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Eran las nueve y media de la noche y Park Jimin sostenía con dedos temblorosos una bandeja de plata con una taza de café muy cargado, humeante y aromático.
La jornada laboral había sido interminable y agotadora, pero lo que realmente hacía que sus manos temblaran era el hecho de encontrarse cara a cara con su jefe, el hombre que despertaba sus sentimientos más profundos, su amor imposible. Jimin tomó una profunda bocanada de aire y se dirigió hacia la oficina, tratando de calmar su nerviosismo y disimular la turbación que lo embargaba.

Dio unos cuantos golpes suaves en la puerta antes de abrir e ingresar, anunciando su presencia. Su jefe, sumido en la lectura de unos documentos, levantó la mirada y le regaló una corta y cansada sonrisa de labios cerrados, que delataba el agotamiento de un largo día. Jimin, con movimientos precisos y silenciosos, dejó la taza de café humeante en el escritorio, frente a su jefe, y luego se dio media vuelta, listo para retirarse y desaparecer de su vista, como si fuera un fantasma. Pero, la voz de su jefe hizo que se quedara quieto y volteara a mirarlo.

—Gracias.—Yoongi se sacó sus lentes, dejándolos reposar a un lado de su escritorio.
Jimin solamente le sonrió y asintió desviando la mirada. —Park...—el rubio lo miró con atención.—Ya es tarde, ¿por qué sigues aquí?—inquiere. La hora de salida de los trabajadores eran a las 7:30 máximo. 8:00pm.

—Hmm—mordió su labio inferior con fuerza.

(PJ)
¿Cómo le digo que cuando me quedo tarde es por el?

"No se lo digas"

—Quería terminar con—hizo una pausa, apretando sus labios y tratando de encontrar las palabras adecuadas, pero finalmente optó por una mentira—no, estaba rehaciendo su agenda, señor—dijo Jimin, tratando de sonar convincente, pero su voz temblorosa delató su nerviosismo.
Min Yoongi lo miró fijamente, sus ojos escudriñando cada centímetro de su rostro, y Jimin supo que no le creyó absolutamente nada.

—No me mientas Park—llevo la taza de café hasta sus labios, bebiendo con cuidado.

—Es la verdad señor—trago duro moviendo su pie con nerviosismo.

—Yoongi soltó una risa negando—Bien, haré como que te creo.
El rubio asintió sin responder.—Ya deberías ir a casa—suelta de repente—es tarde, mañana sigues "rehaciendo la agenda"—hace comillas con sus dedos—o en todo caso hazlo en tu casa.—se levanta de hombros.

—Si, eso haré señor.

—Pero—miró su reloj fijándose en la hora—ya van a ser las 10:00 , espérame, te llevaré a tu casa.

—No, no—Jimin negó moviendo sus manos rápidamente—puedo irme solo señor.

—Ya es tarde Park, no hay buses...—dice obvio.

—llamaré un taxi.

—Yoongi niega—te llevaré y no me contradigas—serio, Jimin soltó un suspiro y asintió con sus cejas fruncidas—dame unos veinte minutos, ve a guardar tus cosas.

El rubio asiente, dando media vuelta y saliendo de la oficina.




[...]


El ascensor se detuvo suavemente en la planta de la cochera y las puertas se abrieron con un susurro.
Jefe y secretario salieron al unísono, sumidos en un silencio incómodo que parecía llenar el espacio entre ellos, el  sonido de sus pasos resonaba en el amplio espacio de la cochera, rompiendo el silencio solo por un instante.
Min Yoongi caminaba delante, su figura alta y erguida liderando el camino, mientras que Jimin lo seguía unos pasos detrás, su mirada fija en la nuca de su jefe.

De repente, Yoongi detuvo sus pasos, y Jimin, sumido en sus pensamientos y preocupaciones, no se dio cuenta a tiempo. Chocó suavemente con la espalda de su jefe, y su corazón saltó un latido al sentir el contacto inesperado. Se disculpó en voz baja, mientras retrocedía un paso, sus mejillas ardiendo de vergüenza. Min se dio la vuelta, su mirada encontrándose con la de Jimin, y por un instante, se sostuvieron la mirada.

—Estás chaposo —dijo Yoongi con una sonrisa. Jimin se cubrió las mejillas con las manos, intentando ocultar su rubor—Eres lindo —agregó Yoongi, su voz baja y suave, como un susurro que solo Jimin podía escuchar. Luego, se dio media vuelta y siguió caminando hacia su Mercedes, dejando a Jimin plantado en el mismo lugar, con el corazón latiendo un poco más rápido y una sonrisa tonta en el rostro.

"¡Nos dijo que somos lindos!"

—Hey Park. ¿Te quedarás allí?

Jimin reaccionó ante la voz de su jefe y corrió hasta llegar al Mercedes, sus pasos apresurados resonando en la cochera.
Llegó justo cuando Yoongi abría la puerta del conductor y se subía al vehículo. Jimin se deslizó rápidamente en el asiento del pasajero, cerrando la puerta detrás de él.
Min lo miró por largos segundos y fue cuando Jimin se dio cuenta de que había echo mal.

—Lo siento, lo siento—se apresuró a decir Jimin, abriendo la puerta del Mercedes para bajarse y sentarse en los asientos de atrás, intentando escapar. Pero justo cuando estaba a punto de salir, la mano de Yoongi se posó en su muslo, deteniéndolo en seco. Jimin se quedó quieto, sorprendido y sobre todo emocionado, por el contacto inesperado. La mano de su jefe era cálida y firme, y Jimin podía sentir su calor atravesando el tejido de su pantalón, enviando un escalofrío por su columna vertebral. Se quedó sin aliento, sin saber qué hacer, mientras Yoongi lo miraba con una intensidad que lo hacía sentirse desnudo.

—Quédate aquí—le dijo Yoongi relamiendo sus labios.

Jimin sentía que su corazón quería salirse de su pecho, latiendo con una fuerza desbordante que parecía querer escapar de su cuerpo. Se sentía nervioso, ansioso, y solo pudo asentir con la cabeza, sin atreverse a hablar. Sabía que si abría la boca, solo saldrían tartamudeos y balbuceos, y no quería quedar como un tonto delante de Min Yoongi.
Así que se quedó callado, tragando saliva e intentando calmar su corazón.
Después, Ambos se ajustaron los cinturones de seguridad y listos para partir.

—Y...ya empecé a conducir y no se donde vives—suelta una risita mirando de reojo al rubio.

—Vivo en la calle **** señor.

—Bien—Yoongi colocó l dirección en el GPS.—cuéntame de ti Jimin...

—Hmm, ¿cómo que qué cosa quiere que le cuente, señor?—preguntó Jimin, intentando sonar inocente, pero en realidad se sentía feliz, muy feliz. Estaba en el carro de su jefe, sentado tan cerca de él, y hablando de cosas que no eran de trabajo.

—¿vives solo?

—Si señor.

—Entiendo.—Yoongi asintió deteniéndose ya que el semáforo estaba en rojo.—¿Tienes pareja?

Jimin apretó sus puñitos con fuerza, emocionado por la pregunta, eso significaba una cosa.

"Si nos está preguntando eso, es porque quiere estar con nosotros, ¿Por qué más lo haría?

—No tengo pareja señor...¿por qué?—lo miró con sus ojitos llenos de brillo e ilusión.

—Curiosidad...—se limitó a decir, nuevamente siguiendo con su camino.

—Hmm, entiendo—sonrió quedito—¿Usted tiene pareja?

Di que no por favor, di que no.

—Me casaré en dos meses... —las palabras de Yoongi cayeron como un golpe devastador en el corazón de Jimin. Cuando escuchó decir eso, su corazón se rompió en miles de pedazos, como si fuera de cristal y hubiera sido arrojado al suelo. Si antes creía que al menos tendría una oportunidad con su jefe, ahora se daba cuenta de que eso era imposible. La noticia era como un muro que se levantaba entre ellos, imposible de escalar. Sus ojitos se cristalizaron por las lágrimas que amenazaban con caer, y Jimin hundió sus uñas en las palmas de sus manos, tratando de contener el dolor y la tristeza que lo embargaban. No lloraría ahora, no delante de Yoongi. Lo haría cuando estuviera en su departamento, solo y abrazando a su almohada, donde podría dejar que sus emociones fluyeran libremente.

—Mu...muchas—Jimin respiró profundamente, cerrando sus ojos para tratar de contener la emoción que lo embargaba—muchas felicidades, señor Min—logró decir, aunque su voz temblorosa delató su dolor. El silencio que siguió fue opresivo, y Jimin abrió los ojos para encontrar a Yoongi mirándolo fijamente, su expresión indeciferable.
Pero el mencionado no respondió a su felicitación, simplemente se estacionó frente al departamento de su secretario, como si ya hubiera terminado la conversación. El motor del Mercedes se apagó, y el silencio entre ellos se volvió aún más pesado, lleno de palabras no dichas y sentimientos no expresados. Jimin sabía que era hora de bajar, de dejar ir a Yoongi y a sus sueños, pero su corazón se resistía a aceptarlo.

Y como un ángel caído del cielo, su amigo apareció de la nada, tocando la luna del mercedes con suavidad.

—Minie Hola—agitó su mano.
El rubio se desabrochó el cinturón y le dio una mirada rápida a su jefe.

—Muchas gracias señor Min por haberme traído—abre la puerta del carro.

—No hay de que...

Observó a su secretario bajar del carro con movimientos lentos y pesados, como si cada paso le costara un esfuerzo sobrehumano. Jimin se dirigió hacia el pelirrojo , que lo esperaba con los brazos abiertos y una expresión de preocupación en su rostro.

—Me dijo que vivía solo—refunfuño con voz baja y un poco molesta, mientras le daba una última mirada a su secretario, luego encendió el motor de su mercedes y se alejó, dejando atrás a los dos amigos.

—¿Que pasó Minie?—Hoseok le acarició su cabeza, trasmitiéndole tranquilidad.

—El se casara—dijo refiriéndose a su jefe, Hoseok comprendió.

—Oh Minie—dice con pena—lo siento mucho—lo abraza con fuerza.

—Es mi culpa por haberme ilusionado—esnifa.

—No Minie, tú no lo sabías...

—Soy un tonto...un idio...

—Hey, no digas eso—regañó Hoseok levemente, su voz suave y reconfortante, mientras acariciaba el cabello de Jimin con su mano—nuestro corazón no elige a quien amar, simplemente ama. Y punto. No hay lógica, no hay razón, solo sentimientos. Y tus sentimientos son válidos, Minie.—Hoseok se acercó más a Jimin, su rostro lleno de comprensión y apoyo—Tú mereces ser feliz, y si Yoongi no puede darte eso, entonces es su pérdida.

Jimin se quedó en silencio, abrazando con fuerza a su amigo, sumido en un mar de pensamientos y emociones. Pero a medida que pasaban los segundos, sintió cómo el abrazo de Hoseok iba calmando su alma, como si estuviera absorbiendo su dolor y su tristeza. El calor del cuerpo de su amigo, su olor familiar, su presencia reconfortante... todo se combinaba para hacer que Jimin se sintiera un poco mejor, un poco más ligero. Y cuando finalmente se separó de Hoseok, tenía los ojos un poco menos llorosos y el corazón un poco menos pesado. Sonrió débilmente a su amigo, y Hoseok le devolvió la sonrisa.

—¿Mejor?—Jimin asintió tocándose sus mejillas.

—Creo que por mi culpa te llamarán la atención—dice apenado.

—Que es un regaño—Hoseok se alzó de hombros, restándole importancia con un gesto casual, mientras una sonrisa cálida iluminaba su rostro—prefiero eso a verte dejado solo, triste y sin saber qué hacer. —La sonrisa de Hoseok era contagiosa, y Jimin no pudo evitar devolvérsela

—Gracias—hace una pausa—-Ve ya, estaré bien...

—¿Seguro?

—Si Hobi, nuevamente muchas gracias.—Jimin lo vuelve a abrazar.

—siempre estaré para ti Minie.—le deja un casto beso en su cabeza—sabes, conozco a alguien y creo yo que se llevarían muy bien—sonríe en grande.

—Espero y me lo presentes algún día.

—Cuando lo vea en la discoteca se lo diré. —Hoseok sonríe.—Y... ya es hora de irme. Descansa que iremos a almorzar juntos mañana. ¿Vale?

—Vale Hobi...





Mañana subiré el siguiente capítulo.
Aún está en un 60%

No se olviden de seguirme.

Si van a seguirme, encontrarán spoiler del sgt capitulo
🥰❤️🤭

~Blue

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