
[2.3] "Quiere estar contigo"
Maya
La fiesta. Solté una bocanada de aire y sequé mis manos en la toalla.
Eran ya pasadas las once de la noche, y yo sentía las piernas temblar sin haber salido todavía de casa. Era sólo una fiesta, nada del otro que mundo, nada a lo que temer, ... A no ser que seas como yo; un ratón de biblioteca. No había pasado un día a lo largo de esa semana que las chicas de la preparatoria no me hubieran mirado mal. Encontré uno de mis cuadernos roto cuando regresé de las lavabos el miércoles, y el jueves había una nota en mi libro de historia, amenazándome sobre demasiadas cosas. Cosas que me daba repulsión recordar.
¿Por qué iba a la fiesta si muchas de esas arpías estarían allí? Porque era el cumpleaños de mi hermano. Sólo por eso. Y, aún sabiendo que Jimin y Tae estarían allí, no podía controlar el temblor de mis extremidades ni la angustia que se concentraba en la boca de mi estómago, estrangulándome e impidiéndome respirar con regularidad.
Colocando correctamente la manga de mi vestido gris, salí del baño de mi habitación, temblorosa y asustada por todo lo que tendría que afrontar esa noche.
- Vale ... -me susurré todavía manoseando la tela de mi prenda de vestir.
Pulsé el interruptor del baño y me volví hacia el escritorio.
Jungkook estaba sentado en mi mesa, con el cachorrito en las manos. Él ya había terminado de arreglarse, por lo que pude ver. Sus vaqueros negros acompañaban a una camisa gris, de la misma tonalidad que mi vestido y una chaqueta negra. Sin olvidar sus Timberland blancas. Querría haberme fijado más en su ropa, pero me fue imposible al chocar con sus ojos, que me examinaban escrupulosamente mientras el perrito gemía y pedía por su atención. Pero ahora era yo su centro de atención.
No sé si llegué a sonrojarme cuando me miró, pero sería lo más lógico; no podía salir ilesa de un repaso como aquel.
- ¿Qué haces ... Aquí? -formulé con la garganta seca. Él continuaba perpetrando mi mirada sin contención alguna, y mi corazón revolucionó el pulso antes de que pudiera tomar aire correctamente.
- Yo ... -dio un pequeño salto para llegar al suelo, apartando la vista de mí, y vi que mordisqueaba el interior de su mejilla con nerviosismo-. Vine a acompañarte -carraspeó varias veces antes de dejar al animal en la alfombra. Juraría que sus dedos temblaban-. A la fiesta, porque pensé que -estaba perdido, no sabía que me quería decir exactamente. Sus ojos viajaban de un lado a otro de la habitación, evitando chocar conmigo- querrías que fuera ... Contigo.
Jeon Jungkook, mi vecino, mi mejor amigo, uno de los chicos más populares del instituto, me estaba preguntando si quería ir con él a una fiesta. Aguanté la respiración, notando un dulce hormigueo en mi estómago. Ya no estaba asustada por lo que me esperaba allí, sino porque Kook me estaba ... ¿Invitando?
- Pero ... -tiré de la falda del vestido, nerviosa por su propuesta-. Ya sabes que si me ven contigo pueden decir ...
- Maya -me llamó de repente.
Yo alcé la mirada, viendo cómo se acercaba a mí completamente inexpresivo.
Me alcanzó. Kookie se detuvo a un paso de distancia, haciéndome retroceder un poco. Media sonrisa iluminó su semblante, una cálida y reconfortante.
- ¿Crees que voy a dejarte sola? -su ceño estaba un poco fruncido, como si le resultase difícil de creer que estuviese aterrada. Me preguntaba, pero yo no quería responder-. No me importa, ya lo sabes. Y menos un día como hoy. Todos estarán allí. Esas chicas también, así que iré contigo hasta la puerta de baño si es necesario.
