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₀₇

Llegar al hogar que compartían fue un momento agridulce para él, no deseaba hacerlo y aún así allí estaba, enfrentándose justamente a lo que no quería. Estaba sentado en el sofá gris y acolchado, entre sus manos una taza de café preparada por Jimin. No sabía bien, como era usual, pero apreciaba el gesto.

El omega parecía mudo, temblando levemente en el mueble frente a él como si no supiera por dónde empezar. Probablemente así fuera, ya nada le sorprendía. —Jungkook... esto es muy difícil para mí, ¿Lo sabes, no?

—No como lo es para mí. No te victimices —suspiró, soplando y sorbiendo el café—. Me engañaste, y peor aún, planeabas seguir haciéndolo y mentirme a la cara. ¿Valgo tan poquito para ti?

—No, Kook, no... Planeaba decírtelo. Pero necesitaba que Yoongi estuviese de acuerdo, no podía hacerlo sin que él quisiera también —negó con la cabeza, sus ojos rasgados enfocados en las decoraciones de la mesa de té—. Es que, él tiene miedo de que Taehyung se entere. Le aterra la idea. Y por el hecho de que lo conoces ya en persona tenía sus temores. 

—Entonces, planean mentirle a él. ¿No es lo mismo? —no le veía la justificación a eso, realmente no. Dejó la taza sobre la mesa, buscando atajar su mirada—. Jimin, he dado todo lo que tengo y lo que no por ti, ¿Y me cambiaste por alguien que planea mantenerte como su amante? Puede darte lo que quieras de puertas para adentro, pero públicamente su omega es Taehyung. Duerme con él, huele a él y si planea continuar jugando con él le dará su marca y tendrán cachorros juntos. 

—No digas eso, Jungkook. Tú no sabes nada —el omega gruñó, y eso dolía; porque a Jimin le hería no sentirse importante para Yoongi, y eso demostraba que no había sido un encuentro meramente físico. Habían sentimientos de por medio, y eso apretujaba su corazón brutalmente—. Yoongi no quiere a Taehyung, y tampoco planea tener cachorros, mucho menos marcarle-

—Jimin, ¿Cómo puedes hablar tan fríamente de algo así? Tú no eras así, no antes... —Jungkook hizo una mueca, sus oscuros ojos entrecerrándose con el dolor perceptible en los mismos.El omega, cabizbajo, suspiró. Podía sentir cómo sus feromonas se tornaban más sublimes, indicando que no se sentía bien emocionalmente. Su alfa deseaba acercarse y reconfortar al omega que sentía como suyo, pero no deseaba realmente hacerlo. No se sentía capaz. 

—Empecé... a tener encuentros con Yoongi hace como un año, más o menos —Jungkook contuvo el aliento, esperando a que continuara—. Fue extraño todo, la verdad, yo lo necesitaba. Desde que lo conocí mi lobo pedía por él, y se convirtió en una lucha entre mi lobo y yo. Él quería estar con Yoongi, y yo quería no dejarme llevar por los instintos y respetar nuestra relación. Pero estar lejos de él me dolía, perdí el apetito, las ganas de trabajar, todo... 

—Recuerdo eso... —suspiró. En su momento había pensado que era una simple mala racha, había intentado consolarlo y obligarlo a comer, hacerlo saltarse el trabajo para poder cuidarlo como se debía. Todo se tornaba amargo al verlo bajo otra perspectiva, una mucho más real.

—... Uhuh... No fue un buen momento. Hasta que no pude soportarlo. Jungkook, de verdad te amo —Jimin se inclinó hacia adelante, su expresión solemne siendo dirigida hacia él como si su intención fuese seguir lastimándolo con aquellas palabras que eran como dagas atravesándolo—. Es un amor distinto, te amo como la persona que me ha acompañado y amado estos años. Pero el amor hacia Yoongi es diferente, mi lobo lo ama a él de formas que yo no puedo controlar. 

Se relamió los labios, asintiendo levemente. Jimin había tenido todos esos meses a su lado sabiendo muy bien que su amor por él no era suficiente para tomarlo como su compañero de vida, ¿Entonces con qué razón lo había mantenido así si sabía aquello? ¿Era acaso egoísmo? —Planeabas dejarme. 

Jimin asintió solemnemente. —Solo no sabía cómo hacerlo sin herirte. 

—¿Por qué actuabas conmigo como si de verdad me amaras, entonces? No lo entiendo, Jimin, de verdad creía cada cosa que me decías. Pensaba que tú también disfrutabas acostarte conmigo, besarme, tanto como yo lo hacía, pero... —cerró los ojos, negando con su cabeza. Su orgullo y corazón estaban hechos pedazos por igual—. Era mentira. 

—No, Kook, por favor no pienses eso —musitó lastimeramente, tragando en seco mientras intentaba mantener la mínima compostura—, nunca fingí. Disfruto estar contigo, es distinto. 

—Felicidades, Jimin. Ya lo sé. Ya puedes estar con tu alfa sin preocuparte por mí —¿A quién engañaba? Era palpable cuánto le dolía y le afectaba. 

Jimin se veía dolido.Pero no le importaba. Él se hallaba el doble.


Siempre había detestado el olor a tabaco que desprendían las paredes de ese despacho. Su padre nunca había sido el hombre más higiénico, de lleno no lo era. Y supuso que gracias a la beta que tenía por pareja, su madre, era que continuaba sobreviviendo tal cómo lo hacía. Min Jaehan era un alfa de duro carácter, por eso no le sorprendía estar recibiendo aquellas rudas miradas taladrantes cada vez que alejaba la copa de sus labios. ¿Qué bebía? Ni él lo sabía, había sido incapaz de ofrecerle al menos un trago. Le miraba con su nariz elevada casi hacia el techo, las comisuras de sus labios formando una mueca de desagrado. —Has perdido peso, Yoongi. Da pena solo verte. 

Casi soltó una risa, no se esperaba menos de su padre. Eran tantos años conociéndolo al muy despreciable, que ya era tan fácil como conocerse a sí mismo. 

—Estrés, debe ser —trató de sonreír, su brazo descansando sobre su pierna cruzada sobre la otra mientras el contrario reposaba sobre el escritorio. Se hallaba sentado de lado, incapaz de darle la espalda al otro alfa—. Pero no me llamaste para hablar de mi salud. Nunca lo has hecho.

—Quizás porque no me interesa —la mandíbula del hombre se tensó, avanzando hasta acomodarse el traje mientras se sentaba en la silla tras su escritorio marrón ,de cuero, acolchada, digno del adinerado alfa... qué sorpresa—. Al menos no ahora, lo único que me interesa es saber por qué demonios no has marcado a Kim Taehyung. 

Contuvo el aliento, sus ojos buscando plantarse en algún punto de la pared tras su padre. Era nuevamente ese tema, aquel que quería evitar y fingir que no existía. 

—No solo eso, Yoongi, ni siquiera has intentado ponerlo en cinta. Es lo único que te he pedido que hagas en tu miserable vida... —el alfa bufó, casi en burla mezclada con su enojo—. Ni para ser alfa sirves. 

—No es mi culpa que lo hayamos intentado y no quede embarazado, papá, eso es muy problema de él —gruñó, sacando la misma excusa de siempre. Sabía que era bajo lanzarle el muerto a Taehyung quien no había hecho nada malo, pero no tenía otra opción.

—Cállate. Puedes mentirle a todos, hijo, pero no a mí. Te falta mucha vida que llevar para poder engañarme —era clara su burla, y eso solo le enojaba más. Jaehan golpeó el escritorio con sus nudillos, obligándolo a dirigir su atención hacia él—. Gaeul nunca estuvo de acuerdo con que te comprometiera en contra de tu voluntad, pero deberías agradecérmelo. Te di a un omega físicamente perfecto, dedicado al hogar, que haría lo que tú le pidieras cuando quisieras y aún así mantienes tus berrinches... 

—¿Berrinches? Papá, me usaste para no irte a la quiebra. ¿Cómo quieres que perdone eso? Encima hablas de Taehyung como si fuera un producto... —resopló, cruzando sus brazos a la altura de su pecho mientras empujaba su mejilla interna con su lengua—. Aprecio a Taehyung, pero no lo amo y no quiero vivir amarrado a un matrimonio así, mucho menos a un lazo y una familia... 

—¿Y crees que Taehyung no piensa lo mismo? Seré franco contigo; va a dejarte si sigues negándote a cumplir tu deber como su alfa. Y sabes que no te perdonaría que arruinaras la oportunidad de que nuestra familia vuelva a ser lo que era antes.

Yoongi entrecerró los ojos, dejando caer su mentón hacia su pecho casi, casi con incredulidad. —¿Me estás amenazando? 

—Tómalo como gustes, hijo —suspiró el alfa, moviendo su mano para indicarle que se retirara—. Mas te vale marcar a Taehyung antes de que se te haga tarde.


Taehyung observó el espejo delante de él, casi suspirando al observar lo quebrado en la parte superior. Había sido algo extraño, realmente; su esposo había llegado de visitar a sus padres, alegando que quería ducharse debido al aroma a tabaco que su padre poseía. Taehyung estaba de acuerdo, el olor le repugnaba aunque de cierta forma le recordaba sus visitas a la mansión de los Min durante su niñez y adolescencia, cuando él y Jeongyeon jugaban en el despacho del padre de ella. 

Pero Yoongi había salido como alma que lleva el diablo, poniéndose un saco antes de salir sin siquiera despedirse de él. No le dio mucha importancia, estaba acostumbrado a eso. Sin embargo, cuando entró al baño para ducharse él también se topó con parte del espejo roto debido a un puñetazo. 

Prefería no meterse con eso, temiendo llegar a cortarse. Sería otro achaque sumado a la lista junto al dolor en sus caderas y el ardor en su interior. El estómago, de cierta forma, se le había revuelto, y ya ni quería ducharse. Prefería irse a la cama directo a dormir sin preocuparse por cenar. De hecho, justo eso iba a hacer cuando su teléfono sonó en una llamada entrante. Lo tomó, viendo que se trataba de Jungkook.Eso le puso nervioso. Se relamió los labios, elevando el celular a su oreja luego de atender la llamada. —¿Hola? 

—Hey, Taehyung. ¿Qué hay? —la voz rasposa del alfa le brindó mayor confianza, y pudo oírle medio suspirar—. Vi tu llamada hace unos dos días, creo. Perdona por no atenderte ni devolverla, estaba pasando por unos problemas. 

—Entiendo, no tienes por qué disculparte. No es una obligación —sonrió intentando transmitirle conforte al alfa. Era su naturaleza después de todo—. Y lamento oír eso, tú y Jimin pueden venir siempre que necesiten. No me molestaría organizar una cena y- 

—Nada de eso, no te molestes —sus mejillas se enrojecieron, quizás había exagerado—. En realidad... La verdad me gustaría podernos ver. Nosotros dos solos, sabes. Hablar y... sí, me gustaría hablarte de algo. 

Oh, carajos. Estaba convencido de que se trataba de eso, y solo deseaba que el suelo se lo tragara y lo escupiera en otra parte del mundo, muy lejos del alfa y compañía. Sentía una grave vergüenza cada vez que recordaba su... gran hazaña, una que le hacía sentirse de lo más culpable. 

—Jungkook de verdad lamento lo de la foto. No le vi la malicia en el momento. Por favor, no le digas nada a Yoongi, estoy tan apenado...—qué pena, solo le faltaba soltarse a llorar por teléfono. 

—¿De qué...? Oh... ¡Oh! No, no, omega tonto —escuchó su risa por el parlante, la cual le sacó una pequeña sonrisa. Era linda y agradable de cierto modo—. No es por eso, no deberías apenarte. Menos por Yoongi, estoy seguro de que lo entendería, y no planeo decirle tampoco. 

—Gracias a la luna, ¿Pero entonces de qué quieres hablar conmigo? —ladeó la cabeza, enarcando ambas cejas. No sería muy apropiado salir con otro alfa, sería de mal gusto.

—Cosas... nada malo. ¿Puedo pasarte a buscar este fin de semana, el sábado? Solo sería un café.

Era extraño, y mucho. Pero tal vez estaría bien hacer algo desligado a su alfa de vez en cuando. Al menos algo que le hiciera olvidarse de todos los problemas que taladraban su cabeza sin ningún tipo de cuidado manteniéndolo alterado casi todos los días. —Bien. Solo entre nosotros dos, ¿Sí? No me gustaría que Yoongi supiera que salgo con otro alfa, no es acorde.

Escuchó al alfa suspirar otra vez, quedándose en silencio por varios segundos hasta que Taehyung carraspeó. —Sí, sí, no te preocupes. Gracias, Taehyung. Por cierto, te veías bien en el almuerzo del domingo, la próxima vez deberías hacerme algo de compañía si estabas tan aburrido. 

Con sus mejillas enrojecidas tontamente se apresuró a colgar la llamada, presionando el teléfono contra su pecho. Su corazón había empezado a latir más acelerado de lo normal, y podía sentir a su lobo casi rasgando en su interior. Extraño.

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