xxxiii. infiltrada
capítulo treinta y tres:
infiltrada.
''A UNA SEMANA DESDE LA VICTORIA DEL GRAN EJÉRCITO DE MARLEY"
Leyna levantó la vista del periódico en sus manos, el Liberio a las afueras de Marley era un lugar mucho más grande de lo que parecía, su búsqueda de una semana finalmente la llevó hasta aquel sector a las afueras de Marley, esperando finalmente dar con el primer paso de su misión, localizar a Eren.
Para haber pasado solamente una semana avanzó bastante, pues tenía todo tipo de información de Marley y su gente, incluso pudo comenzar a escribir en su idioma, ya que llevaba aprendiendo con Yelena desde hace un tiempo.
Había buscado en cada rincón del lugar teniendo la suerte de no haberse topado con rostros conocidos como Reiner Braun, desde la zona de internamiento hasta los hospitales más pobres del Liberio, pero si lo que escuchó era cierto solamente quedaba un lugar por revisar, el hospital para soldados con trastornos mentales.
Leyna se preparó lo suficiente para infiltrarse en el lugar, así haya tenido que manchar su conciencia en el proceso.
—¡Señorita Ámbar!
Sus pensamientos salieron volando cuándo reconoció esa voz, la pelirroja preparó su mejor sonrisa para dirigirse al niño que corría hacia ella.
—Buenos días, Falco.
—Me alegra encontrarla—el niño se acercó con toda la inocencia del mundo reflejada en su mirada—. ¿Cómo se siente el día de hoy?
—Mejor que otros días, ya puedo recordar algunas de las calles, tus referencias son de gran ayuda.
—Eso me alegra—Falco sonrió con simpleza.
Leyna devolvió el gesto tratando de disimular su incomodidad. En cuanto llegó al Liberio, Leyna se cruzó con Falco Grice, un niño candidato a guerrero el cual creyó que estaba desorientada.
Es así que Becker decidió sacar provecho a la situación, después de todo era lo necesario para sobrevivir, y de esta forma, Leyna se convirtió en Ámbar, la exsoldado herida de Marley.
Falco creyó la historia sin represalia alguna, es por eso que utilizó esa inocencia para conseguir todo tipo de datos, desde localizaciones hasta nombres de los portadores de titanes.
—¿No te meterás en problemas?
—Descuide Ámbar, voy temprano a la práctica—respondió alegre—. Además logré perder a mi...
—¡Falco!—un tercer grito hizo que ambos voltearan a ver, se trataba de un muchacho aproximándose a ellos, inmediatamente Leyna notó el brazalete que portaba.
"Amarillo, candidato a guerrero".
—¡Señorita, lo lamento mucho! ¿Mi hermano está molestando?
—Para nada, Falco ha sido de gran ayuda los últimos días—la pelirroja extendió su mano pretendiendo una presentación—. Mi nombre es Ámbar.
—Colt, Grice—el soldado estrechó la mano de la chica, reflejando una sonrisa en sus labios, accidentalmente Leyna y él se miraron directamente a los ojos.
El muchacho tenía unos ojos color miel, la piel pálida y un cabello rubio bastante claro. Por otro lado, aquel soldado no pudo evitar observarla un poco más, había vivido en el Liberio toda su vida, y de haberla visto antes juraría recordar esos enormes ojos marrones, por no mencionar aquella cabellera naranja flamante oculta por un sobrero.
Grice carraspeó tratando de disimular aquel encuentro de miradas.
—Disculpa la molestia, no quisimos interrumpir sus asuntos.
—De hecho—la pelirroja notó que el joven no había levantado sospecha alguna sobre ella, podía sacar algo de provecho por ello—. Tengo un sentido de orientación terrible desde que regresé, Falco ha sido de gran ayuda pero ahora... no encuentro el hospital de enfermos mentales.
—Descuida, podemos acompañarte—inmediatamente Colt regresó hasta ella.
La pelirroja dio una sonrisa cerrada a el par de hermanos Grice.
El camino por el lugar fue más largo de lo que esperaba, Falco se molestó en volver explicarle cómo llegar sin perderse, ya había perdido la cuenta de las veces que escuchó esa explicación, pero no podía salirse del papel.
—Disculpa si sueno inapropiado—comenzó a decir el rubio mayor, mientras veían como Falco caminaba por delante—. Dijiste que no recordabas mucho el lugar ¿Tú también fuiste...?
—Sí, serví en la guerra—interrumpió ella—. Fui paramédico por cuatro años, sin embargo, no salí ilesa, problemas de memoria, no saben si fue ocasionado por algún golpe o cuestión psicológica, pero aquí estamos.
—El hecho de que hayas sobrevivido ya es muy admirable, Ámbar.
—Lo comprendo, pero ¿A qué costo? —soltó de forma suave, Grice agachó la vista—. Una memoria dañada, y rostros que no puedo recordar.
—Pues todos ellos estarían orgullosos de que acabamos con el enemigo.
—Sí, precisamente—respondió la pelirroja antes de posar su vista en el frente, mientras Colt paró frente a una institución, se trataba del hospital.
—Aquí es—informó el chico—. ¿Vienes a buscar a alguien?
—De hecho—la pelirroja volteó a verlo con una enorme sonrisa, demasiado linda para notarse que era falsa—. Soy voluntaria, es un ejercicio para mantener ocupada mi mente, no trabajo con medicamentos o jeringas, pero los superiores creen que ayudará.
—¡Oh! Eso es excelente—Colt devolvió la sonrisa de forma genuina—. Bien, de tener algún problema para llegar otra vez no dudes en buscarnos nuevamente.
—Lo haré, fue un placer—Leyna agitó su mano a forma de despedirse, los hermanos correspondieron causando una sonrisa en ambos.
Becker dio la vuelta regresando a su labor, realmente esperaba algún día poder olvidarlos.
A altas horas de la noche y de manera silenciosa, Leyna caminaba por los pasillos con dirección a una de las habitaciones, estaba en completa oscuridad, mientras un hombre de cabello largo y el cuerpo lesionado se encontraba sentado frente a la ventana sin emitir un solo sonido, por mera seguridad Becker llevaba entre su uniforme una de las armas del equipo anti persona.
—Me sorprendes —comenzó a hablar—. Cuando te conocí tu jamás pasabas desapercibida, es lo que Armin y los otros solían decir, ahora eres una infiltrada en la nación enemiga.
—Quisiera poder decir lo mismo de ti, pero si estás aquí es porque no quieres pasar desapercibido—la muchacha tomó asiento frente a él—. Eren, estamos en aprietos ¿Lo sabes?
—Leyna—respondió Eren, con frialdad—. Imagino que te enviaron aquí para llevarme de vuelta.
—De ser así de simple, te hubiera disparado un sedante a varios metros—Becker apuntó su arma contra el cuello de su amigo dispuesta disparar el sedante—. Sin embargo no puedo arriesgarme, estoy aquí para mantener informada a la legión, para evitar ser visto o levantar sospechas seré yo quien envíe informes y avances.
—Siempre conté con ello, a pesar de no bailar a su ritmo deberían saber que la mejor opción es esto.
—¿Qué, exactamente? ¿Huir sin ningún aviso? ¿Poner en peligro tu vida esperando que todos te sigamos sin tener consecuencias?—soltó llena de molestia—. Armin no durmió por días pensando en si seguías con vida, el creyó que...
—¿Me había matado?—Eren la interrumpió, ella no respondió—. Eso ni siquiera tiene sentido, no puedo hacerlo, sería dejarles una carga.
—Pues ya lo haces—Becker volvió a hablar sin cambiar su tono—. ¿Crees qué es fácil para él, para Mikasa?
—No creo que hayas cruzado el océano para decirme esto.
Leyna mantuvo su expresión decepcionada, no podía comprender a Eren, ni siquiera reconocerlo bajo esa larga cabellera descuidada, y a pesar de no admitirlo, se preocupaba muchísimo por él, al fin y al cabo, él no decidió ser lo que era.
—Vengo a tantear el terreno, remarcar nuestras posibles amenazas y beneficios—respondió—. Y por supuesto, encontrarte.
—Aquí me tienes ¿Qué es lo que sigue?
—Una vez preparado informaré a Hange, uno de mis exploradores se hará pasar por comerciante y se infiltrará en el puerto—continuó—. Tenemos mensajero y vía de escape en caso de que las cosas se compliquen, solamente necesito recopilar información, necesito de tu plan.
—Aún repaso detalles, pronto entraré en contacto con mi hermano, Zeke—respondió Jaeger—. Le informaré que estas aquí, se encargará de proteger tu identidad.
—Ya me encargué de eso, solo necesito que no me delate con soldados como Colt Grice—Becker se puso de pie—. Sé que estás en una situación complicada, pero por ahora necesito que confíes en mí, para regresar a casa lo más pronto posible.
—Supongo que tienes motivos.
—¿Y tú no?—reprendió Leyna, haciendo que Eren se mantenga en silencio, frustrada suspiró—. Mañana me dedicaré a recopilar amenazas, agradecería cualquier aporte tuyo o de Zeke, hasta entonces no vayas a meter la pata.
La pelirroja se aproximó a la puerta dispuesta a irse, comenzaría a redactar la bitácora de la misión.
—Leyna—llamó el muchacho Jaeger haciendo que voltee—. Valdrá la pena, eso te lo puedo prometer.
—Eso espero—la pelirroja lo miró sin expresión alguna—. De no ser así tengo mucho que perder.
Sin más, Becker salió silenciosamente para dirigirse a su recámara mientras las palabras de Eren retumbaban en su cabeza, causándole un gran temor interno.
''Haz que funcione Eren, te lo imploro''.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro