₁₁
Había algo en sus besos que se tornaba adictivo en medio de todo, un imán que le impedía alejarse por más que quisiera, por más que fuera lo correcto y estuviese consciente de ello. Era la forma en que sus manos apresaban su piel, como su boca surcaba por su cuerpo en besos y gemidos ahogados, la manera en que su nombre salía de esos labios que tenían su marca tras cada encuentro.
Jimin amaba a Yoongi. Loca, egoísta y apasionadamente. De esos amores en que podían pasarle por encima a cualquiera con tal de estar junto a su alma gemela, su otra mitad, quien la luna había puesto allí para él aunque se dieran cuenta de la forma menos oportuna. Amaba cada centímetro de él, sus intereses, su actitud infantil, su alma, sin importar cada defecto que definía al alfa.
Estar junto a él era un sueño, el cual necesitaba mantenerse. Porque sabía que cuando su encuentro terminara y Yoongi pasara por su puerta sin su aroma, volvería a pertenecerle a otro omega, y solo quedarían los rastros en su memoria por el resto de la fría y cruel noche que se ensimismaba en torturarle.
—Te amo —suspiró contra sus labios, disfrutando de las gotas de sudor que bajaban por la unión en sus pechos y se perdían en su torso—. Te amo demasiado.
Yoongi acarició sus mejillas, su pulgar jugando con la esquina de su labio. Jaló de este, mordiéndose el propio con su mirada fija en el movimiento de sus dedos. Se notaba ensimismado, como si estuviera observando una obra de arte ante sus ojos. —Eres hermoso... el más hermoso —susurró, antes de atajar sus labios con su boca en un beso lento pero duro, justo cómo se había adentrado en su cuerpo hace no mucho.
Sin embargo, el omega no podía dejar de pensar en las palabras de Jungkook días antes. Yoongi había pasado su celo a su lado, poseyendo su agotado cuerpo hasta que ya no podía más. Pero se iría nuevamente a ser el alfa de otro, a dejarle solo con el vacío en su cuerpo y su lobo llorando y rasgando en su interior.
—Necesitas decirle, Yoongi... Yo ya no puedo con esto —suspiró, pegando su sudorosa frente a la suya—. No puedo seguir actuando como un calienta camas nada más.
—No digas estupideces, jamás has sido eso —Yoongi acomodó los cabellos que caían en su flequillo, y Jimin quería creerle... realmente quería. Pero...
—¿Entonces por qué solo me buscas cuando estas caliente, huh? Jamás te he pedido más de lo que me das, pero si me amas, ¿Cómo puedes estar con otro? Y no me lo niegues... se que te acuestas con Taehyung. Apestas a él y a alfa excitado demasiado seguido —negó con la cabeza, su cuerpo enderezándose para bajarse de encima del alfa con una mueca profunda en su expresión—. No me merezco esto.
El alfa resopló, dejándose caer agotado en la almohada. Aún su cuerpo estaba caliente, el sonrojo en sus mejillas presente y debía hallarse exhausto después de su celo. Lo entendía, pero igual se negaba a dejar aquel tema de conversación tan importante para después como siempre. —Te he dicho que no es tan fácil, amor, no sabes todo lo que me vendría encima si dejo a Taehyung.
—¡Pero eso es lo peor, yo dejé y herí a alguien que me amó de la forma más pura en que se puede a amar a alguien! —con rudeza, buscó sus interiores para ponérselos, luchando con la sabana que se enredaba en su cuerpo desnudo sin cuidado—. Y tú eres incapaz de sacrificar lo que tienes. A veces dudo de lo que sientes, Yoongi, de verdad lo hago. Y me tienes cansado.
¿Qué quería, exactamente? ¿Que defraudara a su familia, que se fuera a la quiebra, que perdiera su beneficioso empleo por simplemente no saber manejar la situación?
Pero eso frustraba a Jimin. El alfa se negaba a entender lo que sentía por él, no por su dinero. —Vístete y te vas. Ahora mismo no te quiero ver.
Irse a casa... después de todo. ¿Podría mirar a Taehyung a la cara tras haberle traicionado como era ya costumbre? No estaba seguro del todo.
El momento en que Taehyung abrió sus ojos, estuvo claro en que no se hallaba en su casa. Su cuerpo se sentía caliente y pesado, al igual que su saliva, y estaba siendo aprisionado por dos brazos como tenazas que le impedían moverse siquiera un centímetro. El pánico se asentó en su estómago, agitando su respiración mientras el alfa a su lado se removía debido al cambio en su esencia.
La debilidad de un alfa era un omega en apuros. Por eso tras la amargura del aroma, Jungkook abrió sus ojos con algo de lentitud y pereza, enarcando ambas cejas en confusión ante el asustado y confundido omega.
Bien, no había tenido sexo con él. Estaba seguro de eso, porque su parte baja se sentía más descansada que nunca y su esencia no se hallaba entremezclada a la del alfa. La hierbabuena, aún así, le tenia relajado y débil por más que estuviese asustado por voluntad propia. —No te muevas tanto. Espera, voy a traerte unas aspirinas.
Aún así siguió removiéndose hasta que el alfa se levantó, sus ojos bien abiertos observando con cuidado cada movimiento de este hasta salir por la puerta que daba al pasillo. Comenzaba a recordar en qué había terminado su noche, y la vergüenza de agolpaba en el enrojecimiento de sus mejillas.
Se sentía abatido. No solo había sido rechazado por su alfa, sino que había molestado a otro. Si había una definición a un mal omega, Taehyung lo era, o al menos así se sentía.
—Te ves demasiado mal, Taehyung. Te ves enfermo —Jungkook frunció su ceño, instándole a pasarse la aspirina con un vaso de jugo de naranja. El sabor le recordaba a las mezclas de bebidas en la noche pasada, y eso le hizo apresurarse a vomitar al baño.
Sus piernas flaquearon al empujar la puerta, con sus manos apoyándose en el asiento del inodoro para no irse de cara al agua mientras expulsaba la bilis y lo que quedaba en su estómago. En general, olía y sabía terrible, su nariz ardía y eso terminó haciéndolo llorar.
Jungkook estaba tras él, acariciando su espalda y lanzando pequeñas frases de aliento que Taehyung no lograba entender mientras devolvía el estómago. Y para cuando nada más salió, Jungkook no decía nada, solamente le miraba con aquellos ojos tan profundos y analíticos que lo hacían sentirse vulnerable.
—Tu lobo está sufriendo. Por eso estás así... No parece malestar de resaca, estas pálido —el alfa arranco algo de papel de baño, limpiando su boca y mejillas manchadas de vomito con este—. ¿De casualidad Yoongi y tú comparten lazo?
Taehyung negó débilmente con su cabeza, gesticulando hacia su desnudo y pálido cuello libre de marcas. —Uhm... es raro, entonces. Supongo que debes amarlo mucho.
Sollozó, asintiendo con su cabeza mientras él alfa lo acomodaba de espaldas en su regazo. —Lo amo mucho, Jungkook, desde hace mucho tiempo lo amo pero últimamente lo único que hace es que mi corazón me duela... estoy cansado.
Jungkook le miró con lastima, cuánto detestaba la lastima. Pero antes de que pudiese decirle algo el alfa tomó su muñeca, jalándola hasta su rostro sin desviar sus ojos de los suyos. Era atrapante, enviando corrientes en su columna cuando la lengua del alfa lamió su muñeca con lentitud. Su antes frío cuerpo se sintió cálido, un aroma a hierbabuena desprendiéndose de sus poros. —No es lo mismo, pero que un alfa te de su esencia ayuda un poco. Al menos mientras puedas volver con Yoongi...
—No es la primera vez que lo hace —casi se rió entre sus lágrimas, bajando la cabeza aunque su cuerpo estuviese vibrando por oler a Jungkook. Había algo tan intimo en que un alfa te de su esencia, un signo de propiedad que hasta al omega más duro lo ponía de rodillas. Taehyung lo sabía muy bien.
Jungkook enarcó una ceja. —¿Lo ha hecho antes? —¿Acaso no era la primera vez que Yoongi le era infiel? Pensar en aquello le hacía sentir un mayor desagrado hacia aquel alfa, como si eso fuera posible de todas formas.
—Uhuh... Últimamente pasa sus celos en casa de sus padres —oh, joder—. Me siento tan inútil... hago todo lo posible y aún así, aunque tiene un omega en casa prefiere pasar su celo solo. Tanto asco le doy...
Aquello era el colmo. Si bien Jimin le había herido, el orgullo de su lobo no se había visto tan afectado. Pero el alfa estaba destrozando el autoestima y la seguridad de Taehyung, lo que llevaría a resultados catastróficos si nadie le ponía un alto. Necesitaba decirle... pero...
—Taehyung, eres un omega demasiado bueno, jamás pienses lo contrario solo porque no te saben apreciar —acaricio sus cabellos, imaginándose un mohín en sus labios aunque lo tuviese de espaldas—. ¿No has pensado en que tal vez... Yoongi pueda verse con algún otro omega?
El castaño giró su rostro de inmediato, volteando también su cuerpo con una rudeza que lastimó su entrepierna y le hizo sisear. —¿Cómo se te ocurre semejante estupidez? Yoongi es incapaz de hacer algo así... —su voz era dura, tanto cómo jamás la había escuchado, y le hizo tragar en seco.
—Era solo una sugerencia, Taehyung.
—¡Pues no necesito tus sugerencias, Jeon Jungkook! —se levantó con debilidad, tambaleándose algo mareado mientras se aferraba a la pared—. Necesito... Necesito irme... Sí, necesito irme porque Yoon va a llegar pronto y necesito recibirlo, va a estar débil y...
En omega salió como alma que llevaba el diablo por la puerta del baño, sacándose la bata de baño sin pudor alguno mientras rebuscaba su ropa para ponérsela. Jungkook se sonrojó, evitando mirar demasiado. —Taehyung, quédate a desayunar al menos, estás enfermo y...
—¡No estoy enfermo! —suspiró, pasándose una mano por el cabello—. Lo siento... eres un alfa y no debería hablarte así. Te agradezco que me hayas ayudado, ¿Pero honestamente? Necesito empezar a resolver sólo mis problemas.
Había tanta pesadez en su mirada, que Jungkook fue incapaz de decir algo más. Y simplemente se mantuvo en silencio, suspirando en el momento en que Taehyung partió de su apartamento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro