xxii. secretos desvelados
capítulo veintidós
secretos desvelados.
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Las prácticas de tortura fueron un éxito rotundo, finalmente admitieron que Historia era la legítima heredera al trono.
Giselle arrojó a Sannes a la celda junto a su compañero, sin mostrar piedad ante ellos.
—¡Son unos monstruos!
—No puedo negar eso—Hange se levantó los lentes de forma coqueta, antes de apoyarse en las barras de la celda—. Lo que veo es patético, dos hombres berreando como bebés ¡Se merecen esto, malditos estúpidos! Disfruten su vida tras las rejas por que así será a partir de ahora.
—Es curioso... no importa cuanto intenten deshacerse del cargo, siempre llegará alguien nuevo, el capitán Berrycloth fue silenciado a sangre fría, ahora es mi turno—dijo Sannes, ganando que Giselle pare en seco—. Teniente, me parece que usted entiende mejor que nadie los peligros de relacionarse con la policía militar ¿No es así?
La azabache se mantuvo en silencio, mostrando absoluta frialdad e indiferencia ante las palabras del hombre.
—Puedes clavar cuchillos y arrancar uñas todo lo que quieras, esto no ha terminado, te deseo suerte, Hange.
La líder de escuadrón, quien se veía molesta por aquellas palabras, salió del lugar, dejando a sus dos compañeros en confusión.
—¿Sargento?—dijo Moblit preocupado.
—Yo voy—Giselle decidió seguirla.
Ya afuera, Hange suspiró molesta, con todo su enojo pateó una mesa arrojándola lejos, poco después, Giselle apareció.
—Lo lamento, hice un desastre, había una cucaracha.
—Seguramente la hiciste trizas—la azabache se acercó a la sargento tomándola de los hombros—. No lo escuches, podemos encargarnos de aquí en adelante, ve a descansar un rato.
—Nadie puede descansar en esta situación—Hange palmeó la mano de Giselle—. Incluso cuando mencionó a Bastien te mostraste indiferente, no debo dejarme llevar.
—Es diferente—aclaró Giselle—. Pero no puedo evitar notar que sus palabras realmente te afectaron...
Hange se apoyó en el suelo, Giselle la siguió sin decir nada. Sabía que no era un buen momento para tocar el tema, pero su cabeza era un absoluto caos, necesitaba hablarlo con alguien, y la única persona en la que confiaba para hacerlo estaba sentada junto a ella.
—Vi a mi padre.
Hange volteó a verla—. ¿¡Qué!? ¡No puede ser! ¿¡Te dijo algo!?
Ella se mantuvo en silencio por un instante—Que me parezco a él.
La sargento ladeó la cabeza, el abandono de su padre le afectó mucho, recordó la primera vez que Giselle le contó sobre Kenny, y se veía igual de indefensa, como si la niña que no pudo ser saliera a flote cada que lo mencionaba.
—Yo te conozco mejor que nadie, y puedo asegurar que no hay nadie que se parezca a ti.
Hange pasó su mano por la mejilla de Giselle, la teniente la tomó agradecida de la muestra de cariño, era muy pocos los que podían acercarse tanto a ella.
—¿Estás bien?
—He tenido a muchas personas en la cabeza, Nanaba, Mike, quisiera haber podido enterrar algo—respondió la teniente—. ¿Recuerdas nuestra expedición por la noche, cuándo nos perdimos en el bosque? Mike estaba harto de nosotras.
—Oh no—Hange lanzó su cabeza para atrás recordando aquel día—. Me lastimé el tobillo tras caer de uno de esos enormes árboles, y de poder gritarnos, Emily nos habría dicho hasta de lo que íbamos a morir. Solo nos golpeó con esa gruesa libreta, a pesar de aquello, sigo creyendo que eso no fue lo más gracioso de todo.
—No lo menciones...
—El grito que pegaste cuando viste una mantis en la espalda de Mike, hiciste que él mismo dudara de su valentía—Hange no pudo evitar reír al recordar la escena—. Desde ese día, comenzó a molestarte con cada insecto que nos topábamos.
Giselle negó con la cabeza, avergonzada.
—¿Quién lo diría? La soldado más fuerte de la humanidad, le teme a los insectos.
—No es gracioso, ¿tienes idea cuántas veces me puso hojas en la cabeza o chaqueta para hacerme creer que era una de esas cosas?—Giselle suspiró, realmente los detestaba.
—¿Y te lo creías?
