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xxxii. el plan

capítulo treinta y dos:
el plan.

A la mañana siguiente, Leyna caminaba por los pasillos de la base, inevitablemente se distrajo con la vista de aquellas enormes ventanas, el día estaba nublado, perfecto para saltarse la práctica con esa excusa, sin embargo había trabajo que hacer.

Al momento de querer tocar la puerta de la oficina principal, una voz familiar hizo que parara.

—No pueden hacerlo, debe haber otra persona.

—Armin—la voz de Giselle Ackerman intervino—. Entiendo que tus asuntos personales te impidan aceptar esto, pero no está sujeto a discusión.

—Giselle tiene razón—añadió Hange—. Todos en esta sala sabemos perfectamente que ella es la más preparada para esto.

—Es mucho tiempo, Eren es distinto él puede defenderse, pero Leyna es...

La pelirroja frunció el seño sin poder comprender ¿Qué quería decir? Acaso ¿Armin la había llamado débil?

—El hecho de que ella no tenga un titán no significa que no pueda con una misión que está diseñada específicamente para su rango—continuó la Teniente—. Ya es suficiente discusión, te pido que recuerdes tus puesto y a quienes te diriges.

Al no escuchar respuesta alguna, Leyna  decidió tocar.

—Adelante—Hange llamó hasta adentro.

Ya ahí, notó la presencia de Giselle y Levi Ackerman, su capitán se veía como siempre, por otro lado, la teniente tenía algo distinto, o quizás la veía de esa forma ya que desde el embarazo de la reina, Giselle ya no se ocupaba de la tropa 104, por lo tanto era muy extraño verla.

Tenía el cabello largo trenzado, odiaba pensarlo, pero se la veía levemente envejecida, como si el estrés de la situación estuviera consumiendo su joven cuerpo de treinta y dos años.

Hange no era la excepción, su actitud alegre fue apagándose, ambas estaban muy cansadas.

Leyna hizo el saludo a sus superiores, que inmediatamente fue respondido.

Por otro lado su vista se posó en Armin, el chico mantenía la mirada al frente, ni siquiera le había sonreído como acostumbraba, todo eso le daba una muy mala espina.

—Me alegra verte, Leyna—dijo Hange viendo a la pelirroja tomó asiento junto a su novio—. Vayamos al punto, creo que está de más mencionar la situación de Eren.

—Así es.

—Comenzamos a tener indicios de su plan, gracias al apoyo de Yelena, sin embargo, es terreno peligroso pues el fin de la guerra de Marley nos ha traído mayores problemas de seguridad, antes de iniciar el ataque, debemos realizar un trabajo de campo.

Fue cuando Leyna comprendió todo, no pudo evitar recordar las palabras de Armin antes de que ella entrara: "Eren puede defenderse, pero Leyna..."

Decepcionada, la pelirroja suspiró para sus adentros—Sí, avisaré al resto de exploradores inmediatament-

—No, eso no será necesario—intervino Giselle—. Escucha Leyna, eres la guía de los exploradores por una razón, tu deber consiste en explorar terreno para que nosotros podamos llevar a cabo una misión.

—Queremos que te infiltres a Marley.

La soldado quedó en completo silencio, la sorpresa la dejó sin palabras, su misión era infiltrarse a tierras enemigas completamente sola.

—Eren solo nos ha dado pistas, necesitamos que tú nos informes del terreno, a que clase de peligro debemos combatir, contarnos lo que él no quiere decirnos—añadió Hange—. Tomará un tiempo, quizás meses, de todas formas tenemos un vago recuerdo de como es el lugar, y eventualmente enviaremos a alguien para que prosigas la misión de forma segura.

—De enviar a alguien más ya lo hubiéramos decidido—dijo Levi—. Pero tú eres la única mocosa que puede hacer el trabajo, no te subí el rango por nada.

La muchacha Becker sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, finalmente el día había llegado, sería parte clave de una misión, una que debería enfrentar por si misma.

Leyna escuchó un suspiro entrecortado desde su lado, era Armin.

—Me temo que están en lo cierto—el rubio levantó la mirada algo triste, Becker conocía bien esa expresión—. En ese caso debemos actuar ya, mientras más tiempo perdamos, la misión de Leyna podría ser más larga.

¿Me temo?—murmuró, Armin le dio una mirada sin comprender, Leyna devolvió la vista a sus superiores—. Comandante, así será.

Tras aquella reunión, Leyna caminaba junto a Arlert, ninguno había emitido una sola palabra en todo el camino.

—Lo intenté, incluso hablé con el capitán antes de entrar a reunión, me dijo que era imposible hacer un cambio—dijo él en un tono desganado, Becker mantenía su vista al frente sin expresión alguna—. Lo lamento, creí que-

—Crees que no soy apta para esta misión.

Ante aquellas palabras el chico paró de caminar—¿De qué estás hablando?

—¿De verdad piensas qué soy tan débil, a tal punto de hablar con el capitán para evitar que cumpla mi labor?

—Espera, eso no es lo que quise decir...

—¡Pues eso hiciste!—Leyna se volteó estallando en enojo.

—Leyna no entiendo tu punto ¿Crees que lo hice por que creo que no eres capaz?—Armin la tomó por las manos con suavidad.

—Dijiste que no puedo defenderme como Eren.

—¡Es obvio, no tienes poderes de titán!

—¡Incluso antes de eso, yo debí ser la quinta de la clase, más allá de sus poderes, estoy a su nivel!

—¡Pero no lo fuiste!

Leyna se mantuvo en silencio, sintiendo un nudo en la garganta por la rabia del momento.

—Dijiste que creías en mí, que jamás dudarías de lo que puedo hacer ¿Cuál era la necesidad de mentirme?

—¡No estaba mintiendo!— Armin alzó levemente la voz—. ¡Leyna, hice todo eso para intentar protegerte!

—¡Deja de tratarme como a un pedazo cristal!—las palabras de Leyna mantuvieron en silencio a ambos—. Antes que tu novia, soy una soldado ¿Lo entiendes?

Armin sintió bastante decepción, púes ese no era el desenlace que esperaba para el día.

—Tienes razón—el rubio la soltó—. ¿Sabes? Todo este tiempo he sido rescatado por ti, pero aquél día en Trost lo cambió todo, supe que quería devolverte todo lo que hiciste por mí, lamento no poder hacerlo.

Leyna mordió el interior de su labio arrepintiéndose de lo que había dicho.

—No creo que seas incapaz, solo quiero cuidarte—dicho esto Armin dejó un corto beso en su mejilla antes de comenzar a caminar sin ella.

Becker volteó dispuesta a llamarlo, no quería dejar la situación así, sin embargo el enojo y confusión hicieron que caminara en dirección contraria, necesitaba tiempo para pensarlo.

Los disparos dieron en el blanco, Jean observó a su amiga con algo de confusión.

Conocía esa mirada, claramente Leyna estaba molesta, y por encima de eso, había llegado a la práctica con ojos llorosos.

—Sasha, Connie y Mikasa ya se fueron, supongo que Armin no vendrá—Kirschtein se acercó cargando balas—. ¿Sabes algo al respecto? Mikasa se veía muy empeñada en hablar contigo, y eso que es de pocas palabras.

—No—contestó Becker rápidamente.

—¿No de "No, no sé nada" o no de "No Jean, no te entrometas si no quieres una bala en la cabeza"?

Leyna recargó rápidamente volviendo a apuntar—Armin y yo...

En el momento que la pelirroja dispararía terminó recordando aquella pelea, bajando el arma soltó un suspiro cansada.

—¿Entonces... ya no están juntos?

—¡Jean!

—¡No te entiendo, cabeza de antorcha!

—Tuvimos una discusión.

¿Otra vez?

La pelirroja se mantuvo callada—Pensé que él no creía que sea capaz de sobrevivir en Marley por mi misma, entonces habló con los superiores para evitar que vaya.

—¿Y qué te hace pensar que no lo hizo con buena intención?

—Dijo que Eren podría defenderse, y que yo no—contestó—. Mira, yo sé que no tengo la fuerza de un Ackerman o el poder de un titán, ni siquiera estuve entre los diez primeros, pero trabajé muy duro para llegar a dónde estoy.

—Escucha Leyna, usó las palabras incorrectas, pero su intención no fue mala.

—¡Me llamó débil, Jean, bajo la excusa de querer protegerme!

—¡Exacto! Intentaba protegerte—el enojo de Leyna bajó ante las palabras del chico—. Oye piénsalo así, has salvado a Armin muchas veces, incluso peleaste contra dos Ackerman y la comandante con tal de inyectarle el suero hace cuatro años, es obvio que él se siente inseguro de sus acciones por no poder protegerte de la misma forma.

La pelirroja lo miró con algo de confusión—¿Inseguro de sus...? Jean ¿Has estado leyendo?

—¡Por quién me tomas, no soy tan estúpido!—exclamó—. No cambies de tema Becker, solo intentó hacer algo bueno por ti.

Leyna miró al suelo pensándolo un instante, extrañamente Jean tenía razón.

—Te irás por bastante tiempo, será imposible tener señales de ti a parte de los informes.

En el fondo, Jean tampoco estaba de acuerdo con la decisión, sin embargo debía confiar en sus superiores y en Leyna.

—No creo que quieras hacerlo, sin despedirte de él.

Leyna suspiró calmándose un poco—¿Siempre eres así de listo?

—¿¡Qué me estás diciendo!?—dijo Jean en un tono molesto, siendo interrumpido por un abrazo de la chica.

Leyna había cambiado en cuatro años, dejando de lado su inseguridad frente a sus amigos, incluso con Jean, el chico sonrió suavemente borrando el gesto en cuestión de segundos para qué ella no lo vea.

—Ya suéltame, vas a disparar esa cosa—se excusó Kirschtein—. Ahora lárgate de aquí antes de que anochezca.

A pesar de que no quiso escuchar, Jean tuvo razón, y la noche le cayó encima.

Aún así Becker corrió por todo el distrito, pero finalmente había dado con la puerta de Armin en el complejo de la legión.

Espero un rato hasta que pudo encontrarse con él tras haber abierto la puerta, Armin quedó con la sorpresa de ver a su novia.

—¿¡Qué haces!? Ya es tarde, te verán—inmediatamente la llevó hasta adentro cerrando detrás de él—. Ven ¿Tienes frío?

La chica no pudo evitar sentir tanta ternura, incluso tras de haber discutido su primera reacción fue abrigarla, mientras ella se quitaba el abrigo mojado Arlert regresó con una manta envolviéndola inmediatamente, para luego hacer que se siente.

—¿Desde donde vienes así? ¿Tienes sed?—fue detenido por el agarre de Leyna.

—No vine hasta aquí para esto—Leyna tomó un poco de aire mirando los del chico—. Perdóname.

Armin abrió los ojos con algo de sorpresa, conocía lo suficiente a su novia como para saber cuanto le costaba dar disculpas, aún así sentía que no era correcto.

—Es solo que a veces me dejo llevar por las cosas que rondan por mi cabeza, no sentirme suficiente de cumplir algo tan simple—continuó ella—. No quería estallar contra ti.

—También te debo una disculpa—completó el rubio agachando la vista—.  Estaba tan desesperado por mantenerte cerca que no me di cuenta de como te perjudicaba, no hemos tenido señal de Eren, y sin estar muerto, creo que lo he perdido para siempre... no puedo evitar pensar que puede pasarnos lo mismo.

Becker apretó los labios con suavidad, por más que no quisiera admitirlo sentía lo mismo, definitivamente no eran la relación más feliz en el mundo, pero todavía no estaba lista para renunciar a él.

Sin dudarlo un segundo más, Leyna atrajo su rostro dispuesta a dejar un profundo beso, sintiendo como fue correspondido inmediatamente.

En cuanto se separaron, ambos tenían la respiración levemente agitada por la intensidad, Arlert buscó nuevamente los labios de su novia mientras la atraía tomándola por el cuello con suavidad.

