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Retrato

La exposición de Moni daba de qué hablar, los críticos a los que tanto temía se iban acercando de a poco y luego darían su opinión en sus correspondientes medios de comunicación.

La anfitriona se sentía cohibida cada vez que uno de esos expertos se le acercaba con toda clase de preguntas y observaciones sobre su obra.

-¿Y qué la llevó a hacer un arte tan extraño?

-¿Acaso no piensa que las personas tienen familias y esto no podría exponerse en un living frente a criaturas?

-¿Por qué no hace un arte más 'normal'?

-Las mujeres no deberían de exponer sus fantasías subidas de tono... deja a los hombres en ridículo...

-¿Por qué sexualiza el arte?

El miedo comenzaba a agitar a Moni, su mente se bloqueó al pensar que sería crucificada por los medios presentes y sería su fin como artista.

-¿Acaso ninguno de ustedes tiene sexo? ¿No tienen fantasías sexuales? ¿O son unos reprimidos que ni se tocan porque la religión no se los permite?

Moni giró con rostro neutro hacia quién había hablado, sólo para encontrarse con Shura, que venía junto a un muchacho que ella no conocía.

-Disculpen mi intromisión, señores, pero no creo que deban atacar de ese modo a una artista, sólo porque desplega su talento en un arte poco conocido y más atrevido. Que sea diferente no lo hace malo, deben de respetar sus ideas.

Si no les gusta, den su opinión y ya, pero no la quieran rebajar ni insultar.

-Es nuestro trabajo...

-No, usted bien pudo preguntarle a qué público se dirigía, cuáles eran sus expectativas o si esos clientes deberían tener un lugar privado dónde colocar su arte.

-¿Quién es usted? ¿Es acaso reportero o su esposo?

-Para nada, apenas un amigo, pero soy gerente de marketing en una empresa importante y hace unos días estuve en la misma posición que ella, tratando de vender un proyecto y con los presentes preguntando de todo. Nadie me faltó el respeto del modo que ustedes lo hicieron con ella y también era su trabajo.

-Disculpe señora, no fue nuestra intención ofender... seguiremos observando sus obras y luego daremos nuestra opinión de la galería...

-Está bien... adelante...

Moni se quedó en su lugar cuando Shura se le acercó y le preguntó si estaba bien.

Lo conocía de verlo con Camus, no lo había tratado casi, pero sabía perfectamente que su prometido lo adoraba, que tenía un sentimiento hacia él que distaba de ser fraternal y ella, se había encontrado varias veces, mirando de reojo a ese hombre tan elegante, sexy, mortalmente atractivo y tan seguro de sí mismo.

-S-sí Shura... gracias...

-Perdón por inmiscuirme en lo que no me correspondía pero eres la señora de mi amigo y no podía permitir que te atacara de ese modo.

-Debí suponer que la crítica no sería benévola conmigo ni mi arte... encima a Camus lo mandaron a España justo cuando abría la exposición y me siento perdida.

-No te sientas así, yo puedo quedarme y hacerte compañía. Mi acompañante, Aioria, desea ver tu obra, estaremos por aquí, no te dejaré sola con estos buitres.

-Muchas gracias, pero no es necesario. Además tu novio no va a quedarse toda la noche aquí...

-Mucho gusto, señorita, un placer conocer a tan exquisita artista.

Aioria tomó su mano y le dio un beso en el dorso, haciendo que Moni se sonrojase.

Ese chico era un adonis, alto, de contextura física fuerte, cabellos rizados castaño claro, ojos cual esmeraldas y hermosa sonrisa. Ella bien podría usarlo como modelo de sus figuras y era más que digno de estar junto al español, se veían increíblemente bien juntos.

- Un gusto, Aioria, cualquier duda que tengas, me dices...

-Aio, me quedo un momento con Moni, ya voy contigo luego.

El castaño sonrió y con una seña de aprobación, se adentró a la galería, sus manos en los bolsillos de sus jeans, marcando aún más su cuerpo musculoso, espalda ancha, cintura pequeña y un apetitoso trasero.

Moni lo observó de arriba abajo y ya podía imaginar su nuevo proyecto de escultura. Shura la miraba de reojo divertido, su amigo solía acaparar la atención de las mujeres, aún sin darse cuenta.

-Es un Dios griego, no crees?

Moni se sobresaltó al sentirse descubierta y su rostro se tiñó de un rojo fuerte, al tiempo que el calor subía en vergüenza.

-Lo siento... no pude evitar observar sus líneas perfectas. Me disculpo, es tu novio y-

-Aioria es mi medio hermano, nuestros padres se conocieron en Grecia y formaron una familia ensamblada.

Es mi hermanito menor, puesto tengo otro llamado Aioros, que es mayor que yo. Sísifo hace feliz a mi padre y me dio dos hermanos. La soledad que sentí de pequeño, quedó en el pasado.

Moni se perdió en la sonrisa sincera, la alegría que no se ve todos los días y ella la tenía frente suyo, en un hombre que le hablaba de su familia.

Sintió que era un privilegio, los tiempos y responsabilidades ya no dejaban lugar para la familia y los sentimentalismos, pero Shura sonreía al hablar de ellos.

-Entonces deberás cuidarlo porque te lo robarán en cualquier momento...

Intentó bromear, pero no salió una sonrisa de sus labios.

-Aio sabe cuidarse solo, igual me tiene siempre a su lado si me necesita. Es modelo, sabes? Trabaja para una empresa importante de perfumes y otra de ropa informal. Hace publicidades en diferentes países.

-¡Qué interesante! Ya que te quedarás conmigo, ¿quieres que te guíe por la galería?

-Será un placer, madame...

Shura ofreció su brazo para que ella lo tomara y Moni sintió cosquillas en su estómago ante tan espontánea e íntima acción.

Tomó su brazo sonriendo, sintiendo los músculos de su brazo bajo el traje que traía.

-Disculpa por haber venido tan formal, Camus no me dijo si había que vestir elegante para la inauguración de la galería.

Aunque no lo creas, me gusta ir a las galerías, observar el trabajo del artista pero no entiendo mucho lo que reflejan las pinturas. Soy una persona de mentalidad simple, no le voy con esos cuadros que para entenderlos debes hacer introspección.

Moni rió de buena gana, mirándolo de frente esta vez. Entendía el porqué su francés estimaba tanto a ese hombre, era sencillo entablar conversación con él.

-Opino lo mismo, siento que el arte tiene que darse a entender. Si yo hago algo, una escultura, un boceto, pero nadie entiende lo que deseo plasmar y debo estar explicando, es frustrante.

Siguieron adentrándose en la galería, la gente observaba curiosa cada obra, comentando algo, escandalizados por alguna posición obscena, pero mayormente quedando satisfechos con lo que veían.

Aioria se acercó a ellos con una sonrisa enorme, apoyando su barbilla en el hombro del español.

-¿Me podrías acompañar, Shuri? Vi algo que me gustó mucho y quiero tu opinión para comprarlo.

Lo siguieron a través del pasillo, hasta que se detuvo frente a un cuadro que destacaba entre los demás.

Estaba en el centro del pasillo, en un lugar de privilegio y sus colores tenues, con contrastes en pastel, le daban un toque íntimo y sensual que envolvía la escena descrita.

Dos hombres durmiendo, desnudos pero con sus sexos ocultos por la proximidad del abrazo que compartían. Uno de ellos, de cabellos cortos, revueltos, en tonalidades verde y negro, recostado hacia su izquierda, abrazaba al otro, quién tenía su rostro apoyado en el pecho contrario, su brazo izquierdo rodeando posesivamente la cintura. El hombre de cabellera corta apoyaba su barbilla sobre el largo y lacio cabello aguamarina, esparcido en la almohada que compartían. Su mano derecha tenía un mechón de esos cabellos entre sus dedos. Sus rostros tranquilos, satisfechos, denotaban una paz que reflejaba el instante de pasión que acababan de tener.

-¿Qué te parece Shuri? Lo quiero para mi departamento.

Shura estaba perdido en los dos hombres retratados allí y si su imaginación volaba no muy lejos, podía creer que eran Camus y él. Desechó esa idea aunque la duda le carcomía.

¿Acaso Moni se los había imaginado juntos? ¿Ella sabía de las intenciones de Camus para con él?

Perdido en sus pensamientos y aún perplejo, sólo sintió el sacudón que su hermano le dio.

-Hey, ¿aún sigues en la tierra de los vivos? No me vas a decir que no es perfecto!

Volviéndose hacia Moni preguntó

-¿Tuviste algo en mente, un modelo para plasmar esta escena de amor tan íntima? En verdad lo quiero comprar.

-¿En serio te gusta? Es un cuadro que pinté durante la tormenta pasada, un deseo muy mío tal vez... tengo la costumbre de cerrar mis ojos y dejar que mi mano tome el control de mi mente. A veces sale algo bueno, otras desecho automáticamente lo que creé. Pero ese día fue diferente, los trazos fluían, no podía detenerme, pensé en cómo se verían dos amantes luego de una entrega pasional esperada, anhelada...

-Wow! ¡Eso es increíble en verdad!

Moni observaba de reojo a Shura, perdido en el lienzo, su rostro imperturbable mostraba confusión y lo entendía.

Aunque no les había puesto rostros, sólo sus sonrisas y ojos cerrados, ella creía que él se veía retratado allí junto a Camus.

-Aioria, será un placer venderte cualquier obra de esta galería, pero ésta no está a la venta. Lo siento tanto...

-Es una pena, pero no me quedaré con las ganas... pagaré lo que sea, para que me hagas una pintura parecida para mí.

-Será un placer hacerlo. Cuando acabe la exposición puedes venir a casa y me dices tu idea de lo que deseas.

-Lo haré sin duda... ahora seguiré observando. Nos vemos luego...

Moni saludó con una sonrisa a Aioria y se volvió hacia su acompañante.

Shura no podía quitar sus ojos del cuadro, de esas dos figuras.

La voz de Moni en su oído lo tomó por sorpresa, al igual que sus palabras

-Es tuyo, Shura, aunque se lo niegues, yo sé que también guardas sentimientos hacia Camus.

Las mujeres somos muy perceptivas y, cada vez que te niegas a venir a alguna reunión, me da a entender que te incomoda vernos juntos.

Shura se puso pálido, no sabiendo que contestar a algo que no esperaba le preguntaran.

¿Cómo Moni podía saber del amor que guardaba por Camus?

Ella era su futura esposa y él, en su lugar, no estaría tan tranquilo de saber que alguien deseaba lo que era suyo.

-No sé de qué hablas... Camus siempre bromea conmigo pero puedo asegurarte que nunca ha habido nada entre nosotros.

-No ha habido porque tú no quieres, si fuera por Camus hace rato que se te hubiera tirado encima.

No me malinterpretes, no es una escena de celos ni nada parecido. Mi hermoso francés y yo tenemos una relación donde la confianza es muy importante.

Sé que te quiere, pero también te desea... no lo culpo, eres un hombre sumamente atractivo... me ha contado las veces que te hace proposiciones y tú lo rechazas...

-Moni, es mi amigo, lo quiero de verdad pero está contigo. Yo jamás le haría daño... ¿qué sucedería si diera rienda suelta al deseo y luego te pierde?

-Eso no pasará jamás... yo creo que en el corazón hay espacio para muchas personas... padres, hermanos, amigos... para el amor carnal debería ser igual, si es sincero, verdadero, uno no debería conformarse con amar a sólo una persona.

El rostro de Shura era un poema a la sorpresa pero también a algo parecido al alivio.

-Dime algo Moni, ¿qué pasaría si yo te dijera que no quiero algo casual con Camus?

Yo he tenido novias y estoy al fin libre con un divorcio. Todas relaciones que intentaron aparentar lo que no era y sentía...

Camus es diferente, yo no podría estar con él sólo por un momento de placer, me entiendes? Es mucho más que el deseo de la carne.

Moni sintió que su corazón palpitaba con fuerza. Ese hombre a su lado era mucho más increíble de lo que creía y ahora tenía más que claro, que algo tenía que hacer para acercar a su francés y al español.

Ella podía esperar para unirse a ellos siempre y cuando Shura quisiera. Su mente abierta y liberal, permitía imaginar escenarios donde ella gozaba de las atenciones de ambos hombres.

Sí, cada vez estaba más cerca de cumplir la fantasía de su amado francés y también de recrear la propia.

Sólo había que convencer a Shura que no era malo entregarse sin sentido a la pasión y la lujuria.

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