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₂₄

Se había recluido a la cocina, prefiriendo mantenerse distante a un panorama que jamás le pertenecería. Las personas como él, aquellas que no conocían el calor de una familia, probablemente estaban condenadas a nunca hacerlo. Solo necesitaba asumirlo y no permitir que lo afectara. 

Soyeon y él se dedicaron a preparar las pizzas, tarea que se llevó unos cuarenta minutos. La mujer alfa hablaba hasta por los codos, llenando el silencio que él mismo causaba. Taehyung prefería callar, solo sonreír y asentir ante las anécdotas que le eran relatadas. 

Eso podía tenerlo claro; Soyeon le trataba con una dulzura solo rivalizada por su propio hijo. Podía notar que Jungkook era una mezcla exacta de sus madres, pudiendo ser tan dulce como la alfa, y tan duro y amargo como Seohee. Al menos bajo las primeras impresiones que pudo obtener de él, por muy distantes que fuesen cada uno. Tenía cierta gracia que no podía negar. Nunca se habría imaginado que el alfa de atrayente olor que lo miró con desprecio en las oficinas de su marido ahora sería su mejor amigo, su fiel confidente, aquel que lo había incluido a su hogar... Y aquel sobre quién no había podido dejar de pensar. 

—Bueno, yo voy a repartir todo esto. ¿No quieres salir? Entiendo si prefieres quedarte aquí... —Soyeon musitó, mirándole con empatía tras los lentes cuadrados que cubrían sus pequeños ojos oscuros—. O si quieres puedo llevarte a la habitación que era de Sujin y Jisun, si necesitas privacidad... 

—No se preocupe. Estaré bien aquí —le dedicó una sonrisa, observando las pizzas. Se veían deliciosas, y aún así no se le antojaba comer—. He escuchado cosas peores, solo necesito estar aquí un rato. 

Soyeon asintió con aprehensión, tal vez no queriendo dejarlo solo sabiendo que no se hallaba muy animado. Sin embargo besó su sien, meneándose con tres bandejas entre sus brazos y pecho con pizzas grandes de jamón y pimientos verdes. Todo era una degustación visual, y esperaba que el sabor tampoco decepcionara. Unir los dotes culinarios de ella con los suyos tal vez había terminado siendo una brillante idea. Aunque su estómago rugiera en deseo de comer algo, había algo que se lo impedía y probablemente se trataba de su estado emocional. No le sorprendería en lo más mínimo de ser así. 

Usualmente era una combinación de ambas consecuencias, a veces el desánimo lo llevaba a no probar bocado alguno más de una vez al día, otras veces lo llevaba a comer en abundancia para llenar vacíos. Era una lotería incierta que no podría definir por la rutina. 

Sacudió la harina de las encimeras hasta orillarlas y lanzarlas al lavaplatos, cayendo toda muestra de la actividad llevada a cabo recientemente mientras más limpiaba. Podía oír lejanas voces celebrando el poder comer, pero encerrado en su momento a solas lo hacía desapegarse de todo escenario externo. Bien era así, hasta que las manos de Jungkook se cernieron en su cintura y le giraron con suavidad. Esto definía las facciones del alfa, suaves y solo para él. —¿No vas a comer? 

La negativa se presentó al negar con la cabeza, dejando el pañuelo viejo que usó para limpiar las superficies manchadas de salsa, harina y rastros de queso. Recibió caricias en sus brazos, la piel de las manos de Jungkook era dura usualmente, pero también se sentía suave en ese instante. —¿Pasó algo, Taehyung? ¿Fue mi madre, verdad? 

—No pasó nada —delineó cada palabra con cuidado, sus ojos escalando hasta conectar con los contrarios. Podía avistar su preocupación y era lo que menos quería—. Solo me sentí abrumado, quería estar solo un rato. 

—No te creo nada. ¿Preferirías que nos fuéramos? Yo sí —Jungkook formó una mueca en sus labios, abrazándolo a sí con cierta intimidad a la que Taehyung no estaba adaptado. Con todos los confusos sentimientos recientemente procesados no estaba ayudando mucho—. Me andan preguntando por Jimin y prefiero salir de acá, no quiero darle explicaciones a nadie. 

—¿Y Jiwoo? Es grosero irnos de la nada... 

—Está feliz, amó tu regalo y está con sus primos. Tu regalo y el que estes aquí alegró mucho a mis hermanas y a mamá... Y a mí, sobretodo a mí —Jungkook besó su frente—. Verte hablar con ellas o mis tíos me hacía muy feliz. 

—Estabas feliz por estar con tu familia —el amago de reírse fue pequeño, casi imperceptible, dejando el rastro de una diminuta sonrisa sincera. Era apreciado por Jungkook y eso era suficiente... 

Quizás para nadie lo sería, pero ser suficiente para Jungkook era lo único que necesitaba. 

—Sí, y porque pude hacerte parte de algo que amo. Vámonos. Te prometo que la noche no ha acabado —los ojos de Jungkook brillaban, emoción desbordándose y haciéndolo sentirse agradecido de serle importante. 

Asintió. Sí... era suficiente. 

Las despedidas parecieron durar una eternidad absoluta, perdido entre cavilaciones sin sentido mientras clavaba la punta de sus zapatos de cuero negro en el granito de la sala y sonreía débilmente tras Jungkook, quién hacía todo el trabajo necesario para excusarlos sin entregar el hecho de la razón. 

Jungkook no quería dar explicaciones, y Taehyung mucho menos. En ese retazo de amargura sabían complementarse. 

Sujin le abrazó con calidez y llenando su nariz del tenue aroma de su perfume y del aroma natural que poseía como omega. Soyeon igual, aunque su abrazo fue fuerte y doloroso, temiendo casi soltarlo y dejarlo ir. O quizás simplemente era una mujer que con su efusividad jamás se detenía a medir su fuerza, sobretodo ante los menos hábiles cuerpos de personas omegas. Se inclinó ante la segunda opción. 

Jisun seguía parloteando con Jungkook y los tíos de este con pedazos de pizza en mano le agradecían su presencia. Seohee no se avistaba cerca, y aunque la tía de Jungkook no pusiese muy buena cara al respecto, Taehyung recibió con gusto un tenue abrazo del pequeñito de la casa. Dohyun besó su mejilla, gritando agradecimientos casi incomprensibles y que debían ser referentes al teléfono que enamoró al chiquillo. 

Jiwoo también lo hizo, abrazándolo y agradeciendo su regalo y presencia en voz demasiado alta. Tenía ese timbre de voz difícil de pasar desapercibido, heredado de una Soyeon que irónicamente le reñía por gritar tanto. Entre los primos que restaban y diez tortuosos minutos, Jungkook y él arribaron al auto de este que en su interior se hallaba caliente por durar todo el día bajo el sol. La noche se sentía fresca, de cualquier forma, así que Jungkook solo bajó los vidrios y encendió para acelerar. 

—No voy a presionarte, pero se que mi madre te dijo algo. No le des atención a nada de lo que haya dicho. Por favor —Jungkook lo miró, su oscurecido rostro por la falta del luz definiéndose de igual forma ante sus ojos—, ignórala. Se que es pesada pero- 

—No me dijo nada que no me esperara, no seas dramático —se rió, la debilidad en su tono de voz siendo reemplazada por la mayor seguridad que pudo obtener en tan frágil estado emocional. Se sentía mejor, Jungkook tenía ese efecto en él, pero seguía repitiendo la conversación en su cabeza para su propio bochorno—. ¿A dónde vamos? 

—Adivina —Jungkook cruzó la calle, por lo que no estaba mirándolo ya. Pero aún así podía ver su gran sonrisa ocupando su rostro y haciéndolo sentir cosas. 

—¡No empieces! —estaba riéndose, dando una palmada en su hombro antes de sacar su teléfono para ponerlo a cargar en el auto. Debía estar casi muerto—. ¿Iremos a un restaurante? 

—Oh, nah. Nada de eso. 

—¿Me harás morir de hambre, Jeon Jungkook? 

—¿Ahora sí quieres comer, Kim Taehyung? 

Le dedicó una sonrisa, una débil pero honesta; el alfa se negaba a usar su apellido de casado, y era un lindo gesto que lamentablemente lograba recordarle quién vivía bajo su mismo techo, y a quien debería rendirle cuentas cuando todo el idilio se acabara. —No soy exigente, comería lo que me des. Por favor. 

Los ojos del alfa brillaron, observando al omega que inclinado en su costado reposaba su cabeza con el codo en el asiento. —Te llevaré a comer, pero debes adivinar dónde. No es un restaurante. 

—¿A tu casa? —no había visitado el hogar de Jungkook, lo cual era gracioso; conocía la casa donde creció, pero no donde vivía actualmente. 

—Eres muy malo en esto. Iremos a la playa Eurwangni, comeremos pizza y tomaremos cerveza hasta la madrugada y nos quedaremos en esa posada vieja que te gustó tanto. 

La sonrisa que se formó en los labios del omega casi llegó de oreja a oreja, el brillo en sus dos ojos pequeños y rasgados en dos medía lunas ofreciéndole una vista al alfa poco usual. Era una cosa sonreír, otra que aquello se reflejara en los ojos. Jungkook habría deseado verle siempre de es forma. 

—Te quiero, Jungkook —dejó que cada expresión se deslizara en las palabras dichas, dulzura tenue adornando la confesión que no sorprendía a ninguno de los dos. 

Jungkook despegó la vista del camino, acercándose para depositar un beso en su mejilla. Cerca, muy cerca de la intención inicial pero sin llegar del todo ahí. Y aún así, desbocó los latidos de su corazón. Eso tampoco le sorprendía a ninguno. —Yo también te quiero, príncipe. 

A diferencia de la otra vez, el clima de la playa era menos frío. Seguían temblando cuando las ventiscas tomaban lugar, pero era menos frecuentes y quizás ambos estaban más concentrados en su burbuja personal que en el clima y la falta de personas. No era temporada de turistas, así que a penas podía ver a una que otra persona solitaria, y eso hacía a Taehyung sentirse dichoso de tener a su lado a alguien con quién poder compartir. 

Pidieron una pizza mediana para los dos, latas de cerveza fría e ignoraron el fastidio del encargado por tener que cubrir un turno a las diez de la noche. Taehyung ignoró toda llamada que pudiese llegar a su teléfono ya cargado, e ignoró el pesar en su pecho al ver que solo eran dos recibidas horas antes. Si no le importaba a Yoongi era poco relevante en ese momento; sería una realidad que enfrentaría luego. 

—... Creo que eso era lo que no quería. Se como es mi madre con Jimin, no quería exponerte a eso. 

—Yo te presioné a que me llevaras. Y lo disfruté, no le des cabeza a lo que me haya dicho —observó el brillo en sus uñas sobre el manicure francés que él mismo se había hecho. Comenzaba a pelarse. Dio un trago a su cerveza e ignoró lo lleno que se sentía—. La pasé bien. 

—Yo también, me encantó que estuvieras —Jungkook le sonrió, apoyando sus codos en la madera del mesón que funcionaba como barra para el local. Detrás de él había un cartel con el menú, cosas de mar, pizzas, hamburguesas. Con lo lleno que estaba el pensar en comida le llenaba de fatiga—. De hecho... La verdad es que- siempre me gusta que estes.

Tomó la mano del alfa entre las suyas, observando la diferencia de tamaño con una diminuta sonrisa en sus labios. No solo la piel era distinta, luciendo Jungkook más bronceado, mientras Taehyung por su constante estadía en casa viéndose un poco más pálido. Los dedos de Jungkook eran delgados pero grandes, uniformes con su palma a diferencia de sus gordos y pequeños dedos enfundados en anillos. —A mí me gusta estar contigo. Se que no empezamos por buen pie, pero he estado teniendo tantos problemas y creo que estaría mucho peor si no pudiese contar contigo. 

—Oh, es... Mi divorcio fue rápido, sabes, rompimos tantas cosas en cuestión de días. Y se que no dependo de ti, ni de Jimin, ni de nadie. Siempre me he jactado de poder sobrellevar las cosas solo. Pero tu ayuda hizo que todo doliera menos —Jungkook llevó su otra mano para unirlas con las suyas, acariciando la piel con su pulgar. Era un gesto pequeño, pero más que reconfortante, el suave ejemplo de lo que Taehyung siempre había necesitado y le fue vilmente negado. 

—¿Qué fue lo qué pasó? Nunca quise preguntarte, no quería ser indiscreto... 

Jungkook chasqueó la lengua, siseando antes de exhalar con fuerza. —Es complicado. Básicamente... me engañó. Jimin llevaba casi un año engañándome con otro alfa. Y yo jamás perdonaría algo así, por mucho que lo ame —Taehyung se mordió el labio inferior, tratando de no sentir lástima. Jungkook se merecía mucho más que su lástima—. La confianza es la base de una relación, Kim. Y algo así- yo no siento que pueda recuperarse después de un engaño. 

—Hiciste lo correcto. Jimin- él no te merece. Eres... Eres una persona increíble, Jungkook. Tienes tus defectos pero como cualquiera. Son más las cosas buenas y hay personas que no lo valoran, entonces no te merecen —sus labios se abultaron, una mueca notable en su rostro cansado por el ajetreo del día—. Y me alegra que hayas salido de ahí. Eres demasiado valiente. 

El rostro del alfa estaba tenso en una expresión difícil de describir, un rastro indescifrable de algo fuera de lugar. Pero lo ignoró, terminando por divagar en todo lo que se hallaba en su cabeza. —A veces... No te lo niego, a veces he pensado en si Yoongi me ha sido infiel. Supongo que lo hago, sobre pensar porque no me explico su indiferencia y sus malos tratos. No creo que pueda soportar algo así, no como tú lo hiciste... Es admirable, Jungkook. Gracias por confiar en mí. 

Antes de que pudiese decir algo más, conectar su mirada con Jungkook y dejarle hablar después de haber casi vomitado todo lo que pensó y nunca dijo —como ya era más que costumbre, el alfa tomó sus mejillas sin cuidado y unió sus labios a los suyos. La presión no era delicada, pero tampoco brusca. Era una sensación agradable e inmediata que lo hizo cernirse a su cintura y sujetar la camisa de Jungkook. 

La humedad ajena lo hizo sobresaltarse, porque el alfa estaba llorando y detestaba pensar que era su culpa. Taehyung se separó y con sus labios húmedos y entre abiertos, observando los ojos enrojecidos de Jungkook. —¿Por qué lloras? 

—Lo siento, lo siento tanto —Jungkook negó con la cabeza, jalándolo y uniéndolo con fuerza a su pecho hasta poder reposar su frente en su hombro. Se sentía cómodo allí, recibiendo caricias en su cabello—. No es nada... no es nada. Te quiero, Taehyung. De verdad te quiero. 

—Me asustas —Taehyung se rió, besando su hombro antes de separarse a la fuerza. Era hermoso, pensó; incluso con los ojos rojos y sus mejillas brillando por las pocas lágrimas derramadas, Jungkook era hermoso—. Vamos a la posada antes de que se haga tarde. 

Jungkook asintió, besando su frente mientras le jalaba nuevamente a un abrazo. 

A pesar de la cercanía del lugar, llegar hasta su destino se llevó unos cinco minutos en el auto, estacionando entre caricias de manos y miradas furtivas que Taehyung decidió no analizar. Qué importaba... realmente qué importaba lo que pudiese pasar en ese momento con Jungkook. Se sentía feliz, libre y querido. No aprovecharlo sería estupido. 

Además, no ayudaban las manos de alfa acariciando su cintura incluso mientras pedían la habitación. El aroma a hierbabuena de Jungkook aumentaba en intensidad, logrando que su omega rasgara en su interior casi desesperado por hundir su nariz en el cuello de este. Sensible a los aromas, hacía crecer la expectación. Esa debía ser la razón por la cual su perfume confiable para neutralizar su aroma comenzara a desvanecerse, dando paso a sus cítricas feromonas características que empezaron a danzar en el aire. 

—Hueles demasiado bien —musitó Jungkook mientras subían las escaleras, la habitación de ambos hallándose en la segunda planta con la vista al balcón lateral. Las luces de los pasillos funcionaban a medias, y verlo bajo esa tenue iluminación era agradable a la vista—. Demasiado. 

