Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[3.7] "Tú sufrirás"

Maya

No fue un mal sueño. En realidad ... Fue uno de los mejores que nunca había tenido. Fue una pena despertar y no recordar nada de él.

Un extraño bienestar me recorrió de pies a cabeza, haciéndome suspirar de puro alivio.

Todavía tenía los ojos cerrados y seguía haciendo un esfuerzo por intentar entender qué era lo que me había dado tanta paz esa noche, pero no me hizo falta buscar más porque la respuesta estaba ante mí.

Un suave murmuro me sobresaltó, pero en el instante en que sentí la piel de su cuello descubierto contra mi nariz, relajé cada fibra de mi cuerpo. Yo acomodé el rostro bajo su quijada y dejé la mente en blanco mientras Jungkook me abrazaba, ofreciéndome ese calor que tanto me había faltado. Sin duda, el sueño había sido precioso, pero estaba segura de que todo había sido por él, porque durmió conmigo como hacía semanas que no lo hacía.

En silencio, imaginando que Kookie todavía permanecía en el séptimo sueño, deslicé mis manos por su pecho casi inconscientemente. Apenas había entreabierto los ojos cuando escuché el pesado suspiro de mi amigo, que no hizo otra cosa que atraerme más a su cuerpo, invitándome a que repitiera lo que había hecho por instinto. Sintiendo el rubor en mis mejillas y sin estar siquiera despierta de verdad, llevé de vuelta mis manos, acercándolas a mí para evitar cometer una de esas estupideces que no hacían más atacarme continuamente desde que regresó.

El frío de la noche seguía impregnando cada rincón de mi habitación, así que, ya despierta, comencé a apreciar un poco más las livianas respiraciones de Jungkook. Sólo podía mirar la clara piel de cuello o la clavícula que sobresalía por encima de su camiseta. Varias veces estuve tentada a alzar la cabeza, aunque sólo fuera una chispa, y así poder apreciar el gesto que debía reinar en su semblante. Ver a Kookie durmiendo era una de mis cosas favoritas, por mucha vergüenza que me diera admitirlo. Sin embargo, me mantuve en esa posición durante un buen rato. Él tenía un sueño tan profundo que no creía que despertaría hasta que mi alarma sonara, y calculaba que para eso todavía faltaría algo más de media hora.

Sólo transcurrieron cinco minutos hasta que Kook susurró algo en sueños, haciéndome sonreír. Pero, esa sonrisa se esfumó en cuánto volví a centrar mi atención en la forma en que el aire entraba a sus pulmones. Algo cambió en cuestión de segundos y su respiración empezó a tomar una velocidad que me tensó de golpe. No perdí el tiempo y aparté la vista de su hombro para ver mejor su estado, pero no pude separarme apenas de él porque un lastimero sollozo salió de mi amigo. Alertada, hice que el espacio se abriera entre nosotros y tropecé con su cara.

Jungkookie tenía el ceño fruncido y sus párpados yacían fuertemente apretados. En el momento en que coloqué la palma de mi mano en su mejilla, sus labios se entreabrieron.  Me senté en la almohada, que fue humedecida por una lágrima suya que cayó limpia sobre ella.

- Kookie ... -lo llamé recibiendo como respuesta otro gemido que me hizo tragar saliva, preocupándome de verdad-. Eh, Kookie, despierta.

Limpié la nueva gota que escapaba por el rabillo de su ojo y sentí cómo sus ágiles dedos alcanzaban mi camiseta y tiraban de ella.

- ¿Jungkook? -pregunté, incapaz de alejar la mirada de la forma en que sus rosados labios temblaban como si fueran gelatina-. Jungkook, ¿qué tienes?

Acerqué la boca a su frente tras apartar el flequillo que la ocultaba y dejé allí los labios, concluyendo que no era una fiebre lo que lo acuciaba. Más asustada con cada segundo que pasaba, me supliqué a mí misma que no estuviera sufriendo, aunque en el momento en que gimió, supe que eso era imposible.

Acaricié sus pómulos entre llamados que no parecían surtir efecto hasta que, con un angustiado suspiro por su parte, sus ojos negros volvieron a la vida envueltos en ese aire somnífero que poseía todas las mañanas. Yo le di el espacio necesario sin que tuviera que pedírmelo y esperé a que llevara ambos brazos a su rostro entre pesadas tomas de aire que no me tranquilizaron en absoluto.

- ¿Kookie? ¿Estás bien?

Su lengua hizo un largo camino por sus labios, humedeciéndolos bajo mi atenta mirada. Sus grandes manos me impedían ver sus ojos y eso me estaba llevando al maldito límite. Cuando negó la cabeza y mordió su labio inferior para ahogar otro sollozo, yo no perdí tiempo y me acerqué a él rogando por que me permitiera ver su bonito rostro.

Siendo todo lo cuidadosa que pude, tomé sus muñecas y aparté sus manos para ver sus mejillas rojas, congestionado todavía por lo que había soñado, supuse. En primera instancia, Kook evitó que sus ojos y los míos tropezasen, pero él parecía estar hiperventilando, sin poder controlar su respiración por mucho que quisiera. Su pecho subía y bajaba sin medida, a trompicones, y yo sentí un pequeño dolor en el estómago al comprender que esa pesadilla había sido una de las peores que había tenido nunca.

- Vamos, Kookie, mírame -dejó caer sus párpados y respiró profundamente antes de virar las pupilas hacia mí. Yo le sonreí a pesar de tener tanto miedo-. ¿Mejor?

Jungkook relamió sus labios de nuevo y atrapó una de mis manos entre sus dedos. Yo quité la última lágrima que amenazaba con estamparse en mis sábanas y observé su evolución los minutos siguientes. Una vez su estado hubo recuperado la estabilidad, y aunque sus mejillas sonrosadas seguían ahí, me atreví a inclinarme para descansar la cabeza en su pecho.

- Ha sido ... Sobre esa noche -no tardé en comprender que se refería al día en que su madre le propinó golpes por culpa de esa audición en la que falló estrepitosamente-. Lo siento ...

Y dolió pensar que el día anterior lo tuvo que recordar todo, revivir aquel momento tan decisivo en su vida y en el que yo sólo había sido un inconveniente. Dolió hasta el punto de no poder articular palabra por miedo a que se rompiera entre mis brazos otra vez.

Esa mañana, Jungkookie se mantuvo callado durante el desayuno. Le obligué a quedarse conmigo, para que no estuviera sólo en su casa. Los recuerdos tenían que estar martilleándole la cabeza a cada segundo, así que no iba a permitir que se quedara sólo en su cocina, visualizando la misma escena que lo había hecho llorar en sueños.

Él removía el tazón de leche que le había preparado con la mirada perdida y sin siquiera dirigirse a mí. Creo que eso fue mil veces peor para mi resentido corazón que ninguna otra cosa.

- ¿Qué le pasa a Jungkook? Está pálido -me dijo Hobi mientras terminaba de prepararle el almuerzo a mamá, algo más apartados de la mesa donde Kook seguía abstraído en sus oscuros pensamientos.

- Una pesadilla. Sobre ... Eso -aclaré, consiguiendo que Hobi se preocupase el triple.

Mi hermano no perdió el tiempo y se sentó al lado de su amigo con ese buen humor tan contagioso.

Terminando de guardar la comida de mamá, vi por el rabillo del ojo cómo el estado de ánimo de mi mejor amigo mejoraba bastante. Hoseok consiguió arrancarle un par de sonrisas, aliviándome con sólo ver algo más animado a Kookie.

Nos marchamos a clase y Hobi siguió hablando con él de todo lo que se le ocurría. Cuando llegamos a la puerta de la preparatoria, la mirada de Kook brillaba un poco más. Hobi se acercó a mí y dejó un casto beso en mi frente antes de salir disparado al interior del edificio. Jungkook estaba encogido, con la cabeza baja, y las manos rojas a causa del frío de la calle. Yo no me lo pensé dos veces, y a pesar de estar rodeados por todos aquellos alumnos, tomé su mano y tiré de él.

Tardó un poco más de lo que esperaba en reaccionar y entrelazar nuestros dedos.

Cuando su caminar fue a la par que el mío, e incontables pares de ojos ya tenían la vista puesta en nosotros, llegamos al pasillo de nuestras clases. Aún restaban un par de minutos para que el timbre sonase y tuviésemos que separarnos, así que aproveché para llevarlo hasta los grandes ventanales del corredor. La necesidad de observar su rostro era real.

Esperé encontrarme con aquel gesto compungido o un aspecto demacrado, pero me sorprendió ver que Jungkook parecía vivo. Sus labios estaban fruncidos, sus ojos me evitaban torpemente, pero el sonrojo en sus adorables mejillas me hizo esbozar una sonrisa. Avancé hacia él, quedando a apenas un paso y logrando que se irguiera de golpe al sentirme tan cerca. Las puntas de nuestros zapatos se rozaban cuando me escondí un poco de la curiosa mirada de nuestros compañeros y me preparé para hablar.

- ¿Te debo esperar hoy para comer juntos? -le pregunté cerca del oído.

A pesar del ruido y las voces del resto de chicos y chicas, escuché la pequeña carcajada que soltó, casi pudiendo ver las bonitas arrugas adornando esos ojos que tanto me gustaban.

- Sí -me respondió.

- ¿Por qué estás actuando así de tímido? -y entonces sí que me alejé un poco de él para poder deleitarme con el dulce marrón de sus pupilas. Me armé de valor-. ¿Es culpa mía? ¿Es ... Es por lo de esta mañana?

Kookie hizo ese mohín con la nariz, ese que aparecía siempre que algo le resultaba gracioso. Negó suavemente con la cabeza y colocó un mechón de pelo tras mi oreja, haciéndome sonreír, algo más tranquila. No quería sentir ese peso ni cargar con la idea de que si él había pasado tan mala noche había sido por mí, por lo que tuvo que recordar. Por lo que ambos revivimos a pesar de oponernos con todas nuestras fuerzas el día anterior.

Así que, aunque entendí que me estaba mintiendo, lo dejé pasar. Jungkook no quería preocuparme, lo sabía.

- Creo que ... Si no hubieras estado conmigo al despertar -hizo una tierna mueca con la boca-, habría llorado como un bebé desamparado -acercó el rostro a mi mejilla y allí me regaló un par de caricias con la nariz, logrando que mi pulso reviviera mágicamente-. Siento haberte asustado, Maya. Estoy mejor de lo que parece, de verdad.

- ¿No ves? -inquirí en voz baja-. ¿Por qué eres tan sincero? Si me hubieras dicho que sigues temblando hasta hubieras conseguido que te abrazara delante de todo el mundo -Jungkook rió con suavidad y yo entrelacé con más fuerza nuestros dedos. En realidad, yo continuaba más asustada por él después de haberlo visto esa misma mañana llorando en sueños-. Ahora te quedarás con las ganas.

- Jung Maya, ¿vas a negarme eso? Pensé que te preocupabas por mí.

El timbre resonó, provocando que todos empezasen a correr hacia sus respectivas clases. Triste por tener que decirle adiós, mantuve esa máscara que estaba usando y me alejé un paso de Jungkook para encontrarme con ese radiante brillo en su mirada que pensé habría perdido por todo el día. Solté nuestras manos y ladeé la cabeza, cautivada en el fondo por la forma en que me observaba.

- Lo hago, Jeon -aseguré en tono divertido, él agrandando la sonrisa que comenzaba a mostrarme-. Pero un abrazo es demasiado, ¿no crees? -me encogí de hombros-. Me pides mucho a cambio de muy poco.

- ¿Y qué es para ti poco, si puede saberse? ¿Acaso no puedes mimarme un poco, enana? -mordisqueó su labio, tratando de esconder la sonrisa difícilmente.

La luz que atravesaba las ventanas me iluminaba algo demasiado hermoso. Mi corazón era consciente de ello, pues aceleró su ritmo cuando analicé la marcada mandíbula de Kook o su sonrojo, que se hizo evidente a la vista de cualquiera. Sabía que me arrepentiría si no lo hacía, así que mandé al cuerno cualquier cosa que me impidiera hacerlo. A pesar de que sabía que Sun y sus amigas miraban desde el interior de la clase. A pesar de que recibiría miradas cargadas de odio el doble de dolorosas esa mañana. Pero ... No podía imaginar algo mejor que la felicidad reflejada en sus ojos. Era algo por lo que estaba dispuesta a arriesgar cualquier cosa.

La distancia que nos separaba desapareció y yo ya había colocado ambas manos en sus hombros antes de que Kookie quisiera darse cuenta. Cuando dejé un rápido beso en su mejilla, él dio un pequeño salto por la sorpresa. ¿Por qué tenía que ser tan dulce? ¿Por qué?

No le di tiempo a reaccionar, ni siquiera a atrapar mi cintura para impedir que escapara, pues sólo lo besé y corrí a alejarme de él.

Jungkook se quedó con las manos tocando la nada y yo me reí al haber adivinado lo que mi mejor amigo pretendía. La verdad era que no me disgustaba la idea de una abrazo suyo para empezar el lunes, pero seguíamos estando delante de todos, y ese tipo de gestos y caricias, todavía no podía sobrellevarlas delante de esas personas que tanto me odiaban.

- Creo que eso debería bastarte, Kookie -dije caminando de espaldas, hacia la puerta de mi aula.

Él me sonrió con cariño y metió las manos en sus bolsillos.

- Creo que, por hoy, podré aguantar con eso -dijo alardeando antes de dar media vuelta y dirigirse a su clase.

Pero no lo era. Jungkook necesitaba más. Tanto, que no sabía si sería capaz de dárselo algún día. Y eso me aterraba.

Jungkook

- ¿En serio lo hizo? ¿Te dio un beso aquí? ¿Cómo si nada?

Tae caminaba a mi lado, pegándose a mí como una babosa y sin dejar de preguntarme sobre lo mismo una y otra vez. Él no podía verlo, pero mi cara había tomado un color rojizo en el que todos con los que me tropezaba de frente se fijaban. Un sonrojo que Taehyung no hacía más que acrecentar con cada palabra.

- Tae, ya te he dicho que sí -le confirmé, logrando que comenzase a dar tiernas palmaditas de ilusión-. Así que, para ya, por favor.

- Lo que mi pequeño Jungkookie quiera -aseguró con una gran sonrisa antes de acariciar mi barbilla entre inocentes risitas.

Continuamos caminando por aquellos pasillos y bajamos las escaleras. Como no quería parecer un tonto enamorado desesperado por ver a la chica que le gusta, trataba de contenerme y avanzar a paso ... Tranquilo. Pero, mi pecho no estaba en calma. Aún no había podido desayunar con Maya en la preparatoria. Cuando quise hacerlo, ella estuvo castigada, así que el repiqueteo que se había hecho dueño de mi interior era normal. Al menos, eso quise pensar para no insultarme a mí mismo por ser tan manipulable o ilusionarme con tan poco.

- Y ... La pesadilla -me dijo Tae de repente, a lo que yo giré el rostro hacia él. Mi amigo miraba al frente con expresión seria-. Le mentiste, ¿verdad?

Salimos al patio y el frío me golpeó con fuerza, despertando todos mis sentidos a la par que me escondía en el abrigo.

- En realidad ... El sueño comenzó con mi madre y lo de aquel día -le dije. Si Tae se había dado cuenta de que no le había dicho toda la verdad, Maya podía haberlo notado también. Es más, era de lo más probable que mis pobres dotes de actuación me hubieran delatado antes incluso de haber salido de su propia cama-. Pero, después cambió y ...

- La apuesta -murmuró Tae. Esperó a verme asentir, repleto de una evidente vergüenza. Tae me conocía tan bien que a veces daba miedo. Aunque había compartido ese detalle con él y Minie, seguía estando incómodo si el tema salía en nuestras conversaciones-. ¿No piensas decirle, Jungkook?

- Lo pienso, pero entonces me entran las dudas y si ella se lo llega a tomar mal -tragué saliva justo cuando atravesamos la puerta principal, a sólo un par de pasillos del comedor-. No sé qué haría si eso pasa, Tae.

- Eres como un bebé a veces, Kookie -soltó Taehyung, colocándose ante mí para que dejase de andar y lo enfrentara cara a cara, uno de mis mayores miedos.

Tae era como mi hermano. Con él lo compartía todo, hasta el más mínimo detalle de lo que ocurriera en mi día. No era una relación como la que Maya y yo manteníamos. Lo nuestro ... No creo que pudiera explicarse con palabras. Sin embargo, mi amistad con Kim Taehyung iba más allá de lo meramente normal. Nos unía un lazo fraternal que valoraba como una de las cosas más importantes de mi vida. Y, a pesar de lo entrometido que podía ser en alguna que otra ocasión, los consejos de Tae eran demasiado preciados.
Por eso me tensé al tenerlo ahí delante, con el ceño fruncido, pero con la mirada todavía cargada de esa dulzura tan característica en él.

- Ella está confiando en ti realmente -dijo poniendo ambas manos en su cintura, bastante indignado conmigo y con mis decisiones-. Es un milagro. Jungkook, no dudaría y vendería su alma al diablo sólo por defenderte, ¿entiendes? -su tono se volvía con cada palabra más demandante-. Ya lo hizo delante de Minho, aunque no lo recuerdes.

- Lo sé, Tae -contesté desviando la mirada-. Sigo siendo un egoísta, pero el miedo me paraliza. No ... No puedo contárselo.

- ¿Y si lo hace Lee antes? ¿Entonces que pasará? -inquirió en voz alta lo que tantas veces me había planteado yo ya-. ¿Prefieres que sea así?

Si Minho decidía dejar ese juego, si ese desgraciado escogía romper las reglas y contarle a Maya nuestro secreto ... Ella se quedaría rota, en todos los sentidos.

- Tae -comencé, llamando su atención-, no puede pasar eso.

- Pero, Jungkook, eso no está en tu mano, sólo en la de ...

- Da igual -clavé mis ojos en los suyos, haciendo que apretara la mandíbula y se cruzara de brazos. Tae me conocía y sabía que esa estúpida apuesta no era un juego de niños. Los sentimientos de Maya pedían de un hilo si algo salía mal, y eso era algo que yo no estaba dispuesto a arriesgar más de la cuenta. No ahora que ella volvía a ser mi amiga, que la tenía tan cerca-. Yo me mantendré callado, por su bien. Y Minho debe hacerlo también, porque si ella se entera de que hemos hecho algo así ... -negué con suavidad, impasible ante la idea de ver a Maya tan destrozada-. No tengo miedo de que me odie.

- ¿Entonces por qué no se lo dices? -Tae se acercó a mí, dejando su mano en mi hombro, tratando de comprenderme-. Si no le temes a eso, cuéntaselo.

Claro que temía recibir su rechazo eterno, los dos éramos conscientes de ello, pero ... Eso estaba en un segundo plano. No había nada más importante que ella, que siguiera siendo la Maya que todos conocíamos.

- Si yo se lo cuento o si Minho es el que lo hace ... Ese no es el problema -le aseguré-. No importa quién le cuente esto, porque ella terminaría descubriendo igualmente que Minho nunca se preocupó por su corazón, que en ningún momento le asustó romper sus ilusiones -terminé en un susurro. Dejé los ojos en las baldosas del pasillo, imaginando a mi mejor amiga, con lágrimas en los ojos y el alma rota-. Que me odie si es necesario, Tae, pero no estoy dispuesto a verla descompuesta por descubrir que Minho no siente nada por ella. Quiero pensar que -relamí mis labios y sentí los dedos de Tae ejercer un poco de presión sobre la chaqueta de mi uniforme, ofreciéndome apoyo, como siempre- ese imbécil no es tan malo. Yo me enamoré de ella, así que ... Puede que él sea capaz de ver que es lo mejor que podrá tener nunca y comience a quererla -respiré hondo.

Estaba ofreciendo a la maldad en persona el amor de la única chica a la que había querido alguna vez. Estaba permitiendo que la tomara, siempre y cuando la cuidase como Maya merecía. Y nadie, absolutamente nadie, podía entender lo frustrante que era. Lo difícil que llegaba a ser pensar que él podría tenerla si la cuidaba mientras que para mí eso no era factible.

- Ella es tan buena que ... Él podría enamorarse de Maya, Tae -si la conocieran un poco, si olvidasen el pasado, todo él mundo la apreciaría como merecía-. Es el único consuelo que me queda para que acabe bien y nadie sufra.

- Jungkook -sentí sus suaves dedos en mi mentón, levantándolo para que lo pudiera mirar a los ojos y ver su tristeza acompañada de una sonrisa-, tú sufrirás.

- Ya sufro -me encogí de hombros, sonriendo con lástima por ser tan estúpido con tal de no verla hecha añicos a ella-. No creo que empeore demasiado.

- Ahora estás actuando como un tonto -murmuró haciendo cosquillas en mi barbilla, arrancándome una risa aún sintiendo la depresión calar en mis huesos de forma arrolladora-. Pero es el amor el que te hace pensar así. Lo respeto -su voz estaba tan llena de pena que me obligué a sonreír.

- Vamos, Tae -dije, aparentando entereza-. Puede que para mí no haya final feliz, pero si Maya lo tiene, eso será suficiente, ¿no crees?

- ¿Por qué pierdes la esperanza tan rápido, pequeño? -revolvió mi pelo de pronto. Yo sólo hice un puchero con los labios, consiguiendo que su imborrable sonrisa recuperase la alegría de un sólo soplo-. Eres su mejor amigo. Los mejores amigos siempre tienen oportunidad en las películas -yo reí ante su ocurrencia y permití que pasase el brazo por mis hombros en cuánto reanudamos nuestro camino-. Por eso, aunque le dejes una vía a Minho, no se lo pongas fácil e inténtalo tú. Dices que podría llegar a quererla, entonces, ¿qué impide que Maya no se enamore de un chico como tú, Jungkook? No seas pesimista, bebé. A veces te valoras tan poco que me asustas -sus palabras me hicieron sonreír de corazón, animándome aunque sólo fuera una pizca-. ¡Hasta yo querría estar con alguien tan bonito y bueno como tú! -dijo alzando la voz, feliz.

- ¿Es que no me quieres ya, hyung? Pensé que lo nuestro era serio, Taehyung -le dije, fingiendo estar profundamente ofendido.

- Aish ... Jungkookie, lo nuestro siempre estará ahí -dijo como si todo el mundo supiera de ello-. No te preocupes por eso. Además, te quiero tanto que sería capaz de compartirte con Maya.

Hablar con Tae era como un bálsamo para mi resquebrajado corazón. Él era una medicina tan dulce que casi podía sentir sus delicadas manos poner tiernas tiritas de ositos en cada una de las grietas que adornaban mis esperanzas. Como esas que usaba con sus hermanos pequeños siempre que estos se resbalaban y caían al suelo. Cada vez que sus heridas sangraban, él estaba ahí con su cariño enternecedor y con esas manos mágicas para que se sintieran mejor y dejasen de llorar. Esta vez, Tae había logrado detener mi débil hemorragia por el momento, y no había palabras suficientes para agradecerle que cuidase así de mí.

Seguimos caminando entre risas y comentarios hasta que giramos la última esquina, esa que nos dirigiría a la puerta trasera del comedor, donde por fin podría encontrarme con Maya y ...

Maya.

Abrí los ojos entrando en un extraño ataque de pánico cuando la vi a unos metros de la susodicha puerta. Si hubiera estado sola, probablemente, hubiera corrido hasta ella para darle un abrazo, pero no fue el caso. Minho hablaba con ella, acompañado de esa estúpida sonrisa que tanto le gustaba a mi amiga.

Sintiendo una desgarradora punzada en el vientre, detuve a Tae, que observaba la escena con aire ausente, y lo empujé de nuevo hacia atrás, colocando ambas manos sobre su pecho. Él estuvo cerca de trastabillar, pero conseguí escondernos a los dos tras la pared sin armar una escena de lo más problemática. Respiré un par de veces y presioné el lugar donde se escondía mi corazón en un débil intento por que dejase de bombear tan dolorosamente. Con cada respiración, con cada segundo, la asfixia se hacía más palpable.

Hasta que Tae no dejó una leve caricia en mi espalda, no logré recuperar la compostura. Y, aunque todavía me costaba respirar, sintiendo una inmensa apisonadora hacerme trizas los sentimientos, logré erguirme y mirar a los ojos a Taehyung.

- ¿Estás bien? -él hizo una mueca preocupado, pero yo me apresuré a asentir.

No puedes dejar que te afecte con tanta intensidad, Kook. No puedes dejar que esto pueda contigo si sólo está empezado.

- No pasa nada -le dije tras aclararme la voz.

Volví la cabeza y me dejé caer sobre la pared, esperando que la angustia que estaba agujereando mi estómago disminuyera. Sin embargo, la tranquila voz de Maya llegó a mis oídos, captando toda mi atención al instante.

Di la espalda a Tae y quedé al borde de la esquina. Sólo un par de segundos después, sentí el cuerpo de Tae a mi espalda, imitando mis acciones.

- ¿Vamos a espiarlos? -susurró cerca de mi oreja. Yo sólo hice un ruido a modo de afirmación-. Pero, si nos pillan ...

No le permití seguir hablando, pues coloqué la palma de mi mano sobre sus labios, tapando su boca e impidiéndole soltar una sola palabra más. Con sólo una mirada le supliqué que no dijera nada más. No estaba bien escuchar lo que fuera que estuvieran hablando y nunca me había considerado un metomentodo, pero si se trataba de Maya, me era imposible no querer saber más de la cuenta.

Tae accedió y asintió, a lo que yo alejé la mano de su rostro y le permití apoyar la barbilla en mi hombro mientras los dos afinábamos nuestros oídos. Un instante después, la deliciosa risa de Maya me hizo tragar saliva, en tensión.

