₁₈
Jungkook había querido llevarle, y aunque el miedo de volver. caer en discusiones no deseadas con su pareja le llenara el pecho, era lo más seguro y lo que internamente ansiaba. Era la comodidad en su auto ya experimentada con anterioridad lo cual Taehyung deseaba, a pesar de que lo noche no podía haber ido peor.
Era su culpa, o así buscaba convencerse, por su comentario tan fuera de lugar en lo que pudo ser una inolvidable velada entre ambos. Este sentimiento se retorcía en el pecho, haciéndolo sentir tan incomodo como miserable al hallarse en el asiento del copiloto. Pedía en su interior, con fuerza y fijación, que Yoongi hubiese salido tal como siempre lo hacía, su obsesión profunda era irse de casa y dejarle tan solo que era rutinario como toda su vida misma sin la presencia de Jungkook.
Tras unos segundos en el camino, Jungkook habló con ambas manos en el volante pero su preocupada mirada fija en la presencia continua del castaño. Su mirada tan ensimismada le ponía los pelos de punta, por razones que no podía interpretar. —Taehyung... No quiero que pienses que estoy molesto contigo. Es la situación la que me enerva, odio pensar en que te hagan daño porque no te mereces nada de esto.
Probablemente dio en el clavo, porque la expresión adversa se tornó amarga y sombría, la inseguridad derramándose de cada poro hasta resultarle doloroso. El omega suspiró debidamente, desviando la mirada con una mueca tras liberar el aliento guardado.
—No tienes por qué preocuparte por mí, yo estaré bien —respondió brevemente, sin muchos rodeos y sacudiendo su cabeza al hablar. Sus brazos se hallaban cruzados a la altura de su pecho, una barrera protectora tal como podía interpretarla por muy desorientado que la conversación lo tuviese.
No soportaba aquello, ver a Taehyung sufrir tanto y saber el por qué, pero aún así ser vilmente incapaz de decirle siquiera una pequeña porción de la verdad. Era egoísta y retorcido, como si disfrutara de la miseria en la que el omega se había visto envuelto sin razón. Lo último que necesitaba Kim Taehyung era a un egoísta más en su vida. —Debo decírtelo, yo- mereces saberlo... —le costaba hablar, el nudo en su garganta haciéndose aún más grande.
Taehyung lo observaba, extrañado. Una ceja enarcada y el ceño fruncido en rastros de preocupación y confusión al mismo tiempo, entremezclándose y dejándole a Jungkook un deje agridulce en la boca.
—¿De qué hablas? —Taehyung logró articular, su expresión siempre dulce o nostálgica viéndose algo neutral después de todo, después de sentir tantas cosas en su interior que Jungkook jamás lograría descifrar al completo. Era hasta admirable—. Me estás asustando.
Suspiró. Era un cobarde. Fácil fue llegar a juzgar a Taehyung al recién conocerlo, pero muy difícil se tornaba verse al espejo, al reflejo patético y temeroso que ni siquiera era capaz de musitar la verdad y ayudar a alguien importante para él. No, no podía—... No es nada, olvídalo...
Los labios ajenos se abultaron, la ansiedad entreviendose en el resquicio de sus ojos cafés. Era inconsiderado dejar la verdad latente en sus palabras, para luego arrebatarla y enterrarla sin cuidado frente a él sin ningún tipo de decoro.
—¡No! Por favor, dime, no voy a molestarme —su voz sonaba en un hilo débil, contrastando con la imagen del omega que se iba amasando en su mente. Taehyung era tan valiente e increíble, algo que él nunca sería.
—No es... Bueno, es que... Creo que debemos continuar nuestra amistad y... olvidar lo qué pasó ayer —por el contrario, amasar tal falacia fue mucho más fácil. Y qué poco esfuerzo requería tomar el camino fácil a pesar de lo que su moral y consciencia le dictaba.
Los labios de Taehyung partieron, entreabiertos y enrojecidos para él. Sencillo sería besarle, era algo en lo que no pudo dejar de pensar en todo el día. Pero una barrera divida la razón de sus emociones, una muy pronunciada que lo mantuvo en su lugar aunque la expresión mal contenida del adverso era dolorosa, y decir aquello incluso era subestimarla.
—Oh...—¿Estaba acaso desilusionado? Taehyung, personalmente, no lo tenía claro. Debía alegrarse de empezar de cero, de dejar atrás tan confuso suceso, pero aún así quería aferrarse a la momentánea felicidad y no dejarla ir, obligarla a quedarse. Sin embargo, las cosas nunca eran fáciles para él, eso ya lo tenía desgraciadamente claro.
—¿Te molesta? —Jungkook desconocía de cómo interpretar sus expresiones y el tono en su voz, todo arrimándose en una coraza que él mantenía y era jodidamente bueno al hacerlo—. Porque...
—¡No, para nada! En realidad yo... pensaba lo mismo —un hilo de voz, y Jungkook sabía que había más de eso. ¿Alivio, tal vez? Pero la opacidad en sus ojos le brindaba confusas ideas que no estaba listo para detallar, no en ese momento. Taehyung hizo el amago de una sonrisa, la mueca brillante sin llegar hasta sus ojos—. ¿Entonces, amigos?
—Eres como un niño, Taehyung—su tono era excesivamente dulce mientras se obligaba a sonreír, observando al chico frente a él. ¿Cómo alguien podía hacerle daño?—. Amigos.
Era algo que Jungkook no entendía. Para gustos, los colores, pero Taehyung era tan maravilloso que le parecía insólito las acciones de su esposo. La burla y humillación constante eran imperdonables, y aún así ahí estaba él, siendo cómplice de aquella farsa yam cruel y dolorosa. —¿No te traje problemas ayer? —preguntó tras unos minutos de silencio, las sonrisas ya borradas de ambos rostros.
Taehyung se sobresaltó visiblemente, antes de relajarse ante él. Pero había cierta duda tras sus ojos, eso lo tenía bien claro.
—U- Uh, no, no, además... Me vine preparado. El omega sacó un frasco de plástico donde almacenaba, supuso, un perfume. Al leer la etiqueta fue suficiente para saber que era un inhibido e de aromas, o neutralizador. Casi, casi le sacó una sonrisa al verlo sacudir el frasco en su pequeña mano.
Los días estuvieron llenos de trabajo insistente y encerrarse en su vida laboral y con Jimin, tratando de distraerse lo más que podía de toda la situación en la que se vio envuelto últimamente. Ver a Taehyung era más que nada algo eventual, entre noches que coincidían antes de dormir o alguna que otra mañana. Y así, un mes concurrió sin novedades, y Yoongi lo agradecía.
Era una tarde común en la casa de Jimin, aquella que solía compartir con su ex esposo. Los trámites de divorcio iban lentos, y algo le decía que era más la pereza de la antigua pareja que por ineficiencia de los abogados a tratar. No había mucho que dividir, no cuando el alfa resignó a los papeles de la casa y solo pidió quedarse con el auto. Le sorprendía lo fácil que fue resolver todo entre ambos, solo faltaba hacerlo legal y todo estaría culminado.
Jimin estaba sentado frente a él, yéndose hace poco a la cocina a prepararse algo. Yoongi no quería nada, simplemente estar en la cama y descansar su exhausto cuerpo. —Las cosas tienen que cambiar, Yoongi —algo le decía que la conversación tomaría ese rumbo, no le sorprendía.
—Jimin, te lo pido de por favor que no empieces. No tengo cabeza para esto.
—No, Yoongi, sí empiezo. ¿Cuánto tiempo planeas tenerme así? ¿A escondidas, sabiendo que llegas a casa con otro hombre? —el omega arrastraba sus palabras, su dialecto natal desbordándose un poco por lo ofuscado que se hallaba. Enunciaba con dureza, una sarcástica risa escapándosele luego—. Yo puedo- podía soportarlo, pero no así.
—¿Cuántas veces te he dicho que odio que me hables con tantas vueltas? Se directo, Jimin, me estresas —subió su mano hasta su sien, masajeandola con el pulgar en busca de un alivio que nunca consiguió.
La bomba fue dejada tras unos segundos de silencio, incómodos y agonizantes, que le hicieron sentarse de inmediato al escucharlo. —Creo que estoy embarazado.