—Lo aprendió de Emily, todo el escuadrón le seguía la corriente. Hubo una vez en la que rompió una hoja seca para hacerme creer que era el sonido del insecto comiendo algo en mi cabeza, y Nanaba lo apoyó —aquello hizo que la sargento Zöe riera—. Insolentes, jamás pararon de burlarse, no entiendo como creían que eran serios.
—Contigo como líder, se sentían en un ambiente de amistad—contestó Hange—. Mike te consideraba su amiga más querida, tú, él y Emily parecían inseparables.
Ambas mujeres se mantuvieron en silencio recordando a su joven amiga, a quién habían perdido años atrás.
—Después de la muerte de Emily, por muchos años más, fue mi único amigo—la teniente sonrió con melancolía.
—Eso dolió.
—Tu jamás serías solamente una amiga.
La mujer aún sostenía la mano de la sargento. Por más de haber terminado su relación formal, ellas jamás se alejaron realmente, simplemente no podían lograrlo sin la otra.
—¿Ni siquiera después de que rompieras conmigo?
La teniente negó con la cabeza, haciendo que Hange la mirara con mayor confusión.
—¿Entonces por qué lo hiciste?
—He perdido a muchos de los míos, a tantos que ni siquiera recuerdo sus rostros—soltó Giselle—. Creí que sería mejor dejarte ir, antes de que una de las dos no regresara.
—Debiste pensarlo antes de una relación de dos años ¿No crees?
—No hay un solo día en que no lo piense.
La castaña la observo por un instante, antes de atraer el rostro de la teniente con una risa burlona.
—¿Qué te pasa ahora?
—Solo pienso en lo idiota que fuiste al dejarme.
—¿Ese fue tu halago para intentar besarme?—Giselle levantó una ceja mientras sentía como la sargento acariciaba su labio con suavidad.
—No lo sé ¿Funcionó?
—Averígualo tu misma.
Un carraspeo rompió el momento, Levi estaba parado en las escaleras, Hange se apartó casi inmediatamente con un leve sonrojo por la vergüenza, Giselle lo miró con aburrimiento.
"Me las vas a pagar, enano" pensó.
—Hay que informar al resto.
Tras infiltrarse en los distritos, la tropa fue guiada un lugar menos vigilado gracias a la ayuda de dos policías militares, Marlo Freudenberg y Hitch Dreyse.
—Buen trabajo, regresen antes de que alguien sospeche—ordenó Giselle.
—Gracias por todo—añadió Levi, los dos policías hicieron el saludo golpeando su pecho antes de salir de ahí.
La operación comenzó.
Una una carroza se dirigía al puesto de vigilancia a toda velocidad. Jean tomaba las riendas del caballo, Sasha apuntaba su arco contra los soldados, Connie y Leyna desplegaron sus cuchillas, los cuatro jovenes gritaban para llamar la atención de los policías militares.
En cuanto chocaron contra la base, el grupo de policías salió en diferentes direcciones, logrando que el resto de la tropa los capture.
Con las respiraciones completamente agitadas, Sasha, Jean, Connie y Leyna se miraron incrédulos ante lo que acababan de hacer.
—¿Creen que los asustamos?—preguntó Springer.
—Nos estrellamos contra una cabaña, quién está asustada soy yo—admitió Becker—. Una vez me pasó algo parecido, solo que Marco hizo que saltara antes de estrellarnos, éramos niños y en realidad yo lo obligué, la mayor parte del tiempo hacíamos estupideces por mis impulsos...
—Becker—llamó Jean.
—¿Sí?
—Estás divagando.
—Ya sé, me pasa cuándo estoy asustada—admitió Leyna, bajando de la carreta.
Los cuatro se reunieron Mikasa y Armin, esperando por la señal de sus superiores. Sasha vigilaba arriba de un árbol, mientras el resto se cuidaban la espalda por si alguien los atacaba.
La tropa se tensó al escuchar a alguien caminar.
—Somos nosotros—dijo Levi, mientras Giselle arrastraba por la chaqueta a un policía militar.
—¿Quién es?
—Alguien de la división interna, hay que hacerle unas preguntas—aclaró Giselle—. ¿Vas a caminar o seguiré arrastrándote?
El hombre no contestó, cosa que molestó a la teniente.
—Como quieras—soltó, esta vez agarrándolo del cabello—. Andando.
El grupo de soldados se adentró en el bosque, caminaron hasta que el sol se ocultó y la luna los cubrió.
Aquel policía recibió otra patada de Levi, haciendo que se queje de dolor. Los menores habían perdido la cuenta de cuántos golpes recibió en las últimas horas.
La teniente apuntaba un arma contra la cabeza del rehén, en caso de tener que ejecutarlo.
—Detente...—pidió el hombre.
—¿Dónde están Eren y Christa?
—Enano valiente—dijo el hombre—. Te crees un héroe por darme a una paliza ¿Y tu perra guardiana qué? ¿Va a dispararme?
Sin pensarlo, Giselle le dio la vuelta a su arma, golpeando con fuerza el rostro del hombre. La nariz del policía comenzó a sangrar sin control, parecía rota tras aquél impacto.
Armin agachó la cabeza cerrando los ojos mientras Leyna sólo apretó los labios. Al notarlo, Becker sujetó su mano bajo su capa, inmediatamente Arlert correspondió al agarre con algo de fuerza.
—Una vez más—continuó Levi—. ¿Dónde están Eren y Christa?
—¡Ratas, los atraparán y matarán a todos! El primero en morir será el estúpido de su comandante, Erwin Smith.
Fue entonces cuándo Levi perdió la paciencia. Agarrando el brazo del hombre, lo comenzó a doblar con tal fuerza que seguro se lo quebraría.
—Pueden ir por cada miembro de la Legión, pero antes de que logren atraparnos a todos, yo habré cortado la garganta de toda la policía militar—dijo Giselle en un tono neutral—. Y empezaré contigo, te lo preguntaremos hasta que te de la gana de responder ¿Dónde están Eren y Christa?
—¡No lo sé! ¡No tengo el rango para saberlo!—el hombre chillaba—. ¡Están bajo vigilancia del destripador, Kenny Ackerman es un hombre demasiado precavido!
Mikasa levantó la vista ante la mención de su apellido, mientras que Levi miró a Giselle, ella se mantenía serena a pesar de todo.
—Ackerman—repitió la teniente —. Con que ese es su apellido...
—Así es—dijo el hombre en un tono bajo.
—Tienes razón, Kenny nunca comparte nada, pero eso no es excusa para que escupas toda la información que tengas, anda, no eres estúpido, en un nido de ratas como el regimiento policial nada es secreto.
—Romperé cada uno de tus huesos hasta que hables—amenazó el capitán.
—¡Ustedes están locos!
—Sí, tal vez—soltó Levi con simpleza.
—¡Alguien viene, son varias pisadas!—advirtió Sasha, haciendo que todos se preparen para atacar.
—¿Lo ven?—dijo el hombre—. Están acabados, la legión de reconocimiento ha llegado a su...
Levi golpeó fuertemente al hombre chocando su cabeza contra un tronco, eso lo dejaría inconsciente en lo que se ocultaban. Sin embargo, huir no parecía ser una opción, ya que al acercarse lo suficiente pudieron ver de quienes se trataban.
Hange y Moblit se quitaron la capucha, haciendo que la tropa baje la guardia. Giselle caminó hasta Zöe para luego abrazarla con fuerza, la castaña mostró sorpresa ante tal muestra de cariño, pero correspondió de la igual forma al cabo de unos segundos.
—Que alivio...
—¿Estabas preocupada por mí?—preguntó Hange con picardía.
—Bastante, con lo salvaje que eres seguro le diste muchos dolores de cabeza a Moblit.
—Ni lo mencione, teniente—soltó Berner con cansancio, mientras caminaba hacia Levi.
Mientras Moblit informaba un poco de la situación al capitán, Leyna ladeó la cabeza con curiosidad hacia Hange y Giselle. Ambas se abrazaban con cariño, algo distinto a lo que conocía.
—Son buenas amigas ¿No?—dijo finalmente, ganando que toda su tropa voltee a verla, incrédulos—. ¿Qué?
—¿Hablas en serio?
—Eres más ciega que un topo—dijo Jean.
—Hasta yo me di cuenta...—añadió Connie.
Leyna los miró confundida mientras los veía reunirse alrededor de Levi.
—Idiotas ¿A qué se refieren?
Armin no pudo contener la risa ante la inocencia de Becker.
—El golpe de estado fue un éxito—informó Hange—. Confesaron que los cargos fueron falsos, en resumen, la Legión de Reconocimiento es libre.
El grupo de adolescentes cruzó miradas con entusiasmo. Llenos de alegría, soltaron gritos de celebración, abrazándose unos a otros, Armin rodeó con sus brazos a Becker alzándola a un par de centímetros del suelo, a pesar de que ella un poco más alta.
La pelirroja rio alegre, antes de separarse de Arlert, quién solamente vio como Leyna y Sasha abrazaban de igual forma a Mikasa, la Ackerman se mantuvo en calma a pesar del escándalo de sus dos amigas.
—Fue una apuesta arriesgada ¿No?—dijo Giselle mirando el periódico que Zöe llevaba.
—Bastante, pero no fue algo que Erwin hiciera solo, las decisiones de todos son las que cambiaron al mundo.
—Mataron a los tres soldados que dejaste a mi cargo, Hange, lo lamento—dijo Levi.
La castaña no dijo nada, se limitó a mirarlo con tranquilidad, una disculpa no era necesaria.
—Fue Kenny—agregó Giselle—. Tiene capturados a Eren e Historia, debemos encontrarlos de inmediato.
—Creo que tengo una pista de su paradero.
Lo siguiente que hicieron fue subirse a una carreta. Leyna y Armin tiraban de los caballos mientras Sasha, Connie y Jean los seguían en caballos por separado.
—Kenny el destripador es la mayor amenaza que vamos a tener—dijo Levi—. Es como si yo o Giselle estuviéramos en el bando enemigo, con esas armas va peor.
—Entonces es imposible, no podremos vencerlo.
—¿Y si esperamos al resto de la legión?
—De ninguna forma, si esperamos hasta el amanecer se comerán a Eren.
—Pero, de acuerdo a lo que dijo el capitán, creo que Kenny tiene un punto débil—añadió Armin—. Aunque haya entrenado con ese equipo nunca lo utilizó en un combate real.
—No será impedimento—cortó Giselle—. Ese hombre no tiene debilidades, solo podemos dar lo mejor de nosotros cuándo lo enfrentemos...
—Tengo una duda—añadió Hange—. Vivieron con él cuando eran niños, Giselle, lamento insistir, pero eres...
Zöe calló de inmediato, pensando mejor en lo que estaba por decir. Al notarlo, Giselle levantó la vista soltando un suspiro agotada.
—Está bien, Hange, de todas formas se sabrá pronto.
—Teniente ¿De qué habla?—preguntó Armin.
—Kenny el Destripador es mi padre—admitió finalmente, ganando una mirada de sorpresa por parte de toda la tropa—. Créanme, no es algo de lo que esté orgullosa, pero es la verdad. Nunca ejerció su papel como padre, jamás estaba cerca mío, el tiempo que pasaba con él solía ignorarme, hasta ayer no sabía ni mi propio apellido... Ackerman, es probable qué tu y yo seamos parientes.
Mikasa levantó la vista—Mi papá era un Ackerman, sé que su familia era perseguida, mi madre era del clan asiático, por sus diferencias étnicas se ocultaban.
—Oye, mocosa—llamó Levi—. ¿Alguna vez has sentido como si de pronto se despertara un gran poder en ti?
La chica se mantuvo en silencio, antes de asentir con la cabeza.
—Ese despertar de una fuerza incontrolable, yo también lo sentí cuando era una niña—dijo Giselle—. No supe como controlarlo, así que lo usé para sobrevivir, pero Kenny lo usó para su propio beneficio.
—Puede que Giselle y yo no seamos hermanos, pero yo también pasé por lo mismo—agregó el capitán.
—Levi, es probable que compartamos sangre—el capitán miró a Giselle, ella sonrió suavemente—. Después de todo nos parecemos bastante ¿No crees?
—No me insultes así—dijo con frialdad, la mujer negó divertida.
Leyna y Armin regresaron su vista al frente.
—Increíble...—la pelirroja trató de procesar todo lo escuchado—. La teniente Giselle es hija de Kenny el destripador, mi mamá solía decirme que solo era una leyenda, que rudo...
—¿Tienes miedo?
—No exactamente—aclaró—. Es solo que, fue demasiado para un par de días.
—Hoy descubrimos más de lo que hubiera imaginado—dijo Armin—. Entre titanes y clanes super dotados somos simples humanos.
—En ese caso, creo que no somos la tropa de niños que todos piensan— Becker mostró un poco de emoción.
Arlert la miró de reojo con una sonrisa, puede que Leyna haya cambiado desde que la conoció, pero había algo que nadie podría negar.
Su chispa seguía ahí, aquello que tanto encantaba a Armin.
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Holaa, solo avisarles que si quieren saber más acerca de Emily y su amistad con Hange y Giselle pueden leer "Lost on You" en mi perfil, espero sea de su agrado. ♡♡
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