Tembló inconscientemente, apoyándose del brazo del alfa para subir los últimos escalones. Se sentía débil y debía ser el aroma de Jungkook, de eso estaba seguro. —Perdón. 

—No, me gusta. Me gusta tu aroma —Jungkook unió su nariz al cuello de Taehyung, el omega sintiendo como su espalda chocaba contra la pared al final de las escaleras y cerca de una puerta. Sentirlo tan cerca de la zona sensible de su glándula de aroma lo hizo estremecerse. 

—Alfa —balbuceó, inhalando con fuerza el olor que desprendía. Hierbabuena, era mentolado y fuerte, llegando hasta sus pulmones y haciendo que sus rodillas se doblaras—. Alfa, habitación. Por favor. 

—¿Estás seguro? Taehyung... Puedo pedir otra habitación. Necesito que estes seguro —Jungkook trató de alejarse, parpadeando con sus pupilas dilatadas hasta que Taehyung lo jaló de su camisa hacia él. 

—Seguro. Habitación, ya. 

—Me harás morir. Te lo juro que moriré y será tu culpa —Jungkook gruñó, y Taehyung mentiría si dijera que el sonido no le resultaba placentero. Le alzó haciendo fuerza bajo sus glúteos y el omega enredó sus piernas alrededor de él, sujetándose de su cuello mientras Jungkook caminaba hacia la habitación 16. 

Llegando más rápido de lo que esperó, Jungkook abrió la puerta con un movimiento brusco con la llave. Fue tan sencillo como abrir, meter el botón, cerrar y luego dejar al omega sobre la cama. Taehyung lo observó, expectante, mientras el alfa se llevaban las manos a la cadera y le devolvía la mirada. 

—¿Estás cerca de tu celo? 

—Nopi. 

—Hm... ¿Qué quieres, Taehyung? No haré nada que no quieras —caminando hacia él, se montó sobre la cama de manos. rodillas hasta escalar hacia él. Podía ver los rastros de piel desde donde colgaba su camisa. 

Quería golpearlo si seguía perdiendo el tiempo. —Todo. Bésame —el alfa seguía observándolo, y empezaba hartarse, así que tomó las riendas del asunto y jaló a este desde el cuello de su camisa. Su ceño estaba fruncido, y no lo suavizó hasta que pudo besarlo y sentir como el alfa se reía contra su boca—. ¿Qué es tan gracioso? 

—Eres un omega mandón. Es tierno —hundió el rostro en su cuello, presionando la nariz contra su zona sensible y... oh, mordisqueó la piel con delicadeza—. Mhm, tierno. 

Jungkook sujetó sus muñecas con fuerza y las presionó contra el colchón, quedando Taehyung sin posibilidad de moverse al estar también sujetado en su parte inferior por las piernas del alfa. —¿Sabes, Kim? Siento que esa imagen de omega delicado no aplica contigo. El hecho de que tu primer instinto fuera pasarme fotos en lencería, así fuera sin querer... 

—¡Fue sin querer! —sus mejillas sonrojadas hicieron sonreír al alfa, quien besó la punta de su nariz con otra risita saliendo casi inocente de sus labios. 

—Ajá, sin querer... Dime, ¿Te gusta que te traten con delicadeza? —Taehyung negó con la cabeza, pero Jungkook solo chasqueó la lengua—. Responde con palabras o no voy a tocarte. 

Taehyung arrugó la nariz, evitando bufar e insultarle como nunca lo hacía con nadie por abochornarlo de tal forma. Pero no lo hizo, porque a decir verdad no le molestaba tanto como parecía. Suspiró. —... Siempre me tratan como si fuera a romperme. No me gusta. 

Siendo honesto, así era. Por muy doloroso que fuese últimamente tener intimidad con Yoongi, sabía que era su culpa de cierta forma. Su cuerpo se negaba a colaborar por la falta de interés emocional y por mucho cuidado que el alfa tuviese, no podía obligar a su omega a disfrutar cuando a veces parecía que Yoongi quisiese estar en cualquier lugar menos con él. 

Jungkook suavizó el agarre en sus muñecas, inclinándose a besar su mejilla y sonreírle. Sus ojos ya no estaban enrojecidos, su expresión ya no era tensa e indescifrable. Lucía feliz, excitado y pleno. —Puedo romperte si eso es lo que quieres. 

—Lo quiero —fue seguido a un gemido cuando la mano que antes sujetaba sus muñecas bajó a su entrepierna, frotando su entrepierna enfundada en su pantalón de vestir negro. La atención fue bien recibida, se sentía húmedo y solo por él. 

—¿Qué quieres? —Jungkook desabotonó el pantalón, metiendo su mano hasta sentir la liga de sus bóxers negros. Pronto su mano se arrastró dentro y Taehyung casi chilló al sentir el roce en la calidez de su erección—. Tú decides qué hacer. 

—Puedes... Yo- ¿Puedes tocarme? ¿Ahí? 

—No me lo pidas, solo dime lo que quieres —el alfa besó su pómulo, bajando con su mano izquierda sus pantalones para tener más libertad. Había sujetado toda la base de su miembro y estaba frotando lentamente de arriba abajo, ayudándose con su pulgar para humedecerla con el presemen que salía de la punta—. ¿Así? 

Taehyung asintió con un suspiro aireado y suave, cerrando los ojos mientras se permitía disfrutar. No recordaba la última vez que una mano además de la suya le había dado placer, casi babeando por el tamaño de la mano que lo hacía. Fácilmente cubría toda la base a excepción de su cabeza, caliente y áspera. 

Jungkook besó sus labios nuevamente, y permitió que fuese un beso real. Abrió sus labios de inmediato y el alfa captó la seña, introduciendo su lengua con delicadeza hasta presionar la suya, rozándose y chasqueando hasta que su mentón se hallaba húmedo. 

La rapidez de de los movimientos avanzó, pronto el placer siendo avasallante y aplastante en sus músculos. —Espera. Si me c-corro no se si aguante más. 

—Kim, eres un omega joven. Relájate —se rió, besando las hinchadas comisuras de sus labios. Lucían más grandes que de costumbre y pronto se halló mordiéndolos. 

Supuso que lo haría. Era notable la diferencia; con Yoongi no lograba tener una erección luego de llegar al climax, pero era incomparable la excitación que sentía en ese momento con Jungkook. Apretó el cierre de sus parpados, el placer apilandose en sus músculos hasta que ya no podía soportarlo. Estaba gimiendo con menos decoro, buscando los labios del alfa que seguía rechazando sus besos. —Quiero verte. 

No tardó demasiado, los dedos de sus pies se doblaron mientras su espalda se arqueó en el momento en que llegó al orgasmo, sintiendo cómo este golpeaba todo su cuerpo y su camisa de seda se manchaba de semen. 

—¡Jung- oh, espera! 

—Mierda, olvidé desvestirte. Perdón —el alfa se carcajeó al hundir su rostro en su cuello, liberando agarre de su ahora semi flácido miembro. Había sido intenso, y Taehyung aún estaba temblando bajo su cuerpo—. Arrugas la nariz cuando te corres, eres hermoso. 

Jungkook repartió un par de besos entre su cuello y hombro, levantando su manchada camisa poco a poco hasta subirla y retirársela al agotado cuerpo del omega. Su erección contra su pantalón estaba doliéndole ya, pero ver a Taehyung tan pleno en ese momento lo hacía sentirse casi en las nubes. 

Besó sus clavículas, su pecho, bajó un par entre sus costillas y abdomen, luego en el hueso de sus caderas y su vientre. Fue bajando el bóxer negro poco a poco hasta lanzarlo al piso, besando posteriormente el muslo interno del omega. La piel era suave y acaramelada, dándose chance a oler el aroma cítrico que pululaba en la habitación. Cualquiera podría olerlo; omega excitado y feliz. Necesitaba mezclarlo con su propio olor. 

Y cuando volvió a mirar la entrepierna del omega, pudo ver la pequeña erección que nuevamente lo saluda. No sabía si sentirse halagado, o reírse por la expresión abochornada de Taehyung. —Te tardaste mucho, ¿No? 

—Cállate. 

—¿Qué quieres que haga? —besó su abdomen, sonriendo al ver que este bajaba y subía por la intensidad de la respiración de Taehyung —. Eres hermoso. 

Taehyung lo jaló desde su camisa, volviendo a estar ambos a la misma altura. Sus pestañas estaban húmedas y pegadas la una a la otra, y las pupilas del omega se hallaban dilatadas. Cómo resistirse a esas miradas... —Quiero tu nudo, alfa. 

No debía pedirlo dos veces. Mordió el labio inferior de Taehyung, disfrutando el cómo cada vez estaban más rojos e hinchados. Eran obra suya, y de no saber que debía volver a casa Jungkook lo habría marcado en toda la extensión de su cuerpo. 

Se quitó la camisa en un solo tirón sin importarle los botones. Sus músculos estaban bien definidos, y Taehyung se permitió admirar su cuerpo sin pena. Había bajado ya sus pantalones y bóxers hasta su rodillas, empujándolos luego con dificultad, y Taehyung halló su mano bajando hasta sujetar su miembro. Jungkook estaba duro y se debía a él, solo a él. El alfa quería a su omega y el solo pensamiento lo llevaba al límite. 

Jungkook jaló una almohada hasta acomodarla bajo las caderas de Taehyung, admirando por fin su entrada dilatada y completamente húmeda. Olía a omega, a su omega, al que pedía por él. No necesitaba preparación ni lubricantes artificiales, el omega estaba listo y solo por él. 

Eso lo llevó a observarlo con devoción, besando su cuello donde una marca luciría con creces. Podía imaginárselo con la cicatriz pálida y blanquecina, indicando que era un omega marcado y amado, lejos de las marcas negruzcas que portaban los omegas con un lazo sin amor. Portaría tan bien su marca, sería el omega más hermoso y suyo. 

—Jungkook, ya... Te necesito —Taehyung movió su parte baja y podía sentir como humedecía su pierna cercana a su entrada. Iba a matarlo si seguía haciendo eso 

Mordisqueó la piel de su cuello, con su mano bombeando movimientos en su enrojecida erección. Alineó la cabeza entre sus glúteos, y presionó mientras se alejaba lo suficiente como para verlo. Quería ver cada una de sus expresiones mientras entraba. 

Llenaron sus expectativas y más, porque los labios de Taehyung se abrieron a la perfección en un jadeo mientras entraba con suavidad. Era delirante la sensación de calor en su longitud mientras era abrazado por el interior de su omega, gimiendo cuando se halló dentro por completo. El movimiento atrajo un jadeo agudo del omega, seguido de un gruñido. —Muévete, no estoy hecho de cristal. 

Por todo lo bendito, cuánto adoraba a ese omega. 

Sujetó ambos lados de su cadera, atrayéndolo de atrás para adelante en estocadas más definidas. Los músculos de su entrada estaban apretados, y brindaban un increíble placer cada vez que se deslizaba. El placer bajo su glande lo hacía suspirar, golpeando el interior de su omega con orgullo al oírlo gemir más alto. 

Era gemidos por y para él, cada vez que golpeaba la prostata de Taehyung y observaba cómo sus ojos casi rodaban y se cerraban y abrían constantemente. 

—¿Te sientes cómodo así, o quieres que te mueva? —jadeó contra su oído al dejarse caer sobre él sin aplastarlo, tomando por su cuenta los movimientos de su cadera al penetrarlo con lentitud pero con la fuerza suficiente para empujar la cama y hacer que el cabecero sonara contra la pared. Esperaba no hacer enojar a nadie. 

—Así, así... Estoy bien. Alfa —Taehyung chilló, enterrando sus uñas en sus costados hasta elevarlas a su espalda—. Muérdeme. 

—No voy a morderte, Kim —las feromonas lo volverían loco, el placer también, pero no caería ante las peticiones descabelladas de un omega excitado... por mucho que él estuviese cerca de estarlo también—. Shhh, dime cuánto te gusta. 

Obedientemente repitió un mantra de "mucho, me gusta mucho" y peticiones que el alfa no lograba comprender. Casi dobló su cuerpo por completo, empujando rudamente dentro de él. Segregaba tanta humedad que era fácil deslizarse, observando con fascinación como su miembro se desaparecía en su interior. 

Acarició la piel cercana con su dedo índice, adentrando el mismo a la vez que lo hizo su erección. El omega gimió aún más alto y siguió haciéndolo incluso después de sacar su dígito, podía escucharlo hacerlo durante el resto de su vida. 

—Estoy cerca —logró articular Jungkook, rodeando la cintura de Taehyung con su brazo derecho; lo mantuvo quieto mientras se movía aún más rápido, el golpeteo de su piel chocando con la ajena escuchándose en toda la habitación—. Mío, mi omega, dilo. 

—Soy tuyo... Oh, alfa —Taehyung sollozó con sus ojos humedecidos. Jungkook besó sus mejillas, un tierno contraste a la dureza de sus otras acciones mientras el placer se concentraba en su entrepiernas. 

Bombeando dentro de él, pronto llegó al climax que lo golpeó sin cuidado hasta hacerlo tensarse. y desprender su líquido en el cuerpo del omega. Se sentía exhausto, la adrenalina bajando brevemente mientras su nudo comenzaba a hincharse. 

Taehyung rodó los ojos cuando la base del alfa expandió su interior, siendo el empujón restante para que sin necesidad de tocarse pudiese llegar al orgasmo que llegó hasta su pecho en gotas menos abundantes que la primera vez. 

Se sentía lleno, literal y metafóricamente. Su cuerpo no daba para más y las fuerzas para moverse eran iguales a cero. Solo supo que estaba llorando cuando las lágrimas se deslizaron a su cuello, pequeños símbolos de lo sensible y emotivo que se hallaba. 

—¿Te sientes cómodo, Kim? ¿Te gustó? —no quería sonar demasiado inseguro, pero al no escucharlo mediar palabra era imposible no sentirse así. Quería que el omega estuviese a gusto, no aprovecharse de él. 

—Solo- quitemos la almohada. Me duele esto —Taehyung gesticuló a su parte inferior y Jungkook obedeció de inmediato, luego acariciando las mejillas ajenas. Taehyung le estaba sonriendo, y eso era suficiente—. Me encantó, Jungkook. Jamás había disfrutado tanto con alguien. 

—Haría lo que fuese por que lo disfrutaras toda tu vida, te lo juro —Jungkook besó sus labios, haciendo una mueca cuando su espalda le dolió. Tal vez había exagerado con la posición, pero que Taehyung estuviese cómodo era lo que más le importaba.

—¿Yo lo hice bien? —el omega preguntó en un hilo de voz, evitando moverse. Estaba demasiado sensible en su interior y el nudo del alfa era grande. 

Este presionó otro beso en su frente, luego abrazándolo contra su pecho como si temiese que fuera a desaparecerse. —Eres el omega más perfecto con el que he podido estar. 

Mantuvo el abrazo, sintiendo como la respiración de Taehyung iba relajándose poco a poco hasta notar que se había dormido entre sus brazos como un pequeño cachorro. Era hermoso de cualquier forma, pero no podía dejar de admirar cómo se veía enrojecido y sudoroso, el aroma de ambos mezclándose hasta ser insoportable para cualquiera que no fuese ellos. Taehyung olía a omega complacido, y era un aroma que muy pocas veces había desprendido. 

Se merecía estar así siempre, y allí en ese momento supo que quería ser el causante de su felicidad

Por fin actualicé, después de 5 largos meses, jajaja ríe para no llorar, pero los que me siguen sabrán porqué mi falta de actualización en esta historia y eso es porque:
1. Me enferme de covid
2. La universidad me consumía horrible
3. Mi ánimo estaba por debajo de los cielos

Pero aquí estoy, espero y realmente lo espero, no tardar tanto para subir el siguiente capítulo, porque ya casi estoy al día con la obra original y cuando lo esté, dejaré de actualizar hasta que la original sea actualizada, gracias por ser pacientes a los que me esperaron y no me presionaron, disfruten, los tqm 💕

Pd:Este capítulo tiene más de 5mil palabras

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