El tono en que el omega hablaba se suavizó de forma considerable, era difícil llegar a verlo como alguien frágil. Pero ahí estaba, Park Jimin luciendo jodidamente vulnerable ante él, con sus ojos oscuros fijos en el hilo del edredón que rascaba con la uña de su dedo índice.
El solo procesar lo dicho lo hacía querer gritar y salir huyendo, la irremediable culpa escalando en su interior, el temor al porvenir acompañándola en su camino a hacerlo querer devolver todo lo comido en el día.
—... ¿Estás seguro? —musitó, inhalando con profundidad antes de exhalar al hablar, su lengua refrescando sus pálidos y quebrados labios.
Podía imaginarlo, a Jimin con una hermosa barriga causada por él. Era una imagen que le llenaba de calidez, pero la situación lo devolvía a la realidad. Yoongi era un hombre casado, con una presión familiar rompiendo su espalda y encima... La imagen de Taehyung llorándole por la falta de cachorros, por la inutilidad como omega que esta le hacía sentir, le estaba impidiendo disfrutar de la noticia como en otro contexto lo habría hecho, como un futuro padre debía hacerlo.
Taehyung dudó, parpadeando antes de elevar su mirada al techo y estirar sus brazos para ofrecerse soporte tras su espalda. —Dije 'creo', solo debo hacerme la prueba. Pero no me siento bien, y además... —suspiró, dejando caer la cabeza antes de mirarlo—. Mi celo debió ser hace una semana...
—Mierda, lo olvidé —genuinamente, no era una mentira forzada. Los celos de Jimin eran algo planificado, una semana que Yoongi organizaba para poder compartirla con él sin la presión de llegar a casa.
—¿No te da alegría? ¿Es en serio? —la voz de Jimin sonaba tan insegura y vacía al mismo tiempo que... quizás lo ayudó a reaccionar.
Se inclinó hacia él, sus manos atajando la pálida cintura tras una camisa negra de algodón, sus pulgares acariciando su vientre imperceptiblemente. —Mi vida, claro que me alegra, siempre he querido tener una familia contigo. Pero es el peor momento, Jimin, mi padre, mierda... Mierda... —casi, casi sollozó, su cuerpo le pedía llorar y descargar todo.
Jimin pareció apiadarse de esto, inclinándose también para acariciar sus mejillas. Aunque igual, su mirada se mantenía amarga. —Cálmate, no te lo dije para que te alteres. Y no quiero presionarte, ¿Pero hasta cuando? Si estoy esperando, no solo seré yo, puedo pisar mi dignidad por ti pero no condenaré a un cachorro a vivir en las sombras y explicarle que su papá tiene otra familia.
—Por favor, Jimin, hablas como si esto fuera a durar toda la vida...
—¡Tú haces que lo parezca! No tienes las pelotas de enfrentarte a las cosas ni siquiera por un hijo, eso me lo dice todo —las caricias cesaron, y era natural, Yoongi supuso. Un omega podía tornarse irracional y violento si la seguridad de su cachorro lo ameritaba, nacido o no
—... No te pongas así.
—¡Deja de decirme qué hacer y qué no! —casi chilló, antes de respirar y controlar las emociones que se desbordaban de cada porción de él. Sus palabras estaban llenas de seguridad y verdad, pero no era la manera de darse a entender—. Sea lo que sea, no dejaré que nos hundas contigo. Así que piensa muy bien lo que haces.
Necesitaba respirar, o iba a ahogarse. Yoongi se levantó de la cama, dejando las sabanas cayéndose incluso al suelo. Sus manos restregaron su rostro, como si aquel movimiento fuera a liberarle de cargas y culpa, como si eso fuera a solucionar todo.
Pero no había forma de solucionar el desastre que se estaba armando, el cual lo orillaba a tomar decisiones mucho más pronto de lo que querría. Se sentía como un niño confundido y perdido, debatiéndose entre lo correcto y lo que creía que debía hacer.
Jimin se acercó a su espalda, abrazándolo por la cintura con su mejilla recostándose cuidadosamente en su hombro. —Yoon... por favor, no sabes cuánto me duele verte así. Se que tu familia es horrible, se que te han hecho un instrumento para su beneficio y odio eso. Porque no te lo mereces. Te lo ruego que pienses si esa mentalidad que te metieron vale más que la familia que podemos tener, que la estabilidad de Taehyung, que la nuestra.
—Jimin...
—'Jimin' nada, estoy dispuesto a sentar cabeza contigo, a tener algo hermoso contigo, solo debes darte la oportunidad —podía sentirlo apretando su cintura, el agarre siendo tan aferrado a él como si fuera a irse en cualquier momento—. No tienes que depender de la familia de Taehyung, no tienes que seguir aferrándote a ser un objeto para la tuya. Puedes venir conmigo, decirle las cosas a Taehyung y dejar de hacerle daño. Puedes hacer las cosas bien.
Hacer las cosas bien... ¿Qué era realmente el hacer las cosas bien? No amaba a Taehyung, pero el cariño creado por los años y la convivencia le estaban jugando en contra. Una vez supiera la verdad de todo lo alejaría por completo de su vida, en todos los aspectos. Y al contrario de lo que una vez pensó, esa probabilidad no le agradaba para nada.
Pero podía sentir a Jimin —a su omega, sentir su calidez y su presencia. También el vientre de este rozando su cuerpo. Quizás... Quizás estarían bien.
Las salidas con Jungkook se habían tornado algo constante, una rutina en su vida que no estaba dispuesto a dejar ir. Y con ayuda de ser lo suficientemente cuidadoso, los problemas ocasionados por el olor de este en él cesaron por completo. Podía decirse que Taehyung estaba feliz, ignorando todo lo que una vez llegó a pasar. Aunque el omega en su interior no estuviese muy contento por lo mismo.
—Oye, Taehyung... —llevaban ya un buen rato en la banca del parque, sentado entre las piernas de Jungkook. Las suyas estaban apegadas al pecho, una bolsa de palomitas de maíz que compartía con el alfa descansando en su regazo. Era hasta gracioso ver a Jungkook estirando en más de la mitad de la banca, un brazo en el espaldar de esta y la otra en la bolsa cada tanto.
—¿Hm? —ladeó su cabeza, observándolo. Usualmente las salidas eran simples, idas a comer o a hablar. Pero aquel día Jungkook lo invitó al parque, queriendo desahogarse del último caso en el que se vio envuelto a trabajar. De detalles ciertamente perturbadores, era comprensible que la presencia del omega lo tranquilizara. Pero a desconocimiento de Taehyung, no era el efecto de cualquier omega el que Jungkook buscaba.
—Ayer fui a mi casa y... Mi hermana esta cumpliendo años. Usualmente es algo íntimo, hacemos una cena, jugamos, vemos películas, partimos el pastel, dura todo el día y la familia se queda a dormir y... —Taehyung tocó su brazo, deteniendo las cavilaciones del alfa hasta que este le sonrió—. Solo quería saber si te gustaría ir.
Sus mejillas se sentían calientes, y es que... ¿Jungkook quería introducirle a algo tan preciado para él? Le sonaba casi inaudito, pero aún así se halló asintiendo velozmente. —¡Me encantaría! Puedo llevar comida, o lo que necesites, no iré con las manos vacías.
—No es necesario, pero a mis hermanas le encantaría si les hicieras los baram tteok que me hiciste la otra vez. No digas que yo te dije —su aliento raspó su oreja, sacándole una sonrisa antes de hacer que el brazo libre del alfa surcara su cintura.
—Suena a un buen plan.
Nota: Iba pedir disculpas por no actualizar en todo este tiempo, pero no lo voy a hacer, estuve muy ocupada con mis clases de la universidad, con tareas y proyectos, tuve mis exámenes finales, tuve un pequeño viaje por mi cumpleaños y ¡oh! también fue mi cumpleaños, pero hubo muchas personas que me exigían actualizaciones y aunque yo les decía que pronto actualizaría mas no sabía cuando, nunca me dejaron de exigir, tengan algo de comprensión, tengo vida fuera de aquí y todo esto lo hago por diversión, no es obligación, esto es algo con lo que yo puedo divertirme, así que no lo conviertan en algo que odie, por ahora ya estoy de vacaciones, pero eso no significa que actualizaré constantemente, este tiempo que tengo de vacaciones lo usaré para descansar y actualizaré cuando yo pueda, gracias por la espera, disfruten.
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