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Quinta Parte




Eso era justo lo que BaekHyun más se temía. El recuerdo de aquel evento trajo el temblor a su cuerpo. La sonrisa siniestra en un rostro idéntico al suyo, pero que definitivamente no podía ser de él. Los bordes de esos labios extendidos en un ángulo doloroso y tétrico le habían causado pesadillas por varias noches, las noches en que el miedo no le arrebataba el sueño.

"Queremos que vuelvas de donde viniste," se las arregló para formular BaekHyun. Sin necesidad de comunicarles su idea, tanto KyungSoo como su amigo ya habían vuelto a inclinarse alrededor del tablero. Sus dedos presionando con insistencia sobre el puntero.

Se produjo un silencio tenso, mientras no hubo señal de ningún movimiento. Pero de algún modo, BaekHyun lo supo. Que donde sea que estuviera, aquel demonio le escuchaba.

JongDae movía sus ojos de forma inquieta, escaneado la sala. KyungSoo se mantuvo con la vista suspendida en el tablero.

"Sé que continúas ahí," tanteó. "Has causado mucho mal y vamos a evitar que sigas."

La advertencia ya había sido dada, lo único que faltaba era que el demonio cayera ante la provocación

KyungSoo le había dicho que mientras ellos fueran los jugadores, podrían gozar del poder para que cualquier ente que se presentara estuviera obligado cumplir con su petición. Tanto si se requería su presencia como si de su regreso se hablaba.

"Ahora," comenzó BaekHyun, una exhalación profunda fue necesaria para detener el temblor de su voz, "¡Vuelve a tu lugar!".

Su orden se propagó como un eco fantasmagórico a través de la estancia silenciosa.

Los tres se mantuvieron expectantes.

"¿Qué ocurre? ¿Cómo sabremos que ya está hecho?" preguntó JongDae. BaekHyun giró de lado a lado, pero todo permanecía en calma. KyungSoo tenía un marcado ceño fruncido entre medio de sus cejas.

"No lo sé," a BaekHyun le hubiera encantado ser él quien dijera eso a su amigo en lugar de su hermano. Sin embargo, estaba más ocupado tratando de captar el mínimo sonido, no importaba qué, cualquier cosa que les indicara de una posible presencia. Pero era inútil, ahí no había nada más que el ruido agitado de sus respiraciones y las vibraciones del teléfono celular.

Esperen...

"No me j-jodas," exclamó JongDae, sus ojos bailaban, alternando el rostro entre BaekHyun y su teléfono destellando luz por la pantalla. El objeto se movía con las vibraciones sobre el cojín en el que había sido dejado antes de iniciar con la sesión. "Y-yo te juro que lo apagué."

"Solo está tratando de asustarnos," indicó KyungSoo. BaekHyun decidió que ese tenía que ser el caso. Ahora más que nunca debían mantenerse concentrados, no se irían de aquí sin antes haber terminado con lo que empezaron hace ya un par de semanas. "No hay nada qué temer. Ustedes lo dijeron ¿no? Entes sin cuerpo físico no pueden hacernos dañ-"

Hubo un instante de intranquilidad y las luces parpadearon, el brillo disminuyó de forma gradual y antes de que pudieran percatarse de ello, la luz se había esfumado.

KyungSoo cerró la boca. JongDae gimió y BaekHyun dio un respingo en su lugar.

"¿Q-qué fue eso? ¡¿Qué se supone que hagamos ahora?!" preguntó en un tono alarmado su amigo castaño. BaekHyun sintió el movimiento, pero sin sus ojos adaptados a la oscuridad le resultó imposible ver qué pasaba con exactitud.

Estaba a punto de dar una respuesta a su amigo cuando lo sintió, aquello. Un cálido aliento sopló un mechón de cabello tras su oreja. Sudor frío corrió por su espalda.

"¡Ah, Kyung!" gritó exaltado, echándose para atrás tan rápido como pudo. Su cuerpo chocando contra algo suave, pero firme.

"¿Baek?" preguntó la voz que detectó como la de KyungSoo. Persistía un tono preocupado en él. "¿Qué ha pasó?"

"H-había algo justo a mi lado. Respiró cerca de mi cuello," explicó a su mayor. Un estremecimiento involuntario le recorrió mientras llevaba su mano hasta su oreja, donde su cabello había cosquilleado con el movimiento.

"¿Dónde está JongDae?" preguntó, sin embargo, tan pronto notó la ausencia del mencionado.

"Aquí," anunció la voz baja del castaño en algún lugar detrás de su hermano. BaekHyun dio un suspiro aliviado.

"¿Todos están bien?" interrogó KyungSoo, tan pronto hubo corroborado que todo estaba en orden. Él y JongDae contestaron al unísono de forma afirmativa. "Debemos continuar."

Comenzó, sin embargo, lo que fuera que iba a decir se quedó ahí. Los tres fueron testigos de un ruido sordo provocado por puertas siendo cerradas, probablemente de las recámaras y el baño.

KyungSoo se movió y los arrastró con él más cerca del sillón. BaekHyun trabajaba en su respiración y su vista se había adaptado tan bien como para permitirle ver los rostros asustados de los otros dos.

"¿Qué hacemos ahora?" quiso saber JongDae.

"Solo hay que volver para-" su voz fue bajando de tono hasta extinguirse.

Algo se movió rápido, como una fuerte ráfaga de viento a sus espaldas. Los tres agudizaron el oído y barrieron la estancia en cada rincón que sus ojos pudieran captar. La única iluminación provenía del débil alumbrado exterior que entraba por las cortinas cuando estas eran ondeadas por el viento.

JongDae mantenía la mirada fija en la cocina. Él y KyungSoo no tardaron en dar con el lugar de origen.

Ruido. Ensordecedor revoltijo de ollas y platos estrellándose contra la losa, cajones bailando fuera de sus muebles y... metal. Cosas metálicas chocando entre sí, colisionando estridentemente unas con otras.

"¿Qué es eso?" se atrevió a cuestionar, pero ni JongDae ni su hermano supieron responderle.

La respuesta, sin embargo, llegó mucho antes de lo deseado.

BaekHyun vio el destello metálico mucho antes de que estuviera cerca de ellos. Mucho antes de que todo ese montón de cubiertos, cucharas, tenedores y cuchillos salieran disparados en su dirección.

"¡Cuidado!" se oyó gritar y entonces, en una veloz maniobra, los tres consiguieron volar tras el sillón, justo cuando los objetos fueron impulsados hacia ellos.

Varios se estrellaron contra el sillón, quedando atascados en el material del mueble. BaekHyun echó una rápida mirada al ver que todo sonido cesó tras ese único ataque. Algunos de los cubiertos quedaron esparcidos en el suelo, desperdigados por doquier.

Después hizo un escaneo presuroso, tanteando aquí y allá sobre su propio cuerpo y viendo que ni él ni su amigo o hermano habían resultado heridos, fue y tomó de vuelta el tablero hasta donde se hallaban ahora mismo, sin preocuparles el tener que permanecer hincados, con el tablero siendo rodeado por los tres.

"Esto se termina ahora," proclamó completamente decidido ante la mirada atenta de sus dos acompañantes. Y después, mientras volvía a colocar sus dedos en el lugar correspondiente, esperó a que le siguieran.

"A todo ser que de este portal salió, ¡es hora de volver!" exclamó en tono alto y claro. No estaba malditamente preguntando por su opinión, él estaba terminando con esto ahora mismo.

"¡A volver al infierno, hijos de puta!" le secundó JongDae, posicionándose a su lado.

Se produjo un silencio tal que BaekHyun pudo haber creído que de nuevo nada pasaría, sin embargo, en esta ocasión algo realmente ocurrió.