- ¡En serio! ¡Deberías haberlos visto! -exclamó Lee antes de estallar en risas.

- Haré como que te creo -dijo, todavía entre carcajadas, Maya.

Sus voces sonaban bien, nadie podía negarlo. Creo que hasta Tae se dio cuenta de la buena relación que existía entre esos dos, pues dejó escapar un tenue suspiro.

Estas semanas se habían acercado tanto, que el insalvable abismo que existió entre ellos tiempo atrás, parecía inexistente. Me maldije demasiadas veces por haber ido a Japón aún sabiendo que todo marchaba bien para mi mejor amiga y que sus emociones seguían floreciendo, sanas y fuertes, por el odioso de Minho. Si ella disfrutaba de su compañía, yo sólo lo observaría en silencio, aguantando cualquier escena que tuviera que presenciar. Si ella era feliz y reía más con él que con ninguna otra persona sobre la faz de la tierra, sólo me quedaba terminar de aceptarlo.

- ¿Por qué desconfías de mí? -preguntó Minho más que alegre.

- Si no lo veo, no lo creo -concluyó ella de magnífico talante. Estaba agradeciendo no poder mirar, porque estaba seguro de que la sonrisa que adornaba sus labios debía ser radiante-. Es muy fácil.

- Entonces tendré que enseñártelo algún día, ¿qué opinas?

Se le estaba insinuando tan descaradamente que el dolor volvió a perforarme. ¿De verdad Minho podría desarrollar algún tipo de sentimiento hacia Maya? Porque esa frase había sonado tan preparada y falsa, tan típica, que sentí la necesidad de salir de mi escondite e irrumpir esa reunión.

- ¿Ir al zoo? ¿Esa es tu propuesta? -mierda. A Maya le encantaban los animales-. Bueno, lo pensaré -bajé la mirada entiendo que esas palabras escondían un 'sí' rotundo-. Pero sólo iría mientras sepa que esos monos asesinos estarán tras un cristal a prueba de balas.

- Estoy seguro, así que esperaré a que me digas el día y la hora. Ya lo sabes -sus coqueteos eran poco sutiles, tan forzados, pero a la vez tan ... Directos.

Yo podía emplear ese método con cualquier chica también, pero no con Maya. Ella no merecía ser tratada como las demás porque era mil veces mejor que ninguna otra. Y, al parecer, Minho seguía sin darse cuenta de ello. La sangre no hacía más que hervirme, como si así mi cuerpo pudiera canalizar toda la impotencia que sentía o hacer que el mareo desapareciera.

Hice rechinar mis dientes y TaeTae acarició mi cabello al comprender mi estado.

- Jungkookie ... -la forma en que me nombró en un tranquilo susurró me dejó claro que quería que dejase de torturarme, pero me negué y presté atención al rumbo que tomó la conversación, tensando cada músculo de mi cuerpo.

- Bueno, me están esperando, pero ... ¿Nos vemos a la salida? -esa pregunta quedó en el aire, abofeteándome con tal crueldad que quise llorar allí mismo. Esconderme en el regazo de Tae era lo que más necesitaba.

Empezaba con algo tan simple como aquello. Maya dejaría de ir conmigo a casa, cada vez pasaría más tiempo con él por las tardes, hasta que ya ni siquiera nos saludáramos ni pudiéramos consideramos mejores amigos. El miedo me congeló, dejándome petrificado de pies a cabeza.

- Mmmm ... Sí, por qué no -cerré los ojos, abatido. Lo estás permitiendo, Jungkook. Estás dejando que él se la gane, no puedes arrepentirte. Pero, por más que me repitiera esas palabras, no lo soportaba. Respiré hondo mientras Tae continuaba acariciando los pequeños mechones de pelo que rozaban mi nuca-. Puedes venir, aunque ... Jungkook ha vuelto de viaje. Pensaba volver con él.

Taehyung soltó una dulce risa que pasó casi desapercibida para mis embotados sentidos. Después de escuchar a Maya decir eso, algo se conectó en mi sistema, logrando que miles de chispas calentasen mi pecho de nuevo.

Apoyé con cuidado la mano sobre la pared, conteniéndome para no salir en su busca y dejarle claro a Minho que la quería con todas mis fuerzas. Por dios, mentiría si dijera que no me había hecho feliz. Fue un detalle sin importancia, lo sé, pero Maya pensó en ello aún cuando estaba en juego un paseo en compañía del chico que le gustaba. Con las mejillas rojas, pellizqué mi labio inferior. ¿Cómo podía ser tan sencillo elevar mi ánimo hasta las nubes? Maya tenía ese placentero efecto en mí y en mis incontrolables sentimientos.

- ¿Jeon ha vuelto? -había un toque de diversión en sus palabras, pero fue apenas imperceptible.

- Sí, pero puedes venir con nosotros -la inocencia de Maya era demasiado para mí y para mis pobres ilusiones-. Si no te moleta que él venga, claro. Ya sabes que somos vecinos y ... Es mi mejor amigo -una sonrisa se instaló en mis labios, notando la impaciencia viajar por todo mi ser con ansiedad.

Su mejor amigo. Sí. A lo mejor las cosas no tenían por qué cambiar tanto si ellos se acercaban. Maya seguía teniéndome en cuenta y eso ya era algo para mí. Con qué hubiera un pequeño hueco en su corazón para mí ... Yo respiraría tranquilo y dejaría a un lado el terror a ser apartado de su vida. Sólo necesitaba esa seguridad, y ella me lo acababa de confirmar.

- Tranquila -dijo con tacto, como si tuviera miedo a que yo lo dejase en ridículo frente a ella y quisiera evitarme a toda costa. Mordí con algo más de fuerza mi labio para no sonreír, satisfecho conmigo mismo-, tendréis que hablar de muchas cosas y yo sólo estorbaré. No importa.

- Vale ... Entonces, hablamos más tarde -hubo una breve pausa-. ¿Vas al comedor? Yo esperaba a Tae y Jungkook, si quieres ...

- Te acompaño -y supe que esas dos palabras le dieron la vida a mi amiga.

Cuando el sonido de los pesadas puertas resonó en el pasillo vacío, yo quise desaparecer de veras. El calor en mi rostro era tan intenso que, en el momento en que TaeTae se colocó ante mí con una enorme sonrisa de oreja a oreja, pellizcó cariñosamente mi pómulo y rió.

- Mírate, más colorado que nunca -yo me mantuve en silencio y recé por que ese rubor desapareciera pronto. No podía llegar y ver a Maya así. Cada vez me costaba más controlarme con ella, con lo que me hacía sentir-. ¿Qué te parece? Puede que yo no estuviera equivocado al final y todavía tengas oportunidad, Jungkookie -los hoyuelos de su rostro eran realmente adorables. Que Tae se emocionase tanto por mí era lo que me demostraba su empatía, a pesar de tener yo las esperanzas tiradas por tierra-. Así que, anima esa cara. Tienes que lograr que Maya sólo quiera mirarte a ti.

Taehyung agarró mi brazo haciendo planes de futuro, diciéndome cualquier idea que se le ocurriera para que yo consiguiera enamorar a mi amiga. Si soy sincero, no escuché lo que me contó, sólo alguna que otra palabra suelta. Lo habría hecho, pero estaba demasiado ocupado en convencerme a mí mismo de que no podía crear un castillo de la nada. Maya sólo le había dicho a Minho que volvería a casa conmigo, como siempre. ¿Qué tenía eso de especial en realidad?

Estuve dándole vueltas a esa pregunta hasta que la cálida mano de Tae dejó de aprisionar mi muñeca y observé a mi alrededor. El rostro de Maya estaba frente a mí, con esa preciosa sonrisa.

¿Qué era lo que había hecho que mi pulso se acelerara tan precipitadamente? ¿Importaba algo que hallase una respuesta a esas alturas? Si se trataba de ella, mi corazón hacía cosas que no alcanzaba a entender. El impulso de tenerla cerca, de protegerla, de quererla, ... No encontraría una solución a esa incógnita. No había una que explicase lo que causaba en mí Jung Maya. Me di cuenta de ello cuando la miré a los ojos y mi pecho revivió en un terrible y ensordecedor remolino de sentimientos. Si ella seguía allí, provocando en mí esas incesantes oleadas de esperanzas que me hacían querer tenerla siempre junto a mi lado, yo no debía buscar nada más. No necesitaba otra cosa que no fuera ella.

···

¿Soy la única que llora corazones cuando narra Jungkookie? T_T

Su amor por Maya es tan puro y doloroso que me duele escribir estas cosas, en serio. Aunque, queda el consuelo de que pronto habrá beso ... xD Soy mala por no decir cuándo será, lo sé, pero quiero que sea sorpresa.

Esta noche o mañana sin falta subiré el siguiente :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro