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₁₃

La presencia de Jungkook llegaba a ser tan reconfortante que podía sentir a su lobo casi saltar, alegre en su pecho como si se tratase de una navidad. Era indescriptible, en realidad, e inexplicable la razón de esto; algo que Taehyung no quería pensar demasiado, en realidad. Podía sentir levemente el roce de su mano al caminar, la esencia que pululaba a su alrededor producida por la marca de aroma. En definitiva, lo hacía sentirse bien.

—Jimin debe ser un buen esposo, ¿No? —el alfa a su lado se sobresaltó, sus orbes grandes y marrones observándolo llenos de duda y confusión—. Confía en ti... A mí no me gustaría que Yoongi tuviese tanta confianza con un omega como para salir tan seguido.

A Jungkook se le notaba incómodo, sus labios arrugados en una fina línea similar a la que se había formado en su ceño. Temía haber dicho algo fuera de lugar, y por la forma en que el alfa introdujo las manos sobre sus bolsillos y dejó escapar un grave aliento lleno de pesar supuso que sí lo había hecho.—Jimin y yo ya no estamos juntos.

Sintió un extraño tirón en su estómago, parpadeando quizás algo descolocado. Aquella era una respuesta que, definitivamente, no se había esperado, por lo que tartamudeó al hablar —: Oh... Vaya... Lo la- Lo lamento mucho...

—Era algo destinado a pasar —se encogió de hombros, terminando por resoplar y estirar una mano hasta masajear su hombro con el atisbo de una sonrisa, o tal vez una mueca que simulaba ser una—. Descuida, estoy bien.

El tema se cerró de tal forma, pero aún así... Taehyung sentía la necesidad de indagar más. Detestaba ser tan curioso. No había nada peor que un omega que no sabía meterse en sus propios asuntos, y temía que Jungkook se enojara por lo mismo, al ver que no estaba actuando como debía.

Sacó tales pensamientos de su cabeza, dedicándole una sonrisa al menor que fue recibida con un leve y juguetón empujón en su costado. El omega amplió su sonrisa, devolviéndoselo con la fuerza suficiente para hacer al alfa trastabillar un poco. Jungkook lo recibió con una mirada curiosa y sorprendida, la pequeña sonrisa tornándose aún más brillante y genuina. Su estómago se sentía cálido, y sus mejillas adquirieron cierta tonalidad rosácea.  

Desvió su mirada, sacándole la lengua de forma infantil antes de comenzar a caminar más rápido -o al menos lo que el dolor en sus piernas y la debilidad le permitía.   

—Realmente eres un caso serio, Kim Taehyung —se rió el alfa, alcanzándolo hasta cubrir sus hombros con su brazo. Podía escucharlo reírse, incluso—. Uno muy serio.  

Taehyung también se rió. De alguna manera extraña, se sentía pleno.

De alguna forma no le hacía sentirse demasiado cómodo poner un pie en su casa. Era una sensación asfixiante, generando un desagradable peso en la boca de su estómago, indicándole que algo estaba mal. Y sí que lo estaba, todo su matrimonio estaba mal por mucho que se esforzara en convencerse de lo contrario. Podía observar la vasija mal lavada por Yoongi en la cocina, tan desastrosa como la premisa de ver a su alfa. 

Se acercó con desgano, abriendo el grifo para darle una enjuagada a los platos y vasos. Los cubiertos también, siendo de lo último en lo que se encargó hasta dejarlos escurrir al otro lado del lavaplatos. Taehyung suspiró, apretando con sus pequeñas manos en un agarre al filo de la encimera; se ofrecía a sí mismo algo de estabilidad, sus orbes cerrándose pesadamente hasta escuchar un saludo en la entrada a la cocina. 

Se hallaba agotado, ojeando al alfa con el mismo desgano poco usual en él. Por muy mal que se encontrase, siempre se esforzó en mantener una apariencia correcta y acorde para su esposo, una sonrisa plastificada en sus comisuras que por nada del mundo llegaba a borrarse. O al menos no del todo. 