La temperatura del ambiente comenzó a subir, se dejaban llevar por el salvaje deseo que tenían en ese momento, no era la primera vez, su relación fue apasionada desde el principio, pero siendo superiores en la legión, tenían muy poco tiempo juntos de esa forma.

—¿Vamos resolver una pelea de esta forma?—soltó Leyna en medio de su respiración inquieta, conocía sus puntos débiles a la perfección, por lo cual era difícil concentrarse—. Se nos hará costumbre.

—¿Es una mala costumbre?—respondió el rubio, paseando sus manos con delicadeza por la cintura de Becker mientras dejaba una hilera de besos por su cuello hasta la clavícula.

—Lo es, de hecho—cortó la pelirroja, rompiendo la cercanía entre ambos.

Tras alejarse, no tardaron en notar lo desalineados que estaban, el cabello alborotado de Armin, la camisa de Leyna abierta casi en su totalidad, ambos tenían las mejillas ardiendo y una respiración sumamente agitada, al mirarse, ambos rompieron el silencio entre risas.

Armin se cubrió el rostro avergonzado, mientras Becker cubría sus labios para evitar que se le escapara alguna risotada.

—Tienes razón, no podemos resolver todo solo así—admitió el chico, acomodando lo mejor que pudo la camisa de su novia.

—Es extraño como cambias de pensar tan rápido ¿Será por qué la última vez ni siquiera podías hablar?

—Leyna —dijo en un tono regañón, haciendo que la pelirroja vuelva a reír ante lo vergonzoso que era su novio incluso en situaciones como esa.

—Entonces hay que comportarnos, tú tranquilo, tendremos tiempo—susurró ella, sujetándolo por el mentón para obligarlo a mirarla—. Por que no vas a perderme, Armin.

—Entonces promételo, volverás sin importar qué—exigió el rubio, ante la seriedad reflejada en sus ojos Leyna supo que Armin no cedería, la pelirroja asintió

—Lo prometo—respondió sin dudar.

El miedo a perderla había crecido tanto que el simple hecho de no escuchar su voz causaba terror en Armin, Leyna era la persona que más amaba en su vida, todo lo que hacía era para que en algún momento, pueda vivir la auténtica libertad a su lado.

Así solo sean cinco minutos.

Becker, quien se encontraba sentada en el regazo de Arlert, se limitó a dejarle un corto beso en la cabeza mientras enredaba el cabello del rubio en sus dedos, Armin la abrazó, dejándose llevar por el miedo de que podría ser la última vez.

Finalmente el día de partir había llegado, la muchacha se preparó únicamente con lo básico, entre ello su uniforme y equipo anti persona por orden del capitán Levi.

Antes de salir de Paradis, Jean la sacudía de los hombros intentando reprenderla.

—¡Escucha bien cabeza de zanahoria más vale que no te descubran, no seas tan idiota de intentar una de tus hazañas suicidas o yo mismo iré a traerte de vuelta! ¿¡Si entendiste Becker!?

—¡Estoy segura que todo Paradis te entendió!—Leyna se quitó las manos de sus hombros—. Está bien Jeanbo, yo también te quiero.

—Jean tiene razón, cuídate mucho Leyna—dijo Connie abrazando a su amiga junto a Sasha.

—Y dale un buen jalón de oreja a Eren cuando lo veas—añadió Sasha.

—Lo haré, Connie deja de crecer, ya casi abrazo tu ombligo—respondió la pelirroja sacándole una risa a ambos, su última despedida sería con Mikasa.

La muchacha Ackerman sostenía su bufanda con algo de preocupación imposible de expresar en palabras.

—Ten cuidado—dijo finalmente, Leyna asintió acercándose a darle un corto abrazo, Mikasa se quedó quieta por un instante antes de corresponder suavemente.

—Lo tendré—murmuró para luego separarse.

Dicho esto, la tropa 104 hizo el saludo del ejército siendo respondido por la pelirroja, después de todo jamás sabían cuando sería la última vez que se verían.

Leyna subió al caballo en el que Armin la esperaba, y sin más se dirigieron al muelle a las afueras de Paradis.

La pelirroja se abrazó fuertemente de él todo el viaje, esperando poder volver a verlo pronto.

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