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blue_01302013
@jk_love_v
Taehyung se contemplaba en el espejo, su reflejo revelando un rostro sereno y elegant, con movimientos precisos, se peinó el cabello con su peine, cada paso una caricia que ordenaba sus mechones.
Satisfecho con su imagen, dejó el peine en el tocador, como si fuera una obra de arte concluida.
Luego, con sus dedos, tomó su delineador y trazó una línea sutil en sus ojos, resaltando la forma exótica de sus rasgos.
Finalmente, aplicó un bálsamo sobre sus labios, infundiéndolos de un brillo tentador.
Su boca, ahora, parecía una invitación irresistible, lista para ser besada.
La luz del espejo bailaba sobre su rostro, realzando la belleza de cada gesto, cada curva, cada expresión.
Su teléfono comenzó a sonar, interrumpiendo el momento de tranquilidad.
Taehyung frunció el ceño, dejó el bálsamo sobre el tocador y se dirigió hacia el aparato con un sonrisita de oreja a oreja. Sabía perfectamente quién lo llamaba, pues era su teléfono de trabajo. Lo tomó y lo llevó a su oreja, preparándose para la conversación.
—Buenas noches, señor Jeon —respondió con cierta emoción sentándose en su cama y mirando sus uñas.
—Buenas noches Taehyung ¿Estás listo?—dijeron del otro lado de la línea.
—Lo estoy —respondió con una sonrisa discreta, mientras una sensación de satisfacción se instalaba en su interior. Últimamente, las conversaciones con su jefe habían sido diferentes, más cálidas. Todo cambió desde aquella vez que su jefe le dijo que era bonito.
Taehyung aún se sonrojaba al recordarlo, la palabra resonaba en su mente como un susurro íntimo.
—Ya llegué—dijo Jungkook con una sonrisa, Taehyung se levantó de la cama con un movimiento fluido—. Lo hice desde hace diez minutos atrás—confesó, soltando una risita contagiando al castaño. —Quise darte un poco de tiempo—agregó, su tono ahora más suave e íntimo.
—Gracias, señor Jeon—respondió, su voz llena de aprecio—. Significa mucho para mí.—hubo un larga pausa, pero finalmente habló—Bajare ahora mismo señor Jeon.
—Vale Tae.
La llamada fue cortada, y Taehyung dejó el celular sobre el tocador con un suspiro satisfecho. Se miró por última vez en el espejo, una sonrisita se dibujó en sus labios al admirar su imagen, y asintió con la cabeza, satisfecho con su apariencia.
Luego, se dirigió hacia su armario, y abrió la puerta con suavidad.
Entre la ropa y los accesorios, había una caja especial, que guardaba un regalo precioso, la caja se abrió con un suave clic, y Taehyung sacó la cartera Gucci que su jefe le había regalado. La cartera brillaba en sus manos.
El castaño acarició la cartera con sus dedos delicados, recordando el momento en que su jefe se la había dado. Una sensación de gratitud y afecto inundó su corazón, y sonrió de nuevo, sabiendo que esa noche sería especial. Algo se lo decía.
Sin más demora, Taehyung guardó el celular en la cartera Gucci, junto a sus tarjetas de crédito por seacaso , paños ,bálsamo y una cajita, que era el regalo de la señora Jeon.
Cerró la cartera con un clic satisfactorio y se dirigió hacia la puerta de su departamento.
La cerró detrás de sí con un sonido suave y se aseguró de que estuviera bien cerrada.
[...]
Jeon Jungkook, después de finalizar la llamada con su secretario, guardó su celular en el bolsillo de su saco y salió de su Mercedes Benz.
El vehículo brillaba bajo la luz de la noche, su diseño elegante y sofisticado reflejando el estatus de su dueño.
Con un movimiento, Jungkook se recostó en el lado del copiloto, apoyando su espalda en la puerta del auto, cruzó sus brazos sobre el pecho, su mirada fija en la entrada del edificio de Taehyung, esperando la llegada del castaño.
La noche era tranquila, solo interrumpida por el sonido lejano de coches y la suave brisa que mecía las hojas de los árboles. Jungkook cerró los ojos, disfrutando del momento de calma antes de que Taehyung llegara.
El sonido de la puerta del edificio abriéndose llamó su atención. Jungkook abrió los ojos y sonrió, sabiendo que Taehyung estaba en camino hacia él.
—Señor Jeon—saludó Taehyung con una sonrisa, bajando la mirada en un gesto de timidez mientras sentía la intensa mirada de su jefe recorriendo su cuerpo. La sensación de ser observado de esa manera hizo que su corazón latiera un poco más rápido.
—Estás hermoso—dijo Jungkook con voz ronca, su mirada devorando cada detalle de Taehyung.
Los pantalones de cuero negro ajustados a sus piernas hacían que su figura pareciera esculpida en mármol, y el manga larg de lentejuelas que brillaba bajo la luz de la luna lo hacía parecer un dios.
El collar largo que caía como una cascada de su cuello añadía un toque de elegancia y sofisticación, mientras que su cabello ondeado tapaba parte de su frente, dándole un aire de misterio.
El delineado resaltaba sus ojos rasgados, y esos labios oh esos labios rosas y brillantes ... Jungkook se sintió tentado a besarlos, a sentir su suavidad y su calor.
Taehyung parecía una obra de arte, una creación perfecta que despertaba en Jungkook un deseo intenso y primitivo.
Tuvo que cerrar los ojos con fuerza para calmar la pasión que lo consumía, para evitar que la bestia que llevaba dentro saliera y devorara a su secretario.
—Eres perfecto.
—Gra..Gracias—balbuceó muy sonrojado y mordiéndose los labios con fuerza por los nervios.
—Jungkook sonrió, su mirada aún fija en Taehyung, y se enderezó—Sube—dijo con una voz baja y suave, colocándose aún lado y abriendo la puerta, invitándolo a entrar.
—Gracias—repitió Taehyung con una sonrisa, mientras se sentaba cómodamente en el asiento del copiloto y se colocaba el cinturón. Jungkook cerró la puerta con un clic suave y rodeó el auto con paso ágil, su mirada brillando con anticipación.
Al llegar al asiento del piloto, Jungkook se sentó y se colocó el cinturón de seguridad con un movimiento fluido. Luego, arrancó el motor y el auto comenzó a moverse con suavidad.
—Hmm—Taehyung no sabía cómo empezar la conversación, se sentía muy tímido y no sabía el porqué. O si.
—Te presentaré a mi madre—dijo Jungkook sorprendiéndolo.—como mi secretario.—aclaró.
JJk
"Imbecil"
THV
"Todo estaba tan bonito" "Top idiota"
—Uh si—su ceño se frunció.
THV
Era obvio, nos trajo por trabajo.
"Si hay alguien guapo que nos coquetea nos vamos con él"
Lo haremos.
—Si, traje mi teléfono de trabajo—palmoteo la cartera, y la miró, ahora se arrepentía de haberla traído, no, se arrepentía por haber aceptado la invitación. Soltó un suspiro bajito —¿Hasta qué hora querrá que lo acompañe señor?—inquirio.
—¿Por qué? ¿Tienes planes?—su ceño se frunció en molestia.
—Si, si tengo planes—mintió mirando hacia la ventana. Distrayéndose.
Jungkook apretó el volante con rabia, sus nudillos blancos por la tensión, y soltó un fuerte suspiro que parecía sacar el aire de sus pulmones.
—Tendrás que cancelarlo—dijo con voz dura, Taehyung lo miró confundido —eres mi secretario, estarás conmigo y en cualquier momento puedo hacer un contrato o que se yo, agendar las citas y tienes que estar ahí...por qué si. — nada de lo que decía tenía coherencia pero no le importaba.
—Hmm, bueno—hizo una mueca con su boca.
Jungkook no respondió más, y siguió conduciendo en silencio, la tensión entre ellos era palpable.
Después de veinte minutos de viaje, llegaron a la mansión de los padres de Jungkook, una impresionante estructura de lujo con un jardín exuberante y una piscina resplandeciente.
El auto se detuvo frente a la entrada principal, y Taehyung se apresuró a bajar, evitando la mirada de Jungkook.
Este último quería abrirle la puerta, pero Taehyung se le adelantó, su expresión revelando una mezcla de frustración y ¿tristeza? No lo sabía con certeza.
Jungkook Se bajó del auto y siguió a Taehyung, que ya había llegado a la entrada de la mansión.
—Tae, espera—dijo Jungkook, agarrándolo de la muñeca con una fuerza suave pero firme, Taehyung evitando la mirada de su jefe—¿Pasó algo? —preguntó.
—No, señor—negó moviendo la cabeza, su expresión cerrada y distante—. Entremos ya, mientras más rápido sea, mejor. Quiero irme.
—Jungkook frunció el ceño, su mirada intensa. —¿Estás así porque te arruiné los planes con él? —soltó un bufido exasperado. —lo siento, pues esto es parte de tu trabajo—señaló con dureza.
—Taehyung se soltó del agarre de Jungkook con un movimiento brusco. —Ok—dijo cortante, dándose media vuelta y abriendo la puerta para ingresar
Jungkook se quedó con la palma abierta en el aire, mirándola fijamente, su expresión una mezcla de frustración y sorpresa. Después, soltó un bufido de irritación y se dirigió hacia la sala, buscando a Taehyung con la mirada.
Al encontrarlo, se acercó con pasos decididos y lo agarró de la muñeca, su mano cerrándose alrededor de la suya con una fuerza suave pero firme.
Taehyung se sorprendió al sentirse arrastrado hacia las escaleras, subiendo hasta el segundo piso.
—¿Adónde me llevas? —preguntó Taehyung, su voz ligeramente alterada tratando de soltarse del agarre.
Jungkook no respondió, su mirada fija en la puerta de su habitación infantil.
La abrió con un empujón y empujó a Taehyung hacia dentro.
La habitación estaba llena de recuerdos del pasado, fotos y objetos que Jungkook había guardado durante años. Taehyung se detuvo en el centro de la habitación, su mirada recorriendo el espacio.
—¿Por qué me trajiste aquí? —preguntó el castaño, cruzándose de brazos.
Jungkook cerró la puerta detrás de ellos y se acercó a Taehyung, su mirada intensa y emocional.
—No me gusta, ¿por qué de repente te pusiste así?—lo miró fijamente, su voz llena de frustración y confusión.
—Taehyung lo retó con la mirada, su expresión firme y desafiante. —Por nada, señor Jeon—dijo, su voz cortante y distante. —Y Bajemos de una vez, que vergüenza—continuó Taehyung, su voz llena de irritación—. Ni siquiera saludó a su madre. Todos nos vieron. Qué dirán.
—Jungkook se encogió de hombros, su mirada indiferente. —No me interesa lo que digan. Además, mi madre ya sabe cómo soy—dijo, su voz tranquila y segura. —Ahora tú. ¿Dime qué carajo tienes?
—Taehyung se movió incómodo, su voz lloriqueando de frustración. —Que no tengo nada—dijo, moviendo sus hombros.
—Jungkook se acercó, su voz arrastrando las palabras. —Tae, dime.
—Dios—renegó frustrado, caminando de un lado hacia el otro, su ira y desesperación creciendo—. ¿Qué no tengo nada? ¿En qué idioma se lo digo?!
De repente, Jungkook lo agarró de la muñeca, y con un movimiento brusco, lo jaló hacia sí, pegándolo a su pecho. Taehyung se quedó totalmente sorprendido, su respiración entrecortada.
—Bonito—dijo Jungkook, su mano descansando en la cintura baja del castaño, su voz suave y emotiva.
Taehyung se sorprendió por el contacto y la proximidad, su corazón latiendo con fuerza. —Señor Jeon, ¿está con fiebre?—preguntó, su mano tocando la frente de Jungkook. No creyendo porque su jefe lo estaba tocando.
—No, no estoy con fiebre—respondió, su voz baja y lenta. Hizo una larga pausa, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.—Tampoco sé por qué me estoy comportando de esta manera contigo—continuó, su voz apenas audible—. Solo sé que me estás empezando a gustar... y es raro.
La confesión de Jungkook colgó en el aire, cargada de emoción y vulnerabilidad. Taehyung se quedó en silencio, su mirada fija en los ojos de Jungkook, buscando entender el significado detrás de sus palabras.
Y entonces, Taehyung estalló en una carcajada contagiosa, su risa resonando en la habitación. Pero su alegría fue efímera, ya que Jungkook lo miró con una expresión adusta, sus ojos entrecerrados y su ceño fruncido.
Taehyung se contuvo de inmediato, su sonrisa desvaneciéndose al ver la molestia en el rostro de su jefe.
—¿Cómo le voy a gustar? Ósea, si creo cuando me dice que soy lindo y eso, pero ¿gustarle?—incrédulo—a usted le gusta el chico del antifaz—hizo comillas con sus dedos—hasta me mandó a investi...
Jungkook agarró a Taehyung de la nuca, atrayéndolo con firmeza hacia su rostro. Sus labios se encontraron en un beso intenso, que dejó a castaño sin aliento.
Mismo que se sorprendió, abriendo los ojos de par en par, pero pronto se rindió a la pasión del momento. Posó sus manos en el pecho de Jungkook, sintiendo su calor y su ritmo cardíaco acelerado.
El azabache profundizó el beso, su boca reclamando la de Taehyung con una rudeza que lo dejó tembloroso. Su cintura estaba aprisionada por sus brazos fuertes.
—Te estoy diciendo que es raro, maldita sea—exclamó, separándose del beso con una respiración entrecortada.
Los labios de ambos brillaban, húmedos y enrojecidos, como si aún estuvieran impregnados del calor de su unión.
—Y..yo—balbuceó sin saber que decir. Jungkook lo apretó de la cintura. Más fuerte.
KTH
"No nos ha besado como el chico del antifaz, nos besó como Park Taehyung, su secretario" "¿ya deberíamos gritar de la emoción?
Todavía.
Justo cuando Jungkook estaba a punto de hablar, un suave golpe en la puerta interrumpió el momento, desvaneciendo la tensión que los rodeaba.
Taehyung se separó rápidamente de su jefe, su rostro enrojecido, y se desplazó a un lado, bajando la cabeza y acariciando sus labios con suavidad, como si intentara retener la sensación del beso.
Mientras tanto, Jungkook se dirigió hacia la puerta con paso firme, su expresión cambiando de íntima a profesional en un instante. Abrió la puerta, revelando a un par de hombres, con sus rostros rojos en molestia.
—Señor Kim, buenas noches —saludó Jeon con una reverencia respetuosa.
Sin embargo, el mayor Kim no se dignó a mirarlo, su atención centrada en su hijo Taehyung, cuyo rostro ardía con un intenso rubor.—Hyungsik, ¿pasó algo? —inquirió, al ver muy serio a su amigo.
Namjoon, con la mandíbula apretada, desvió su mirada hacia Jungkook, su expresión cargada de desaprobación.
—¿Por qué está él aquí? —preguntó con molestia.
Jungkook se mostró sorprendido y confundido ante la actitud hostil de los Kim.
—Disculpe, señor Kim —replicó, cruzando sus brazos sobre el pecho—, pero no tengo que darle explicaciones.
Los Kim irrumpieron en la habitación, empujando a Jungkook sin ceremonia, como si fuera un obstáculo en su camino. Jungkook se tambaleó ligeramente, su ceño fruncido en una expresión de irritación y sorpresa.
Al volverse, su mirada se encontró con la escena que se desarrollaba ante él: El señor Namjoon tenía las manos entrelazada con las de su secretario mientras le decía cosas que él no lograba escuchar y Hyungsik su amigo le acaricia el rostro, sintió una punzada de celos y posesividad ante lo último.
—¿Se puede saber que está pasando?—enarco su ceja acercándose.
—Nada, nos vamos—dijo Namjoon jalando a su hijo mayor quien se quejó—después hablaré con tu padre—usó un tono brusco y salieron de la habitación.
—¿Qué te dijeron?—le preguntó a Taehyung.
—Nada señor—esbozó una mueca—será mejor que bajemos—no espero respuesta sino que se dirigió hacia la puerta con paso firme, la abrió de golpe y salió, Jungkook siguiéndole el paso. Cómo todo un perrito siguiendo a su dueño.
[...]
Al entrar en el salón principal, todas las miradas se posaron en ellos. Taehyung se sintió abrumado por la atención y se escondió detrás de Jungkook, su rostro enrojecido por la vergüenza.
El azabache, percibiendo la incomodidad de Taehyung, se colocó en una posición protectora, como un escudo entre Taehyung y los demás.
A lo lejos, una rubia elegante observaba con interés a su hijo, su rostro reflejando una mezcla de sorpresa y curiosidad. Era la primera vez que lo veía con los ojos tan brillantes, tan llenos de vida, al mirar a alguien.
Jeon Somi, con una sonrisa enigmática, bebió un sorbo de su vino con delicadeza, saboreando el momento. Luego, con un movimiento, agarró un tenedor y golpeó suavemente la copa de cristal, produciendo un sonido melodioso que captó la atención de casi todos en la sala.
La rubia se movió con rapidez, su instinto maternal activado. Tenía que proteger a su hijo y a su pareja de la mirada inquisitiva de sus invitados, de la curiosidad que amenazaba con desbaratar la intimidad del momento.
—Es mi fiesta, mírenme a mí!—dijo Jeon Somi con una sonrisa divertida y un brillo en sus ojos.
Con eso, logró desviar la atención de los invitados, quienes aplaudieron y asintieron con sonrisas en sus rostros. Luego, se dispersaron en animadas conversaciones mientras disfrutaban de las deliciosas guarniciones.
Jungkook aprovechó el momento y entrelazó sus dedos con los de su secretario, se miraron a los ojos, y luego se acercaron a la rubia, quien los observaba con una intensa mirada. Taehyung se sonrojó, tímido bajo su escrutinio.
—Buenas noches señora Jeon—saludó el castaño haciendo una reverencia en respeto. —Yo, hmm—cerró sus labios en una fina línea, tratando de calmarse y sacando una pequeña caja de su cartera—esto es para usted—extendió el regalo y Somi lo agarró con una sonrisa—que tenga muchos años más de vida y de salud.
—Muchas gracias, querido— respondió Somi, con una sonrisa radiante, mientras abría la caja. Sus ojos se iluminaron como estrellas al descubrir un anillo majestuoso, adornado con un diamante centelleante que parecía bailar en la luz.
Jungkook frunció el ceño, sorprendido y curioso. ¿Cómo es posible? se preguntó, mientras su mirada se posaba en el anillo. Eso era una fortuna, un lujo que solo unos pocos podían permitirse. ¿Cómo su secretario, había logrado adquirir semejante joya?
—Woow, esto es hermoso—lo miró a los ojos—muchas gracias...
—Taehyung, Park Taehyung—respondió Jungkook—es mi secretario mamá.
El castaño agachó su cabeza y soltó un suspiro bajito que no pasó des a por la mayor, quien clavó una mirada glacial en su hijo, su expresión una mezcla de desaprobación. Luego le extendió el regalo a su guardaespaldas y con un gesto decidido, agarró las manos del castaño y lo atrajo hacia ella, jalándolo con suavidad pero con firmeza.
—Vete de aquí— ordenó Somi, acompañando su palabras con un ademán imperioso de su mano.
Jungkook se quedó boquiabierto, su rostro reflejando indignación y sorpresa ante la repentina intervención de su madre.
—No—retó Jungkook cruzándose de brazos.
Somi entrecerró sus ojos, clavando una mirada intensa en su hijo durante largos segundos, su expresión una mezcla de advertencia y exasperación. Luego, conteniendo su impulso, decidió no jalarle de las orejas, considerando la presencia de tantas personas. En su lugar, le lanzó una severa mirada de reprimenda.
—Entonces nos vamos nosotros—avisó Somi, entrelazando su brazo con el del castaño. Juntos, se dieron media vuelta y empezaron a caminar, dejando a Jungkook boquiabierto y furioso.
Justo cuando el azabache se dispuso a seguirlos, un imponente guardaespaldas de su madre se interpuso en su camino, bloqueando su avance con una firme pero educada mano.
—Permiso—dijo entre dientes pero el mayor ni se inmutó.—no me haga hacer un escándalo.
—Hágalo, el que quedará mal será usted—le sonrió altanero y después se puso serio. Jungkook resopló y se quedó quieto, mirando a su secretario y a su madre conversando.
[...]
—Te gusta mi hijo—dijo Somi sorprendiendo al castaño, quien después de procesar lo dicho asintió tímidamente.—tú también le gustas a él—detuvo sus pasos, agarrándole de las manos—nunca lo había visto así—le da una rápida mirada—sus ojos brillan cuando te ve, su rostro se ve iluminado, eso lo causas tú—le acarició la mejilla y Taehyung sonrió quedito, pero luego su expresión cambió.
—Sí, me gusta y él también me ha dicho que le gusto—confesó, con un suspiro—. Pero no entiendo por qué me presenta como su secretario. ¿Por qué no simplemente decir mi nombre? ¿Por qué esa etiqueta de "secretario" que parece minimizar todo lo que hay entre nosotros?
—Querido, no digas eso—reprendió Somi severamente—. Los tops son así, idiotas—se encogió de hombros con indiferencia—. Por eso me separé de su padre—hizo una mueca de desdén.—pero no estamos para hablar de mi, si no de ti, de ustedes.
Taehyung no respondió, Somi sintió el peso de unas miradas en su espalda y se volvió para ver quién la estaba observando. Se encontró con dos de los Kim, que la miraban con evidente molestia. Su ceño se frunció en confusión, sin entender por qué la estaban mirando de esa manera, ya que no les había hecho nada.
—¿Conoces a los Kim?—inquirió, y Taehyung abrió sus ojos en sorpresa, buscando con la mirada a sus padres y hermano entre la multitud.
Al encontrarlos, vio a su padre, molesto, con los brazos cruzados y negando con la cabeza. Hyungsik estaba igual de irritado, pero su padre, Jin, rompió la tensión con una sonrisa y un gesto de aprobación, alzando los pulgares en señal de apoyo.
—Eh...—balbuceó.
Somi se sumió en un profundo silencio, perdida en sus pensamientos. Taehyung la observó con curiosidad, notando que su mirada se había desvanecido en la distancia, vacía y ausente, exactamente como solía hacerlo su jefe.
THV
"De tal palo, tal astilla"
"Tremenda viajes astrales que se da la suegra"
—Son tus padres—dijo Somi, y Taehyung se sintió mareado, como si el suelo se hubiera desvanecido bajo sus pies. Estuvo a punto de desmayarse, pero un grito estridente, casi como un chillido, lo hizo recuperar el control.
Volteó para ver quién era la dueña de esa voz y se encontró con una mujer pelinegra de flequillo, delgada y elegante, vestida con un impresionante vestido rojo largo que resaltaba su figura.
Ella, Estaba abrazando a su jefe con una confianza que sorprendió a Taehyung, besando su rostro con una intimidad que hizo que se sintiera dolido.
—¡Mi amor, te extrañé tanto! —exclamó la mujer, su voz llena de emoción.
Taehyung sintió un punzante dolor en su corazón al escuchar esas palabras, dirigidas a su jefe. La escena era demasiado íntima, demasiado familiar.
Sin poder soportarlo, dio media vuelta y salió de la sala a pasos rápidos, intentando alejarse del dolor que lo invadía.
Sorry por la tardanza :(
Sus mensajitos fueron como un bálsamo para mi alma, me llenaron de energía y me recordaron que no estoy sola. Gracias, mis queridas azulitas, por estar siempre ahí para mí. Los amo profundamente y me siento afortunada de tenerlos en mi vida.
~Blue
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