₁₆
Jungkook se dedicó a observarlo y escucharlo, sus facciones repletas de calidez a cada palabra que escurría de sus labios en pequeños lamentos. Habían conseguido un tronco cómodo y quizás algo viejo cerca de la orilla, sentados uno al lado del otro en contemplación al paisaje, vislumbrando cada detalle que el panorama les brindaba. Pero de alguna u otra manera, sus visiones fueron encontrándose únicamente la una con la otra.
—Yo no tenía idea de lo que de verdad era mi matrimonio. Siempre me esforcé en ser este... omega perfecto, que cualquiera querría a su lado. Pensé que si era bonito y bien comportado no me tendría que preocupar que nadie me quisiera —Jungkook quiso interrumpirlo, hacerle saber a Taehyung lo fácil que era querer a un ángel como él. Sin embargo, lo mejor era permitirle su espacio a desahogarse en confianza con él—. Yoongi era todo lo que mi omega quería. Siempre me consideré tan afortunado... No sentía que alguien como él podría fijarse en alguien como yo.
Aquello era como un golpe directo al pecho, suspirando mientras sus ojos se llenaban de aquel deje de tristeza y culpa que no tenían progreso en disiparse. —Y cuando empezamos a salir yo no podía estar más feliz. Pensé que había amor ahí, pero según mi papá... Él solo veía el dinero que mi familia tiene. Y ya no sé ni qué creer, Jungkook. Todo lo que pensé que tenía armado se me está desmoronando en la cara y no sé si pueda hacer algo al respecto.
Diablos, tenía que decirle. No podía soportar aquellos ojos caídos observándole con tanta desdicha, el como todo su aroma revelaba la miserable vida que estaba llevando. Odiaba tanto a los seres crueles y egoístas que habían destrozado a tan preciado ser. —Nada de esto es tu culpa, Taehyung...
—Sí lo es. Yo he permitido que esto pasara, que llegara hasta este punto. No puse límites y dejé que cualquiera me pasara por encima —sorbió por su nariz, sentía que volvería a llorar y realmente no quería ofrecerle esa vista a Jungkook—. Solo quiero que mi matrimonio vuelva a estar bien. Extraño al Yoongi de antes, quiero todo devuelta.
No, no, no. Taehyung no podía estar deseando tal cosa. Debía conseguir que abriera los ojos y se diera cuenta de la farsa que tenía como matrimonio, del vago intento de ser humano con el que compartía cama. Y de solo imaginarse a aquella escoria siquiera tocando al omega... Su alfa se retorcía por dentro, pidiéndole a gritos que hiciera algo al respecto.
Desde muy tierna edad había sido un niño astuto y sereno, daba chance a que las situaciones se desarrollaran ante sus ojos con calma y paciencia, antes de actuar y tomar una decisión. Pero desde su presentación como alfa... sus jodidos instintos le habían jugado malas pasadas.
Por esa misma razón se halló sujetando ambas mejillas adversas, apretándolas suavemente hasta unir los labios rosáceos del omega en un puchero que unió hasta su boca. Sus ojos cerrados y sus manos firmes, besó las comisuras ajenas con cuidado y delicadeza.
Juraba sentir un ligero movimiento tras unos segundos de quietud, probablemente se había congelado en sorpresa, pero Taehyung le estaba correspondiendo débilmente y su alfa solo podía saltar, contento de poder tener al omega castaño entre sus brazos. Lo rodeó de dicha forma, buscando la cercanía que pronto le brindó una calidez extrema. El aroma dulzón y cítrico del hombre lo estaba envolviendo, indicándole que había hecho lo correcto.
Podía sentir los labios adversos moverse tímidamente, chasquidos suaves hechos por ambas bocas al separarse y volverse a unir en periodos de cortos segundos. La boca de Taehyung se sentía fría por el clima, pero en su interior era tan cálido y reconfortante, el sabor a la cerveza llegando a su boca cuando abrió aquellos labios con su lengua y se tomó el atrevimiento de invadirla.
Pero antes de poder procesar en el hecho, Taehyung lo empujó por el pecho, una horrorizada expresión vistiendo su rostro como una tela oscura y amarga. —¿Qu- Qué haces?
—Lo siento, yo... Fue un impulso —logró articular, soltando el agarre en la fina cintura del omega. Sus orejas y mejillas hervían en vergüenza—. Solo quería besarte y- lo hice.
—Lo hiciste... —Taehyung soltó una risa sin gracia, sus ojos algo vacíos y oscuros, demasiado distinto a cómo estaban antes para su gusto—. Eso querías, ¿No? Traerme hasta acá para poder cogerme. Por eso llevabas tiempo saliendo conmigo.
—¿Qué?
—Eres bueno en esto, Jungkook. Por un momento casi me lo creó —su expresión era demasiado dura, no le gustaba para nada—, casi me trago el cuento de que un alfa quería ser mi amigo sin intereses de por medio. Son todos iguales. Todos.
—¡Taehyung, no, entiendes todo mal! —se paró bruscamente a buscar al omega que se había disparado del asiento como un rayo, sus zancadas alejándolo de él torpemente. Se veía adorable con su chaqueta puesta y sus pies enterrándose en la arena antes de sacarlos a la fuerza y dar la siguiente pisoteada—. ¡Jamás hubo ese interés! Fue un impulso del momento, te lo juro.
Apretó el antebrazo del castaño una vez lo alcanzó, impidiéndole moverse, y de tal forma lo jaló hasta tenerlo de frente. El omega se removía débilmente, y Jungkook aprovechó para hablar. —Eres increíble, Taehyung. Eres lo más bonito que he visto en mi vida y... solo quiero ser tu amigo y ayudarte. Solo- te veías tan triste y hermoso y... solo quise besarte y lo hice. Lo lamento tanto.
—Ese es el problema —oh, no, Taehyung estaba llorando y no podía sentirse más culpable—. Todo el tiempo me lo dicen. Que soy hermoso, que soy lindo, que físicamente soy perfecto, pero- pero nadie se detiene a decirme que soy inteligente, o que soy amable, no, nadie se fija en eso.
—Taehyung, eres hermoso —lo acercó aún más a él, recibiendo un ceño fruncido y una nariz arrugada también por lo dicho. Adorable, pero Jungkook prosiguió—. Eres una belleza, pero no te lo digo por tu aspecto. Eres una persona hermosa por dentro. Por eso estoy aquí, contigo, porque alguien con sentimientos tan hermosos como los tuyos no se merecen sufrir como lo haces.
El omega sollozo, un quebradizo sonido que habría soñado feo viniendo de cualquiera, pero no de él. —Lo siento... Jungkook, lo siento. Siempre pago lo que me frustra de los demás contigo y- no te lo mereces —el alfa le arrulló, sus pulgares limpiando las lágrimas formándose en los ojos del omega—. No me molestó que me besaras. Solo recordé cosas que me hacen sentir mal y... enojado, y me desquité contigo. Lo siento tanto.
—Deja de pedir disculpas por todo, Kim Taehyung. No es tu culpa. Está todo bi...
Antes de que pudiera continuar sus palabras consoladoras y reconfortantes, fue besado por el omega. No podía sentirse mejor.
Besar a Jungkook era toda una experiencia. El alfa besaba con una dedicación increíble, como si nada más en el mundo importara fuera de su burbuja especial. Todo era como los sueños que llegó a tener de niño, el romance pastel siendo vivido en carne propia luego de tanta añoranza.
Después de varios minutos de besos con los golpes de la alta marea y sus olas en la orilla como instrumental, Jungkook le llevó hasta el auto. Condujeron un corto trayecto de unos tres minutos hasta llegar a una posada vieja pero encantadora, donde una señora en bastante avanzada edad les atendió. A penas 80.000 wons la noche, era una necesidad. Tomar carretera en la madrugada no sería una buena idea.
—Tu ropa de ve incómoda, puedo prestarte mi camisa —el alfa ladeó la cabeza al verlo quitarse los zapatos de vestir y el saco, quedando en el suntuoso pantalón blanco y en la camisa del mismo color. Imaginarse en la ropa de Jungkook le encendía las mejillas en un sonrojo vergonzoso.
—No, descuida. Estoy acostumbrado —se encogió de hombros, bostezando mientras se sacaba la parte inferior de la camisa que se hallaba metida dentro del pantalón. Mucho más cómodo, se lanzó a la cama, poco importándole revisar su teléfono por si Yoongi había llamado o escrito. Era lo que menos le interesaba en ese momento, por mucho que luego se arrepintiera.
El alfa hizo lo mismo, solo que sus pantalones fueron arrebatados y quedó en bermudas negras y sueltas que hicieron reír por lo bajo a Taehyung. —Oye, deja de burlarte, son muy cómodas. Tú seguro de que tienes una tanga horrible e incómoda por mala persona —su vago intento de defensa solo hizo que el omega se riera aún más fuerte.
Era tan intimo y cómodo, observar a Jungkook mientras revisaba los canales. Estaba algo recostado sobre el respaldar de la cama, dos almohadas duras y tiesas sirviéndole como apoyo en su espalda. Su pecho se veía tan tentador, y pareció notar la mirada del castaño. —¿Quieres acostarte en mi brazo? Juro que soy cómodo y huelo bien.
Taehyung volvió a reír, olvidando por completo a sus dos almohadas. El brazo de Jungkook le esperaba bien dispuesto, aferrándose a la curvatura de este. Su mejilla propia reposó en su hombro, su brazo surcó por su pecho y- vaya, era demasiado cómodo.
Tras segundos en silencio, donde solo podía escuchar los ruidos del televisor, Taehyung decidió hacer la pregunta que llevaba rato rondando en su cabeza. —¿Te gusto, Jungkook?
Jungkook bajó la mirada hacia él, encontrándose con aquellos dos ojos caídos y oscuros. —¿Huh? ¿Y esa pregunta? —estaba algo confundido, y eso hizo sonreír al omega.
—Yo no beso a personas que no me gustan...
—Yah, ¿Entonces te gusto yo? Porque me besaste —sonrió, la burla de buenas intenciones derramándose con facilidad de su boca debido a la costumbre. Agradecía que Taehyung no se tomara tales juegos demasiado en serio.
—No seas tonto, no se responde a una pregunta con otra pregunta —y aún así, tenía de nuevo esa expresión tan comunica en su acaramelado rostro, sus ojos entrecerrados y su boquita arrugada, a la par que su nariz y el fruncir de su ceño.
—¿Te han dicho que eres gracioso cuando discutes? —recibió un golpe en el pecho, soltando posteriormente una sola carcajada—. ¡En serio! Tu nariz se arruga y tus ojitos se ponen chiquitos, chiquititos. Como un... gnomo enojado.
Taehyung resopló, sus ojos rodando y solo añadiendo puntos a la ternura que embadurnaba la escena frente a él. —De todos los ejemplos lindos que habían... ¿Escogiste un gnomo?
—No te amargues. ¿Has visto Gnomeo y Julieta?
—No.
—Serías Julieta —sonrió, acariciando los despeinados mechones de cabello castaños que se disparaban a todas las direcciones posibles, habidas y por haber.
—Déjame adivinar; tú serías Romeo — comentó el omega con una sonrisa nueva y quizás algo cómplice, una que no tardó en desvanecerse como todo últimamente.
—Disculpa, se llama G-n-o-m-e-o. Respeta su nombre o lo nuestro no va a funcionar.
—¿Lo nuestro...? —Taehyung suspiró, su mirar bajando hasta la tela de la camisa negra bajo la camisa a cuadros que el alfa traía puesta. No dejaba de confundirle, y solo quería gritar—. Jungkook... ¿Entiendes que estoy casado, verdad? No quiero que las cosas se confundan entre nosotros.
—¿Te gusto, Taehyung? Porque... Creo que a mí me gustas. Y eso me da miedo.
Le sorprendía la sinceridad con la que pudo hablar, supuso que era un efecto bueno que Taehyung tenía en él, quien alzó su mirada al escuchar la palabra 'miedo' dejar sus labios.
—¿Miedo por qué?
Suspiró, forzando una sonrisa. No quería incomodarlo, no quería tomar ese rumbo y aún así se hallaban de tal manera, abrazados en una posada fuera de Seúl en un viernes por la noche. —Oye, no se responde a una pregunta con otra pregunta —trató de hacerle reír, pero no tuvo demasiados frutos—. Y no lo sé... estoy en trámites de divorcio y me aterra el pensar en cosas de amor y relaciones. No es personal contigo, sería así con cualquiera.
—No lo digas así, hace que me sienta menos especial... —Taehyung se mordió el labio, meditando con bastante cuidado lo próximo a decir. Al alfa le llenaba de ansiedad tal faceta, cuando no sabía el rumbo que tomarían las cosas—. No lo sé, Jungkook. Creo que- creo que me gustas, pero es muy confuso. Eres la única persona que me ha tratado con cariño y respeto. Necesito procesar todo antes, cerciorarme de que no me aferro a ti por esa razón únicamente.
—Yo lo entiendo. Por favor, no te des dolores de cabeza por eso. Descansa, mañana nos iremos temprano y te dejaré en tu casa —intentó calmarle, su brazo acariciando la fina espalda ajena. Se sentía intimo, y lo hacía sentirse lleno.
—Sí... ¿Jungkook?
—¿Hmm?
—Gracias... por todo. No solo por esto; gracias en general. Eres muy especial para mí.
Lo abrazó, apretujándolo contra su pecho mientras besaba la coronilla de su cabeza. —Hm, tienes suerte de ser tan lindo, Kim Taehyung. Descansa, acá voy a estar para ti.
Nota: Muchas gracias por las 1k de lecturas en esta adaptación, estoy sorprendida del apoyo que ha recibido, también les agradezco por los 700 seguidores, sin ustedes no estaría aquí, gracias otra vez ❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro