Segunda Parte
Definitivamente las clases habían hecho su trabajo. JongDae estaba tan mentalmente agotado al término del horario escolar, que probablemente no había nada más rondando en su cabeza que no fueran números, uno que otro dato histórico y probablemente algunas dudas existenciales, producto de las exhaustivas clases de filosofía.
Esas dos horas debatiendo sobre por qué los humanos, siendo los únicos seres vivos pensantes, tomaba a veces las decisiones más estúpidas, había acabado con sus pocas neuronas despiertas.
"¿De verdad? ¿Es que acaso creen que no tenemos vidas fuera de la escuela?" escuchó que BaekHyun se quejaba a sus espaldas mientras aún leía la hoja que traía en las manos. Más específicamente, la hoja donde se indicaban algunas de las lecturas que requerían hacer, puesto que vendrían en las próximas evaluaciones.
Su amigo estaba esperando tranquilamente a que él terminara de buscar las llaves de su casa dentro de la mochila.
Cuando finalmente lo hizo, no pudo más que suspirar con pesadez al descubrir, después de introducir la llave en la cerradura, que esta estaba sin asegurar.
Dios, su madre iba a matarlo si se enteraba. Una suerte que no fuera a hacerlo.
"¿Qué pasa, por qué tardas tanto?" preguntó su amigo. JongDae giró el rostro para encontrarlo tratando de mirar sobre su hombro a lo que él solo negó con una sonrisa.
"Nada, solo metí la llave al revés," se disculpó con un encogimiento de hombros.
"Tonto," bufó el pelinegro antes de darle un golpecito nada doloroso cerca del hombro. Aunque igual a él le gustaba hacer drama por nada.
"Auch, ¿y eso por qué fue?"
"No trates de mentirme, Dae.Y que conste que si un día entran a robar a tu casa seré el primero en decirle a tu madre que fue tu culpa por no cerrar la puerta."
"¡Oye, y si sabías que no la había cerrado por qué no me dijiste nada!" le reprochó mientras ambos ingresaban a la casa del castaño.
"Bueno, sigo esperando que aprendas la lección," contestó el chico. JongDae lo vio dirigiéndose directamente a su sillón favorito, donde se dejó caer con su mochila aún siendo aplastada bajo su peso. "Pero eres una bastardo bastante suertudo, eh."
JongDae negó, bufando con fingida indignación. Era increíble, su propio amigo le deseaba el mal. Aunque tenía un punto, a pesar de sus pequeños deslices con olvidar poner seguro a la puerta, aún no habían tenido que lidiar con robos ni nada por el estilo.
Igual y quizá todo se debía a que su vecindario era muy seguro. Tenían un ingenioso sistema en el cual, sin importar que no fuera tu casa, tenías el deber de contactar a cierto vecino si es que se veía a alguien ajeno rondando sospechosamente por su casa.
De ese modo se habían evitado muchos problemas que no pasaron a más. Aunque también se habían visto en la necesidad de disculparse cuando sólo se trataba de algún pariente lejano de esa persona. JongDae había tenido que disculparse ya tres veces.
"Ya lo sabes, cariño~" dijo mientras hacía una graciosa pose con su mano al aire y la otra en las caderas.
BaekHyun rompió a reír, con su cabeza cayendo hacia atrás sobre el respaldo del mueble. JongDae por su parte solo cerró la puerta y se dirigió a su habitación para dejar su mochila.
"Hey, ¿a qué hora regresa mi segunda madre?" preguntó descuidadamente BaekHyun. El chico le seguía ahora por el pasillo. Seguramente para dejar su mochila también ahí.
"Uhm, veamos..." JongDae levantó la vista y miró su reloj sobre la mesilla. "Ella dijo que volvería un poco más tarde de lo usual, así que quizás ya no te encuentres aquí cuando eso suceda."
"Ay, yo quería comer de su deliciosa comida que NO se quem... Auch, no me pegues."
JongDae solo viró los ojos.
"Ya supéralo, Baek. ¡Una vez! ¡Solo una maldita vez se me quemó el arroz!"
Su amigo aún reía, sobándose la cabeza ahí donde JongDae le había dado un nada delicado golpecito.
"Está bien, está bien, ya entendí."
BaekHyun dejó su mochila caer sobre su cama y él lo imitó.
"Ah~ cómo amaría que mi habitación fuera tan fresca."
Exclamó el pelinegro dejándose caer de espaldas sobre el suave colchón. JongDae lo vio rodar sobre su estómago y descansar el rostro sobre sus manos cruzadas.
"No tienes derecho a quejarte," contraatacó al tiempo que también se dejaba caer sobre su cama. BaekHyun rebotó por su peso y giró el rostro para verlo con una sonrisa traviesa. "No cuando tú tienes ¡un maldito aire acondicionado en tu cuarto!"
Terminó con BaekHyun burlándose una vez más de su desgracia.
Después de dejar sus cosas, BaekHyun se levantó, presumiblemente al baño y entonces él se quedó solo de nuevo. Rodando sobre su costado, JongDae abrazó su almohada y aspiró el aroma al suavizante que su madre usaba. BaekHyun tenía razón, olía muy bien.
Y no es que KyungSoo no usara un buen suavizante, es solo que BaekHyun decía eso quizá para no hacerlo sentir menos. No es que JongDae fuera pobre ni nada. El asunto era que ellos tampoco eran ricos, por lo que, aunque nunca faltaba un plato de comida en la mesa, eso no quería decir que se podían permitir lujos tales como un aire acondicionado o esas costosas y extravagantes alfombras peluditas a las que el hermano de BaekHyun era adicto.
"¿Uhm?" JongDae se incorporó al notar algo extraño en la parte de su habitación a la que tenía vista directa. "¿Qué es eso?"
Levantándose de la cama, caminó en dirección a eso que había llamado su atención. Llegando a su armario, echó una mirada inquieta hacia la marca que se extendía desde la parte media de la madera hasta la parte más alta.
"¿Cómo es que...?" murmuró con desconcierto. Elevando el brazo, deslizó un dedo sobre la marca. Esta era rasposa y pronunciada, parecía haber sido hecha con alguna clase de objeto cortante, algo como un cúter o...
"¿Dae, qué estás hac.. ?"
"¡Cielos, Baek!" gritó dando un pequeño salto. JongDae se giró, recargándose contra la puerta del armario, al mismo tiempo llevando una mano sobre su pecho, a la altura del corazón. "No hagas eso de nuevo... casi... argh, solo..."
"Ow, lo siento," JongDae vio como BaekHyun retrocedía dos pasos algo sorprendido por su reacción inesperada.
Incluso él creía que eso había sido demasiado, pero, no podían culparlo, estaba tan distraído que sólo no supo cómo reaccionar cuando su amigo pelinegro le tocó el hombro de repente.
"Dios, ¿qué pasa contigo? No recuerdo que fueras tan miedoso," agregó su amigo con una risilla. Tal parecía que el pelinegro consideraba gracioso asustarlo mientras él se hallaba distraído.
JongDae cerró los párpados y trató de nivelar sus latidos. Eso sí que lo había asustado. Cuando miró de nuevo, BaekHyun aún sonreía.
El chico pasó sus manos sobre su pantalón de mezclilla, para secarse las manos y entonces recordó de dónde es que venía.
"Lo siento, Baek. Es que tú sólo apareciste de la nada," suspiró audiblemente y se permitió el lujo de reír también. Con una mano cubriendo sus ojos, negó. Qué tontería. ¿De cuándo aquí él gritaba como actriz de película de terror en medio de una persecución?
No era por presumir, pero JongDae podría inmovilizar hasta un hombre que le sacara dos cabezas de altura.
"Oye, pues disculpa," dijo su amigo. JongDae lo vio alejarse de la puerta y oyó sus pasos en dirección a la sala. "La próxima vez te avisaré cuando me detenga detrás de ti a verte observar la puerta de tu armario como si se encontrara escrito ahí la localización de un tesoro."
La voz lejana de su amigo se perdió y en cambio escuchó el sonido de la televisión siendo encendida.
Fue solo ahí que recordó la extraña marca en su mueble. Así que volviendo su atención, se giró sólo para observar la madera intacta en la puerta de madera.
"¿Qué demonios?"
Susurró sin aliento mientras se acercaba más porque él estaba seguro de haber visto algo ahí antes. JongDae no estaba loco, o eso es lo que él decía, claro.
"Argh, ya, ¡basta!"
Ok, no iba a cuestionarse más esto.
Quizá tenía razón y todas estas cosas raras que él pensaba que estaban pasando era solo culpa del estrés.
Sí, eso era. Con los exámenes a la vuelta de la esquina y el montón de nuevos temas que debían leer, era muy probable que más de un cerebro entrara en crisis.
JongDae no sería el único, en especial porque, para su amigo, una buena nota era más un reto personal. JongDae se conformaba con pasar los exámenes.
Decidiendo así que no valía la pena perder el tiempo en más estupideces, salió de su habitación y se reunió con BaekHyun, quien ya se había acomodado en su sala.
Habían acordado comenzar con el estudio del material que les habían brindado como apoyo. Ambos sabían que ninguno leería ni medio párrafo si estuvieran solos en casa, además de que con el valioso conocimiento de su nombre no pasarían la prueba.
Y es de ese modo en que preferían juntarse para, al menos, presionarse el uno al otro para estudiar algo. ¿Qué importaba que la mitad del tiempo se la pasaran viendo la televisión o comiendo chucherías deliciosas? Al menos 3 de los 9 temas que vendrían en la prueba sí habían leído.
Así, cuando cayó la tarde y el cielo se cubrió con tonos naranjas, BaekHyun se levantó, colgando su mochila al hombro, con dirección a la puerta. JongDae lo vio aún sentado desde su lugar en el sofá.
"¿Seguro que no puedes quedarte a comer?" cuestionó a lo que su amigo se detuvo. "Recién recibí un mensaje de mi madre, ella está en camino con la carne y me ha pedido picar las verduras."
BaekHyun retomó su caminata hasta la puerta en donde le vio ponerse los zapatos cerca de la puerta.
"Seguro, Dae. Hoy KyungSoo tomará el turno nocturno y quiere asegurarse de que llegue a casa y esté ahí cuando él se vaya. Además, dijo que prepararía tteokbokki y todavía hay algo de bulgogi en el refrigerador, muero por pensar en ello, tú sabes lo débil que la comida de KyungSoo me hace a veces. Tenía la esperanza de que, por eso, nos acompañaras a comer y tal vez de que te quedaras a dormir..."
JongDae rio cuando BaekHyun hizo un pucherito y jugueteó con sus dedos. Él debía admitir ese don de manipulación que su amigo tenía.
"Ah~ ¿qué más le voy a hacer? No abandonaré a mi madre para ir a comer a tu casa y menos para cuidar de tu anciano culo."
"Oye, ¡eso fue grosero! ¿Qué acaso no ves que estoy en la flor de mi juventud?"
JongDae dejó salir una fuerte carcajada antes de agitar su mano para despedir a su amigo.
"Nos vemos mañana, Baekkie."
"Hasta mañana, yo y mi anciano culo nos vamos de aquí."
Y entonces se había ido. JongDae permaneció aún sentado, sólo rodeado por el silencio. En algún punto habían apagado la televisión para mayor concentración y ahora que su amigo se había marchado, la casa se sentía más grande que de costumbre.
Así que, después de resoplar y acomodar su flequillo, se puso de pie y guardó sus cosas de regreso a la mochila en su habitación. También aprovechó para echar una mirada perspicaz a su armario, pero seguía intacto.
"Tonto estrés pre-exámenes," exclamó ya en la sala. Solo que, en lugar de ir de nuevo al sillón, en su lugar, se desvió a la cocina.
En su hogar, la isleta de la cocina quedaba justo frente a la sala y por ende, también la mesa para comer. De ese modo era más fácil poner los platillos en la isleta y luego solo llevarlos a la mesa una vez terminado todo el trabajo.
Tomando fuera una tabla de cortar, JongDae se ubicó frente a la isleta. Desde su posición podía ver su televisión y la gran ventana a un lado de esta.
Después de sacar las verduras y lavarlas en el fregadero, se dispuso a cortarlas. Estuvo entretenido por algunos minutos, con el silencio reconfortante que su hogar le profería.
Sin embargo, se detuvo cuando una extraña sensación le hizo erizar el cabello en la nuca. Alzando la mirada, corroboró que no hubiera ventanas abiertas. La puerta desde luego estaba cerrada tras la ida de su amigo, así que no podría tratarse de una repentina ráfaga de aire.
Frunciendo el ceño, JongDae retomó lo que hacía hasta que la sensación volvió. Pero esta vez, diferente a la anterior, tuvo el inexplicable impulso de mirar al frente. Cuando lo hizo, se sorprendió al observar directamente a la pantalla negra de su televisor.
"¿Qué es...?" exclamó con los ojos entrecerrados, apartando el cuchillo a un lado.
Ahí, reflejado en la pantalla oscura, se veía su silueta. Pero de igual modo, una más se percibía detrás.
JongDae giró, no encontrando absolutamente nada a sus espaldas. Nada, además del refrigerador, la estufa y el lavabo.
Pero cuando regresó la vista, seguía viendo la silueta negra y distorsionada justo detrás de él. Si acaso, se veía más cerca que antes. ¿Sería eso una mancha en la pantalla o qué pasaba ahora con las cosas viejas en su casa?
Antes de que pudiera rodear la isleta, para mirar más de cerca, escuchó el sonido característico de las llaves resonando y después la puerta siendo abierta.
JongDae tuvo que apartar la vista para recibir a su madre.
"Hola, cariño."
Pronunció con voz dulce la mujer mayor. Ella ladeó el rostro y JongDae la vio dejar su bolso en la mesilla de entrada, mientras que en su otra mano cargaba con una pequeña bolsa de compra.
"Hola, madre."
"¿Has cortado la verdura?"
La castaña caminó con pasos lentos hasta donde él estaba y dejó la bolsa sobre la superficie de la isleta.
"Sí, ya está hecho," exclamó señalándole los montoncitos en cuadritos perfectamente cortados.
Su madre entró a la cocina y JongDae la sintió rodeando su cintura antes de depositar un beso en su brazo, cerca del hombro, que era a donde le llegaba. Él por su parte la rodeó con cuidado.
"Perfecto. ¿Y BaekHyun? Creí que estaba aquí."
JongDae siguió con la mirada a su madre mientras esta encendía la estufa.
"Estaba aquí hasta hace un rato," comentó mientras se recargaba sobre la meseta. "Pero se fue, su hermano trabajará de noche y quería asegurarse de que Baek ya esté en casa para entonces."
"Uhm, ese niño, no me gusta que pase tanto tiempo solo."
"¿A qué te refieres? Baek no está solo, KyungSoo siempre llega a casa."
"No me refería a eso," su madre le miró apoyada en el lavabo. "Es algo peligroso que él se quede solo por las noches en su casa."
JongDae asintió.
"Hm, eso sí. Pero es muy raro que KyungSoo se vaya de noche. Tiene una especie de acuerdo con su superior, él sabe que vive solo con su hermano menor."
"Ya veo."
"¿Qué pasa? ¿Qué te tiene tan inquieta?
"Nada, nada," ella sonrió. "No le hagas caso a esta vieja mujer."
JongDae negó.
"Pero ¿qué cosa dices? Si eres tan joven, solo mírate."
Su madre rio.
"Déjate de elogios y dime qué es lo que quieres."
"Mamá, ¿qué te hace pensar que quiero algo? ¿Qué acaso no puedo decir cuán hermosa es mi madre?"
"Bueno, tendré que creerte."
Dijo al final con una sonrisa conciliadora. JongDae le devolvió el gesto antes de que ella se girara para buscar algo dentro de la alacena.
