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Capítulo 3

-Experimentos fallidos-

POV Narradora

Nami se encontraba sudando y respirando con pesadez mientras estaba sentada en el suelo de la habitación de Law, en frente de ella se encontraban Chopper y el "dueño" de la habitación. Ya habían pasado varias horas desde que entro a esa habitación y se sintió muy intimidada. Ahora, estaba por ir a su típico "paseo" con Chopper y Law. Los recién nombrados solo se mostraban confundidos, ¿Qué le pasaba a su amiga?

—Oye, Torao, ¿Qué le pasa a Nami?—Preguntó Chopper mientras miraba al de ojeras, quien abrazaba al oso de peluche recién regalado y a Chopper.

—No... no lo sé. ¿Nami-ya? ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas un doctor?—

—¡Si necesitas un doctor puedo volverme uno para ayudarte, Nami!—Dijo Chopper.

—Ah... No, no, no, estoy bien jeje.—Dijo mientras se tocaba levemente su muñeca, brazo y pierna, los cuales estaban vendados.

—¿Entonces que pasa? ¿Por qué estas así? ¿Y por qué estas tan vendada?—Preguntó el renito nuevamente.

—Ah... no te preocupes, no me pasa nada. No se tienen que preocupar por mi jeje.—

Los dos miraron a Nami por unos momentos y luego asintieron, no le insistirían en nada. Nami tomo un gran respiro y luego puso una sonrisa en sus labios.

—Muy bien, es hora de irnos al patio, vamos.— 

Nami se levanto del suelo y luego ayudo a Law a levantarse. El azabache tenía a Chopper en sus brazos y a su tierno oso de peluche, bautizado bajo el nombre de "Bepo". Al salir de la habitación, Law tomo de la camisa a Nami para sentirse de cierta forma "seguro". No miraba al personal, el cual tenia la mirada fija en él y en Chopper. 

Todavía no... me acostumbro a salir de la habitación.—Pensó Law con nerviosismo, mientras abrazaba con más fuerza el peluche, justo por el cuello.

Nami miro de reojo a Law y soltó un suspiro al ver que no estaba abrazando, casi ahorcando, a Chopper tal y como paso la última vez.

Flashback

—Muy bien chicos, ya nos vamos al patio.—Dijo la pelirroja mientras miraba a Law, quien tenía a Chopper en sus brazos.

Los dos solo asintieron, Chopper con felicidad en su cara y Law lo hizo con lentitud y claro nerviosismo. No le gustaba salir de su cuarto ya que pensaba en cada posible cosa que pueda pasar, por eso, Nami también sospechaba que tenía paranoia. 

Nami solo se dio media vuelta, mientras que llevaba una canasta en su mano. La pelirroja comenzó su trayectoria con rumbo al patio del hospital . Nami notaba el nerviosismo de Law      

—AA-Ah... T-Torao me estas... estas... ahogando.—Dijo el reno con dificultad, Law lo estaba apretando por el cuello.

Law no le hizo caso a Chopper, se encontraba demasiado nervioso y necesitaba abrazar algo. Nami reacciono de forma inmediata y le arrebato a Law el pobre renito, quien comenzó a respirar con fuerza.

—¡Law! No puedes hacer eso, casi matas a Chopper.—Dijo Nami con enojo.

—A-Ah, perdón N-Nami-ya, Chopper...

Nami solo lo miro por unos momentos, para luego soltar un suspiro, ella llevaría a Chopper. Fue entonces cuando decidió comprarle un peluche del tamaño adecuado para ser abrazado. De forma casi discreta le pregunto su animal favorito y dijo oso, así que le compro el oso más lindo que encontró, un oso polar. 

Fin del Flashback

Nami devolvió su vista al frente y siguió caminando con Law detrás de ella. Luego de unos minutos llegaron al exterior del hospital. El edificio estaba ubicado en una parte un poco alejada de la sociedad, pero si habían unas cuantas casas cerca. El jardín delantero del lugar está muy bien cuidado, con flores coloridas y arboles frondosos con fruta. Como se nota que solo es para dar una buena impresión.  

La parte trasera era a donde se le tenía permitido ir a Nami junto con Law y Chopper, ese lugar era lo contrario al jardín delantero. Todo estaba muy sucio, plantas muertas junto con el césped seco, y solo había un árbol viejo con algo de fruta. Lo único que tenía de igual con el otro jardín era lo extenso que era el lugar. 

Nami quiso trabajar en el hospital por curiosidad de saber lo que pasaba en el hospital. Ella pensó que los internados tenían una buena vida, ya que con solo ver el jardín lleno de vida daba la impresión de que todo lo demás era maravilloso, que equivocación. 

Ella odiaba esa vista, así que comenzó a plantar flores nuevas mientras quitaba las viejas. Chopper le ayudaba regando las plantas y Law las miraba con cierto brillo en sus ojos, las flores eran muy coloridas y atrayentes. El césped todavía estaba muy oscuro, pero de a poco iba recobrando su color.

Nami saco una cobija de la canasta y la coloco en el suelo para poder sentarse. Law la siguió y se sentó a su lado junto con Chopper. Nami comenzó a hurgar en la canasta y luego saco un algodón de azúcar.

—Ten Chopper, te he traído lo que más te gusta.—Dijo la pelirroja con una sonrisa.

—¡¡Gracias, Nami!!—Dijo Chopper mientras tomaba el algodón.

—Y para ti Law, te he traído unos sándwiches.—

Ante eso, Law se estremeció, ¿Sándwiches? ¿Pan?

—Ah... c-creo que no tengo hambre... N-Nami-ya.—

—No quieras engañarme Law, debes comer por lo menos un poco de pan. Se que te va a gustar, solo pruébalo.—

—Pero Nami-ya... me va a engordar.—

—Se que el pan engorda, pero mi trabajo no me deja el tiempo suficiente para preparar algo más. Veamos, ¿Qué te parece si mañana te traigo algo de fruta fresca? Solo come pan por hoy, por favor Law.—

Law miro por unos momentos el pan que le extendía su amiga, y de forma lenta acerco su mano para tomarlo. Nami sonrió para luego cambiar su expresión de forma brusca. Los recuerdos de cuando fue a la sala L a entender a los pacientes volvían a su mente. Antes estaban todos en el mismo lugar en celdas diferentes. Pero hoy se entero que solo estaban ahí para una "inspección" diaria. Cada uno tenía cuartos aparte, algo que se le hizo más lógico. No podían simplemente a muchas personas "peligrosas" en una misma habitación sin supervisión alguna.

Las primeras que tuvo que tratar fueron a Franky y a Carrot. Pensó que no le costaría nada el tratar con ellos dos. Pues carrot solo tenía una depresión muy alta y no estaba loca o algo por el estilo. Franky era un caso "especial" según su superior, así que fue con más cuidado con él. Aun así, no le tenía tanto miedo ya que no era caníbal como Bartolomeo, o un psicópata como Zoro. Pero tampoco sería tan fácil al parecer.

Flashback

Nami se encontraba en frente de la gran puerta con cadenas, se sentía sumamente nerviosa. Antes de entrar a la sala tuvo que ir por un carrito con comida para los pacientes. Tuvo que cerrar sus ojos para abrir la puerta, y rezaba con que no le pasara nada. Abrió la puerta y se quedo un rato en la puerta aun con sus ojos cerrados. Luego de unos segundos, los abrió y se llevo la gran sorpresa de que no había nadie.

—¿Pero que demonios?—Dijo con confusión la pelirroja.

Busco con su mirada a los chicos, pero nada. Fue entonces cuando se dio cuenta de que las celdas estaban abiertas... ¿¡¡ABIERTAS!!?

—Ay no, ay no, ay no, ay no, ¡¡AY NO!! ¿¡SE ESCAPARON!?

Nami corrió a las celdas para ver si estaban escondidos o algo así, pero nada, vacío. La pelirroja comenzó a hiperventilar mientras sudaba a mares. Caníbales, psicópata, pirómano, y suicida, esas eran las personas de las cuales tenía más preocupación. El caníbal podía ir a devorar a cualquier otro paciente. El Psicópata podría estar matando sin remordimiento alguno, el pirómano podría estar por quemar todo el hospital y la suicida estaría por matarse en algún lugar.

Era su primer día atendiendo a los pacientes de la habitación L, y ya todos se había escapado. La despedirían sin lugar a dudas, pero ella solo quería asegurarse de que no estuvieran dañando a nadie o dañándose a si mismos. Habían más pacientes que no hacían nada, que eran inocentes y que no tenían enfermedades graves como lo es la hipocondría, el asperger, el autismo (por alguna razón habían personas con autismo en el hospital) y demás personas inocentes que solo quieren recuperarse, volver con su familia, salir de esas cuatro paredes blancas que los rodean, nada más.

Nami  volvió a revisar las celdas, y fue entonces que notó algo en cada una. En las celdas habían unas pequeñas puertas con candados y algunas cadenas. Una pequeña ventana cerrada estaba en el centro de la puerta. Nami se acerco con curiosidad a la ventana, viendo un numero grabado en ella.

—357...—Dijo con confusión, para seguidamente abrir la ventana. 

El otro lado estaba en total oscuridad, no se podía ver nada aparte de una pequeña ventana con barrotes en lo alto. La luz del solo era lo único que podía iluminar un poco el lugar. Busco con su mirada a alguien, y nada. Eso solo la hizo volver a preocuparse, creyó que tal vez estarían detrás de las puertas. 

Estaba por retirarse de la celda, cuando escucho un pequeño ruido venir de la oscura habitación. Devolvió su vista a la habitación y se encontró con un temible ojo brillante de color rojo. Ante eso, Nami retrocedió de forma inmediata con mucho miedo. Debido a la impresión termino cayendo sentada al suelo.

—Ah, eres la chica que vino con el idiota de Akainu.

Nami se quedo callada por unos momentos mientras miraba fijamente al hombre detrás de la puerta. Su cabello celeste estaba raramente hacía arriba, uno de sus ojos era de un color rojo intenso, pero parecía un poco... robótico. Su piel era un poco oscura y sus antebrazos eran de un tamaño anormal comparado con los de un humano.

—¿Te vas a quedar ahí sentada o... ?—Dijo Franky mientras la miraba con una cara neutra. Fue entonces cuando noto los lentes rotos que traía consigo. Lentes de sol que le cubrían un solo ojo, ya que el otro lente estaba roto y dejaba ver el ojo rojizo.

—Ah... si.

Nami se levantó del suelo y luego tomo un plato de comida del carrito. Se dirigió a la ventana y dejo el plato lentamente en una pequeña plataforma en el interior de la habitación. Seguidamente, se alejo un poco de la puerta y se quedo parada con los hombros tensos. Tenía que esperar a que Franky terminara de comer para poder llevarse el plato.

—Oye, mujer pelirroja.—Dijo Franky mientras tragaba un trozo de carne.

—Me llamo Nami.

—Bueno, Nami. ¿Me tienes miedo?

—Ah... bueno... un poco, pero en si es solo por ese ojo.—Dijo Nami mientras miraba el suelo.

—Gahahahaha. Si, casi todas las enfermeras se asustan de mi por eso.

—Si... por cierto, ¿Cómo es posible que tu ojo pueda brillar de esa manera?

—¿Huh? ¿No te han dicho?

—¿D-Decirme que?

—Veo que no sabes. Bueno, yo soy un cyborg.

—¿Huh? ¿Cyborg?—Dijo la chica con sorpresa.

—Si, el gobierno quiso hacer el sirviente perfecto. Me tomaron de conejillo de indias y como no salió bien, me dejaron a medio camino gahahaha.

—¿Qué? ¿Eres... un experimento del... gobierno?—Dijo Nami en un estado de shock.

—Si, me sorprende que no lo sepas. Todas las enfermeras que nos vienen a tratar nos conocen... Ah, espera, tú eres nueva. Bueno, ahora ya sabes quien soy.

Nami se quedo estática ante eso, ¿No solo habían animales en el hospital? ¿También habían humanos que fueron experimentos fallidos?

—No puede ser...—Murmuro con cierto enojo, ¿Qué le pasaba al gobierno?

—Bien, ya termine. Muchas gracias por la comida.—Dijo mientras le devolvía el plato con una sonrisa.

Nami tomó el plato con rapidez y luego le devolvió la sonrisa a Franky, no pensó que fuera tan agradable. Seguidamente salió de la celda, pero antes de irse, Franky le dijo algo.

—Por cierto, me gustaría saber si para la otra podrías traerme algo de cola.

—Seguro, no veo por que no.—Dijo la pelirroja con una sonrisa.

Luego, salió junto con el carrito hacía la siguiente celda. Entro en la celda y luego se acerco a la puerta. El numero era diferente, era el 174 y estaba escrito en un color rojo, mientras que el de Franky era de color azul oscuro. Nami abrió la ventana y lo primero que se encontró fue con unos ojos rojos. Está vez no retrocedió ni nada, ¿Otro cyborg? 

—Escuche como hablabas con Franky.

—Ah... ¿En serio?

—Si, me llamo Carrot, un gusto el conocerte.—Dijo con una sonrisa la de piel blanca mientras le extendía la mano. 

Nami sonrió un poco y le estrecho la mano, fue entonces cuando su mano fue jalada de forma brusca, y sintió como unos dientes un poco filosos eran enterrados en su piel. Nami soltó un leve quejido y luego saco la mano de inmediato. Su muñeca tenía una mordida muy marcada con un poco de sangre.

—Oh, perdón, pero mi instinto animal me hizo querer morderte.

—¿Instinto... animal?

—Si, soy mitad conejo. Soy como Choniki, pero en mi el experimento resultó mejor.—Dijo Carrot con una pequeña sonrisa.

—Ah... ¿Cómo Chopper?

—Si, ¿Lo conoces?

—Si...

—Bueno, fue un gusto el conocerte, Nami.

—¿Huh?—Nami se confundió ante eso, pues lo estaba diciendo como si no se volverían a ver nunca más.

La pelirroja no pudo reaccionar cuando sintió como le quitaban su diadema, la cual usaba para recoger un poco su cabello. Carrot había tomado la diadema roja, la rompió volviéndola filosa y estaba por enterrársela en la garganta. Nami logro acercarse e interponer su mano entre la garganta y el filo de la diadema. 

Nami  apretó sus dientes aguantando el dolor y luego le quito la diadema. Se miro la mano y observo un poco de sangre, ¿Cuánta fuera tenía esa chica como para poder hacer daño con una mísera diadema?

—¡¡Ah!! ¡Perdón, Nami!—Dijo Carrot.

—Si... no te preocupes jeje.

Nami ignoro el dolor y se dedico a darle de comer a la rubia. Tenía algunos pacientes a los que tenia que darle de comer como lo son: Carrot, Robin, Sanji y Luffy. Eso es porque pueden usar los utensilios para lastimarse o para comérselos (como lo es el caso de Sanji). Luego de un rato, Carrot termino de comer y le agradeció por la comida. Franky y Carrot no eran tan malas personas, solo fueron victimas de algo horrible. Ahora le tocaba ir con el resto de pacientes, y estaba dudando en si ir a la habitación del psicópata con la mano sangrando, ¿Tal vez le despierte un instinto? No, es imposible... ¿Verdad?

Continuará...

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