Athena

Yo estoy aquí para ti

Yoongi representaba calidez, armonía, amor... el era arte.

Me estaba haciendo sentir tantas cosas en un lapso de tiempo tan corto que mi corazón estaba tan asustado y solo quería salir corriendo por todas estas sensaciones abrumadoras.

Yo lo quiero, en las mañanas cuando sus ojos aún no están del todo despiertos, al medio día cuando su sonrisa tan brillante le hace competencia al mismo sol, y le quiero ahora, con las estrellas sobre nosotros mientras nos observamos con tanto anhelo.

Sé que no necesito a nadie más cuando soy besada de manera voraz, como me encanta y como es el.

—Yoongi...

Lo frío del agua no llegó a erizarme como el recorrido de sus labios por mi cuello lo hace, lo siento morder con moderada fuerza mi hombro y devolverse hasta besar mi barbilla, yo con la vista borrosa y mis manos sosteniendo con fuerza sus hombros ruego internamente que no se detenga.

—Cielo, vamos lento ¿recuerdas?— no, no — no sé que es lo que sientes ahora pero-

—Siento que te necesito— lo corto rápidamente— siento que deseo que me toques, que me quieras ¿no lo haces? ¿no me deseas como yo lo hago?

El rió.

—Eso no se pregunta, lo hago, sabes que si— su nariz acaricia la mia en un gesto tan lindo e íntimo— sólo no quiero que pienses cosas que no son, te quiero de verdad, no estoy jugando, Athena.

Esta vez me tocó sonreír a mi, susurré en sus labios, aún más embelesada que antes.

—Me alegra no ser la única sintiendo tanto— uní mi boca a la suya por un momento— Yoongi, yo me siento tan... tuya. Sé que está bien, sé que me gustas, que me atraes en todos los sentidos...

—Athena.

—Por favor— supliqué— sé que tu también lo quieres.

El silencio nos dominó por un instante, su mirada fija en la mía.

—Me vas a volver loco.

No pasó mucho más tiempo antes de que nos sacara a ambos de la piscina, dejándome aturdida pero expectante.