Más fuerte y más salvaje que antes, una corriente de algo indescriptible recorrió la estancia. Un aura densa se asentó en la sala y BaekHyun sintió una presión en el pecho, al mismo tiempo vio a los dos hombres a su lado luchando por respirar.

"¡Regresen de donde vinieron!" ordenó de nuevo y conforme más insistía, más pesada y gélida se volvía la atmósfera.

La casa parecía sacudida, como si un terremoto estuviera pasando por la tierra bajo su hogar. El tablero se agitó y BaekHyun luchó por mantener el agarre, JongDae, a su lado, tampoco flaqueó.

Se oyeron vidrios siendo destrozados y madera crujiendo, muebles que parecían chocar unos contra otros, rasguños y BaekHyun tuvo la loca idea de que un tornado arrasaba con su hogar, solo su hogar. El aire se elevó y pareció barrer con sus pertenencias, los cubiertos parecían haber sido elevados de nuevo y danzaban ahora sobre sus cabezas, chocando amenazadoramente, listos para perforar sus cráneos al caer en picada.

¡Nunca!

Gritó una voz distorsionada en su oído. BaekHyun se pegó más cerca de su amigo y cerró los ojos, no queriendo ver lo que sea que se produjera en su casa en este mismo instante. Algo filoso cortó cerca de su mejilla. Luego cerca de su brazo e incluso su espalda y pierna.

¡Divertido! ¡Aquí es tan divertido!

Indicaron más voces, risas estallaron a su alrededor y BaekHyun no sabía dónde meter su rostro. Algo golpeó su cabeza y luego algo más tiró de su cabello, ambas acciones hacia lados contrarios, dejándolo aturdido.

A su lado oía a JongDae murmurar: "¡Basta, basta!"

Su única conexión con la realidad fue el tacto cálido de dos pares más de dedos unidos sobre el puntero. Y entonces lo recordó, solo estaban tratando de distraerlos, que dejaran todo y huyeran. Eso era lo que KyungSoo les había advertido, que no debían desviar su atención.

BaekHyun presionó más fuerte sus párpados y gritó:

"¡Váyanse, largo de mi hogar. Vuelvan a su lugar!"

"¡Largo de aquí! ¡Regresen a su puto infierno," escuchó a JongDae exclamar.

La mezcla ensordecedora no se detuvo, es más, pareció enfurecerse. Por primera vez BaekHyun temió que no pudiera confiar en su hermano, en sus palabras tranquilas que le decían que nada podría hacerles daño. Algo corría por su mejilla herida y a juzgar por el olor, él realmente había obtenido algo.

BaekHyun recordó los días de su infancia, recordó el tiempo cálido que pasó con su abuela, luego la tristeza y dolor perforante en su pecho cuando supo que su amada Halmoni le había dejado solo en este mundo. Pensó en JongDae y en KyungSoo, en la escuela, en el examen de economía que finalizaría con su temporada de pruebas, todo esto en cuestión de segundos.

Tenía ese amargo presentimiento de que esta era la clase de sentimiento que se tenía antes de morir, ¿él iba a morir? ¿Era este su fin?

El mal pareció rugir con enfado, sus oídos tronaron y el malestar se propagó por su estómago. BaekHyun solo quería llegar al final. El terror atenazaba sus extremidades y creía que iba a desfallecer. Los gritos y risas aumentaron, llegando a un punto culminante en el que sus oídos podrían sangrar.

Escuchó a su amigo aún echando fuera a los demonios a gritos y no fue hasta que su garganta dolió lo suficiente que lo supo: él mismo también gritaba sin parar "Váyanse, largo," sin descanso.

El ruido alcanzó su pico más alto y luego... nada.

Nada más allá del tranquilo silencio.

BaekHyun se mantuvo tenso, con los dedos engarrotados contra el trozo de madera, negándose a abrir los ojos.

Aún así, después de ver que el movimiento parecía suspendido, se convenció de que era seguro.

Los ojos desorientados de JongDae fueron la primera cosa que encontró. Su semblante parecía aletargado, pero la sonrisa en su rostro lo delató. Había un fino hilo rojo corriendo por su ceja, pero de ahí en fuera parecía bien. No pudo evitarlo y simplemente se lanzó a abrazarlo. La luz había vuelto y ellos seguían con vida.

"Lo logramos, ¡oh, JongDae, en verdad lo hicimos!".

No se detuvo a pensarlo, no se tomó ni un segundo en hacerlo. Todo era felicidad y profundo alivio.

"¡Lo hemos hecho, Baek, te dije que lo haríamos!" El castaño lo apretujo fuerte contra su pecho.

"¿Kyung?" llamó, mirando sobre el hombro de su amigo el perfil impávido de su hermano. "Ven aquí, tenemos que-"

"Aburrido," dijo la voz que tan bien conocía.

Entonces en una fracción de segundo, ocurrió aquello. Una fuerza invisible que rompió el aire y los envió volando lejos cuando KyungSoo movió un brazo hacia un lado.

BaekHyun sintió el grito quedando atascado en su garganta, su cuerpo siendo arrastrado contra su voluntad y luego el dolor, el horrible dolor acompañado de un crujido extraño que en realidad no sabía si había provenido de su cuerpo o no, cuando este se estrelló contra la pared más cercana. Luces blancas brillaron tras sus párpados y sangre corrió en el interior de su boca. BaekHyun creía haber mordido su lengua o quizá el interior de su mejilla.

Su cuerpo se sintió liviano y sus pies se deslizaron sobre el suelo, cayendo como un peso muerto sobre su estómago. Tosió, escupiendo algo espeso y levantó su rostro a duras penas.

La visión de la espalda de su hermano le trajo amargos recuerdos, recuerdos como el de aquella pesadilla y también la loca idea que le hacía preguntarse por qué estaba teniendo otra tonta pesadilla en este mismo instante. Por qué estaba aquí, con el cuerpo doliendo y su pecho ardiendo en lugar de abrazando a su amigo y hermano. Celebrando por su victoria inesperada.

Ya habían logrado su objetivo, habían regresado todo a la normalidad... entonces por qué, por qué ahora KyungSoo se giraba y se encontraba con sus ojos. Por qué KyungSoo no tenía la sonrisa amable y conciliadora de siempre en lugar de esa mueca enloquecida en su rostro suave.

Por qué el cuerpo inerte de JongDae se hallaba tan lejos, tirado de lado en un ángulo no tan natural y ese líquido espeso corriendo bajo su cabeza.

"¿P-por q-qué?" Se las arregló para articular, incluso con el trabajo que le costó incorporarse sobre manos y rodillas, un brazo fue a parar alrededor de su cintura, algo dolía por dentro. "Kyung, ¿qué es todo esto?"

"Aburrido, todo esto fue aburrido," murmuró KyungSoo, no, eso no era KyungSoo, con su voz envuelta en un eco contundente, como si varias voces hablaran a la vez. "Y tú, de entre todo, tú eres lo más aburrido. Pero eres un valioso contenedor, uno que permitirá a alguno de mis hermanos cruzar."

Murmuró la figura de su hermano, mientras con lentitud se acercaba a él.

BaekHyun sintió el ardor en su ojos al tiempo en que se incorporaba, sus pies no le respondían del todo y requirió de una gran determinación sostenerse sobre sus dos piernas.

"No, por favor," rogó negando con su cabeza "Puedes tenerme a mí, pero no a Kyung."

No sabía en qué momento, pero ya lo había decidido. Que nada malo les sucedería a las personas que amaba, que si alguien iba a sacrificarse, que si alguien iba a sufrir, ese iba a ser él. Él y nadie más. No más KyungSoo preocupándose por él o JongDae peleando sus peleas.

"Por favor, deja a mi amigo y hermano ir," pidió.

La figura de KyungSoo se congeló en el sitio, BaekHyun le vio ladear el rostro con interés y sonreír abiertamente. Y como si de un mal usurpador se tratase, las facciones de su hermano se transformaron en una fea mueca que buscaba ser divertida, aunque por el contrario, resultó en contraste horripilante.

"Ellos no hicieron nada. Fue todo culpa mía, yo te llamé y es a mí a quien quieres."

"Él era el primer contenedor que tomaría, era perfecto," indicó el demonio, estirando un dedo de su hermano en dirección al cuerpo inconsciente de JongDae. BaekHyun suprimió las ganas de gritar y soltarse a llorar. "Odio y rencor suficientes para hacer su alma de fácil acceso... pero él no estaba listo, él era débil y temía y se preocupaba por la mujer... ¡Y por ti!" gruñó. "Fue tu culpa que él se estropeara, ¡se volvió fuerte y confiado!"

El gritó retumbó por las paredes, dolieron sus oídos y dolió su cuerpo. Dolió su corazón.

"Déjalos, deja que se vayan. Deja a mi hermano," Suplicó una vez más.

"Pero luego apareció un mejor recipiente. Uno con verdadero odio y rencor arraigados a su ser. Con constante amargura y pena. Un alma solitaria y corrompida por el sentimiento encasillado en él. Un estúpido," el demonio se señaló a sí mismo.

BaekHyun se sintió mareado y parpadeó, algunos murmullos rondaron su cabeza y se dio cuenta de que no eran pensamientos suyos, eran oraciones pronunciadas por alguien más dentro de su cabeza, por KyungSoo.

¿Por qué? ¿Por qué si soy el hijo mayor, el verdadero orgullo es un bebé que no hace más que llorar? Preguntó una voz de niño.

¿Por qué? ¿Qué tiene un niño que aprendió a multiplicar que no tenga yo? Yo sé derivar.

¿Por qué? ¿Por qué la abuela no me mira así?

¿Por qué? ¿Por qué no se avergüenza? ¿Por qué mamá y papá sonríen? ¿Que no se suponía que ser gay era malo, un pecado?

¿Por qué? ¿Por qué él tiene amigos?

¿Por qué? ¿Por qué estoy solo? ¿Por qué nadie me ama?

Lo odio, odio esto, ¡Lo odio!

¡Lo odio, lo odio, lo odio!

No es cierto, se dijo BaekHyun, mi hermano no diría eso. Él no...

¿Él no qué? ¿El no te odiaría por ser un constante solecito opacándolo?

BaekHyun tomó una respiración profunda y negó, mirando fijamente a su 'hermano' parado frente a él, desafiándolo. El demonio alzó un brazo y BaekHyun sintió que sus pies abandonaban el suelo firme.

Su garganta se cerró y el aire dejó de pasar.

"Ahora, alma cobarde y temerosa, ¡déjame entrar!" exclamó el demonio, aprovechándose de su momento de inquietud, ante todo lo que acababa de oír.

BaekHyun sostuvo su cuello, pero no había nada que tomar o apartar, nada más que la presión que lo mantenía suspendido y su desesperación creciendo conforme sus pulmones pedían a gritos un poco de aire.

Ojalá BaekHyun no existiera, ojalá no hubiera nacido.

Su vista se nubló y BaekHyun sintió que su cuerpo se sacudía. Aún así, se negó a ceder, a permitir que algo tomara su cuerpo como un recipiente.

"N-no... Ky-ung... argh... escúchame... óyeme..."

KyungSoo debía seguir ahí, en algún lugar acurrucado y sintiéndose tan solo y abandonado.

BaekHyun sintió cómo subía más, con su espalda barriendo la pared y entonces fue capaz de verlo, en medio de la inconsciencia en la que entraba y salía de forma intermitente, BaekHyun lo vio, un verdadero destello de conocimiento. Los ojos del verdadero KyungSoo, el que estaba mirándolo ahora con arrepentimiento.

"No es cierto. ¡Eso no es cierto, Baek, yo en verdad te quie-! ¡No! No te confundas, recipiente."

BaekHyun luchó y pataleó, su vista se oscureció y una lágrima rodó por su mejilla.

Los labios de KyungSoo proferían blasfemias e insistían en que se rindiera, pero él solo vio los ojos, aquello ojos rogando el perdón. Los ojos tristes de su hermano luchando su propia batalla para volver afuera, para decirle que nada de eso era cierto, que él no lo odiaba... ¿KyungSoo lo odiaba?

Sí, te odio, malnacido.

Un recuerdo llegó a su mente.

El ruido de aterradores truenos y pequeñas pisadas corriendo por el pasillo. Entonces KyungSoo haciéndole un espacio en su cama, abrazando su cuerpo y haciéndole sentir tan confortable y cálido, protegido. En sus brazos no había monstruos nocturnos ni truenos que le hacían temblar.

Las manos de KyungSoo tomaban los platos que él le extendía, secándolos en silencio, entonces resoplaba ante el estallido de un plato golpeándose en el suelo, esparciendo pedazos por el área. A KyungSoo le preocupaba más que él se hiriera.

Las manos de KyungSoo acariciaban su espalda, su voz le animaba a no rendirse, o tener miedo, a soltarse de su agarre y manejar la bicicleta por sí solo: "Tú puedes".

KyungSoo se acurrucada en el sillón con él, comían palomitas y reían despreocupadamente.

KyungSoo le abrazaba y dejaba un beso en su cabeza mientras BaekHyun se echaba a llorar por el miedo que sentía ante esta desconocida situación.

BaekhHun abrió a duras penas uno de sus ojos y vio el rostro compungido, enfadado, gritando que no se resistiera.

Y entonces vio una vez más los ojos de su hermano, sus verdaderos ojos, los de su alma.

Te quiero, hermano, parecían decir.

Un sonido alto y estridente retumbó y logró colarse en su nebuloso sentido auditivo, justo antes de que la inconsciencia lo absorbiera. El agarre se aflojó y BaekHyun cayó como un saco, tosiendo y buscando desesperadamente llevar aire a sus pulmones. Su garganta ardía como si hubiera sido obligado a tragar un tubo ardiendo.

El sonido de metal colisionado cerca de su cabeza, rodando por el suelo hasta detenerse, le hizo levantar la mirada solo para encontrar a JongDae frente a él, con ambos brazos extendidos al frente, sus ojos muy abiertos y su pecho subiendo y bajando, él lucía asustado y desorientado, sus palmas rojas por la presión ejercida al haber agarrado con tanta fuerza el bate.

BaekHyun vio hacia él, el bate en el suelo y el cuerpo inerte en el medio de ambos.

"¡K-KyungSoo!" gritó, arrastrándose para llegar junto al pelinegro. Una gran mancha oscura se extendía por la parte posterior de su cabeza y no había signo alguno de movimiento. "H-hyung, Hyung, te estoy hablando, ¡responde!" ordenó mientras se acercaba lo suficiente como para hacer girar su cuerpo. Posando una mano bajo su pecho, lo movió hasta conseguir que quedara boca arriba. Las lágrimas colmaron sus ojos y sus mejillas estuvieron empapadas antes de que se diera cuenta. "No, Hyung, por favor... por favor, di algo."

BaekHyun se inclinó un poco más cerca, por sobre su cabeza, pero eso no hizo a su hermano moverse. Paseó una mano sobre la frente de KyungSoo y acarició su mejilla, retiró el flequillo y se balanceó de adelante hacia atrás sobre sus rodillas, no sabiendo qué más hacer con el cúmulo de emociones.

No tuvo tiempo para lamentarse, sin embargo.

"Lo has arruinado otra vez. ¡Has estropeado otro contenedor!" esta vez, BaekHyun fue sacado de su pequeña burbuja de dolor cuando JongDae gritó, con un tono fuerte y distorsionado, echándose sobre él. El castaño usó su peso para derribar a BaekHyun y este no tuvo fuerzas para luchar más. Se dejó llevar y cuando su espalda y cabeza golpearon el piso, BaekHyun pensó que estaba bien, que estaba bien dejar que le mataran y él pudiera ir a donde su hermano. Que usaran su cuerpo como quisieran, no importaba, nada importaba.

"Has arruinado todos mis planes, pequeña perra," escupió un JongDae que no conocía. Manos en su garganta, hubo mucha presión y la falta de aire que ya conocía. Una risa resonó con su eco teñido de locura. "Pero no más, no te queda más fuerza de voluntad, no sin ese hermano tan querido y este amigo tan patético. Eres tan débil que estás dispuesto a dejarnos el paso libre."

BaekHyun pensó en KyungSoo, en el KyungSoo que ya no volvería, porque se hallaba tirado, muerto, a su lado. En su sacrificio, pensó en la sonrisa que JongDae le dio, cuando ilusamente creyó haber ganado... pensó en ellos. Pensó en sus padres, en su abuela.

"N-no," murmuró, incluso con la presión obstruyendo su voz. "No... te dejaré", concluyó.

Deslizando su mano a un lado, BaekHyun buscó a tientas por algo. Cuando el plástico tocó sus dedos, BaekHyun se aferró con fuerza a él y luchó contra la falta de aire.

Maniobró entre sus cuerpos y enterró hondo, muy hondo aquel cuchillo, ese que había ido a parar cerca por pura suerte después del inesperado ataque de los cubiertos. La piel y la carne cedieron con tanta facilidad. Su cuerpo fue liberado tras eso.

"No... ha terminado," murmuró la voz cargada en veneno y el rostro crispado en odio.

Después, JongDae simplemente se volvió ligero, dejó de poner resistencia y sus ojos rodaron tras sus párpados. El castaño cayó hacia adelante, con BaekHyun actuando al instante para recibir el cuerpo en el aire e incorporándose, evitando así que se hagan daño los dos.

Acunó a su amigo por los hombros y lo recargó cerca de su pecho mientras se dejaba caer sentado.

"¿D-dae?" susurró, rogando porque le contestara una voz gutural, ajena. Que no fuera esta la forma en que debiera ser.

"Ba-ek," susurró su amigo, él tosió y volteó el rostro para escupir un coágulo de sangre. Un trazo rojo permaneció en la comisura de sus labios. "¿S-Se ha t-terminado?"

BaekHyun barrió sus ojos hinchados por la estancia, viendo cómo todo parecía una pesadilla, cosas regadas por doquier.

"... Todo acabó, ahora sí, ¿verdad?"

Asintió, sintiendo que el gran nudo en su garganta obstruía el espacio destinado a su voz. Por más que lo intentó, no lograba articular ni una sola oración.

"Lo siento, Baek... KyungSoo... yo... urgh," BaekHyun presionó sus ojos mientras su amigo se atragantaba con la sangre acumulada.

"Está bien," logró formular con voz temblorosa. "Está hecho, terminó."

Sus propias lágrimas caían sobre las mejillas empapadas de JongDae. BaekHyun se acomodó más cerca para que el castaño no se esforzara más de los necesario. Su tono de voz se había reducido a un bajo murmullo.

"Se acabó," susurró el castaño, su voz cargada de alivio.

BaekHyun divisó el estómago de su amigo y el chuchillo aún incrustado en él. Su camisa estaba empañada en rojo y un charco del mismo color se acumulaban bajo su cuerpo. Incluso sin KyungSoo ahí para decírselo, BaekHyun sabía que retirar aquel objeto solo aceleraría la muerte de su amigo.

No había nada que hacer.

"Yo... realmente logré enmendar... el daño," anunció entrecortadamente. "Ahora estarás a salvo... ahora no habrá más risas... ni pesadillas."

"Todo será como antes. Y cuando te recuperes," su voz se cortó, BaekHyun apartó el rostro y limpió algunas lágrimas traicioneras contra su propio hombro. "Cuando estés bien, iremos por unas hamburguesas y golosinas, veremos comedias románticas en casa," forzó una sonrisa de lado.

Era mentira. Pero BaekHyun no sabía qué más decirle a su desahuciado amigo.

JongDae trató de reír, pero una nueva oleada de tos lo atacó. BaekHyun vio en sus ojos resignación, él también lo sabía, que no viviría para compartir una película más con BaekHyun.

"Eso suena bien. Me gusta," BaekHyun sorbió por su nariz mientras las respiraciones de su amigo se hacían más lentas. "Oh, pero no será pronto."

"¿Por qué?"

"Por mamá. Ella me castigará por dejar la puerta sin seguro... y justo hoy que me lo recordó."

JongDae cerró los ojos y se sumergió en sus pensamientos. BaekHyun no sabía qué pensaba, pero lo vio sonreír. Agradeció tanto no tener que fingir otra sonrisa.

"Yo le pediré que no te castigue," sugirió, había un nudo apretando su garganta aún más que cuando estaba siendo asfixiado hasta la muerte.

"Yo... creo que quiero dormir, Baek," anunció y su estómago se apretó al conocer el significado de sus palabras. Esta era la despedida.

"Bien, d-descansa," se vio diciendo. JongDae asintió y antes de cerrar sus ojos, levantó el puño, muy lentamente hacia él.

"¿Amigos?" preguntó JongDae.

"¿Amigos?", Preguntó BaekHyun con ironía mirando de forma extraña al castaño que lo había seguido hasta las puertas de la escuela.

"Sí, no era broma, seamos amigos," dijo con una sonrisa ancha en su peculiar rostro. "¿Y bien? No vas a dejarme con el puño en alto. ¿O sí?"

BaekHyun sopesó la idea, mirando desde el puño del chico frente a él hasta sus ojos gentiles y sinceros.

"Bien, amigos," y chocó los puños.

BaekHyun forzó la mirada por sobre las lágrimas acumuladas y asintió, elevando un brazo para chocar el puño con JongDae.

"Amigos," dijo a la desolada habitación.

JongDae sonrió y dio un último suspiro trabajoso. El brazo cayó lánguido sobre su pecho.

BaekHyun miró al cuerpo tendido a unos pasos, con el cabello negro como el suyo y después al otro entre sus brazos.

Entonces elevó la vista al techo.

Y gritó. Gritó fuerte, alto. Gritó desgarradoramente, hasta sentir que sus pulmones explotarían y su garganta colapsaría.

El sonido de su lamento se extendió a lo largo y ancho de la destrozada sala, como si de un animal herido se tratase. Las lágrimas fluían, pero el dolor continuaba fresco y latente en su pecho.

BaekHyun hiperventiló. No podía creer que tenía entre sus brazos el cuerpo muerto de su amigo. Su mejor amigo.

Lo soltó, aterrado. Su amigo cayó, no con agresividad, pero terminó ahora a sus pies. Y dejándolo a él de lado, le permitió negar frenéticamente, aún sin creer lo que había pasado.

"J-Jong-Dae," BaekHyun apretó los dientes, la saliva, sus fluidos nasales y sus lágrimas se acumulaban en todo su rostro, destrozado. El dolor en su cuerpo físico era suplantado por uno mayor, uno en el interior. Sus ojos viajaron entonces a su otro lado, donde el cuerpo inerte de su hermano también 'reposaba', con un charco de sangre acompañándolo. "H-H-Hyung..."

Había perdido a dos de sus seres queridos en un mismo entorno. Sin más, en un parpadeo. ¿Y cuáles habían sido sus últimos momentos con ellos?

Realmente BaekHyun no lo sabía. ¿Desde hace cuánto KyungSoo ya no era el KyungSoo que él conocía? ¿Y JongDae? ¿JongDae siempre fue el mismo?

"¡Ugh! No, no, ellos no-" sacudió la cabeza, abrazándose aun al permanecer entremedio de ese devastador escenario. Sus rodillas flexionadas a cada lado de su cuerpo, su espalda encorvada, sus pies sobresaliendo por debajo de su trasero. Era una posición incómoda, y sangre aún brotaba de sus heridas, pero nada de eso se comparaba a lo que rondaba por su cabeza y lo hacía sentir casi mareado. "No, no, no..."

Se soltó y sus manos golpearon su cabeza. Otro grito fue lanzado. Desgarrador, pero terminó en un sollozo. Y cuando el silencio regresó para acoplarse con sus débiles llantos entre sus dos brazos cubriendo su rostro, lo que menos esperó escuchar fue una risa de fondo.

Ahogó un grito y alzó el rostro, perplejo ante lo que estaba pasando.

"No. No, no, no de nuevo. Oh, no," insistió, pero la risa no cesó, y BaekHyun giró de un lado a otro. Siseó al sentir las llagas abrirse un poco más, así que se detuvo, pero fue justo, porque realmente no encontraría lo que buscaba.

Solo pudo escucharlo, en cambio.

Oh, sí. Que empiece el juego.

Las ventanas estallaron en ese momento, y si había algún otro cristal por romper en la casa, BaekHyun estaba seguro de que ya había sido estrellado en ese momento. Él solo se cubrió, esperando no recibir más daño. Sorprendentemente no fue así, pero ahí no terminó todo. Solo fue el inicio de algo.

Las luces se prendían y apagaban. Los muebles temblaban, el piso parecía estar sacudiéndose peor que en un terremoto. La sangre escurriendo de los cuerpos a su alrededor se lo demostraba siendo derramada de izquierda a derecha y en todas direcciones. Era casi como si la casa hubiera cobrado vida. Más de lo que antes. Todo estaba pasando ahora al mismo tiempo.

Los chirridos, los golpes, estallidos, sacudidas, y si mal no escuchaba, BaekHyun creía que algún tubo acababa de ser perforado, porque algo olía extraño y el ruido incesante de lo que parecía una olla express terminando su ciclo se tenía de fondo.

"Pero ¿por qué-?" BaekHyun escuchó la risa más fuerte. La televisión también se encendía y apagaba, a veces cambiando de programación, con más risas fingidas escuchándose, con la intermitencia de señal, con un celular timbrando, los cajones abriendo y cerrándose, la cubertería volando. Era un caos impresionante. "¡Yo te vencí! ¿Cómo sigues aquí? ¡Ya no tienes recipiente!"

Gritó, ya no asustado. Estaba harto. Harto de ver siempre lo mismo. No quería temer nunca más, y si esa entidad solo se alimentaba de sus lados más cobardes, entonces no le iba a dar cabida de nada.

Solo que la respuesta fue más de lo que se esperaba.

¿Recipiente? ¿Para qué? ¿Para qué un recipiente cuando podemos tener todo?

"¿Todo?" Inquirió, más que intrigado. No estaba entendiendo nada.

Sí, todo. Todo. Para todos.

"¿Para t-todos?"

TODOS.

Eso no podía ser cierto. ¿Acaso...?

La Ouija olvidada en el suelo se estrelló en su cara, y cuando cayó de nuevo, BaekHyun, recuperado, con su cuerpo ahora contra el piso, vio cómo el puntero-habiendo o no llegado de una manera inesperada- comenzó a formar figuras sobre las letras.

Ninguna palabra, solo figuras. Figuras sin sentido. Pasó por todas las letras, de adelante hacia atrás, y por los números. Luego formó ochos. Ochos y ochos y ochos.

Entonces se prendió. La ouija se incendió, haciendo que BaekHyun se alejara, chocando contra el cuerpo de su hermano. Gimió. El fuego se extendió por la alfombra, el humo se propagó por su casa, y él tosió.

Esto debía ser una locura, debía estar alucinando. ¿Cierto?

¿Cierto?

Más risas distorsionadas se escucharon. Tantas. Numerosas. Eran agudas, graves, grotescas y sin sentido alguno. BaekHyun no quería escucharlas. BaekHyun quería huir. Tenía que-

En cuanto intentó levantarse, se dio cuenta de que el fuego ya lo rodeaba. La puerta-su salida más cercana- ya estaba consumida por las flamas. La alfombra formaba un círculo que lo rodeaba. Y su panorama se había vuelto rojo. No solo por sangre, sino por el fuego. Los tonos naranjas y graves de las llamas estaban opacando todo lo demás que lo nublaba.

Entonces apareció más humo, y alzándose al caer algo del techo muy cerca de él, tosió, intentando espantarlo con su mano hasta notar que lo que sea que se hubiera destrozado de su casa, acababa de aplastar por completo el cuerpo de su amigo.

"¡JongDae!" Sabía que estaba muerto, pero eso no evitó que intentara acercarse para ayudar.

JongDae. ¡JONGDAE! ¡JongDae~!

Las voces se burlaban a su costa. Riendo al imitarlo con esas distorsionadas exclamaciones. Él intentó no escucharlas. Lo intentó, pero al arrastrarse por el suelo, el humo lo nubló a tal grado de que sintió estar viendo figuras a su alrededor.

Monstruos, podría decir muchos, porque ahora esas risas parecían tener nombres y cuerpos a su alrededor. Como si fueran personas habitando en medio de toda esa calamidad y ardor, haciendo actos ilícitos, aun riéndose al verlos tragar cantidades exageradas de sustancias asquerosas, golpeándose entre sí, y tocándose en partes tan íntimas que cuando menos lo pensó pudo ver que a él lo involucraban en esas mismas actividades.

Lo tocaban. El humo lo rodeaba, lo acariciaba, y lo estaba colmando en tantos sentidos. Y cuando vio frente a sus ojos ese destello de luz blanca, supo lo que eso significaba.

Ewah.

Se rio a carcajadas. Se cubrió incluso la boca por su incontrolable risa. Luego, al mirar de nuevo el cuerpo aplastado por ciertos escombros, se rio más, solo tomando unos de ellos para comenzar a golpear a su costa este cuerpo inerte que permanecía a su lado. No se detuvo ahí, claro, hasta sentir la sangre colmando su cuerpo. Y cuando se giró y vio el cuerpo de su hermano, repitió el ciclo. Se rio tanto de eso.

Pero eso no era suficiente. Se dio cuenta de que algo faltaba. El humo se lo susurró, y vio sus propias heridas en su cuerpo. Sus dedos entraron en ellas, sacándole un gemido que provocó su risa sofocada. La sangre en sus dedos lo dejó maravillado. Así que tomó el pedazo de escombro que tenía en sus manos, y sabiendo dónde clavarlo para cortar sus muñecas...

Un golpe contundente se escuchó. De pronto todo el clamor a su alrededor paró. Las risas, los golpes, los estallidos y las movidas. Se detuvo. Y BaekHyun vio la verdadera luz llegar a sus ojos.

Pero el fuego no se fue. Y tampoco el humo.

"¡Alto, chico! Te vamos a sacar ahora mismo de aquí, la ayuda ya está. Departamento de bomberos..."

"¡No!" BaekHyun se lanzó contra el hombre entrando en su casa. Fue recibido en brazos, e intentó arañar, pero las protecciones del hombre lo detuvieron. Y no supo cómo o por qué fue, pero sus fuerzas se perdieron tan pronto salió del lugar.

Más hombres entraron, las llamas se extinguieron. Muchas luces llenaban la calle. Azules, rojas y blancas. Gente rodeaba con interés el incidente en la simplona casa de los Byun. Nadie los conocía, pero todos parecían ahora interesados por saber la razón por la que el cuerpo de bomberos entraba al lugar intentando apagar las llamas que salían desde las ventanas y dejaban ir el humo por todos lados, hasta el cielo oscuro de la noche.

Todos gritaban con ahogo al ver a un chico ser sacado a rastras de la casa, inconsciente pronto para ser subido en ambulancia. Y dos bolsas negras siendo llevadas por especialistas, con una pareja llorando a gritos al descubrir el cuerpo de su hijo entre ellas. Un hombre solo siendo capaz de persignarse y abrazar por los hombros a dicha mujer que no se creía lo que su simple llamada a las autoridades había provocado.

Y cómo esto traería pronto interrogatorios médicos, policiacos y la clara asistencia de los medios televisivos y periodísticos, anunciando la verdadera historia de terror que se vivió en esa casa.

10 años desde el incidente

"Dos pastillas de donepezilo, una de rivastigmina y una de galantamina. Guarda la memantina para las ocho de la noche. No se la dejes cerca, no queremos que nuestro paciente se automedique. Revisa bien que se las tome, si es necesario, dáselas en la boca, Park. Recuerda que muchos de estos chicos fingen tomarlas y solo las ocultan debajo de su lengua. Ten especial cuidado con este."

"Claro, doctora. Con permiso," ChanYeol se reverenció y tomó las pastillas en su bandeja. Cada una de ellas estaba puesta en un vasito distinto, y tenían colores diferentes, así que no se le complicaba saber cuál era cuál.

Sin embargo, caminar por el pasillo del sector C en ese hospital psiquiátrico en el cual llevaba ya dos años laborando, sí lo ponía un poco de nervios.

ChanYeol era un enfermero especializado en la psiquiatría, por lo cual trabajar en un lugar así jamás lo había hecho actuar con algún complejo ante este tipo de escenarios. Sabía que hacía un trabajo noble a la comunidad, él pensaba que la psiquiatría debía dejar de demonizarse un poco, porque las películas americanas siempre los hacían quedar como la parte mala o terrorífica de toda la medicina. Pero realmente no había nada de malo en ser hospitalizado en un psiquiátrico.

Sí, el trabajo era difícil, no a cualquiera le tocaba lidiar con personas mayores que querían toquetearte por algún trastorno mental que incapacitaba sus funciones razonables o con hombres de la tercera edad que decidían desnudarse y liberar sus excrementos en pleno pasillo a la cafetería porque no podían controlar sus esfínteres y pensaban que era lo adecuado. Sin embargo, precisamente ahí era donde para él radicaba la nobleza de su trabajo.

Todas esas personas solo necesitaban algo de ayuda, asistencia, que quizá sus propias familias ya no pudieron darles y por eso terminaban ahí. Con él y sus compañeros.

Era solo que... el sector C era todo otro universo.

ChanYeol había escuchado historias desde que llegó ahí. Él había sido nuevo hace solo dos años, recién salido de la especialidad, por lo que evidentemente lo canalizaron en una zona donde pudiera irse habituando a lo que sería desde ahora su trabajo, y cuando finalmente consiguió algo de experiencia incluso para instruir a otros chicos nuevos y ser notado por sus superiores, no se pudo evitar su transferencia. En palabras de sus jefes, su 'ascenso'.

ChanYeol acababa de ser transferido como enfermero asistente en el sector C. Pero el sector C no era como cualquier otro. Ahí no había niños ni abuelos que se orinaran en sus pantalones. El sector C era la zona para los pacientes más... especiales.

"Criminales. Todos son criminales. ¿Alguna vez escuchaste de un señor que asesinó a toda su familia porque dijo que escuchaba voces en su casa que lo incitaban a ello? Ese tipo de pacientes hay en el sector C, Park. Está de locos, uno nunca sabe cuándo alguno de ellos va a sacar un trocito de palillo que sacó de su clase de pintura y te lo va a querer encajar en el cuello. Tienes que tener cuidado con esos."

El cuidado lo tenía ahora. No era su primer día en el sector C, ya le habían asignado algunas tareas. Asistió a terapias con el psiquiatra de la zona para apoyarle a estabilizar a algún paciente si se salía de control. Le tocó ayudar a algunos profesores para mantener la calma y la seguridad en sus clases recreativas. También le tocó limpiar habitaciones donde unos pacientes se golpearon contra la pared a tal grado de dejar las marcas de su sangre pintadas en ellas.

No fueron actividades muy agradables y él como profesionista no se sentía cómodo ante esas tareas, pero el trabajo era el trabajo. Y este día le había tocado llevar las medicinas a uno de los pacientes. Byun BaekHyun.

Era joven, lo sabía porque había visto su historial médico general, tenía su edad y eso sí que le sorprendía. También lo conocía de la clase de cocina. BaekHyun siempre se acercaba al fuego y entre varios de sus compañeros habían tenido que alejarlo, llegando al grado de amarrarlo a una silla de ruedas para evitarle la movilidad.

Aún no entendía por qué le seguían permitiendo la entrada a la cocina si ya sabían el efecto que tenía en Byun.

Suspiró. Que tuviera ciertos días en ese sector y conociendo a algunos de los agresivos pacientes de él no lo preparaba nunca para lo que podría encontrarse, y menos para la sensación que le daba el lugar, con tanta tensión y pesadez.

Desdemonizaba los psiquiátricos, pero si alguien hablaba del sector C, ChanYeol no tenía puntos en contra.

Registrando el código del cuarto 4, ChanYeol entró a la antesala de Byun. Una pared de cristal lo dividía del hombre. Era por su seguridad, por lo mismo de saber que uno nunca tenía en cuenta cómo reaccionaría el paciente ante la entrada de otro individuo en su espacio. ChanYeol sabía que BaekHyun no era de los agresivos a menos de que se le presentara el fuego, pero de cualquier modo, presionó el botón para activar el micrófono, y llamó la atención de Byun que estaba dibujando algo con sus dedos en el suelo.

No tenían uñas largas por seguridad, pero Byun insistía en querer usarlas al rayar sus paredes y pisos. Había visto cómo sus dedos estaban curtidos y rotos hasta el grado de sangrar sin menor remedio.

"BaekHyun, soy el enfermero Park, ¿me escuchas?" No hubo respuesta. Casi con ningún paciente lo había, pero era parte del protocolo que ChanYeol se había enseñado a seguir hasta ahora. "Te traigo tus medicinas. Voy a pasar ahora."

Otro botón le dio el acceso al cuarto. Realmente BaekHyun, como muchos otros pacientes, tenía sus comodidades en el psiquiátrico; no se hallaba encerrado en una sala de cuatro paredes grises y un taburete por cama. No era la cárcel, era un hospital después de todo.

El piso era de concreto, sí, pero las paredes tenían un bonito tono azul, había ventanas que se mantenían cerradas solo por protección, pero tenía ventilación eléctrica, cuanta luz se necesitara, una cama individual bastante amplia y cómoda, con un par de almohadas y sábanas, además de unos cuantos libreros y cajoneras que se habían habituado a las necesidades de BaekHyun sin contar todas las precauciones que por obvias razones se tomaban con el paciente.

ChanYeol se acercó hasta BaekHyun y dejó la charola sobre la cama, dando una rápida escaneada al lugar. No parecía haber nada fuera de lo normal. BaekHyun, sin embargo, había continuado con su "arte" en el suelo tan pronto lo ignoró, y pudo hacerle notar cómo realmente acababa de hacer algo.

"Oh, no, no, no, no, no. No de nuevo, BaekHyun, ya te lo han dicho," ChanYeol tomó a BaekHyun por debajo de los brazos, aprisionando sus manos para evitar golpes, aunque no pudo no tener reacción física de BaekHyun, y ellos fueron pataleos y gemidos al alejarlo de su arte en el suelo. ChanYeol pudo ver una estrella de cinco picos dibujada con hilillos de tinta roja muy fina.

Sentó a BaekHyun en su cama, y luego de encargarse de sus heridas en sus uñas, le puso sus guantes, asegurándolos con el candado de castigo.

"Ya te habían dicho que no puedes usar tus uñas para dibujar. No con sangre. Te haces daño, Byun," lo regañó. No era su trabajo realmente, pero si no decía nada al respecto, ¿qué se supone que se esperaba de él entonces?

"P-Pero tengo que- tengo que- tengo que."

"¿Tienes que? ¿Qué tienes que?"

"Tengo que hacer algo. Tengo que salir, es muy importante. Muy, muy, tengo que ir-"

"Wow, wow, wow. De aquí nadie sale," lo detuvo tan pronto vio que se levantaba en dirección a la salida. Le parecía chistoso que los pacientes dijeran que tenían que salir cuando sabían que no podían. Era como si se comportaran como niños, fingiendo su inocencia cuando no la había. "No hasta la hora de la cena, Byun. Ahora tomas tus medicinas."

"¡Pero tengo que-!" ChanYeol utilizó su intervención para meterle una pastilla a la boca. Traía sus guantes así que no se molestó por meterle otra más luego de hacerle tomar agua para tragarla.

Abrió su boca bien para revisar que no las hubiera escondido y que todas se hubieran tragado. El efecto de ellas llegó pronto, pusieron somnoliento a BaekHyun, y aunque siguió murmurando que tenía que hacer algo, pronto se recostó sobre su cama y se cobijó entre las sábanas.

Ojalá todos los pacientes fueran tan fáciles como BaekHyun. Solo que ahora debía llamar a alguien para limpiar esa estrella en el suelo antes de que se secara y fuera más difícil de sacar.

Tomó su bandeja y salió de la habitación. Regresando a su estación de descanso, suspiró al sentarse en una de las sillas frente al mostrador principal. Ahí sus compañeros le miraron con más de una ceja alzada.

"¿Qué?" Preguntó con evidencia, porque no se sentía cómodo con más de una mirada interrogatoria en su dirección.

"Oh, nada, solo nos parece interesante cómo tratas a ese paciente de la celda 4," Rosé fue la primera en hablar, encogiéndose de hombros como si no quisiera la cosa, ahora dejando que él alzara una ceja. "DongHae y EunHyuk dicen que es raro, no muchos tratan así al paciente de ese cuarto. Como a una verdadera persona."

"¿Cómo?" Exclamó, incrédulo. Eso iba totalmente fuera de su ética, él jamás trataría de una manera que no debieran a los pacientes. "¿Por qué lo dicen? Yo solo hago mi trabajo como debo, Dios, denme un descanso. Y tampoco digan que están en celdas, no es como si este lugar fuera una cárcel."

"Hombre, eres demasiado bueno con él, creo que eres de los que mejor lo han tratado últimamente," EunHyuk añadió, cruzado de brazos en la esquina del mostrador, haciéndole ahora fruncir el ceño. "Nos sorprendes bastante por eso."

"¿No se supone que ese es nuestro trabajo? ¿Acaso ustedes no tratan bien y civilizadamente a las personas con las que trabajan? ¡Son seres humanos!"

"Sí, Park, pero no todos aquí deberían ser llamados de tal manera," DongHae admitió, dejándolo más que sorprendido.

Si bien había descubierto que trabajar en un lugar así-y más en este tipo de conflictivas zonas- podía traer repercusiones en una persona, jamás se imaginó descubrir que sus más recientes compañeros podrían llegar hasta tales extremos.

"¿De qué estás hablando? Todos son seres humanos, independientemente de lo que hicieron en sus vidas antes de haber entrado aquí y estar bajo nuestro cuidado."

"Sí, pero ¿te das cuenta de con quiénes estás tratando? Son violadores, ChanYeol, asesinos, transgresores, que descuartizaron personas solo porque les pareció 'divertido'."

"No todos son así."

"¿No? ¿Siquiera sabes qué hizo Byun? Quizá tenerlo en cuenta te haría reconsiderar tu trato hacia él, Park," Rosé insistió, con él rodando los ojos a cambio.

"No le doy ningún trato especial. Yo solo hago-"

"Una casa incendiada, dos personas muertas. Su presunto 'mejor amigo' y su hermano mayor. Acuchillados, apuñalados, golpeados hasta el cansancio, y algo más que eso. Si algo te puedo contar, Park, es que la historia de Byun guarda un secreto profundo detrás de todas sus acciones. Muchos dicen que algo lo había poseído. Fue diagnosticado con esquizofrenia aquí, demencia, personalidades múltiples. No muchos gustan trabajar con él por eso, no vaya a ser que uno de sus demonios te ataque por la noche."

"¿De qué están hablando?" Inquirió, más que sorprendido. Sabía que el paciente Byun tenía esquizofrenia y la cosa de las personalidades múltiples apenas había sido una posibilidad en su último diagnóstico. La demencia estaba más que clara en él, pero eso último no venía en el historial médico. "¿En verdad acabo de escuchar que dijeron 'demonios'? Eso es ridículo, viniendo de alguien que se dedica enteramente a la ciencia, no puedo creer que estemos tratando sobre ello."

"No estamos diciendo que creamos," DongHae reafirmó, con su encogimiento de hombros diciéndole otra cosa. "Solo decimos que hay hechos que simplemente no se explican por completo."

"Como su casa que ahora es todo un museo," Rosé anadió, con los chicos asintiendo, a lo que él siguió viéndose fuera de la imagen (de nuevo).

"¿Un museo?"

"La casa Byun, ¿nunca has escuchado de ella? Es toda una atracción turística. Claro, para los que les gusta todo lo paranormal. Hay incluso guías turísticas sobre eso."

"Qué cosa tan absurda. Yo solo trato como se debe a un paciente que lo merece. No me intereso por lo que lo hayan condenado, Byun es un ser humano, trastornado, sí, pero ese tipo tiene mi edad. En otras circunstancias, bien pudimos haber sido compañeros en la escuela, incluso amigos."

"Amigo de gente endemoniada, interesante, Park, parece que ya te estamos conociendo más."

"Dejen de decir tonterías," reclamó, bufando en esa tarde.

Sin embargo, el fin de semana ni él entendía cómo es que había terminado agendando una de esas guías turísticas del terror en Seúl que sorprendemente encontró en sus más recientes búsquedas de Google, y luego de haber conocido un par de atracciones que le habían parecido ridículas, junto a todo un grupo de extranjeros y mismos pueblerinos coreanos que seguían a una mujer que describía las historias como si contara un chisme de su casa, llegó a la dicha atracción destacada por sus compañeros.

La casa Byun sin duda lo dejó con la boca cerrada. Porque tan pronto entró la sensación fue diferente. Se sentía pesado, y mientras más se adentraba al lugar inhabitado luego de lo que la guía había explicado que fue casi su 'destrucción' después del incendio, algo en su pecho no lo dejó respirar tranquilo.

"Aquí podemos ver una representación de lo que según especialistas pudo haber sido lo sucedido en la casa antes de que las autoridades forzaran la entrada. Byun BaekHyun evidentemente usó la ouija como su portal para dejar entrar a tantos entes malignos como su locura le estaba proclamando. El conjuro fue dicho, y con su hermano y su mejor amigo, Byun KyungSoo y Kim JongDae respectivamente, puestos como ofrenda a lo que podría haber sido su rito a Satán, la destrucción misma llegó así, resultando en una catástrofe merecida, ya que evidentemente tratamos con el trabajo de un amateur."

ChanYeol frunció el ceño. La guía de turista no debería hacer ese tipo de chistes cuando hablaba de algo como esto, pero parecía que la calma que tal broma había traído a lo tenso que se sentía el grupo, pudo aligerar más el recorrido.

La representación estaba en la cocina, ChanYeol había alcanzado a ver unas pequeñas animaciones computarizadas de lo que suponía era un BaekHyun más joven del que conocía ahora, ejecutando lo descrito por la guía de turista y transmitiéndose por una pantalla amplia, donde además comenzó lo que pareció un pequeño documental con testimonios de la gente que aparentemente conoció a BaekHyun antes del incidente.

La guía permitió entonces que los turistas entraran a la sala adaptada y se sentó junto a ellos para poder ver lo que ya se transmitía. Algunos tomaron fotos y otros solo se quedaron ahí, viendo como todos.

Pero ChanYeol no había llegado hasta ahí para escuchar cómo un tal profesor Im decía que su estudiante número uno había estado cambiando en esos últimos meses. Él se dio media vuelta y regresó a la entrada, donde podía ver la escena del acto criminal. Había una cinta rodeándola para que no fuera pisada.

ChanYeol no creía que la escena del crimen hubiera sido dejada así durante tantos años, menos para transformarla luego en una exposición turística. No importaba cómo habían dejado de arruinados el sofá volcado y la ouija chamuscada, esos objetos no podrían tener más de un año ahí, se notaba a plena vista.

Lo que sí le llamó, por el lado contrario, fue considerar lo que ahí había pasado, teniendo en cuenta la edad en la que a Byun le había pasado todo eso.

No mentía, Byun tenía su edad, y a sus solo 18-19 años había simplemente perdido la cabeza (a palabras mundanas de una explicación para nada médica) y entrado en ese ataque de ira que lo llevó a matar a dos de sus personas más queridas que quizá habría tenido en su vida.

Por eso se distrajo más viendo otras cosas a su alrededor. Esa casa realmente había sido el lugar donde habitó su paciente antes.

La alfombra que había debajo de la escena en la sala fue con lo primero que se cruzó, y por lo que se interesó de inmediato. Era blanca, pero tenía claros retazos de unos rayones cobrizos. Y si bien lo miraba, había un interesante dibujo que se formaba entre el sillón y la dicha ouija con la televisión estrellada. Era lo que había visto a Byun dibujar hace solo una semana.

Una estrella. Una estrella de cinco picos. Encerrada en un círculo. ¿Era tiza negra lo que veía que habían usado para crearla?

Bufó. Se notaba de inmediato que la habían sobrepuesto hace poco. Incluso se agachó para demostrarlo. Pasando una mano que evidentemente a tal altura pudo esquivar la cinta protectora, sus dedos sintieron la tiza entre ellos y al mirar sonrió. Sí, apenas habían esparcido eso, era simple montaje. No había manera de que lo que sea que hubiera pasado ahí sobreviviera durante tantos años. Como si siguiera fresco.

¿O qué? ¿Iban a decirle que esa tiza era parte de las cenizas de lo que sea que se hubiera quemado hace casi diez años en ese casa?

"Qué tontería," se burló, aun mirando sus dedos manchados. Los acercó a su rostro y olió, sorprendido con lo que descubría. "Tengo que darles créditos, esto realmente huele a ceniza, casi como a quema- quema- ah, ah, ¡achú!"

Estornudó, y la tiza voló, haciéndolo gruñir, antes de toser otro par de veces.

Se levantó, pero la tos no paró, y se llevó una mano a su boca. Sintió su rostro calentarse. Esa tos lo estaba ahogando.

"¿Se encuentra bien, señor-?" La guía de turista apareció frente a él, él la ignoró, no queriendo toserle en la cara, pero ante su urgencia, no sintió que pudiera siquiera respirar para contestarle. Necesitaba algo para salir de ese ahogo. "¿Señor?"

Buscaría un baño. Necesitaba agua. Algo.

"Señor, espere, allá no puede entrar, ¡señor!"

ChanYeol abrió la primera puerta que encontró en su camino. Era un baño, perfecto, se encaminó a su destino.

"¡Señor!" Sin embargo, no notó que la puerta se cerró detrás, y que la guía de turista estuvo tocando, intentando abrir la cerradura sin éxito, mientras él seguía tosiendo sin parar en el baño. "¡Señor, abra, esa es área restringida!"

Él abrió la llave del lavabo y se sirvió en una mano un pequeño sorbo que llevó directo a su boca. El agua tiró la tiza de sus manos, pero negro no fue todo lo que resbaló de sus dedos. ChanYeol escupió, atragantándose. Algo se sintió raspar en su garganta. Algo áspero. Y un pedazo de madera se atascó en el desagüe.

ChanYeol detuvo el agua ahí, con su tos parando tan pronto ello salió de sí. Lo recogió entre sus manos y lo vio con detalle. No había ningún ruido a su alrededor, nada que él escuchara más que sus pensamientos al ver la astilla de madera negra entre sus manos.

"¿Qué caraj-?" Volteó al espejo y un grito ahogado fue lo que salió de sus labios al ver esa sonrisa contorsionada con un par de manos enguantadas en sus hombros, antes de que la puerta del baño se abriera.

Con la guía de turista sorprendiéndose junto al guardia de seguridad al que había alertado para ayudarle, más los turistas curiosos que querían saber lo que pasaba.

Solo que todos quedaron con la misma intriga, porque al asomarse, el señor que había entrado al baño no estaba y la llave había quedado abierta, tirando agua limpia y transparente con calma.

¿Sorprendente, no?

Bueno, dejénme decirles algo... Básicamente este fue el final de la historia. Lo sé, super corto, pero así es como se planeó, porque hoy es ¡Halloween! Y el terror debía terminar hasta este punto, haha 😈😅

Pero la verdad es que ¡hay un epílogo! Así que no se vayan todavía, hahaha, pronto subiré el epílogo. En realidad, como quizá algunos saben, yo soy de México (así como la chica con la que colaboré en esta historia), así que decidimos que subiríamos el epílogo para el Día de Muertos. No sé si ustedes lo celebren o no (así como Halloween), pero si no, sepan que igual pronto, muy pronto obtendrán su epílogo. Y quizá algo más que eso 👀

Lo verán pronto~

Por ahora díganme, ¿qué les pareció el final?

¿Se imaginaban todo esto, lo que les pasó a los chicos, lo que sucedió con BaekHyun? ;;

¿Cómo se sienten? Se vale sentirse mal 😬

Sé que fue triste, pero yo les advertí que estas historias no siempre tienen finales felices para mí, así que perdonen si les hice llorar.

Igual deseo con todo mi corazón que hubieran disfrutado hasta ahora de las cosas. Todavía no termina, así que aun no me despido ni doy agradecimientos. Nos leeremos pronto~

Pd: ¿alguien se disfrazó hoy o algún otro día? Yo hoy soy Woody de Toy Story 💙

Pd2: aun no corrijo esta parte, así que probablemente lo haga luego, ignoren si hay algún error se me hubiera podido pasar 😅

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