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Capitulo 1

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PASADO

1895

En una noche de luna llena, dos encantadores vampiros sintieron una conexión instantánea, marcando el comienzo de una noche mágica en sus inmortales vidas, todo parecía perfecto en su relación, hasta que un fatídico accidente le arrebató a su amor, dejando a Kim Namjoon solo con su hermoso hijo vampiro de un milenio.

Esa noche, Namjoon hizo una promesa solemne de protegerlo, pero todo cambiaría por culpa de un simple humano...

🐾

El Gran Rey de las Tinieblas se sumergió en la penumbra de su imponente castillo, atravesando pasillos oscuros y secretos.

Con paso firme y determinado, avanzó hacia una estancia encantadora impregnada de una calidez. Una sonrisa encantadora se dibuja en su rostro, revelando un lado desconocido de su ser.

Al doblar a la derecha en un pasillo, el príncipe se encontró frente a una puerta blanca. Con un gesto de su mano, desencadenó su insondable poder, haciendo que la puerta se abriera con un crujido suave. La habitación se reveló esta bañada en una luz tenue y acogedora.

En el centro de la estancia reposa una cuna celeste, adornada con detalles dorados que destellan con la luz de velas mágicas. En su interior descansa un pequeño tesoro: un bebé de cabello oscuro, unos ojos verdes que reflejan la pureza del alma y una nariz diminuta con un encantador botón.

El rostro del bebé estaba decorado con varios lunares, como constelaciones que trazan un mapa único en su tierna piel. En su manita izquierda sostiene con firmeza una pulsera dorada, portadora de las iniciales "KS". Es un homenaje, un tributo silencioso al sacrificio de su difunto padre, quien había renunciado a su inmortalidad para asegurar un futuro seguro y libre de mal junto a su amado hijo.

Namjoon levantó al bebé con ternura, cubriéndolo de besos en su pequeña mejilla mientras escucha sus risitas infantiles.

— Hola, mi hermoso bebe, eres igualito a tu padre, mis colmillitos, te prometo, por mi inmortalidad, que siempre te protegeré. Te doy mi palabra de vampiro — susurró Namjoon, continuando con los besos por toda la carita del pequeño

El bebé solo lo mira, chupándose sus deditos con felicidad y curiosidad.

Así comenzó la inmortalidad del gran príncipe de las tinieblas, Kim Namjoon, cuidando y protegiendo a su amado hijo del mundo exterior.

En su primer año de inmortalidad, Taehyung dio sus primeros pasos, llenando de orgullo el corazón muerto de su padre Kim Namjoon, en su segundo año, Taehyung aprendió a transformarse en un pequeño y adorable murciélago, bajo la atenta guía de su papá Namjoon, quien se alegra con cada pequeño logro de su colmillitos.

A los tres años de edad, Taehyung salta felizmente montado en un caballito de madera, llenando su hogar de risas mientras era perseguido por su padre Kim Namjoon pero se detuvo frente a una puerta, con curiosidad desbordante, pero no pudo dar ni un paso antes de que su padre lo tomara en brazos.

— ¿Qué hay más allá, papi? — preguntó Taehyung mirándolo inocente y curioso.

Miró la puerta abierta, vislumbrando a lo lejos el mundo humano, llenándose de curiosidad...

— Hay personas muy malas, hijo, nunca debes salir, ¿Entendiste, mi vampirito? — dijo Kim Namjoon con la mandíbula tensa, mientras cierra la puerta con un movimiento brusco de su poder.

— Sí, papi, entendí — respondió Taehyung, mirándolo y chupándose su dedo índice.

— Te amo, mis colmillitos — dijo Namjoon, depositando besos en la mejilla de su hijo, deleitándose con sus risas.

— Te amo, papi — dijo el pequeño Taehyung.

Y le da un besito en la mejilla llenando de ternura el corazón muerto de su padre, pero Namjoon no sabía que su hijo desde ese día anhelaría la libertad....

Cuando Taehyung celebró su cuarto aniversario de inmortalidad, su padre, Kim Namjoon, tomó la decisión de erigir un majestuoso castillo antiguo.

Este castillo se convirtió en un refugio seguro, lejos de los ojos curiosos de los humanos, donde todos los seres monstruosos podrían coexistir en armonía y cumplir la promesa que Namjoon le había hecho a su amor eterno protegerlo de la raza humana y garantizar su seguridad por toda la eternidad.

— A partir de ahora, este será nuestro hogar, aquí nadie te hará daño, mi colmillito — afirmó Kim Namjoon, con determinación.

Y así, acompañado por Taehyung, ingresaron al magnífico castillo antiguo que ya estaba construido, comenzando una nueva etapa de inmortalidad, alejados de la humanidad. O al menos, eso es lo que esperan.

Kim Namjoon, con dos milenios de sabiduría y experiencia a sus espaldas, gobierna su majestuoso castillo antiguo sin sobresaltos, manteniéndose cuidadosamente alejado de los asuntos humanos.

Sin embargo, el curso de su inmutable existencia se vio alterado en un fatídico día cuando Jungkook, un joven humano audaz, decidió desafiar las advertencias y supersticiones que rodeaban los dominios del antiguo monarca.

Ajeno a las sombras que se cernían sobre su destino, Jungkook anhela vivir una experiencia única y emocionante al aventurarse en lo desconocido. Lo que no sabía era que su llegada no solo cambiaría su vida, sino que también desencadenaría una serie de eventos que resonarían a través de los pasillos del castillo.

En el corazón de la oscuridad que envolvía el castillo, Jungkook se encontró con Taehyung, un vampiro encantador que había permanecido en las sombras durante siglos. El encuentro entre el humano intrépido y el vampiro inmortal marcó el inicio de una conexión impredecible y profunda.

La inmortalidad de Taehyung y la efímera existencia de Jungkook se entrelazaron de una manera que ninguno de ellos había anticipado.

Un torbellino de emociones y desafíos los envolvió, llevándolos a enfrentar juntos la eternidad en un mundo donde los límites entre la inmortalidad y la humanidad se desdibujan.

En ese rincón de la existencia, donde los susurros del pasado se mezclaban con los latidos del presente, ambos se vieron forzados a explorar las complejidades de la vida y la muerte, mientras el destino teje un relato que desafiaría incluso a las sombras más antiguas....

🐾

ACTUALIDAD...

Kim Taehyung anhela con fervor, cada noche, el encuentro con su pareja destinada, ansiando vivir una historia de amor tan apasionada como la de sus padres, desprovista de restricciones y limitaciones impuestas por la eternidad, sin embargo, nunca imaginó que la luna y el destino conspiraran para enviarle a alguien que trastocaría por completo su mundo inmortal.

En una noche en la que las sombras del antiguo castillo bailaban al ritmo de sus pensamientos, ingresó a su inmortalidad alguien especial.

Un ser cuyo destino este entrelazado con el suyo, desafiando los obstáculos y las barreras impuestas por la inmortalidad y la efímera existencia humana.

Taehyung surca los cielos en su forma de murciélago, deleitándose con la libertad que le brinda el vuelo. Se eleva hasta lo más alto del imponente castillo, deteniéndose en una torre donde contempla, con una sonrisa en los labios, el mundo humano extendiéndose a lo lejos.

— Sé que estás aquí, Chaewoon — murmura, sin siquiera voltear a mirarla.

Chaewoon aparece a su lado con una sonrisa juguetona.

— Tu padre te envió, ¿Verdad? — pregunta Taehyung, con un dejo de molestia en su voz.

— Lamentablemente, Su Majestad — responde Chaewoon, con una dulce sonrisa.

Taehyung revuelve los ojos con fastidio.

— No te enfades, Su Majestad. Tu padre solo está velando por tu seguridad — le consuela Chaewoon, con una expresión feliz en el rostro

— A veces me canso de estar confinado en este hotel. Quiero explorar el mundo humano, conocer a su gente, compartir sus vidas y aprender de ellas — confiesa Taehyung, sin apartar la mirada del horizonte.

Chaewoon asiente comprensiva, captando la frustración que Taehyung siente por estar limitado a las paredes del hotel.

— Entiendo tu anhelo, Su Majestad. El mundo humano es vasto y emocionante, lleno de experiencias por descubrir — comenta Chaewoon, con un destello de curiosidad en sus ojos.

Taehyung asiente, agradecido por el entendimiento de su amiga. Sin embargo, una sombra de preocupación cruza por su rostro.

— Pero también sé que mi padre tiene razón en protegerme. El mundo humano puede ser peligroso para alguien como yo — admite, con un tono de resignación.

— Ven, vamos. Aquí en el hotel hay infinitas formas de divertirnos— me dice ella con una sonrisa talentosa.

Le dirijo una mirada descontenta, dejo caer mi cuerpo hacia atrás desde la torre y me transformo en murciélago, volando ágilmente de regreso al interior del hotel. Mi padre me observa con una sonrisa, reconociendo mi regreso.

Me dejo caer en el sofá y en un instante me transformo en vampiro, sintiendo la tensión acumulada en mi cuerpo. Me siento en el diván, mirándolo con el ceño fruncido.

— ¿Por qué me miras así, mi pequeño colmillito? —me pregunta mi papa con una sonrisa traviesa.

— Papá, por favor, deja de enviar a tus damas y caballeros de compañía cada vez que me pierdo en el hotel — le reprocho, con los brazos cruzados y una mueca de frustración en el rostro.

Mi padre suelta una risita traviesa, pero sus ojos reflejan comprensión ante mi molestia.

— Lo siento, hijo. Solo quiero asegurarme de que estés a salvo y bien cuidado —me responde con sinceridad, acercándose para sentarse a mi lado.

Suelto un suspiro resignado, relajando un poco mi expresión

— Lo sé, pero a veces necesito espacio para explorar por mi cuenta, ¿Sabes? —le explico, buscando que entienda mi necesidad de independencia.

Él asiente con una sonrisa comprensiva y pasa un brazo por mis hombros.

— Entiendo, Taehyung. Trataré de darte más espacio, pero prométeme que serás prudente y cuidadoso — me pide mirándome con ternura.

Le devuelvo la sonrisa, reconociendo su preocupación paternal.

— Lo prometo, papá. Gracias por entender —le digo sinceramente, reconfortado por su comprensión.

Nos quedamos allí por un momento, disfrutando de la calidez de nuestro vínculo familiar antes de continuar con nuestras actividades en el hotel.

La vida en el hotel continúa con su ritmo habitual, pero ahora Taehyung se siente un poco más libre, sabiendo que su padre le dará más espacio para explorar por su cuenta a veces acompañado ocasionalmente por Chaewoon, quien se convierte en su confidente y compañera de travesuras por todo el hotel.

— Ven, vamos, no vamos a tardar, Chaewoon. Como tu futuro rey, te ordeno que vengas conmigo — le digo, mirándola con determinación.

— Majestad, ya le he dicho que tiene estrictamente prohibido salir del castillo — me replica, su mirada seria.

— A esta hora debemos aprovechar para salir, ya que todos los guardias están entrenando en la cancha privada del hotel. Vamos, por favor, te lo ruego — añado con una sonrisa juguetona.

Finalmente, Chaewoon se rinde. Salimos de mi habitación, descendemos las escaleras y observamos todo despejado. Con una sonrisa, nos dirigimos hacia la puerta, pero alguien nos detiene.

— Su majestad y señorita Chaewoon, ¿A dónde se dirigen? — nos pregunta Lay, mirándonos serios.

Nos damos la vuelta y vemos a Lay mirándonos con seriedad.

— Vamos a mi lugar privado — respondo, sonriendo con picardía.

— Está bien, su majestad — nos dice Lay, esbozando una sonrisa.

Asentimos y continuamos nuestro camino.

Avanzamos por los jardines del castillo, disfrutando del aire fresco de la noche y la suave luz de la luna que se filtra entre las ramas de los árboles.

Chaewoon camina a mi lado con una mezcla de nerviosismo y emoción, mientras yo trato de mantener la compostura propia de un futuro rey.

Finalmente llegamos, subimos las escaleras, y el miro sonriendo.

— Quédate aquí mientras voy al mundo humano — susurro mirándola.

Chaewoon abre sus ojos asombrados, negando con la cabeza.

— No, su majestad... —dice miedosa.

Me transformo en murciélago, vuelo al cielo y paso el manto especial que me permite viajar al mundo humano, sintiéndome libre.

Una vez en el mundo humano, me posé en un rincón oscuro y me transformé en mi forma humana. Observé a mi alrededor, asegurándome de que nadie me había visto.

— Majestad, ¿Está seguro de que es prudente hacer esto? —pregunta Chaewoon, apareciendo a mi lado con una mirada preocupada.

— No te preocupes, Chaewoon. No nos pasara nada — le respondo mirándola con calma.

— Pero es peligroso. ¿Y si alguien nos ve? — me dice en una pregunta mirándome.

—Confía en mí, estará bien. Además, tú estás conmigo para cuidar de mí, ¿Verdad? — digo, intentando tranquilizarla.

Chaewoon suspira resignada, pero asiente con la cabeza.

— Está bien, su majestad. Pero por favor, tenga cuidado.

— Lo tendré, lo prometo — le aseguro, sonriendo.

Nos adentramos en las calles de la ciudad, caminando con cautela para evitar llamar la atención. A medida que avanzamos, observa maravillado la vida y la actividad de los humanos. Es todo tan diferente al mundo que conozco, tan vibrante y lleno de energía.

Es todo tan diferente al mundo que conozco, tan vibrante y lleno de energía.

— ¿A dónde nos dirigimos, su majestad? —pregunta Chaewoon, mirándome con curiosidad.

— Vamos a caminar para mirar todo — le digo sonriendo.

Seguimos avanzando por las calles, observando los escaparates iluminados y la gente que pasa apresurada.

Chaewoon parece fascinada por cada detalle, sus ojos brillan con emoción mientras absorbe todo lo nuevo que ve.

— ¿Qué te parece este lugar, Chaewoon? —pregunto, disfrutando de su entusiasmo.

— Es increíble, su majestad. Todo es tan diferente, pero a la vez tan interesante —responde ella, con una sonrisa.

Continuamos nuestro paseo, sumergidos en la bulliciosa actividad de la ciudad. Aunque estoy disfrutando de este momento de libertad, no puedo evitar sentir un ligero nerviosismo por lo desconocido que nos rodea.

Sin embargo, tener a Chaewoon a mi lado me da un sentido de seguridad y confianza.

Lay se acercó a Namjoon con una reverencia respetuosa, interrumpiendo su entrenamiento con los guardias en el patio del castillo.

—Su majestad, hay una situación urgente que requiere su atención— dijo Lay, su tono cargado de ansiedad.

Namjoon detuvo sus ejercicios y se giró hacia Lay, frunciendo el ceño con curiosidad.

— ¿Qué sucede, Lay? ¿Por qué estás tan agitado? — le pregunto mirándolo confundido.

— Es su hijo Taehyung, su alteza. Ha escapado al mundo humano con su dama de compañía, Chaewoon. Los vi salir hace un momento— respondió Lay, con evidente preocupación en su voz.

Los puños de Namjoon se apretaron, conteniendo la ira que empezaba a surgir en su interior.

— ¿Qué? ¿Cómo te atreves a desobedecer mis órdenes de no dejarles salir? — exclamó, elevando el tono de voz.

Lay bajó la mirada, sintiéndose incómodo por tener que dar tal noticia.

—Lo siento, su majestad. Su alteza Taehyung dijo que irían a su lugar privado — respondió Lay, mirándolo con pesar.

Namjoon cerró los ojos por un momento, respirando profundamente para controlar su ira. Luego los abrió y miró a Lay con determinación.

— Reúne a los guardias. Vamos al mundo humano a buscarlos. No permitiré que Taehyung se ponga en peligro por tu irresponsabilidad — declaró con firmeza.

Lay ascendiendo con la cabeza y se apresuró a cumplir la orden, consciente de que debían actuar con prontitud para resolver esta situación antes de que empeorara.

Namjoon, con paso decidido, siguió a Lay mientras este se reunía con los guardias. La tensión en el ambiente era palpable, y el rey estaba decidido a encontrar a Taehyung ya Chaewoon antes de que ocurriera algún problema.

Una vez que estuvieron listos, el grupo partió hacia el mundo humano. El viaje fue rápido, gracias a los poderes mágicos de Namjoon, pero la preocupación seguía creciendo en su corazón con cada segundo que pasa.

Finalmente, llegaron al lugar donde Taehyung y Chaewoon habían sido vistos por última vez. Namjoon examina el área con atención, buscando cualquier indicio que pueda guiarlos hacia ellos.

De repente, Lay señaló hacia una parte del parque mirándolo.

— ¡Su majestad, por allí! — exclamó.

Namjoon camina y conduce al grupo hacia el sendero. Cada paso lo acerca más a su hijo y a su dama de compañía, y su determinación se fortalecía con cada paso.

Después de un arduo camino, finalmente alcanzaron a llegar.

A lo lejos, vieron a Taehyung y Chaewoon, quienes están mirando un espectáculo.

Namjoon corrió hacia ellos, su preocupación se transformó en alivio al ver que están a salvo. Sin embargo, su rostro también refleja su disgusto por la imprudencia de su hijo, se acercó a él y con su poder especial le dio la vuelta viendo la sorpresa de Taehyung al verlo.

—Taehyung nunca más desobedezcas mis órdenes. Tu seguridad es mi responsabilidad, y no puedo permitir que te pongas en peligro — le dice mirándolo enojado.

Taehyung bajó la mirada, avergonzado por su acto impulsivo.

—Lo siento, Papa. No volverá a suceder— respondió sinceramente.

Namjoon suspira, aliviado de tenerlos de vuelta a salva.

— Bien, ahora volvamos al castillo. Tenemos mucho de qué hablar —dijo, con tono serio, pero con un destello de alivio en sus ojos al ver que su hijo esta ileso.

Una vez de regreso al castillo, Namjoon convocó a Taehyung y Chaewoon a su despacho para abordar la situación con mayor detalle.

Sentados frente al rey, Taehyung y Chaewoon escucharon con atención mientras Namjoon les explica la gravedad de su imprudencia.

— Comprendo que querías aventurarte, Taehyung, pero debes entender que tus acciones tienen consecuencias y el mundo humano es peligroso para nosotros, y no puedo permitir que te arriesgues así — le dice mirandolo enojado.

Taehyung se acercó con humildad, reconociendo su error.

— Lo siento, Papa. No pensé en las consecuencias antes de actuar — se disculpó sinceramente.

Namjoon suspira, mostrando un gesto de comprensión.

—Entiendo que estabas aburrido y deseabas explorar, pero debes recordar que tu seguridad y la de Chaewoon son mi prioridad— enfatizó.

Chaewoon intervino con una expresión de disculpa en su rostro.

— Lo siento también, su majestad. Fui cómplice en esta imprudencia— dijo con voz suave.

Namjoon asintió, apreciando la honestidad de ambos.

— Aprecio sus disculpas, pero deben prometerme que no volverán a actuar de esta manera. De lo contrario, tendré que tomar medidas estrictas — advirtió mirándolos serios.

Taehyung y Chaewoon asintieron solemnemente, comprendiendo la gravedad de la situación.

— Lo prometo Papa. No volveré a desobedecer tus órdenes— aseguró Taehyung mirándolo triste.

Namjoon asintió, satisfecho con su respuesta de su hijo.

— Muy bien. Ahora vayan y descansen. Mañana retomaremos nuestras responsabilidades con renovado compromiso — concluyó, dando por terminada la conversación.

Con un sentimiento de alivio y comprensión mutua, Taehyung y Chaewoon salieron del despacho, agradecidos por la compasión de su rey y decididos a no cometer los mismos errores nuevamente.

Mientras tanto, Namjoon se quedó reflexionando sobre la importancia de la responsabilidad y el cuidado en sus acciones como líder de su reino.

🐾

Al día siguiente.

Taehyung y Chaewoon se dirigieron al despacho de Namjoon para continuar con su conversación.

Namjoon los recibió con una mirada seria pero comprensiva.

— Es importante que comprendan la gravedad de sus acciones, pero también quiero que entiendan que los considero parte fundamental de nuestro reino — dijo mirándolos con calma.

Taehyung asintió solemnemente.

— Lo entendemos, Papa. No volveremos a poner en peligro la seguridad del reino— prometió con determinación.

Chaewoon se mostró de acuerdo.

— Somos conscientes de nuestras responsabilidades y no volveremos a actuar impulsivamente— aseguró con sinceridad.

Namjoon les molesta, mostrando un gesto de aprobación.

— Me alegra escuchar eso. Ahora, debemos seguir adelante y concentrarnos en nuestros deberes. El reino cuenta con ustedes—declaró con confianza.

Los tres se pusieron de pie y se despidieron con un apretón de manos, sellando su compromiso mutuo.

Con un nuevo sentido de propósito, Taehyung y Chaewoon salieron del despacho, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presente y demostrar su lealtad hacia su rey y su reino.

Mientras tanto, Namjoon se quedó atrás, sintiéndose orgulloso de la madurez y el compromiso de su hijo y su dama de compañia, y con la certeza de que juntos podrían superar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

🐞

En la actualidad.

Taehyung camina de un lado a otro, ansioso, en su habitación, hablando consigo mismo acerca de un tema que su padre le prometio hace 118 años atras...

Namjoon entra en la habitación de su hijo, observándolo parado de cabeza en el techo, murmurando palabras incomprensibles y con una sonrisa triste, se sienta en la cama y lo llama con un silbido.

— Ven, mi colmillito — dice Namjoon, mirándolo.

Taehyung baja del techo y se sienta junto a su padre, con el cabello alborotado, los ojos verdes resplandecientes y una amplia sonrisa que enternece de ternura y amor a Namjoon.

— Dime, papi — dice Taehyung, curioso, mirándolo fijamente.

— Voy a cumplir la promesa que te hice hace años, mi colmillito — dice Namjoon mirándolo radiante de felicidad

Taehyung salta emocionado en su cama, finalmente obteniendo su recompensa después de milenios..

En ese momento, entran cuatro parejas de monstruos de diferentes especies, abrazando a su sobrino con alegría por su cumpleaños inmortal.

— Feliz cumpleaños, mis colmillitos — dicen todos al unísono, rebosantes de felicidad.

— Gracias, tíos — responde Taehyung, con una sonrisa rectangular — Pero saben qué, mi papi finalmente cumplió su promesa de dejarme visitar el mundo humano, ¿Pueden creerlo? — exclama Taehyung, emocionado.

Todos miran a Namjoon con seriedad y enfado.

— Namjoon, ¿Cómo se te ocurre semejante locura de exponer a nuestro vampirito al mundo humano? Has perdido la cabeza, vampiro estúpido, por eso construiste este gran hotel — dice una de las personas, enfurecida.

— No se preocupen, estaré bien. Los humanos son amables y me tratarán bien — asegura Taehyung, mirándolos inocente, con su hermosa sonrisa rectangular.

— Por amor de horror, pero está bien, mis colmillitos, debes salir de estas cuatro paredes al menos una vez en tu inmortalidad — dice otra persona, con una sonrisa, siendo el primero en apoyar a Taehyung.

Después de transformarse en un hermoso murciélago de ojos morados, Taehyung vuela hacia el mundo humano, seguido de cerca por Namjoon, dispuesto a protegerlo de cualquier peligro que pueda surgir en su camino.

Taehyung llega a un pueblo quedando encantado con todo, pero nada sale como espero porque los zombis disfrazados de personas lo asustaron al punto de renunciar a su libertad y sale volando nuevamente el castillo sin darse cuenta de la presencia de su papa a lo lejos quien sonríe satisfecho...

— Ahora mi bebe estará protegido para siempre del mundo humano — murmura Namjoon.

Segundos después mira a todos desarmar todo y dirigirse al hotel sin imaginarse que esa misma noche todo cambia en la inmortalidad de su hijo...

🐞

Por otro lado, en el bosque

En medio del denso bosque, una pequeña fogata ilumina el campamento donde Jungkook y sus amigos celebran su ascenso como Empresario.

El ambiente rebosa de risas y camaradería mientras los amigos de Jungkook comparten anécdotas y planean emocionantes actividades para el día siguiente, la noche está estrellada y el suave sonido del viento entre los árboles crea una atmósfera tranquila y mágica.

Jungkook se encuentra inmerso en sus pensamientos, reflexionando sobre su vida y el futuro que le espera al regresar y aunque está reacio por su destino ya acepto....

Jungkook se para de su asiento llamando la atención de sus amigos.

— ¿Te sientes bien Kookie? — le pregunta Yugyeom mirándolo curioso.

— Me voy a explorar el bosque — dice mirando fijamente el bosque...

Sus amigos se miran entre si confundidos por las palabras dichas de su mejor amigo.

— Jungkook, por favor, olvida esa idea. No te adentres en el bosque de noche es peligroso. No iré a rescatarte, ¿Entendido? No quiero enfrentarme a tu padre porque decidiste explorar el bosque. Es peligroso. Quédate conmigo por favor — le dijo su mejor amigo mirándolo con notable fastidio.

Jungkook rueda los ojos, divertido por la preocupación de su amigo.

— Tranquilo, no pasará nada. Si me pierdo, llamaré a mis hombres y me rescatarán en mi avión privado. Además, mi papá no te hará nada, no seas dramático, Yugyeom — respondió Jungkook con una sonrisa traviesa.

— Claro el rico y si me pasa algo, queda en tu conciencia, Jeon — le dijo su mejor amigo mirándolo serio.

Jungkook asiente y decidido a explorar el bosque se adentra entre los árboles, sumergiéndose en la oscuridad con la emoción corriendo por sus venas por la adrenalina y los sonidos de la naturaleza lo envuelven, mientras sus pasos crujen sobre las hojas secas del suelo boscoso.

La luz de la luna se filtra entre las copas de los árboles, pintando un hermoso cuadro de sombras y destellos plateados y a medida que avanza más profundo en el bosque.

Jungkook siente una sensación de intriga y aventura que lo impulsa a seguir adelante y en cada paso lo acerca a lo desconocido, despertando en él una curiosidad irrefrenable

A lo lejos, Jungkook avistó un grupo de personas inusuales envueltas en llamas. Impulsado por la curiosidad, se acercó y comenzó a seguirlos, capturando imágenes con su cámara y su asombro creció a medida que avanza, y después de unos diez minutos, llegó a las imponentes puertas de un gran antiguo castillo.

Desde el momento en que cruzó el umbral, su vida cambió para siempre. El castillo, sumido en una atmósfera de encanto, reveló un mundo completamente nuevo. Intrigado, Jungkook exploró sus pasillos y salones, hasta que se encontró por accidente con el heredero Vampiro del gran legado Drácula y Transilvania.

Desde ese encuentro, la conexión entre Jungkook y el heredero, que anhelaba la libertad más que cualquier otra cosa, se consolidó. El castillo se convirtió en el escenario de un cambio profundo en la vida de Jungkook, llevándolo a descubrir secretos, desafíos y un romance que trascendería las barreras entre la inmortalidad y la humanidad.

La búsqueda de libertad del heredero vampiro se entrelazó con la curiosidad y anhelo de Jungkook, marcando el inicio de una historia que desafiaría las convenciones y cambiaría sus vidas de maneras inimaginables.

Kim Namjoon, con su porte majestuoso, está detrás del mostrador de su exquisito hotel, recibiendo a las numerosas familias de monstruos que se presentan al ser invitadas a la próxima fiesta de cumpleaños de su encantador hijo vampiro, que se celebra a fin de mes.

Su sonrisa era amable y acogedora mientras saluda a cada familia monstruosas de diferentes especies, asegurándose de que se sientan bienvenidos en su exclusivo hotel, sin embargo, en un instante, su expresión cambió cuando inconscientemente volteó la mirada y se encontró con algo inusual: un simple humano parado en la entrada de su hermoso hotel y una mezcla de enojo y asombro cruzó su rostro mientras observa al humano curioso que examina todo a su alrededor.

La ira de Namjoon se apaciguó al recordar la importancia de la hospitalidad en su hotel, pero al mismo tiempo, la presencia del humano lo sorprendió. Era raro ver a un ser humano en ese lugar exclusivo para monstruos.

El desafío de mantener su compostura y aceptar la presencia del humano marcó un momento inesperado en su rutina, dejando entrever la posibilidad de que aquel encuentro tuviera consecuencias imprevistas en el destino de todos los involucrados.

Ante la presencia del humano, los recuerdos de antiguas advertencias resonaron en la mente de Kim Namjoon. Un monstruo de hace muchos milenios había construido el hotel con un propósito específico, y las palabras de precaución se volvieron más claras en su mente. Un atisbo de pánico se apoderó de él mientras recuerda las consecuencias de alterar el equilibrio establecido.

De repente, como si un impulso irresistible lo hubiera dominado, Namjoon voló hacia el humano y lo jalo entre las imponentes puertas del hotel. En un instante, las puertas comenzaron a dar vueltas, creando una especie de vórtice entre ellos.

La realidad que conocían desapareció gradualmente, dejando a todos los presentes inmersos en su propio mundo, separados de la realidad exterior.

La inusual situación dejó a los monstruos y al humano aturdidos, enfrentándose a un panorama desconocido y misterioso. Entre las puertas giratorias, la conexión entre ellos y el mundo exterior se volvió efímera, llevándolos a un lugar donde las reglas y los límites eran tan ambiguos como el universo que se revela ante ellos.

—¿¡Quién eres tú y como encontraste este lugar¡? — pregunta Namjoon asombrado de ver a un simple humano por primera vez en su hotel.

— Hola me llamo Jeon Jungkook estaba haciendo alpinismo con mis mejores amigos, oí la historia sobre un bosque embrujado desde que era un niño y dije quien no quería entrar a un bosque embrujado, entonces vi a unos tipos raros en llamas y los seguí hasta este gran mega castillo mega cool —dice Jungkook con una sonrisa.

Y lo mira con una sonrisa divertida sintiendo algo raro en su pecho confundiéndolo por la fuerte sensación desde que puso un pie en el hotel cada vez más se vuelve asfixiante e insoportable.

— ¿Cuántos más vienen contigo? — pregunta Namjoon mirándolo preocupado.

— Solamente soy yo, me gusta viajar solo y puedes conocer a gente super en los hoteles y hablando de cosas geniales, está capa está alucinante es esto una fiesta de disfraces — pregunta Jungkook mirándolo con un suspiro sintiendo algo muy raro en el pecho asfixiándolo cada vez.

—¿Qué hice? esto es culpa mía te tienes que ir— dice Namjoon.

Lo agarra y lo saca del hotel viendo a muchos monstruos poniéndoles quejas.

— Hay no...—dice Namjoon mirándolo con una mueca asustado.

Kim Namjoon corre por todas partes del hotel para esconder al humano invasor en su hotel y no provocar una gran guerra por su gran descuido al haberle mostrado un mundo humano falso a su vampirito y de tener por primera vez un humano en su adorado gran castillo sabiendo las consecuencias de su descuido.

Alguien del consejo vampírico lo llama y sintiendo la adrenalina del momento se esconden en un cuarto secreto que está detrás de muchas maletas dejando a todos llenos de curiosidad al ver a su rey esconderse en ese cuarto.

— Cuando todos estén en su mundo sales discretamente y te largas de aquí humano despreciable — le advierte Namjoon mirándolo con una mirada mortal.

Jungkook queda consternado por tal advertencia, pero con una mueca adolorida pone su mano en su pecho volviendo a sentir a otra vez algo raro con mayor intensidad cada vez más incomodándolo.

— Ah me duele mucho el pecho — dice Jungkook mirándolo con un puchero y con sus ojos cristalizados sentado en el piso echándose aire con su mano derecha.

— Tranquilo ya pasara el dolor —dijo Namjoon mirándolo preocupado.

Piensa en su hijo que está sufriendo por lo mismo teniendo en frente de él la pareja destinada de su vampirito sorprendiéndolo y preocupado al mismo tiempo por las consecuencias.

— No puedo duele mucho haz que pare por favor te lo ruego— dice Jungkook con sus manos en su pecho sentado en el piso llorando por la fuerte sensación llamando a alguien inconscientemente.

— No puede ser cierto — susurra Namjoon mirándolo incrédulo.

— No puedo respirar ¡Haga algo maldita sea me estoy asfixiando¡— le dice Jungkook en un grito llorando mirándolo enojado.

— Por Drácula no puedo llevarte con mi hijo porque desencadenaría una guerra por su unión por eso te pido que aguantes — le suplica Namjoon mirándolo preocupado.

Namjoon con uso de su poder le transmite calma por unos segundos, pero el dolor vuelve a surgir hasta el punto de asfixiar a Jungkook alarmando a Namjoon..

🎶

En otra parte del castillo un lindo vampirito esta hablando con sus tíos de su visita al mundo humano y de la nada comienza a sentir a su murciélago interior ansioso moviendo las alas rápido feliz y eufórico recibiendo el llamado de alguien confundiéndolo.

Suelta un quejido de dolor llamando la atención de sus tíos lobos.

—¿Qué pasa Taehyung? ¿Te sientes bien? —pregunta Jhope moviendo sus orejas y su cola de lobo mirándolo preocupado.

— No se mi murciélago interior está ansioso por alguien —dice Taehyung sobándose el pecho sintiendo emociones muy fuertes aturdiéndolo.

—¿Qué te dice tu murciélago interior?—dice su tío Jackson haciendo el mismo gesto de su pareja Jhope mirándolo preocupado.

— Me dice que salga a buscar a alguien en el hotel urgente —dice Taehyung mirándolos.

Jackson y Jhope se miran felices al saber que su colmillito hará click con alguien pronto.

— Debes salir a buscarlo Taehyung, esa persona también esta pasando por lo mismo ve — dice su tío Jackson soltando su aroma a lavanda feliz por su sobrino por elección de su lobo.

Taehyung sale sin rumbo fijo de su habitación y más abajo Jungkook está sufriendo mucho por la fuerte sensación, Namjoon con una idea lo disfraza de vampiro y salen de la habitación.

Jungkook, aterrado por la visión de los monstruos, comenzó a correr desesperado sin prestar atención a su entorno. En su huida, chocó accidentalmente con una escoba que gira por todo el castillo limpiando, la escoba creó un caótico remolino de polvo y objetos que llamó la atención de los presentes.

Finalmente, en un descuido, Jungkook tropezó y cayó encima de una persona que se encontraba en su camino, provocando que ambos perdieran el equilibrio y cayeran al suelo con un fuerte golpe llamando la atención de todos.

— ¡Auch¡— gritan Jungkook y Taehyung al mismo tiempo cayendo al piso.

El inesperado encuentro entre Taehyung y Jungkook resultó en una experiencia única para ambos.

Mientras Taehyung caía encima de Jungkook, sintió la serenidad de su murciélago interior y se dejó llevar por el aroma a almizcle del joven humano. Los fuertes brazos de Jungkook rodearon su pequeña cintura, lo que lo hizo sonrojarse profundamente.

Por otro lado, Jungkook sintió cómo el dolor en su pecho desaparecía de inmediato cuando Taehyung cayó encima de él y el aroma a uva que emana de Taehyung lo llenó de una extraña pero placentera sensación de paz y tranquilidad.

Bajó la mirada y vio la cabellera gris de Taehyung en su pecho, con los brazos extendidos alrededor de su torso.

Ambos jóvenes se encuentran en una posición íntima e inesperada, lo que los dejó tímidos y sonrojados, mientras sus corazones latían con fuerza en medio de la sorpresa y la curiosidad.

— Te puedes levantar por favor — dice Jungkook con voz suave sintiéndose tranquilo.

— Oh s-si l- lo si- siento mu- mucho — dice Taehyung trabándose con voz suave tímido.

Taehyung se levantó con la mirada baja, todavía sonrojado por el inesperado encuentro con Jungkook, y se sentó en el suelo.

Mientras lo hacía, sentía a su murciélago interior chillar de felicidad ya que después de tantos milenios en completa soledad, finalmente ha encontrado a su destinado, la persona que está destinado a compartir la eternidad a su lado llenándolos de alegría inmensa.

El destino había intervenido en sus vidas de una manera que ninguno de ellos había previsto, pero eso marca el comienzo de una nueva y emocionante etapa en la historia de ambos.

—¿Estas bien? — le pregunta Jungkook con voz suave mirándolo preocupado sentado en el piso al frente de él sintiendo su olor a uva quedando encantado.

— N- no es- estoy bi- bien — tartamudea Taehyung tímido jugando con sus manitas sintiéndose chiquito e intimidado por la profunda mirada de su destinado.

— Mírame — le dice Jungkook con voz tierna mirándolo.

Taehyung levanta lentamente su cabecita y sus ojitos se encuentran con los de Jungkook y en ese instante, el mundo se detiene y un destello rosa ilumina sus ojos, creando un brillo especial que los envuelve durante unos minutos quedando hechizados por una fuerza sobrenatural uniéndolos.

En ese breve lapso de tiempo reconocen en sus pechos el lazo formado entre ellos, un vínculo que trasciende cualquier explicación lógica, el amor, la conexión entre Taehyung y Jungkook se solidifican en ese instante mágico, confirmando que están destinados a estar juntos eternamente.

Taehyung y Jungkook se miran el uno al otro, sumergidos en el brillo especial que aún permanece en sus ojos alegrándose inconscientemente.

La emoción palpita en el aire mientras ambos asimilan la profundidad de su conexión y el destino que los ha unido eternamente.

— Nunca he sentido algo así antes eres tan especial — confiesa Jungkook su voz llena de asombro y admiración mirándolo feliz.

Taehyung sonríe, su corazón lleno de alegría al escuchar las palabras de Jungkook.

— Y tú, mi click, eres la persona más fascinante que he conocido —responde Taehyung mirándolo con suavidad.

—Eres quien siempre espere en mi vida, eres tan hermoso — le dice Jungkook mirándolo sonriendo.

—G-gracias — dice Taehyung trabándose con las palabras mirándolo tímido.

Ambos se vuelven a mirar sintiendo una corriente eléctrica pasar por sus cuerpos y se sonríen tímidos.

Jungkook se acerca a Taehyung, coloca una mano en su mejilla fría, hipnotizados se acercan lentamente, rozan sus labios, se miran sonriendo y ambos se besan sintiendo su lazo lleno de amor.

A lo lejos, Namjoon los observa con una sonrisa, sintiendo alegría por ellos, pero también una preocupación latente por las consecuencias que este amor podría traer en el futuro.

— ¿Cómo te llamas? — Taehyung preguntó, su mirada encantada fija en la del otro.

—Soy Jeon Jungkook —respondió Jungkook, su mirada penetrante encontrando la de Taehyung.

Taehyung se sintió intimidado por la intensidad de su mirada y se ruborizó.

— ¿Por qué tan tímido? — preguntó Jungkook mirándolo con ternura.

— C-cállate — Taehyung tartamudeó, evitando su mirada tímido.

Jungkook soltó una risa divertida, se acercó más a Taehyung, rodeándolo con sus brazos y colocándolo sobre sus piernas. Ambos se perdieron nuevamente en un beso apasionado.

— Sus majestades no los quiero interrumpir, pero recuerden que están en el vestíbulo del hotel y todos los monstruos los están mirando — Chaewoon les recordó, sin apartar la vista de lo que estaba haciendo.

Taehyung se separó del beso, notando las miradas curiosas a su alrededor, se sintió incómodo y se deslizó fuera de las piernas de Jungkook, poniéndose de pie.

Tomó la mano de su pareja y con un gesto rápido, los teletransportó a su habitación privada.

Una vez dentro de la privacidad de su habitación, Taehyung exhaló un suspiro de alivio. Observó a Jungkook, quien le devolvió una sonrisa llena de temor.

— Lo siento por eso, no esperaba que tantos monstruos nos vieran — dijo Taehyung, sintiéndose un poco avergonzado mientras observa a Jungkook confundido.

— ¿Te sientes bien? — preguntó Taehyung con una expresión de confusión y preocupación mientras se acerca y lo toca suavemente.

— Estoy mareado — admitió Jungkook, mirándolo con cierta incomodidad.

— Oh, siéntate en la cama — respondió Taehyung mirándolo con una sonrisa tranquilizadora.

Con la ayuda de Taehyung, Jungkook se sentó en la cama y cerró los ojos por un momento, respirando profundamente y tratando de recuperar el equilibrio.

Al abrir los ojos, exploró la amplia habitación a su alrededor. Un gran candelabro de araña colgaba del techo, iluminando el espacio con elegancia. Las paredes tenían un tono crema suave, creando una atmósfera acogedora.

A lo lejos, divisó dos puertas, suponiendo que una conducía al baño y la otra al armario. Junto a la cama, había una mesita de noche, y velas flotaban alrededor del techo, creando un ambiente sereno y romántico.

— Es muy bonita tu habitación — comentó Jungkook, admirando el entorno mientras se sentía más relajado.

Taehyung sonrió, satisfecho de que su destinado se estuviera sintiendo mejor.

— Gracias, me alegro de que te guste. ¿Necesitas algo más? — preguntó Taehyung, mirando a Jungkook con preocupación.

— ¿Qué fue eso que pasó cuando nos miramos? ¿Ese destello rosado? — preguntó Jungkook, mirándolo.

Taehyung le sonrió feliz, tímidamente se sentó a horcajadas en las piernas de su destinado mientras este coloca las manos en su cintura y Taehyung pasa las manos por su cuello, mirándose mutuamente.

— Hacer click es algo de monstruos, es amor a primera vista y el click nunca miente. Cuando nos miramos, hicimos click, se formó nuestro lazo y ahora estamos unidos eternamente — explicó Taehyung, sonriendo.

Jungkook disimuló su mueca de temor y horror.

— Oh, qué lindo — dijo sonriendo disimuladamente.

— Es cierto. Mis padres y toda mi familia están unidos por el click desde hace muchos milenios y, ¿Sabes?, todavía se siguen amando y queriendo desde la primera vez que se vieron — explicó Taehyung mirándolo con una sonrisa.

— ¿Y qué clase de monstruos son ellos? — preguntó Jungkook mirándolo, curioso.

— Mi tío Jackson y Hobi son hombres lobo, mi tío Suga y mi tío Jimin son una momia y un Frankenstein, y el resto de mi familia, la mayoría son vampiros, hadas, lobos, momias, zombis, brujas — dijo Taehyung, mirándolo.

— No quiero ser entrometido, pero ¿Puedo preguntar más? — expresó Jungkook, sonriendo.

— No, mi click no se molesta en absoluto — respondió Taehyung, negando con la cabeza mientras se reía.

Jungkook sonrió y ambos se miraron nuevamente, sintiendo el brillo rosa en sus ojos, haciéndolos sentir tímidos.

— Entonces, ¿Cómo te sientes ahora? —preguntó Taehyung, buscando la mirada de Jungkook con interés genuino.

— Me siento mejor, gracias a ti — respondió Jungkook con sinceridad, devolviendo la mirada de Taehyung con gratitud.

— Me alegro de escuchar eso. No quiero que te sientas incómodo aquí — dijo Taehyung, apretando suavemente la mano de Jungkook.

— No lo estoy. De hecho, todo es bastante... intrigante — confesó Jungkook, una sonrisa curiosa jugando en sus labios.

Taehyung asintió con una sonrisa complacida, disfrutando de la conversación con Jungkook.

— Tienes muchas historias interesantes que contar, ¿Verdad? — comentó Jungkook, con una chispa de interés en sus ojos.

— Oh, sí. Mi familia tiene una larga historia llena de aventuras y misterios — respondió Taehyung, con entusiasmo.

— Me encantaría escuchar más sobre eso — dijo Jungkook, inclinándose un poco hacia adelante.

— ¿En serio? Bueno, supongo que puedo contarte algunas historias mientras te recuperas — dijo Taehyung, con una sonrisa traviesa.

Y así, entre risas y susurros, Taehyung compartió con Jungkook algunas de las historias más fascinantes de su familia, mientras el brillo rosa en sus ojos se intensifica con cada palabra compartida.

🐾

Taehyung comenzó a contar la historia de sus padres, cómo se conocieron y el momento exacto en el que hicieron clic. Jungkook lo escuchaba atentamente, maravillado por las descripciones vívidas y emocionantes que Taehyung narraba.

— Mis padres se conocieron en una noche de luna llena, en un bosque encantado. Mi padre, un poderoso vampiro estaba cazando cuando se cruzó con mi papá Seokjin, un Vampiro. En el instante en que sus miradas se encontraron, el click sucedió. Fue como si el tiempo se detuviera y solo existieran ellos dos en el universo — relató Taehyung, sus ojos brillan con el recuerdo de la historia.

Jungkook se acomodó en la cama, fascinado por la narración. Cada detalle, cada emoción, se sentía tan real que casi podía imaginarse en ese bosque, viendo a los padres de Taehyung encontrarse por primera vez.

— ¡Wow! Es como una historia de amor sacada de un cuento de hadas — comentó Jungkook, impresionado.

Taehyung sonrió, complacido por la reacción de Jungkook.

— Lo es. Y no es la única. Mi tío Jackson y mi tío Hobi también tienen una historia increíble. Ellos eran enemigos mortales antes de hacer click. Se odiaban, pero cuando sus miradas se cruzaron durante una batalla feroz, el click los unió. Desde entonces, han sido inseparables — continuó Taehyung.

Jungkook se inclinó hacia adelante, su interés creciendo con cada palabra.

— Eso suena increíble. ¿Y qué hay de ti, Taehyung? ¿Cómo te sientes al respecto? — preguntó Jungkook, curioso.

Taehyung lo miró, su sonrisa suavizándose.

— Para ser honesto, estaba un poco nervioso al principio. No sabía qué esperar. Pero ahora, después de conocerte y pasar este tiempo contigo, sé que el click no se equivocó. Estoy feliz de que seas tú, Jungkook — respondió Taehyung, con sinceridad en su voz.

Jungkook sintió un calor reconfortante en su pecho ante las palabras de Taehyung. A pesar de las circunstancias inusuales, había algo en Taehyung que lo hacía sentir seguro y querido.

— Gracias, Taehyung. Yo también me siento afortunado de estar aquí contigo — respondió Jungkook, apretando suavemente la mano de Taehyung.

El brillo rosa en los ojos de ambos se intensificó, creando una conexión aún más fuerte entre ellos. En ese momento, supieron que no importaba lo que el futuro les deparara, enfrentarían todo juntos, con el vínculo del clic guiando y fortaleciendo.

— ¿Sabes qué? Creo que también tengo algunas historias interesantes que compartir contigo — dijo Jungkook, sonriendo.

Taehyung levantó una ceja, intrigado.

— ¿En serio? Estoy deseando escucharlas — respondió Taehyung, acomodándose para escuchar.

Y así, la noche continuó con ambos compartiendo historias, risas y sueños, construyendo un vínculo que solo se fortalecía con cada momento compartido.

Jungkook nunca imagino que su vida cambió radicalmente al perderse en el bosque y llegar a un viejo hotel y ahora es pareja de un Vampiro y tienen un lazo de destinados donde sus sentimientos están conectados.

Después de hablar por horas, Taehyung mira el rostro de su destinado notando unas cositas en sus labios y ceja.

— ¿Por qué tienes esto en tus labios? ¿Y esto en tu ceja? — le pregunta Taehyung intrigado.

Jungkook siente un pequeño dolor al ver qué Taehyung jala sus accesorios en su ceja y labios.

— Auch — dice Jungkook adolorido.

— ¿Te duele? — le pregunta Taehyung mirándolo

— Si no lo hagas — le dice Jungkook mirándolo.

Taehyung frunce sus labios inconformes.

— Nunca he visto un vampiro con estas cosas en su rostro — le dice Taehyung confundido.

— Pues... soy un Vampiro diferente — le miente Jungkook sonriendo.

Taehyung observa detenidamente los pequeños adornos en los labios y cejas de Jungkook, frunciendo el ceño en confusión. Aunque su curiosidad lo impulsa a acercarse más, siente un impulso de cariño hacia su destinado.

— ¿Puedo darte un beso? — pregunta Taehyung suavemente, con una mezcla de ternura y deseo en sus ojos.

Jungkook sonriendo se acerca a Taehyung, agarra su rostro frío y pálido y sin más ambos se besan riéndose.

— Oye, no hagas eso — dice Jungkook entre risas.

Jungkook, sintiendo el suave toque de Taehyung contra su cuello, sonríe con cariño mientras acaricia suavemente su cabello. La atmósfera entre ellos se llena de una cercanía que no necesitan palabras para describir. Aunque ambos son conscientes de la tensión que hay, también hay un sentimiento cálido de conexión, como si todo lo que los rodeara desapareciera en ese momento.

— ¿Te molestó? — pregunta Taehyung, alzando la cabeza lentamente, sus ojos grandes y expresivos mirándole con una mezcla de curiosidad y vulnerabilidad.

— No, solo... no esperaba que lo hicieras — responde Jungkook, con una sonrisa juguetona en su rostro. "Quizás me gustó más de lo que pensaba", agrega para sí mismo en silencio.

Taehyung se ruboriza un poco al escuchar la respuesta de Jungkook. Un silencio cómodo se instala entre ellos, el tipo de silencio que sólo ocurre cuando dos personas comparten algo más allá de lo físico, un entendimiento mutuo.

Jungkook toma un respiro profundo, fijando su mirada en los ojos de Taehyung, y se siente impulsado a decir algo más, algo que siempre ha guardado, pero que no sabe si está listo para decirlo en voz alta.

— Taehyung... — empieza, un tono serio surgiendo en su voz.

— ¿Mmm? — responde Taehyung, volviendo su atención a Jungkook, sin apartar la mirada, intuyendo que algo importante está por decir.

— Hay algo más que quiero que sepas. No es solo el destino lo que me une a ti. — Jungkook da un paso más cerca, sus manos aún en el rostro de Taehyung, acariciando su piel con delicadeza. —Te elijo a ti. No importa lo que pase, no quiero que esto termine nunca.

Taehyung siente una mezcla de emociones al escuchar esas palabras. Su corazón tarda más rápido, y por un momento, el resto del mundo desaparece. Solo están ellos dos, rodeados por la sensación palpable de lo que se está construyendo.

— Yo también te elijo, Jungkook — responde Taehyung en un susurro, sin poder evitar sonreír al mismo tiempo, con la certeza de que lo que está sucediendo entre ellos no es solo un encuentro de destino, sino algo que ambos eligen, algo que ambos desear profundamente.

Ambos se miran en silencio, sus corazones latiendo al unísono mientras el aire a su alrededor parece volverse más denso y cargado de emociones que hasta ahora habían estado guardadas, pero que finalmente comenzaban a salir a la luz.

Taehyung se separa mirándolo tímido mientras se esconde en el cuello de Jungkook.

— Gracias por haber llegado a mi solitaria inmortalidad mi click — dice Taehyung sonriendo.

Jungkook lo abraza fuerte mientras Taehyung se recuesta más en su pecho.

— ¿Por qué dices eso? — le pregunta Jungkook mirándolo.

— Después de la misteriosa muerte de mi papá Seokjin, siempre he estado solo en un gran hotel sin nada que hacer, pero todo eso cambio esta noche al conocerte — dice Taehyung saliendo del pecho de Jungkook sonriendo.

Y ambos se vuelven a besar riendo.

— ¿Y qué piensas de mí? — le pregunta Jungkook mirándolo.

— Mm eres muy lindo mi click — le dice Taehyung sonriendo.

Jungkook le da un besito en la nariz escuchando su pequeña risa e involuntariamente suelta un pequeño bostezo llenando de curiosidad a Taehyung.

— ¿Ya tienes sueño? — le pregunta Taehyung mirándolo.

Jungkook asiente, con cuidado se recuesta en la cama con Taehyung encima y ambos se quedan mirando.

— Eres perfecto colmillitos — le dice Jungkook sonriendo.

Taehyung se sonroja y se esconde nuevamente en el pecho de Jungkook quien comienza a acariciarle sus cabellos grises.

— ¿Sabes que nosotros los vampiros no dormimos? — le pregunta Taehyung mirándolo.

Taehyung se acomodó sobre Jungkook, sintiendo el calor del cuerpo humano bajo él. La suavidad de la cama contrastaba con la rigidez de su existencia inmortal. Con un gesto travieso, comenzó a jugar con los cabellos oscuros de Jungkook, sintiendo la textura entre sus dedos.

— ¿No te aburre estar aquí conmigo? —preguntó Jungkook, mirándolo con curiosidad.

— Para nada. Nunca había sentido esto antes —respondió Taehyung, sonriendo de manera sincera.

Jungkook se quedó en silencio, admirando la expresión en el rostro de Taehyung. La luz de la luna se filtraba por la ventana, resaltando los rasgos delicados de su destinatario, y Jungkook se sintió afortunado de estar en ese momento. Sin embargo, había algo que lo inquietaba.

— Pero... ¿Qué pasa cuando amanece? —inquirió Jungkook, sin poder evitarlo.

— Amanece y yo... —Taehyung se detuvo, sus ojos reflejando una tristeza que Jungkook no podía ignorar—. No puedo salir.

— ¿Nunca? —preguntó Jungkook, su corazón apretándose al pensar en la soledad de Taehyung.

— Nunca. La luz del sol es letal para nosotros. Es un recordatorio de la vida que no puedo tener —dijo Taehyung, su voz apenas un susurro.

Jungkook se sintió impulsado a abrazarlo más fuerte, deseando protegerlo de cualquier dolor. En su mente, una idea comenzó a tomar forma.

— ¿Y si te llevo a un lugar donde no haya luz del sol? —propuso, su tono lleno de determinación.

Taehyung levantó la mirada, sus ojos brillando con esperanza.

— ¿De verdad harías eso?

— Claro, quiero que experimentes más de lo que la vida puede ofrecerte —respondió Jungkook, sintiéndose más seguro de su decisión.

Taehyung sonrió, una expresión que iluminó su rostro pálido. Sin embargo, en el fondo, Jungkook sabía que no sería tan fácil. Los vampiros eran seres de la noche, y él era un humano en un mundo lleno de sombras.

— No sé qué pasará cuando el sol salga —dijo Taehyung, su voz temblando ligeramente—. Pero contigo, siento que puedo enfrentar cualquier cosa.

Jungkook lo miró con firmeza, dispuesto a afrontar los desafíos que vendrían. Se inclinó, besando suavemente la frente de Taehyung.

— Juntos lo enfrentaremos. Siempre.

La conexión entre ellos creció más fuerte, un lazo que desafiaba las normas del mundo que los rodeaba. Taehyung cerró los ojos, sintiendo la calidez del amor humano que lo envolvía.

— ¿Te gustaría que te contara sobre mis noches en el hotel? —sugirió Taehyung, buscando cambiar el tema y sentirse más ligero.

— Claro, cuéntame todo —invitó Jungkook, intrigado.

Taehyung comenzó a relatar historias de la soledad, de las sombras que lo rodeaban, pero también de los momentos en que la música llenaba el aire y la belleza de la noche se desbordaba. Jungkook escuchaba atentamente, cada palabra tejía un retrato más claro de la vida de Taehyung.

Mientras hablaba, Jungkook no podía evitar pensar en cómo sus mundos eran tan diferentes, pero al mismo tiempo tan cercanos. La noche se volvió un refugio, un lugar donde el tiempo no importaba, y los secretos se compartían como un regalo.

A medida que la conversación fluía, la conexión entre ellos se profundizaba. Jungkook sabía que había un camino por delante, uno lleno de incertidumbre, pero con Taehyung a su lado, se sentía listo para cualquier desafío que el destino les deparara.

La noche continuó fluyendo entre risas y relatos, pero había algo en el aire que hacía que Jungkook sintiera una creciente curiosidad. Taehyung había mencionado su naturaleza vampírica varias veces, pero nunca había mostrado realmente lo que era capaz de hacer.

— ¿Te gustaría ver algo especial? —preguntó Taehyung, sus ojos brillando con emoción.

Jungkook asintió, intrigado.

— ¿Qué puedes hacer? — le pregunta Jungkook mirándolo curioso.

Taehyung se incorporó un poco, dejando que la luz de la luna iluminara su rostro. Con un movimiento elegante de su mano, hizo que las sombras de la habitación parecieran cobrar vida. Se formaron figuras oscuras que danzaban alrededor de ellos, como un espectáculo de luces etéreas.

— Esto es solo un pequeño truco —dijo Taehyung, sonriendo mientras las sombras se retorcían en formas fluidas—. Puedo manipular la oscuridad a mi alrededor.

Jungkook miró asombrado, sintiéndose atraído por la belleza de lo que estaba viendo. Las sombras se transformaron en figuras que parecían contar historias, representando escenas de la vida nocturna, de la caza y la elegancia de la existencia vampírica.

— Es increíble —murmuró Jungkook, incapaz de apartar la mirada—. Nunca había visto algo así.

— Y esto es solo el comienzo —respondió Taehyung, su voz llena de orgullo—. La oscuridad puede ser hermosa, pero también poderosa.

Con un gesto más, Taehyung hizo que las sombras se acercaran a Jungkook, envolviéndolo suavemente. No era una sensación de miedo, sino más bien de calma y protección.

— ¿Sientes eso? —preguntó Taehyung, acercándose más—. Es como un abrazo de la noche.

Jungkook cerró los ojos, dejando que las sombras lo envolvieran. Era como si una parte de él estuviera conectándose con la esencia de Taehyung. Cuando abrió los ojos, las sombras se desvanecieron lentamente, dejándolo con un ligero cosquilleo en la piel.

— Es... mágico. No puedo creer que seas capaz de hacer eso —dijo Jungkook, aún aturdido por la experiencia.

Taehyung sonrió, sus ojos brillando con satisfacción.

— Gracias. A veces, olvido cuánto puedo hacer. La soledad me ha hecho un poco reacio a mostrar mi verdadera naturaleza.

Jungkook se acercó, tomando las manos frías de Taehyung entre las suyas.

— Nunca dudes de lo que eres. Eres más que un vampiro solitario, eres especial —le dijo, su voz firme.

— Gracias, mi click —respondió Taehyung, su rostro iluminándose con una sonrisa genuina.

Con un nuevo aire de confianza, Taehyung se inclinó hacia Jungkook, su mirada llena de complicidad.

— Quiero mostrarte más, pero tendrás que prometerme algo.

— ¿Qué es? —preguntó Jungkook, sintiéndose intrigado.

— Prométeme que no te asustarás de lo que soy, que estarás a mi lado sin importar lo que suceda.

Jungkook se sintió tocado por la vulnerabilidad de Taehyung.

— Lo prometo. Siempre estaré a tu lado, sin importar qué —dijo Jungkook con sinceridad.

Ambos sonrieron, sabiendo que su conexión se había vuelto aún más fuerte. La noche continuó su curso, llena de promesas y secretos compartidos, mientras sus corazones se unían en un lazo que desafiaba las sombras del pasado.

La atmósfera se tornó aún más íntima a medida que Jungkook y Taehyung continuaban hablando, sus miradas entrelazadas con la complicidad que había crecido entre ellos.

— Quiero mostrarte algo más —dijo Taehyung, con un brillo travieso en sus ojos.

Jungkook sintió un escalofrío de emoción.

— ¿Qué más puedes hacer?

Taehyung se levantó con gracia, moviéndose hacia la ventana. Con un simple gesto, hizo que la cortina se apartara, revelando la oscuridad de la noche. Miró hacia afuera, luego volvió a mirar a Jungkook.

— La noche es mi aliada. Puedo sentirla, puedo hablar con ella.

Con un movimiento de su mano, Taehyung hizo que las estrellas en el cielo comenzaran a brillar con más intensidad, como si respondieran a su llamada. Jungkook se acercó a la ventana, asombrado.

— ¿Es real? —preguntó, casi en un susurro.

— Sí, la noche me concede estos pequeños dones —respondió Taehyung, disfrutando del asombro de Jungkook—. Pero no es solo eso.

Taehyung cerró los ojos y se concentró. De repente, el viento comenzó a soplar con más fuerza, y un suave murmullo llenó el aire, como si la noche misma estuviera conversando con ellos.

— Escucha —dijo Taehyung—. Es la voz de la noche, los secretos que susurra a quienes saben escuchar.

Jungkook sintió un escalofrío recorrer su espalda. Era como si todo el mundo se detuviera por un momento, dejándolo en un estado de asombro total. La conexión entre ellos era palpable, como si la misma noche los uniera.

— No puedo creer que exista algo tan hermoso —dijo Jungkook, volviéndose hacia Taehyung.

— Y hay tanto más por descubrir. Te prometo que no te arrepentirás de conocerme.

Jungkook sonrió, sintiendo que su corazón se llenaba de esperanza y emoción.

— Estoy listo para todo, siempre que esté contigo.

Taehyung se acercó a él, dejando que sus manos se entrelazaran.

— Te lo agradezco. Significa mucho para mí —dijo, su voz suave y sincera.

En ese momento, Jungkook sintió una conexión profunda, algo que iba más allá de lo físico. Era un lazo espiritual que lo unía a Taehyung de una manera que nunca había experimentado antes

De repente, un estruendo proveniente del exterior interrumpió su momento. Jungkook se sobresaltó, pero Taehyung se mantuvo sereno.

— No te preocupes, es solo el viento. —Se giró hacia él, tomando su rostro con ternura—. No hay nada que temer.

Jungkook tragó saliva, intentando calmar su inquietud.

— Solo fue inesperado... ¿Siempre es así en la noche?

— La noche tiene su propio ritmo —respondió Taehyung—. A veces puede ser un poco... ruidosa. Pero eso es lo que la hace mágica.

Con un nuevo aire de confianza, Taehyung se acercó a Jungkook, sus labios apenas a centímetros de distancia.

— ¿Estás listo para experimentar la magia de la noche?

Jungkook asintió, su corazón latiendo con fuerza.

— Sí, quiero sentirlo.

Ambos se acercaron, y el beso que compartieron fue más que un simple gesto de cariño. Fue un encuentro de almas, una promesa de que, a pesar de las diferencias, se enfrentarían a lo desconocido juntos.

Mientras se separaban, Taehyung sonrió, sus ojos llenos de complicidad.

— La noche apenas comienza, y yo tengo mucho más que mostrarte

Jungkook sintió que cada momento a su lado era un regalo. Con la luna como testigo, sabían que estaban a punto de embarcarse en una aventura que cambiaría sus vidas para siempre.

El ambiente se llenó de una mezcla de curiosidad y emoción. Jungkook, sintiéndose inspirado por la magia de la noche, decidió compartir un poco de su mundo con Taehyung.

— Sabes, hay tantas cosas en el mundo que son fascinantes —comenzó Jungkook, dejando que su entusiasmo brillara—. Como los festivales. En verano, hay uno en el que la gente lanza globos de agua y se divierte durante todo el día.

Taehyung lo miró con los ojos muy abiertos, absorbido por cada palabra.

— ¿Globos de agua? ¿Por qué hacen eso?

— Es una forma de celebrar y jugar. Todos ríen y se divierten, es como un carnaval —respondió Jungkook, sintiendo que su pasión por el mundo humano podía ser contagiosa.

— Suena increíble. En la noche, solo veo la oscuridad. Nunca he podido disfrutar de algo así —murmuró Taehyung, un brillo de anhelo en su mirada.

Jungkook se acercó, animado por la idea de mostrarle más sobre su vida

— Y también están las luces de Navidad. Las calles se llenan de colores, y las familias se reúnen para celebrar. Es un momento mágico —dijo, imaginando las imágenes de luces brillantes y risas.

— ¡¿Luces de Navidad?! ¿Son como estrellas? —preguntó Taehyung, su voz llena de asombro.

— Sí, algo así. Pero son decoraciones, y la gente canta villancicos y comparte regalos. Es una época de amor y unión —explicó Jungkook, sintiendo una calidez en su pecho al ver la fascinación de Taehyung.

Taehyung sonrió, dejando que su mente volara a un mundo lleno de color y alegría.

— Nunca he experimentado el amor de esa manera. En mi mundo, las noches son solitarias y las estrellas son solo recordatorios de lo que no tengo.

— Pero puedes tenerlo —dijo Jungkook con firmeza—. Te prometo que haré lo posible por mostrarte lo hermoso que es el mundo

Los ojos de Taehyung brillaron al escuchar esas palabras.

— ¿Y cómo es la comida?

— ¡Es deliciosa! Hay tantos sabores diferentes. En Corea, tenemos el kimchi, que es picante y salado, y el bulgogi, que es carne marinada y asada. Es como un festín para los sentidos —respondió Jungkook, imaginando la mezcla de sabores en su boca.

— ¡Wow! ¿Y tú puedes cocinarlo?

— Claro, aunque aún tengo que perfeccionarlo —dijo Jungkook, riendo—. Pero me encantaría cocinar para ti.

— ¡Sí, por favor! —exclamó Taehyung, emocionado—. Nunca he probado algo así.

Jungkook sintió un impulso de proteger y cuidar de Taehyung, y la idea de compartir esos momentos juntos lo llenó de alegría.

— También hay películas, donde las historias cobran vida en una pantalla. Puedes reír, llorar, sentir todo tipo de emociones —continuó Jungkook, imaginando una noche de cine con Taehyung—. Sería increíble que pudiéramos ver una juntos.

— ¿Películas? ¿Como un espectáculo? —preguntó Taehyung, su interés evidente

— Exacto. Hay de todo, desde comedias hasta dramas y fantasías. Es una forma de escapar y vivir otras vidas, aunque sea por un rato —explicó Jungkook, sintiendo que cada palabra lo acercaba más a Taehyung.

El vampiro lo miró con una mezcla de admiración y nostalgia

— Tu mundo suena tan... lleno de vida. A veces siento que la mía es solo una sombra, pero contigo, todo se siente diferente.

Jungkook tomó las manos de Taehyung, sintiendo el frío de su piel.

— Juntos, podemos hacer que tu inmortalidad sea más brillante. Quiero que sientas todo lo que el mundo tiene para ofrecerte.

Taehyung sonrió, su corazón latiendo con fuerza.

— Gracias por mostrarme esto. Nunca pensé que podría anhelar algo más que la noche.

La conexión entre ellos se intensificó, y Jungkook supo que estaban en el inicio de algo hermoso. La promesa de compartir sus mundos se convirtió en un hilo que los unía, y cada palabra, cada risa, tejía un futuro lleno de posibilidades.

Con el eco de las estrellas como testigos, Jungkook y Taehyung se sumergieron en un intercambio de sueños y esperanzas, creando un puente entre dos mundos que, a primera vista, parecían imposibles de unir.

El tiempo pasó volando mientras Jungkook y Taehyung compartían sus mundos. Jungkook continuó relatando historias sobre su vida, y cada palabra era como un destello de luz en la oscuridad de la noche.

— Y en otoño, las hojas cambian de color y caen de los árboles, creando un espectáculo hermoso. La gente va a parques a recogerlas y hacer caminatas —dijo Jungkook, sonriendo al imaginarlo.

— ¡Eso suena mágico! —exclamó Taehyung, maravillado—. ¿Puedo ver eso alguna vez?

— Claro que sí. Te prometo que te llevaré —respondió Jungkook, sintiendo que su corazón se expandía con cada promesa

Taehyung se recostó en el pecho de Jungkook, sintiendo el calor de su cuerpo.

— Nunca había pensado en lo que podría haber más allá de la noche. He vivido tanto tiempo en la oscuridad que me olvidé de cómo es la luz —dijo Taehyung, su voz un susurro.

— La luz siempre está ahí, incluso en las noches más oscuras. A veces, solo necesitamos a alguien que nos la muestre —Jungkook respondió, acariciando suavemente el cabello de Taehyung.

De repente, un brillo travieso apareció en los ojos de Taehyung.

— Y, ¿qué hay de las fiestas? He oído que los humanos disfrutan mucho de ellas.

Jungkook río, recordando las locuras de las celebraciones pasadas.

— ¡Oh, sí! Hay fiestas de todo tipo. En mi universidad, hay una gran fiesta de Halloween donde todos se visten con disfraces. Es como un juego de quién puede asustar más —dijo, riendo al recordar algunos de los disfraces absurdos que había visto.

— ¿Disfraces? ¿Te vistes de algo específico?

— Sí, a veces soy un superhéroe o un personaje de película. Pero hay personas que se visten de cosas realmente locas, como fantasmas o hasta vegetales —respondió Jungkook, disfrutando de la expresión divertida de Taehyung.

— ¡Eso es genial! Nunca he celebrado algo así. Mi vida ha estado llena de soledad, y nunca tuve la oportunidad de divertirme —dijo Taehyung, su mirada un poco melancólica.

— Bueno, eso cambiará. Vamos a crear nuevas memorias juntos. —Jungkook se inclinó hacia él, sintiendo un impulso de asegurarse de que Taehyung nunca volviera a sentirse solo.

Taehyung sonrió, su corazón latiendo con fuerza.

— Gracias por ser mi luz en esta oscuridad. Nunca pensé que encontraría a alguien que me entendiera.

— Yo también me siento así —respondió Jungkook, mirándolo a los ojos—. Eres especial para mí, y quiero que experimentes todo lo bueno que el mundo puede ofrecerte.

Un silencio cómodo se instaló entre ellos mientras compartían miradas sinceras. La conexión se sentía más fuerte, como un lazo que no podía romperse.

— ¿Tienes algún deseo? —preguntó Jungkook de repente, su curiosidad picada.

Taehyung se quedó pensativo, mirando el techo por un momento.

— Solo deseo vivir, sentir, experimentar la vida como lo hacen los humanos. Quiero hacer recuerdos y no solo existir en la oscuridad —dijo Taehyung, su voz cargada de anhelo.

Jungkook sintió una punzada de dolor en su pecho al escuchar esas palabras. Quería que Taehyung tuviera todo lo que deseaba.

— Te prometo que lo haremos juntos. Vamos a crear recuerdos que brillen incluso en la oscuridad —dijo Jungkook, su voz firme.

— Estoy emocionado por lo que vendrá —respondió Taehyung, sus ojos llenos de esperanza.

Con el corazón lleno de promesas, Jungkook abrazó a Taehyung, disfrutando del momento de conexión. La noche seguía siendo mágica, pero ahora era un poco más brillante, iluminada por la posibilidad de lo que su relación podría llegar a ser.

Y mientras la luna brillaba en el cielo, Jungkook supo que estaba dispuesto a hacer todo lo posible para mostrarle a Taehyung que el mundo humano era un lugar lleno de maravillas, donde incluso los vampiros podían encontrar su lugar y su felicidad.

La atmósfera entre Jungkook y Taehyung se tornaba cada vez más íntima, un intercambio de corazones y mundos. Pero en medio de esa calidez, Taehyung desvió la mirada hacia la ventana, donde las estrellas titilaban en el vasto cielo nocturno. Jungkook notó el cambio en su expresión, como si un velo de tristeza cubriera los ojos de Taehyung.

— ¿Estás bien? —preguntó Jungkook, suavemente.

Taehyung suspiró, sus hombros encogiéndose como si estuviera cargando un peso que había llevado por demasiado tiempo. Se quedó en silencio por unos segundos, mirando las estrellas como si intentara buscar consuelo en su lejanía.

— Siempre he estado solo —murmuró finalmente, su voz apenas un susurro, pero cargada de un profundo dolor—. Desde que tengo memoria, he sido un ser apartado del mundo, encerrado en la inmortalidad y la oscuridad.

Jungkook escuchó en silencio, su corazón apretándose al sentir la tristeza en cada palabra de Taehyung. Era la primera vez que Taehyung se abría de esa manera, revelando las cicatrices invisibles que su soledad había dejado en él.

— Mi padre, Seokjin, era lo único que tenía —continuó Taehyung, su voz temblando levemente al mencionar el nombre—. Pero él murió de una manera misteriosa. Nunca me explicaron qué pasó exactamente. Solo... desapareció de mi inmortalidad. Y desde entonces, he vagado solo en un hotel vacío, viviendo sin propósito.

Jungkook se mordió el labio, sintiendo la necesidad de acercarse más. No podía imaginar lo que Taehyung había sufrido, pero quería que él supiera que ya no tendría que soportarlo solo.

— Taehyung, eso... eso suena horrible —dijo Jungkook, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. No puedo imaginar lo que se siente perder a alguien tan importante y quedarte solo en un mundo que parece no ofrecerte nada.

Taehyung asintió lentamente, sus ojos vidriosos por las lágrimas contenidas.

— El tiempo pasa de una manera extraña para los vampiros. Los días, los años... todo se difumina. Y cada momento es una constante repetición de soledad. Los demás vampiros son distantes, fríos. Yo... nunca he tenido a nadie. Hasta que te conocí a ti.

Jungkook sintió un nudo en la garganta, sus manos buscando las de Taehyung. Las tomó con cuidado, sintiendo el frío que contrastaba con el calor de su propio cuerpo. Apretó suavemente, tratando de transmitirle todo el apoyo que podía ofrecer.

— Taehyung, ya no tienes que estar solo —le dijo Jungkook con firmeza, mirándolo directamente a los ojos—. Estoy aquí, y no me iré a ninguna parte. Vamos a descubrir este mundo juntos, uno que no esté lleno de oscuridad para ti.

Taehyung parpadeó, una lágrima solitaria escapándose de la esquina de su ojo. La dejó caer, como si finalmente estuviera soltando algo que había estado guardado durante siglos.

— Cuando te conocí... pensé que solo serías una distracción más, algo pasajero —admitió Taehyung, su voz quebrándose—. Pero de alguna manera, lograste traerme un poco de luz en este vacío que ha sido mi vida.

Jungkook, sin decir una palabra, se inclinó hacia él y lo abrazó con fuerza. Sintió cómo Taehyung se hundía en su pecho, aferrándose a él como si fuera su única ancla en un mar tormentoso de soledad.

— No tienes que seguir llevando ese peso solo —murmuró Jungkook, acariciando su cabello—. No más.

Taehyung cerró los ojos, permitiéndose unos momentos de calma en los brazos de Jungkook. Era una sensación nueva para él, una que nunca había experimentado en su larga vida: la seguridad de no estar solo.

— Gracias —susurró Taehyung, su voz apenas audible—. Gracias por ser mi luz.

Jungkook sonrió suavemente, sin aflojar el abrazo.

— Y tú eres mi razón para descubrir cosas nuevas cada día —le dijo Jungkook—. Quiero estar a tu lado, aprender de ti y mostrarte todo lo que te has perdido del mundo.

Taehyung levantó la vista, sus ojos brillando con un atisbo de esperanza.

— ¿De verdad crees que podré ser parte de ese mundo?

— Estoy seguro de ello —afirmó Jungkook—. No importa cuánto tiempo hayas pasado solo o en la oscuridad. A partir de ahora, lo enfrentaremos juntos.

El corazón de Taehyung latió más rápido, y aunque había pasado tanto tiempo desde que había sentido algo así, supo que por primera vez en mucho tiempo, había encontrado algo, o más bien alguien, por quien valía la pena seguir viviendo su inmortalidad.

Ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la compañía del otro, sabiendo que el camino por delante estaría lleno de retos, pero también de momentos en los que no se sentirían solos.

El silencio cómodo entre Jungkook y Taehyung fue interrumpido abruptamente cuando el celular de Jungkook comenzó a sonar. Un timbre agudo llenó la habitación, rompiendo la burbuja que habían construido juntos. Jungkook suspiró y sacó el celular de su bolsillo, pero no pudo evitar notar la expresión de asombro en el rostro de Taehyung.

— ¿Qué es eso? —preguntó Taehyung, frunciendo el ceño mientras miraba el pequeño dispositivo con curiosidad.

Jungkook esbozó una sonrisa, divertida por la tierna reacción de Taehyung. Había olvidado por un momento que para alguien que había estado aislado en un hotel durante tanto tiempo, los avances tecnológicos debían parecerle un completo misterio.

— Es solo mi celular —respondió Jungkook mientras deslizaba el dedo por la pantalla para silenciar la llamada—. Se usa para comunicarse con otras personas.

Taehyung se inclinó hacia adelante, observando el aparato como si fuera una reliquia de otro mundo.

— ¿Un celular? —repitió, intrigado—. He oído hablar de ellos, pero nunca he visto uno de cerca.

Jungkook, todavía con el teléfono en la mano, lo giró para mostrarle la pantalla.

— Es un celular inteligente. Puedes hacer muchas cosas con él: llamar, enviar mensajes, navegar por internet... es básicamente como tener toda la información del mundo en la palma de tu mano.

Taehyung abrió los ojos, sorprendido. Sus dedos fríos se acercaron lentamente al aparato, tocando con suavidad la pantalla.

— Increíble... —murmuró, fascinado—. Nunca pensé que llegarían a esto

Jungkook se rió suavemente ante la reacción asombrada de Taehyung. Para alguien que había vivido tanto tiempo, era sorprendente verlo impresionado por algo tan cotidiano.

— Hay muchas cosas que han cambiado en el mundo humano desde que estás aislado —dijo Jungkook mientras le entrega el celular para que lo inspeccione más de cerca—. Cosas que seguramente te asombrarán.

Taehyung tomó el celular con cuidado, como si temiera romperlo. Lo giró en sus manos, observando cada detalle.

— Los humanos son fascinantes —dijo, con una leve sonrisa—. Pensé que sus inventos no podían ser tan sorprendentes, pero esto... esto es otro nivel.

— Eso no es todo —dijo Jungkook, divertido por el entusiasmo de Taehyung—. Imagínate todo lo que puedes aprender y experimentar. Y no solo con la tecnología, sino con el arte, la música, la comida...

Taehyung alzó la vista, sus ojos brillando con curiosidad.

— Me gustaría conocer todo eso —dijo suavemente—. Pasé tanto tiempo pensando que no había nada más allá de lo que ya conocía, pero ahora... contigo, siento que puedo descubrir un nuevo mundo.

Jungkook sonrió, feliz de ver a Taehyung tan abierto a experimentar cosas nuevas.

— Y te lo mostraré todo —prometió Jungkook—. Poco a poco. Tendremos todo el tiempo del mundo.

En ese momento, el teléfono volvió a sonar, y Taehyung soltó una pequeña risa, devolviéndoselo a Jungkook.

— Creo que alguien está ansioso por hablar contigo —dijo Taehyung, mirándolo con una leve sonrisa.

Jungkook asintió y miró la pantalla. Era una llamada de uno de sus amigos cercanos, probablemente preocupado por su paradero. Descolgó la llamada, aún con una sonrisa en los labios.

— Sí, estoy bien —dijo Jungkook por el teléfono, intercambiando algunas palabras rápidas con su amigo—. No, no te preocupes. Estoy con alguien.

Taehyung observó la conversación con una mezcla de asombro y curiosidad, escuchando atentamente las respuestas de Jungkook. Para él, la idea de poder hablar con alguien a través de un pequeño dispositivo parecía casi mágica.

Después de colgar la llamada, Jungkook se giró de nuevo hacia Taehyung, notando su mirada inquisitiva.

— ¿Qué piensas? —preguntó Jungkook.

— Es... increíble —respondió Taehyung, todavía procesando lo que acababa de presenciar—. Poder comunicarte con alguien tan fácilmente, sin importar dónde estén...

— Exactamente —asintió Jungkook—. Y eso es solo una de las muchas cosas que los humanos hemos creado en los últimos años.

Taehyung se quedó en silencio por un momento, procesando todo lo que acababa de aprender.

— Sabes, por primera vez en mucho tiempo, no me siento solo —dijo finalmente, mirando a Jungkook con una mezcla de gratitud y asombro—. Tal vez el mundo no es tan frío como pensé.

Jungkook le sonrió, sintiendo que, en ese momento, estaba comenzando a romper las barreras de la soledad que Taehyung había construido alrededor de sí mismo durante siglos.

— No lo es —respondió con suavidad—. No cuando tienes a alguien con quien compartirlo.

Y en ese instante, ambos sabían que, aunque venían de mundos completamente distintos, tenían la posibilidad de construir algo juntos, algo que les permitiera experimentar la vida de una manera que nunca habían imaginado.

Jungkook volvió a bostezar, esta vez más largo y profundo, sus ojos comenzando a cerrarse lentamente. Taehyung lo observó con una pequeña sonrisa en los labios, notando cómo su compañero humano luchaba por mantenerse despierto.

— ¿Estás cansado otra vez, colmillitos? —preguntó Taehyung en voz baja, bromeando suavemente.

Jungkook asintió mientras dejaba caer su cabeza sobre el suave almohadón de la cama.

— Lo siento, creo que necesito dormir —murmuró Jungkook, sus palabras ya arrastrándose por el sueño inminente—. No tengo tanta energía como tú, vampirito.

Taehyung rió por lo bajo, acariciando con delicadeza el cabello de Jungkook. Había algo reconfortante en ver la vulnerabilidad de Jungkook, cómo confiaba en él a pesar de la diferencia de mundos.

— Está bien —dijo Taehyung en un susurro, mientras Jungkook se acomodaba aún más entre las sábanas—. Descansa, yo estaré aquí.

Jungkook le sonrió débilmente antes de rendirse completamente al sueño. El sonido suave de su respiración llenó la habitación, y Taehyung lo miró por unos momentos, sus ojos llenos de una mezcla de ternura y melancolía.

Después de un rato, Taehyung se levantó cuidadosamente para no despertarlo. Caminó en silencio hacia una pequeña estantería cercana, donde había algunos libros cubiertos de polvo. Tomó uno con delicadeza, sacudiendo el polvo que cubría la tapa. Era un antiguo volumen, uno de los pocos entretenimientos que había tenido durante su soledad en el hotel.

Se sentó de nuevo al lado de Jungkook, asegurándose de que su compañero humano estuviera cómodo. Con un suspiro, abrió el libro, dejando que sus ojos recorriesen las páginas familiares, aunque su mente no estaba completamente en la lectura. De vez en cuando, desviaba la mirada hacia Jungkook, observando cómo se movía ligeramente en su sueño.

Mientras leía, Taehyung no pudo evitar sentir una especie de paz en su interior. A lo largo de su vida inmortal, se había acostumbrado a la soledad, a vagar sin rumbo por los días y las noches. Pero ahora, con Jungkook a su lado, esa soledad parecía un poco más distante, como si la presencia del humano hubiera llenado un vacío que Taehyung ni siquiera sabía que existía.

Las palabras del libro, que alguna vez fueron su único refugio, ahora no parecían tan importantes. Lo único que importaba en ese momento era la sensación cálida de tener a alguien cerca, alguien que no lo juzgaba, que no temía sus poderes, que simplemente lo aceptaba como era.

Taehyung dejó escapar un suave suspiro, cerrando el libro por un momento y permitiendo que sus pensamientos divagaran. Observó cómo la luna brillaba a través de la ventana, sus rayos bañando la habitación en un resplandor plateado. Y en ese instante, se dio cuenta de algo: tal vez, después de siglos de estar solo, había encontrado una razón para dejar de huir de sí mismo y del mundo.

Volvió a abrir el libro, esta vez con más calma, dejando que las palabras fluyeran nuevamente. Pero, aunque su mirada estaba fija en las páginas, su mente seguía en Jungkook, en lo que significaba tenerlo a su lado, y en lo que el futuro podría traer para ambos.

Y así, con la tranquilidad de la noche envolviéndolos, Taehyung siguió leyendo en silencio, mientras Jungkook dormía profundamente a su lado, sin saber que en ese momento, el mundo inmortal de Taehyung había comenzado a cambiar para siempre.

🎶

Al día siguiente, los primeros rayos de sol apenas asomaban por el horizonte cuando Taehyung abrió los ojos. Observó a Jungkook a su lado, todavía profundamente dormido. Una pequeña sonrisa se formó en sus labios mientras se levantaba de la cama con movimientos silenciosos, procurando no despertarlo.

Caminó hacia la ventana, abriéndola para dejar que la brisa matutina refrescara la habitación. A su alrededor, el imponente hotel donde vivía parecía completamente inactivo. Para cualquier humano, sería un lugar desolador, pero para Taehyung era su hogar, o al menos lo había sido hasta ahora.

Momentos después, Jungkook comenzó a moverse, su cuerpo reaccionando al suave resplandor que iluminaba la habitación. Abrió los ojos, parpadeando varias veces mientras se desperezaba, y al ver a Taehyung, le sonrió suavemente.

— Buenos días, colmillitos —murmuró Jungkook en tono bromista, mientras se frotaba los ojos

Taehyung se giró hacia él, su sonrisa habitual apareciendo de inmediato.

— Buenos días, humano dormilón —respondió.

Y se dio la vuelta a la cama para sentarse a su lado

Ambos se quedaron unos minutos más, disfrutando de la tranquila mañana, pero Taehyung sabía que eventualmente tendrían que levantarse. Finalmente, se puso de pie y le ofreció la mano a Jungkook.

— Vamos, es hora de empezar el día

Jungkook, aún adormilado, aceptó la mano de Taehyung y se levantó con un bostezo. Sin embargo, tan pronto como ambos se prepararon y salieron de la habitación, algo extraño comenzó a suceder.

A medida que caminaban por los largos pasillos del hotel, las luces titilaban ligeramente y una sensación de expectación llenaba el aire. Las criaturas que vivían en el hotel — vampiros, licántropos y otros seres sobrenaturales— comenzaron a aparecer, uno por uno, inclinándose en una profunda reverencia al paso de Taehyung y, sorprendentemente, también de Jungkook.

Jungkook frunció el ceño, su curiosidad aumentando a medida que avanzaban. Miraba a su alrededor, notando las expresiones de respeto y sumisión de los monstruos. No podía evitar sentirse desconcertado, incluso un poco nervioso.

— ¿Qué está pasando? —susurró Jungkook a Taehyung, quien caminaba con tranquilidad, como si aquella escena fuera completamente normal para él.

Taehyung lo miró de reojo y sonrió con un aire enigmático.

— Ellos te reverencian —dijo simplemente.

Jungkook lo miró aún más confundido

— ¿A mí? Pero... ¿por qué? Yo no soy nadie importante.

Taehyung se detuvo en medio del pasillo, girándose hacia él. Sus ojos morados brillan con una intensidad inusual mientras lo miraba.

— Para ti puede que no lo seas aún, pero para ellos —hizo un gesto hacia los seres sobrenaturales que seguían inclinándose—, eres más que importante. Eres mi destinado.

Jungkook parpadeó, procesando lo que Taehyung le decía, pero antes de que pudiera formular alguna pregunta, Taehyung continuó

— En este mundo, cada rey tiene un consorte, alguien que gobierna a su lado. Y tú, Jungkook —hizo una pausa, asegurándose de que sus palabras resonaran en su compañero humano—, eres mi futuro Rey Consorte.

El corazón de Jungkook dio un vuelco, y sus ojos se abrieron de par en par por la sorpresa. No tenía idea de lo que eso significaba ni de las responsabilidades que traería consigo, pero lo que más lo asombraba era la seguridad con la que Taehyung lo decía. Como si todo ya estuviera escrito en las estrellas.

— ¿Rey... Consorte? —murmuró Jungkook, sin saber muy bien cómo reaccionar—. Pero... yo solo soy un humano.

Taehyung sonrió suavemente, acercándose a él y poniendo una mano sobre su mejilla, acariciándola con ternura.

— Eres más que eso para mí, Jungkook. Eres mi futuro, mi compañero, mi todo. No importa de dónde vengas, lo que importa es quién eres y quién serás a mi lado.

Jungkook sentía que el mundo a su alrededor se desmoronaba y se reconstruía al mismo tiempo. Todas las reglas que había conocido parecían haber sido reemplazadas por algo más grande y más misterioso de lo que jamás habría imaginado. Pero, al mirar a Taehyung, a su sonrisa cálida y sus ojos llenos de promesas, sintió que tal vez no estaba tan mal dejarse llevar por este nuevo destino.

— Supongo que tengo muchas cosas que aprender sobre este mundo, ¿verdad? —dijo finalmente, sonriendo con timidez.

Taehyung asintió, riendo suavemente.

— Sí, muchas cosas, mi futuro Rey.

Y con esa revelación, continuaron caminando juntos, sabiendo que este era solo el comienzo de algo mucho más grande.

Después de esa revelación impactante, Jungkook caminaba a un ritmo más lento, todavía procesando lo que acababa de escuchar. Taehyung, sin perder su habitual calma, lo guiaba por los pasillos del hotel hasta una sala amplia y lujosa, donde la luz del día apenas se filtraba a través de las grandes cortinas de terciopelo. Todo tenía un aire antiguo y refinado, como si hubieran viajado en el tiempo a una época más elegante.

Entraron en lo que parecía ser un gran comedor, con una larga mesa decorada con detalles dorados y candelabros que, a pesar de la hora matutina, seguían encendidos, iluminando suavemente la habitación. A lo largo de la mesa, ya estaba dispuesto un desayuno extravagante. Platos de frutas exóticas, pan recién horneado, quesos y carnes curadas llenaban el espacio, acompañados de jarras de jugos y agua cristalina.

Jungkook miraba la mesa sorprendido, sin saber por dónde empezar. Para alguien que solía conformarse con un simple café por la mañana, todo aquello le resultaba casi surrealista. Taehyung se acercó a una de las sillas al final de la mesa, señalando con una sonrisa para que Jungkook tomara asiento a su lado.

— Aquí tienes —dijo Taehyung, sirviéndose un poco de fruta en su plato—. Tienes que probar esto. Es una fruta que solo crece en las tierras ocultas, un lugar que pocos humanos conocen.

Jungkook se sentó lentamente, aún sintiéndose fuera de lugar en medio de tanto lujo. Agarró un trozo de la fruta que Taehyung mencionaba, una pieza pequeña y colorida que no había visto jamás. Al probarla, su sabor dulce y refrescante lo dejó sorprendido.

— Es deliciosa —dijo Jungkook con una sonrisa, olvidando por un momento la tensión de la mañana.

Taehyung lo observaba con calma, disfrutando de la pequeña reacción de su compañero. Aunque para él todo aquello era parte de su vida cotidiana, parecía disfrutar mostrando su mundo a Jungkook, viendo cómo lo fascinaba.

— Siempre he comido solo —comentó Taehyung en voz baja, casi como si hablara consigo mismo, mientras pasaba la mantequilla sobre una rebanada de pan—. Despertar en un hotel tan grande, con todo a mi disposición, pero sin nadie con quien compartirlo... nunca fue lo que esperaba de la eternidad.

Jungkook lo miró, notando la melancolía en su voz.

— ¿Siempre te has sentido así? —preguntó, dejando a un lado su propio plato, dándose cuenta de lo mucho que desconocía de la vida de Taehyung.

Taehyung asintió, suspirando levemente mientras mordía un pequeño trozo de pan. Sus ojos se perdieron en el vacío por un momento antes de volver a Jungkook.

— Sí. Aunque tenga todo esto... siempre he estado solo. Después de la muerte de mi padre, no hubo más compañía. Solo yo, vagando por estos pasillos, ocupando mi mente con libros o caminatas sin rumbo.

Jungkook sintió una punzada en el pecho al escuchar eso. Era extraño pensar que alguien como Taehyung, con todo el poder y la elegancia que irradiaba, hubiera pasado tanto tiempo en soledad.

— No sé cómo fue antes, pero ahora no estás solo —dijo Jungkook, con una sinceridad que tomó por sorpresa al mismo Taehyung.

Taehyung lo miró, y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. A pesar de sus diferencias, Jungkook tenía una manera de decir las cosas que, de alguna manera, lograba llegar al corazón inmortal del vampiro.

— Tienes razón —respondió suavemente—. Ahora no estoy solo.

Mientras continuaban desayunando, Jungkook comenzó a sentirse más cómodo. Hablaron de cosas triviales al principio, desde los tipos de comida en el mundo humano hasta los paisajes que Jungkook solía ver en la ciudad.

La curiosidad de Taehyung por el mundo de los humanos era evidente, y a medida que Jungkook describía las pequeñas cosas de su vida cotidiana, como los autos, la tecnología, o incluso cómo funcionaban las cafeterías, Taehyung lo miraba fascinado.

— Es increíble cómo los humanos han avanzado tanto en tan poco tiempo —comentó Taehyung mientras bebía un sorbo de jugo—. A veces olvido lo rápido que cambia su mundo.

Jungkook rió suavemente.

— Bueno, no todo es tan emocionante —bromeó—. También tenemos trabajos aburridos, cuentas por pagar, y el estrés de vivir en ciudades llenas de ruido.

— Aun así, me gustaría verlo por mí mismo algún día —dijo Taehyung, su tono cargado de curiosidad—. Acompañarte al mundo humano, conocer lo que tú llamas rutina.

Jungkook lo miró sorprendido.

— ¿En serio te gustaría eso? — le pregunta Jungkook mirándolo sonriendo.

— Por supuesto —respondió Taehyung, con una sonrisa—. Tal vez cuando todo esto pase... podríamos hacer una visita.

El resto del desayuno transcurrió en un ambiente más relajado, con Jungkook contando más anécdotas sobre su vida humana y Taehyung escuchando atentamente, como si cada palabra fuera un descubrimiento. Para ambos, esa mañana fue el inicio de algo diferente, una conexión que comenzaba a forjarse entre dos mundos completamente distintos.

Jungkook se recostó un poco en la silla, tomando aire mientras pensaba en qué otras cosas podría contarle a Taehyung. La curiosidad de su compañero le hacía sonreír; era como si viera el mundo humano a través de unos ojos completamente nuevos.

— Algo que quizás te parecería curioso es cómo los humanos celebramos nuestros cumpleaños —comenzó Jungkook, con una sonrisa juguetona—. Normalmente, organizamos fiestas, apagamos velas en un pastel y pedimos un deseo. Es casi supersticioso, pero muchos creen que, si no apagas todas las velas de una sola vez, tu deseo no se cumplirá.

Taehyung lo miró, intrigado.

— ¿Deseos? —preguntó—. ¿Realmente creen que algo tan simple puede cambiar su destino?

Jungkook se rió.

— No realmente, pero es más como una tradición, algo que nos da esperanza. A veces, las pequeñas cosas son las que nos mantienen avanzando, aunque sepamos que no tienen un verdadero poder mágico.

Taehyung asintió, pensativo, sus ojos fijos en Jungkook.

— Los humanos parecen aferrarse a muchas de esas pequeñas cosas —comentó—. Supongo que es su forma de luchar contra lo impredecible del mundo.

— Exacto —afirmó Jungkook—. Tenemos nuestros rituales, nuestras supersticiones. Nos gusta sentir que tenemos un poco de control sobre nuestras vidas, aunque sea solo una ilusión.

— Fascinante... —murmuró Taehyung, perdiéndose en sus pensamientos—. Y, ¿qué más? Cuéntame más sobre esas costumbres humanas que parecen tan triviales pero importantes a la vez.

Jungkook se inclinó hacia adelante, encantado de ver cuánto interés tenía Taehyung.

— Bueno, por ejemplo, en las ciudades hay algo llamado "hora pico". Es el momento en que todos salen de sus trabajos y las calles se llenan de autos, personas y el caos reina por un par de horas. Es algo molesto para muchos, pero también forma parte del ritmo de la vida diaria.

Taehyung parpadeó.

— ¿Y cómo lo manejan? Debe ser agotador.

— Lo es —rió Jungkook—. Pero los humanos somos expertos en adaptarnos, ya sea para sobrevivir o simplemente seguir adelante. Algunos escuchan música, otros leen, otros simplemente se resignan al tráfico. Pero siempre hay algo que los mantiene en movimiento.

Taehyung dejó su vaso de jugo sobre la mesa, sus ojos llenos de curiosidad brillando aún más.

— Me encantaría ver todo eso con mis propios ojos —dijo suavemente—. Conocer esa locura organizada de la que hablas.

Jungkook lo miró, sintiendo una extraña emoción dentro de sí. La idea de mostrarle su mundo a Taehyung era... intrigante. Y de alguna forma, también emocionante.

— Algún día lo harás —respondió Jungkook, con una sonrisa sincera—. Y te prometo que seré el mejor guía que puedas tener

Jungkook se recostó un poco más en la silla, cruzando los brazos mientras pensaba en otras cosas que podría compartir. El interés de Taehyung era contagioso, y lo que normalmente parecía tan ordinario de pronto adquiría un matiz fascinante bajo la mirada curiosa del otro.

— Los humanos también tenemos algo que llamamos "vacaciones" —continuó Jungkook, sonriendo—. Es cuando dejamos nuestras responsabilidades de lado por un tiempo y nos escapamos a diferentes lugares. Algunos van a la playa, otros a las montañas. Es una forma de recargar energías, olvidarnos del trabajo, del estrés y de todo lo que mencioné antes.

Taehyung inclinó la cabeza, claramente intrigado.

— ¿Escaparse de la rutina? —preguntó—. Es interesante cómo parece que buscan esos pequeños momentos para alejarse de su propio mundo, como si siempre necesitaran un descanso

— Lo necesitan —dijo Jungkook, asintiendo—. La vida humana puede ser abrumadora. Nos cansamos, nos frustramos, y a veces solo queremos desconectar de todo. Esos momentos nos recuerdan que hay más en la vida que solo trabajar o preocuparse por el futuro.

Taehyung esbozó una sonrisa suave.

— Creo que puedo entenderlo —admitió—. Aunque en mi mundo no es tan común eso de "tomarse un descanso", hay veces en las que también me he preguntado cómo sería simplemente... desaparecer por un rato, sin responsabilidades.

Jungkook lo observó en silencio por un momento, captando el matiz de nostalgia en la voz de Taehyung. Cambió de tema suavemente, queriendo mantener la conversación ligera.

— También está la comida —dijo Jungkook, sus ojos brillando con entusiasmo—. Los humanos tenemos una infinidad de platos, postres, sabores que son únicos en cada parte del mundo. Algunas personas viajan solo para probar nuevos tipos de comida. Es como una aventura culinaria.

— ¿Aventura culinaria? —preguntó Taehyung, sonriendo más ampliamente—. Eso suena tentador. ¿Qué tipo de comida te gusta a ti?

Jungkook pensó por un momento.

— Me gustan los postres, especialmente el helado. —Rió suavemente—. En el mundo humano, hay un tipo de helado que tiene sabores para todo. Chocolate, vainilla, incluso sabores raros como menta con chispas de chocolate. A veces, el simple hecho de disfrutar algo dulce puede hacer que todo parezca mejor.

Taehyung se quedó en silencio, procesando cada palabra con una expresión reflexiva.

— A veces siento que los humanos encuentran belleza en las cosas más simples —murmuró—. En los pequeños placeres, como la comida, las celebraciones, o esos momentos de paz que mencionas.

— Es verdad —asintió Jungkook—. Quizás porque sabemos lo efímera que es la vida, aprendemos a saborear cada momento. No importa cuán pequeño o insignificante parezca.

Taehyung lo miró con una mezcla de admiración y asombro.

— Es fascinante... cómo valoran cada segundo. —Sus ojos brillaban con una nueva comprensión—. Cuando te escucho hablar de ellos, parece que hay algo hermoso en la fragilidad de los humanos.

Jungkook lo miró de vuelta, sorprendido por lo profundo que Taehyung había captado la esencia de su mundo.

— Y quizás eso es lo que los hace tan interesantes —añadió Jungkook—. Los humanos no son perfectos, pero viven cada día como si fuera importante, como si cada instante tuviera algún significado, incluso cuando no lo tiene.

Taehyung se inclinó hacia adelante, aún más interesado.

— Creo que cada vez me fascina más tu mundo —dijo mirandolo con una sonrisa cálida—. No solo por la tecnología o las ciudades, sino por cómo viven, cómo sienten.

Jungkook sonrió de vuelta, un destello de emoción brillando en su mirada.

— Entonces, cuando llegue el momento, te lo mostraré todo, Taehyung —prometió—. Y tal vez, solo tal vez, lo veas tan especial como yo lo veo.

Taehyung sonrió al escuchar la promesa de Jungkook, pero después de unos segundos, su expresión cambió ligeramente, tornándose pensativa. Jungkook, notando el cambio, le lanzó una mirada curiosa.

— ¿Y tu mundo, Taehyung? —preguntó con suavidad, apoyando el codo en la mesa y su barbilla en la mano—. Has escuchado mucho sobre el mío, pero no sé casi nada del tuyo. ¿Cómo es vivir en Transilvania?

Taehyung tomó un sorbo más de su jugo antes de dejar el vaso con cuidado en la mesa, como si buscara las palabras adecuadas.

— Mi mundo es muy diferente al tuyo, eso es seguro —empezó, su voz suave pero firme—. Transilvania es... antigua. Hay una sensación de intemporalidad en cada rincón. Las montañas parecen proteger todo, y los castillos antiguos, con sus paredes de piedra, cuentan historias que ni siquiera el tiempo ha logrado borrar.

Jungkook lo observaba con atención, fascinado por la imagen que Taehyung estaba pintando.

— Todo allá tiene un ritmo más lento —continuó Taehyung—. A diferencia de las ciudades humanas que mencionas, llenas de ruido y caos, en mi mundo hay un silencio profundo, casi tangible. A veces, ese silencio es reconfortante, pero también puede ser solitario.

Jungkook frunció el ceño levemente

— ¿Solitario?

Taehyung asintió, sus ojos perdiéndose momentáneamente en algún recuerdo distante.

— Vivimos mucho más tiempo, y eso significa que también pasamos más tiempo observando cómo cambian las cosas a nuestro alrededor. Vemos cómo las estaciones van y vienen, cómo el bosque crece y se transforma, pero también cómo muchas cosas permanecen igual... por siglos. Es hermoso, pero a veces siento que estamos atrapados en el pasado, como si el tiempo no tuviera la misma importancia para nosotros.

— ¿Y no tienen celebraciones o momentos de diversión, como las vacaciones que te mencioné? —preguntó Jungkook, genuinamente interesado.

Taehyung sonrió levemente, un destello de diversión en sus ojos.

— Claro que sí, aunque son muy diferentes a las humanas. Celebramos las lunas llenas, y las estrellas tienen un significado especial para nosotros. En las noches más claras, el cielo se ilumina de una manera que no se puede explicar con palabras. Esos son los momentos en los que nos reunimos, contando historias antiguas y recordando a nuestros ancestros.

Jungkook se quedó en silencio, imaginando las imágenes que Taehyung describía. Las montañas, los castillos, las estrellas brillando intensamente en la noche. Sonaba místico y, al mismo tiempo, lleno de historia.

— También hay algo llamado La Noche de los Espíritus —añadió Taehyung, con una chispa en su mirada—. Es cuando creemos que los espíritus de los antiguos vuelven a caminar entre nosotros. Es una celebración, pero también una noche de respeto y temor. Hay rituales, ofrendas, y luces que se colocan en cada casa para guiar a los espíritus. Es... un momento especial.

— ¿Espíritus? —preguntó Jungkook, asombrado—. ¿Y tú crees en ellos?

Taehyung lo miró directamente a los ojos, su sonrisa ahora más misteriosa.

— He visto cosas en mi mundo que quizás no puedas imaginar, Jungkook. Cosas que hacen que uno se pregunte si realmente entendemos todo lo que nos rodea.

Jungkook tragó saliva, fascinado pero también un poco cauteloso ante la intensidad en las palabras de Taehyung.

— Es un lugar lleno de leyendas y mitos —prosiguió Taehyung—. Las criaturas que solo existen en las historias de los humanos son parte de nuestro día a día. Vampiros, lobos, sombras que se mueven entre los árboles... no son solo cuentos. Crecen con nosotros, nos rodean.

— ¿Y no te asusta? —preguntó Jungkook, casi en un susurro.

Taehyung negó con la cabeza.

— No, porque para nosotros es lo normal. Es nuestro hogar, un lugar donde la oscuridad y la luz coexisten en perfecta armonía. Los humanos ven Transilvania como un lugar misterioso y peligroso, pero para mí es simplemente... mi mundo.

Jungkook se quedó en silencio por un momento, procesando todo lo que Taehyung había compartido.

— Es tan diferente... pero increíble —dijo finalmente—. Supongo que cada mundo tiene su propia belleza y su propia oscuridad.

Taehyung asintió, sonriendo suavemente.

— Eso es lo que hace que ambos mundos sean fascinantes.

Taehyung mantuvo su mirada en Jungkook, con una mezcla de curiosidad y complicidad. Había algo en la manera en que hablaban de sus respectivos mundos que parecía crear un puente entre dos realidades tan diferentes

— Aunque he de admitir algo —continuó Taehyung, con un destello juguetón en sus ojos—. A veces envidio lo que los humanos tienen... esa capacidad de vivir sus vidas tan intensamente. Su tiempo es corto, pero parecen aprovecharlo al máximo.

Jungkook sonrió, entendiendo lo que Taehyung quería decir.

— Supongo que es nuestra forma de compensar la falta de inmortalidad —respondió, su tono ligero—. Aunque a veces desearía que el tiempo no corriera tan rápido

— Nosotros, en cambio, tenemos tiempo de sobra —murmuró Taehyung—. Quizás demasiado. A veces siento que eso nos hace más... cautelosos, más lentos para cambiar, como si no hubiera urgencia en nada. Es por eso que lo que describes me parece tan fascinante.

Jungkook se inclinó un poco hacia él, apoyando el codo sobre la mesa y entrelazando sus manos, su mirada fija en los ojos de Taehyung.

— Entonces... si tuvieras la oportunidad de experimentar un poco más de esa vida humana, ¿lo harías? —preguntó Jungkook, su tono lleno de curiosidad genuina—. No solo verlo de lejos, sino realmente vivirlo.

Taehyung lo miró en silencio por un momento, pensando en lo que significaría dejar atrás la eternidad de su mundo, aunque solo fuera por un tiempo.

— Creo que sí —dijo finalmente, su voz suave pero segura—. Me gustaría sentir lo que es vivir con esa intensidad, con esa prisa por aprovechar cada segundo. Quizás me enseñaría a ver las cosas de otra manera... tal vez a valorar más el presente.

Jungkook asintió, comprendiendo perfectamente lo que Taehyung quería decir.

— Puedo llevarte cuando quieras —ofreció Jungkook—. Un día, cuando todo esté más calmado, podrías venir conmigo al mundo humano. No como un visitante... sino como uno más. Podríamos hacer esas cosas sencillas de las que te hablo: caminar por la ciudad, probar nuevos sabores, tomar un café en una pequeña cafetería, o incluso perder el tiempo en el parque viendo pasar a la gente.

Taehyung sonrió, una imagen de todo lo que Jungkook describía formándose en su mente

— Me gustaría eso —dijo—. Me gustaría experimentar lo que para ti es tan cotidiano. Tal vez me ayude a entender un poco más lo que hace tan especial a los humanos... y lo que te hace tan especial a ti.

Jungkook lo miró con sorpresa ante sus últimas palabras, sintiendo cómo algo profundo se movía dentro de él. Taehyung no era solo alguien que venía de un mundo diferente; era alguien que empezaba a comprenderlo de una manera que pocos habían logrado.

— Tal vez no somos tan diferentes, después de todo —murmuró Jungkook, sonriendo suavemente.

Taehyung inclinó ligeramente la cabeza, devolviéndole la sonrisa.

— Quizás no —admitió—. Tal vez ambos estamos buscando lo mismo... un lugar donde pertenecer.

El silencio que siguió no fue incómodo. Al contrario, fue un momento de entendimiento mutuo, de conexión profunda entre dos seres que, aunque venían de mundos tan distintos, compartían la misma inquietud por descubrir algo más allá de lo conocido.

Finalmente, Jungkook rompió el silencio con una risa suave

— ¿Sabes? Hay algo más que quizás te interese de los humanos... algo que olvidé mencionarte antes.

Taehyung arqueó una ceja, intrigado.

— ¿Qué cosa? —preguntó.

Jungkook se inclinó un poco más hacia adelante, como si fuera a revelar un gran secreto.

— Los humanos... tenemos algo llamado "cine" —dijo con una sonrisa traviesa—. Historias proyectadas en una pantalla gigante, con imágenes en movimiento, efectos especiales, y todo tipo de aventuras. Es como vivir varias vidas, en cuestión de horas.

Taehyung parpadeó, claramente sorprendido.

— ¿Historias que puedes ver? —repitió, maravillado—. ¿Y todos pueden experimentarlas?

Jungkook asintió, disfrutando del asombro en los ojos de Taehyung.

— Sí, es algo que todos disfrutan. Y te prometo que cuando te lleve al mundo humano, lo primero que haremos será ver una película juntos.

Taehyung rió suavemente, contagiado por el entusiasmo de Jungkook.

— Me encantaría —respondió—. Parece que aún tengo mucho por descubrir de tu mundo.

La conversación entre ellos continuó en un tono relajado y ligero, como si la mañana se hubiera convertido en un espacio donde ambos pudieran compartir sin reservas. Jungkook seguía describiendo algunas de las cosas que para los humanos eran cotidianas, pero para Taehyung, eran totalmente novedosas.

— También hay algo que hacemos mucho —dijo Jungkook, sonriendo mientras jugaba con su vaso—. Las personas pasan horas frente a algo llamado "televisión", donde se transmiten programas de todo tipo: noticias, comedias, dramas. A veces es una manera de distraerse o de relajarse después de un día largo.

— Interesante —murmuró Taehyung, inclinándose hacia adelante—. Parece que los humanos tienen muchas formas de escapar de la realidad.

— Supongo que sí —admitió Jungkook—. Vivimos en un mundo que a veces puede ser abrumador, así que buscamos formas de desconectarnos, aunque sea por un momento.

Taehyung asintió lentamente, pensando en cómo el concepto de "desconexión" podría ser tan diferente en su mundo.

— En Transilvania, las distracciones no son tan... inmediatas —dijo, su tono volviéndose más reflexivo—. No hay tecnología que te permita desconectarte con un solo clic. Nuestro entretenimiento proviene de cosas más simples, más naturales. Como cuando nos reunimos alrededor de una hoguera para contar historias, algunas tan antiguas que han sido transmitidas por generaciones. En esos momentos, el tiempo parece detenerse

Jungkook lo miró fascinado, imaginando esas reuniones en la oscuridad de las montañas, las llamas danzando en el aire y las sombras proyectadas en los rostros de aquellos que escuchaban las leyendas.

— ¿Te gusta vivir de esa manera? —preguntó Jungkook, genuinamente interesado—. ¿O alguna vez has deseado que hubiera más... movimiento? Más cambios.

Taehyung se quedó en silencio por un momento, sus dedos jugueteando con el borde de su vaso.

— A veces me pregunto cómo sería vivir en un lugar donde todo cambia tan rápido —admitió—. Pero al mismo tiempo, hay algo reconfortante en la estabilidad de mi mundo. Saber que todo estará ahí, como siempre ha estado, cuando lo necesite.

— Entiendo —dijo Jungkook—. Pero parece que sientes cierta curiosidad por el caos humano.

Taehyung rió suavemente.

— No puedo negarlo —respondió, su sonrisa traviesa—. Desde que te conocí, he empezado a pensar más en ese caos. Quizás es tu culpa que ahora quiera explorar todo lo que tu mundo tiene para ofrecer.

Jungkook se rió junto a él, sintiéndose más ligero con cada momento que pasaban juntos.

— Bueno, entonces parece que ambos tenemos algo que aprender del otro —dijo Jungkook, sus ojos brillando de emoción—. Cuando venga el momento adecuado, seré tu guía en el mundo humano. Te mostraré lo mejor y lo peor, y luego tú podrías llevarme a explorar esos lugares que me has descrito en Transilvania.

Taehyung sonrió, con los ojos llenos de una emoción que parecía compartir el mismo entusiasmo.

— Trato hecho —dijo con firmeza—. Cuando todo esté más tranquilo, nos enseñaremos mutuamente.

El ambiente en la habitación se volvió más íntimo, cargado de promesas de aventuras futuras y el descubrimiento mutuo de sus mundos. Ambos sabían que lo que los unía no era solo la curiosidad por lo desconocido, sino una conexión más profunda que se iba forjando con cada conversación, con cada risa compartida.

Finalmente, Taehyung suspiró, su expresión suavizándose.

— Nunca pensé que un simple desayuno me haría pensar tanto en lo que hay allá afuera —dijo con una pequeña sonrisa.

Jungkook lo miró con ternura.

— A veces, los mejores momentos son los más inesperados —murmuró.

El silencio que siguió fue cómodo, lleno de entendimiento. Afuera, el día avanzaba, pero dentro de la habitación, parecía que el tiempo se había detenido solo para ellos.

El sol comenzó a descender lentamente en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y dorados mientras Taehyung y Jungkook seguían en su propio pequeño refugio, apartados del resto del mundo. Las horas que pasaron juntos habían sido un bálsamo para ambos, y la sensación de intimidad y conexión seguía creciendo con cada palabra, cada caricia y cada beso compartido.

Taehyung recostó su cabeza en el pecho de Jungkook, escuchando los latidos constantes de su corazón, un sonido que ahora le parecía reconfortante. Jungkook lo rodeó con un brazo, acariciando suavemente su cabello, mientras ambos disfrutaban de la serenidad que los envolvía.

— Nunca pensé que pudiera sentirme así —murmuró Taehyung, sus ojos entrecerrados mientras hablaban en voz baja—. Es tan... tranquilo, pero al mismo tiempo, emocionante.

Jungkook sonrió, bajando la mirada para encontrarse con los ojos de Taehyung.

— ¿De qué hablas? —preguntó suavemente, curioso.

— De esto —respondió Taehyung—. De estar contigo. De cómo haces que mi murciélago interior esté completamente en paz. Siempre pensé que esa parte de mí estaría inquieta, buscando algo más, pero contigo... está feliz. Estoy feliz.

Jungkook lo miró con ternura, sintiendo cómo sus palabras resonaban en él.

— Creo que yo también me siento igual —dijo Jungkook—. Es como si todo el ruido del mundo desapareciera cuando estamos juntos, como si solo existiéramos tú y yo. Y eso... me gusta más de lo que esperaba.

Taehyung sonrió y se incorporó un poco, sus ojos brillando con una luz suave. Se inclinó hacia adelante y lo besó nuevamente, esta vez con una dulzura renovada, como si quisiera asegurarse de que Jungkook entendiera cuánto significaba para él.

— Nunca imaginé que estar con un humano me haría sentir de esta manera —confesó Taehyung cuando se separaron—. Me han contado muchas historias sobre cómo los humanos y los de mi especie no deberían mezclarse, pero tú haces que todo eso parezca irrelevante.

Jungkook sonrió, tomando el rostro de Taehyung entre sus manos.

— Los demás no entienden lo que tenemos —dijo con convicción—Lo que tenemos es único. Y si eso significa ir en contra de lo que nos dicen, estoy dispuesto a hacerlo, porque estar contigo vale la pena.

Las palabras de Jungkook tocaron algo profundo en Taehyung. No pudo evitar sentirse más conectado con él, como si el lazo entre ellos se fortaleciera con cada promesa y cada gesto compartido.

El sol se había puesto completamente, y la oscuridad comenzaba a envolver el espacio a su alrededor. Pero para ellos, la noche no traía miedo ni incertidumbre, sino una sensación de intimidad aún mayor. Taehyung se acurrucó más cerca de Jungkook, y ambos quedaron en silencio, disfrutando de la compañía del otro.

— ¿Sabes? —dijo Taehyung después de un rato, rompiendo la calma con una sonrisa juguetona—. Podríamos seguir hablando por horas, pero creo que también podríamos hacer algo más divertido.

Jungkook levantó una ceja, curioso por el tono de Taehyung.

— ¿Qué ienes en mente? —preguntó, riendo suavemente.

— ¿Qué tal si salimos un rato? —sugirió Taehyung, con un brillo travieso en los ojos—. A veces, la noche en Transilvania es la más viva de todas, y quiero que la experimentes conmigo.

Jungkook asintió con entusiasmo.

— ¿Qué estamos esperando? —respondió con una sonrisa.

Ambos se levantaron, aún riéndose y sintiendo esa energía vibrante que los envolvía. Mientras salían juntos, bajo el manto de la noche, sabían que no importaba a dónde fueran o qué descubrieran. Lo único que realmente importaba era que lo harían juntos, explorando los límites entre sus dos mundos, siempre encontrando la forma de estar uno al lado del otro.

La noche en Transilvania se desplegaba ante ellos como un lienzo oscuro salpicado de estrellas brillantes. El aire era fresco, cargado con el susurro de los árboles y el eco distante de criaturas nocturnas que habitaban los bosques. Taehyung caminaba al lado de Jungkook, llevándolo por senderos que parecían estar hechos de pura magia. Cada paso revelaba algo nuevo: desde la vegetación frondosa que brillaba bajo la luz de la luna hasta pequeñas criaturas que, curiosas, asomaban sus cabezas para ver pasar a los extraños.

— Esto es hermoso —murmuró Jungkook, mirando a su alrededor, maravillado—. No puedo creer que algo tan increíble exista en tu mundo.

— Y apenas es el comienzo —respondió Taehyung con una sonrisa—. Hay muchas cosas que no conoces de este lugar, pero estoy ansioso por mostrarte más.

Siguieron caminando hasta llegar a un claro en medio del bosque. La luna llena iluminaba el lugar, bañando todo con un resplandor plateado. Taehyung se detuvo en el centro del claro y miró hacia el cielo, respirando hondo. Podía sentir cómo su conexión con la noche, con la oscuridad misma, se intensificaba.

— Este es uno de mis lugares favoritos —dijo suavemente, señalando el cielo—. Desde aquí, se puede ver todo el firmamento, sin interrupciones. Es un recordatorio de lo pequeños que somos en el gran esquema de las cosas.

Jungkook se acercó y miró hacia arriba, sintiendo la inmensidad del universo por primera vez de una manera diferente. Estar allí, con Taehyung, lo hacía sentirse más conectado no solo con él, sino con algo más grande, algo que iba más allá de lo que podía entender.

— Es... impresionante —susurró, todavía mirando las estrellas—. Nunca pensé que vería algo así.

Taehyung sonrió y, sin decir nada, tomó la mano de Jungkook. Estar juntos, en ese momento, en ese lugar, hacía que todo lo demás pareciera irrelevante. No importaba de dónde vinieran o cuán diferentes fueran; lo único que importaba era la conexión que sentían, una conexión que iba más allá de lo físico o lo emocional. Era algo profundo, casi espiritual.

— Hay algo que quiero que experimentes —dijo Taehyung de repente, sus ojos brillando con una intensidad nueva.

Jungkook lo miró, curioso.

— ¿Qué es?

Taehyung lo miró fijamente durante un largo momento, como si estuviera tomando una decisión importante. Luego, sin previo aviso, cerró los ojos y dejó que su cuerpo se transformara. Su figura cambió, alargándose y encogiéndose al mismo tiempo, hasta que, en lugar del hombre que Jungkook había conocido, quedó frente a él un hermoso murciélago de alas majestuosas y ojos brillantes.

Jungkook se quedó boquiabierto, sin poder articular palabra por un momento. La transformación había sido tan natural, tan elegante, que no podía hacer otra cosa más que admirar la nueva forma de Taehyung.

El murciélago batió sus alas una vez, como si estuviera probando el aire. Luego, con un suave aleteo, se elevó en el cielo, girando en círculos alrededor del claro. La luna brillaba sobre sus alas, haciéndolas parecer hechas de pura luz.

Jungkook se quedó observando, fascinado. Sabía que Taehyung tenía esta habilidad, pero verlo en persona era algo completamente diferente. Había una gracia en la forma en que se movía, una libertad que no había visto antes.

Después de unos minutos, Taehyung descendió lentamente, transformándose nuevamente en su forma humana justo antes de tocar el suelo. Al aterrizar, su respiración era suave, y había una sonrisa en su rostro, como si ese breve vuelo lo hubiera revitalizado.

— ¿Qué te pareció? —preguntó con una risa suave, acercándose a Jungkook.

— Fue... increíble —respondió Jungkook, todavía asombrado—. No hay palabras para describirlo.

Taehyung rió, contento de haber compartido ese momento especial con él. Se acerca más, rodeando a Jungkook con sus brazos.

— Hay mucho más que quiero mostrarte de mi mundo —dijo en voz baja, sus labios rozando el cuello de Jungkook—. Pero todo a su tiempo.

Jungkook sonrió, abrazándolo de vuelta.

— Estoy listo para todo lo que quieras mostrarme, Tae —susurró.

Con esa promesa silenciosa, ambos se quedaron allí, bajo la luz de la luna, sus mundos completamente entrelazados

La brisa nocturna susurraba entre los árboles mientras Taehyung y Jungkook permanecían abrazados, sintiendo la conexión única que había crecido entre ellos. El silencio del bosque no era incómodo, sino lleno de paz, como si la naturaleza misma aprobara su unión. Jungkook acariciaba suavemente la espalda de Taehyung, disfrutando de la calma y la calidez del momento, mientras Taehyung apoyaba su cabeza en el hombro de Jungkook, con una sonrisa suave en los labios.

— Nunca imaginé que sentiría tanta paz aquí —murmuró Jungkook, rompiendo el silencio con suavidad—. Siempre pensé que Transilvania sería un lugar sombrío y aterrador, pero contigo... es completamente diferente.

Taehyung sonrió y levantó la mirada, sus ojos brillando con un destello juguetón.

— Ese es el problema con las leyendas y los mitos —respondió—. A veces, solo muestran una pequeña parte de la verdad. Este lugar es mucho más que sombras y criaturas de la noche. Hay belleza aquí también, aunque solo unos pocos la ven.

Jungkook asintió, aún maravillado por el entorno y por lo que había descubierto al estar con Taehyung. Sabía que las horas se habían desvanecido entre risas, besos y palabras compartidas, pero el tiempo no importaba cuando estaba con él. Se sentía como si cada segundo juntos fuera un tesoro.

— Me alegra que me hayas traído aquí —dijo Jungkook, apretando un poco más a Taehyung contra su cuerpo—. Quiero ver más de este mundo contigo. Quiero entender cada parte de lo que eres.

Taehyung, tocado por sus palabras, dejó un suave beso en el cuello de Jungkook, sintiendo cómo su murciélago interior estaba completamente relajado y feliz. Era raro sentirlo tan en paz, pero con Jungkook, todo parecía encontrar su equilibrio.

— Lo haremos —respondió Taehyung en un susurro—. Te mostraré cada rincón, cada secreto que guarda este lugar. Y cuando llegue el momento, yo también quiero ver el mundo de los humanos contigo.

Jungkook rió suavemente, dejando que el sonido de su risa resonara en el claro. Taehyung lo miró con curiosidad.

— ¿De qué te ríes? —preguntó Taehyung, sonriendo por la felicidad que sentía

— Solo estaba pensando en cómo será llevarte a una cafetería humana —dijo Jungkook, aún sonriendo—. Verte probar café por primera vez... eso sí que será algo que quiero presenciar.

Taehyung arqueó una ceja, divertido

— ¿Café? —repitió, como si el concepto fuera extraño para él—. No entiendo el alboroto, pero si es importante para ti, supongo que debo intentarlo.

Jungkook lo miró con una sonrisa cómplice, sabiendo que la reacción de Taehyung sería una de las cosas más memorables para él. Después de todo, era en esas pequeñas cosas, en los detalles cotidianos, donde encontraba la magia de estar juntos.

— Confía en mí, te gustará —dijo Jungkook, acariciando suavemente la mejilla de Taehyung.

Los dos volvieron a quedarse en silencio, esta vez compartiendo sonrisas, sabiendo que su futuro estaba lleno de promesas y aventuras que ambos querían explorar juntos. Mientras la noche continuaba envolviéndolos con su manto oscuro, no había más palabras necesarias. Estaban juntos, y eso era todo lo que importaba.

Finalmente, Taehyung se estiró perezosamente, como si todo el peso del día hubiera desaparecido.

— Tal vez deberíamos volver —sugirió, mirando a Jungkook con una expresión suave—. Ha sido una noche larga, y aunque podría quedarme aquí para siempre, deberíamos descansar un poco.

Jungkook asintió, aunque por dentro no quería que esa noche terminara.

— Sí, tienes razón. Pero prometo que esto es solo el comienzo —dijo, tomando la mano de Taehyung y entrelazando sus dedos—. Tenemos mucho más que explorar.

Con una última mirada al cielo estrellado, los dos comenzaron a caminar de regreso por el sendero, aún tomados de la mano, compartiendo risas y pequeñas conversaciones mientras se dirigían hacia lo que vendría después. Y aunque el mundo a su alrededor cambiaba, lo único que permanecía constante era la certeza de que, juntos, podían enfrentarse a cualquier cosa.

—¿Y qué más hacen los humanos? —le preguntó Taehyung, claramente fascinado, mientras sus ojos brillaban con curiosidad.

Jungkook sonrió, disfrutando de la atención y el entusiasmo de Taehyung. Le encantaba poder compartir detalles de su mundo que el otro jamás había experimentado.

—Bueno —dijo Jungkook, inclinándose un poco más hacia él—. Los humanos también tienen una cosa llamada "música", pero no solo como las melodías naturales que conoces en Transilvania, como el viento en los árboles o el sonido del agua. Nosotros creamos música con instrumentos. Hay guitarras, pianos, baterías... algunos sonidos son tan intensos que puedes sentirlos vibrar en tu pecho.

Taehyung se mordió el labio inferior, visiblemente interesado.

—¿Y puedes escuchar esa música cuando quieras? —preguntó, inclinándose hacia adelante.

Jungkook asintió.

—Sí, de hecho, ahora tenemos dispositivos pequeños que puedes llevar contigo a todas partes. Se llaman teléfonos y puedes usar auriculares para escuchar música en cualquier momento. Hay canciones para todo: para cuando estás triste, feliz, enamorado... —Jungkook lo miró a los ojos y añadió en un susurro—. Incluso para momentos como este.

Taehyung alzó una ceja, intrigado por ese tono bajo y cómplice.

—¿Momentos como este? —repitió, con una sonrisa traviesa.

Jungkook soltó una risa suave.

—Sí, momentos... íntimos. A los humanos les gusta mucho poner música suave cuando están con alguien especial, para crear el ambiente adecuado.

—Interesante —respondió Taehyung, pensativo, aunque sus ojos brillaban con una mezcla de picardía y genuino interés—. ¿Y tienes alguna canción en mente para este momento?

Jungkook lo miró con intensidad, disfrutando del juego que se había formado entre ellos.

—Podría pensar en varias, pero ninguna le haría justicia a lo que siento ahora —respondió con voz suave.

El comentario dejó a Taehyung en silencio por unos segundos, contemplando las palabras de Jungkook. Al final, sonrió, satisfecho con la respuesta.

—Parece que el mundo humano tiene más cosas de las que imaginaba —dijo Taehyung—. ¿Algo más que me quieras mostrar?

Jungkook se rió, inclinándose hacia atrás en la silla y mirándolo con una sonrisa tranquila.

—Mucho más, pero creo que lo mejor sería descubrirlo juntos —dijo—. Cuando estemos en mi mundo, te prometo que te enseñaré todo. Desde la comida, hasta el cine, la música... incluso esas pequeñas cosas que parecen insignificantes pero que, para nosotros, lo son todo.

—Me gusta esa idea —dijo Taehyung, sonriendo—. Y luego, cuando volvamos a mi mundo, yo te mostraré lo que aquí significa la verdadera naturaleza.

El intercambio de promesas entre ellos sellaba un pacto tácito, un compromiso de explorarse a través de sus mundos y experiencias, sabiendo que cada paso que dieran juntos los llevaría a entenderse mejor.

—Es curioso —comentó Taehyung, después de un momento de reflexión— Nunca me había imaginado a mí mismo viajando al mundo humano. Siempre he pensado que lo que tenemos aquí es suficiente, pero ahora que hablas de todas esas cosas, siento... ganas de ver más.

—Bueno, eso es lo que hacen los humanos —dijo Jungkook—. Soñamos, buscamos y exploramos. Aunque a veces, no siempre encontramos lo que creemos que necesitamos.

—¿Y tú? —preguntó Taehyung en un tono más suave—. ¿Has encontrado lo que necesitas?

Jungkook lo miró a los ojos y sonrió con ternura.

—Creo que sí —dijo—. O al menos, estoy empezando a entenderlo.

El silencio entre ellos era cómodo, cargado de esa nueva conexión que habían construido en tan poco tiempo. La luna brillaba sobre ellos, iluminando sus rostros mientras ambos se miraban con una mezcla de expectación y entendimiento. Algo había cambiado, y ambos lo sabían.

Taehyung mantuvo el silencio por unos instantes, su expresión tornándose más seria mientras observaba a Jungkook con una mezcla de deseo y algo más oscuro, algo que Jungkook aún no lograba descifrar del todo.

—Hay algo más que no te he contado —dijo Taehyung, rompiendo finalmente el silencio.

Jungkook alzó una ceja, curioso pero alerta al cambio en el tono de voz de Taehyung.

—¿Qué es? —preguntó, inclinándose hacia adelante, tratando de leer el rostro de Taehyung.

Taehyung entrelazó los dedos de sus manos, su mirada bajando brevemente antes de encontrarse nuevamente con los ojos de Jungkook. Su voz bajó, haciéndose más grave, más intensa.

—Como vampiro, hay algo que debo hacer si quiero que esto... lo que estamos construyendo... dure para siempre.

Jungkook se sintió tenso al escuchar esas palabras, notando la seriedad en el rostro de Taehyung. No era la primera vez que el tema de la naturaleza de Taehyung como vampiro surgía entre ellos, pero nunca había sido tratado con tanto peso.

—¿Qué quieres decir con "debo hacer"? —preguntó Jungkook, empezando a sentir un nudo formarse en su estómago.

Taehyung respiró hondo, como si estuviera buscando las palabras adecuadas.

—Si un vampiro se enamora de un humano, si quiere que ese humano sea suyo para siempre... debe marcarlo. Convertirlo en uno de nosotros.

Jungkook sintió que el aire abandonaba sus pulmones por un momento. La habitación, que antes se sentía cálida y cargada de complicidad, de repente pareció más fría. Una parte de él había pensado en esto antes, claro, pero jamás se había detenido a considerar que Taehyung realmente pudiera querer... eso.

—¿Convertirme en vampiro? —preguntó, su voz casi un susurro, como si decirlo en voz alta hiciera que la idea fuera más real.

Taehyung asintió lentamente, sus ojos brillando bajo la luz tenue de la luna.

—Sí. Debo morderte —dijo, su voz un poco más firme—. Durante... un momento de gran conexión entre nosotros. Durante el amor.

Jungkook abrió los ojos, sintiendo cómo su corazón comenzaba a latir más rápido. Su mente se nubló con una mezcla de emociones: incredulidad, temor, y una pizca de fascinación oscura. La idea de hacer el amor con Taehyung, de sentir esa conexión intensa, lo llenaba de deseo, pero la idea de ser mordido, de convertirse en algo que no entendía del todo, lo aterraba.

—¿Estás... hablando en serio? —preguntó finalmente, su voz un poco temblorosa, sin poder ocultar el miedo que lo invadía.

Taehyung lo miró directamente a los ojos, su expresión suavizándose levemente al notar el terror en el rostro de Jungkook.

—Sé que suena aterrador —dijo en un tono más suave—. Pero es la única manera de que podamos estar juntos para siempre, sin que tengas que envejecer, sin que tengas que morir. Si no lo hago... un día tú seguirás tu camino, mientras yo sigo siendo el mismo, viéndote desde la distancia, sin poder envejecer contigo.

Jungkook se quedó en silencio, sus pensamientos corriendo a mil por hora. El miedo era palpable en su pecho, pero también había algo más: una oscura tentación, una promesa de eternidad, de un vínculo que trascendería todo lo que había conocido.

—No sé si puedo... si quiero eso —dijo Jungkook finalmente, su voz llena de incertidumbre—. No sé si estoy listo para convertirme en... lo que tú eres.

Taehyung lo miró con tristeza, pero también con una determinación implacable.

—No tienes que decidir ahora —dijo con suavidad—. Pero cuando llegue el momento, lo sentirás. Durante el acto de hacer el amor, cuando nuestros cuerpos estén tan conectados que no haya barreras entre nosotros... sabrás si lo deseas.

Jungkook retrocedió ligeramente, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a bombear en su cuerpo. La sola idea de esa experiencia lo llenaba de pavor, y no estaba seguro de si podría enfrentarlo.

—¿Y si no lo quiero? —preguntó, con la esperanza de que hubiera otra opción.

Taehyung desvió la mirada por un momento, luego volvió a mirarlo.

—Entonces respetaré tu decisión. Pero eso significará que, algún día, me perderás —respondió en voz baja—. Y yo te perderé a ti.

El silencio cayó entre ellos, pesado y lleno de incertidumbre. Jungkook, aterrorizado pero también profundamente conmovido, se quedó mirando a Taehyung, sabiendo que las decisiones que tomara en los próximos días podrían cambiar sus vidas para siempre.

Jungkook aún no podía sacudir el nudo de tensión que había quedado entre ellos tras la conversación. Mientras caminaban de vuelta hacia el hotel, la brisa nocturna parecía más fría de lo habitual, y su mente estaba abrumada por todo lo que Taehyung le había revelado.

Al llegar al imponente hotel, Taehyung lo guió hacia un ascensor privado, uno que Jungkook no había notado antes. Sus pasos eran casi silenciosos, pero la tensión era palpable entre los dos. Jungkook no podía dejar de mirar de reojo a Taehyung, tratando de entender lo que el vampiro sentía en ese momento, aunque su expresión tranquila no mostraba ninguna señal clara.

El ascensor los llevó directamente a la habitación vampírica de Taehyung, ubicada en lo más alto del edificio. Al abrirse las puertas, Jungkook se encontró ante un espacio oscuro, elegante y lujosamente decorado con tonos oscuros y muebles antiguos. Había una atmósfera pesada, casi mística, como si el lugar mismo estuviera impregnado de la esencia inmortal de Taehyung.

Taehyung caminó con calma hacia el centro de la habitación, donde una chimenea chisporroteaba suavemente, iluminando el espacio con un cálido resplandor anaranjado. Se sentó en uno de los sillones de terciopelo oscuro, observando a Jungkook mientras éste aún permanecía cerca de la puerta, sin saber muy bien cómo avanzar.

—Acércate —le dijo Taehyung en un tono bajo, pero suave.

Jungkook obedeció, sintiendo la tensión en su cuerpo comenzar a disiparse levemente mientras cruzaba la habitación para sentarse frente a Taehyung. Los ojos del vampiro, intensos como siempre, lo observaban con una mezcla de curiosidad y algo más, una emoción que no podía descifrar.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Taehyung, su voz grave y calmada.

Jungkook suspiró, frotándose la nuca.

—Confundido. Aún tratando de procesarlo todo —admitió, sintiendo el peso de las palabras anteriores entre ambos.

Taehyung asintió lentamente, como si esperara esa respuesta.

—Entiendo —dijo en un tono bajo—. A veces olvido lo diferente que es nuestra existencia... lo difícil que puede ser para alguien como tú comprenderlo.

Hubo un momento de silencio antes de que Taehyung alzara la mirada, como si algo nuevo hubiera cruzado por su mente.

—Dime más de los humanos —dijo de repente, su curiosidad ahora brillando con fuerza—. Quiero saber más de ti... de tu mundo.

Jungkook parpadeó, sorprendido por el cambio de tema.

—¿Qué quieres saber? —preguntó, intrigado.

Taehyung sonrió ligeramente, con una mirada de fascinado interés.

—Sus costumbres... sus deseos. Las cosas que ustedes valoran, las que encuentran importantes. He vivido entre humanos durante siglos, pero aún hay tantas cosas que no entiendo. Por ejemplo, ¿por qué les importa tanto el tiempo? ¿Por qué se preocupan tanto por lo que otros piensen de ellos?

Jungkook se recargó en el respaldo del sillón, pensativo.

—Supongo que el tiempo es... todo para nosotros —comenzó, tratando de encontrar las palabras adecuadas—. Sabemos que no es infinito. Que cada día que pasa, es un día menos que tenemos. Vivimos pensando en cuándo acabará todo... y eso nos obliga a aprovechar el momento, o al menos intentarlo.

Taehyung lo miró con fascinación, como si cada palabra que Jungkook dijera fuera un misterio que trataba de resolver.

—Para ti, el tiempo no tiene sentido, ¿verdad? —preguntó Jungkook, ahora dándose cuenta de la profundidad de esa diferencia entre ambos.

—El tiempo es solo una sombra —respondió Taehyung suavemente—. Siempre está presente, pero no lo siento como ustedes lo hacen. Para mí, los años pasan como estaciones que se repiten una y otra vez.

Jungkook se quedó en silencio, tratando de imaginar lo que sería vivir sin la presión del tiempo. La idea era tan extraña para él, que casi lo desconcertaba.

Taehyung lo observaba de cerca, luego inclinó la cabeza ligeramente.

—¿Y el amor? —preguntó, esta vez con una intensidad en su voz que hizo que Jungkook lo mirara directamente a los ojos—. Ustedes valoran el amor de una manera tan... apasionada. ¿Por qué es tan esencial para los humanos?

Jungkook sonrió levemente, sintiendo que esa era una pregunta más fácil de responder.

—Creo que el amor nos hace sentir vivos —respondió después de una pausa—. Nos conecta con otra persona de una manera que nos da sentido, que nos hace sentir completos. Es como si, sin amor, las otras cosas no importaran tanto.

Taehyung se reclinó en su sillón, procesando sus palabras con atención. Sus ojos no se apartaban de Jungkook, como si estuviera buscando algo más allá de lo superficial.

—¿Y tú? —preguntó Taehyung en un murmullo—. ¿El amor te da sentido?

Jungkook sintió un pequeño estremecimiento recorrer su columna. Esa pregunta, hecha por alguien que veía el tiempo y el amor desde una perspectiva tan diferente, lo dejó pensando por unos segundos.

—Creo que sí —dijo al final—. Aunque a veces no es fácil. El amor puede ser confuso, aterrador... como lo que acabas de proponerme.

Taehyung se quedó en silencio, su mirada oscura y misteriosa.

—No pretendo que sea fácil —murmuró Taehyung—. El amor, tal como lo siento yo, también es peligroso. Es algo que consume y transforma. Y si te convierto... será lo mismo para ti.

Taehyung se levantó lentamente del sillón, su mirada fija en Jungkook, una intensidad oscura reflejada en sus ojos. Caminó hasta estar justo frente a él, y antes de que Jungkook pudiera reaccionar, Taehyung se inclinó, colocándose suavemente sobre sus piernas. El peso ligero del vampiro se sintió sorprendentemente natural, pero lo que siguió hizo que el corazón de Jungkook latiera más rápido.

—¿Qué... qué haces? —murmuró Jungkook, sintiendo el calor de Taehyung sobre él.

Taehyung no respondió de inmediato. En lugar de eso, sus dedos fríos rozaron el cuello de Jungkook, apartando con suavidad el cuello de su camisa para dejar la piel expuesta. Jungkook tragó saliva, sus nervios comenzando a agitarse mientras sentía la respiración lenta y controlada de Taehyung tan cerca.

—Quiero que sientas lo que significa estar conmigo —susurró Taehyung, su voz era apenas un murmullo contra la piel de Jungkook—. No puedo evitarlo. Mi naturaleza me lo pide.

Antes de que Jungkook pudiera responder, Taehyung inclinó su cabeza y, con una suavidad inesperada, mordió delicadamente la curva del cuello de Jungkook. Al principio, solo fue una leve presión de sus labios, pero luego sintió los colmillos rozar su piel. El toque fue tan sutil que era casi placentero. Entonces, Taehyung mordió un poco más fuerte, lo suficiente para romper la piel sin causar dolor.

Jungkook jadeó, una mezcla de sorpresa y una extraña corriente de placer recorriendo su cuerpo cuando sintió cómo Taehyung chupaba suavemente su sangre, sin apresurarse. El calor de su sangre abandonando su cuerpo contrastaba con el frío toque de Taehyung, creando una sensación que nunca había experimentado.

Cada segundo que pasaba, el vampiro lo atraía más y más, hasta que Jungkook no pudo evitar gemir levemente, sus manos instintivamente buscando la cintura de Taehyung, aferrándose a él.

—¿Te duele? —preguntó Taehyung, separándose un poco, sus labios ahora manchados con un fino rastro de sangre.

Jungkook respiraba con dificultad, su corazón latiendo tan rápido que casi podía oírlo.

—No... —susurró, sorprendido por su propia respuesta—. No me duele.

Los ojos de Taehyung brillaron con una satisfacción oscura, como si esperara exactamente esa respuesta. Se inclinó nuevamente, esta vez mordiendo suavemente el hombro de Jungkook, chupando otro poco de su sangre. Era una sensación adictiva, la manera en que el dolor y el placer se entrelazaban en algo completamente nuevo.

Jungkook cerró los ojos, dejándose llevar por la marea de emociones. Podía sentir la conexión profunda entre ambos intensificarse, como si cada gota de sangre que Taehyung tomaba estuviera uniendo sus destinos de manera irrevocable.

—Si te convierto, serás mío para siempre —susurró Taehyung cerca de su oído, lamiendo suavemente el pequeño rastro de sangre en su piel—. Y te prometo que nunca querrás volver atrás.

Jungkook sintió un escalofrío recorrer su espalda. Las palabras de Taehyung eran tan definitivas, tan absolutas, que lo llenaron de una mezcla de temor y excitación. Pero, a pesar de todo, no podía negar lo que comenzaba a surgir en su interior. Una parte de él quería ese lazo, ese vínculo eterno con Taehyung, incluso si no podía comprender todas las implicaciones.

—No te tengo miedo, Taehyung —murmuró Jungkook finalmente, su voz baja pero decidida—. Si estar contigo significa que debo aceptar todo lo que eres... entonces lo haré.

Taehyung lo observó con una sonrisa lenta, casi depredadora.

—Eso es lo que quería oír.

Taehyung, con los labios todavía rozando la piel de Jungkook, se detuvo de repente. El suave murmullo del viento fuera del hotel parecía intensificarse en la habitación vampírica, como si el mismo aire supiera que algo estaba a punto de cambiar. Lentamente, con los colmillos apenas visibles entre sus labios, Taehyung cerró los ojos, respirando hondo como si estuviera conteniendo algo dentro de él.

Se separó de Jungkook con un movimiento suave pero firme, alejándose un poco, sus ojos oscurecidos brillando con una intensidad reprimida. Sabía que podía continuar, que el deseo en él crecía cada vez más, pero también sabía que no era el momento. No todavía.

—Taehyung... —susurró Jungkook, desconcertado por la distancia repentina. 

El calor del momento aún recorría su cuerpo, y podía sentir el latido de su corazón en su cuello, donde la mordida todavía ardía ligeramente.

El vampiro se levantó de las piernas de Jungkook y caminó unos pasos hacia la ventana, su postura tensa, como si estuviera luchando contra algo interno. El silencio entre ambos se volvió denso, cargado de emociones que no podían expresarse fácilmente con palabras. Taehyung mantenía la vista fija en el horizonte, la luz de la luna iluminando su rostro de perfil.

—No puedo seguir —dijo finalmente, su voz baja pero clara, como si estuviera luchando contra el peso de su propia naturaleza—. Si lo hago ahora, no podré detenerme.

Jungkook lo observó, todavía sintiendo la extraña mezcla de deseo y temor, tratando de entender lo que pasaba por la mente de Taehyung. Sabía que el vampiro estaba conteniendo algo más profundo, algo mucho más primitivo de lo que él podía imaginar.

—¿Por qué te detienes? —preguntó Jungkook, su voz un susurro. Quería acercarse de nuevo, quería sentir la cercanía de Taehyung, pero algo en la seriedad del vampiro lo mantenía en su lugar.

Taehyung cerró los ojos por un momento, su mandíbula tensa, y luego giró lentamente para mirar a Jungkook. Había una tormenta en sus ojos, un conflicto interno que lo desgarraba. A pesar de lo que sentía, había una parte de él que sabía que convertir a Jungkook ahora, en ese instante de pasión, sería una decisión irreversible.

—No quiero que esto sea solo por el deseo —murmuró, sus palabras llenas de un peso que hizo que Jungkook lo mirara con más intensidad—. Cuando te marque, cuando te convierta... será para siempre. Y no quiero que te arrepientas de eso.

Jungkook se quedó en silencio, las palabras resonando profundamente en su mente. No había considerado lo que significaba realmente estar con Taehyung de esa manera, de forma eterna. Pero había algo en la determinación de Taehyung, en su capacidad para detenerse a pesar de sus deseos, que lo hacía comprender la magnitud de lo que estaba en juego.

—Confío en ti, Taehyung —dijo Jungkook suavemente, sus ojos buscando los del vampiro—. Sé que esto es más grande de lo que imaginaba, pero no me arrepiento de estar aquí, contigo.

Taehyung dejó escapar un suspiro tembloroso, como si las palabras de Jungkook hubieran calmado la tormenta interna que lo consumía. Se acercó de nuevo, esta vez con más cautela, y se inclinó hasta quedar frente a él. Sus dedos acariciaron suavemente la mordida en el cuello de Jungkook, como si estuviera asegurándose de que no hubiera causado demasiado daño.

—Te deseo tanto, Jungkook —confesó Taehyung en voz baja, su mirada vulnerable por un momento— Pero quiero que seas tú quien elija cuándo dar ese paso.

Jungkook sonrió débilmente, sintiendo una calidez en el pecho al escuchar eso. A pesar de todo, Taehyung estaba siendo considerado, y eso lo hacía confiar más en él.

—Lo decidiremos juntos —respondió Jungkook, tomando la mano de Taehyung y apretándola suavemente—. No tienes que controlarte solo. Estoy aquí contigo.

Taehyung lo miró por un largo momento antes de inclinarse y depositar un suave beso en la frente de Jungkook, una promesa silenciosa de que, cuando el momento fuera el correcto, ambos estarían listos para lo que estaba por venir.

Después de ese momento cargado de emociones, Taehyung y Jungkook se quedaron juntos, uno al lado del otro, sentados sobre la cama. La tensión se había disipado, y ahora solo quedaba una sensación de calma entre ambos. La luz de la luna bañaba la habitación, creando un ambiente sereno y casi íntimo.

Taehyung se recostó ligeramente, apoyando su espalda contra el cabezal de la cama, mientras Jungkook se acomodaba a su lado, todavía sintiendo el ligero cosquilleo en su cuello donde Taehyung lo había mordido. Sin embargo, ya no había miedo en él, solo una curiosidad y fascinación por la criatura que tenía frente a él.

—Cuéntame más sobre cómo viven los vampiros —pidió Jungkook, rompiendo el silencio con una sonrisa ligera en sus labios.

Taehyung lo miró de reojo, sus ojos brillando con una chispa de diversión. No había esperado que Jungkook estuviera tan relajado después de lo ocurrido, pero eso solo lo hacía admirarlo más.

—No somos tan diferentes de los humanos, en ciertos aspectos —comenzó a decir, su voz suave y tranquilizadora—. Aunque nuestras necesidades básicas son diferentes, como el hecho de alimentarnos de sangre, seguimos buscando compañía, lazos y... amor.

Jungkook lo miró con interés, apoyando su cabeza en el hombro de Taehyung, como si esa simple cercanía le brindara la comodidad que necesitaba para seguir escuchando.

—¿Y cómo es para ustedes el amor? —preguntó Jungkook, su voz apagada por el suave murmullo de la noche.

Taehyung hizo una pausa antes de responder, como si meditara las palabras correctas.

—El amor para un vampiro es algo eterno, Jungkook. Cuando amamos, es para siempre. No hay escapatoria, no hay manera de deshacerlo. —Miró hacia el horizonte, como si recordara algo lejano—. Nos conectamos profundamente, como si nuestras almas estuvieran entrelazadas por la eternidad. Eso es lo que sucede cuando marcamos a alguien... nos volvemos uno.

Jungkook lo escuchaba atentamente, sus ojos cerrándose de a poco, pero aún manteniéndose despierto, intrigado por cada palabra que salía de los labios de Taehyung.

—Suena... hermoso, pero también un poco aterrador —murmuró Jungkook, sintiendo cómo el peso del día comenzaba a caer sobre él.

—Lo es —admitió Taehyung con una sonrisa suave—. Pero no tiene que ser algo malo. Lo importante es que sea una elección, que ambos estén listos.

Jungkook asintió ligeramente, aunque sus párpados ya empezaban a cerrarse. El sonido de la voz de Taehyung lo estaba arrullando, haciéndolo sentir increíblemente relajado. Hablaron de cosas más simples después, de cómo era la vida para Jungkook como humano, sus costumbres, sus miedos, e incluso pequeñas anécdotas que hicieron a Taehyung reír en voz baja. El vampiro también compartió pequeños detalles de su vida antes de convertirse en lo que era, algo que rara vez hacía.

La conversación fluyó hasta bien entrada la noche, con sus voces cada vez más apagadas por el cansancio. Jungkook, finalmente, no pudo resistir más el sueño. Con su cabeza apoyada en el hombro de Taehyung, sus respiraciones se volvieron más profundas y tranquilas, hasta que cayó completamente dormido.

Taehyung lo observó en silencio, sintiendo una calidez inexplicable en su pecho. Había algo en la vulnerabilidad de Jungkook en ese momento que lo conmovía. Sin decir una palabra, ajustó cuidadosamente la posición de Jungkook para que estuviera más cómodo, cubriéndolo con la manta. Luego, sin apartarse, se quedó a su lado, observándolo dormir bajo la suave luz de la luna.

Por primera vez en mucho tiempo, Taehyung se permitió disfrutar de ese silencio pacífico, sabiendo que, por ahora, todo estaba bien.

A la mañana siguiente, el suave resplandor del sol se filtraba por las cortinas del cuarto, creando un ambiente cálido y relajado. Taehyung despertó primero, observando a Jungkook dormir a su lado, la respiración tranquila y el rostro relajado. Una leve sonrisa se dibujó en los labios del vampiro mientras se quedaba allí, disfrutando de la calma del momento.

Poco tiempo después, Jungkook comenzó a moverse lentamente, despertándose con el usual letargo de la mañana. Se frotó los ojos y estiró los brazos antes de notar que Taehyung lo estaba observando.

—Buenos días —saludó Taehyung, su voz suave pero con un toque de diversión.

—Buenos días —respondió Jungkook, sonriendo aún adormilado. Después de un momento de silencio cómodo, su rostro se iluminó con una idea—. Oye, pensé en algo que quiero mostrarte.

Taehyung lo miró con curiosidad, inclinando ligeramente la cabeza.

—¿Qué cosa?

Jungkook sacó su celular del bolsillo, desbloqueándolo rápidamente y navegando hasta una aplicación de películas. Había algo en su mirada que parecía entusiasta, como si estuviera a punto de compartir un secreto especial.

—Es una película —dijo mientras buscaba en la galería—. Quiero que veas esto. Te va a encantar.

Taehyung frunció el ceño, sin comprender del todo.

—¿Una película? —preguntó, intrigado—. ¿En ese pequeño dispositivo?

Jungkook rió suavemente ante la reacción de Taehyung. Sabía que la tecnología moderna probablemente resultaría asombrosa para alguien que había vivido siglos.

—Sí, puedes ver películas aquí —respondió Jungkook mientras configuraba el celular—. Es algo que los humanos hacemos mucho. Mira, esto es una de mis favoritas.

Se acomodaron juntos sobre la cama, Taehyung apoyando su espalda contra el cabezal mientras Jungkook se recostaba junto a él. Con el celular sostenido frente a ellos, Jungkook comenzó a reproducir la película. Las primeras imágenes y sonidos llenaron la pequeña pantalla, capturando de inmediato la atención de Taehyung.

Los ojos de Taehyung se abrieron ampliamente mientras observaba la pantalla con asombro. Los colores vibrantes, los efectos especiales, y la forma en que las imágenes se movían eran algo completamente nuevo para él. A pesar de haber experimentado muchas cosas en su larga vida, nunca había visto algo así.

—¿Cómo es posible? —preguntó en voz baja, sin apartar la vista del celular.

—Es tecnología —explicó Jungkook, sonriendo ante la fascinación de Taehyung—. Básicamente, lo grabamos todo y lo convertimos en una historia visual.

Taehyung asintió, aunque seguía absorto en la película. Se inclinó un poco más cerca, sus ojos fijos en cada detalle, como si tratara de entender cómo algo tan pequeño podía contener un mundo entero.

—Es... increíble —murmuró finalmente, su voz teñida de asombro—. Los humanos realmente han avanzado mucho desde la última vez que me interesé por lo que hacían.

Jungkook no pudo evitar reír entre dientes, encantado por la reacción de Taehyung. Para él, algo tan cotidiano como ver una película en un teléfono era normal, pero verlo a través de los ojos de alguien como Taehyung le hacía darse cuenta de lo extraordinario que podía parecer.

—Es solo el principio —dijo Jungkook—. Hay mucho más que puedo mostrarte. Esto es solo una de las muchas cosas que hacemos para entretenernos.

Taehyung lo miró de reojo, una sonrisa pequeña pero sincera formándose en sus labios.

—Creo que empezaré a entender mejor por qué los humanos son tan ingeniosos... y complicados —respondió con una risa suave, pero su atención volvía a la película, inmerso completamente en la experiencia.

Pasaron la mañana juntos, viendo la película en silencio mientras compartían pequeños comentarios. Para Taehyung, ese pequeño momento fue un vistazo a un mundo que había dejado atrás hace mucho tiempo, y para Jungkook, era una forma de conectar con alguien a quien ya sentía más cercano que nunca.

Cuando la película terminó, Taehyung seguía absorto, como si estuviera procesando todo lo que acababa de ver. Jungkook miró su expresión con curiosidad, notando el brillo de fascinación en sus ojos.

—¿Qué te pareció? —preguntó Jungkook, inclinándose un poco más cerca.

Taehyung apartó la vista del teléfono, volviendo a la realidad lentamente. Su sonrisa era suave, pero claramente impresionada.

—Es... asombroso. Cómo los humanos pueden crear todo eso, contar historias de esta forma, y hacerlo parecer tan real. Nunca imaginé algo así.

—Me alegra que te haya gustado —respondió Jungkook, sonriendo ampliamente—. Hay muchas más. Puedo mostrarte todas las que quieras.

Taehyung asintió lentamente, aún reflexionando sobre lo que acababa de experimentar. Se quedó en silencio por un momento antes de hablar de nuevo.

—Es interesante cómo los humanos encuentran formas de distraerse o entretenerse... para escapar de la realidad. Supongo que para nosotros, los vampiros, nunca hemos necesitado algo así. Nuestra realidad ya es tan... intensa.

Jungkook lo observó de cerca, fascinado por esa nueva perspectiva. Para él, las películas y la tecnología eran cosas normales, pero para Taehyung, era todo un mundo nuevo.

—Bueno, no sé si somos tan diferentes en eso —dijo Jungkook después de pensarlo—. A veces, las películas también son una forma de lidiar con lo que nos pasa. Como cuando tienes problemas o estás triste... es como una pequeña escapatoria, aunque sea solo por un rato.

Taehyung lo miró detenidamente, como si sus palabras hubieran tocado algo dentro de él. Lentamente, asintió.

—Tiene sentido —murmuró—. Quizás eso es lo que he estado buscando sin darme cuenta... una forma de desconectarme de la eternidad, aunque solo sea por un momento.

El silencio entre ellos se volvió más profundo, pero también más cómodo. Había una conexión en sus miradas, una comprensión silenciosa que parecía fluir entre ambos.

Después de un rato, Taehyung se movió, sentándose más cerca de Jungkook. Con un gesto suave, lo rodeó con sus brazos, dejándose llevar por la cercanía. Se apoyó en su hombro y suspiró.

—Gracias por mostrarme esto —dijo en voz baja—. No esperaba que me impresionara tanto.

Jungkook sonrió, acariciándole el cabello con delicadeza.

—Es solo el principio, Taehyung. Hay muchas cosas del mundo humano que aún puedes descubrir.

El vampiro sonrió para sí mismo, disfrutando del momento de paz y la conexión que compartían. Pasaron la tarde hablando de las diferencias entre sus mundos, con Taehyung haciendo preguntas sobre las costumbres humanas y Jungkook respondiendo con paciencia y detalles.

Finalmente, mientras las horas avanzaban y el cansancio comenzaba a notarse en Jungkook, su cuerpo lo traicionó, quedándose dormido entre las palabras de Taehyung. El vampiro lo observó en silencio, su pecho subiendo y bajando con una serenidad que contrastaba con la agitada vida que él llevaba.

Taehyung lo miró, su corazón latiendo lentamente, mientras una pequeña sonrisa se formaba en sus labios. Quizás, después de todo, había algo en los humanos que lo atraía más de lo que alguna vez había admitido.

Mientras Jungkook dormía plácidamente, Taehyung decidió que era un buen momento para reflexionar sobre su relación con el humano que había capturado su corazón. Sin embargo, antes de que pudiera profundizar en sus pensamientos, un suave golpe en la puerta lo interrumpió. Era Namjoon, su padre, que entró sin esperar una respuesta.

—Hola, hijo —dijo Namjoon con una sonrisa cálida—. ¿Te molesta si hablo contigo un momento?

Taehyung se incorporó, sintiéndose un poco sorprendido por la visita de su padre.

—Claro, papá. ¿De qué se trata?

Namjoon se sentó en la cama, su mirada fija en Taehyung con una mezcla de curiosidad y preocupación.

—He estado observando tu relación con Jungkook —comenzó Namjoon, su tono serio pero no duro—. Quiero asegurarme de que estés cuidando de ti mismo en esto.

Taehyung se sonrojó levemente, sintiéndose un poco expuesto.

—No es tan complicado, papá. Es solo... especial.

Namjoon asintió, como si entendiera lo que su hijo quería decir, pero aún así había algo en su expresión que le decía a Taehyung que no lo dejaría pasar tan fácilmente.

—Te entiendo, pero es importante recordar que las relaciones entre vampiros y humanos pueden ser difíciles. Hay riesgos, y quiero que sepas que siempre estaré aquí para apoyarte, no importa lo que decidas.

—Sé que puede ser complicado —respondió Taehyung, mirándolo con sinceridad—. Pero Jungkook es diferente. Él no tiene miedo de lo que soy, y creo que eso lo hace especial.

Namjoon frunció el ceño, pensando en las implicaciones de lo que Taehyung decía.

—Eso es bueno, pero tienes que ser cuidadoso. Los humanos tienen una vida limitada, y no quiero que te lastimen. La eternidad es un concepto pesado, Taehyung. A veces puede ser solitario.

El vampiro asintió, sintiendo el peso de la preocupación de su padre.

—Lo sé, papá. Pero también he sentido soledad durante mucho tiempo. Jungkook me da esperanza y una razón para sonreír. Me hace sentir vivo de una manera que no creía posible.

Namjoon lo observó en silencio, buscando la verdad en las palabras de su hijo. Finalmente, sonrió, viendo la luz que Jungkook había traído a la vida de Taehyung.

—Está bien, hijo. Solo recuerda que el amor no siempre es fácil, pero es valioso. Si decides seguir este camino, hazlo con todo tu corazón, pero también con sabiduría.

Taehyung asintió, sintiéndose reconfortado por las palabras de su padre.

—Gracias, papá. Prometo que seré cuidadoso.

Namjoon se levantó, dando un ligero apretón en el hombro de Taehyung.

—Siempre estaré aquí para ti, Taehyung. Ahora, ve a despertarlo. A veces, un buen desayuno puede hacer maravillas.

Taehyung sonrió, agradecido por el apoyo de su padre. Cuando Namjoon salió de la habitación, el vampiro se volvió hacia Jungkook, que seguía dormido.

Una oleada de ternura lo invadió, y se inclinó sobre él, acariciando su cabello. Había algo en esa conexión, algo que lo hacía sentir completo. Sabía que la relación que estaban construyendo no solo se trataba de amor, sino de un entendimiento profundo entre dos mundos diferentes.

Decidido a aprovechar el momento, Taehyung se inclinó hacia Jungkook, susurrándole suavemente al oído.

—Despierta, amor. Es hora de un nuevo día.

Esa mañana, cuando Jungkook empezó a abrir los ojos, Taehyung ya lo estaba observando. Había una ternura en su mirada, pero también un deseo latente que luchaba por mantenerse bajo control. Jungkook lo saludó con una sonrisa adormilada, y Taehyung, incapaz de resistir, le acarició el cuello con los dedos, notando el pulso bajo su piel.

—Buenos días, Jungkook —murmuró suavemente, acercándose un poco más.

Jungkook se estiró, con el cuerpo relajado, sin notar del todo la tensión en Taehyung. El vampiro se inclinó hacia su cuello, besando la piel suave justo donde había una pequeña marca de la noche anterior. No podía evitarlo, había algo en el aroma y el calor del humano que lo llamaba como un imán.

—Necesito... un poco más — susurró Taehyung contra su piel, con la voz grave.

Jungkook se tensó un poco, pero asintió, todavía confiando ciegamente en él. Taehyung abrió la boca, dejando que sus colmillos rozaran apenas el cuello de Jungkook. Sus dientes se hundieron con cuidado en la piel, lo suficiente para extraer un poco de la sangre caliente. El sabor lo llenó de energía casi de inmediato, y por un breve segundo, su control se tambaleó.

Dentro de él, su murciélago interior, la parte de su naturaleza vampírica más salvaje y primordial, se agitaba, emocionado por el sabor. Quería más. Mucho más. Taehyung sintió cómo ese lado oscuro empujaba contra las barreras de su autocontrol, ansioso por sumergirse completamente en el sabor embriagador de la sangre de Jungkook.

Pero Taehyung, con toda su voluntad, se apartó lentamente. Cerró los ojos con fuerza, su cuerpo temblando por el esfuerzo de contenerse. Chupó suavemente las pequeñas heridas para cerrarlas, asegurándose de que no quedara rastro alguno más allá de las cicatrices que ya marcaban la piel de Jungkook.

—¿Estás bien? —preguntó Jungkook en un susurro, consciente de la tensión en el cuerpo de Taehyung.

Taehyung se apartó y asintió, respirando profundamente para calmarse. Dentro de él, su murciélago interior todavía gruñía, frustrado por haber sido negado, pero Taehyung se obligó a mantenerse firme.

—Sí... estoy bien —dijo finalmente—. Lo siento, a veces es difícil controlarlo.

Jungkook le acarició el rostro con suavidad, mostrándole que no estaba molesto ni asustado.

—Confío en ti, Tae. Sé que no me harías daño —susurró con una sonrisa tranquilizadora.

Las palabras de Jungkook aliviaron el alma de Taehyung, y el vampiro se inclinó para besar suavemente su frente.

—Gracias por confiar en mí —dijo Taehyung con una sonrisa tenue—. Eres más fuerte de lo que piensas.

Aunque aún sentía la tensión de su deseo por la sangre, Taehyung sabía que era capaz de controlar a la bestia dentro de él por el bien de Jungkook. Podía saborear la dulzura de su sangre, pero había algo más importante: la conexión y el amor que compartían.

Sabía que necesitaría más sangre para mantenerse fuerte, pero sería paciente. No lo forzaría.

Después de esa intensa mañana, Taehyung decidió que era hora de llevar a Jungkook a un lugar más seguro, donde pudieran estar juntos sin las preocupaciones del mundo exterior. Se levantaron, y con una sonrisa, Taehyung tomó la mano de Jungkook, guiándolo hacia el lugar que había reservado para ellos.

El lugar seguro era un refugio escondido en lo profundo de un bosque antiguo, rodeado de árboles altos y un silencio casi reverente. La cabaña, hecha de madera oscura y decorada con detalles que recordaban la elegancia vampírica, era su santuario. Al entrar, la luz suave del sol se filtraba a través de las ventanas, creando un ambiente cálido y acogedor.

—Este es mi lugar especial —dijo Taehyung, mientras miraba a Jungkook, quien se asomaba con curiosidad a cada rincón.

La cabaña estaba llena de pequeñas comodidades: libros antiguos en estanterías, una chimenea que ofrecía calor y un pequeño jardín que Taehyung había cuidado con esmero. Jungkook se sintió atraído por un gran ventanal que daba a un paisaje de naturaleza virgen, donde la tranquilidad reinaba.

—Es hermoso —dijo Jungkook, sonriendo mientras exploraba.

—Quería que tuvieras un espacio donde te sintieras seguro y en paz —respondió Taehyung, acercándose a él—. Aquí podemos ser nosotros mismos.

Pasaron la mañana hablando y riendo, Jungkook compartiendo historias de su vida humana, mientras Taehyung escuchaba atentamente, fascinado por cada pequeño detalle. Le preguntó sobre las costumbres humanas, los festivales, las fiestas y las tradiciones, y Jungkook se sintió emocionado al compartir todo lo que sabía.

A medida que avanzaba la tarde, decidieron salir al pequeño jardín. Taehyung le mostró a Jungkook las plantas y flores que había cultivado, explicando sus propiedades y su significado en su mundo. Jungkook estaba maravillado, nunca había visto nada igual. Cada flor tenía una historia, y Taehyung se sentía orgulloso de poder compartir ese mundo con él.

—¿Y esta? —preguntó Jungkook, señalando una planta de flores rojas vibrantes.

—Esa es la flor de la sangre —dijo Taehyung, riendo suavemente—. Se dice que simboliza la conexión entre los vampiros y los humanos. Es un recordatorio de que nuestras vidas están entrelazadas.

A medida que el sol comenzaba a ponerse, el cielo se teñía de tonos dorados y anaranjados. Taehyung tomó la mano de Jungkook nuevamente, llevándolo de regreso a la cabaña. La atmósfera se volvía cada vez más mágica y romántica, y Jungkook sintió que la conexión entre ellos se profundizaba con cada momento que compartían.

Cuando finalmente se sentaron juntos en la chimenea, el crepitar del fuego llenaba el espacio con una calidez reconfortante. Taehyung, mirando a Jungkook a los ojos, sintió una oleada de emociones.

—Eres lo mejor que me ha pasado, Jungkook —confesó Taehyung, su voz suave y llena de sinceridad.

Jungkook sonrió, sintiendo que su corazón se llenaba de alegría.

—Y tú eres lo que siempre soñé —respondió, su mirada brillante—. No puedo esperar a seguir explorando todo contigo.

Así, la mañana se convirtió en tarde, y la tarde se deslizó suavemente hacia la noche, con el sonido de sus risas y susurros llenando la cabaña. En ese refugio seguro, ambos supieron que habían encontrado algo especial, un vínculo que trasciende el tiempo y las sombras.

La noche envolvió la cabaña en un manto de estrellas, y el aire se volvió fresco y fragante con el aroma de la naturaleza que los rodeaba. Dentro, el crepitar del fuego y la suave luz danzante creaban un ambiente acogedor y romántico.

Taehyung, sintiéndose lleno de energía tras haber mordido a Jungkook esa mañana, se acomodó más cerca de él en el sofá. La conexión entre ellos se sentía más intensa que nunca. Jungkook, aún con la calidez de su último día, se inclinó hacia Taehyung, buscando la cercanía que habían disfrutado tanto.

—¿Qué te gustaría hacer esta noche? —preguntó Jungkook, con una chispa de curiosidad en sus ojos.

Taehyung sonrió, su mente llena de posibilidades. —Podríamos contar historias, o... —susurró, acercándose—. O podríamos ver las estrellas desde el porche.

Jungkook, intrigado, asintió. —Me encantaría eso. Nunca he visto tantas estrellas.

Ambos se levantaron y salieron al porche, donde un cielo despejado los recibió. Las estrellas brillaban como diamantes, y la luna llena iluminaba el paisaje a su alrededor. Taehyung se sentó en el borde del porche, mientras Jungkook se unía a él, sintiendo una mezcla de asombro y paz.

—Es hermoso —dijo Jungkook, mirando hacia arriba—. En la ciudad nunca se ven así.

Taehyung lo observó, su corazón latiendo más rápido. —Para los vampiros, la noche tiene su propia magia. Pero con alguien especial, incluso las estrellas se ven diferentes.

Jungkook se sonrojó, volviendo su mirada hacia Taehyung. —¿Es así? ¿La noche es más bonita para ustedes?

—Sí, pero solo si la compartes con alguien que realmente te importa —respondió Taehyung, su voz suave como un susurro. —¿Te gustaría saber más sobre nosotros, sobre los vampiros y sus costumbres?

Jungkook asintió entusiasmado. —Claro, cuéntame.

Taehyung comenzó a relatarle historias sobre los antiguos vampiros y sus tradiciones, historias de amor y traición, de batallas libradas bajo la luna, y de la importancia de la sangre en su mundo. Jungkook escuchó cautivado, imaginando cada escena que Taehyung describía con tanto detalle.

Mientras hablaban, Taehyung sintió que la energía de Jungkook lo atraía cada vez más. Recordó el impulso que había sentido por morderlo, y a medida que la conversación avanzaba, su murciélago interior se alborotaba, deseando más de lo que podría ofrecer. Pero se controló, recordando las palabras que había compartido con su padre, Namjoon, sobre la importancia de la conexión emocional y el respeto.

A pesar de su deseo, Taehyung se centró en Jungkook, en su risa y en la forma en que sus ojos brillaban bajo la luz de la luna. La conversación continuó fluyendo, llena de risas y descubrimientos, hasta que la fatiga comenzó a hacer mella en Jungkook.

—Estoy un poco cansado —admitió Jungkook, apoyando su cabeza en el hombro de Taehyung.

Taehyung sonrió, acariciando suavemente su cabello. —Espera aquí un momento.

Se levantó y entró a la cabaña, buscando una manta cálida. Al regresar, envolvió la manta alrededor de Jungkook, quien se sonrió, sintiéndose acogido y protegido.

—Gracias —murmuró Jungkook, sus ojos comenzando a cerrarse.

—Duerme, estaré aquí —prometió Taehyung, mirando las estrellas mientras mantenía su mano sobre la de Jungkook.

Poco a poco, Jungkook se quedó dormido, su respiración se volvió suave y regular. Taehyung lo observó, sintiendo una mezcla de amor y protección. En ese momento, supo que todo lo que había deseado estaba justo frente a él.

Mientras la noche avanzaba, Taehyung se quedó inmóvil, sintiendo cómo el vínculo entre ellos se fortalecía. No solo eran un vampiro y un humano; eran dos almas entrelazadas, unidas por un destino que ambos apenas comenzaban a comprender. A medida que el viento susurraba entre los árboles, Taehyung prometió que haría todo lo posible para proteger a Jungkook y explorar juntos su relación, independientemente de los desafíos que pudieran enfrentar.

Y así, bajo el vasto cielo estrellado, el tiempo se detuvo, y las estrellas fueron testigos de su amor naciente.

La mañana siguiente llegó con una luz dorada que se filtraba a través de las ventanas de la cabaña, iluminando el espacio con un brillo suave y cálido. Taehyung despertó antes que Jungkook, disfrutando del sonido del silencio que rodeaba el lugar. Sonriendo para sí mismo, decidió que era un buen día para dejar que Jungkook expresara su creatividad.

Al girar hacia el lado donde Jungkook había dormido, lo vio aún acurrucado en la manta, con el rostro sereno y una sonrisa tranquila en los labios. Taehyung no pudo evitar sentir una oleada de ternura al observarlo. Con cuidado, se levantó y se dirigió a la cocina para preparar algo de desayuno, esperando que el aroma despertara a Jungkook.

Después de unos minutos, el olor a pan tostado y frutas frescas llenó el aire, y Jungkook se movió, estirándose lentamente antes de abrir los ojos.

—Buenos días, artista —dijo Taehyung, sonriendo mientras colocaba un plato frente a Jungkook.

—Buenos días —respondió Jungkook, todavía un poco somnoliento pero iluminado por la sonrisa de Taehyung—. ¿Qué has preparado?

—Algo sencillo, pero delicioso. Espero que te guste —dijo Taehyung, viendo cómo Jungkook comenzaba a comer, disfrutando de cada bocado.

Después del desayuno, Jungkook se levantó de la mesa y, con una chispa en los ojos, dijo: 

—Tengo una idea. Quiero pintarte.

Taehyung sintió su corazón latir un poco más rápido. 

— ¿Pintarme?

—Sí, en un lienzo. Quiero capturar este momento. Eres... inspirador —dijo Jungkook, sonrojándose ligeramente mientras buscaba su equipo de pintura.

Taehyung sonrió, sintiéndose halagado. Se sentaron en la mesa, donde Jungkook había colocado un lienzo en blanco y sus colores. Mientras Jungkook comenzaba a trazar las líneas iniciales, Taehyung se acomodó en una silla frente a él, su corazón latiendo con emoción.

—¿Cómo quieres que pose? —preguntó Taehyung, sintiéndose un poco nervioso pero emocionado.

—Solo relájate, sé tú mismo. Quiero que muestres quién eres realmente —respondió Jungkook, concentrándose en los trazos que hacía en el lienzo.

Mientras Jungkook pintaba, Taehyung lo observaba, cautivado por la forma en que sus cejas se fruncían al concentrarse, y cómo sus manos se movían con una gracia que lo fascinaba. Las pinceladas comenzaban a dar forma a su figura, capturando la esencia de lo que era.

—Nunca pensé que fuera tan divertido ser pintado —dijo Taehyung, rompiendo el silencio.

—Y yo nunca pensé que sería tan divertido pintar a alguien tan increíble como tú —respondió Jungkook, sin apartar la vista del lienzo.

La atmósfera se llenó de risas y charlas despreocupadas mientras Jungkook se adentraba más en su obra. Taehyung no podía evitar hacer pequeñas poses y gestos, disfrutando de la atención de Jungkook.

Sin embargo, mientras Jungkook mezclaba colores, algo más comenzó a despertar en Taehyung. Un impulso que había mantenido controlado empezaba a asomarse, y no podía evitar pensar en lo que significaba estar tan cerca de Jungkook, de ser su musa, su inspiración.

—A veces siento que podría quedarme mirándote por horas —murmuró Jungkook, levantando la vista de su trabajo por un momento—. Tienes una belleza única.

Taehyung sonrió, un poco avergonzado, pero su murciélago interior se emocionaba ante el cumplido. 

— Quizás podrías pintarme más a menudo.

Jungkook rió suavemente. 

— Tal vez. Pero solo si prometes seguir haciéndome sentir inspirado.

La pintura continuó mientras el tiempo parecía desvanecerse, y las horas pasaron volando entre risas, historias y una conexión que crecía más fuerte con cada palabra. Taehyung, sintiéndose más vivo que nunca, se permitió soñar con un futuro donde él y Jungkook compartieran mucho más que solo momentos de inspiración.

Finalmente, Jungkook se alejó del lienzo, dando un paso atrás para admirar su trabajo. —He terminado. Ven, mira.

Taehyung se levantó y se acercó, sus ojos se abrieron de par en par al ver su retrato. Era impresionante: Jungkook había capturado no solo su apariencia, sino también su esencia, la mezcla de misterio y ternura que lo definía.

—Es... hermoso —dijo Taehyung, sintiéndose profundamente conmovido.

—Me alegra que te guste —respondió Jungkook, sonriendo con orgullo—. Es un recordatorio de este día, de nosotros.

Ambos compartieron una mirada, una conexión que parecía electrificar el aire entre ellos. En ese momento, Taehyung supo que cada día juntos sería una nueva aventura, un nuevo lienzo en el que pintar su historia compartida.

La luz del día comenzaba a desvanecerse, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rosas mientras Taehyung contemplaba su retrato. No solo era una imagen; era una representación tangible de su conexión con Jungkook, una manifestación de los sentimientos que habían ido creciendo entre ellos.

—Me has hecho ver cosas que no sabía que podía ver de mí mismo —dijo Taehyung, su voz suave y sincera—. No solo como vampiro, sino como persona.

—Siempre he creído que hay más en ti de lo que dejas ver —respondió Jungkook, sus ojos brillando con admiración—. Quiero que sepas que estoy aquí para ti, sin importar lo que pase.

El corazón de Taehyung dio un vuelco ante esas palabras, y una oleada de gratitud lo inundó. Se acercó a Jungkook y, en un impulso, lo abrazó con fuerza, sintiendo el calor humano que emanaba de él. Fue un abrazo lleno de promesas silenciosas, de un futuro que ambos deseaban explorar.

—Gracias por ser tan increíble —susurró Taehyung, sintiendo la calidez del momento.

—Siempre —respondió Jungkook, devolviendo el abrazo y sintiendo la protección que Taehyung le brindaba, incluso como vampiro.

Después de un momento, ambos se separaron, con sonrisas brillantes en sus rostros. Jungkook miró el lienzo una vez más y luego se volvió hacia Taehyung.

—¿Te gustaría salir a dar un paseo? —sugirió Jungkook—. Hay un lugar en el bosque que es perfecto para ver el atardecer.

—Me encantaría —respondió Taehyung, emocionado ante la idea de explorar el mundo humano a través de los ojos de Jungkook.

Ambos se prepararon rápidamente, y Taehyung se sintió ligero y libre al salir de la cabaña, como si la naturaleza misma lo estuviera invitando a unirse a ella. El aire fresco del bosque le llenó los pulmones, y los sonidos de la naturaleza lo rodearon. Se adentraron entre los árboles, riendo y compartiendo historias, mientras Jungkook señalaba algunas plantas y animales que encontraba interesantes.

—Nunca imaginé que un vampiro como tú podría disfrutar tanto del aire libre —bromeó Jungkook, con una sonrisa traviesa.

—Los vampiros no siempre son lo que parecen, Jungkook —respondió Taehyung, divertido—. Hay más en mí que solo sed de sangre.

—Lo sé. Lo estoy viendo —dijo Jungkook, y la seriedad de su tono hizo que Taehyung se sonrojara ligeramente.

Finalmente, llegaron a un claro donde la vista del atardecer era simplemente mágica. El sol se deslizaba por el horizonte, arrojando matices de naranja, rosa y dorado sobre el cielo. Ambos se sentaron en la hierba alta, y Taehyung se sintió invadido por una profunda sensación de paz.

—Es hermoso —murmuró Taehyung, mirando el cielo, pero también observando cómo la luz jugaba en el rostro de Jungkook.

—Es como un cuadro en movimiento —respondió Jungkook, tomando un momento para admirar la escena—. Pero yo prefiero este momento contigo.

Taehyung se volvió hacia él, sintiendo su corazón latir con fuerza. —¿Sabes? Cada día que paso contigo me siento más humano. Como si realmente estuviera vivo.

—Eso es porque lo eres —dijo Jungkook, mirándolo a los ojos—. No importa lo que digan los demás sobre lo que eres. Lo que importa es cómo te sientes tú y cómo me haces sentir a mí.

Taehyung sonrió, sintiéndose más conectado que nunca. Sin pensarlo, inclinó la cabeza hacia adelante y lo besó suavemente. Fue un beso lleno de ternura y promesas, un puente entre sus mundos. Jungkook respondió, acercándose más, y el mundo alrededor de ellos se desvaneció.

Cuando finalmente se separaron, ambos respiraron profundamente, con sonrisas en los labios y el corazón latiendo rápido.

—¿Sabes qué más hacen los humanos? —preguntó Taehyung, divertido y travieso.

—¿Qué? —respondió Jungkook, con curiosidad.

—A veces se enamoran. —Y mientras decía esto, sus ojos brillaron con una intensidad que reflejaba sus sentimientos.

Jungkook se quedó en silencio por un momento, antes de sonreír, sus mejillas ligeramente sonrojadas.

— Entonces, parece que estoy aprendiendo lo que significa ser humano después de todo.

Ambos rieron suavemente, disfrutando de la simplicidad del momento mientras el sol desaparecía detrás de las montañas. La noche se acercaba, pero en sus corazones había una luz que nunca se apagaría.

El aire fresco de la noche se fue apoderando del bosque mientras el sol se desvanecía por completo, dejando tras de sí un cielo estrellado. Taehyung y Jungkook seguían sentados en el claro, con las piernas cruzadas, disfrutando del silencio que solo la naturaleza podía ofrecer. El sonido de los árboles moviéndose con el viento y los lejanos susurros de los animales nocturnos eran el único acompañamiento a la tensión que comenzaba a formarse entre ellos.

Jungkook se acomodó sobre la hierba, intentando no mirar directamente a Taehyung. Había algo en su mente, algo que debía decir, pero temía que las palabras cambiaran todo lo que habían construido. Finalmente, decidió hablar, su voz baja y llena de incertidumbre.

—Taehyung... —comenzó, y Taehyung levantó la vista, encontrando en los ojos de Jungkook una mezcla de tristeza y preocupación—. Necesito volver con mi clan. No podemos seguir aquí por mucho más tiempo.

Taehyung frunció el ceño, su cuerpo tenso de inmediato. No sabía si había entendido bien lo que Jungkook acababa de decir, pero la sensación de que algo no estaba bien se apoderó de él.

—¿Qué estás diciendo? —preguntó con suavidad, aunque su voz era firme—. ¿Quieres dejarme aquí, solo?

Jungkook, con una mueca que intentaba disimular el horror, asintió levemente.

—No es así. Pero mi clan... no puedo seguir ignorándolos. Ellos dependen de mí, Taehyung. Es lo que debo hacer.

El vampiro miró a Jungkook, y una sensación de desesperación se apoderó de él. No podía permitir que Jungkook se fuera. No podía perderlo. Sabía que si él regresaba a su clan, su vida podría estar en grave peligro, pero también sabía algo mucho más aterrador: si Jungkook regresaba y se separaban, ambos morirían. El vínculo entre ellos era más profundo de lo que Jungkook podía imaginar, y romperlo significaba la destrucción de ambos.

—No puedes irte —dijo Taehyung con firmeza, levantándose lentamente. La mirada de sus ojos, ahora más intensos que nunca, no dejaba lugar a dudas—. Si te vas, ambos moriremos.

Jungkook se tensó al escuchar sus palabras, un escalofrío recorriéndole la espalda. No podía ser. No podía ser tan grave. Su mente empezó a dar vueltas mientras trataba de procesar lo que Taehyung le había dicho. ¿Cómo era posible? ¿Cómo podía él, un humano, ser tan vital para un vampiro?

—Taehyung... —murmuró, su voz vacilante—. ¿Qué estás diciendo? No es... posible.

Pero Taehyung no dio marcha atrás, sus ojos fijos en los de Jungkook. Cada palabra que pronunciaba llevaba consigo una determinación inquebrantable.

—Es más que posible, Jungkook. Es la verdad. Mi inmortalidad está ligada a la tuya. Si te vas, si nos separamos, el vínculo se romperá. Y eso nos matará a los dos.

El rostro de Jungkook se transformó al escuchar la gravedad de las palabras de Taehyung, y no pudo evitar una mueca de horror. Su corazón se aceleró, su respiración se volvió más pesada, pero sabía que no podía mostrar su miedo. No frente a Taehyung. Así que, forzando una sonrisa que no llegó a sus ojos, intentó mantener la calma.

—No puede ser tan... No puede ser tan serio, Taehyung. Solo... no puedo quedarme aquí para siempre.

Taehyung dio un paso hacia él, dejando que sus palabras llegaran con todo el peso de su significado.

—Si te vas, lo perderemos todo. Tú y yo. Este momento, nuestra conexión, todo lo que hemos vivido... desaparecerá, y ni siquiera el clan podrá salvarnos.

Jungkook se quedó en silencio, incapaz de responder. El peso de lo que Taehyung decía era demasiado grande para comprenderlo de inmediato. ¿Estaba dispuesto a sacrificarlo todo por una promesa que ni siquiera sabía si debía cumplir? Los temores se apoderaban de él mientras se enfrentaba a una realidad que nunca había imaginado.

Taehyung, al ver la lucha en los ojos de Jungkook, se acercó aún más, tocando ligeramente su brazo.

—No quiero perderte. Pero si me dejas ir, si te vas sin mí... será el final para ambos.

Jungkook cerró los ojos por un momento, respirando profundamente. En su pecho, el amor por Taehyung era tan fuerte que no podía ignorarlo. El miedo de perderlo lo paralizaba, pero sabía que también debía tomar una decisión. El silencio se alargó entre ellos, pesado como el aire antes de una tormenta.

Finalmente, Jungkook abrió los ojos, enfrentándose a Taehyung con una expresión más serena, aunque en su interior seguía luchando.

—No voy a dejarte. Pero esto... esto no será fácil, Taehyung.

Taehyung asintió, su corazón acelerado por la esperanza que renacía en su pecho. Quizás no podía escapar de su destino, pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que su futuro no estaba sellado en la oscuridad.

—Lo sé. Pero estoy dispuesto a luchar por ti. Y por nosotros.

Ambos se quedaron allí, bajo el cielo estrellado, sabiendo que nada sería sencillo, pero también que no había nada que desearan más que estar juntos, a pesar de todo lo que se interponía entre ellos.

El aire en el hotel estaba pesado con la tensión que ambos sentían tras la conversación en el bosque. Jungkook y Taehyung regresaron al lugar sin intercambiar muchas palabras, cada uno sumido en sus propios pensamientos, hasta que la presencia de Namjoon rompió el silencio que había caído entre ellos.

—Taehyung, tu tío Jhope te está buscando para que le ayudes con los cachorros —dijo Namjoon, con una sonrisa que parecía aliviar la atmósfera tensa.

Al escuchar su nombre, los ojos de Taehyung se iluminaron, y un brillo en sus ojos azules hizo que su rostro se suavizara. Con un gesto tímido, se acercó a Jungkook, quien lo miraba con atención, y le dio un beso en la mejilla. Un gesto simple pero cargado de sentimientos, como si en ese pequeño acto de afecto estuviera pidiendo permiso para seguir adelante, para vivir esa conexión que había nacido tan inesperadamente entre ellos.

—Nos vemos luego —susurró Taehyung, sintiéndose nervioso ante la mirada profunda de Jungkook, quien aún parecía estar asimilando todo lo que había ocurrido en el último rato.

Jungkook observó cómo Taehyung se alejaba, dirigiéndose hacia la dirección de su tío, y su mente seguía tratando de entender la magnitud de lo que le había tocado vivir. La realidad de estar en un mundo que no entendía lo dejaba desorientado, y su compromiso con su prometida, su vida humana, seguían pesando en su corazón.

Cuando la figura de Taehyung desapareció de su vista, Namjoon se giró hacia Jungkook, notando la confusión evidente en sus ojos.

—Sígueme —dijo Namjoon, su tono sereno pero lleno de una autoridad que Jungkook no pudo ignorar. La voz de Namjoon, tan firme, lo hizo dar un paso hacia adelante, siguiéndolo al despacho sin decir palabra alguna.

Una vez dentro, Namjoon cerró la puerta con un suave clic y ambos se sentaron frente a un escritorio lleno de papeles. El aire estaba cargado de un silencio que Jungkook no sabía cómo romper. Finalmente, Namjoon lo miró, sus ojos profundos reflejando una mezcla de comprensión y seriedad.

—Sé que estás confundido. Lo que pasó hace un rato entre tú y Taehyung es más profundo de lo que crees. —Namjoon pausó, como si le diera tiempo a las palabras para calar en Jungkook—. Has hecho "clic" con mi hijo, y eso tiene un peso importante en nuestro mundo, en el nuestro, el de los vampiros. No es algo que suceda todos los días. Y te lo digo porque sé lo que esto significa, más de lo que te imaginas.

Jungkook frunció el ceño, sintiendo que su estómago se apretaba con la tensión de la situación.

—Pero... —comenzó, sintiendo que las palabras se atoraban en su garganta—. Yo no pertenezco a este mundo, Namjoon. Soy humano, con responsabilidades en la mafia. Mi familia depende de mí. Y... en seis meses me caso con mi prometida, que seguramente me está esperando. —Miró a Namjoon directamente a los ojos, su voz firme a pesar de la confusión que sentía. —Para que quede claro, soy heterosexual. Esto, todo esto, es... demasiado.

Namjoon lo miró con calma, entendiendo la dificultad de las palabras de Jungkook. Sabía que no era fácil aceptar una realidad tan ajena a su vida, pero también sabía que el destino de los dos estaba inevitablemente entrelazado, de una manera que no podían comprender completamente aún.

—Sé que esto no es lo que esperabas, Jungkook. Nadie te ha preparado para este momento. Pero lo que ocurre entre tú y Taehyung no es algo que puedas simplemente dejar atrás. Si decides alejarte, si eliges regresar a tu mundo... ambos podrían morir. Y no es una amenaza vacía, es la realidad de nuestra existencia. Los lazos entre los vampiros y sus destinados son... irreversibles.

Jungkook sintió un escalofrío recorrer su espalda, y las palabras de Namjoon resonaron en su cabeza como un eco distante, pero con una claridad aterradora. Su mente seguía buscando respuestas, pero en ese momento, las dudas se multiplicaron en su interior.

—¿Y qué se supone que haga? —preguntó, sin saber si esperaba una respuesta, o si solo necesitaba liberar la presión que sentía en su pecho.

Namjoon suspiró y se recostó en su silla, mirando a Jungkook con una mezcla de pena y comprensión.

—Haz lo que sientas que es lo correcto, pero debes saber que, en este mundo, el destino tiene una forma extraña de manejar las cosas. Si decides quedarte cerca de Taehyung, tu vida cambiará por completo. Y no hablo solo de lo que significa ser su compañero. Hablo de que ambos están conectados de una manera que desafía todo lo que conocías antes. —Hizo una pausa antes de continuar—. No te estoy pidiendo que abandones tu vida, ni a tu prometida. Pero, debes entender que este no es un camino que puedas recorrer a medias. Estás atrapado entre dos mundos, y solo tú puedes decidir cuál seguir.

Las palabras de Namjoon golpearon a Jungkook con fuerza. Una mezcla de miedo, responsabilidad, y algo más, algo profundo, comenzaba a formarse dentro de él. Sin poder decir nada más, se levantó de la silla y caminó hacia la ventana, mirando hacia el exterior, donde la oscuridad de la noche comenzaba a envolver el hotel.

No había respuestas fáciles, y la verdad era que, en este nuevo mundo, él ya no era el mismo de antes.

Jungkook salió del despacho con la cabeza llena de pensamientos, pero antes de poder procesar del todo lo que Namjoon le había dicho, escuchó un sonido familiar en el pasillo. Al levantar la vista, vio a Taehyung corriendo hacia él con una sonrisa brillante que iluminaba el lugar.

—¡Jungkookie! —exclamó Taehyung, lanzándose hacia él con una velocidad que el humano apenas pudo anticipar.

En un instante, Taehyung estaba en sus brazos, rodeando su cuello con los brazos y sus piernas con fuerza alrededor de su cintura, como si fuera un pequeño koala aferrándose a un árbol. Jungkook, sorprendido pero instintivamente firme, lo sostuvo con ambas manos, estabilizándose mientras el cuerpo cálido de Taehyung se acurrucaba contra él.

—Te extrañé —murmuró Taehyung contra su cuello, dejando un suave beso ahí antes de apartarse lo suficiente para mirarlo.

Sus ojos azules brillan con una mezcla de felicidad y dulzura, y en sus labios se dibuja una sonrisa que hacía que el pecho de Jungkook se apretara.

—¿Extrañarme? —repitió Jungkook, con las cejas alzadas y un tono de incredulidad. —No hemos estado separados tanto tiempo.

Taehyung hizo un puchero, frunciendo los labios como si hubiera escuchado algo ofensivo.

—¡Fueron horas! Y además, estuve ayudando a mi tío con los cachorros... pero no podía dejar de pensar en ti.

Mientras hablaba, sus manos se movían suavemente por los hombros de Jungkook, trazando pequeños círculos. Antes de que Jungkook pudiera decir algo, Taehyung empezó a dejar una serie de besitos rápidos por todo su rostro, desde la frente hasta la nariz y luego las mejillas.

—T-Taehyung... —balbuceó Jungkook, tratando de no sucumbir al caos de emociones que el vampiro despertaba en él.

—Shh... no hables —dijo Taehyung, colocándole un dedo sobre los labios con una pequeña risita—. Solo déjame mimarte un poco, ¿sí?

Jungkook cerró los ojos por un momento, sintiendo cómo los suaves besos de Taehyung llenaban su rostro de calor. No estaba acostumbrado a esta cercanía, a este tipo de afecto tan abierto y puro. Sin embargo, no podía negar que, a pesar de lo extraño que le resultaba, había algo profundamente reconfortante en ello.

Cuando Taehyung finalmente se detuvo, apoyó su frente contra la de Jungkook, mirándolo a los ojos con una intensidad que hizo que el corazón del humano latiera con fuerza.

—¿Estás bien? —preguntó Taehyung, su voz ahora más baja, como si pudiera sentir la confusión que luchaba dentro de Jungkook.

Jungkook tragó saliva, intentando encontrar las palabras adecuadas.

—Estoy... bien, creo. —Hizo una pausa, mirándolo directamente a esos ojos azules que parecían capaces de ver a través de su alma—. Solo necesito tiempo para procesar todo esto.

Taehyung asintió lentamente, acariciando su mejilla con ternura.

—No te preocupes. No importa cuánto tiempo necesites, estaré aquí para ti, ¿sí?

Esas palabras, tan simples pero cargadas de significado, hicieron que algo dentro de Jungkook se rompiera y se reconstruyera al mismo tiempo. Por primera vez, se permitió sonreír, aunque fuera apenas un poco, mientras ajustaba su agarre en el cuerpo de Taehyung, asegurándose de que estuviera cómodo.

—Eres demasiado, ¿Lo sabías? —murmuró, su tono una mezcla de exasperación y algo que se asemejaba al cariño.

Taehyung rió suavemente, apoyando su cabeza en el hombro de Jungkook mientras lo abrazaba con más fuerza.

—Y tú eres perfecto —respondió con un susurro.

Mientras caminaban por el pasillo, con Taehyung aún aferrado a él como un koala, Jungkook comenzó a aceptar lentamente que su vida estaba a punto de cambiar de formas que nunca hubiera imaginado. Y aunque todavía no estaba seguro de cómo manejar todo, sabía que, con Taehyung a su lado, no estaría solo en este nuevo y desconocido camino.

Mientras Jungkook caminaba por el largo pasillo con Taehyung aún aferrado a su cintura, notó que Taehyung parecía más relajado, dejando su cabeza descansar en su hombro. Sin embargo, Taehyung no tardó en romper el silencio.

—¿Sabías que estoy a punto de cumplir 118 años? —dijo de repente, levantando la cabeza para mirarlo con una sonrisa.

Jungkook, todavía adaptándose al hecho de que estaba sosteniendo a un hombre-lobo como si fuera su propio peluche, parpadeó, sorprendido.

—¿Ciento... dieciocho? —repitió con incredulidad, mirándolo de reojo.

Taehyung rió suavemente, sus colmillos asomando de forma adorable.

—¡Sí! Aunque para ti suene mucho, en mi mundo aún soy joven. En unos días será mi cumpleaños y quiero que sea especial.

Jungkook arqueó una ceja, notando el entusiasmo en los ojos de Taehyung.

—¿Especial cómo?

Taehyung se inclinó hacia él, como si estuviera compartiendo un gran secreto.

—Quiero una gran fiesta. Con luces, música, comida deliciosa... —Hizo una pausa y sus ojos brillaron aún más—. Pero lo que más quiero es cumplir mi mayor deseo.

Jungkook podía sentir que esa última parte era importante por la manera en que Taehyung lo miraba, casi como si esperara su permiso.

—¿Y cuál es ese deseo? —preguntó finalmente, con una mezcla de curiosidad y cautela.

Taehyung suspiró, bajando la mirada por un momento antes de volver a fijarla en Jungkook, llena de determinación.

—Quiero salir al mundo humano.

Jungkook se detuvo en seco, mirándolo fijamente.

—¿Salir al mundo humano?

—Sí —respondió Taehyung, su voz llena de emoción—. Quiero ver cómo es tu mundo. Quiero caminar por las calles, sentir el sol directamente en mi piel sin preocuparme por reglas antiguas.

Jungkook frunció el ceño, recordando las palabras de Namjoon y lo estrictos que parecían ser en ese lugar.

—¿No está... prohibido para ti?

Taehyung asintió lentamente, haciendo un puchero adorable.

—Lo está. Mi papá dice que es demasiado peligroso, que los humanos no aceptarían lo que soy. Pero... —Su tono se suavizó, y sus dedos jugaron distraídamente con el cuello de la camisa de Jungkook—. Si tengo un destino humano como tú, entonces quizás no sea tan malo. Quizás tú puedas mostrarme cómo es todo allá afuera.

Jungkook exhaló con fuerza, ajustando su agarre en Taehyung mientras procesaba la solicitud.

—Taehyung, apenas entiendo lo que está pasando entre nosotros. Y tú quieres que te saque al mundo humano, donde ni siquiera sé cómo reaccionarían a algo así.

Taehyung ladeó la cabeza, sus ojos azules observándolo con una mezcla de inocencia y astucia.

—¿Qué tan difícil puede ser? Solo... finjo ser como tú, ¿No?

Jungkook soltó una risa corta y seca, sacudiendo la cabeza.

—Eres cualquier cosa menos normal, Taehyung.

El omega no pareció ofenderse; de hecho, sonrió ampliamente y volvió a abrazarlo con fuerza.

—Lo tomaré como un cumplido.

Mientras continuaban caminando, Taehyung seguía hablando emocionado sobre lo que imaginaba del mundo humano: los edificios altos, los parques llenos de flores, la música en vivo, e incluso los postres que había escuchado que los humanos disfrutan. Jungkook no podía evitar sonreír de vez en cuando ante su entusiasmo, aunque una parte de él seguía sintiendo un peso en el pecho.

Sabía que las reglas de ese lugar no eran flexibles, y cumplir el deseo de Taehyung significaba arriesgarse a desafiar más de lo que estaba preparado para enfrentar. Pero mientras lo escuchaba hablar, con su voz llena de esperanza, no podía evitar pensar que quizá, solo quizá, podría hacer que ese sueño se volviera realidad.

Y aunque no lo admitiría en voz alta, había algo en el brillo en los ojos de Taehyung que hacía que Jungkook se cuestionara hasta dónde estaba dispuesto a llegar por él.

Mientras caminan por el extenso pasillo del castillo, Jungkook y Taehyung llegaron al jardín central, un lugar amplio con flores brillantes bajo la luz de la luna. El aire fresco llenaba el ambiente, y los sonidos de risas y ladridos pequeños resonaban por todas partes.

Frente a ellos estaba un hombre alto y robusto, con una presencia que irradiaba autoridad, pero su sonrisa era cálida y relajada. Vestía ropa oscura, sencilla pero elegante, y su cabello estaba cuidadosamente despeinado. Jungkook lo reconoció al instante como alguien importante, aunque no había escuchado su nombre antes.

El hombre se acercó con pasos firmes y, para sorpresa de Jungkook, hizo una leve reverencia.

—Saludos, destinado de mi sobrino —dijo con una voz grave pero amable, levantando la vista para mirarlo directamente—. Soy Jackson, el tío lobo de Taehyung. Es un honor conocerte.

Jungkook parpadeó, ligeramente incómodo con el gesto, y miró a Taehyung en busca de alguna explicación. Pero el omega simplemente sonrió y apoyó la barbilla en el hombro de Jungkook.

—Mi tío es muy respetuoso con las tradiciones. —Taehyung lo explicó en un susurro, antes de girarse hacia Jackson—. Tío, ¿no puedes ser menos formal? Mira, lo estás asustando.

Jackson rió suavemente y se enderezó, cruzando los brazos sobre el pecho.

—No lo estoy asustando, pequeño. Solo estoy mostrando el respeto que merece alguien que hizo "clic" contigo.

Jungkook aclaró su garganta, sintiéndose atrapado en medio de algo que todavía no comprendía del todo.

—Eh... un gusto conocerte, Jackson.

Antes de que pudieran continuar la conversación, un estruendo en un rincón del jardín desvió la atención de todos. Un hombre delgado, de cabello rojizo y ojos chispeantes, apareció corriendo detrás de un grupo de pequeños lobos que no dejaban de saltar y ladrar.

—¡No, no, no! ¡Dejen de morder eso! —gritó el hombre, intentando desesperadamente evitar que los cachorros destrozaran una maceta llena de flores.

Taehyung soltó una carcajada y saltó de los brazos de Jungkook, corriendo hacia él.

—¡Tío Jhope! ¿Qué están haciendo ahora tus traviesos?

Jhope, quien parecía un torbellino de energía, se giró hacia Taehyung con una expresión de alivio.

—¡Taehyung! Ven aquí y ayúdame antes de que destruyan todo el jardín.

Los cachorros, unos cinco en total, eran pequeños pero rápidos, y parecían estar en todas partes a la vez. Jungkook observó, desconcertado, cómo Taehyung se unía al caos, persiguiendo a los pequeños lobos con una mezcla de risas y órdenes cariñosas.

—Siempre es así con Jhope y sus "cachorritos" —comentó Jackson, acercándose a Jungkook con una sonrisa divertida—. Él los entrena, pero parecen entrenarlo más a él.

Jungkook miró a Jackson con una ceja arqueada, señalando al grupo que corría de un lado a otro.

—¿Y esos son...?

—Son cachorros de la manada —explicó Jackson, relajado—. Están aprendiendo a controlar sus transformaciones, pero en esta etapa... bueno, son un poco impredecibles.

Mientras tanto, Jhope finalmente atrapó a uno de los cachorros, sosteniéndolo en alto como si hubiera ganado una batalla épica.

—¡Uno menos! —exclamó triunfante, antes de que otro cachorro saltara hacia él y casi lo derribara.

Taehyung volvió corriendo hacia Jungkook, riendo y con un pequeño lobo en brazos que lamía su rostro sin parar.

—Mira, Jungkook. ¿No son adorables?

Jungkook, todavía tratando de procesar todo lo que estaba pasando, observó al cachorro que Taehyung le estaba acercando. Sus ojos grandes y brillantes eran casi irresistibles, pero aún así, Jungkook dio un paso atrás, alzando las manos.

—Eh... claro. Muy... adorables.

Jackson, notando la incomodidad de Jungkook, le dio una palmada amistosa en el hombro.

—Te acostumbrarás. Este lugar puede ser un poco abrumador al principio, pero con Taehyung a tu lado, no tardarás en adaptarte.

Jungkook no estaba tan seguro de eso, pero algo en la forma en que Taehyung sonreía, completamente despreocupado mientras sostenía al cachorro, hizo que una pequeña parte de él pensara que tal vez, solo tal vez, Jackson tenía razón.

Mientras Taehyung seguía jugando con el pequeño cachorro en sus brazos, Jungkook no pudo evitar notar la felicidad pura en el rostro del Vampiro. Era como si, por un breve momento, todas las preocupaciones sobre las reglas del clan y el mundo exterior se desvanecerían.

Jackson, aún de pie junto a Jungkook, lo observó con atención.

—Sabes, un destinado tiene un papel importante en nuestra manada —dijo Jackson, su tono más serio esta vez—. No solo como compañero, sino como alguien que equilibra la vida del otro. Taehyung siempre ha sido un espíritu libre, pero también lleva mucho peso sobre sus hombros.

Jungkook frunció el ceño, mirando de reojo a Jackson.

—¿A qué te refieres con "peso"?

Jackson suspiro, sus ojos perdidos por un momento en el cielo estrellado.

—Es el hijo del gran rey de Transilvania. Siempre ha habido expectativas puestas sobre él, incluso cuando era un vampirito. Su deseo de ver el mundo humano... no es solo curiosidad. Es su manera de buscar algo que le pertenece, algo que ha estado anhelando desde siempre.

Jungkook sintió una punzada en su pecho al escuchar eso. Miró a Taehyung, que ahora estaba rodeado por los demás cachorros, riendo mientras Jhope intentaba mantener el control. Había algo en su risa, algo que parecía esconder un anhelo más profundo.

—Y ¿Qué pasa si no puede tenerlo? —preguntó Jungkook en voz baja.

Jackson lo miró fijamente, su expresión endureciéndose.

—Entonces, tendrá que aprender a aceptar su destino. Pero... creo que tú podrías ser la clave para cambiar eso.

Antes de que Jungkook pudiera responder, Taehyung se acercó nuevamente, sosteniendo al cachorro como si fuera un trofeo.

—¡Jungkook! Este será tu amigo. Mira, ya te gustas. —El omega entusiasmadamente, acercándole al cachorro que movía la cola con entusiasmo.

Jungkook retrocedió un paso, levantando las manos en señal de rendición.

—No sé si soy bueno con niños transformados en animalitos...

Taehyung hizo un puchero, sus ojos azules brillando con diversión.

—No tienes que ser bueno. Solo tienes que ser tú mismo. Los lobos lo saben, ¿Verdad, pequeño? —dijo, acariciando la cabeza del cachorro que lamió su mano con devoción.

Jhope, que finalmente había logrado reunir a los demás cachorros, se acercó, jadeando.

— ¿Siempre tienes que convertir esto en un espectáculo, Taehyung? —bromeó, aunque su tono estaba cargado de afecto—. Tu presencia los vuelve más revoltosos.

—Porque me aman, tío Jhope. —Taehyung le guiñó un ojo antes de volver a concentrarse en Jungkook—. Entonces, ¿Qué dices? ¿Puedo quedarme con este pequeño?

Jungkook lo miró, sorprendido.

—¿No se supone que ya tienes todos los lobos que necesitas aquí?

Taehyung rio, sacudiendo la cabeza.

—Este no es para mí, es para ti. —Su sonrisa se suavizó, y su tono bajó un poco—. Para que nunca te sientes solo.

Jungkook sintió que se le apretaba la garganta. Había algo en la sinceridad de esas palabras que lo desarmó por completo. Miró al cachorro, que lo observaba con curiosidad, y suspir.

—Está bien... pero solo porque parece que no me van a dar otra opción. —Extendió la mano con torpeza para acariciar la cabeza del pequeño lobo, ganándose un pequeño lametazo en el proceso.

Taehyung aplaudió emocionado, abrazando a Jungkook y al cachorro al mismo tiempo.

—¡Sabía que dirías que sí! —exclamó, su risa iluminando el ambiente.

Mientras el grupo regresaba lentamente al castillo, con los cachorros corriendo de un lado a otro, Jungkook no podía evitar preguntarse qué más estaba dispuesto a hacer por Taehyung. Y aunque todavía tenía muchas dudas, había una cosa de la que estaba seguro: el Vampiro tenía una forma especial de meterse en su corazón, y no estaba seguro de cómo salir de eso.

Jungkook suelta un pequeño bostezo mientras se revuelve el cabello con una mano, siguiendo a su pequeño vampiro hacia la habitación.

—Ya tienes sueño? —pregunta Taehyung con curiosidad, girándose para mirarlo con esos ojos llenos de brillo.

—Solo un poco cansado —responde Jungkook, esbozando una sonrisa que logra relajar al omega.

Una vez en la habitación, Taehyung toma a Jungkook de la mano y lo guía hasta la cama, haciendo sentarse. Sin previo aviso, se acomoda a horcajadas sobre sus piernas, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de su destinado. Sus dedos juguetean con el cabello oscuro de Jungkook, mientras ambos se miran con una sonrisa que revela el lazo que comparten. Por un instante, sus ojos se destellan un tenue brillo rosado, un recordatorio de su conexión única.

— ¿Tienes hermanos, Jungkookie? —pregunta Taehyung con un tono dulce, inclinando ligeramente la cabeza.

Jungkook, sintiendo el calor del momento, desliza sus manos con naturalidad por la cintura de Taehyung, antes de inclinarse para dejar un suave beso en la nariz del omega. La risa melodiosa de Taehyung llena el espacio, haciendo que Jungkook sonería aún más.

—Sí, tengo dos hermanos pequeños, Yeonjun y Soobin. Son unos revoltosos, pero los adoro —responde Jungkook, sus ojos brillando con afecto mientras menciona a su familia.

— ¿Y cómo se llaman tus padres? —continúa Taehyung, su curiosidad aumentando.

—Jeon Dong Wook y Jeon Sofia —responde Jungkook sin duda, mientras sus manos descansan cómodamente en la cintura de Taehyung.

Taehyung asiente lentamente, procesando la información. Su mirada se suaviza, pero no tarda en surgir otra pregunta en su mente.

—Y ¿cómo es tu vida en tu clan? —pregunta, sus dedos ahora jugando con un mechón de cabello de Jungkook.

Jungkook suspira ligeramente, pensando en las peculiaridades de su mundo antes de responder con sinceridad.

—Cada día en mi clan llegan cargamentos... joyas, armas, drogas. Todo gira en torno a la mafia —explica, su tono serio, pero calmado, como si estuviera acostumbrado a esa realidad.

Los ojos de Taehyung se agrandan ante la última palabra, y su expresión se torna curiosa, incluso algo confusa.

—¿Mafia? ¿Qué es eso? —pregunta, cargando la cabeza mientras lo observa con atención.

Jungkook ríe suavemente ante la inocencia del vampiro, levantando una mano para acariciar la mejilla de Taehyung con cariño.

—Es un mundo complicado, Taehyung. Básicamente, es una organización que controla todo tipo de negocios... legales e ilegales. Pero también es peligroso y está lleno de reglas que no puedes romper.

Taehyung lo observa, intrigado, y apoya su frente contra la de Jungkook, cerrando los ojos por un momento.

—Suena... difícil —murmura, su voz apenas audible—. Pero no importa lo complicado que sea, Jungkookie. Mientras estés aquí conmigo, todo estará bien.

Jungkook siente que algo cálido le llena el pecho ante las palabras del omega. Por un instante, el peso de su mundo parece disiparse, reemplazado por la luz y calidez que Taehyung trae consigo.

—Y tú, ¿Cómo es tu vida aquí? —pregunta Jungkook, decidida a saber más del mundo de Taehyung.

—Es un lugar lleno de tradiciones, reglas y responsabilidades... pero contigo aquí, todo parece más brillante —responde Taehyung con una sonrisa suave.

Ambos quedan en silencio por un momento, disfrutando de la cercanía. Mientras Taehyung sigue enredando sus dedos en el cabello de Jungkook no puede evitar pensar que, aunque sus mundos sean completamente distintos, estar juntos hace que todo valga la pena.

—¿Cómo es vivir en el mundo humano, Jungkookie? —preguntó Taehyung con una mezcla de curiosidad y emoción, sus ojos brillando mientras se acomodaba mejor sobre las piernas de Jungkook.

Jungkook sonrió suavemente al ver el interés genuino del omega. Sabía que el mundo de Taehyung era completamente diferente al suyo, lleno de tradiciones antiguas y magia, mientras que el suyo estaba marcado por el caos, el peligro y los desafíos constantes.

—Vivir en el mundo humano... es complicado, pero también emocionante —comenzó Jungkook, mientras sus dedos seguían acariciando la cintura de Taehyung, trazando patrones distraídos—. Hay ciudades llenas de luces, música por todas partes, y lugares donde puedes encontrar gente de todo tipo. Pero también hay problemas, responsabilidades, y personas que solo buscan aprovecharse de los demás.

Taehyung ladeó la cabeza, interesado en cada palabra.

—¿Qué tipo de problemas? —preguntó, frunciendo ligeramente el ceño.

—Bueno, por ejemplo... hay competencia constante, especialmente en mi mundo, donde todos quieren ser los mejores, ganar más dinero o tener más poder. Si no tienes cuidado, puedes perderte en todo eso y olvidar lo que realmente importa —explicó Jungkook, su tono más serio mientras miraba a Taehyung directamente a los ojos.

El vampiro asintió lentamente, procesando lo que decía. Era difícil imaginar un mundo tan caótico cuando su propio hogar estaba lleno de calma, aunque estrictas reglas.

—¿Y qué es lo que realmente importa para ti, Jungkookie? —preguntó, susurrando casi como si temiera romper el momento.

Jungkook se detuvo un momento, sorprendido por la pregunta. Miró a Taehyung, viendo la sinceridad en su rostro, y sonrió.

—Ahora mismo, lo que más importa para mí... eres tú —dijo, su voz firme pero cargada de emoción.

El rostro de Taehyung se sonrojó al escuchar esas palabras, y bajó la mirada, avergonzado pero feliz. Jungkook aprovechó para darle un suave beso en la frente antes de continuar.

—Pero antes de conocerte, creo que siempre buscaba algo más. Algo que me hiciera sentir completo, pero nunca lo encontraba. Todo parecía vacío, incluso cuando lograba lo que quería.

Taehyung levantó la mirada, sus ojos encontrándose con los de Jungkook.

—¿Y ahora lo has encontrado? —preguntó en voz baja.

—Sí —respondió Jungkook sin dudar—. Tú eres lo que me faltaba.

El corazón de Taehyung se aceleró, y por un momento, no pudo evitar abrazarlo con fuerza, enterrando su rostro en el cuello de Jungkook. Este respondió envolviendo sus brazos alrededor del vampiro, sosteniéndolo con cariño.

Después de unos momentos en silencio, Taehyung levantó la cabeza y volvió a mirarlo con una sonrisa juguetona.

—Entonces... ¿Qué otras cosas hay en el mundo humano? —preguntó, queriendo saber más.

Jungkook rió, divertido por la rapidez con la que Taehyung había cambiado de tema.

—Bueno, hay muchas cosas. Comida deliciosa, tecnología increíble, y lugares hermosos. ¿Sabías que hay playas donde la arena es tan blanca como la nieve? O montañas tan altas que parecen tocar el cielo.

Los ojos de Taehyung se agrandaron, maravillado.

—¿De verdad? ¿Cómo son esas playas? ¿Y las montañas? —preguntó con entusiasmo.

—Las playas son cálidas, con agua cristalina que refleja el cielo. Puedes sentir la brisa salada y escuchar las olas romper en la orilla. Y las montañas... bueno, cuando estás en la cima, es como si todo el mundo estuviera a tus pies. Es un sentimiento de libertad indescriptible.

Taehyung suspiró, soñando con esos lugares que Jungkook describía.

—Quiero ver todo eso algún día —dijo en voz baja—. Quiero estar allí contigo.

Jungkook sonrió y levantó una mano para acariciar la mejilla de Taehyung.

—Te prometo que te llevaré a ver todo eso, Tae. Cada playa, cada montaña, cada lugar hermoso que pueda encontrarse. Quiero mostrarte mi mundo.

Taehyung sonrió, sintiendo que el corazón se le llenaba de calidez. Pero aún tenía más preguntas.

—¿Y qué es eso de la tecnología? —preguntó, inclinándose hacia adelante con curiosidad.

Jungkook rió ante su entusiasmo.

—Es algo que los humanos usamos para hacer nuestra vida más fácil. Teléfonos, computadoras, autos... cosas que nos ayudan a comunicarnos, trabajar, o viajar. Por ejemplo, con un teléfono, puedo hablar contigo aunque estemos a kilómetros de distancia.

Los ojos de Taehyung se abrieron aún más.

—¿Hablar a kilómetros de distancia? ¡Eso suena como magia! —exclamó.

—No es magia, pero se siente como si lo fuera —dijo Jungkook, riendo de la reacción de Taehyung—. Algún día te enseñaré cómo usar todo eso.

Taehyung lo miró con admiración y emoción, sintiéndose más conectado con Jungkook que nunca.

—Entonces, Jungkookie, ¿Me prometes que me mostrarás todo? —preguntó, apoyando su frente contra la de él.

—Te lo prometo, Taehyung. Te mostraré todo lo que quieras ver, siempre que estés conmigo.

Ambos se miraron en silencio, compartiendo una sonrisa que decía más que mil palabras. Aunque sus mundos fueran diferentes, juntos podrían encontrar la manera de crear uno nuevo, donde ambos pudieran ser felices.

Jungkook, con una sonrisa traviesa en su rostro, rodeó las piernas de Taehyung con sus manos y, con un movimiento firme pero gentil, lo tumbó en la cama. Sus ojos oscuros se encontraron con los de Taehyung, profundos y llenos de intensidad, causando que Taehyung se estremeciera bajo su mirada.

—¿Por qué tan tímido, mi pequeño vampirito? —preguntó Jungkook con un tono divertido, inclinándose ligeramente hacia él.

Taehyung se llevó una mano al rostro, tratando de ocultar el rubor que subía por sus mejillas. Su voz salió temblorosa y entrecortada, como si intentara encontrar una excusa.

—N- no es nada —respondió, pero su risa nerviosa lo traicionó.

Jungkook soltó una carcajada, disfrutando de cada reacción del Vampirito

—Estás rojo como un tomate, ¿Sabías? —bromeó mientras sus dedos jugueteaban con el cabello suave de Taehyung.

—C- cállate, Jungkookie —replicó Taehyung, intentando sonar firme, pero la risa que escapó de sus labios lo delató.

Jungkook rió con más ganas y, apoyándose sobre un codo, bajó su rostro hasta que sus narices casi se rozaron.

—¿Sabes algo? Te ves adorable cuando estás así, todo tímido —susurró con una voz profunda que hizo que el corazón de Taehyung latiera aún más rápido.

El Vampiro intentó desviar la mirada, pero Jungkook atrapó su mentón con suavidad, obligándolo a mirarlo de nuevo.

—¿Por qué me evitas? —preguntó, esta vez con un tono más suave, casi susurrante.

—No te estoy evitando... solo que me haces sentir... —Taehyung se detuvo, sus palabras se atoraron en su garganta.

—¿Te hago sentir qué? —insistió Jungkook, acercándose aún más, sus labios casi rozando los de Taehyung.

—Diferente —admitió finalmente Taehyung en un susurro, sus ojos desviándose hacia el techo por la vergüenza.

Jungkook sonrió ampliamente, sintiendo una calidez que llenaba su pecho. Acarició la mejilla de Taehyung con el dorso de su mano, sus movimientos suaves y llenos de ternura.

—Diferente puede ser bueno, Tae. Quizás ese "diferente" es lo que significa estar destinado a alguien.

Taehyung lo miró con ojos grandes, sintiéndose vulnerable, pero al mismo tiempo seguro bajo la mirada protectora de Jungkook. Su rubor se intensificó cuando Jungkook dejó un beso delicado en su frente, como si intentara transmitirle calma.

—¿Sabes algo, Jungkookie? —dijo Taehyung de repente, con una pequeña sonrisa traviesa.

—¿Qué pasa, vampirito? —preguntó Jungkook, levantando una ceja.

—Tú también te pones rojo... cuando te ríes tanto —dijo Taehyung, empujando ligeramente el pecho de Jungkook mientras se reía con más confianza.

Jungkook abrió los ojos con fingida sorpresa y se dejó caer a un lado de Taehyung, llevándose una mano al pecho dramáticamente.

—¿Yo? ¿Sonrojado? Jamás —respondió, fingiendo indignación.

Taehyung rodó los ojos y se giró para mirarlo directamente, sus rostros quedando a centímetros de distancia.

—Lo admitas o no, Jungkookie, también tienes tu lado adorable —dijo Taehyung, esta vez más seguro, y le guiñó un ojo.

Jungkook se quedó en silencio por un segundo, sorprendido por la repentina valentía de Taehyung. Luego, con una sonrisa satisfecha, extendió un brazo y lo rodeó, acercándolo más.

—Tal vez me vuelvo adorable solo porque estoy contigo —dijo Jungkook, dejando un beso suave en la punta de la nariz de Taehyung.

Ambos se quedaron así, compartiendo miradas, sonrisas y pequeñas risas, el tiempo pareciendo detenerse mientras disfrutaban de la presencia del otro. Aunque eran de mundos diferentes, en ese momento, todo encajaba a la perfección.

Jungkook, observando cómo el rubor aún teñía las mejillas de Taehyung, decidió que era el momento perfecto para molestarlo un poco más. Una sonrisa traviesa apareció en su rostro mientras lo miraba fijamente. Taehyung, al notar ese brillo pícaro en los ojos de Jungkook, frunció el ceño ligeramente, sospechando que algo estaba tramando.

—¿Qué? ¿Por qué me miras así? —preguntó Taehyung, arqueando una ceja, claramente nervioso.

Jungkook no respondió; en lugar de eso, movió sus manos lentamente hacia los costados de Taehyung.

—Nada... solo estoy pensando en cómo haces para ser tan adorable —respondió Jungkook, pero su tono juguetón delataba sus intenciones.

Antes de que Taehyung pudiera procesar lo que ocurría, Jungkook comenzó a mover sus dedos con rapidez, atacando los costados de Taehyung con cosquillas implacables.

—¡Jungkook! ¡N-no! ¡Para! —exclamó Taehyung entre risas, intentando apartar las manos del alfa, pero era inútil. Sus risas resonaban en la habitación, y su cuerpo se retorcía sin poder escapar de las hábiles manos de Jungkook.

—¿Qué pasa, vampirito? ¿No te gusta que te hagan cosquillas? —preguntó Jungkook mientras aumentaba la intensidad, claramente disfrutando de la reacción de Taehyung.

—¡Eres un... monstruo! —logró decir Taehyung entre carcajadas, lágrimas comenzando a brotar de sus ojos por la risa descontrolada.

—Un monstruo adorable, ¿Verdad? —bromeó Jungkook, inclinándose más cerca para no darle oportunidad de escapar.

Taehyung, con un esfuerzo desesperado, logró sujetar las muñecas de Jungkook y lo miró con ojos entrecerrados, aún jadeando por la risa.

—Ya, ya... basta. ¡Voy a morir de la risa! —imploró Taehyung, intentando sonar serio, aunque su sonrisa no lo dejaba convencer del todo.

Jungkook detuvo sus manos, pero no se apartó. En cambio, se quedó encima de Taehyung, observándolo con una expresión satisfecha.

—Admito que verte reír así es una de las cosas más lindas que he visto en mi vida —dijo Jungkook con una honestidad que hizo que Taehyung se quedara sin palabras.

El omega desvió la mirada, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. No sabía si era por la risa o por la forma en que Jungkook lo miraba.

—T-tonto... —murmuró Taehyung, cruzando los brazos sobre su pecho en un intento de ocultar lo avergonzado que se sentía.

Jungkook, sin poder resistirse, se inclinó y dejó un beso rápido en la frente de Taehyung antes de levantarse y sentarse a su lado en la cama.

—De verdad, Taehyung... me gusta mucho verte así, feliz. Espero que siempre puedas sonreír de esta manera —dijo Jungkook con una sinceridad que hizo que Taehyung lo mirara sorprendido.

Taehyung, después de unos segundos, le dio un pequeño empujón en el hombro.

—¿Y tú qué? ¿No crees que merezco vengarme después de lo que acabas de hacerme? —preguntó, tratando de sonar serio, pero la sonrisa que aparecía en sus labios lo traicionaba.

Jungkook soltó una carcajada y se inclinó hacia atrás, apoyándose en sus manos.

—Lo dudo mucho, vampirito. Tú no tienes las habilidades necesarias para derrotarme.

—¿Ah, no? —dijo Taehyung, levantándose de golpe y lanzándose sobre Jungkook, tratando de devolverle las cosquillas.

Lo que siguió fue una batalla juguetona entre ambos, donde las risas llenaron la habitación y el aire se cargó de una energía ligera y cálida. Entre ataques de cosquillas y pequeños empujones, ambos terminaron exhaustos, acostados uno al lado del otro en la cama.

—Creo que gané —dijo Jungkook, con una sonrisa triunfal mientras miraba el techo.

—Sueña, Jungkookie. Esta vez yo fui el vencedor —respondió Taehyung, dándole un suave golpe en el brazo.

Ambos se miraron y comenzaron a reír de nuevo, sintiendo que, aunque eran de mundos distintos, en ese momento no había barreras entre ellos.

Jungkook y Taehyung, exhaustos pero contentos, se quedaron en la cama, recostados uno junto al otro. La atmósfera en la habitación se había suavizado, y la risa compartida había dejado un aire de complicidad entre ellos. El sonido de sus respiraciones se fue calmando, pero ninguno de los dos quería que el momento terminara.

—¿Sabes? —dijo Jungkook, rompiendo el silencio, mientras se volteaba ligeramente hacia Taehyung. El brillo en sus ojos aún era juguetón, pero también había algo más, algo más profundo. —Me encanta verte así, sin preocupaciones. Es como si fueras otra persona cuando sonríes así.

Taehyung, con una sonrisa suave, miró a Jungkook, su corazón latiendo en un ritmo algo más rápido de lo habitual.

—No me gusta preocuparme... pero es difícil cuando tengo tantas cosas en la cabeza. —respondió, mirando al techo como si las palabras no fueran suficientes para expresar lo que sentía.

Jungkook lo observó con un destello de comprensión en su mirada. Sin embargo, no dijo nada. En lugar de eso, se quedó en silencio por un momento, dejando que la paz se asentara entre ellos.

Finalmente, Jungkook se movió ligeramente, poniéndose de pie y estirando los brazos.

—Creo que deberíamos descansar un poco, vampirito. —dijo, con su tono usualmente relajado pero cargado de una cálida suavidad.

Taehyung asintió, aunque su mente seguía en un torbellino de pensamientos. Era como si el tiempo hubiera dejado de existir cuando estaba con Jungkook, y el simple hecho de compartir una calma tan íntima con él le hacía olvidar todas las complicaciones de su vida.

Jungkook se acercó a la ventana, observando la luna llena que se alzaba en el cielo, y Taehyung aprovechó para observarlo. No podía evitar sentirse intrigado por la forma en que Jungkook siempre parecía en paz consigo mismo, algo que Taehyung aún no lograba comprender completamente.

—¿Te gusta mirar la luna? —preguntó Taehyung, intentando romper el silencio que se había formado entre ellos.

Jungkook giró la cabeza y sonrió, respondiendo sin perder la serenidad que lo caracterizaba.

—A veces. La luna tiene algo especial, ¿no? Como si, aunque todo el mundo estuviera dormido, ella siempre está allí, vigilando todo, sin necesidad de hacer ruido. —dijo, volviendo su atención hacia el cielo.

Taehyung se quedó pensativo por un momento, antes de sentarse lentamente en la cama.

—Creo que es algo bonito... Como si estuviera mirando por todos nosotros. —respondió con una sonrisa débil.

Jungkook se giró nuevamente hacia él, sus ojos fijos en Taehyung, y un brillo más profundo se reflejó en su mirada.

—Tal vez la luna es como tú. —dijo, de manera inesperada, mientras sus palabras flotaban en el aire como una declaración silenciosa.

Taehyung lo miró confundido por un momento, sin entender completamente a qué se refería.

—¿Yo? ¿Por qué? —preguntó, curioso pero también un poco inseguro.

Jungkook se acercó lentamente, sentándose al borde de la cama junto a él, sus ojos nunca dejando de mirarlo.

—Porque, aunque no lo veas, tú también iluminas a las personas alrededor de ti, incluso cuando no hablas. Eres como un faro en medio de la oscuridad, Taehyung. —respondió, su voz suave y llena de sinceridad.

Las palabras de Jungkook calaron profundo en el corazón de Taehyung, dejándolo sin palabras por un momento. Era como si el tiempo se hubiera detenido nuevamente, y Taehyung solo podía procesar lo que acababa de escuchar.

—Jungkook... —murmuró, sin saber cómo responder a eso, pero sintiendo que algo en su interior había comenzado a cambiar.

Jungkook sonrió ligeramente y pasó una mano por su cabello, despejándolo un poco antes de levantarse.

—No te preocupes. Solo es algo que he notado. —dijo, con una leve sonrisa juguetona en su rostro.

Taehyung miró la luna nuevamente, sintiendo que las palabras de Jungkook seguían resonando en su mente. Había algo en su tono que lo había hecho sentir vulnerable, pero a la vez, protegido. Como si, por primera vez en mucho tiempo, pudiera permitir que alguien viera las partes más profundas de sí mismo.

—¿Sabes, Jungkook? —empezó a decir Taehyung, su voz suave y pensativa. —A veces pienso que no merezco toda esta amabilidad... que estoy demasiado roto para que alguien como tú me vea de esa manera.

Jungkook se volvió hacia él, su expresión cambiando a una más seria.

—Todos tenemos nuestras cicatrices, Taehyung. Pero esas cicatrices no nos definen. Lo que realmente importa es lo que somos ahora. —dijo, con una seguridad que parecía transmitirle paz.

Taehyung lo miró profundamente, y por un momento, todo lo que había estado guardando en su interior parecía desvanecerse. Solo había espacio para la quietud, para el momento presente, y por primera vez en mucho tiempo, Taehyung se permitió ser vulnerable.

La luna brillaba sobre ellos, como un testigo silencioso de la conexión que recién comenzaba a formarse entre ambos.

Taehyung se quedó mirando a Jungkook, su corazón latiendo un poco más rápido. Las palabras que Jungkook le había dicho seguían resonando en su mente, y por un momento, se sintió como si algo dentro de él se hubiera roto y, al mismo tiempo, sanado.

La gentileza y la atención de Jungkook, que le ofrecía sin pedir nada a cambio, le parecían tan lejanas a todo lo que había conocido hasta ahora. Había pasado tanto tiempo enfrentándose a las sombras de su propio ser, que no sabía cómo reaccionar cuando alguien le mostraba tal luz.

—¿Te sientes mejor? —preguntó Jungkook, notando la expresión pensativa de Taehyung.

Se acercó de nuevo, sentándose junto a él y dejándole un espacio. Su tono había cambiado, volviéndose más suave, como si entendiera que Taehyung necesitaba tiempo para procesar lo que acababa de decir.

Taehyung asintió lentamente, pero sus ojos seguían perdidos en el brillo de la luna fuera de la ventana. Era extraño para él, ese sentimiento de estar compartiendo algo tan profundo sin tener que decir una palabra. No estaba acostumbrado a sentirse tan vulnerable ante otra persona, pero algo en la forma en que Jungkook lo miraba lo hacía sentirse... seguro.

—A veces... —empezó a decir Taehyung, buscando las palabras, mientras sus dedos jugueteaban con la tela de la manta que cubría su pierna. —A veces no sé qué hacer con todo lo que llevo dentro. Como si estuviera atrapado entre dos mundos, dos realidades, y ninguno de los dos me pertenece del todo.

Jungkook lo miró atentamente, sin interrumpirlo. Sabía que Taehyung era un enigma, alguien lleno de sombras que aún no se había permitido salir completamente a la luz. Pero algo en su corazón le decía que si alguien podía comprenderlo, ese alguien era él.

—No tienes que cargar con todo eso solo —dijo Jungkook, su voz tranquila pero firme. —Si alguna vez necesitas hablar, estoy aquí, Taehyung. No tienes que esconderte de mí.

Las palabras de Jungkook hicieron que Taehyung se tensara un poco, pero no de una manera negativa. Fue como si algo dentro de él se abriera, pero a la vez, algo le decía que no estaba listo para compartir todo su dolor. No quería que Jungkook lo viera de esa manera. No quería ser visto como alguien débil o roto.

—Yo... —Taehyung vaciló, mirando las manos de Jungkook. —Es solo que... nunca he sabido cómo confiar en los demás. Siempre me han mostrado que las personas solo te usan, te dejan atrás cuando ya no eres útil. No sé si soy capaz de... dejar que alguien vea lo que realmente soy.

Jungkook se inclinó hacia adelante, colocando una mano suavemente sobre la de Taehyung, dándole un toque firme pero reconfortante. La conexión entre ellos era casi tangible, como si sus corazones estuvieran latiendo al mismo ritmo.

—No tienes que ser perfecto, Taehyung. No tienes que cargar con todo eso. Yo no te voy a juzgar, solo quiero que sepas que, pase lo que pase, no vas a estar solo. Y eso es más de lo que muchas personas pueden decir.

Taehyung miró a Jungkook por un largo momento, sintiendo el peso de sus palabras calando en lo más profundo de su ser. Había algo en los ojos de Jungkook, algo genuino, que le decía que no estaba mintiendo. No lo conocía desde siempre, pero Taehyung sentía que había algo más en ese vínculo, algo que lo hacía querer confiar en él, aunque aún le costara.

—Gracias —dijo, su voz casi en un susurro, como si esas palabras le costaran más de lo que pensaba. No podía recordar la última vez que alguien había sido tan amable con él, que le había mostrado tanto cuidado sin esperar nada a cambio.

Jungkook sonrió suavemente, levantándose un poco y mirando la ventana. La luz de la luna iluminaba su rostro de manera especial, dándole una apariencia aún más enigmática y serena.

—No tienes que darme las gracias. Simplemente estoy siendo yo mismo. —dijo, con esa sonrisa encantadora que siempre tenía, una que parecía aliviar cualquier inquietud que Taehyung pudiera tener.

Hubo un silencio cómodo entre ellos, uno que no necesitaba ser llenado con palabras. Ambos estaban en el mismo espacio, compartiendo un momento en el que no había presión, solo una tranquila compañía. Finalmente, Taehyung se recostó nuevamente en la cama, mirando a Jungkook, quien se sentó cerca, mirando también hacia la luna.

—¿Qué harías si pudieras cambiar algo de tu vida? —preguntó Taehyung, rompiendo el silencio, pero sin buscar respuestas definitivas. Solo quería saber cómo Jungkook veía las cosas.

Jungkook se quedó en silencio por un momento, pensativo, como si la pregunta lo tomara por sorpresa. Luego, se encogió de hombros.

—Supongo que no cambiaría nada. Todo lo que he vivido me ha llevado hasta aquí, hasta este momento, y aunque no todo fue fácil, he aprendido mucho de ello. La vida tiene una forma curiosa de llevarnos por caminos que nunca hubiéramos imaginado, ¿no?

Taehyung asintió lentamente, asimilando las palabras de Jungkook. Era cierto. La vida no siempre seguía el curso que uno quería, pero de alguna manera, cada experiencia formaba parte de algo más grande, algo que solo el tiempo podía revelar.

—¿Te gustaría seguir adelante con este... camino? —preguntó Taehyung, mirando a Jungkook con una ligera sonrisa. —¿Aunque todo lo que somos esté rodeado por oscuridad?

Jungkook giró la cabeza hacia él, sus ojos reflejando una serenidad profunda. Luego, sin pensarlo mucho, respondió con una sonrisa.

—La oscuridad no siempre es mala. A veces es solo un lugar donde podemos encontrar la paz que necesitamos.

Ambos se miraron durante un largo momento, como si las palabras no fueran necesarias. En ese instante, algo silencioso y profundo pasó entre ellos, un entendimiento compartido de que, a pesar de todo lo que aún quedaba por descubrir, estaban juntos en esto.

Jungkook se levantó de la cama con una sonrisa traviesa, sabiendo que Taehyung no podía apartar la mirada de él, aunque él tratara de disimularlo. Se acercó a su bolsa de viajes y, con una mano, comenzó a sacar una prenda que había metido allí antes de llegar. La sacó con una sonrisa, mostrando un pijama simple, de color oscuro, con un estampado de pequeñas estrellas brillantes.

—Creo que es hora de dormir —dijo Jungkook, dándole una mirada cómplice a Taehyung, quien estaba acurrucado en la cama, mirando hacia otro lado como si intentara evitar el momento.

Pero no lo logró. Jungkook notó cómo sus mejillas se ponían rojas, como si un fuego invisible lo estuviera quemando por dentro. Y entonces, sabiendo perfectamente lo que hacía, decidió molestar un poco a su vampirito.

—¿Por qué miras tanto? —le preguntó Jungkook con una sonrisa burlona, deteniéndose en el centro de la habitación, con el pijama en la mano. —¿Te gustan mis pijamas, vampirito?

Taehyung giró la cabeza rápidamente, tratando de ocultar la vergüenza. Sus ojos brillaron por un momento, pero no podía evitar sentirse un poco atrapado por la situación. La mirada burlona de Jungkook le hacía sentir un calor extraño en el pecho.

No estaba acostumbrado a que alguien lo mirara así, especialmente no de una manera tan juguetona. Siempre había estado rodeado de sombras, de miradas frías e indescifrables. Nunca había experimentado algo tan ligero y espontáneo como lo que Jungkook le estaba ofreciendo.

—N-no estaba mirando —respondió Taehyung, su voz quebrada por la timidez que sentía. Se cruzó de brazos, tratando de parecer indiferente, pero el rubor en sus mejillas lo delataba. —Solo... no me gusta que me mires mientras me cambio.

Jungkook rió de nuevo, disfrutando la forma en que Taehyung intentaba ocultar lo que sentía. La risa de Jungkook era ligera, divertida, como si estuviera disfrutando de cada segundo de la incomodidad de Taehyung. No podía evitarlo, estaba siendo un poco malicioso, pero era tan divertido ver a su vampirito tan fuera de lugar.

—¿No me quieres ver en pijama? —bromeó Jungkook mientras comenzaba a quitarse la camiseta. —¿Es que no te gustan mis músculos, vampirito? ¿O prefieres que los oculte?

Taehyung, al escuchar esas palabras, no pudo evitar volverse aún más rojo. Sus ojos rápidamente se desviaron hacia el otro lado, mirando cualquier cosa menos a Jungkook. Su corazón latía rápidamente en su pecho, y el calor en sus mejillas se intensificó. No sabía cómo reaccionar ante las palabras de Jungkook. No estaba acostumbrado a este tipo de bromas, mucho menos a la cercanía tan relajada que él parecía disfrutar.

—Jungkook, deja de molestarme —dijo Taehyung con una voz apenas audible, con un tono de súplica que no pudo evitar dejar escapar.

No quería parecer débil, pero no podía controlar la forma en que su cuerpo reaccionaba ante la cercanía de Jungkook, ante sus palabras, ante su manera tan desinhibida de ser.

Jungkook, al ver la reacción de Taehyung, no pudo evitar acercarse un paso más, con esa sonrisa traviesa aún dibujada en su rostro. Sin prisa, comenzó a ponerse el pijama, disfrutando de la tensión que se había generado entre ellos. El pijama le quedaba ligeramente grande, haciendo que se viera aún más cómodo y despreocupado.

—¿Te estás sonrojando, vampirito? —le preguntó Jungkook con una sonrisa aún más grande, viendo cómo Taehyung seguía evitando mirarlo. — Me encanta cuando te pones tan rojo. No sabes lo adorable que eres cuando te sonrojas.

Taehyung, incapaz de soportar más, se levantó rápidamente de la cama, evitando el contacto visual a toda costa. La incomodidad en su cuerpo era palpable, y, por un momento, se sintió como si quisiera huir de la situación. Pero sabía que no podía.

—Tienes una manera de hacerme sentir tan raro —murmuró Taehyung, sintiendo la frustración mezclada con una sensación inexplicable de querer estar cerca de Jungkook a pesar de todo.

Era como si algo dentro de él lo empujara a querer más de esta extraña conexión, pero al mismo tiempo, se sentía completamente fuera de su zona de confort.

Jungkook no pudo evitar reír al ver la forma en que Taehyung se alejaba, como si estuviera intentando escapar de sus bromas. En lugar de molestarlo más, decidió calmarse un poco y acercarse lentamente, hasta quedar a su lado.

—Te prometo que no estoy intentando hacerte sentir incómodo —dijo Jungkook con una voz más suave, tocando ligeramente el hombro de Taehyung. — Solo quiero que sepas que está bien ser así, que no tienes que esconderte de mí. Si me haces caso, te prometo que me voy a portar bien.

Taehyung se giró lentamente hacia él, mirándolo por un momento con una mezcla de duda y sorpresa. Jungkook había dicho esas palabras de una manera tan tranquila, como si de verdad pensara en él, como si su incomodidad no fuera algo para burlarse, sino algo que debía ser comprendido. Era un contraste tan grande con todo lo que había conocido, que Taehyung no sabía cómo manejarlo.

—¿Por qué eres tan... bueno conmigo? —preguntó Taehyung en voz baja, casi en un susurro, como si temiera que alguien lo escuchara.

Jungkook sonrió, una sonrisa genuina, como si esas palabras no le sorprendieran, pero sí le tocaran el corazón.

—Porque no tienes que ser alguien más cuando estás conmigo, vampirito. No tienes que esconderte. Solo quiero que seas tú.

Taehyung no dijo nada más. Sus ojos se encontraron con los de Jungkook, y por un momento, todo el mundo exterior desapareció. Era solo él, Jungkook, y una conexión que empezaba a crecer sin que ninguno de los dos pudiera detenerlo.

Jungkook, después de un rato de molestar a Taehyung, decidió finalmente ceder un poco y se acomodó en la cama. Su cuerpo grande y firme se hundió suavemente en las sábanas, y con un suspiro de alivio, estiró los brazos hacia el costado de la cama, como si invitara a Taehyung a acercarse. La luz suave de la lámpara iluminaba la habitación, creando una atmósfera cálida y acogedora.

—Ven aquí, vampirito —dijo Jungkook con una voz suave y juguetona mientras hacía espacio junto a él. —No tengas miedo, yo no muerdo.

Taehyung miró a Jungkook, aún un poco nervioso. Había algo en su voz que lo tranquilizaba, pero al mismo tiempo, el simple hecho de estar tan cerca de él lo hacía sentir todo tipo de emociones conflictivas. Su corazón latía rápido, su rostro se ponía rojo con cada palabra de Jungkook, y no podía evitar sentir una ligera incomodidad al estar tan cerca de alguien tan... cercano.

Sin embargo, a pesar de sus dudas, algo dentro de él lo impulsó a acercarse. Se sentó en el borde de la cama por un momento, sin saber si debía acatar la invitación o retirarse. Pero antes de que pudiera decidir, Jungkook lo miró con una sonrisa traviesa, y con un gesto rápido, lo jaló suavemente hacia él, haciendo que Taehyung cayera en sus brazos con una pequeña exclamación de sorpresa.

—¡Eh! —dijo Taehyung, sintiendo cómo el calor de Jungkook se transmitía a su piel, como si estuviera siendo envuelto en una manta cálida. Sus mejillas se sonrojaron de inmediato, y se tensó al estar tan cerca de él, sintiendo los músculos firmes de Jungkook contra su espalda.

—¿Qué pasa, vampirito? ¿Te incomoda estar tan cerca de mí? —Jungkook le susurró al oído, su respiración cálida y cercana, lo que hizo que Taehyung temblara ligeramente.

—No es eso... —dijo Taehyung en voz baja, mirando al frente, intentando no mirar los ojos penetrantes de Jungkook, que ya lo observaban con diversión.

Jungkook rió suavemente, notando cómo Taehyung intentaba mantenerse firme, pero no podía esconder su timidez. Sin decir más, rodeó a Taehyung con sus fuertes brazos, abrazándolo contra su pecho con un movimiento rápido y natural. El calor de su cuerpo envolvía a Taehyung por completo, y la sensación de estar tan protegido lo hizo sentirse extraño y a la vez seguro. Los latidos del corazón de Jungkook resonaban en su pecho, como un eco constante que lo tranquilizaba.

—¿Ves? No es tan malo, ¿verdad? —murmuró Jungkook, sintiendo cómo Taehyung se tensaba un poco, pero luego se relajaba gradualmente, como si se acostumbrara a la cercanía.

Taehyung no dijo nada, pero se permitió quedarse allí, en silencio. Su corazón latía con fuerza en su pecho, y aunque trataba de calmarse, no podía evitar sentir cómo la cercanía de Jungkook lo afectaba de maneras que no comprendía completamente. Era algo nuevo para él, algo que nunca había experimentado.

Con un pequeño suspiro, Jungkook se acomodó aún más en la cama, colocando su cabeza sobre la almohada y cerrando los ojos.

—Es hora de dormir, ¿no? —dijo Jungkook, ya comenzando a sentirse somnoliento. Su voz se volvió más tranquila, más relajada, como si la calma de la noche estuviera envolviéndolo. —Buenas noches, Taehyung.

Pero Taehyung no podía dormir tan fácilmente. A pesar de estar en los brazos de Jungkook, la inquietud seguía dentro de él. No podía dejar de pensar en todo lo que había pasado, en las sensaciones extrañas que sentía, en lo que Jungkook representaba para él. No estaba listo para dormir, no cuando su mente seguía girando en círculos.

Se quedó allí, entre los brazos de Jungkook, con los ojos abiertos y la mente llena de pensamientos. El sonido tranquilo de la respiración de Jungkook era lo único que lo rodeaba, pero el silencio no lo tranquilizaba, sino que lo dejaba solo con sus pensamientos. Decidió, entonces, que no podía dormir todavía. Así que, sin mover mucho su cuerpo, estiró una mano y tomó el libro que había dejado sobre la mesa de noche. La suave luz de la lámpara seguía iluminando la habitación, creando un ambiente perfecto para leer.

Jungkook no se dio cuenta de que Taehyung había comenzado a leer hasta que, minutos después, escuchó el suave sonido de las páginas pasando. Abrió los ojos lentamente, medio despierto, y vio a Taehyung con su rostro ligeramente iluminado por la luz suave, completamente absorto en su libro.

—¿Sigues despierto? —murmuró Jungkook con voz somnolienta, mirando a Taehyung con una ligera sonrisa.

Taehyung no respondió de inmediato. Simplemente siguió leyendo, completamente concentrado en las palabras, como si el mundo a su alrededor no existiera. Pero Jungkook no pudo evitar sonreír al verlo tan tranquilo, tan ajeno a todo lo demás. Taehyung estaba tan absorto en su lectura, pero también estaba allí, en sus brazos, y eso le provocaba una extraña satisfacción.

—No puedo dormir aún... —dijo Taehyung en voz baja, sin apartar la vista de las páginas del libro.

—¿Por qué no? —Jungkook preguntó, levantando una ceja, aún con los ojos medio cerrados. La habitación estaba tranquila, y el único sonido que rompía el silencio era el suave sonido del libro de Taehyung.

—Solo... no puedo —respondió Taehyung, casi como si estuviera hablando consigo mismo.

Jungkook sonrió de nuevo y, sin pensarlo mucho, se estiró ligeramente, acercándose aún más a Taehyung, rodeando su cuerpo con más fuerza y tomando un poco más de su espacio. Con una mano, acarició suavemente el cabello de Taehyung, que caía hacia un lado de su rostro.

—Está bien, vampirito, tómate tu tiempo. Yo estaré aquí —dijo Jungkook, su voz tranquila y reconfortante, como si intentara transmitirle a Taehyung que no había necesidad de apurarse. Podían seguir en este momento, en este silencio compartido, sin ninguna presión.

Taehyung, sintiendo la cálida presencia de Jungkook a su alrededor, dejó escapar un pequeño suspiro. Decidió que no podía concentrarse más en la lectura, así que cerró el libro y lo dejó a un lado. Era difícil de admitir, pero el suave abrazo de Jungkook lo estaba calmando, y su respiración cada vez más pausada estaba comenzando a arrullarlo.

Jungkook, notando que Taehyung había dejado el libro, lo abrazó un poco más fuerte, guiándolo suavemente hacia él. En ese momento, Taehyung no se resistió. Su cuerpo se relajó lentamente, y en unos minutos, se dejó llevar por el calor, la comodidad y la serenidad del momento.

Así, sin decir una palabra más, ambos se quedaron allí, en silencio, con el sonido de sus respiraciones mezclándose en la quietud de la noche, mientras Taehyung finalmente cedía al sueño, acurrucado en los brazos de Jungkook, sintiendo una paz desconocida pero profunda.

A mitad de la noche, en la quietud de la habitación, el silencio fue roto por el sonido estridente de un celular vibrando en la mesita de noche. Jungkook, medio dormido, se removió en la cama, incómodo por la interrupción. Los suaves rayos de la luna se filtraban por la ventana, iluminando su rostro y haciendo que la sombra de su figura se proyectara sobre las paredes. El brazo de Taehyung reposaba sobre su pecho, su respiración regular y tranquila, ajeno al bullicio que ahora comenzaba a interrumpir la calma.

Jungkook frunció el ceño y, a tientas, extendió la mano buscando el celular en la oscuridad. Se sentía torpe, como si el peso de la noche lo hubiera adormecido por completo. Finalmente, sus dedos rozaron el teléfono, y con un suspiro, lo levantó, sin mirar la pantalla. Estaba acostumbrado a recibir llamadas a cualquier hora, pero no se imaginaba que esta sería de alguien tan... persistente.

—¿Sí? —contestó con voz ronca, aún sin despejar completamente su mente.

El sonido del teléfono al otro lado de la línea era claro, casi como si alguien estuviera gritando en su oído. La voz rasposa de su mejor amigo, Yugyeom, lo hizo sobresaltarse ligeramente, y sin querer, retiró el celular de su oído, no soportando el volumen del regaño que comenzaba a desbordarse desde el otro lado.

—¡Jungkook! ¿Dónde demonios te has metido? ¡Te he estado buscando por toda la ciudad! —La voz de Yugyeom era fuerte, cargada de frustración. —¡No contestas tus llamadas, no respondes a tus mensajes! ¿Qué demonios está pasando? ¡Dejaste todo tirado en la oficina!

Jungkook, aún con los ojos entrecerrados por el sueño, trató de reorganizar sus pensamientos. ¿Por qué tenía que ser ahora? ¿Por qué precisamente ahora que, por primera vez en mucho tiempo, estaba disfrutando de algo tan... simple como dormir junto a alguien que le importaba?

—Yugyeom... —Jungkook dijo con tono bajo, mientras trataba de encontrar la forma de calmar a su amigo. Pero la molestia en la voz de Yugyeom solo aumentaba con cada palabra.

—¡¿Qué?! ¿¡Ahora me vas a contestar con esa voz!? ¡Maldita sea, Jungkook! ¡Eres el maldito Padrino de la mafia y estás desaparecido sin dejar rastro! ¿Qué rayos pasa contigo? Nadie sabe nada de ti, y todos están preocupados. Tienes un maldito imperio que gobernar, ¿te olvidas de eso?

Jungkook cerró los ojos y pasó una mano por su cabello, sintiendo el peso de las palabras de Yugyeom sobre él. No era la primera vez que lo regañaba por algo relacionado con su rol como Padrino. De hecho, era casi un ciclo repetido. Pero algo en la voz de su amigo, la desesperación mezclada con furia, lo hizo sentirse culpable, como si estuviera fallando a algo mucho más grande que él.

—Yugyeom, tranquilo... —dijo finalmente, tratando de suavizar el tono. Se acomodó un poco en la cama, pero no quería despertar a Taehyung, así que mantuvo su voz baja. —Solo... déjame dormir un poco, ¿vale? Mañana, hablaré con todos, ¿de acuerdo? Estoy bien, no te preocupes.

Pero su amigo no estaba dispuesto a ceder.

—¡¿Dormir?! ¡¿De qué estás hablando?! ¡Tienes un imperio que vigilar! ¡La mafia de Corea te necesita! ¡El mundo te necesita, Jungkook! ¿Sabes cuántas decisiones importantes estás dejando pasar mientras te escondes en esa maldita cama? ¡No me digas que estás jugando a ser un niño otra vez! Eres el maldito Padrino, ¿recuerdas?

Jungkook apretó los dientes. Las palabras de Yugyeom eran duras, pero no mentía. La mafia no se detendría por él. El peso de la responsabilidad sobre sus hombros era abrumador, y muchas veces se había encontrado escapando de ello, buscando cualquier cosa que lo distrajera de la cruel realidad. Había intentado alejarse por un momento de la oscuridad de ese mundo, pero ahora su amigo le recordaba que no podía.

—Ya sé, Yugyeom... —respondió Jungkook en un susurro, su voz llena de una fatiga evidente. —Solo... dame un par de días. Lo que pasa es que, últimamente... estoy en medio de algo complicado.

Yugyeom guardó silencio por un momento, lo que hizo que Jungkook se sintiera aún más tenso. Sabía que su amigo podía ser muy persuasivo cuando se lo proponía, y la realidad de su situación comenzaba a pesarle. Al final, se sabía atrapado entre dos mundos. El mundo oscuro y sangriento de la mafia, donde él era el líder, el Padrino, y el mundo de tranquilidad y emociones humanas, que ahora comenzaba a explorar con Taehyung, su "vampirito".

—Te lo advierto, Jungkook —dijo Yugyeom, rompiendo el silencio con voz más calmada, pero igual de tajante. —Si no tomas las riendas de esto, alguien más lo hará. Y no me gusta nada esa idea.

Jungkook respiró profundamente, y por un momento, solo se quedó ahí, pensativo. Miró a Taehyung, que seguía dormido a su lado, ajeno a la tormenta que se desataba en su mente. Sabía que tenía que hacer algo al respecto, pero el miedo de perderse algo tan genuino, algo tan puro, lo mantenía atrapado en esa incertidumbre.

—Lo sé... lo sé, Yugyeom. Mañana me encargaré de todo. Gracias por estar siempre ahí, incluso cuando soy un idiota. Te prometo que todo se resolverá. Solo... necesito un poco de tiempo.

La respuesta de Yugyeom fue breve, pero la presión seguía en el aire.

—Este es el último aviso, Jungkook. No te olvides de lo que eres y lo que representas.

Cuando la llamada terminó, Jungkook dejó el celular sobre la mesa con un pesado suspiro. Cerró los ojos y, al momento, el sonido del teléfono dejó de resonar en su mente. Miró nuevamente a Taehyung, cuya presencia era la única que parecía aliviar su malestar.

Se quedó unos segundos en silencio, sin mover un músculo, dejando que la calma regresara a la habitación. Todo parecía tan sencillo en este momento, pero en su corazón sabía que las responsabilidades, los compromisos, y su rol en el mundo de la mafia no se desvanecerían solo porque él quisiera escapar de ellos. La carga del Padrino nunca lo dejaría ir tan fácilmente.

Finalmente, con una mirada más cansada, pero resuelta, Jungkook volvió a acomodarse en la cama, abrazando a Taehyung nuevamente. Esta vez, se sentía más pesado, más consciente de lo que tenía que hacer, pero también más decidido a proteger todo lo que ahora comenzaba a valorar. En esa quietud, en medio de la oscuridad, cerró los ojos con la promesa de enfrentar lo que venía, sin importar lo que le costara.

Taehyung, ajeno a todo, siguió dormido en sus brazos, y Jungkook finalmente permitió que el sueño lo tomara de nuevo. Pero la tensión en su pecho seguía allí, como una sombra que nunca desaparecía completamente.

Al dia siguiente

El amanecer llegó acompañado de una luz tenue que se colaba entre las gruesas cortinas de la habitación. Los suaves rayos del sol iluminaron el rostro de Taehyung, quien comenzó a removerse en la cama, sus pestañas temblando mientras luchaba por abrir los ojos. Jungkook ya estaba despierto, sentado en el borde de la cama, con una expresión seria mientras se colocaba las botas y abotonaba su camisa. Parecía estar sumido en sus pensamientos, pero no dejaba de mirar de reojo a Taehyung, quien se incorporaba lentamente.

Taehyung lo observó con el ceño fruncido, sus labios formando un pequeño puchero al darse cuenta de que Jungkook estaba vestido, listo para salir.

—¿Ya te vas? —preguntó Taehyung con voz adormilada, pero con un tono claramente molesto.

Jungkook suspiró y se giró para mirarlo, su rostro suavizándose al ver la expresión infantil de su "vampirito". Se inclinó un poco hacia él, acariciándole la mejilla con suavidad.

—Tengo que hablar con tu padre, Taehyung. Es importante. —Su tono era calmado, casi como si intentara apaciguar un inminente berrinche.

Taehyung lo miró con desconfianza, su puchero solo haciéndose más evidente. Cruzó los brazos sobre su pecho y ladeó el rostro, negándose a mirar a Jungkook directamente.

—No me gusta que tengas que irte al mundo humano... —murmuró, su voz casi un susurro, pero cargada de frustración. —Siempre que alguien va allá, no vuelve igual. Además, yo no puedo ir contigo. Es injusto.

Jungkook no pudo evitar sonreír ante su actitud. Le parecía encantador cómo Taehyung, pese a ser un vampiro con siglos de vida, seguía teniendo momentos donde actuaba como un joven testarudo. Se inclinó aún más, acercándose lo suficiente para susurrarle al oído.

—¿Estás celoso de que me vaya sin ti? —preguntó con un tono juguetón, su aliento cálido haciendo que Taehyung se estremeciera.

El vampirito apartó el rostro, su piel pálida teñida de un leve tono rosado. No respondió, pero su silencio y la forma en que mordía su labio inferior delataron sus emociones. Jungkook rio suavemente antes de levantarse y terminar de arreglarse.

—No te preocupes, volveré pronto. Además, no estoy huyendo. Solo voy a asegurarme de que todo esté en orden. —Su voz se tornó más seria al final, consciente de que debía cumplir con sus deberes como Padrino, aunque eso significara dejar atrás, aunque fuera por poco tiempo, el confort que encontraba con Taehyung.

Poco después, Jungkook se encontró en el gran salón del castillo, donde Namjoon, el líder del clan vampírico y padre de Taehyung, lo esperaba con una expresión neutral, aunque sus ojos traicionaban una curiosidad velada. Jungkook caminó con paso firme, su presencia imponente llenando la habitación. Al llegar frente a Namjoon, hizo una ligera reverencia, mostrando respeto.

—Jeon Jungkook. —La voz de Namjoon resonó en el salón, grave y autoritaria. —Entiendo que deseas volver al mundo humano. ¿Puedo preguntar por qué?

Jungkook asintió, sus ojos oscuros encontrándose con los de Namjoon.

—Señor, como usted sabe, mi responsabilidad no solo recae en este vínculo con su hijo, sino también en mantener el equilibrio en mi propio mundo. Debo regresar para atender asuntos urgentes relacionados con mi rol como Padrino de la mafia. —Su tono era firme, pero no desafiante. —Prometo que regresaré lo antes posible y que cuidaré de no exponer a su clan a ningún riesgo.

Namjoon lo estudió por unos segundos, su mirada penetrante, como si intentara leer más allá de las palabras de Jungkook. Finalmente, asintió lentamente.

—Confío en tu palabra, Jungkook. Pero quiero dejar algo claro: Taehyung es mi hijo, y su bienestar está por encima de cualquier cosa. Si tu regreso al mundo humano pone en peligro lo que hemos construido aquí, no dudaré en actuar. ¿Entendido?

Jungkook asintió solemnemente.

— Entendido, señor.

Namjoon inclinó ligeramente la cabeza en señal de aprobación antes de girarse y marcharse, dejando a Jungkook solo en el salón. Pero apenas tuvo tiempo de relajarse cuando escuchó un suave pero decidido paso detrás de él. Se giró para encontrarse con Taehyung, quien se había escabullido hasta el salón.

El vampirito tenía los brazos cruzados y una expresión de descontento en su rostro, pero había algo vulnerable en su mirada. Jungkook se acercó a él, inclinándose un poco para mirarlo a los ojos.

—¿Me estás siguiendo, Taehyung? —preguntó con una sonrisa.

—No es eso. Solo quería... —Taehyung vaciló, bajando la mirada. —Quería despedirme. Pero no me gusta esto, Jungkook. No quiero que te vayas.

Jungkook lo miró con ternura, extendiendo una mano para acariciar su cabello.

—Te prometo que volveré pronto. —Sus palabras eran sinceras, y Taehyung lo sabía, pero aún así, no podía evitar sentirse inquieto.

—Más te vale, o iré a buscarte yo mismo. —La amenaza de Taehyung carecía de peso, sobre todo porque su voz tembló ligeramente al decirlo.

Jungkook rio suavemente antes de inclinarse y dejar un beso en su frente.

—Te estaré esperando, mi vampirito.

Con esas palabras, Jungkook se giró y salió del castillo, dejando a Taehyung de pie en el salón, viendo cómo se alejaba con una mezcla de preocupación y tristeza. Aunque sabía que Jungkook debía irse, no podía evitar sentir un vacío en su pecho mientras lo veía partir

El imponente edificio de la empresa Jeon Corporation se alzaba sobre la ciudad como un símbolo de poder y riqueza. La fachada de vidrio reflejaba la luz del sol, otorgándole un brillo imponente que no dejaba dudas sobre quién gobernaba ese territorio. Jungkook, con su traje impecable y su porte seguro, atravesó las puertas principales, atrayendo miradas de respeto y temor de los empleados que se apartaban para dejarle paso.

No obstante, la calma no duró mucho. Apenas cruzó el vestíbulo, una voz familiar lo alcanzó.

—¡Jeon Jungkook! —gritó Yugyeom, su mejor amigo y mano derecha en los negocios de la mafia, quien se acercaba a paso firme con una expresión de furia contenida.

Jungkook suspiró, sabiendo que el regaño era inevitable. Mantuvo su semblante tranquilo, pero por dentro se preparaba para lo que venía.

—¿Dónde demonios has estado? —preguntó Yugyeom, deteniéndose frente a él con los brazos cruzados y una ceja arqueada. —¿Sabes cuántas llamadas he hecho? ¿Cuántos mensajes he enviado? No puedes desaparecer así, especialmente cuando tienes responsabilidades como líder de la mafia más poderosa de Corea y del mundo. ¡Esto no es un juego, Jungkook!

Jungkook sonrió levemente, restándole importancia a las palabras de su amigo.

—Relájate, Yugyeom. Sabes que siempre vuelvo. Además, no fue nada grave. Solo necesitaba algo de tiempo fuera. —Sus palabras eran casuales, pero Yugyeom no estaba dispuesto a dejarlas pasar.

—¿Tiempo fuera? —repitió Yugyeom, claramente irritado. —Mientras tú "descansabas", yo tuve que lidiar con reuniones, acuerdos, y, oh, casi olvido mencionar, un intento de traición de uno de nuestros socios en Hong Kong. ¡Eso sin contar las preguntas constantes de tu padre sobre tu paradero!

Jungkook se detuvo en seco al escuchar la última parte, su mandíbula apretándose por un breve instante antes de relajarse.

—¿Mi padre? —preguntó con calma, aunque sus ojos brillaban con un atisbo de preocupación.

—Sí, tu padre. Está en su oficina, y déjame decirte algo: si crees que yo estoy molesto, espera a escuchar lo que él tiene que decir. —Yugyeom hizo un gesto con la cabeza hacia el elevador, indicando el camino. —Buena suerte con eso.

Jungkook soltó un suspiro largo, ajustándose el saco antes de caminar hacia el elevador. Sabía que Dong Wook, su padre y el hombre que había construido el imperio Jeon desde cero, no sería tan indulgente. Mientras ascendía en el elevador, intentó calmarse, adoptando una expresión neutral que ocultara cualquier signo de nerviosismo.

La oficina de Dong Wook era un espacio majestuoso, decorado con muebles de madera oscura y arte clásico que reflejaban su gusto refinado y su autoridad. Jungkook entró con paso seguro, encontrándose con la mirada severa de su padre, quien estaba sentado detrás de su enorme escritorio, revisando algunos documentos.

—Llegas tarde. —La voz de Dong Wook era fría y firme, cargada de desaprobación.

Jungkook cerró la puerta detrás de él, caminando hasta el centro de la oficina.

—Tenía asuntos que atender. —Fue su respuesta corta, manteniendo su tono respetuoso pero firme.

Dong Wook dejó los documentos a un lado, entrelazando sus dedos mientras fijaba su mirada en su hijo.

—¿Asuntos? ¿Qué tipo de asuntos son tan importantes como para desaparecer durante días sin avisar? —preguntó con un tono que no admitía evasivas. —¿Tienes idea de lo que eso provoca en nuestra organización? ¿Cuántas especulaciones se generan cuando el Padrino desaparece sin dejar rastro?

Jungkook apretó ligeramente los labios, resistiendo el impulso de responder de manera impulsiva. Sabía que no podía mencionar nada sobre su tiempo en el clan de los vampiros, ni mucho menos sobre Taehyung. Así que optó por una respuesta diplomática.

—Solo necesitaba manejar algunos problemas personales. Nada que afectara la organización, te lo aseguro.

Dong Wook lo miró con escepticismo, pero no insistió. En lugar de eso, se recostó en su silla, su expresión endureciéndose aún más.

—Jungkook, ser el Padrino no es un título que puedas tomar a la ligera. No puedes darte el lujo de "desaparecer" cada vez que lo desees. Hay demasiadas personas dependiendo de ti, y demasiados enemigos esperando cualquier señal de debilidad. ¿Entiendes lo que está en juego?

Jungkook asintió lentamente, su rostro inmutable.

—Entiendo, padre. No volverá a suceder.

Dong Wook lo estudió por un momento más antes de asentir.

—Más te vale. Ahora, sal de aquí. Tienes trabajo que hacer.

Jungkook hizo una leve inclinación con la cabeza antes de salir de la oficina. Aunque el encuentro había sido tenso, se sentía aliviado de que su padre no hubiera presionado más.

De vuelta en su propia oficina, Jungkook se dejó caer en su silla, soltando un largo suspiro. Miró su celular, contemplando por un momento la tentación de enviarle un mensaje a Taehyung. Pero sabía que no podía permitirse distracciones. Había vuelto al mundo humano para cumplir con sus deberes, y eso significaba mantener su mente enfocada.

Sin embargo, no pudo evitar sonreír al recordar la mirada de Taehyung cuando se despidieron.

— Te prometí volver, vampirito... — murmuró para sí mismo antes de volver su atención a los documentos frente a él, dispuesto a retomar el control de su imperio.

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