"¿Por qué no hacemos una lucha de espadas?"

Yugyeom observó la carta que había en su mesa confuso. Levantó la mirada buscando a alguien que lo observara y sonrió al ver al inocente Park Jimin observarlo con una sonrisa en su rostro.

Yugyeom se levantó y se acercó a Jimin decidido.

—Cuando tú quieras— sonrió el menor de ambos mientras Jimin lo miraba confundido.

—¿Qué?— preguntó el bajito y Yugyeom se limito a sonreír.

—Ya sabes, la lucha de espadas.

—Yugyeom, no tengo espada para jugar contigo— Yugyeom sonrió al ver cómo Jimin actuaba inocentemente.

—Jimin...si tienes espada— Yugyeom miró hacia el bulto que había bajo los pantalones de Jimin.

El bajito se sonrojo al darse cuenta en dónde estaba situada la mirada de Yugyeom.

—E-eres un asqueroso pervertido, Kim Yugyeom— susurró enfadado el mayor para después darle una bofetada al menor.

Oh, el de la carta no fué Jimin.