Pero yo no quería que él se viera implicado aún más, no después de salvarme aquel día en el pasillo. Ya éramos el cotilleo de la escuela, estábamos en boca de todos porque yo era la antisocial que ahora era la amiguita del popular, y me dolía escuchar todo eso. Sobre todo si incluía a Kookie.
- Enana, todo irá bien. Además, yo soy el que debe acabar con esto. Fui el que lo empezó -y lo decía en serio, tan seguro de sí mismo que me dio miedo que hiciera algo de lo que se arrepintiera más tarde.
No podría contra él, y confiaba en que estaría para mí esa noche. Noté al perrito entre mis piernas desnudas, y sólo sonreí agradecida por tener a alguien que se preocupara por mí como él lo hacía.
- Sólo quiero que estés conmigo, ¿vale? No quiero llamar más la atención -le supliqué en voz baja, alejando mi mirada de la suya.
- Pues, lamento decírtelo -apartó un mechón de mi flequillo y dejó una caricia en mi piel, tan liviana, que estuve cerca de cogerle la muñeca para que lo volviera a hacer-, pero estoy seguro de que todos te mirarán.
Como un acto reflejo, volví la cabeza para fijarme en sus ojos y ver si dijo lo que dijo a conciencia. Fue una necesidad, una urgencia que mi alma quería confirmar a toda costa, aún pareciendo una estúpida al hacerlo. Y sí, Jungkook me había lanzado un piropo. Sus pupilas brillaban, derrochaban un cariño inmenso que parecía destinado sólo para mí. Su sonrisa me dejó muda, y el abrazo que lo secundó, sin sentido. Estaba siendo tan amable conmigo, que no podía creerlo.
Sus labios me hicieron cosquillas en el lóbulo de la oreja una vez estuve aferrada a su camisa, impactada por lo que estaba ocurriendo. Acarició mi espalda y yo sólo me sujeté de su prenda grisácea.
- No me moveré de tu lado -sus palabras me regalaron un pasajero escalofrío, haciendo que me acercara más a su cuerpo y pudiera respirar el aroma varonil de su cuello.
¿Por qué olía tan bien? Me habría quedado así, estática y prisionera de sus brazos. Por momentos, pensé que ambos preferíamos quedarnos allí, en mi cuarto, hablando sobre la semana que habíamos pasado sin apenas hablarnos. Necesitaba sincerarme con Kookie, contarle cómo eran mis días de una buena vez. Estoy segura de que esa madrugada habría sido el escenario perfecto para hacerlo, recibir sus caricias y comprensión. De alguna forma, la suavidad con la que me abrazó pedía a gritos que olvidásemos nuestro destino y nos quedásemos en la seguridad de esas cuatro paredes, llegásemos a la cama y yo me acurrucara junto a él para relatarle todo.
Pero, aquello sólo fue una sensación que ni siquiera pude corroborar, pues la puerta nos sobresaltó antes de que transcurriera un mísero minuto, dando paso al protagonista del día. Hoseok nos miró perspicaz y se aseguró de que Kook alejara sus sucias manos de mí con un sólo vistazo.
- Mi hermana, no, gaviota. Ella no -y yo sonreí algo sonrojada-. ¿Qué hacíais, eh? ¿Teníais una cita y no pensabas decírmelo, Maya? No me esperaba que fueras una chica tan imprudente como para entregarte a un sinvergüenza tan ...
- Hobi -lo detuve antes de que se quedara sin aire-, no vamos a salir. Sin ti, claro.
- Lo que faltaba -alzó los brazos provocando la risa de Jungkook. Estaba claro que a él le parecía una locura que nosotros tuviésemos algo-. Yo no pienso ir de sujeta velas a ninguna parte. Pedídselo a Tae, seguro que le encantará ver cómo os días la mano y ...
- Hyung, no estoy interesado en esta enana. No es mi tipo, ya lo sabes.
Por ridículo que sonara, eso me hizo daño. No porque obviara hasta entonces los gustos de Kookie en cuánto a mujeres, sabía muy bien que yo era todo lo contrario a lo que él buscaba en una. Tampoco es que hubiera pensado en algún momento que yo entrara en sus posibilidades. Supongo que, Maya sería la última elección para cualquiera. No fue por eso, más bien por la facilidad y simpleza con la que lo dijo. 'Ya lo sabes'. Yo también lo sabía, y aún así, no logré detener el corte que desgarró mi corazón de lado a lado. Dolió tanto o más de lo que nunca hubiera imaginado.
- ¿Entonces por qué vais tan elegantes? No me lo trago, Jeon -puso un dedo en su pecho, en un intento de intimidar al pequeño.
- Vístete -quería que la conversación terminase lo antes posible, no estaba preparada para escuchar nada más relacionado conmigo. Sabía que era una chica del montón, pero escucharlo de mi mejor amigo, fue realmente demoledor para mi escuálida autoestima-, hay una fiesta en tu honor.
•••••
- Jungkook, protege a la niña -dijo Jin tras bajarse del coche y correr a la entrada de su casa. No era de extrañar; podían haber roto miles de cosas en su ausencia, y para ser casi medianoche, había ya más gente de la que esperaba-. No sé a quién narices ha invitado Namjoon hoy, ¡pueden quitártela en un santiamén!
- ¡Tranquilo, hyung! -alzó la voz y aprovechó mi despiste para deslizar su brazo por mi hombro. Agachó la cabeza hasta mi altura mostrando una sonrisa satisfactoria-. Esta noche eres toda mía y de nadie más.
- ¿Resulta que ahora tengo dueño? -le pregunté muerta de miedo, tanto por sus declaraciones como por la gente que tenía sus ojos sobre nosotros.
Jungkook hizo ese mohín típico con sus labios, como si pensase algo muy importante cuando ya lo tenía todo calculado al milímetro. Regresó su atención a mí, y yo me encogí un tanto cohibida al ver sus ojos negros tan de cerca.
- Mía, Maya -aproximó su boca a mi oído. Yo tragué saliva cuando sentí el roce de sus labios en el lóbulo-. Sólo mía.
- ¡Deja de ligar con mi hermana, gracioso! -ni los gritos de Hobi lograron hacerme volver a la tierra. La boca de Kook seguía suelta por mi piel, dejando un travieso beso en mi mejilla-. ¡Ya estoy aquí, chicos!
Muchos gritaron a modo de recibimiento, otros se acercaron hasta el cumpleañero a felicitarlo, pero yo continué saltando en una nube después de que mi amigo alejara sus tentadores labios de mí. La angustia me invadió al darme cuenta de que me había quedado mirándolo fijamente, exigiéndole más. Todo lo que pudiera darme.
Me giré cabizbaja hacia delante, con los dedos de Kookie jugando a enrollar mechones de mi pelo suelto entre ellos. Buscaba una explicación a su comportamiento desde la noche anterior, a ese afán por tenerme cerca, pero mi mente sólo daba vueltas y vueltas recordando la multitud de caricias que Jungkook me había regalado a lo largo de esas horas. Me sentía en un estado de embriaguez demasiado extraño y nuevo, y eso sin haber tomado ni una gota. Jeon era como una droga.
- ¡Maya! -mi nombre en boca de ese pelinaranja, me obligó a dejar de disfrutar de la cercana presencia de mi acompañante y sonreír a mi risueño amigo.
Jimin me envolvió en su pecho con tanto ímpetu que Kook tuvo que dejarme ir entre quejas.
- Por favor, Jimin. Pareces un niño pequeño -se burló de su mayor Jungkook.
- Seré un niño pequeño -asintió besando mis dos mejillas verdaderamente feliz-, pero este niño pequeño tiene más vida que tú. En todos los sentidos, por cierto -y le guiñó un ojo para provocarlo aún más.
Kook cerró la boca, declarando la victoria de Jimin. Ellos tenían siempre una especie de juego. Se limitaban a intentar sacar de sus casillas al contrario con insultos de lo más ... Sutiles. Y desde que los había visto hacerlo, siempre vencía Park Jimin. Ese chico era más inteligente que nadie que conociera. Si se trataba de hacer rabiar a mi mejor amigo, claro.
- Déjate de niñerías, Jungkookie -infló sus rechonchas mejillas tratando de lucir enfadado a sus ojos. Él no comprendía que se veía como el ser más adorable del mundo-. Y cuida de Maya. Como la vuelvas a preocupar, te prometo que ...
- Jimieeeee -le supliqué que se detuviera, obsequiándole con una sonrisa. No quería que Kookie se tomara muy a pecho el haber llegado tarde la noche anterior.
- Ya lo has oído, gaviota descerebrada -lo amenazó en un tono de lo más divertido antes de sonreírme aún más y envolverme en otro cariñoso abrazo.
Jimin me estrujó con fuerza, levantándome incluso de la acera. Ese chico debía dejar de ejercitarse tanto, a veces me daba temor que se obsesionase demasiado con algo. Jimin se dejaba llevar mucho por lo que su cabeza le decía, sin importar nada más. Es cierto que eso es una cualidad en muchos aspectos, pero también podía jugar en su contra sin que se percatara de ello.
Antes de que pudiera pedirle que me dejara respirar, noté que se acercó a mi oído.
- Ve con él. Me está asesinando con la mirada.
Y me depositó con gentileza en el suelo observando lo rojas que lucían mis mejillas.
- Basta de abracitos amorosos por hoy, enana -ahogué un grito al sentir cómo Jungkook agarraba mi mano y me pegaba a su pecho. No pude ver su rostro en ese momento, pero si el de Jiminie, y estaba contento, por lo que veía-. Hoy eres sólo para mí.
Abandonamos a Jimin con un par de chicas bastante guapas en la puerta. Yo todavía luchaba por comprender qué rayos le ocurría a Kookie con tenerme bajo su cuidado. No me disgustaba la idea, más bien, añoraba ser su enana, pero me trataba como si no pudiera defenderme sola y algo estuviera a punto de saltar a mi espalda, dispuesto a devorarme en el instante en que él desapareciera.
- Kookie -lo llamé prácticamente a gritos, pero no me escuchó y siguió tirando de mi mano entre toda aquella gente.
Fui encontrando rostros conocidos, de chicos y chicas de nuestra preparatoria con los que nunca había hablado, y otros a los que juraría no haber visto nunca. Pero todos se lo pasaban en grande, con las manos repletas de latas de cerveza y bebidas de extraños colores, muy cerca los unos de los otros.
Kook sólo me guiaba, sin esperarme, como si estuviera enfadado y no quisiera encontrarse con nadie. Ni siquiera conmigo.
- ¡Jeon Jungkook! -solté los dedos que se aferraban a mi muñeca.
Comenzaba a agobiarme estar rodeada de tantas personas.
Él se paró en seco, relajando los hombros. Estaba tenso, a la defensiva. Suspiró dándome la espalda, pero yo lo cogí de la manga de su chaqueta, e hice espacio entre una pareja que coqueteaba a mi izquierda y hacía cosas que muchos calificarían de censurables. Cuando pude ver ante mí su semblante, varias de las luces de la casa desaparecieron y el ambiente del salón en el que nos encontrábamos cambió completamente.
- ¿Qué pasa? -pero alejó sus ojos para que yo no pudiera encontrarlos.
- Que soy un estúpido -dijo antes de atraerme hacia él y colocar sus brazos en mi cintura. Hundió la nariz en mi pelo sin yo entender su comportamiento. Estaba demasiado raro-. Lo siento -me preocupé, de verdad lo hice, pero él no tardó en separarse de mí y sonreír como siempre lo hacía. Siendo el chico que conocía-. ¿Quieres que te presente a alguien?
•••••
- Así que tú eres la pequeña amiga de Jungkook-ssi -dos hoyuelos adorablemente adorables hicieron acto de presencia alrededor de sus labios. Pareció meditar por unos segundos sobre qué decir a continuación, mientras yo lo miraba todavía tímida. De repente llevó ambas manos a su rostro y sus orbes se convirtieron en dos brillantes luceros en la penumbra de aquella zona de la casa-. ¡Es tan linda que duele!
Tae empezó a reír a su lado y Jin rodó la mirada escondiendo una bonita sonrisa a Namjoon. Yo acabé imitando a Taehyung, agradecida e impresionada por la reacción que había tenido Kim Namjoon.
Después de sufrir esos instantes de bipolaridad que atacaron a Jungkook, y que no me quiso explicar, me pidió perdón y acabó llevándome a una sala un poco más pequeña que la que presidía la casa, con menos gente, y por lo tanto, más aire que respirar. Allí estaban todos menos el Don Juan del grupo. Jimin estaba desparecido, y nadie esperaba que diera señales de vida hasta bien entrada la madrugada. Todos dijeron que andaría por ahí, buscando a su siguiente presa.
- ¿A quién creías tú que había salido, eh? Somos iguales -Hobi se tiró a mi cuello risueño. Pensé que le debían doler las mejillas de sonreír, no había dejado de hacerlo durante el tiempo que llevábamos allí.
- Ella me cae bien, tú no -soltó Jin antes de beber de su vaso-. Así que no, no sois iguales.
- ¡Hyung! -se cruzó de brazos exigiendo que Jin retirara lo dicho, pero no lo hizo. Es más, cada vez que me acerqué a ellos el resto de la noche, los escuché pelearse por ver quién era más atractivo.
Alejé la vista de esos dos y choqué con los ojos de Kook. Él estaba sentado en un sillón. A veces se unía a la conversación que habíamos entablado, otras se limitaba a permanecer en silencio y jugar con sus dedos, distraído. En aquella ocasión no hacía nada de eso; me escrutaba profundamente.
Yo le sonreí levemente, a punto de acercarme a él, pero Tae se interpuso entre ambos, mostrándome su hermosa sonrisa rectangular.
- ¿Has visto? Son todos muy simpáticos -sé por qué me dijo aquello. Tuvimos una conversación días atrás sobre lo poco que pintaba yo en una fiesta como esa, lo extraño que sería que conociera sólo a todos los amigos de mi hermano, pero Tae era un corazón andante y disipó cualquier duda que cruzara por mi cabeza sobre asistir.
- Sí, pero no más que tú, Tae -él besó mi mejilla radiante.
- Sólo falta Suga-hyung -hizo un pequeño puchero, y tiró de mí hacia abajo. Acabamos los dos sentados en la moqueta de Jin-. Seguro que te gustaría. También toca el piano.
- ¿Tocas el piano? -Namjoon, o Rap Mon, según me contaron, parecía entusiasmado con la idea de conocerme más-. Hoseoook -se volvió hacia Hoseok, que continuaba enzarzado con Jin-, cada vez se parece menos a ti, hyung.
- Pero yo todavía no toco -me encogí de hombros y tiré de la falda cohibida. Estaba rodeada de chicos agradables y guapos que no dejaban de preocuparse por mí ni un segundo, ¿cómo estar calmada?-. Seguro que vuestro amigo es un genio. Kookie me ha dicho lo bien que toca.
- También compone, es genial -los ojitos de Namjoon eran como chiribitas; sólo brillaban y brillaban de emoción y felicidad. Era un chico tierno a pesar de aparentar lo contrario-. Seguro que conseguirías ablandar su corazón de piedra. Es demasiado cascarrabias a veces.
Namjoon acabó separándose de nosotros al rato, después de contarme lo bien que rapeaba y cantaba, aunque eso último ... Taehyung no pareció estar muy de acuerdo.
- Es como un padre -aseguró una vez se hubo alejado a hablar con otro par de chicos desconocidos-. Impide que nos matemos cuando Jin trae bolsas de golosinas para merendar.
Yo sonreí y alargamos la conversación sobre cómo le iba en el baile y lo difíciles que eran los pasos esa semana. Tae me puso al día de muchas cosas, tantas que no paró de hablar en un buen rato. Cuando se quedó sin saliva, me dijo que iría por algo para beber, y ... Algo más.
- Jungkookie quiere estar contigo -dijo sorprendiéndome-. Está raro últimamente. Creo que le gusta alguien, pero no quiere decírmelo -tragué saliva-, y Jimin tampoco le ha sacado nada. Ni siquiera sobornándolo con comida. Supongo que no sabrá qué hacer y está perdido.
El nombre de Dae apareció en mi mente como por arte de magia. ¿Qué otra chica podía ser la que despertase algo en él? Se pasaba el tiempo con ella, y ... Es cierto que estaba más cariñoso de lo normal. Puede que fuera porque estaba enamorado y el amor atonta a las personas.
Le dije a Tae que no se preocupara porque hablaría con él. Si él estaba molesto por eso, a lo mejor era algo serio.
Tae se marchó, desapareció tras abrir la puerta de la sala, dejando entrar un humo raro en la estancia. Yo miré a mi alrededor para descubrir que Hobi y Jin también se habían ido. Apenas quedado gente que me resultase familiar.
Alisé los pliegues de mi vestido al levantarme y descubrí a Jungkook mirándome otra vez. Lucía cansado, pero ... Feliz. Caminé hasta él, provocando que una sonrisa adornara sus labios. Me sentí mejor estando a su lado, fue instantáneo.
- ¿TaeTae te ha dicho que me interrogues? -no pude deducir por qué supo aquello, pero negué con la cabeza. No iba a interrogarlo-. Entonces ... ¿Jimin? Ese hyung no se cansa de ...
Me acomodé en su pierna derecha, de lado, para poder mirarlo a la cara. Jungkook enmudeció de golpe.
- ¿Estás bien? -me miró a los ojos, queriendo decir demasiadas cosas, sin saber por dónde empezar-. Todavía no te he visto mirar a ninguna chica, y Namjoon me ha dicho que Jimin y tú siempre os peleáis por ver quién consigue más números de teléfono en una noche. Además, el Jungkook que yo conozco no se queda sentado durante una fiesta.
Kookie agachó la cabeza escondiendo una sonrisa, algo avergonzado por haberme escuchado decir eso. ¿Es que creía que yo no sabía de su lado galán? Lo había soportado durante mucho tiempo, no podría olvidarlo por mucho que quisiera hacerlo.
- Eso no es cierto -volvió a mirarme antes de acomodar su mano sobre la mía-, te he mirado a ti.
Eso era una de las pocas cosas buenas que tenían esas fiestas llenas de gente; apenas destacabas. Nadie, excepto él, vio la tonalidad roja que tomaron mis mejillas.
- Yo no cuento, me refiero a ...
- ¿A chicas como las que te molestan en el instituto? -fue muy directo, los dos nos dimos cuenta. Por eso acarició el dorso de mi mano y sonrió de lado-. Prefiero estar contigo.
'Jungkookie quiere estar contigo'. Sentí los pómulos arder a una intensidad preocupante.
Estaba lista para decirle que yo también había estado esperando toda la noche a que se acercara a mí y besara mi mejilla. Había estado inquieta por su forma de actuar, pero no debía temer nada. Lo supe en cuánto dijo eso.
Sin embargo, esa noche no estaba destinada a ser nuestra. O eso creí entonces.
Kim Dae me interrumpió a los pocos segundos de recuperar la cordura, sonriendo tiernamente a Jungkook.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro