Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[6.0] "Love Maze"

Maya

Respiré hondo y reprimí el jadeo que me atacó. Nada era sencillo. Nuestra relación, nuestras vidas eran un jodido embrollo. ¿Entonces, por qué demonios Jungkook lo decía como si fuera una nimiedad?

Sus dedos tomaron mi mejilla, alzando mi rostro, y yo me encontré observando el profundo color negro de sus iris. Estos parecían absorberme, tirar de mí y de mi alma porque esa era su fuente de alimento. Y yo deseaba dejarme llevar, permitirme confiar en mí por completo como él lo hacía.

- Maya -él tenía una expresión relajada-, bésame.

- Pero, es ...

- ¿De verdad crees que no eres suficiente para mí? -frunció el ceño, sin dejar de acariciar mi mentón-. Tú eres más de lo que yo merezco. Te he hecho daño, te he hecho llorar, te he hecho sufrir durante jodidos años -esas palabras eran ciertas, y dolían tanto que una brecha amenazaba con abrirse en mi pecho-. Y aún así, tú me has perdonado por cosas que no tienen perdón. Me has querido aún cuando no deberías haberlo hecho, y has esperado por mí, a pesar de no saber si yo volvería a verte como una amiga otra vez -sus comisuras se alzaron en una sonrisa rota-. ¿Sigues creyendo que no eres lo suficientemente adecuada para un monstruo como yo? Maldita sea, Jung Maya. Deberías ser inalcanzable para mí después de haber sido tan miserable y horrible.

Sus ojos se habían cristalizado, pero la sonrisa seguía ahí. Jungkook quería llorar. No porque yo me sintiera así ni porque nuestra relación pendiera de un fino hilo, sino porque él se consideraba inferior a mí. Porque continuaba culpándose por todos esos meses en los que yo no tuve un hombro en el que llorar. Porque seguía siendo incapaz de perdonarse y a mí me ocurría lo mismo.

- Entonces, ¿tú ... Me aceptas? -Jungkook asintió, reprimiendo las lágrimas-. ¿Aunque pueda hacerte daño con mis problemas?

- Amo lo que sea que venga de ti -me aseguró-. No importa si es dolor ni si es sufrimiento, porque no hay nada que quiera más que aliviarte.

Sí. Estaba atrapada en su laberinto. Sus palabras me envolvían, reteniéndome si la idea de escapar surgía, y yo no intentaba oponerme ni forcejear. Jungkook me invitaba a amar de una manera que yo desconocía por completo, que ninguno de los dos había experimentado hasta ese momento, y no iba a rechazarla. Quería que las paredes de aquel laberinto se cernieran sobre mí, tan altas que solo pudiera verlo a él. Y es que, él se encontraba en la misma tesitura que yo. Jungkook había caído por mí, estaba en mi jaula, esperando por el amor del que tanto temor tenía.

"No vas a dejar de ser una chica insegura de la noche a la mañana, Maya. Jungkook es el único que te da la seguridad que necesitas para amarte a ti misma, para extender ese aprecio a él y quererlo. Basta de esperar. Basta de excusas y problemas. El amor es inconsciente, no es algo calculado ni premeditado. No piensas ni decides cómo querer a alguien. No te preocupas por lo que ocurrirá si algún día dejáis de sentir lo mismo, porque, en el caso de que ese momento llegue y ya no os améis, al menos te quedará la felicidad y el recuerdo de haberle entregado a un ser tan hermoso como él lo más importante que tendrás nunca".

- Jungkook -él se recargó sobre la pared, atento a mis movimientos-, ¿puedo besarte?

Él soltó un par de carcajadas y, mostrándome sus dientes de conejito, me miró. Una pequeña lágrima había caído de su ojo.

- Llevo pidiéndotelo desde que entraste, enana.

Yo me ruboricé por ser tan torpe, pero él me dejaba en blanco. Kook lograba que mi mente quedase en un estado de parálisis dulce y excitante que me rogaba por más.

Así que, con cuidado, fui acercándome a Jungkook hasta que su respiración se mezcló con la mía. Al mismo tiempo, fui llevando mis manos hasta sus hombros, percatándome de lo irregulares que eran nuestras bocanadas, de lo alterada que fluía nuestra sangre con cada segundo que pasaba.

Nuestro labios se tocaron y yo presioné mi boca contra la suya, a lo que Kookie hundió sus uñas en mi cadera. Apenas fueron tres segundos, pero yo estaba tan nerviosa, que tuve que apartarme porque sentía que me estaba ahogando. Maldiciéndome por ser así de inexperta, apoyé mi frente en la de Kookie y esperé a que mi latido se volviera algo más pausado antes de que me diera un infarto allí mismo.

Los dedos de Kook apartaron mi cabello, colocándolo tras mi oreja.

- Relájate -dijo en un susurro de lo más ronco-, no puedes planear un beso. Eso es algo que sale de forma natural.

- ¿Cómo?

Noté que sus dedos empezaron a jugar con el borde de mi camiseta, rozando con las yemas mi piel. Por todo mi cuerpo viajaban descargas eléctricas cuando Kookie pasó la lengua por sus labios.

- Hazlo otra vez, pero ahora ... -su nariz se acomodó contra la mía, pidiendo que lo intentase de nuevo-. Ahora olvídate de todo.

Y eso hice, pues cuando deposité mi boca sobre la suya por segunda vez, ni siquiera sabía quién era, solo sabía que quería a ese chico. Me dejé guiar por él, por el tacto de sus dedos cerca de mi vientre. Me concentré en lo mullidas que eran sus comisuras, en lo dulce que sabían, y entonces noté algo distinto a las veces anteriores.

Kookie movió un poco sus labios. Fue algo pequeño y delicado, pero bastó para hacerme sentir más de lo que nunca había experimentado. Embriagada por los suaves golpecitos que sus comisuras dejaban en las mías, por instinto, entreabrí mis labios.

No esperaba nada de aquello porque siempre creí que un beso solo era el instante en que dos personas unen sus labios. Un gesto de cariño. Un instante de entrega al otro. Sin embargo, cuando Jungkook succionó mi labio inferior, tuve que aferrarme a su cuello, fascinada por la manera en que su suspiro embadurnó mi cavidad. Yo fui cediendo más y más a él, a esos deseos impuros que soñaba con experimentar de la mano de Kookie, hasta que el beso pasó de ser una tortura enfermiza a todo un infierno de placer.

Su lengua entró en mi boca, pero yo estaba tan perdida en lo esponjosos que resultaban sus labios, que no fue hasta que me atreví a seguir su relajado ritmo cuando entendí lo que Kookie estaba haciendo. Quise sonreír, pero nuestra unión se hizo más profunda, y él, con una timidez y precaución impropias de su carácter irracional, se dedicó a explorar todo lo que lo estaba ofreciendo.

El beso fue largo, pero en el instante en que Kookie lo cortó y su acelerada respiración chocó contra mis labios húmedos, yo quise más.

Nos quedamos ahí, intentando recuperar el aliento y saboreando el rastro que habíamos dejado en los labios del otro.

- Te quiero -mi confesión lo hizo sonreír ampliamente.

- Lo sé -me respondió, mordiéndose el labio.

Él rió de pura sorpresa cuando volví a fundirme con sus hinchados labios en un beso directo. Jungkook adentró su mano por debajo de mi camiseta y yo sentí la adrenalina recorrerme de pies cabeza. Ladeé la cabeza y él se dejó caer contra la pared al entender que era yo la que marcaba las reglas esa vez.

Acogí el pequeño gemido que escapó de su boca, satisfecha por haber comprendido lo que él quería mostrarme.

No se trataba de que el beso fuera perfecto ni de que nuestros labios se amoldaran como enredaderas en un hermoso instante. Aquel beso era torpe y apresurado, no había pautas a seguir entonces y nunca las habría para nosotros. Lo importante no era nada de eso, sino demostrarle al otro la desesperación y el amor más recóndito que guardásemos. Todo aquello que no fuese capaz de explicarle con palabras, todas mis dudas y mis miedos. Todo el deseo de recibir su cariño y de que él recibiera el mío. Porque yo quería estar con él, y con ese beso, Jungkook lo supo.

Me aferré a su ropa y tiré de ella.

Aquello era más que un beso reprimido, lleno de angustia y necesidad, pues le estaba entregando mi vida, de principio a fin, con sus sombras y sus luces, y yo estaba aceptando la suya. Y no importaba lo más mínimo si las cosas iban mal, porque él estaba ahí para mí. Si Jungkook continuaba sosteniéndome, entonces no había nada a lo que temer.

Su sudor se pegó a mis palmas y no tardé en descubrirme acariciando su pecho mientras él intentaba acercarme más.

Era sofocante.

Poder besarle con tal liberación era lo más sofocante y estimulante que había sentido en toda mi existencia. No quería que se acabara. Con cada roce, le rogaba a Jungkook por un poco más, por que se derramara en mí y perdiera el control, pues un creciente deseo de emborracharme de sus besos acabó con mi paciencia.

Pedí perdón de antemano a mi yo del futuro. Ese que que se avergonzaría por haber sido tan impulsiva y haber devorado a besos su boca, pero no podía impedirlo ni detenerme, porque después de haber probado el pecado por mí misma, no pensaba frenarlo. Estar con Jungkook me hacía perder la razón y estaba sedienta de él, de su forma de tocarme, de mirarme. Todo mi cuerpo temblaba, al igual que el de Kook, pero yo mantuve mis ojos cerrados, demasiado inmersa en aquel famélico vaivén que protagonizaban nuestros labios.

Y si yo me veía fuera de los límites, Jungkook estaba demente. Él parecía estar a punto de colapsar.

Deslizó su mano a mi cuello, incorporándose y atrayéndome hasta que nuestros pechos chocaron. ¿En qué momento habíamos llegado a eso? ¿Cuándo había pasado de besos inocentes a un deseo tan intenso y palpable como el que fluía entre nosotros?

Puede que fuera ese sentimiento aferrándose a mi estómago y a mis acciones o la ausencia de una cordura que nunca debió irse, pero Jungkook me envolvió por entera y fueron mis suspiros esta vez los que impregnaron sus labios.

Estaba perdida en el ardor de su piel, en el sonido de nuestras respiraciones y en el chasquido de nuestras comisuras cada vez que impactaban contra las del otro. Fue por eso, por la intensidad de aquellos besos, que no escuché cómo la puerta se abrió y dejamos de estar a solas.

Un sonido metálico, acompañado de un murmullo, me hizo abrir los ojos a la misma vez que Jungkook. Vi el desconcierto en los suyos y él el pánico en los míos, pero ambos supimos que era el momento de parar.

Apabullada por la subida de temperatura y por el terror a habernos sobrepasado delante de alguien, deshice la unión de nuestras bocas, dando un paso hacia atrás.

Sin aire en los pulmones, volví el rostro hacia mi izquierda y me encontré a seis chicos estupefactos por lo acababan de ver. Los labios me palpitaban, añorando a su dueño, así que los mordí, más roja de lo que nunca estaría.

Casi por inercia, busqué la mano de Kookie, avergonzada. Él la atrapó al instante y yo me fijé en los rostros de cada uno de los chicos.

Mis ojos encontraron los de Tae. Él nos observaba, incrédulo, hasta que llevó la mano a su boca para ahogar una carcajada. Yo me apoyé en el brazo de Jeon, con unas repentinas ganas de llorar.

El siguiente era Jimin y su rostro era todo un poema. Tenía la boca medió abierta, al igual que mi hermano, a su lado, y los dos alternaban entre Kookie y yo, intentando procesar el hecho de que acababan de pillarnos besándonos de una manera casi animal.

Por un segundo, temí que mi hermano quisiera matar a Kookie y que después intentase asesinarme a mí, pero entonces topé con Min Yoongi. Habría esperado su gesto neutral e insípido habitual, pero verlo allí, aguantando la risa a duras penas, me hizo querer reír a mí también. La escena era tan cómica que entendía su reacción.

Y por último, descubrí a un Namjoon con los ojos como platos que sujetaba por el hombro a un Kim Seokjin aterrorizado.

Mierda, que alguien nos salve.

Vale. Ahora entiendo por qué está a punto de romper en carcajadas. Será ...

Sabía que Kookie tenía buenas intenciones y quería contarle a su mayor lo que ocurría entre nosotros, pero este no parecía estar muy por la labor. Sus orejas se pusieron rojas y el dedo de Jin apuntó directamente a Jungkook, que apretó con fuerza mis dedos. Me habría tomado en serio la escena, con el dramatismo y la tensión de esta, pero era incapaz escuchando las pequeñas risas de un Yoongi que había optado por esconderse tras Namjoon.

- Jo-der.

Todos viramos la cabeza hacia un Taehyung que flipaba en colores y que sonreía con una cara de pervertido demasiado graciosa. Juraría que ahora mismo estaba viendo un unicornio arcoíris saltar a nuestro alrededor.

Jimin le dio un empujón a su menor para que cuidase esa boca y Yoongi cayó de culo al suelo, riendo más que en toda su vida. Esa fue la gota que colmó el vaso, y aún sabiendo que a Kookie se le había ido el color de la cara, yo solté una risa.

En esos momentos, la tensión podía cortarse con una hoja y todos los presentes, menos Min, éramos conscientes de ello.

- Hyung ... -dijo Kookie. Se aclaró la voz y yo observé cómo Jin frunció poco a poco el ceño. Había unos papeles en el suelo y un boli tirado entre ellos. No me hizo falta mirar a las manos de Jin para saber que se le habían caído de la impresión-. Hyung, puedo explicártelo. Nosotros ...

- ¡JEON JUNGKOOK!

La voz de Jin me hizo estremecer y agarrar de la manga a Kook. Él estaba paralizado, en un estado de shock que daba verdadero miedo.

- H-hyung, no ...

- ¡NADA DE EXCUSAS, NIÑO! ¡ESTABAS  COMIÉNDOLE LA BOCA A MAYA COMO SI NADA! ¡¿ES QUE NO TIENES VERGÜENZA?! ¿¡ACASO NO TE HE EXPLICADO QUE LAS COSAS DE CAMA SE QUEDAN EN LA CAMA!?

Tae no lo soportó por más tiempo y se tiró al lado de Yoongi entre graciosas risas. Namjoon intentó detener a Jin cuando este dio un paso hacia adelante, pero el mayor lo esquivó y comenzó a caminar en nuestra dirección.
Se podría decir que Jin parecía a punto de explotar, pero ni siquiera me dio tiempo a pensar nada más, porque Jimin tiró de mí y tuve que soltar la mano de Jungkook.

Este negó con la cabeza y dio un paso hacia atrás.

- Lo siento, hyung, pero yo ... Yo la quiero y ... -comenzó a decir Kookie, más blanco que la cera.

Jimin tiró de mí, obligándome a abandonar Kook a su suerte. Acabé de un segundo a otro al lado de mi hermano, observando el espectáculo.

