xxvi. retorno a shiganshina
capítulo veintiséis:
retorno a shiganshina.
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El día de la expedición había llegado. Durante el atardecer, la Legión de Reconocimiento se encontraba cruzando la muralla con los ascensores.
—¿¡Quién es tu superior!? Voy a encargarle que no te quite el ojo de encima—dijo Erika Becker, abrochando la capa de su hija.
—Mamá, dudo que el capitán Levi siquiera te escuche.
—¡Haré que me escuche!
Leyna se palmeó la frente, avergonzada ante la reacción de su madre, en cuanto se enteraron de aquella importante expedición, los Becker viajaron hasta el distrito donde despedirán a los soldados, era una misión sumamente arriesgada, a pesar de no poder decirlo, temían no volver a ver a su hija.
—Entonces, ten mucho cuidado Leyna, no arriesgues tu vida por cosas sin sentido, tienes que protegerte por encima de todo ¿Entiendes?
—Mamá...
—¿Entendiste, Leyna?—repitió la pelirroja, aguantando las lágrimas en sus ojos.
Al notarlo, la menor suspiró, por primera vez comprendía el miedo de su madre, Leyna asintió sin reproches.
—Mi niña, estaremos esperándote justo aquí—añadió Anton, abrazándola con fuerza.
—Lo sé, voy a regresar, lo prometo—dijo Leyna, separándose de ambos.
—Creo que hay alguien esperándote—susurró su padre en su oído.
Al escucharlo, Becker giró disimuladamente, encontrándose con la mirada de Armin a algunos metros, él sonreía con ternura al ver aquella reunión familiar, su corazón se llenaba de alegría al saber que Leyna tenía una familia tan unida.
Ella lo merecía.
—Los amo—murmuró la hija de los Becker, haciendo que Anton y Erika crucen miradas llenos de sorpesa, ya que Leyna nunca utilizaba esa palabra: Amor.
En cuanto se separaron, la chica pelirroja corrió hasta sus amigos para subir a las muralllas.
—¿Ellos son tus padres?—preguntó Armin.
—Sí, vinieron a despedirme.
—Ya veo, se parecen demasiado.
—Déjame adivinar ¿Por el cabello?
Arlert rio, pues era lo que estaba por decir, la chica sonrió agachando la vista.
Cuando llegaron a la cima de la muralla, desde abajo, un montón de voces comenzaron a resonar con gran fuerza.
—¡Oye Hange, suerte!—gritó un hombre.
Todos miraron curiosos, en cuestión de segundos el distrito Trost se llenó de agasajos a la legión, habían personas sobre los techos, lágrimas de emoción.
Por primera vez, la legión de reconocimiento recibía el apoyo masivo.
—¡El futuro de la humanidad depende de ustedes!
—¡Capitán Levi, gracias por salvarnos!
—¡Teniente Giselle, acabe con todos ellos!
La mujer agachó la vista distinguiendo a la familia de Petra Ral gritándole con ovaciones, inevitablemente un sentimiento de sorpresa la invadió, jamás en su vida hubiera imaginado recibir aquellos gritos, esta vez, confiaban en su fuerza.
—Nos están apoyando...
—¡Wooh, cuenten con nosotros!—gritaban Jean, Sasha y Connie, mientras el chico Kirschtein jalaba la mano de Leyna haciendo que ella se uniera, la pelirroja solo podía sentir vergüenza.
—¿Cuánto ha pasado desde que nos han aclamado?—preguntó Hange.
—Es la primera vez que pasa—dijo Erwin con sorpresa, el comandante sonrió antes de levantar su puño soltando un grito de victoria, Smith sacó una de sus cuchillas en dirección al sur—. ¡AVANCEN!
Por la madrugada, la legión caminaba con suma cautela, sabían que no solamente podían ser atacados por titanes normales.
—Levi, ya va a amanecer y aún no hemos llegado—Giselle habló.
—Cuando pasemos la montaña estaremos en Shiganshina—afirmó el capitán.
Mikasa, Armin, Leyna, Jean, Connie y Sasha caminaban en un grupo rodeando a Eren en caso de tener que protegerlo.
—Leyna, puedo seguir llevando su caballo—Mikasa insistió en llevar las riendas de su caballo y el de Eren.
—Lo has estado llevando mitad de la noche, descansa un poco—respondió en un tono suave.
—No tienen que hacerlo, no quiero molestarlas—Jaeger sintió algo de vergüenza al ver que todo el mundo se empeñaba en hacer que no se esfuerce.
—¡Carajo, un titan!
Aquél grito activó inmediatamente a todo el escuadrón, uno de ellos iluminó mostrando a un titán sentado, la sargento Zöe se acercó a ver.
—Solo está dormido, este pequeño no es uno que se mueve por la noche.
—La oscuridad nos cubre—explicó Armin—. Creemos que los titanes se mueven con un pequeño reflejo solar en la luna, por eso viajamos en luna nueva.
La charla se detuvo por un rato, hasta que Becker noto algo extraño en las manos de Eren, estaban temblando, pronto él y Mikasa empezaron a hablar de que probablemente temblaba del frío, o el miedo de la misión.
—¿Estás bien?—llamó Armin, la pelirroja le dedicó una mirada.
—Sí, es solo que Eren jamás ha temido por los titanes, y ahora tiembla... así diga que es por frío, puedo sentir que miente.
—A mi si me tiemblan de miedo—el rubio levantó su mano que se estremecía—. Aún pienso en la primera vez que vi un titán, no pude moverme hasta que llegaste.
Leyna recordaba ese momento con exactitud, cosa que la afligió—La primera vez que enfrenté a uno, solo peleé después de ver como se comieron a Hanna, todavía la siento sujetándome el brazo...
Apenada, Becker apretó la zona donde Hanna se aferró meses atrás, Armin la miró por un instante, acto seguido con algo de duda, tomó la mano de Leyna haciendo que ella lo mire, y por un instante, el temblor paró.
—Leyna, mírame—pidió él, causando que Becker lo mire a los ojos—. No existe alguien capaz de tomar la valentía en tus acciones, aquel día hiciste lo correcto, y seguirás haciéndolo.
La pelirroja sonrió con sinceridad, de alguna forma, Armin siempre tenía las palabras correctas en el momento justo.
—Siento que conozco este lugar...—dijo Eren, pronto lo siguió Mikasa.
—¡Encontramos un sendero!
Los tres adolescentes de Shiganshina miraron estupefactos—Por primera vez desde ese dia, regresamos.
Los soldados cabalgaron a las afueras del distrito, el comandante inició la operación.
—Llegó la hora—informó Smith, Hange y Giselle lo miraron—. Al equipo de maniobras.
Parándose sobre sus caballos, los hermanos Ackerman acompañados de la sargento Zöe fueron los primeros en impulsarse hasta la cima de la muralla.
Seguidos de ellos, Leyna y todo el escuadrón 104 los imitaron, llevaban la capucha para evitar ser reconocidos.
Al llegar a la cima Hange notó los alrededores, no había señal alguna de un titán.
Dada la señal, Eren comenzó la cristalización en la puerta exterior, todos miraron atentamente hasta confirmar que la primera puerta estaba sellada.
Al otro extremo de la muralla, Giselle y Erwin seguían a Eren con la mirada, atentos a cualquier movimiento extraño, pero no había nada, ni una sola señal del enemigo.
—¿Por qué aún no atacan? No hay un solo titán desde que llegamos—soltó Giselle.
—Así parece, pero de acuerdo a lo que dijo Arlert, es probable que se encuentren cerca—respondió Erwin, dejando una mirada serena en la teniente.
—Armin es listo, percibe cosas que el resto no—añadió la azabache —. ¿Confías plenamente en su juicio?
—Nos ha sacado de situaciones en aprietos, sin embargo...
El sonido del equipo de maniobras interrumpió a los superiores, se trataba de Armin, con una mirada de preocupación.
—Encontré más rastros del campamento—informó—. La tetera estaba fría, y las antorchas tiradas en el suelo, encontré esta especie de té negro muy extraño...
El rubio menor extendió la taza que trajo consigo hacia ambos, Giselle la tomó por curiosidad.
—Huele muy bien, demasiado para ser té–afirmó ella—. ¿Cuántas tazas encontraste?
—Tres.
—Claro, trajeron un amigo que les trae bebidas extrañas y busca perjudicarnos aún más—continuó Giselle—. Tengo mis sospechas.
—¿Dices que la tetera estaba fría?—preguntó Smith, haciendo que Armin asintiera—. Entonces, a pesar de la velocidad para venir aquí, notaron nuestra llegada por lo menos cinco minutos antes de utilizar el equipo de maniobras.
—Deben tener un soldado más, quizás in escuadrón completo—añadió Arlert.
—Hay que localizar a todos—ordenó Erwin—. Tu inteligencia nos ha salvado en distintas ocasionas, úsala una vez más, tendrás a todos los soldados que necesites a tu disposición.
Sin más, el comandante llamó a un grupo de soldados dispuestos a seguir las ordenes de Armin, cosa que lo pusieron nervioso.
—¡Divídanse en equipos internos y externos, si encuentran algo utilicen una bengala!—dijo, sintiendo pena por ello—. Por favor...
—¡Sí señor!—el grupo de soldados salió disparado hacia el distrito en busca de alguna pista.
Giselle miró de reojo a Erwin con algo de burla reflejada en sus labios—Pobre chico, lo hiciste a propósito.
—Le ayudará a tener liderazgo.
—Si Emily te escuchara decir eso.
—Ya sé...
—Se exaltaría—soltaron a la par, causando una pequeña sonrisa en ambos.
—Inevitablemente, pienso en ella cuando veo este paisaje—continuó Giselle—. Considero menos peligroso que suspendamos, pero es igual de arriesgado ganar en territorio enemigo.
—Correcto, debemos seguir—dijo—. Además si todo sale de acuerdo al plan, tendremos que enfrentarnos tarde o temprano.
Leyna miraba el avance de la misión acompañada de Jean, Sasha y Connie, la pelirroja seguía con la mirada a Armin, se veía preocupado por no encontrar a Reiner o Bertholdt. No pasó mucho tiempo hasta que una bengala roja se hizo presente desde la posición de Erwin, era la señal de abortar la misión, algo estaba fallando.
La orden de Armin no tardó en esparcirse, debían buscar al enemigo dentro de las murallas.
—¿Qué están haciendo? Ya se tardaron demasiado—soltó Connie.
—A este paso se perderá el factor sorpresa.
—No hay señal de Reiner y Bertholdt, todavía no sellaron la puerta interior—dijo Leyna, tratando de comprender lo que Armin planeaba.
Uno de los soldados estuvo a punto de gritar, había encontrado un hueco en la muralla, de pronto Reiner Braun salió acuchillando al hombre.
Inmediatamente Levi cayó de la muralla atravesando el cuello del soldado con todas sus fuerzas, sin embargo, no fue suficiente.
Pronto, se transformó en el titán acorazado.
Todo había ocurrido en fracciones de segundos, por lo cual los soldados tardaron en comprender la situación.
—Imposible ¡Le atravesó el cuello!—Giselle preparó sus cuchillas, Leyna, Connie y Jean la imitaron—. ¡No bajen la guardia por ningún motivo!
Erwin le daría la orden de atacar en cualquier momento, de no ser por la luz amarillenta que rodeó a todo Shiganshina.
Asombrados voltearon la vista, encontrándose con el titán bestia, quien había aparecido junto a varios titanes.
El titán sostuvo una roca enorme, y como si de un deporte se tratara, la arrojó directamente a las murallas.
—Estamos rodeados, quieren aniquilarlos—dijo Erwin—. ¡Que todo termine aquí!
Desde arriba de la muralla los superiores analizaban la terrible situación, no tardaron en notar que el titán de Reiner estaba escalando la muralla.
—El acorazado va a subir—informó, viendo como la teniente Ackerman se acercaba al borde para enfrentarlo, la detuvo—. Espera, observa sus movimientos, nos prepararon una sorpresa.
La mujer volteó la vista hasta donde se encontraba el titán bestia, pudo notar a un titán en particular.
—Ese titán cuadrúpedo—recalcó Giselle, el comandante lo miró—. Se trata de otro infiltrado, por eso lleva cargamento, como dijo Armin.
Ante un golpe contra el suelo por parte del titán bestia, los titanes comenzaron a acercarse de forma agresiva, como si hubieran seguido una orden.
—¡Comandante, el acorazado sigue subiendo, y aún no encontramos a Bertholdt!
Erwin se mantuvo en silencio por un largo instante, al igual que Giselle, en cuanto estuvo a punto de decir algo cruzaron miradas.
—¿Ya se dignaron en decir algo?—añadió Levi—. Mejor hubiera desayunado en lo que esperaba.
—Te dije que comieras antes de que salga el sol—dijo su hermana.
—Eso no es desayuno.
—¡Atención!—llamó Smith—. ¡Protejan a los caballos! Escuadrón de Levi, vayan contra el acorazado, cumplan con su misión cueste lo que cueste, se los pido una vez mas, ¡Consagren sus corazones!
—¡SÍ SEÑOR!—los soldados indicados bajaron la muralla hasta donde los caballos se encontraban, irían al frente a protegerlos del titán bestia.
—Arlert, aguarda aquí—Erwin llamó al rubio menor, haciendo que Leyna pare.
Armin giró su vista hacia la pelirroja, ella trataba de disimular la preocupación en su rostro, pero era inevitable.
—Creo que aún me necesitan—dijo Armin con pena, Leyna apretó los labios.
—Eso parece—la pelirroja no quería seguir perjudicando, pero tampoco pensaba separarse de él, no en una misión tan peligrosa—. Armin, más vale que sobrevivas.
—¿Eso fue una amenaza?—dijo él en un tono burlón, Leyna frunció el ceño divertida.
—Depende de cómo quieras tomarlo...
El rubio le regaló una corta sonrisa—En ese caso, Leyna, más vale que sobrevivas, para escuchar las olas del mar.
Leyna imitó su gesto, sintiéndose segura por un instante. Ambos jóvenes se regalaron un par de miradas antes de separarse, el roce de sus manos fue fugaz, pero suficiente para que ambos sintieran la valentía del otro.
El comandante Smith miró al par de soldados con algo de curiosidad, era como si un viejo sentimiento hubiera florecido, el amor que veía entre Armin y la chica pelirroja podía percibirse incluso por él, un hombre con tantos años absteniéndose de amar. Junto a Erwin, Giselle observaba la escena, no tardó en comprender lo que mantenía al hombre tan concentrado.
—Una imagen familiar ¿No te parece?—la azabache sonrió algo burlona.
—Así es—tras admitir eso, Giselle volvió a sonreír, alegre de ver que Erwin no olvidaba sus días de romance al ver una situación como la de Armin y Leyna—. Incluso en momentos como este.
—Lo sé.
—Sólo espero que tengan un final distinto.
—Erwin...
El comandante se reincorporó, regresando su vista a los hermanos Ackerman—Levi, necesito que vayas al frente, los cubrirás, quiero que acabes con ese titán.
El rubio apuntó al titán bestia, causando algo de sorpresa en ellos, Levi obedeció sin decir nada, Giselle estuvo a punto de seguirlo.
—Teniente—detuvo Erwin—. Quizás vuelvo a pedirte mucho.
—Tuve que enfrentarme a la reina para venir aquí, ya me pediste mucho—dijo ella algo burlona—. Así que dame tus órdenes.
—Dirige al escuadrón de Levi junto a Hange, confía en el juicio de Armin —ordenó—. Tienes a los soldados élite de tu lado, no dudes en capturar a Reiner Braun o Bertholdt Hoover, si tu vida o la de alguien más corre peligro, mátalos.
Por un instante Giselle sintió que era una tarea algo pesada incluso para ella y su escuadrón, sin embargo no tenía opción.
—Sí, comandante—la teniente paró por un instante—. Erwin, estoy segura de que ese monstruo tuvo algo que ver con Mike y mi escuadrón, haz que sus muertes no sean en vano.
—La mejor forma de salvar una vida incluso tras su partida es no dejar que su lucha haya sido en vano—ante aquella oración, los ojos de Giselle se abrieron con sorpresa.
—Todavía lo recuerdas.
—No peleemos en vano, Giselle.
Dicho esto, la mujer se dirigió al punto donde su equipo esperaba. La misión comenzó con la transformación de Eren, consiguiendo llamar la atención de Reiner para causar una distracción, el escuadrón miraba atentamente.
Pronto una pelea entre ambos titanes inicio, acorralando a Eren contra el suelo.
—¿¡Teniente, sargento ya?!—pidió Mikasa.
—¡Esperen, confíen en Jaeger!
Poco después pudieron ver como el titán de Eren lanzó lejos al acorazado.
—¡Ahora!—ordenó Hange.
Inmediatamente Giselle y Mikasa se aproximaron usando el equipo de maniobras, ambas cargaban consigo la nueva arma, las lanzas relámpagos, capaces de destrozar la armadura del titán de Braun.
Las mujeres Ackerman las lanzaron directamente a los ojos de la bestia, Reiner fue inmovilizado.
—¡Háganlo otra vez, debemos matarlo!—ordenó la sargento Zöe.
Los soldados se miraron algo sorprendidos, Leyna agachó la vista, en el fondo no quería asesinar a Reiner.
—¡Soldados, no es momento de dudar, fueron preparados para esto!—Giselle miró a su escuadrón.
Finalmente, Leyna fue la primera en saltar dispuesta a descargar todas sus lanzas en el titán acorazado, pronto todo su escuadrón la siguió. El titán acorazado fue derrotado, al menos por un instante dejando a Reiner Braun en una tormenta de recuerdos
Sus amigos de la legión, y aquél horrible día en Trost.
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