Solo entonces él pudo borrar la sonrisa y girar de nuevo hacia el televisor en su sala.
JongDae entrecerró los ojos, no sabiendo qué había ahí, pero con otro llamado de su madre tampoco pudo preguntárselo más. Quizá sólo era más de su estrés jugándole en contra.
"¿Tienes realmente que irte, Kyung?" preguntó BaekHyun desde la puerta. Su hermano ya se hallaba en la entrada, colocándose los zapatos blancos que combinaban a la perfección con su uniforme de enfermero.
El mayor suspiró con resignación antes de girarse para encarar a su hermanito. BaekHyun miraba al suelo y jugueteaba con los bordes de su suéter extra grande.
KyungSoo frunció el ceño, no tenía idea de por qué le gustaba tanto usar ese tipo de outfit a su hermano, pero él en realidad no podía hacer nada al respecto. Era quejarse y esperar a que le pidiera comprar nueva ropa o quedar callado y quejarse de la vestimenta de su hermano en su mente. Su cartera prefería la segunda opción siempre.
"Sí, Baek, por milésima vez, sí. Si no voy al trabajo seguramente algún paciente tendría que sufrir las consecuencias. Y no es como si decirles que me quedé a cuidar de mi hermanito miedoso fuera un motivo suficiente."
BaekHyun resopló ante su derrota. Pero sobre todo, ante el golpe bajo. Él bien sabía que no era 'miedoso' es solo que tal vez repentinamente había decidido que no le gustaba cuán grande era la casa para él sin KyungSoo rondando por ahí.
"Está bien, ya para con eso. Ya entendí," KyungSoo asintió y tomó su pequeña mochila al hombro.
"Es bueno saberlo. Ahora, si eso es todo, me voy."
BaekHyun cerró la puerta y siguió con la mirada a su hyung. KyungSoo se giró una última vez, sabiendo que él aún observaba por la ventana y agitó su mano en despedida. BaekHyun hizo lo propio, aunque tal vez su hermano ya no lo veía.
Cuando le tocaba el turno nocturno, KyungSoo podía disfrutar del privilegio de ser llevado al trabajo por su compañero, un hombre joven que al parecer era uno de los pocos escogidos para caerle bien a KyungSoo. Aunque quizá y el 'caer bien' se traducía en un 'chófer gratis'. Quizá.
BaekHyun a veces no entendía cómo funcionaba la mente de su hermano.
"Ah~ me he quedado solo."
Suspiró en derrota. Era incluso patético que lo dijera en voz alta, pero no es como si hubiera alguien que pudiera juzgarlo ya por ello.
La televisión aún estaba encendida, pero BaekHyun creía que ya era hora de irse a la cama.
Así que, tomando el control remoto, apagó el aparato desde la distancia. Sus pasos resonaban aún siendo amortiguados por las alfombras.
Conforme fue avanzando, BaekHyun fue apagando una a una las luces que quedaron encendidas. Finalmente, sólo su habitación permanecía iluminada por el tono tenue de la lámpara de noche que había comprado hace poco.
Suspirando una vez más, BaekHyun echó una mirada al desolado y oscuro pasillo antes de entrar a su habitación y cerrar la puerta.
"Oh, ¡aún puedo molestar a Dae!" se dio cuenta. Entonces se tiró sobre el colchón y tomó el teléfono que siempre dejaba sobre la cama. "¡Hola, hola!"
Exclamó después de que su amigo contestara tras el segundo tono.
"¡Hey, ahí, Baekkie! ¿Qué haces despierto a estas horas?"
"Aquí, casual, esperando a que Kyung se vaya," escuchó la risa tan pegadiza del castaño y algo que parecían ser envoltorios. "Más bien soy yo quien quiere saber qué haces despierto a estas horas, ¿eso que oigo son golosinas?"
"Tal vez..." lo escuchó contestar, ya con algo en la boca probablemente, por cómo su voz se escuchaba un poco modificada.
"Siquiera invita."
"Oh, sí claro. Deja te envío algunos por mensaje."
Ambos rieron. Esto era otra de las cosas que les hacían tan buenos amigos. No importaba a qué horas o cuál fuera la situación, sabían que siempre podían contar con el otro.
BaekHyun se mordió el labio inferior y se preguntó si acaso sería buena idea hablarle a su amigo sobre lo que le había pasado apenas el domingo.
Porque sí, técnicamente él había sido el único que había sugerido no tocar el tema, pero ahora no se podía sacar de la mente que algo extraño le había sucedido.
Al final solo negó. No estaba bien disgustar a su amigo con sus tontas teorías. Si el castaño estaba bien, él no era nadie para venir a perturbarlo con sus experiencias inexplicables.
"Y entonces... ¿la llamada es con motivo de...?" inquirió JongDae.
BaekHyun rodó sobre la cama y miró a las estrellitas que su lámpara proyectaba sobre la blanca superficie. Eran lindas.
"¿Qué acaso no puedo hablar a mi amigo para desearle buenas noches?"
"Ehm... no."
"Tienes razón. No puedo dormir, ¿sabes?" admitió.
"¿Quieres que cante para ti?"
Preguntó JongDae. BaekHyun cerró los ojos y asintió aunque sabía que el castaño no lo veía.
"Sí."
Y sin más, JongDae empezó a improvisar alguna nana sin sentido. BaekHyun escuchó algo sobre gatos, dinosaurios y barras de chocolate que le hicieron reír, agradecido porque su amigo realmente sabía cómo mimarle, muy divertido por lo mismo antes de caer dormido.
La siguiente vez que abrió sus párpados, todo estaba en completa penumbra. Detestaba despertarse por la madrugada, sólo a su mente podía ocurrírsele que era bueno despertar cuando ya se suponía que debería estar descansando. Pero por ahora se alegraba, porque, después de todo, no se había dormido en la mejor posición luego de la llamada con JongDae, sin siquiera despedirse, cambiarse el pijama o meterse entre sus sábanas.
Por ello, algo desorientado, BaekHyun se incorporó y paseó la palma de su mano sobre el edredón, buscando por su teléfono celular.
Nada. No estaba ahí.
"¿Kyung?" preguntó tentativamente. No sabía por qué había hecho eso para empezar, cabía la posibilidad de que su hermano aún no hubiera regresado.
¿Qué hora era?
"¿Hyung?" trató de nuevo.
Deslizándose fuera de la cama, tanteó a ciegas la mesita de noche. No veía nada porque todo estaba oscuro. Ni siquiera su lámpara estaba prendida, como la había dejado antes de dormirse. Curioso. Quizá su hermano la había desconectado porque, aunque oprimió el interruptor, esta no funcionó.
"¿KyungSoo?"
Caminó, avanzando a pasos cortos hasta tocar la puerta y abrirla. El pasillo estaba frío y no parecía que hubiera habido alguien hace poco.
Quizá su hyung ya dormía.
Cuando dio con la entrada al baño, introdujo su brazo y encendió la luz. Tuvo que usar sus manos para cubrirse de la incandescencia.
Ya no tenía caso seguir llamando a alguien que debía estar ya por su quinto sueño.
"Argh, ¿qué me pasa?" cuestionó a nadie en específico.
Abriendo el grifo, recibió el agua fría entre sus manos y agachó el rostro para lavárselo.
Así que, mientras escurría agua, BaekHyun buscó a ciegas por una toalla. Cuando la halló, la acercó a su rostro y se secó con ella.
"Bien, volvamos a la cama. Quizá ya esté por sonar mi alarma."
Se lamentó porque si resultaba que ya pronto sería su hora de empezar a prepararse para la escuela, entonces eso sería tener una muy mala suerte, y por esto odiaba despertarse por la madrugada.
Pero, entonces, levantó el rostro para ser recibido por un peculiar par de ojos cafés en el espejo. Eran los suyos, los de KyungSoo y los de básicamente todos los Byun.
Ya estaba por apagar la luz y volver cuando se percató de aquello.
¿Cómo era posible que él se hubiera movido para accionar el interruptor, pero su reflejo seguía ahí?
"¿Qué?"
Preguntó desconcertado. Aproximándose al espejo, BaekHyun elevó una mano hasta tocar su mejilla, su reflejo imitándolo.
BaekHyun sonrió porque estaba comportándose como un loco.
"Qué tonterí... ¡Ah!" la risa fue suplantada por un grito cuando se alejó para salir, pero su reflejo se mantuvo quieto.
BaekHyun sintió su pulso dispararse y un sudor frío corrió por su espalda.
"¿Q-q-qué est-á...?"
BaekHyun retrocedió hasta la pared y se aferró a ella como si su vida dependiera de ello. Su reflejo siguió sus pasos, pero BaekHyun sabía que nada de esto era normal. No cuando veía la gran y grotesca sonrisa en su rostro, misma que él sabía que no estaba esbozando ahora mismo.
Las lágrimas amenazaban con salir. BaekHyun sentía que se orinaría en los pantalones del miedo.
"¿JongaDe?"
Pronunció su reflejo con una voz tan similar a la suya que si no fuera porque BaekHyun estaba muy ocupado balbuceando incoherentes oraciones a los dioses en los que ni creía, pensaría que en verdad él había dicho eso.
El reflejo amplió más su sonrisa, como si supiera el efecto que tenía eso en él y ladeó el rostro.
"¿Dae?"
Esa fue la gota que derramó el vaso. BaekHyun sacó fuerzas de donde no tenía y tomó impulso con el único objetivo de salir huyendo de ahí lo más pronto posible.
Por desgracia, su rostro chocó contra la puerta...
¿O la puerta había colisionado hasta su rostro?
No lo sabía, BaekHyun estaba demasiado aturdido cayendo en la inconsciencia.
"¿BaekHyun? Ay, Dios mío, BaekHyun, ¿qué caraj-?" BaekHyun despertó entonces, un poco aturdido, quejándose del dolor en su cuello, sobre todo al ser movido de lado a lado, sintiendo una mano en su hombro, que de inmediato le hizo abrir los ojos para encontrar a su hermano mayor a su lado, acuclillado en lo que la parecía ¿su uniforme de enfermero? ¿Qué había-? "¡Aquí está JongDae, lo encontré!"
Gritó, sin embargo, hacia nadie en particular, no dirigiéndose a él evidentemente, e ignorando que siguiera un poco desconcertado sobre lo que estaba pasando, al volver a verlo, pudo notar un claro ceño fruncido en KyungSoo que le hizo revelar sus primeras palabras para poder enfocarse sobre lo que pasaba.
"¿KyungSoo-hyung?"
"BaekHyun, carajo, ¿cómo demonios terminaste durmiendo en el baño? ¡Me tenías asustado! Apenas llego con JongDae tocando la puerta y diciendo con desesperación que tú no contestas y ya se les hace tarde para ir a su primera clase... luego para no encontrarte durmiendo en tu cama, esto fue- ¡Demonios, hermano! Definitivamente ya no puedo dejarte solo por una noche más, eres increíble."
BaekHyun parpadeó, apenas entendiendo de lo que KyungSoo hablaba, pero tan pronto escuchó sus primeras palabras, él mismo intentó mirar a su alrededor para darse cuenta que realmente se encontraba en el baño, mal acostado contra la pared, a un lado de la puerta abierta y el interruptor más arriba de ambos.
KyungSoo se hallaba ahí, al frente, arrodillado y tomándole por un hombro, preocupado, lo que sólo parecía decirle con claridad que, todo lo que soltó, tenía algo de sentido.
Sin embargo, él seguía lidiando con lo que miraba ahora, con lo que había pasado y la forma en la que había terminado de ese modo, hasta ver de nuevo el espejo y notar...
No, no podía ser posible, era probable que hubiera soñado. Tal vez había pasado tal como KyungSoo lo decía. Se había quedado dormido en el baño, quizá se había sentado en la taza, un poco desgastado por despertarse con horror en la madrugada, y sin querer se había vuelto a quedar dormido, cayendo además al suelo en esta mala posición que lo dejaba ahora completamente acalambrado y con tales dolores mientras ya intentaba volver a incorporarse con KyungSoo aún regañándolo por parecer haberlo asustado a él y a su amigo, quien ahora hacía presencia, corriendo para aparecer sin más en su puerta.
Viendo su desgracia, caído en el suelo. Qué incómodo, JongDae seguro no le dejaba pasar esto, ya le veía burlándose de ello más adelante, de aquí a los próximos veinte años que vivieran juntos todavía.
Sin embargo, al menos por ahora, JongDae lo dejaba pasar para detener la perorata de KyungSoo y agacharse a su lado para verlo seguir quejándose como anciano al intentar lidiar con sus músculos más que entumecidos.
"¡BaekHyun! Agh, en verdad, aquí estás. Y con la misma ropa de ayer, esto es increíble. ¿Debo suponer acaso que vas a faltar a la primera hora o crees estar listo en menos de cinco minutos para alcanzar el bus en la esquina?"
Suspiró, negando, todavía mirando de vez en cuando el espejo de su baño, aunque ninguna de las dos personas que tenía en frente lo notara. Realmente detestaba tener pesadillas, pero al menos sólo había sido eso, ¿no? Una pesadilla.
"¿Puedo faltar el día de hoy a la escuela? No me siento muy bien, hyung," preguntó con piedad hacia su hermano, quien rodaba sus ojos, aunque igual le daba una mano para ayudarlo a pararse con su amigo, bufando por saber que estaba por ser abandonado para correr por el bus antes de que lo dejara.
KyungSoo no aceptó ni negó nada más sobre eso, pero al menos lo envolvió entre sus brazos, sobando su espalda al saberle adolorido.
BaekHyun se sintió gustoso de saber siquiera podría refugiarse ahora en su hermano.
JongDae salió de la casa de BaekHyun después de haberse asegurado de que su amigo se encontrara bien. Realmente KyungSoo se había mostrado mucho más preocupado de lo que él esperaba o se sentía. Una parte de sí claramente se había asustado por pensar que su amigo no apareciera en su casa cuando ya era tan tarde para ir a la escuela, pero la otra simplemente se sentía enojada y casi quería burlarse por saber su amigo se había quedado dormido y tirado en el suelo.
Claro que pudo haber hecho muchas bromas al respecto, pero sabiendo que KyungSoo no se notaba con el ánimo de soportarle unos de sus cuantos comentarios burlescos, decidió callar y esperar a que el par Byun pudiera encontrarse en calma para saber lo que él haría ahora.
Evidentemente KyungSoo había dejado que su hermano, con todo ese show que les dio a ambos, se quedara en su casa, así que él no tuvo más que guardarse sus reclamos muy en el fondo de su alma y esperar a que cuando le tocara regresar a la casa, pudiera reclamarle a BaekHyun por haberlo dejado solo en la escuela y, no sólo eso, por hacerle preocupar sin un gran motivo para que luego le hiciera llegar tarde a su primera clase.
JongDae se prometía ya no contestarle las llamadas en la noche para cantarle nanas si de esa forma era como su amigo habría de pagarle.
Claro que le había parecido muy extraño el que BaekHyun se quedara dormido en el baño, porque, hasta donde él sabía, a su amigo nunca le había pasado algo así de humillante, y si bien se cuidaba, ni siquiera dejaría que de esa forma lo viera, conociendo lo castrante que podría ser que él lo supiera al desear molestarlo con ello durante el resto de sus vidas.
No es que se preocupara de más como KyungSoo, porque ya lo había dicho, la cosa de BaekHyun no parecía ser un gran problema, pero ciertamente lo dejaba preguntándose varias cosas, porque sin duda no comprendía lo que tuvo que pasarle a su amigo para terminar en ese lado.
¿Qué habría estado haciendo BaekHyun en el baño para terminar de esa forma?
Porque, bueno, si hubiera estado cagando, seguro que se hubiera quedado dormido en calzoncillos sobre el excusado, ¿no es cierto? Pero lo habían encontrado en el suelo, tirado, casi como si ahí se hubiera desmayado o algo parecido...
BaekHyun no podría haberse desmayado sin saberlo en el baño, ¿verdad?
No, qué ideas tan tontas se estaba haciendo. Si bien no le gustaba pensar que la situación había sido un simple accidente que podría dejar pasar, ahora no había mucho más qué decir, porque KyungSoo le había asegurado que BaekHyun estaría bien, y descansaría, así que él podría irse a la escuela y estarse tranquilo hasta que saliera de clases.
No era un gran consuelo, mucho menos al saber que el bus sí se le había ido y ahora le tocaba esperar otros minutos por el siguiente, ya sabiendo su primera clase la tenía perdida, pero ya no podía decir ni hacer nada más al respecto.
Sólo le tocaba esperar. Y relajarse por saber que su amigo estaba en buenas manos.
Eso, sin embargo, no lo previno del susto que le dio escuchar su teléfono sonar, y brincando momentáneamente de una forma tan patética en la parada del bus que, esperaba, la gente a su lado no vio, sacó su celular para apagar esos malditos rugidos de dinosaurio que lo tenía haciendo todo un escándalo de sí mismo en la vía pública.
Esperaba no fuera KyungSoo diciéndole que algo más le había pasado a BaekHyun, pero si tenía que saltarse él también todo un día escolar por su mejor amigo-
NÚMERO PRIVADO.
"Hum, qué extraño," se dijo, un poco inquieto porque nunca le había tocado recibir una llamada de algo similar. Su madre solía decirle que no contestara las llamadas de números desconocidos, pero ese claramente decía que era un número 'privado', ¿no? Privado no era lo mismo que 'desconocido'. "¿Hola?"
Contestó, y con el celular en la oreja, esperó. Sin embargo, no obtuvo nada en los primeros tres segundos, y volvió a ver su pantalla, bastante inquieto por saber si la persona del otro lado se había dado cuenta que estaba equivocado y le había colgado.
No era así, la llamada seguía marcando. Pero al volver a ponerse el móvil a la oreja, nada se escuchaba todavía. Así que se atrevió a probar de nuevo, hablando con más claridad.
"¿Hola? ¡¿Hola?!" una respiración se escuchó entonces, dejándolo saber que no hablaba con alguna máquina o que era un maldito problema de su teléfono viejo al que ya le fallaba la bocina. Sin embargo, eso no mejoró su actitud, porque si se notaba que había alguien en la otra línea, entonces algo le estaban jugando en contra. "Joder, si esto es una maldita broma..."
"¿JongDae? ¿JongDae, hijo, eres tú? Perdona, creo que tengo mala señal, ¿me escuchas ahora?"
Oh, recibió una respuesta. Pero no era la que quería, porque al parecer quien estaba del otro lado era ese sujeto. Su maldito (bendito hacia los ojos de Dios) padre.
"Hmm, sí, te escucho. ¿Qué quieres? ¿Y cómo conseguiste este número?" respondió de mala gana, recargándose contra el tubo de la parada, ya suspirando y preguntándose cuándo pasaría el autobús para tener excusa que lo dejara cortar esta llamada.
Ya era lo suficientemente malo que se le haya hecho tarde y que perdiera el autobús y, por ende, la primera clase como para ahora tener también que lidiar con esto. JongDae creía que ya el tema estaba zanjado cuando le hizo aquella nada amistosa amenaza de 'maldecirlo', bueno a su pene en realidad.
Después de aquello había tenido la muy acertada idea de simplemente cambiar de chip para no ser más molestado. De ese modo se evitaba la pena de tener que ver todas las llamadas perdidas que el sujeto le dejaba con la vaga esperanza de que en algún punto le contestara.
"JongDae, hijo," lo escuchó pronunciar de nuevo, y él agravó su gesto, bastante disgustado de escucharlo decirle de esa forma una vez más. No sabía si era esta cosa de 'padre biológico' que quería tener en paz o de 'padre religioso', pero de cualquier modo, no le gustaba. Y menos cuando parecía tan estúpido para seguir con esto. "JongDae, JongDae. ¿Puedes escucharme? ¿Jong-?"
"Sí, joder, sí te escuchó. ¡Puedo oírte! ¿Qué pasa? ¿Qué-? ¿Para qué me llamas a estas-?"
"¡JongDae!"
Ese último grito vino con un chirrido tal que le dejó el tímpano adolorido, haciendo que separara su celular de la oreja, mirando al aparato con sospecha. ¿Era su celular, la señal o qué carajos-?
Lo intentó de nuevo, y se pegó el celular a cierta distancia, prevenido, aunque ahora no escuchaba nada y no parecía siquiera la llamada cortada.
"¿Hola? ¿Eh, señor...?"
¿Cómo se suponía que se dirigiría con el 'sujeto'?
Porque era seguro como el infierno que no iba llamarle 'padre'. Diablos, eso jamás.
Sin embargo, no necesitó de nuevo respuesta porque lo que obtuvo de la llamada fue un extraño chillido que asemejaba la pérdida de la señal combinado con un par de toquidos en alguna puerta, casi como si estuvieran arañando madera de ella al mismo tiempo que la aporreaban. Y luego la voz del sujeto volvió entremedio de eso, pero con una tonalidad distorsionada.
"¡Ábreme ya!"
El grito de la última palabra se extendió tanto hasta pasar de una voz grave a una aguda que volvió a hacerle inquirir sobre lo escuchado, y no pudo más, sólo despegó el teléfono de su oreja y buscó colgar, oprimiendo el botón de lo dicho en su pantalla. Pero no se colgaba, e incluso a la distancia podía escuchar el chirrido que de ella provenía.
Picó con desesperación el botón, sin embargo, al no obtener resultados, harto, tiró el teléfono y dejó que en el suelo se estrellara. Lejos de sí, al menos, pudo respirar profundamente y casi jadear al darse cuenta de que ese sonido había parecido quedar grabado en su memoria, pero realmente ya no lo tenía presente.
Entonces notó lo sucedido, y dando una mirada a su alrededor, apenas vio a un par de personas mirándole intrigadas, pero que pronto lo esquivaron al darse cuenta que habían sido descubiertos en su escrutinio, quizá preguntándose a sí mismos si acaso estaba loco el chico para hacer algo así.
JongDae intentó enderezarse con eso, y rápidamente fue de nuevo por su celular, asegurándose ahora que estuviera apagado antes de meterlo en su bolsillo, reprendiéndose por saber que no podía tratar así las cosas aunque fueran viejas y descompuestas, porque tampoco es que tuviera el dinero para pagarse algo nuevo o arreglarlo. Y dañarlo más de lo que ya estaba no solucionaría nada.
Suspiró por eso, avergonzado, y decidió quedarse aún esperando a que el bus llegara, ahora no solo para llegar ya pronto a su segunda clase, sino para tomarse realmente una excusa y poder salir de ahí y de esa vergüenza en la que solo se había metido.
KyungSoo se encontraba acostado en el sillón de tres plazas, extendido a lo largo, mientras miraba una entretenida competencia de cocina. Los participantes debían realizar un cierto platillo exótico, pero eso no era todo, cada uno de ellos debía hacerlo bajo ciertos parámetros. Influían algunas variables como el tiempo proporcionando para la realización de dicho platillo así como el entorno en el que debían hacerlo.
A pesar de que él no era fanático de los programas de variedad o de cocina (incluso cuando le gustaba cocinar), encontraba entretenido el mirar cómo es que los competidores se las ingeniaban para freír un pescado y emplatarlo mientras al mismo tiempo preparaban las guarniciones, todo en tiempo récord. Básicamente, cuando el pescado hubiera terminado de freÍrse, el reloj marcaría la señal para terminar con el platillo.
Sí, tenía cierto encanto.
"Hyung," se giró en cuanto escuchó el murmullo desganado. Cuando miró en dirección al pasillo, se encontró con su hermanito parado en medio de este, con el cabello algo alborotado y una de sus manos restregándose un ojo.
KyungSoo sonrió enternecido porque, aunque BaekHyun ya tuviera 19 años, para él, seguía luciendo como ese niñito que siempre se colaba en su habitación y se metía entre sus sábanas cuando había tormentas. Eso cuando aún vivían con sus padres.
"Ya despertaste," señaló a lo obvio.
E incluso cuando podría verse tonto, BaekHyun asintió. El pelinegro lucía aún algo adormilado.
KyungSoo siguió sus pasos cuando el chico se movió hasta donde él estaba. Sin necesidad de palabras, KyungSoo se incorporó, quedando en una posición recta mientras su hermano rodeaba el mueble y se dejaba caer a su lado.
"¿Ya te sientes mejor?" preguntó después de unos momentos en silencio.
BaekHyun se había acurrucado a su lado y miraba al frente, en dirección a la televisión, aunque él sospechaba que no estaba prestando atención alguna al programa transmitido.
"... Algo así," admitió. KyungSoo suspiró antes de elevar una de sus manos y acomodar el nido que era el pelo de su hermano.
Después del susto que se había llevado esta mañana, cuando ya de camino a casa recibió una llamada de ese chico ruidoso que era amigo de su hermano, preguntándole si sabía dónde estaba BaekHyun o por qué no había llegado a su casa aún, siendo que ya se les había tarde para la escuela, KyungSoo creía no haber estado tan nervioso en años.
BaekHyun era un chico responsable y nunca antes se había quedado dormido, motivo por el cual se sintió morir cuando al llamar al teléfono de su hermano, este le envió al buzón. No podía ser, BaekHyun nunca apagaba su celular, menos cuando KyungSoo trabajaba en las noches o madrugadas, pues constantemente procuraba llamar para saber si todo estaba bien.
No recuerda qué fue lo que dijo al amigo de su hermano, pero para cuando llegó al fin a su casa, el castaño ya se encontraba ahí, mirándole con genuina preocupación en su semblante.
La casa estaba sumida en un terrorífico silencio cuando ingresaron, considerando que ya faltaba poco para la hora de irse a la escuela. Eso, sumado a la falta de respuesta en las llamadas desesperadas de su nombre. Dios, KyungSoo sintió que le daría como una crisis nerviosa. No podía haberle pasado nada malo a su hermanito, ¿verdad? No cuando BaekHyun era muy cuidadoso, siempre cerrando las puertas y ventanas así como teniendo su celular a la mano para llamarle por cualquier cosa que sucediera.
KyungSoo le había dicho que él podía hablarle en cualquier momento si algo pasaba. Entonces, ¿por qué ahora no contestaba? ¿Donde se había metido?
Después de pasar por los minutos más críticos en su vida, corriendo y peinando las habitaciones en busca del pelinegro, luego de no hallarlo en su cama, como habían esperado al principio y que solo hubiera resultado que se había quedado dormido o algo. Pero no. BaekHyun no aparecía por ningún lado.
Ya estaba por llamar a la policía cuando se le ocurrió la magnífica idea de revisar en el baño. Claro, qué tonto, quizá sólo se estaba bañando o algo y él haciendo todo un drama.
Sin embargo, fue sorprendido al encontrarlo, efectivamente, dentro del baño. Pero no como había esperado. El pelinegro estaba solo tirado en el piso del baño y por un momento creyó que se había desmayado o algo.
Una gran fortuna que sólo resultara que se había quedado dormido.
"Hey, sabes que no voy a cuestionar tus hábitos de sueño, pero... Podría al menos saber por qué estabas durmiendo en el baño. Y no trates de decirme que el suelo del baño era más cómodo que tu cama porque ambos sabemos que eso sería una gran mentira."
KyungSoo vio el atisbo de una sonrisa avergonzada en el rostro fino de su hermano. Pero tan rápido como esta apareció, se borró, solo dejando la misma línea recta en sus labios.
BaekHyun se removió entre sus brazos y apoyó el rostro contra su clavícula.
"No lo sé, Kyung. Creo... creo que solo me quedé, de alguna forma, dormido mientras me levantaba al baño por la madrugada."
Su hermano suspiró y cerró los párpados de nuevo. KyungSoo no sabía cómo debía sentirse ante toda esta extraña actitud de su hermano. No es que ellos no se amaran o fueran cercanos, pero viniendo del penoso BaekHyun, todo esto de quedarse dormido y de repente abrazarlo como cuando niño... no era como el usual BaekHyun.
Después de que le mirara con esos ojitos de cachorrito abandonado y le pidiera que lo dejara quedarse a descansar puesto que no se sentía bien, él accedió porque sabía que BaekHyun ni siquiera insinuaría el faltar a clases solo por 'flojera'. Algo realmente estaba pasando aquí. Y era algo serio cuando, ahora que miraba la hora, se daba cuenta de que BaekHyun había dormido ya varias horas.
Él iba a descubrir de qué se trataba.
En realidad, tenía la firme idea de que todo había empezado desde la semana pasada, cuando el amiguito parlanchín de BaekHyun había llevado una extraña tabla con letras que él gustoso había roto en dos y arrojado a la basura. Ahí donde pertenecía.
"No soy quién para regañarte porque al final es tu cuello el que sufre las consecuencias de tus extrañas elecciones de lugares para dormir, pero sólo quiero saber... ¿esto no tiene nada que ver con lo del viernes, verdad?"
Interrogó y sintió a su hermano tensarse. La respiración que chocaba contra su cuello había cambiado a una algo más pausada.
Él mismo había sido testigo de la reacción que su hermano había tenido esa noche que los encontró gritando como un par de locos. El pelinegro murmuraba el nombre de su abuela y eso era algo que KyungSoo no había pasado por alto, a pesar de que así pareció.
Había estado dando vueltas en su mente desde aquel suceso, siempre llegando a la conclusión de que si su hermano no había tocado el tema es porque no quería que así fuera. Y eso es lo único que lo había retenido de abordarlo con su infinidad de preguntas.
Pero la cosa cambiaba si aquel suceso había afectado tanto a su hermano como para que llegara a esto. Quizá no estaba durmiendo bien y por eso se había quedado dormido en el baño.
Era peligroso, qué si algún día se dormía en la ducha o algo. Aún no superaba el temor de que se haya roto algo con su caída de la noche pasada, pero, por suerte, todo parecía en su lugar. No había heridas superficiales y BaekHyun le había asegurado que no sentía dolor alguno.
"No."
Fue todo lo que el pelinegro dijo en respuesta.
KyungSoo suspiró una vez más y volvió la atención a su programa, suponiendo el menor no quería hablar de ello.
KyungSoo no era ningún insensible. Él sabía cuánto BaekHyun había amado a su abuela y no es que él no fuera cercano a ella, pero su hermano parecía tener una conexión especial con la mujer.
Sentía como si la relación entre ellos dos fuera una distinta a la que tenía con él. KyungSoo sabía que Halmoni lo amaba, así como a todos sus nietos, pero igual aceptaba no compartir un vínculo con ella como BaekHyun.
No sabía qué habían hecho esa noche con el tal JongDae, pero fuera lo que fuera, eso había sido el detonante para que BaekHyun la recordara. Con lo mucho que le había costado salir del duelo tras su pérdida.
KyungSoo deslizó una mano sobre la cabeza de su hermano y peinó sus cabellos, antes de ponerse de pie.
"Ah, mi almohada," se quejó BaekHyun dejándose caer de cara contra el mueble al haberse levantado.
KyungSoo rio y negó.
"En realidad, estaba esperando que te levantaras. Ya he hecho la comida, ¿quieres ayudarme a poner la mesa?"
"Um, um," escuchó al menor negar, con su voz siendo amortiguada por un cojín. "No tengo energías para levantarme."
Balbuceó a lo que KyungSoo sonrió malévolamente.
"Oh, ¿sí? Entonces, tendré que comerme yo solo todo este delicioso bulgogi, ya que es lo último que queda en la nevera."
En seguida oyó el sonido causado por el mueble cuando BaekHyun se levantó.
"Ok, de repente tengo mucha energía."
KyungSoo sonrió mientras veía a BaekHyun avanzando con pequeños saltitos hasta la cocina. Él suponía que para buscar los platos y cubiertos.
De repente el pelinegro parecía nuevamente el mismo de siempre.
"¿Qué?"
Preguntó BaekHyun cuando lo encontró mirándolo.
"No es nada," aclaró, encendiendo la estufa para calentar la comida. "Solo... Estoy aliviado de verte recompuesto. Queda prohibido volver a asustarme así de nuevo, ¿de acuerdo?" inquirió ahora en un tono serio. BaekHyun rodó los ojos.
"Sí, mamá," respondió. "Queda claro."
"Bueno," KyungSoo vio a su hermano pasar a su lado y llevar los platos a la mesa. Bien, todo parecía medianamente resuelto. Sí, quizá sólo era que BaekHyun estaba en época de exámenes o algo. "Y hablando de mamás, la nuestra quiere que la llames pronto."
Fue lo último que mencionó antes de que su hermano exclamara sorprendido porque Oh, diablos, le prometí que la llamaría ayer. Tonto SiWon, todo fue culpa suya y su adictivo programa.
Sí, todo parecía en relativo orden.
La gente joven normalmente ama los días soleados, porque estos son ideales para una refrescante visita a la playa. KyungSoo, por otro lado, también los ama, sin embargo, no por las mismas razones.
Un día soleado, para él, un hombre de 27 años recién cumplidos y con un empleo 'considerado' demandante, es sinónimo de un clima perfecto para lavar la ropa.
"Ah, Baek tiene razón, debo conseguirme una vida," murmuró KyungSoo con exasperación después de pasar su palma por su frente, por quizá onceava vez en la última media hora, para eliminar así el exceso de sudor que se habían acumulado en ella.
Suspirando, llevó sus manos hasta sus caderas, en donde las descansó mientras al mismo tiempo admiraba los tendederos ahora llenos de ropa secándose de forma natural con el intenso astro rey.
Asintiendo con satisfacción ante su trabajo por fin culminado, se inclinó para levantar la canasta que había usado para llevar la ropa fuera y así devolverla a su lugar al interior de su baño.
"Y con esto ya debería quedar cubierto el quehacer de la semana," dijo a la solitaria casa, una vez ingresó en ella. Dentro estaba, por supuesto, mucho más fresco.
Una vez dentro, lo primero que hizo fue pasear su vista por cada rincón de su hogar que estuviera en su rango de visión. Admiró con orgullo mal disimulado cómo es que cada pequeño espacio parecía casi refulgir después de las exhaustivas horas que había invertido sacudiendo, barriendo y limpiando los muebles y demás aparatos. La televisión de 50 pulgadas incluida (su pequeño y secreto orgullo).
"¡Ah! ¡¿Es tan temprano?!" exclamó cuando, tras una rápida mirada al reloj sobre la televisión, adherido a la pared, notó que eran apenas las 3:33 de la tarde.
Si bien se había propuesto dormir hasta cansarse e inmediatamente después de despertar comenzar con la limpieza, cuando lo hizo alrededor del mediodía, en realidad no esperaba terminar con todo apenas 3 horas después de iniciar con su labor de limpieza.
Wow, realmente se superaba a sí mismo cada día.
Naturalmente, eso pasa cuando obtienes la experiencia necesaria en la limpieza, pensó.
Y dándose un poco más de crédito, podía alardear de que ya hasta le había agarrado la maña a cada cosa, no sin cierta resignación al descubrir que tal parecía que se le daba mejor lavar los trastes que conseguir una buena cita.
Ni qué decir sobre una cita que no terminara huyendo al final de la velada, tras descubrir que su lindo rostro no era más que una vil fachada para ocultar su carácter de mierda, comentarios mordaces y chistes sin gracia aparente.
"¿De verdad soy tan raro?" se cuestionó de camino a la cocina.
Una vez ahí, abrió el refrigerador en busca de una bebida. Cuando sus ojos captaron el frío y vital líquido, la boca se le hizo agua.
Así que después de conseguir retacarse con aquel líquido, hasta sentir que su estómago podría explotar, se dispuso a ir de regreso a la sala. Quizá un poco de televisión le ayudaría a olvidar su presumible soledad eterna.
"Nah, tonterías. Soy una gran elección para cualquiera. Sí, eso es, todos mis pretendientes se sintieron no merecedores de mi afecto y terminaron alejándose. Eso debe ser," Rio. El eco alto resonando en la desolada sala de estar.
Después de encontrar el control remoto en una conveniente posición sobre el cojín del sillón de tres plazas que acababa de acomodar hace menos de una hora, lo tomó y encendiendo el aparato, dejándolo en primer canal, antes de echarse sobre el mueble.
Cuando al fin prestó atención a la pantalla, notó que en ella estaban pasando comerciales sobre productos de belleza que él obviamente no usaba.
"Me pregunto si a Baek le gustaría..." exclamó pensativo, mientras veía la llamativa presentación de ese nuevo delineador de ojos a prueba de agua y que juraba larga duración. "Quizá en su próximo cumpleaños."
No hacía mucho que el pelinegro más joven había cumplido los 19. Como su hermanito sobrellevó muy bien su castigo, al tener que lidiar con su antiguo y viejo teléfono que era más pantalla rota que intacta, KyungSoo pensó que sería una grandiosa oportunidad el regalarle uno nuevo. Así que eso había hecho.
BaekHyun no podía ocultar su entusiasmo mientras abría la caja del teléfono, que KyungSoo se había tomado la amabilidad de adornar con un moño verde. El pobre le tenía tan poca fe que no dejaba de decir cosas como: Oh, Dios. Oh, Dios. ¡No puedo creerlo, Kyung! ¡Cielos, si dentro solo hay un calcetín o algo por estilo, en serio voy a llorar!
Sí, definitivamente no cambiaría por nada en el mundo aquella decisión. Esa había sido su mejor inversión en el año y, después de todo, la sonrisa ilusionada de un hermanito no tenía precio.
Tuvo un tranquilo rato de ocio mientras veía ese extraño programa de variedades que había notado que su hermano ponía a veces. Sinceramente, no le encontró el chiste.
"Quizá solo lo mira por ese atractivo actor," concluyó, encogiéndose de hombros.
Acomodándose sobre el mueble, alcanzó el control que descansaba sobre su estómago y apagó el aparato a distancia.
"No hay nada interesante para ver," finalizó, dejando a su cabeza caer contra el reposabrazos.
Se mantuvo ahí, recostado, mirando el techo estático con el brazo sosteniendo el control aún colgando del mueble, siendo solamente rodeado por el pacífico silencio.
Era tan tranquilo cuando solo estaba él, pero por otro lado, debía admitir prefería la presencia cálida de BaekHyun.
El pelinegro probablemente no regresaría hasta antes de que cayera la noche. Después de todo, no se podía quejar pues él bien que se había excusado y con buena razón.
Tras de haber rechazado dos cenas a la madre de su amiguito parlanchín, no se podía dar el lujo de hacerlo por una tercera ocasión.
Y es así como había decido que, aunque hoy era uno de esos raros días libres que tenía, le tocaba el turno de quedarse solo en casa y, bueno, comer solo igual. Todo mientras el más joven se la pasaba de lo más lindo en casa de su amigo, KyungSoo siendo únicamente acompañado por las ropas secándose en el tendedero.
Tampoco es como si le molestara en lo más mínimo puesto que después de haber hecho todo el quehacer, había acabado sinceramente cansado.
Su pensamiento siendo reafirmado cuando sintió que el techo comenzaba a moverse sobre su cabeza y el control remoto a deslizarse lentamente de su agarre.
Antes de que lo supiera, se había quedado dormido.
En un segundo, KyungSoo iba en total tranquilidad manejando su bicicleta. Sentía el fresco aire acariciando su rostro y no fue hasta que giró sobre su hombro que se encontró con el semblante entusiasmado de BaekHyun.
KyungSoo sonrió en su dirección y fue correspondido por una deslumbrante sonrisa en cambio.
Entonces, por andar de distraído, sin darse cuenta a tiempo, chocaba contra una piedra e iba directamente hacia el suelo...
"¡Santa mierda!" exclamó mientras abría sus ojos y sentía a sus extremidades saltar junto con su despertar. Pestañeó un par de veces hasta que se dio cuenta, se encontraba aún en la seguridad del sillón en el que había caído profundamente dormido antes. "Dios, creí que..."
Resoplando, KyungSoo se incorporó y acomodó su flequillo. Sentándose, corroboró que la casa seguía tan silenciosa como la recordaba.
"No más siestas repentinas," declaró. Su corazón aún latiendo de forma desenfrenada tras ese sueño de lo más común y que, sin embargo, no por eso era mejor. No había nada que odiara más que esos sueños super realistas en los que pensabas que en serio ibas a irte de bruces al suelo y romperte la cara o terminar sin dientes.
Suspirando y agitando su cabeza para aclarar sus pensamientos, KyungSoo se puso de pie y se encaminó hasta la cocina, el susto le había abierto el apetito.
Considerando los tonos naranjas que lo rodeaban, fuera debía ser cerca de las 5 de la tarde, hora en que solía ponerse el sol. Wow, realmente se había quedado dormido en plenas 3 de la tarde, siendo que él siempre decía no podía dormir en ese horario. Bien, cada día descubría algo nuevo sobre sí mismo.
El gruñido de su estómago le recordó para qué se había levantado y hacia dónde se supone que se dirigía. Ya estaba a un solo paso de ingresar a su lugar favorito en la casa cuando un ruido estruendoso le hizo quedarse completamente quieto.
"¡¿Qué ra-?!" preguntó confundido. Estaba seguro de haber oído algo romperse. El sonido similar a un vaso colisionando contra el suelo le hizo recordar aquellos viejos tiempos cuando BaekHyun se empeñaba en ayudarle a lavar los trastes, de niño, y terminaba rompiendo más vasos de los que lograba limpiar.
"¿Baek?" fue lo único que se le ocurrió preguntar en ese momento. Siendo que estaba solo en casa, la única explicación viable para que algo se haya caído era que BaekHyun hubiese llegado ya a casa y, quién sabe, tal vez tirado el espejo del baño o algo por el estilo. "Me has asustado, debiste al menos haber avisado de tu llegada."
De camino a la habitación del menor, aún continuaba renegando y reprendiéndolo.
Dios, qué viejo se estaba haciendo, ¿cómo era posible que su hermano hubiera llegado y él ni en cuenta?
"Hey, me estás escucha-" se detuvo, sin embargo, al abrir notó que el pelinegro no se hallaba dentro. Su cama perfectamente tendida, tal y como él mismo la había dejado por la mañana, lo corroboró. "¿Uh? ¿Baek?"
Saliendo y cerrando la puerta, KyungSoo ahora se dirigió hasta el baño. Tocó con sus nudillos e incluso preguntó, pero, al nadie contestar, optó por solo empujar, descubriendo en el proceso que su hermano tampoco estaba ahí. Y lo que era más, el espejo se encontraba intacto.
"Uhm, entonces qué es lo que..." KyungSoo se cortó en medio de la frase porque ahora la respuesta era más clara. No podía ser... si BaekHyun no estaba en casa y todo parecía en relativo orden... "Diablos, ¡no!"
Emprendiendo el corto trayecto, entró a su habitación abriendo de golpe, provocando que la puerta chocará contra la pared.
"No, no, no."
Se lamentó cuando dio con el origen del ruido antes escuchado.
"¿Señor Roedor?"
Cuando KyungSoo entró, lo primero que captó su atención fue el desastre que se había formado en el piso tras la caída de la casa de su hámster (porque sí, KyungSoo había comprado una hermosa casa de vidrio en la cual 'Señor Roedor' parecía muy contento de vivir).
Mirando alrededor, al tiempo en que deslizaba una mano sobre su frente, KyungSoo suspiró con alivio al notar que no había rastros de sangre ni nada, lo cual quería decir que Señor Roedor había salido ileso de esta, quizá saltando por el borde antes de que está colisionara contra el suelo. Por otro lado, no podía decir lo mismo de esa-no-tan-cara-pero-única casita que había adquirido para su mascota.
Esto era el colmo, que el peor de sus pensamientos fuera precisamente el correcto. Ya no volvería a creer en las palabras de BaekHyun, que siempre le decía que si pensaba en la peor posibilidad, cuando descubriera la verdad no se vería tan mala, y mírenlo ahora, resultaba que su mayor temor era verdad, pues la hermosa casita de su mascota, se encontraba ahora regada por todo su piso, o al menos la parte que no era adornada por otra de sus adoradas alfombras.
Viendo el desastre, pensó entonces en todo lo que le costaría limpiar, quizá hasta tendría que deshacerse de la alfombra o lavarla muy bien si no quería tener algún accidente con los vidrios.
"Ah, ¿por qué justo ahora que he terminado con la limpieza?"
Se lamentó, antes de tratar de rodear la parte de su piso hasta llegar cuidadosamente al área que cubría su alfombra. Traía puestas sus calcetas, pero igual era peligroso.
"... Bien, veamos, primero, Señor Roedor," exclamó al otro lado de la habitación, hincándose sobre el material peludito y tratando de ver su pequeño amiguito. "¿Señor Roedor?" preguntó, aunque sabía que su hámster no era un gato para responder a su nombre. Quizá solo se le había quedado la costumbre por hablar con él cuando lo veía comer.
"Señor Roed-" KyungSoo levantó rápidamente la cabeza cuando escuchó el rechinar de la puerta y finalmente esta unida con el marco. Cerrada. Se había cerrado su puerta.
KyungSoo frunció el ceño, eso no había pasado antes. "Qué extraño."
Dirigiendo la vista ahora hasta la ventana a su lado, vio las cortinas revolotear por las ráfagas de viento entrando a través de ella. Entonces pensó que lo ideal era atribuir a ello este hecho. Sí, claro, ¿qué pasaba con él? ¿Acaso estaba actuando como si todo fuera extraño? Tonterías.
Había dejado abierto para dejar entrar aire a su habitación mientras lavaba y por eso su puerta se había cerrado. Además, lo importante ahora era...
"¿Señor Roedor? ¿Dónde estás, hamster tonto?" KyungSoo, de vuelta a la posición inicial, optó por inclinarse bajo la cama. Ya que no había rastro de su mascotita a la vista, quizá solo había ido bajo la cama. "¿Dónde te has metido pequeñ-? ¡Ah!"
KyungSoo deslizó su mano y palpó por el suelo, solo deteniéndose ante el agudo dolor en su mano...
El grito resonando por la habitación, que al estar vacía, no fue oído por nadie más.
Muahahaha, y sí, así concluye el capítulo de hoy. Apenas las cosas empiezan, como pueden darse cuenta. ¿Qué opinan sobre esto?
¿Creen que los chicos estén teniendo serios problemas ahora?
¿Y qué les ha parecido, les gustó o les va gustando cómo se está desarrollando esto?
Espero que sí, yo estoy muy emocionada, porque poco a poco se van a ir viendo tantas cosas distintas, y pues... ya quiero ver cómo irán reaccionando a todo. Cielos, me gusta, pero me asusta 😆
Díganme algo... ¿qué les están pareciendo los personajes hasta ahora? ¿BaekHyun, JongDae, KyungSoo?
¿Qué piensan de ellos? ¿Ya tienen un favorito? ¿O ya temen por alguno en específico? 👀
Supongo que los dejaré hasta aquí, ya saben que nos leeremos en un siguiente capítulo, ¡gracias por llegar hasta aquí! 💙
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