que lo mato- advirtió.

-Ya cálmate, hay que meterlo en algo, creo que tengo la jaula vieja de mi perro en alguna parte- se lo iban a llevar.

-¡RAFA!- gritó -¡RAFA! ¡LEO!

-¡Cállate!- El tipo lo sujetó del hocico apretándolo, pero Donnie se soltó y lo mordió tan fuerte cómo pudo, se le lleno la boca de carne y sangre, salpicando tanto sus ropas como las de los otros dos, un alarido no se hizo esperar y lo dejaron caer al suelo- ¡AH! ¡Pequeño pedazo de mierda!- Don sintió como le pisaban el caparazón con fuerza, solo pudo atinar a encorvarse y proteger su estómago, no sería capaz de pelear, estaba abrumado.
Cómo último recurso siguió llamando a su familia a todo pulmón, quizás se alejó demasiado y no lo podían escuchar, moriría en su primer viaje a la superficie.

Pero en medio de sus gritos un rugido potente, grave y espeluznante le devolvió la esperanza, lo siguiente que supo fue que uno de los tipos huyó mientras el otro era golpeado por su hermano, podía oír los puñetazos pesados retumbar contra la carne indefensa, a su edad era casi del tamaño de un humano adulto, y estaba motivado por la rabia y el instinto, lo que lo hacía doblemente peligroso. Su saco de boxeo dejó de hacer sonidos hace rato, pero aún respiraba, solo tenía unos cuantos huesos rotos y un rostro completamente desfigurado.

Donnie se desmayó de camino a casa y no estuvo presente durante el sermón de su padre, una sola cosa estaba clara, no le permitirán volver a salir, es demasiado peligroso para él.

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Se oculta en las grietas de las paredes*

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