- NADA DE PEROS, HE DICHO -se llevó los manos a la cabeza y Kookie empezó a caminar hacia atrás mientras Jin se acercaba más y más a él-. ¿ES QUE NO TE HE ENSEÑADO HA COMPORTARTE EN PÚBLICO, JUNGKOOK-SSI? ¿¡Y SI HUBIERA SIDO ALGÚN BAILARÍN O ALGUNO DE NUESTROS AGENTES!?

- Pero habéis sido vosotros, hyung ...

- ¡ENCIMA QUITÁNDOLE IMPORTANCIA! ¡VEN AQUÍ AHORA MISMO, JEON!

Jungkook empezó a correr en círculos de un lado a otro, huyendo de un Jin que intentaba atraparlo. Creo que todos queríamos seguir observando la escena de chiste, pero Namjoon se encargó de sacarnos de la sala de prácticas antes de que alguna de las sillas que Jin amenazaba con tirar a la cabeza de Kook nos golpearan a nosotros por error.

No sé cómo, Hobi y Namjoon lograron sacar a los que estaban revolcándose de la risa en el suelo, pero de pronto yo me encontré rodeaba de los cinco, sin ninguna escapatoria. Mordisqueé mi labio inferior con miedo, sintiéndome pequeña bajo la mirada de todos ellos.

- Solo quiero que me digas si ... -comenzó a decir Hobi de repente, pero Jimin lo detuvo.

- Hyung, no digas tonterías -dijo intentando que yo no lo oyera-. Jungkook hace ruido para todo, así que si tú no has escuchado nada, es imposible que ...

Yo los miré sin entender una palabra de lo que decían, pero la cara de Yoongi me lo dijo todo. El muy gracioso estaba llorando de la risa.
Como un rayo, me apresuré a negarlo, incapaz de creer que estuvieran insinuando que Jungkook y yo podíamos haber ...

- ¡Hobi! Nosotros no hemos hecho nada de eso. Eso es ... -Tae me sonrió, divirtiéndose por la tesitura en la que me encontraba-. Es ... Es demasiado ...

Las mejillas me ardían y yo no sabía cómo mirar a ninguno a la cara sin sentirme expuesta.

- Demasiado es lo que acabamos de ver, llorona -interrumpió Yoongi de la nada, limpiándose las lágrimas que resbalaban por sus mejillas-. ¿Tienes idea de cómo os estabais besando? Jungkook parecía a punto de ... -cerró la boca, sintiendo que iba a pasarse diciendo lo siguiente-. Por dios, Jin le va a echar la bronca de su vida -rió de nuevo.

Yo me encogí, abrazándome el torso. Sabía que cuando fuésemos un paso más allá sería una explosión de todo lo que habíamos guardado dentro, pero nunca esperé que alguien, y menos aún los chicos, lo verían todo en vivo y en directo.

- Si es que sale de una pieza de ahí, querrás decir -dijo un Jimin todavía impactado por lo que acababa de ocurrir.

- ¡HYUNG, PARA!

Todos nos giramos hacia la puerta y vimos cómo intentaban abrirla desde dentro. Mierda, cada vez se asemejaba más a una película de terror.

- ¡VUELVE A REPETIR ESO, JEON-SSI! ¡DILO SI TIENES ...!

- ¡LO VOLVERÍA A HACER, HYUNG! ¡NO ME ARREPIENTO DE HABERLA BESADO! ¡ENTIÉNDELO!

Yo me sonrojé al segundo y una sonrisa se instaló en mis labios, pero el golpe que resonó desde la sala me hizo saltar.

- Nam, deberías ir a calmarlo antes de que el niño acabé con algo roto de verdad -dijo Hobi, algo más asustado que antes.

- Jin-hyung espera que pida perdón, pero Kookie no lo va a hacer si se trata de Maya -explicó Tae, totalmente convencido.

Ellos empezaron a debatir sobre lo que hacer y yo comencé a echarme la culpa a mí misma.

En realidad, lo que decía Jin era cierto. ¿Y si hubiese sido alguno de sus superiores el que hubiera entrado? Los chicos debían estar centrados en su carrera ahora, no tener distracciones en un momento crucial como ese.

Jimin se fue alejando del resto y se dejó caer a mi lado contra la pared, mirando en la misma dirección que yo.

- ¿Desde cuándo sabes que Jungkookie ...? -me preguntó.

Yo recordé la noche de lluvia en la que me lo contó y lo bien que me sentí al saber que él me veía más que como a una amiga.

- Me lo dijo la noche de su cita con Dae -respondí, pendiente de unos recuerdos que me hacían sentir en las nubes.

Jimin sonrió de oreja a oreja y negó con la cabeza. Yo lo miré, confundida por las chispas que saltaban de sus ojitos.

- No, Maya -dijo Minie, logrando que no entendiera nada-. La pregunta era otra -ni siquiera tuve tiempo de reformularla en mi mente-. ¿Desde cuándo sabes que Jungkookie es para ti?

Yo amplié la mirada, sonrojada por la verdadera pregunta, y aparté la vista de Jimin, clavándola en la puerta de la habitación.

Tímida por estar hablando con eso de alguien más, me detuve a pensarlo. ¿Desde cuándo sabía que éramos el uno para el otro? ¿Cuándo comprendí que Jungkook era lo que necesitaba?

- Creo ... Creo que ha sido ahí dentro.

No estaba segura. Ya sabía que Kookie me quería y que yo comenzaba a sentir un amor enfermizo por él, pero no fue hasta que me besó de esa manera que me di cuenta de que no podía pasar sin él nunca más. No podría vivir sin Jungkook, y daba un vértigo asombroso descubrir algo así.

- Mmmmmm ... Ya te lo dije hace un tiempo -irrumpió Jimin en mis pensamientos-. Un beso puede cambiar muchas cosas.

- Ha sido más que un beso, Jiminie. También hemos hablado y ... -traté de explicarle.

- Sí, sí. Pero coincido contigo en eso -sonrió con picardía-. Lo que he visto ha sido más que un simple beso.

Mis mejillas enrojecieron con furia y la puerta se abrió. Todos nos volvimos hacia ella y Jungkook apareció acariciándose la nuca con una mueca de dolor en los labios.

Yo me aparté de la pared e intenté caminar hacia él, pero entonces un Jin de lo más serio surgió a sus espaldas. Yo no di ni un paso más y esperé a que el mayor cerrara la puerta. Tragué saliva y recopilé el valor suficiente para romper el silencio que se había formado.

- Jin-oppa -lo llamé con decisión, a lo que los siete me miraron, algunos más sorprendidos que otros-, siento que hayáis visto lo que ha pasado antes. Yo ... Bueno, ni Kookie ni yo queríamos que vieseis algo así -los ojos de Jungkook me taladraban, algo decepcionados, pero yo no aparté los míos de Jin y continué enfrentándolo-. No ha sido correcto por nuestra parte. Entiendo que estés molesto porque hemos sido muy irresponsables. Lo siento.

- Lo habéis sido -asintió él, convencido-, pero me alegra que lamentes haberlo hecho.

- Pero, Jin-oppa -humedecí mis labios y me armé de fuerza a pesar del temblor de mis piernas-, no quiero que malinterpretes mis palabras -Jin me miró, confundido-. Yo tampoco me arrepiento de haber besado a Jungkook. Siento que lo hayáis presenciado, pero no lamento nada más.

Todos enmudecieron y pude ver de reojo la sonrisa de satisfacción de Yoongi.

Sinceramente, creí que Jin me echaría en cara las mismas cosas de las que había culpado a Kook, pues merecía el mismo castigo que le hubiera impartido a él. Al fin y al cambio, yo lo había besado también.

Esperé que el gesto de Seokjin se volviera sombrío, listo para echarme la reprimenda, pero nada de eso llegó. Él, de un momento a otro, suavizó el duro semblante y rodó la mirada. Escuché a Namjoon reír un poco y a Tae acompañarlo.

- Genial -se cruzó de brazos, resignándose a algo que yo desconocía-. Tú ganas, Jungkook-ah.

Solo entonces busqué a Kookie. Él me miraba, sonriente y orgulloso.

- Por dios, hyung -dijo Yoongi, burlón-. ¿De verdad has caído otra vez en el juego de Jungkook?

¿Juego? ¿Qué juego?

- Este crío es más insistente que ninguna otra persona en el mundo -intentó poner de excusa Jin-. Además, corre más que yo y empezaba a cansarme.

La risa de Jimin logró desconcertarme aún más y Jin vio mi inocencia. Sonrió débilmente antes de hablar.

- Espero que sepáis que apruebo esta relación, o lo que sea que tengáis -comenzó a decir justo cuando Kookie fue acercándose a mí-. Lo cierto es que yo no soy quién para meterme en vuestras vidas, así que, siento haber actuado así, Maya. Solo debéis tener un poco más de cuidado las próximas veces, que por lo que veo, no van a ser pocas -yo bajé la mirada, avergonzada, y sentí el pecho de Jungkook tras de mí-. Cuida de mi Jungkookie, ¿vale? Es un chico con problemas y demasiado ego. Le vendrá bien tener a alguien como tú que lo ponga en su sitio cuando lo necesite.

- Hyung ... -replicó Kookie abrazándome por la espalda.

- Nada de hyung. Ya me has oído antes -lo señaló de nuevo, amenazador-. Sé un chico listo y recuerda cómo tratar a una dama, pequeño mocoso -yo sonreí irremediablemente. Jin de verdad parecía una madre-. Ah, y recuerda que seré tu padrino de bodas.

Todos estallaron en carcajadas y Kookie dejó un beso en mi pelo.

Yo seguía confundida por lo que acababa de pasar, así que, cuando todos empezaron a hablar sobre dónde podíamos ir a cenar, aprovechando que dejamos de ser el centro de atención, tomé la mano de Kookie. Él estaba a punto de unirse a sus compañeros, pero se detuvo al notar mi agarre. Se volvió de nuevo hacia mí y yo lo atraje para que el resto no escuchara nuestra conversación.

- ¿De qué juego hablaba Yoongi?

Jungkook, que hasta entonces había permanecido algo tenso por lo que pudiera decirle, esbozó una sonrisa. Di un paso, tomándome de la cintura, y vi la diversión en su mirada.

- Jin-hyung es el más infantil siempre -dijo pegándome a su pecho-, y yo intento aprovecharme de ello.

- No entiendo lo que ...

Pero sus labios me impidieron hablar. Alertada por estar a la vista de los chicos, intenté apartar a Kook, pero él se preocupó de que esos intentos no llegasen a nada.

Traté de impedírselo colocando las manos en su pecho, sin embargo, Jungkook presionó con dulzura su boca sobre la mía. Deseé ser más fuerte emocionalmente, pero aquel hermoso roce me hizo perder el conocimiento y fui incapaz de negárselo.

Pellizcó mi labio inferior, enviándome un delicioso escalofrío. El chasquido de sus labios al separarse de los míos fue música para mis oídos, pero ver la sonrisa de Kookie frente a mí, más radiante de lo que recordaba, me nubló por completo.

- Le dije a Jin-hyung que estaba enamorado de ti y que te conozco lo suficiente como para saber que yo tampoco te soy indiferente.

- Kookie -me apresuré a decir antes de que continuara-, eres lo más importante que tengo. Nunca me has sido indiferente.

Él asintió.

- Lo sé, y le dije a hyung que tú tampoco te arrepentías de esto. Lo reté a ver si al salir le plantabas cara por mí -las chispas en sus ojos me dieron una paz inmensa-, y no estaba equivocado.

Sin darme cuenta, había colocado mi mano en su mejilla, a lo que él aprovechó para volverse y besarla. Nuestras miradas seguían unidas por una cuerda invisible que vibraba con cada segundo, y esa tirantez logró que me aproximara a él, acariciando su labio inferior con mi pulgar. No esperé y lo conduje hasta mis labios, ruborizada por su suposición, y más todavía si había sido cierta.

Kookie aspiró hondo y deslizó sus labios con una suavidad enfermiza, permitiendo que estos bailaran sobre los míos, algo entumecidos.

- Vamos a comer, chicos -las palabras de Tae me sobresaltaron, haciendo que rompiera ese beso y carraspeara aparentando normalidad-. ¿Venís o ... Tenéis algo más de lo que hablar?

Yo me giré, roja como un tomate, encontrando los ojos de todos en nosotros, y mordisqueé mis labios. Estos seguían teniendo ese dulce hormigueo y no quería que se desvaneciera.

- Voy a asearme, pero no tardo más de dos minutos, ¿vale? -dijo Kookie a sus mayores, recibiendo una aprobación a la idea, y sus dedos cosquillearon en mi barbilla. Tras dejar un casto beso en mis comisuras, me hallé buscando la forma de detener la montaña rusa en la que se había transformado mi estómago-. Vuelvo enseguida, bebé.

Nadie, a excepción mía, escuchó sus palabras a causa de lo débil que resultó su voz, y agradecí que así fuera. Me gustaba mucho que Kookie fuera cariñoso conmigo, pero era algo tan íntimo entre ambos que no podía imaginar mostrarlo ante otras personas.

Jungkook se esfumó a la velocidad de la luz, en dirección a lo que deduje serían los baños para cambiarse, y yo sentí ese vacío al instante. No quería separarme ni un mísero segundo de él y supongo que mi rostro reflejó esa aflicción perfectamente.

- No soporto admitirlo -dijo de repente un Jin más risueño-, pero juntos sois lo más bonito que he visto en mucho tiempo.

Estupefacta por su revelación, me incliné un poco, más educada de lo necesario, y realicé una pequeña reverencia a Seokjin por el cumplido. Todos rieron por ello, arrancándome una sonrisa que combinaba demasiado bien con el sonrojo que pintaba mi rostro.

- Vamos, hyung -le pinchó Jimin entre risas-. Ya sabíamos que esto acabaría ocurriendo.

- Pero una cosa es imaginarlo, y otra muy distinta verlo -le aleccionó Jin, para después dirigirse a mí-. ¿Te ha pedido salir?

Aquello me pilló desprevenida. ¿Salir? ¿Cómo una simple cita o preguntarme si quería ser su pareja? Todos los encuentros que habíamos mantenido hasta entonces solo podían considerarse salidas de amigos. Si bien era cierto que nuestra relación no tenía una etiqueta, no me sentí con la necesidad de tenerla hasta que Jin me lo preguntó.

- No creo que necesitemos eso -dije, sorprendiéndolos a todos-. Es decir, Jungkook y yo estamos bien así. No es como si tuviésemos que ser 'algo' para estar juntos.

Mi respuesta los dejó atónitos y mi rojez se extendió por mi cuello también. ¿Había sido demasiado sincera? A lo mejor me había pasado y ...

- Jesús -masculló Namjoon-, eres la primera chica a la que escucho decir algo tan maduro y coherente.

- Es todo lo contrario a Kookie -le siguió Jin, atónito-. Me encanta.

La sonrisa de orgullo que portaba Yoongi me conmovió de pies a cabeza.

- Y-yo ... Yo solo quería decir que ... -dije, un poco atropellada por la coyuntura en la que me encontraba.

- Que el amor no necesita una placa que le de nombre porque con sentir basta -aseguró Namjoon, con los ojos bien abiertos-. Mierda, eso es muy bueno para una canción. ¿Querrías pasarte algún día por el estudio? Estoy terminando unas letras y creo que podrías ayudarme a acabarlas. Tú forma de pensar es ... Es lo que necesito -yo, colorada por la ristra de cumplidos, asentí sin dudarlo, y Namjoon me observó como si hubiera visto un espejismo-. Jungkook es afortunado por tenerte.

- Él es muy feliz contigo -añadió Jimin, pasando el brazo por los hombros de Tae-. Y tú te ves radiante, Maya.

Tantos piropos y comentarios sobre mi cariño hacia Kookie empezaban a marearme. Yo nunca me abría con tanta facilidad ante los demás, pero esos chicos eran distintos. Cada uno de ellos tenía algo especial, algo que los hacía tener un enorme corazón y que los haría llegar muy lejos.

- Gracias -respondí, empequeñecida-. No solo por esto, sino por haber cuidado de él los últimos años -respiré hondo y Yoongi sonrió, consciente de lo que quería decir con todo ello-. Todo este tiempo me preguntaba cómo estaría Kookie, aunque no era capaz de preguntárselo, y saber que vosotros habéis velado por él, me da mucho alivio -Hobi no lo soportó y se acercó hasta mí para achucharme, logrando que todos sonriéramos. Cuando me soltó junto con un beso en la frente, yo continué-. Sé ... Sé que ha sufrido por mí, porque ... Porque me empeñaba en verlo como mi mejor amigo, nada más -Jimin me había hablado de eso, Tae también e incluso Yoongi-. He tratado de ser indiferente a sus intenciones a pesar de verlas constantemente, y eso le ha hecho más daño del que nunca me contará. Así que, me alegra saber que habéis estado para él las últimas semanas y lo habéis ayudado en todo -muriéndome de la vergüenza por estar diciendo cosas tan personales, bajé la mirada-. Solo ... Solo quería que supierais que os estoy muy agradecida a los seis por haber sido sus pilares en los peores momentos. Espero que sigáis estando ahí para él.

Hubo un extraño silencio que me hizo pensar en lo que había hecho. ¿De verdad acababa de sacar algo tan profundo? Nadie sabía aquello, nadie conocía mis sentimientos de culpa por haber tardado tanto en aceptar lo que mis ojos se negaban a ver.

Jungkook y yo éramos como dos imanes, pero tardé en asimilarlo por culpa de una necedad sin sentido que había terminado dañándole. Su corazón había llorado por mí, por sentirse solo y tener que amarme desde las sombras. Ese pensamiento me hacía sentir mal, lo admito, pero entonces recordaba a sus compañeros, lo mucho que lo habían ayudado a sobrellevar su amor unilateral. Solo una tonta como yo podía negarse a ver una realidad tan clara como lo era que Jungkook me quería.

- Joonie, cógeme porque me voy a desmayar -Jin se sujetó al brazo de Namjoon, dramatizando más de lo debido, pero visiblemente impactado.

- Lo has conseguido, llorona -volví el rostro a Yoongi-. Lo has soltado. Bien hecho.

- Maya, ¿puedo llorar? -murmuró Tae, conteniendo uno de sus pucheros.

Y, aunque quise tomarlo sin importancia, vi el resplandor de las lágrimas en sus ojos oscuros, rogando por escapar de esa jaula. Jimin acarició su cabello, intentando calmarlo, pero vi también ese singular brillo en sus orbes.

Se suponía que debía agradecerles por todo lo que habían por Kookie desde que lo conocieron, no hacerlos llorar como niños pequeños.

Estaba intentando buscar las palabras que sirvieran para detener aquello que había desencadenado sin querer, pero la profunda voz de Kim Namjoon me impidió abrir la boca.

- Tengo que pedirte perdón, Maya.

Confundida, lo examiné. Hoseok suspiró a mi lado.

- ¿Qué? ¿Por qué?

Él desvió la mirada por unos segundos y Jin se encargó de darle el empujón que necesitaba con una palmadita en la espalda.

- Yo te juzgué mal -admitió-. Cuando Jungkook nos dijo que sentía cosas por ti, yo ... Yo pensé que él no te merecía. Cuando nos contó que esperaría por ti el tiempo que hiciera falta, yo traté de convencerle de que desistiera porque solo sufriría. Yo de verdad creí que solo le darías falsas esperanzas y él es para mí como un hermano pequeño. No ... No quería verlo mal, verlo llorar por algo sin futuro -había alivio en sus palabras, pero no puedo negar que dolió saber que Namjoon creyó algo así de mí. Sacudió ligeramente la cabeza-. No entendía por qué Jungkook-ah se desvivía por ti si tú solo le ofrecías una amistad, insuficiente y dañina para sus sentimientos ... -sus pupilas se hundieron en las mías, pidiéndome perdón de una forma tan sincera que quise correr a abrazarlo-. Así que, perdóname por dejarme llevar por unos prejuicios infundados. Jungkook está enamorado de ti y creo que ahora ...

- Ahora lo entiendes, ¿verdad, hyung?

Todos nos giramos, encontrando a Kookie con una muda limpia de ropa y una lágrima rodando por su mejilla. Pero eso no fue lo que me impactó, sino la hermosa sonrisa que adornaba sus labios.

Él lo había escuchado todo, hasta la última palabra, y había terminado llorando por ello.
Ladeó el rostro, clavando sus cristalinos ojitos en los míos.

- Sí, Jungkook -confirmó Namjoon, viendo a Kookie avanzar en mi dirección-. Ahora lo comprendo.

Jeon se detuvo frente a mí, dejando caer otra lágrima que se clavó en mí como una cuchillada.

Tras tragar saliva, me esforcé por no lucir dolorida.

- Kookie, no ...

- No, Maya -me hizo callar y se dirigió a Hobi sin despegar la mirada de mí-. Hyung ... ¿Os importa si cenamos otro día? Yo ... Creo que ya no tengo apetito -yo lo escudriñé alarmada; ¿De verdad le había afectado tanto?-. ¿Quieres que te acompañe a casa?

Yo lo miré detenidamente, descubriendo en sus ojos un ruego oculto que me impidió decir que no. Sin mediar palabra, asentí, y la risilla de Jimin llegó a mis oídos. Sin embargo, estaba tan absorta en las súplicas silenciosas que no lograba comprender de Jungkook, que ni siquiera me giré a mirarlo.

- Claro, Jungkookie -revolvió su cabello Hoseok, más alegre que antes-. Cenaremos todos juntos cuando volváis.

"Cuando volváis" ... ¿Qué significaba eso?

- Tened cuidado de los ladrones y esas cosas, ¿eh? Que la calle a estas horas no es segura -tanto Kookie como yo asentimos, embobados el uno con el otro. Escuché el suspiro de Jin-. ¿Jungkookie?

- Sí, hyung -fue suficiente para contentar a Jin.

Los chicos se despidieron, pero había alguna razón por la que no podía apartar la vista de Kook. Solo cuando estuvimos solos en el pasillo desierto, fui capaz de abrir los labios, encontrándolos resecos.

- ¿Por qué no quieres ir a cenar? No ... No te sientas mal por mí, yo ... -acerqué mis dedos a su blanca piel, limpiando un par de gotas que resbalaban por ella-. Deja de llorar, Kookie. Por favor.

Él amplió su sonrisa y me dejó acariciar su suave moflete, limpiando todas las lágrimas que caían de sus relucientes ojos sin parar.
Suspiró de forma pesada y negó un poco.

- No puedo. No después de haberte oído decir todo eso, enana -noté sus manos en mis caderas, y de un momento a otro, él había apoyado su frente en la mía, dejando que algunas de sus lágrimas llegasen a mi rostro por el roce-. Ahora solo quiero estar contigo todo la noche, acariciarte y besarte hasta que lo único que exista en este mundo seas tú, y ... Y admirar a la chica que amo -un jadeo escapó de mi boca, recibiendo por su parte un pequeño sollozo que intentó camuflar-. Estoy hambriento, pero solo quiero alimentarme de ti, Maya. Tú eres todo lo que necesito y ... Dios, te amo. Te amo y te amaré para siempre, ¿me escuchas?

Desde que era una niña, siempre pensé que decir para siempre no servía de nada porque las promesas están para romperlas. Creo que nunca sentiré tanto felicidad como entonces. Porque éramos unos críos, no sabíamos nada, y aún así, habíamos averiguado la forma más pura de querernos el uno al otro. Todo podía acabar tan pronto como empezó, pero allí, escuchándolo llorar por mí con una sincerad aterradora, me dije a mí misma que no importaba. Daba igual si a la mañana siguiente despertábamos y uno de los dos había dejado de sentir cosas por el otro, porque el sentimiento que me embriagó fue arrollador y salvaje.

No importaba nada, porque sí, muchas promesas se rompen y vuelan a la nada. Como si no hubieran existido nunca. Podía acabar con el corazón roto, lo sabía. Supongo que lo supe desde que Jungkook volvió a mí. Y, pese a ello, no podía imaginar algo mejor que un 'para siempre'. ¿Qué más daba si al final todo desaparecía? Él me hacía feliz, me llenaba con una sola mirada.

Quería intentar un 'para siempre' con mi mejor amigo.

Acaricié el torso de Kookie y besé el lunar bajo su labio, sintiendo el temblor de estos.

- Yo también te quiero -murmuré y él recibió esa declaración con un tímido beso que me robó-. ¿Vamos a casa?

•••

¿¡HABÉIS VISTO LA OBRA DE ARTE QUE ES FAKE LOVE!?

OMG SUBO ESTE CAPÍTULO DESDE EL INFIERNO POR CULPA DEL SEÑOR JEON JUNGKOOK 😭💙

Taekook forever 💙💙🐯🐰

BYEE👋🏻👋🏻😂😂

20/5/18

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro