prologue
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Aquella tarde, Edward había acordado llevar a su novia Rhea a casa para presentarla formalmente como su pareja ante sus padres adoptivos.
La pelirroja miró a su novio para después ver la casa de tres pisos enfrente suyo soltó el aire de sus mejillas quitando el miedo de su sistema.
Edward tomó la mano de la chica, abrió la puerta dejando que ella entrara primero. Rhea había conocido a Esme antes, pero aún no conocía al señor Cullen.
— Tranquila, le agradarás a Carlisle — murmuro Edward dejando la chaqueta de su pareja en el perchero. — ¿Qué esperabas? calabozos, ataúdes?
— Tal vez ataúdes — bromeó Rhea. — Y unas cadenas colgadas de las paredes, pero calabozos no.
Edward se rio por la imaginación de su pareja, caminaron dirigiéndose a las escaleras para subir al segundo piso.
Los dos siguieron su trayecto hasta la cocina donde estaba el resto de la familia. Un aroma de comida llegó a las fosas nasales de la pelirroja dejándose ser guiada por el cobrizo.
— Ya llegaron — murmuró Rosalie con emoción para dejar un refractario circular en la barra de la cocina.
Cuando Rhea y Edward entraron, la rubia fue la primera en abrazarla.
— Me encanta esa blusa — alago la rubia a la pelirroja.
— Cuando quieras puedo prestártela — sonrió Rhea.
Emmett se acercó a la joven pelirrroja abrazándola levantándose un poco del piso para después dejarla nuevamente. Esme se acercó a la chica besando su mejilla alegremente.
— Me alegra que tu padre te dejara venir, cariño.
— No le gusta que pase mucho tiempo sola en casa — confiesa Rhea. — Esme, papá dice que te veremos en la cena.
Esme Cullen mantenía una relación de un año con el padre de Rhea, Nathan Riggs. Se conocieron cuando Carlisle le pidió a Nathan que llevara unos expedientes a su casa, su conexión fue instantánea.
Todo indicaba que Nathan era el compañero de Esme.
Los últimos en entrar por una de las ventanas cercanas a una gama de los árboles, fueron Alice y Jasper.
— ¡Rhea! — la emoción en la voz de Alice fue notoria. Abrazo a la recién llegada. — Tu perfúmeme huele bien.
— Alice — intervino Carlisle.
La vampiresa de corte pixie se acercó a su pareja quien mantenía una distancia prudente de la joven Riggs.
— Hola Jasper — saludó la pelirroja.
— Jasper es nuestro nuevo vegetariano, aún le cuesta adaptarse — informó Carlisle a modo de disculpa.
— Es un placer conocerte, Rhea.
— Tranquilo Jasper, no le harás nada — hablo Alice intentando calmar la situación.
La pelirroja le sonrió un poco al empatico, un corto silencio se formó. El cobrizo pasó una mano por la cintura de su novia acercándola a él.
— Llevaré a Rhea a conocer el resto de la casa — informo Edward.
La pareja salió de la cocina dejando al resto del clan Cullen quienes estaban felices por la llegada de la joven Riggs continuaron con la comida para que ella pudiera comerla.
— Fue tan incomodo para ti como para mi — hablo Edward mientras subían las escaleras.
— Para nada, ahora imagina como será cuando conozcas a mi hermano — Rhea río al recordar a su hermano mayor quien seguía en New Orleans.
Rhea se detuvo al ver el cuadro de birretes de graduación que colgaba en una de las paredes.
— ¿Son birretes de graduación? — preguntó Rhea señalando la gran colección.
— Si, es una broma privada, tantas graduación — murmuro Edward con una sonrisa en sus labios.
— No es envidiable, repetir el bachillerato demasiadas veces.
— Si, pero mientras más jóvenes nos vemos, más tiempo podemos quedarnos.
La pareja continuó el recorrió, el cobrizo la llevó hasta su habitación dejándola pasar primero. La joven pelirroja miró la habitación encontrando desde múltiples pilas de libros, discos de música y una fotografía de una mujer.
— Edward, ¿quien es ella? — preguntó curiosa al ver la fotografía de una mujer que no aparentaba más de unos treinta años.
El mencionado se acercó hasta donde estaba su pareja descubriendo que miraba.
— Ella es mi tía Erin, era como mi madre — respondió el joven Cullen cambiando su tono de voz al hablar de su tía. — Murió hace tiempo.
— Me hubiera encantado conocerla.
Rhea dejó la fotografía de nuevo en su lugar sin querer averiguar más de ella, entendió por la forma en que Edward le respondió que era un tema doloroso para él.
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