—Oye, te hice una pregunta —Yoongi sonaba cansado también, graves bolsas bajo sus ojos de tonos rojizos y poco brillo en su mirar. Su voz barítono sonaba más monótona de lo que Taehyung estaba acostumbrado a relacionar en él. 

—No la oí, lo siento. Estoy cansado... —arrugó sus labios, ojeando por última vez la vasija antes de dirigir toda su atención al más alto. 

Yoongi suspiró gravemente, su mirada perdida en nada y a la vez en todo, analizando cada recóndito lugar de la habitación. Eso lo llenaba de ansiedad y auto consciencia, llenando su cabeza de pensamientos negativos que eran imposibles de controlar correctamente. Podía esconderlos, echarles tierra encima para taparlos y evitar la incordia que le producían. Pero incluso él sabía que no era una forma sana para lidiar con los problemas en su vida, y era, lamentablemente, algo que llevaba haciendo desde que tenía uso de razón.

—... En estos días sentí su aroma en ti. Lo dejé pasar, ¿No? Podía ser que te lo hubieses encontrado, siempre has sido muy sensible a los olores. Se impregnan en ti, recuerdo- uhum, siempre —el alfa se hallaba divagando entre sus palabras, acercándose a él con una pequeña mueca en su boca. Le ponía los nervios de punta—. Pero hoy después de tu celo llegas a casa oliendo a Jungkook, a otro alfa. ¿Te parece justo? 

La mano de este se cernió en su antebrazo, la dureza resultándole molesta y... dolorosa. No soportaba el dolor, siempre había sido sensible ante todo aquello. Un omega débil. —Me estás lastimando... 

—¿Y a mí no me lástima oler a otro alfa en ti, no? —Yoongi ladeó su cabeza, mirándole con una mezcla de decepción y hastío. Dolía, incluso más que el agarre que cada vez se hacía más fuerte—. ¿Me estás siendo infiel, Taehyung? 

La palabra sonaba inaudita. Taehyung jamás había procesado la idea de estar con alguien más, era algo que le producía asco, algo que él no sería capaz de llevar a cabo. Su propio alfa no le conocía, aparentemente. —Yo- Jamás- Yo nunca... Yoon, yo nunca estaría con alguien más... 

Estaba sollozando. Aquel estado, acompañado del desagradable aroma a omega asustado, pareció devolver al mayor a sus cabales. Soltando el agarre en su brazo, Yoongi dio dos pasos hacia atrás. Ya ni siquiera le miraba. —Vete a bañar, enjuágate bien. No quiero olerlo en ti, y espero que sea la última vez. 

Taehyung asintio enérgicamente, observando al alfa mascullar entre los bajo un "mira lo que me haces hacer, Taehyung," antes de negar con su cabeza y salir de la cocina. Escuchó llaves moverse, y tras unos segundos estuvo seguro de que Yoongi había salido de la casa. 

Ahogó un sollozo en el dorso de su mano, sintiendo como gordas lágrimas viajaban hasta esta. Incluso su nariz se sentía llena de mocos, el celo lo había dejado demasiado sensible y- odiaba estar así. 

Odiaba vivir así.

—Te juro que puedo tocar la flauta con mi nariz. 

Jungkook se hallaba feliz, pleno, observando a su mejor amigo con una expresión divertida mientras el alfa contrario pegaba el instrumento a su nariz, soplando hasta producir un sonido horrible y desagradable que le sacó un buen par de carcajadas. 

Había sido un buen día, realmente. Aún podía sentir la presencia del omega a su costado, el aroma tan dulce y cítrico que este poseía. Ver fresas, comer vainilla u oler el perfume de flores de cerezo que solía pertenecer a sus hermanas le recordaban a Taehyung. Eran parte de él, del olor que había dejado impregnado en su cuerpo y ropa con el solo hecho de estar junto a él. No lo olía tan fuerte desde la cena en su casa tiempo atrás, y en aquel entonces le resultó molesto e intenso... 

Pero ahora, subía las mangas de su suéter hasta bañarse en las feromonas de Taehyung. 

—Estás en las nubes hoy, por Dios. ¿No vas a contarme? —Hoseok presionó, sus codos apoyados en la barra de la cocina que usaban para comer. Habían pedido pizza, solo tenían que esperar a que llegara para cenar—. ¡Por favorcito! 

—Ya, deja de fastidiar... —Jungkook se rió, negando con la cabeza mientras tomaba un sorbo del pequeño vaso de soda y ron—. Solo- Salí con Taehyung hoy. 

—¿Huh, Taehyung...? ¡Oh, ya! El omega del tipo con el que se fue Jimin. 

Le lanzó una mirada desdeñosa. —No es su omega, ¿Oíste? Es Taehyung. Es... horrible que todo sea /su/ omega, /su/ alfa, ¿No somos personas propias e individuales? 

—Ya, ya, MLK, relaja las bolas. ¿Te gusta en serio, o estás siguiendo mi consejo? 

Aquello lo dejó meditando, su cabeza estancándose a pensar qué tan cierta pudiese ser la respuesta que saldría de sus labios. No era algo a lo que le hubiese dado mucha cabeza. La presencia de Taehyung le alegraba, pero decir que no buscaba lograr abrirle los ojos era... una gran mentira.

—No lo... La verdad es que no lo sé —suspiró, apoyando su mentón en sus nudillos mientras observaba las manchitas en la piedra de la encimera, antes de elevar elegantemente la vista hasta su amigo. Hoseok se encontraba de pie, observándolo sin mucho seguridad. 

—A ver... ¿Has pensando en besarlo? 

—No —respondió de forma honesta, no le había surcado por la cabeza besar al omega y, en realidad y para ser sincero, el pensar en aquello no le agradaba del todo. Lo que menos quería era confundirlo y hacerlo sentirse culpable, y Taehyung se merecía ser tocado por alguien que le amara y estuviese seguro de lo que hacía. 

Jungkook no era nada de eso. Acabando de salir de una relación de tanto tiempo, lo último que quería era caer en el consuelo de alguien más. 

—¿Y en pasar tiempo con él? 

—Me encanta estar con él —aclaró, sus cejas uniéndose en una expresión casi preocupada e insegura—. Pero- No creo que vaya más allá, no quiero que vaya más allá. Me da miedo pensar en- en colgarme de alguien tan rápido. La última vez, con Jimin, terminó fatal y... 

—Jungkook, estás lleno de miedo. Y lo entiendo —Hoseok asintió, su mano terminando en el hombro de este para dar unas reconfortantes palmadas—. Pero tienes que sanar eso. Amar no va a dañarte, cerrarte a hacerlo sí. Y no lo digo por el omega, tienes derecho a tomarte tu tiempo para sanar. Pero sanar incluye saber que lo qué pasó con Jimin no fue tu culpa. 

No fue su culpa. 

Costaba entenderlo cuando seguía recriminándose mil cosas que hizo que pudieron ser la razón de que Jimin le dejara. ¿Era su posesividad, su falta de una buena posición económica, su atosigamiento o... el darle tanta libertad? 

No lo sabía, y pensar en ello solo regresaba las ganas de echarse a llorar. Lo de su decepción amorosa no dejaba de doler, ni tenía pintar de querer dejar de hacerlo pronto.

—Quiero gustarle, pero me da miedo que él me guste. ¿Tiene sentido? 

Hoseok lo observó como si quisiese analizarle, pero fallase en el intento. Con un degradado de decepción y simpatía al mismo tiempo, era una mezcla que no lo hacía sentir del todo bien. Con un hueco en el estómago se dedicó a observar cómo su amigo atendía la puerta cuando el repartidor de pizzas llegó con la cena. Tenía hambre, tal vez eso lo ayudaría a dejar de pensar. Después de hallarse tan feliz, ahora se sentía miserable.

Hola, una disculpa por tardar, pero he estado ocupada con cosas de la universidad y con mi salud ya que he estado un poco sensible, se supone que iba a ser un maratón, pero no me alcanzó el tiempo, disfruten.

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